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34. Los Papas de Mir (23) por dayanstyle

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La lengua de Mir estaba a un lado de su boca mientras lentamente deslizaba la espátula debajo del pancake y entonces le daba un rápido giro a la muñeca. ¡Maldición! La mitad de la redonda masa se quedó en la plancha y la otra mitad colgando a un lado goteando en la estufa. Rasa hacía que se viera tan fácil.

—¿Qué estás haciendo? —Lee Joon preguntó deslizando sus brazos alrededor de la cintura de Mir, abrazándolo hacia su pecho, mientras le daba pequeños besos en el cuello.

—Bueno, estaba tratando de preparar nuestro desayuno. Pero no creo que sea bueno para hombres, ni bestias. —Qué mal que Yoseob, la pareja de Doo Joon y el cocinero del restaurante ya se hubiera ido a trabajar. El plato con esa mierda que podría matar tenía una pila cada vez más alta con cada pancake que había intentado hacer. El plato apropiado para consumo humano seguía vacío. Eso era frustrante.

Lee Joon se rio y se acomodó contra el mostrador al lado de Mir. Inmediatamente sintió la pérdida y deseaba haberse quedado acurrucado más tiempo.

—Puedo hacer unos pancake decentes —Lee Joon dijo mientras veía a Mir intentar lanzar otro a la estufa. Quería animarlo cuando no cayó en la estufa.

—No —dijo, vertiendo más masa en la plancha caliente—. Quería llevarte el desayuno a la cama, pero me tardé más de lo que esperaba.

—Ah, honey bunny, eso es tan dulce de tu parte. Pero si no quiero quedarme en cama durante los siguientes días, quizás yo deba de cocinar.

Mir se giró  hacia  su pareja, ira manchaba  su cara.

r13;¿Qué está diciendo, señor? —Tuvo que contener la risa mientras Lee Joon se enderezaba y lo veía fijamente, parecía preocupado mientras movía las manos frente a él.

—Nada. No dije nada acerca de todo el abuso sobre esos pobres pancakes.

Mir gruñó, cazando a Lee Joon alrededor de la cocina con la espátula. Mir se reía mientras Lee Joon rodeaba la mesa. Creía que después de lo de anoche se sentiría abrumado esta mañana. Esto era lo opuesto. Quizás soltar la carga que había estado llevando por años era la respuesta. Se sentía libre. Mir ya no sentía que llevaba el peso del mundo sobre sus hombros. —Ven aquí y así puedo voltearte con mi espátula.

—Infiernos no. Terminaría en el techo. —Lee Joon se carcajeaba mientras salía por la puerta trasera. Mir rápidamente apagó la estufa y salió tras su pareja. No había manera de que fuera a atrapar a su pareja. ¡El oso era malditamente rápido! Sabía que Lee Joon lo dejaría ganar. Atrapó a su pareja, azotándolo con la espátula de plástico mientras Lee Joon se inclinaba y levantaba a Mir a su hombro.

—¡No es justo! —Mir se carcajeaba mientras Lee Joon subía los escalones del porche y entraba en la casa.

—Hmm, Mir para el desayuno —Seung Ho bromeó mientras entraba en la cocina e iba directo a la jarra de café.

 

Mir ignoró al gemelo de su pareja mientras cerraba los ojos, gozando el sentir a su oso. La cálida piel de Lee Joon hundiéndose en la de Mir, lo hacía sentirse seguro, totalmente. Nunca había tenido la necesidad de estar pegado al hombre, pero después de su confesión de anoche, sólo necesitaba una pequeña cantidad de seguridad de que Lee Joon y él estaban bien.

Cuando Lee Joon lo dejó de pie, Mir lo abrazó fuerte. Su pareja lo miró fijamente durante un momento con intriga en su mirada. Mir sintió su cara caliente y bajó la mirada. Mir lo abrazó más fuerte cuando Lee Joon lo rodeó con sus brazos manteniéndolo cerca.

—Ni una posibilidad, hermano —dijo Lee Joon, pero Mir podía oír el tono no divertido. Lee Joon no estaba tratando de tener una conversación con su hermano. Tomó asiento ante la mesa y sentó a Mir en su regazo—. Entonces, acerca del desayuno…

Mir entrecerró los ojos. —¿Si?

 

—¿Qué opinas de ir al restaurante del pueblo?

 

Mir suspiró profundamente mientras veía la pila de pancakes que había intentado hacer. —Quizás sea lo mejor. No estoy seguro de que esos sean comibles.

