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34. Los Papas de Mir (23) por dayanstyle

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Lee Joon miró sobre su hombro para ver a quién veía Mir. Vio al pelirrojo dirigirse al otro lado de la librería y se preguntaba quién era. El tipo veía duramente a su pareja.

—¿Amigo tuyo? —le preguntó a Mir mientras se giraba. Mir bajó rápidamente la mirada, sacudiendo la cabeza.

—Sólo alguien que conocí hace años.

 

Lee Joon gruñó, viéndolo una vez más sobre su hombro. El pelirrojo avanzó hacia los libros, pero Lee Joon atrapó las disimuladas miradas que lanzaba en ese camino. Su mandíbula se tensó cuando lo vio de nuevo viendo a su pareja. Mir estaba haciendo lo mismo. Está bien, tenía suficiente. —¿Hay algo que necesitas decirme? —El engaño rompía el trato en el libro de Lee Joon. No había manera de que fuera a tolerar eso. Quería ir con el pelirrojo y aplastarle la cara en el librero.

—N–No —Mir contestó rápidamente, sus ojos más abiertos mientras veía fijamente a Lee Joon. Algo sucedía. No era un jodido estúpido. Lee Joon tenía experiencia, había estado en esa posición en varias ocasiones, nunca había encontrado a la persona con la cual asentarse. Gracias a Dios la había encontrado. Había sido un lio cuando encontró a Mir. Pero que abiertamente estuviera revisando a otro hombre mientras él estaba aquí viéndolo era más de lo que el oso podía manejar.

Su pareja había estado un poco distraído últimamente. Se mantenía en si mismo, distante. No parecía el hombre que Lee Joon había visto por primera vez hace semanas en la comida  en  el  patio,  ni  el  hombre  que  le  había  ofrecido su virginidad. ¿Estaba Mir teniendo un amorío? Ese pensamiento hacía que el oso de Lee Joon cambiara y se mostrara ahí mismo en la librería. —Necesitamos hablar.

—Salgo en una hora —dijo Mir con un poco de miedo en su voz. Lee Joon ahora no estaba seguro de querer hablar por el tono que oyó en su pareja. ¿Le confesaría algo que destrozaría su mundo?

—Entonces regresaré.

 

—¡No! —dijo Mir un poco más alto, sus manos aferradas al mostrador, sus uñas se clavaron en la madera. Lee Joon inclinó su cabeza ligeramente para estudiar a su pareja. No era una mirada de deseo la que tenía por el otro chico. Su expresión cambió a ira, cuando se dio cuenta que la mirada de su pareja era de puro terror.

—¿Qué sucedió? —gruñó suavemente. No le importó que estuvieran en público. Quería saber por qué su pareja le temía al pelirrojo. Estaba a diez segundos de ir por el tipo y golpearlo cuando Mir salió de detrás del mostrador y salió por la puerta del frente.

—Joder —Lee Joon maldijo mientras seguía a su pareja. Atrapó a Mir fuera de la librería. Lee Joon tomó a su pareja rodeándole la cintura, evitando que corriera hacia alguno de sus padres. —Háblame, hon.

—No —Mir lloró mientras envolvía su cuerpo alrededor de Lee Joon—. Yo… Yo no puedo. —Lee Joon sostuvo a su pareja fuerte mientras caminaba a su camioneta. No había manera de que fuera a hablar con Mir en su departamento. Él iba a ver a su Pa. Él sabría qué hacer.

Lee Joon condujo tan rápidamente como pudo  al rancho, sacó a su pareja del asiento del frente y lo llevó a la casa. —¡Pa! —le gritó mientras llevaba a su pareja a la recámara.

 

Su Pa los veía mientras Lee Joon acomodaba a Mir en su cama. Jaló a Pa a un lado, le dijo lo qué había sucedido y cómo Mir había estado actuando últimamente.

—Déjame hablar con él. Vé a sentarte en la cocina con Ryeowook. Finalmente logré que intentara probar el café, y el pequeño vampiro ahora no lo deja.

Lee Joon no quería dejar a su pareja, pero Mir no hablaría con él. ¿Qué más podía hacer? Bajó corriendo las escaleras, se dirigió a la cocina. Encontró a Ryeowook moviendo la cafetera. —¿Cómo haces que funcione esta cosa?

—Con sangre humana.

 

Ryeowook se giró viendo a Lee Joon. —Muy divertido. Ahora deja de actuar como un imbécil y muéstrame cómo hacer una jarra de café.

