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34. Los Papas de Mir (23) por dayanstyle

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—¿Esta es tu idea? —Eli le preguntó a Lee Joon mientras las parejas ayudaban a empacar las cosas del departamento de Mir.

Lee Joon  sonrió  y  sacudió  la  cabeza  negando.  —No. Mir decidió que vivir solo apestaba.

 

Eli se rio y palmeó la espalda de Lee Joon. —Hombre inteligente.

—¿Yo o Mir?

 

Eli se rio de nuevo y salió del departamento. Él iba a asumir que el papá de Mir se refería a él, porque Lee Joon era inteligente sobre eso. Infló el pecho de orgullo y se dirigió a la cocina en donde estaba el otro papá de Mir ayudando a su pareja a empacar los platos.

—Eli me dijo inteligente —le dijo y le dio un guiño a Mir. Su pareja sonrió mientras Kevin fruncía el ceño.

—¿Estás seguro que era Eli?

 

Lee Joon asintió. —Si, parece que ya crecí para él.

 

—Oh, puedo pensar en muchas maneras para eso —Mir dijo mientras se carcajeaba—. Ahora ayuda a terminar de empacar las cosas de la cocina. —Mir tomó una caja vacía del montón en la esquina y se la dio a Lee Joon.

—Pero pensé que para eso estaban las parejas —dijo con un puchero.

—Oímos eso —dijo Luhan entrando en la cocina—. Nosotros ayudamos pero no haremos todo el trabajo solos.

Lee Joon vio a Niel entrar a la cocina, Minsoo a su derecha con una escalera. El pequeño hombre subió la escalera, Minsoo la sostenía mientras Niel tomaba la cámara.

—¿Qué quieres que haga con esto? —Xiumin, otra de las parejas de los lobos Timber preguntó mientras entraba a la cocina, sosteniendo los boxers de Lee Joon en alto. Mir se ruborizó y los tomó de la mano de Xiumin.

—Yo me encargo de eso —dijo antes de lanzarle la ropa interior a Lee Joon. La atrapó y la metió en su bolsillo trasero.

—Qué bien, me alegra que los encontraran.

—¡Lee Joon! —Mir gritó mientras se volvía de un encantador rojo, viendo a su papá con una avergonzada expresión. Kevin sólo se rio y siguió trabajando.

—¿Qué? —preguntó mientras salía de la cocina, su pareja había olvidado que le había asignado una tarea al oso. Gruñó cuando vio al pequeño y gordo gerente. Odiaba el hecho de haber pagado el dinero del contrato de alquiler. El tipo podría devolver el contrato.

—No le gruñas al pequeño humano. —Siwon se reía mientras entraba por más cajas—. Sé amable.

Lee Joon no quería ser amable. ¡Él quería su maldito dinero de regreso! Suspiró sabiendo que los había perdido para siempre. Mir lo valía. Tomó algunas cajas y se dirigió a las escaleras. —No llevarás todo esto a mi casa, ¿verdad?— A Lee Joon no le molestaba, sólo que no tenía ni idea en dónde  Mir iba a acomodar todo eso.

—No —dijo Eli mientras metía las cajas que Lee Joon llevaba a la parte de atrás de una de las camionetas—. Las llevaré a la Casa. Tenemos muchos cuartos.

Gracias a Dios. Lee Joon vio el edificio de departamentos feliz de decirle adiós a eso. Tenía que admitir que era un lindo lugar. Solo que no para Mir. El lugar de su pareja era bajo su techo.

—Deja de perder el tiempo. Entre más pronto terminemos más pronto podemos ir a comer —dijo Seung Ho mientras bajaba otra caja, Lee Joon le sonrió a su gemelo.

—Tienes razón —le dijo. Estaba hambriento. Pasaron la siguiente hora desocupando el departamento. Colocaron las cosas personales de Mir en la parte de atrás de la camioneta de Lee Joon, y entonces su pareja y su hermano entraron a la camioneta.

—Gracias a Dios terminamos —Mir dijo con un suspiro.