—Yo los comeré —dijo Seung Ho mientras tomaba uno, se lo llevaba a la boca y comenzó a masticarlo. Repentinamente dejó de masticar, se veía un poco verde, y le dio una rápida mirada a Mir—. Yo manejo —ofreció antes de correr al bote de basura.

Algunos minutos después, Mir se encontraba en la camioneta, en sándwich entre Lee Joon y Seung Ho. Estaba un poco ajustado. Por una vez, Mir se alegraba de ser pequeño. No podía imaginar a tres grandes osos sentados en el asiento del frente. Eso no era posible.

 

Se estacionaron frente al restaurante. Mir rodó los ojos cuando Lee Joon lo mantuvo en la camioneta hasta que revisó el rededor. Él no era una chica. Para cuando Lee Joon abrió la camioneta, Mir tenía los brazos cruzados sobre su pecho y tamborileaba impaciente el pie.

—Honey bunny…

—No me digas ‘honey bunny’ —Mir gruñó. Sacudiendo su dedo frente a Lee Joon—. ¡No soy una chica!

—No, pero tampoco eres un shifter —Lee Joon replicó—. Y sabes tan bien como yo que el mundo no es seguro. Me rehuso a dejar que algo te suceda, incluso aunque te enojes conmigo.

Mir suspiró, sus hombros dejaron la ira sólo para remplazarla con resignación. —Entiendo eso, ¿pero tienes que ser tan obvio, acerca de eso? Me siento como si tuviera un gran letrero neón sobre mi cabeza que dijera weenie.

Lee Joon parpadeó, y entonces las esquinas de sus ojos se arrugaron cuando una carcajada salió de sus labios. —Honey, no hay un hombre gay en el planeta que pueda verte y no piense nada más en que tú eres tan hermoso como para morirse.

 

Mir sintió su cara arder ante el alago de su pareja. —¿En serio?

Lee Joon gruñó y lo jaló hacia la puerta hasta que sus piernas quedaron colgando del asiento. Mir apenas y tuvo tiempo para recuperarse antes de que los labios de Lee Joon cubrieran los suyos. «¡Oh, yum!» Besar a Lee Joon era como estar en el cielo.

Para cuando Lee Joon levantó la cabeza, él estaba sobre Mir quien estaba acostado en el asiento del frente de la camioneta. Los brazos de Mir rodeaban el cuello de Lee Joon, sus piernas separadas acomodando el gran cuerpo de su pareja.

Y estaba tan caliente que Mir podría desnudarse justo ahí y dejar que su pareja lo jodiera en el estacionamiento frente al restaurante. Qué mal que Seung Ho usó ese particular momento para tocar la ventanilla del conductor.

—La comida se enfría.

 

Mir gimió y enterró la cara en el cuello de    Lee Joon. ¿Por qué su pareja tenía que tener tantos malditos   parientes?

¿Por qué no podían vivir en una isla desierta en la mitad de ninguna parte, algún lugar en donde no necesitaran ropa y las botellas de lubricantes crecieran de los árboles?

Eso se oía como un buen plan para Mir.

 

—¿Qué tan hambriento estás? —Mir preguntó dejando caer su cabeza en el asiento de la banca para poder ver la cara de su pareja. Los ojos grises de Lee Joon brillaban y se lamió los labios.

—Mucho.

 

Mir tragó duro. De algún modo, sabía que Lee Joon no estaba hablando acerca de comida. —Quizás  podamos…

—Apúrense con un infierno, horndogs —dijo Seung Ho tocando la ventana de nuevo—. Leeteuk quiere hablar contigo adentro.

—Realmente empieza a no gustarme tu hermano —Mir gruñó.

—Pa tiene muchos hijos —dijo Lee Joon—. Lo mato por ti.

 

Mir sonrió. No pudo evitarlo. El solo estar con Lee Joon lo hacía sentirse bien. Palmeó el hombro de Lee Joon. —Vamos, déjame levantarme. Supongo que deberemos de saber lo que Leeteuk quiere antes de que envie a alguien más por nosotros.

Lee Joon gruñó pero se levantó. Mir arqueó una ceja mientras se reacomodaba. El bulto tras el cierre de los jeans de Lee Joon parecía que quería salir a atacarlo. Mir deslizó sus pies al suelo y palmeó el pene de Lee Joon. —Me encargaré de atender al chico grande tan pronto estemos en casa.