—Pensé que los vampiros sólo podían beber sangre —dijo Lee Joon mientras caminaba hacia Ryeowook, encendiendo la cafetera.

—Si, yo también. Pero creo que mi estómago puede con esto —dijo Ryeowook, sus dedos se aferraban al mostrador, cerca de aplastar su cara contra la jarra mientras veía la gota caer en la jarra. Empezó a saltar de un pie a otro mientras la jarra se llenaba. Quizás no debió de ser tRavieso y preparar una jarra de café extra fuerte. El vampiro ya se veía suficientemente extraño.

Lee Joon tomó asiento ante la mesa. —Por cierto, se supone que bajé aquí para asegurarme de mantenerte alejado del café.

—Bueno, ve hacia afuera. — Ryeowook mientras levantaba el pulgar hacia Lee Joon, nunca quitó los ojos de la máquina. Lee Joon sacudió la cabeza. El tipo no ajustaba con nada de lo que sabía de los vampiros. El hombre era un enigma.

Se levantó de la silla cuando su Pa entró a la cocina con una seria expresión en su cara. —¿Bueno?

—Necesito hablar con Jongin.

—¡Tonterías! —Lee Joon le gritó a su Pa, haciendo que Ryeowook  finalmente viera otra cosa aparte de la jarra. Los vio a ambos nervioso  y  salió  corriendo  de  la  cocina—.  Él  es  mi pareja. ¡Necesito saber lo que le sucede! —Sabía que le estaba gritando a su Pa, pero esto era una locura.

Su Pa sacudió la cabeza negativamente. —No hasta que hable con Jongin.

Lee Joon movió la boca para discutir más, pero vio a su padre de pie con toda su altura, desafiando a Lee Joon a que discutiera con él. Lee Joon cerró la boca, echando vapor. Escuchó a su Pa hablar por teléfono con el Alfa. Todo lo que dijo fue que necesitaba que Jongin viniera y que el asunto concernía a Mir. Lee Joon estaba enojado. Se paseaba por la cocina como un oso en una jaula, esperando que el Alfa llegara.

Cuándo no pudo más con sus nervios, Lee Joon se dirigió a las escaleras.

—Aun no subas hijo, dale a tu pareja tiempo para recuperarse.

Lee Joon se giró, golpeó con su palma la tela malla y salió al porche. Seung Ho estaba sentado en el columpio del porche. Ninguno dijo nada. Su gemelo conocía su humor y sabía cuándo mantenerse aparte. Agradecía eso.

Se puso de pie cuando vio un oscuro vehículo entrar.

 

—¿Alguien necesita ayuda para un entierro? —Seung Ho preguntó misteriosamente mientras llegaba al lado de Lee Joon.

—No. Es Jongin. —Lee Joon regresó de nuevo al interior de la casa y al interior de la cocina viendo a Ryeowook rogándole a Pa para que no tirara la jarra de café. Los ignoró y tomó asiento. Unos minutos después, Jongin y Eli entraban en la cocina, dos guerreros se quedaron en el pasillo.

Genial. Todo lo que necesitaba era a los papás de Mir aquí. Eli lo veía diabólicamente mientras se apoyaba contra la pared. —Apenas si puedo contener la ira. ¿Qué le hiciste a mi hijo?

—No fue él —su Pa defendió a Lee Joon.

—¿Entonces qué sucede? —Kevin, el otro padre de Mir, preguntó y entró en la cocina.

Su Pa exhaló, colocó las manos en las caderas y vio hacia el techo. Lee Joon tenía un presentimiento en la boca de su estómago de que no le gustaría ni un poco lo que iba a oír. Solo lo sabía.

—¿Recuerdas cuando Mir llegó aquí por primera vez?

—Claro —Eli contestó.

—¿Recuerdas al mecánico que contrataste?

 

Eli asintió. —Eun Jo. Él y Mir salieron una vez. Lo despedí cuando lo atrapé robándome. La pequeña mierda trató de mentirme para salir de eso. ¿Qué pasa con él?

El Pa de Lee Joon se apoyó contra el mostrador, cruzando sus brazos sobre su pecho. Lee Joon sostuvo el aliento, esperando que su Pa terminara. No disfrutaría lo que iba a suceder.

—¿Qué sucede con Eun Jo?

 

Eli se enderezó, viendo a su Pa con extrañeza. —Como te dije ellos salieron una vez. Mir terminó eso diciendo que Eun Jo quería ir más allá y que él no estaba listo para eso.