 

Lee Joon estuvo de acuerdo y encendió la camioneta  y se dirigió a su hogar para una agradable comida. Ya estaba anocheciendo. Ellos habían comenzado tarde. Sonrió al recordar por qué ellos habían comenzado tarde. Mir era un infierno de pareja sexual y Lee Joon quería más.

Sintió su pene pulsar bajo sus pantalones mientras pensaba en cómo su pareja le había chupado el pene hasta que Lee Joon estuvo cantando con los ángeles. Su pareja se había vuelto muy talentoso en la cama. Lee Joon no podía tener suficiente de él. Eso era bueno porque Mir tampoco parecía tener suficiente.

Lee Joon llegó a su casa y vio a Chansung y Junho sentados en el porche del frente. Ryeowook estaba sentado en uno de los escalones. Lee Joon se preguntaba en dónde estaba Yesung. Incluso aunque  Jongin  había  dicho  que  ya  no  necesitaba estar alrededor de los Moon, Yesung se había quedado algunos días.

—Buenas noches, caballeros —Lee Joon dijo mientras subían las escaleras, jalando la mano de Mir mientras se sentaba al lado de Ryeowook.

—¿Podrías darme algo de café? — Ryeowook le murmuró a Lee Joon.

—De ninguna manera —Chansung gritó—. Ahora sé por qué Pa no deja que Ryeowook beba eso.

Lee Joon arqueó una ceja y vio al vampiro. —¿Qué hiciste?

Chansung bufó y se inclinó hacia adelante. —El pequeño vampiro limpió la cocina de arriba abajo.

Lee Joon vio a su hermano. —Eso no es malo.

—No, no lo es. Pero la pequeña mierda limpió la cocina y tiró toda la comida, diciendo que no era comida lo suficientemente  saludable.

Lee Joon jadeó hacia Ryeowook. —¿Realmente lo hiciste?

 

Ryeowook se encogió de hombros viendo sus tenis. —Vi un programa en que decían que los humanos no comían lo correcto. —Movió la mano hacia su casa—. Y todo en la cocina era inadecuado.

Chansung se reía. —Pero no tiró el café.

 

Ryeowook entrecerró los ojos hacia Chansung. —Un hombre necesita tener algún tipo de ayuda. Sucede que la mía es el café.

—Y sucede que la mía son los filetes, y tú tiraste hasta el último —Chansung argumentó.

 

Lee Joon empujó su pierna hacia el vampiro y le dio un guiño a Ryeowook. —Te conseguiré algo si prometes mantenerte lejos de la cocina.

—Bien, pero cuando estés hambriento, no digas que no te lo advertí —Chansung se quejó y tomó a su extra grande pareja y entró a la casa.

—Creo que eso fue divertido como el infierno —Junho dijo antes de desaparecer en el interior de la casa con su pareja.

 

 

 

Lee Joon caminó con su pareja adentro de la recámara. Cerró la puerta sosteniendo la mano de su pareja. Se sentía juguetón y caliente. Su pareja lo veía sobre el hombro moviendo sus pestañas y sonriéndole tRaviesamente. —¿Quieres algo, chico grande?

Lee Joon se sintió como si le hubieran golpeado contra el piso, jadeaba y gruñía. Mir sabía qué infiernos quería. El chico sabía tocar a Lee Joon como a un violín. —Quizás lo quiero, quizás no —provoco soltando la mano de Mir.

—Qué mal, esperaba que quisieras —dijo Mir mientras se quitaba los zapatos con la punta de sus pies y se desabrochaba el pantalón. Metió la mano por debajo de la pretina y sacó su pene—. Es una vergüenza desperdiciar esto.

Lee Joon estaba salivando. Lamía sus labios mientras veía el pre-semen escurrir de la cabeza del pene de Mir. Su propio eje estaba grande y duro desde que estaba en la camioneta y no había bajado. Aunque rezaba porque su pareja pudiera bajarlo. —¿Qué quieres hacer con eso? —preguntó mientras cruzaba el cuarto y apoyaba su trasero contra la cómoda y cruzaba los brazos sobre su pecho, haciendo su mejor esfuerzo por ser casual.