Lee Joon gimió y empujó sus caderas hacia la mano de Mir. Mir presionó sus labios juntos para evitar soltar una carcajada de pura alegría mientras caminaba al lado de su pareja. Lee Joon realmente estaba gimiendo. Si eso no levantaba su ego, no sabía qué lo haría.

La abrumadora alegría de Mir se derrumbó cuando entró al restaurante y se sentó junto a Lee Joon, frente a Leeteuk, y el hombre comenzó a hablar. Con cada palabra que salía de los labios de Leeteuk, Mir se acercaba un centímetro a Lee Joon, repentinamente sintió la necesidad de tener al mucho más grande hombre protegiéndolo.

—¿Cuántos hombres? —Mir murmuró.

—Hasta esta mañana —dijo Leeteuk—, cinco hombres han llegado a la estación solicitando protección de Eun Jo. Tres de ellos presentaron cargos de violación y asalto. Los otros dos están demasiado asustados, especialmente desde que Eun Jo regresó al pueblo.

—¿Por qué ahora? —Lee Joon preguntó—. ¿Por qué ninguno fue antes?

Mir tragó el nudo en su garganta. —Creo que puedo contestar a eso. —Sintió el brazo de Lee Joon tensarse alrededor de él, mientras Mir veía la taza que levantaba con manos temblorosas—. Miedo.

—¿Miedo? —Leeteuk preguntó—. Eun Jo, ¿también te amenazó?

 

Mir frunció el ceño, seguía viendo la taza. —No ese tipo de miedo. Es más el miedo a que todos se enteren de lo que te sucedió. Somos hombres. Se supone que somos fuertes, capaces de protegernos a nosotros mismos. ¿Qué dice acerca de nosotros que otro hombre sea más poderoso que nosotros y…? —Mir tragó de nuevo, su garganta se cerraba—. Y…

—Ssshhh —Lee Joon le murmuró al oído—. Lo que sucede es que tú eres fuerte, y nada de esto es tu culpa. No importa si eres el hombre más fuerte del planeta. Aun así pueden lastimarte.

—Lee Joon tiene razón, Mir —dijo Leeteuk—. Esto no es acerca de ser fuerte o débil. Los hombres como Eun Jo van tras las personas y no les importa cuán fuertes sean. Es un viaje de poder para ellos. Ellos se excitan con el miedo que provocan, la cantidad de dolor que causan. Créelo o no, ni siquiera tiene que ver con el sexo. Eso sólo es la herramienta que usan.

Mir finalmente levantó la mirada y vio a Leeteuk. r13;¿Pueden detenerlo?

—Estoy malditamente seguro que lo intentaremos.

—No entiendo por qué regresó después de todo este tiempo —Lee Joon dijo—. ¿Dónde se esconde? ¿Dónde vive? Su madre ni siquiera había oído de él. Y él sigue rondando a Mir como si estuviera obsesionado por él.

Mir bajó su mirada de nuevo hacia su café. No quería entrar en esto, especialmente no en medio del restaurante. Pero Lee Joon necesitaba saber por qué Eun Jo estaba de regreso. Bueno, esa era la única razón que se le ocurría a Mir de por qué Eun Jo había regresado y lo seguía. —Él nunca terminó el trabajo.

—¿Qué, bebé?

Mir vio hacia Lee Joon. —Lo golpeé con una roca y hui antes de que él pudiera terminar.

—¡Joder! —Leeteuk exclamó.

Pasaba su mano por el cabello, cuando Mir levantó la vista y lo vio. —¿Qué?

—Mir, no tomes esto a mal, por favor, pero necesitas regresar al rancho y quedarte ahí, preferiblemente bajo llave, hasta que podamos encontrar al tipo y ponerlo tras las rejas. Si él está obsesionado contigo, no se detendrá hasta tenerte.

Mir se aferró a Lee Joon con todas sus fuerzas cuando su pareja repentinamente comenzó a gruñir. Seung Ho estaba ahí en segundos, Baekho justo detrás de él. —Lee Joon, no…

—Llévalo a la cocina ¡ahora! —Baekho gruñó.

 

Mir asintió. Lee Joon estaba a punto de cambiar. Sus garras ya empezaban a extenderse. Rápidamente miró alrededor para asegurarse de que nadie los viera. Con la ayuda de Seung Ho, Baekho y Leeteuk, movieron a Lee Joon al interior de la cocina y cerraron la puerta tras ellos.

Mir gritó cuando repentinamente estaba rodeado por los fuertes brazos de su pareja. —¡Aire! —siseó. Los brazos que lo sostenían se relajaron, sólo lo suficiente para que Mir respirara. Tenía la impresión de que él no iba a salir de los brazos de Lee Joon pronto. Estaba bien con eso. Estar envuelto en los brazos de Lee Joon significa estar a salvo.