 

Lee Joon podía sentir a su oso tratar de salir a la superficie. Ya sabía lo que su Pa iba a decir, y no quería oír eso. Quería taparse los oídos y gritar que no era cierto, pero en lugar de eso veía fijamente sin esperanza mientras esperaba las fatales palabras.

Su Pa sacudió la cabeza, colocó las manos en el mostrador detrás de él. —Acabo de hablar con Mir —su Pa dijo mientras giraba la cabeza, viendo a Lee Joon con tristeza en los ojos antes de ver a Eli—. Eun Jo violó a Mir.

La cabeza de Lee Joon se fue hacia atrás mientras rugía, su oso se liberó. Puro y profundo odio lo inundó mientras se dirigía a la puerta. ¡Iba a matar al hijo de perra! ¡Había tenido a ese bastardo a la vista y lo había dejado ir! Lee Joon rugió de nuevo cuando un fuerte peso cayó sobre su espalda. Luchó por liberarse, arañaba y mordía. Quería sangre. ¡Eun Jo iba a morir!

—No, hijo —dijo su Pa luchando por detenerlo—. No puede ser de esa manera.

Esa era la única manera. La venganza, tenia que pagar con sangre. Lee Joon se aferró al suelo, tratando de liberarse de su Pa. El hombre ni siquiera estaba en su forma de oso, pero aun así lograba detener a Lee Joon.

—¿Lee Joon?

 

Se quedó inmóvil cuando oyó la voz de su pareja. Lee Joon estaba aterrado de girarse. No sabía qué decirle. Su Pa lo liberó, y Lee Joon se puso de pie, viendo hacia la puerta trasera por un segundo antes de que su pareja le hablara de nuevo. Podía oír el llanto en la voz de Mir.

Lee Joon giró la cabeza, vio a su pareja en el arco de la cocina, su papá detrás de él. Eli se veía devastado mientras veía a su hijo. Kevin lloraba. Mir se veía tan perdido, su cuerpo entero temblaba mientras veía a Lee Joon.

 

—¿Estás enojado conmigo?

 

Lee Joon bajó la cabeza, sintiéndose tan perdido  como se veía Mir. Se acercó a su pareja y lamió su brazo empujando la cabeza con la de su pareja antes de cambiar. Tomó a Mir en un fuerte abrazo, sintiendo las lágrimas bajar por su cara.

r13;Nunca, honey bunny.

 

Mir seguía temblando, pero envolvió sus brazos alrededor de Mir y lo sostuvo fuerte contra su pecho. Notó que Leeteuk estaba ahí.

—Necesito tomar tu declaración. Aunque hayan pasado años, puedo levantarle cargos.

Lee Joon no quería que su pareja atravesara por esto. Quería a Eun Jo muerto y terminar con eso. Pero sabía que no podía ser tan fácil. Seung Ho entró en la cocina llevándole unos jeans a Lee Joon, su mirada prometía que hablarían después.

Todos ellos se dirigieron a la sala. Lee Joon tomó asiento, su pareja en su regazo mientras relataba lo que había sucedido esa noche. Lee Joon sentía que iba a vomitar cuando Mir decía que Eun Jo lo había forzado a hacerle sexo oral. Cuándo el bastardo había tratado de tomar a Mir analmente, él había tomado una roca y golpeado con ella a Eun Jo en la cabeza, huyendo tan rápido como había podido. Confesó haber estado demasiado avergonzado como para decirle a alguien.

Eli se puso de pie, cruzó el cuarto y se arrodilló frente a Mir, lágrimas bajaban lentamente de sus ojos, ojos que eran como los de Mir. —Tú no hiciste nada malo. Todo esto es culpa de Eun Jo. ¿Lo entiendes?

Lee Joon envolvió sus brazos alrededor de su pareja, dándole el confort que sabía que Mir necesitaba. Su pareja asintió hacia su papá, pero seguía en los brazos de Lee Joon. Podía sentir un pozo negro de odio hirviendo y agitándose en su estómago mientras todo el mundo salía. Jongin fue el último en salir.

—Sé que quieres matarlo. También lo quiero. Deja que la ley se encargue, y si eso no funciona, vendré por ti.

Lee Joon asintió, se puso de pie y llevó a su pareja a su recámara. Subió a la cama y envolvió su cuerpo alrededor de su pareja mientras lo mecía suavemente hasta que Mir se durmió. Tan pronto como su pareja estaba roncando, Lee Joon se puso de pie y fue a buscar a Ryeowook.