 

Una sonrisa se formó en el rostro de Mir mientras se encogía de hombros. —Si yo tengo que decirte… —Se detuvo, bajando los pantalones por sus piernas y regalándole a Lee Joon una hermosa vista. Se mordió el labio inferior para evitar que un gruñido saliera. No estaba seguro cuánto más podría sostener el juego. Él estaba tan duro como una roca y listo para empujar su pene dentro de ese dulce culo que se mostraba frente a él.

—Supongo que iré a tomar una ducha dado que no quieres jugar.

Lee Joon bloqueó el camino de Mir hacia el cuarto de baño. —Espera. No hay necesidad de apresurarse. —Está bien, no era bueno jugando estos juegos con su pareja. Al infierno con eso. Lo quería.

Lee Joon tomó a Mir de la cintura, lo lanzó sobre su hombro y lo depositó en la cama. Vio a Mir rebotar varias veces. Lee Joon le dio un guiño a su pareja y comenzó a desnudarse. Tenía otro juego que jugar, y sabía que eso llevaría a Mir a subir paredes. Se quitó la camiseta sobre su cabeza y se pellizcó ambos pezones.

Mir se lamió los labios.

 

Lee Joon pasó una de sus manos por el abdomen mientras se desabrochaba los pantalones.

Mir se lamió los labios.

 

Tenía que luchar para evitar reírse. Su pareja estaba sentado jadeando, sosteniendo su pene con fuerza. La pobre cosa sería estrangulada con esa fuerza si Mir no lo aflojaba. Lee Joon deslizó sus manos bajo la pretina de los pantalones, bajándolos lentamente. Los ojos de Mir pegados a cada movimiento que hacía. El iris verde hierba se oscureció cuando Lee Joon liberó su pene.

 

Mir se lamió los labios de nuevo.

 

Lee Joon se quitó los pantalones y los hizo a un lado mientras curvaba sus dedos alrededor de su propio pene. Estaba desnudo, resistiendo la urgencia de saltar a la cama y devorar a su pareja. —Ahora, ¿qué es lo que preguntabas.

Mir  parpadeó  hacia  él. —¿Quieres que  piense ahora? r13;preguntó incrédulo.

Lee Joon sonrió y asintió. —Si. Quiero que me digas dónde quieres mi pene.

Mir se ruborizó mientras se lamía los labios una vez más.

—Tú decide.

 

Oh no. No iba a ser tan fácil. Lee Joon había estado duro la mayor parte del día. Él no iba a dejar que su pareja se saliera tan fácil. —Si no me dices, me pondré los pantalones. —¡Ah-hah! Ahora la mesa se había girado. Lee Joon estaba gozando del brillo de su éxito. Él era un hombre inteligente.

—Entonces yo también me pondré los míos.

 

Lee Joon se quedó con la boca abierta ante Mir. ¡No era justo! No se suponía que él le ganara. Infiernos con eso. Lee Joon  gruñó  y  se  lanzó,  deteniendo  a  Mir  bajo    él.

r13;Preguntabas por esto.

 

Mir sonreía mientras separaba las piernas, invitando a Lee Joon a tener más espacio con él. Esa era una invitación que el oso esperaba, tomar a su pareja. Tomó su pene y trazó con él el cuerpo de Mir, dejando un rastro de humedad tras él mientras se centraba en entrar en él para siempre.

Mir se rodó bajo Lee Joon, colocándose sobre sus manos y rodillas, levantando el culo. Lee Joon se apartó y circuló con la cabeza de su pene el estrellado agujero, viendo el pre-semen en el agujero de su pareja. —Ahora que lo ofreces, cómo puedo rehusarme.

Mir movió su culo, empujándolo hacia atrás ligeramente mientras Lee Joon tomaba la base de su pene, evitando que su carga explotara. ¡Maldición! Mir estaba volviéndolo loco. Lee Joon tomó el tubo de lubricante de la cómoda y prácticamente vertió toda la botella en el trasero de su pareja. Lanzó la botella a un lado y pasó sus dedos a través del fresco gel, humedeciéndolos lo suficiente antes de empujarse en el interior de la entrada trasera de Mir.