Mir giró la cabeza lo suficiente para ver a Seung Ho hablar por teléfono. Por lo que oyó, Seung Ho hablaba con su Pa. Leeteuk estaba firmemente plantado en la puerta, también hablaba por teléfono. Mir no tenía idea de con quién hablaba. Baekho sólo sacudía la cabeza y se apoyaba contra el mostrador con sus brazos cruzados sobre su pecho.

—Entonces, uh…—Mir inclinó la cabeza hacia atrás para poder ver a su pareja—, acerca del desayuno…

 

Yesung entró al restaurante detrás de su primo Jongin. No estaba seguro de por qué Jongin lo había invitado a un paseo, pero Yesung se moría por salir de la casa. Vio alrededor, sabiendo en su corazón que no podía ver a Ryeowook, o como prefería que le llamaran, Wookie.

Jongin caminó directamente hacia el interior de la cocina, en donde un pequeño grupo de hombres estaba reunido. Yesung se movió fuera del camino, inseguro de por qué ellos estaban aquí. Jongin solo dijo, ‘Ug, ven conmigo’. Maldito cavernícola.

—Te daré un guardia para que vigile alrededor de tu casa. Más precisamente a Yesung —dijo Jongin mientras lo señalaba.

Yesung giró la cabeza con la boca abierta viendo a su primo. —¡Tú qué! —Se detuvo. Con lo mucho que sus bolas hervían, Yesung cerró la boca ante la mirada de su primo, Sabía que Jongin era una fuerza a ser reconocida, pero no le gustaba ser rentado. El tipo al menos pudo haberle preguntado primero.

Yesung notó a Leeteuk con su cara de oficial. Prestó más atención. Quizás había más ahí de lo que sabía.

 

—¿Lo has visto últimamente? —Jongin le preguntó a Mir.

Así que algo sucedía con ese jovencito humano. No le extrañaba que Eli y Kevin hubieran estado gruñendo casi todo el tiempo. Ahora todo lo que tenía que hacer era descubrir lo que sucedía.

—No, señor —Mir dijo rápidamente—. La última vez que lo vi fue ayer en la librería de Sungmin. No me dijo nada. Todo lo que hizo fue entrar en la tienda y verme. —Mir se estremeció, su oso gruñó de nuevo.

—¿Qué sucede? —Yesung preguntó. Cuándo no obtuvo respuesta, lo repitió más fuerte y agregó—: Si voy a ayudar a protegerlo necesito saber contra quién.

—Mi pareja no necesita que nadie aparte de la familia lo cuide —uno de los osos gruñó. Infiernos si Yesung sabía quién era. Todos los hermanos se veían iguales para él.

—Bueno, Jongin parece creer que necesitas ayuda. r13;No había manera en el infierno que él fuera a dejar que le hablaran de esa forma. Él no era ninguna puta. Yesung gruñó y saltó cuando el oso fue contra él. Sus hermanos apartaron al oso, Jongin colocó su mano en el pecho de Yesung.

—¡Suficiente! —El fuerte timbre de Jongin llenó el cuarto—. No implico que necesites ayuda con tu pareja, Lee Joon. Pero como estableciste, la familia cuidará de sus necesidades, y en caso de que lo olvides, eso incluye a la manada.

El hombre gruñó, jalando a Mir a sus brazos mientras veía a Yesung. Como sea. Yesung rodó los ojos.

—Tengo a mis hombres buscando a Eun Jo justo ahora. Si está en la Villa Kim, lo encontraremos. No hay muchos lugares en donde pueda esconderse —dijo Jongin antes de girarse para irse.

—Gracias —una versión mayor de los osos, pero aun así tan caliente como el infierno, agradeció a Jongin.

—Cuando quieras. —Jongin le sonrió al tipo y le estrechó la mano antes de salir.

Yesung se sentía tan estúpido como el infierno. ¿Qué se suponía que iba a hacer ahora? Aun no sabía qué infiernos estaba sucediendo.

—Me dicen, Pa —dijo el hombre ofreciéndole la mano.

—Yesung. —Le estrecho la mano al hombre.

—Puedes venir conmigo, te mostraré dónde dormirás.

 

Yesung esperaba que el tipo no fuera tan imbécil de hacer que durmiera afuera en su forma de lobo-Timber. Eso realmente apestaría.

 

continuara...


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