—Necesito que cuides a mi pareja.

 

Ryeowook sacudió la cabeza y se apoyó en la pared. —Sé lo que vas a hacer, y si Pa descubre que te ayudé, me mata.

—Ya estás muerto —Lee Joon gruñó.

—Gran equivocación — Ryeowook contestó—. Te diré qué. Vigilaré a tu pareja si me consigues una jarra de café.

—Trato.

—Oh, ¿y Lee Joon?

Lee Joon se giró hacia el vampiro, no quería desperdiciar otro minuto. —¿Qué?

—Mata al bastardo.

 

Lee Joon asintió con un leve movimiento de cabeza antes de bajar los escalones. Salió al porche, sabiendo quién lo esperaba. Seung Ho no dijo una palabra mientras se desnudaban  y cambiaban, saliendo a cazar.

 

Lee Joon entró por la puerta de la cocina, enojado de que Eli y Jongin lo estuvieran esperando en la granja de Eun Jo y lo detuvieran. De cualquier manera eso no era necesario. Nadie pudo encontrar a Eun Jo. La madre le dijo al Alfa que ella no lo había visto en años, lo que era extraño, considerando que él lo había estado viendo en el pueblo últimamente.

Subió los escalones, y se dirigió a su recámara. Una vez en la puerta, Lee Joon cambió y entró.

—Ponte algo de ropa — Ryeowook se quejó mientras se cubría los ojos—. ¿Quieres dejarme ciego?

—Hay una jarra de café esperándote abajo.

 

Ryeowook salió sin decir otra palabra, mientras Lee Joon entraba al cuarto de baño y cerraba la puerta tras él. Se apoyó contra la pared, viendo al techo y preguntándose qué iba hacer con su pareja. Nunca había tratado con nada como eso antes, no a un  nivel personal.

Y eso era tan personal como podía ser.

 

Reguló el agua de la ducha y entró, lavándose el lodo del bosque de su piel. Se sentía inútil. No había nada que pudiera hacer por su pareja en este momento. Mataría cualquier dragón que pudiera por Mir, pero ¿cómo podía matar lo que estaba en el interior de su pareja?

Mir había estado solo, tratando durante años con eso. Lee Joon hubiera querido estar ahí para él. Sabía que haría lo que fuera para ayudar a su pareja a atravesar esto.

Los pensamientos de Lee Joon cambiaron de giro. ¿Por qué Eun Jo estaba aquí ahora? ¿Por qué se burlaba de Mir? ¿Qué posible motivo tendría? ¿Qué ganaría con aterrorizar a Mir? Lee Joon golpeó con el puño los azulejos. No le gustaba esto. No le gustaba nada de esto. Quería encontrar al jodido y golpearlo hasta encontrar respuestas.

 

A Lee Joon no le importaba lo que los otros dijeran. No iba a dejar a Eun Jo con Leeteuk. Él exactamente iba a vengarse de lo que el jodido le había hecho a su pareja. Lee Joon cerró el agua y salió de la ducha, se secó antes de regresar a la recámara. Tomó ropa interior del cajón y se la puso.

Se quedó ahí un momento viendo a su pareja dormir. Mir se veía tan pacifico. Sus rasgos eran impactantes. Su corazón se oprimió por lo que Mir había soportado durante tantos años. Cruzó la habitación subió a la cama con su pareja y jaló a Mir hacia su pecho.

—¿A dónde fuiste? —Mir preguntó suavemente mientras su mano recorría el pecho de Lee Joon.

Tragó varias veces. Eso era más duro que el infierno. No quería mentirle a Mir. —Fui a buscarlo.

Mir no dijo nada. Por un momento Lee Joon pensó que se había quedado dormido. Se acurrucó con su pareja acomodando la cabeza de Mir bajo su mentón, viendo a la pared.

—Por favor, no mates a nadie por mi causa. No podría vivir con eso.

Lee Joon no tenía una respuesta. No iba a prometer nada. Se conocía bien y conocía sus limitaciones y sabiendo que alguien había lastimado a su pareja y que aun seguía provocándolo, eso hacía que sus colmillos dolieran por hundirlos en el bastardo y hacerlo trocitos.

No, era mejor que se quedara en silencio. No había manera de que permitiera que Eun Jo saliera libre por lo que había hecho.

 

continuara...


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