Gruñó apreciándolo cuando Mir gritó. Lee Joon trabajó sus dedos en su pareja, estirándolos y abriéndolos como tijera mientras usaba la otra mano para tomar el pene de Mir. Su eje era rígido y largo, haciendo que el propio pene de Lee Joon saltara con anticipación.

Lee Joon sacó sus dedos y liberó el pene de su pareja y entonces giró a Mir. —Móntame, honey bunny.

Mir se ruborizó y subió arriba de Lee Joon. Plantó sus pies y apoyó las manos en el pecho de Lee Joon, jugando con el vello que decoraba su torso. Sabía cuánto su pareja amaba su cuerpo velludo. Lee Joon curvó sus dedos alrededor de su pene, sosteniéndolo mientras que Mir bajaba. Siseó a través de sus dientes cerrados mientras Mir legaba al fondo. Exhaló mientras Mir levantaba las caderas y volvía a bajar. Sus malditos ojos rodaron hacia atrás mientras tomaba las caderas de su pareja para ayudarle.

Lee Joon bajó la vista y vio el pene de su pareja moverse de arriba abajo con cada movimiento. Quería chupar el pene de Mir pero no quería moverse ni un centímetro de donde estaba acostado. —Joder, bebe, eso se siente tan malditamente bueno.

Mir comenzó a montarlo más duro y más rápido. Lee Joon  plantó  sus pies en la cama  mientras empujaba   su pene más profundo dentro del culo de Mir. Repitió el movimiento una y otra vez, haciendo que ambos gritaran. Mir cayó hacia adelante y tomó los labios de Lee Joon chupando la lengua de Lee Joon como si fuera a sacarla de la maldita boca.

Lee Joon tomó el pene de Mir mientras sentía su pene entrar y salir del culo de su pareja. Gruñó cuando Mir se movió alrededor, empujando su pene dentro de la mano  de Lee Joon. Lee Joon profundizó el beso mientras rodeaba el pene de Mir con sus dedos, masturbándolo mientras lo jodía hasta que su pareja perdiera el sentido.

Mir gritó y caliente semilla cubrió la mano de Lee Joon mientras se corría con fuerza dentro del culo de Mir, tensándose y rugiendo. Su cuerpo se estremecía con su orgasmo mientras sostenía a su pareja, temía tumbarlo.

Mir suspiró y se acostó sobre el pecho de Lee Joon. Lee Joon sonrió quedándose acostado sosteniendo al único hombre que era su sol.

 

 

Pa les gritó que bajaran a desayunar. Mir no quería moverse. Estaba muy cómodo justo en donde estaba, siendo sofocado por su gran oso. Lee Joon gruñó pero no se movió. Extendió los brazos y empujó a Mir bajo él.

Mir se carcajeó mientras se alejaba. —Si me pierdo más comidas, voy a secarme y morir. —Con eso obtuvo la atención de su pareja. Lee Joon se rodó y se puso de pie, estirándose y bostezando. Esa era una vista espectacular. Lee Joon realmente era un hombre grande. Se veía como un verdadero oso mientras se rascaba la espalda.

 

Mir tenía una urgencia de darle un bote de miel. Se carcajeó mentalmente. Después del jugueteo de anoche. Una vez que se vistieron, Mir y Lee Joon bajaron las escaleras. Inhalaron el aroma a tocino. Pa hacía un desayuno mucho mejor que Mir. Hacía a su boca hacerse agua y a su estómago gruñir.

—Buenos días, Pa —dijo Mir y tomó asiento ante la mesa del desayuno.

—Buenos días hijo —Pa contestó y dejó un platón de pancakes del tamaño de Texas en la mesa. Los ojos de Mir se abrieron más ante la montaña dorada frente a él. ¿Cómo infiernos hacía eso? Se veían perfectos.

—Come, antes de que el resto de los hombres bajen. Ellos no te dejarán nada si esperas —dijo Pa mientras tomaba asiento, tomando tres o cuatro. Mir vio asombrado cómo su pareja tomó cinco o seis. ¿Cómo infiernos esos osos comían tanto? Mir tomó uno y algunas tiras de tocino y vertió miel en su plato.

—¿Eso es todo lo que vas a comer? —Lee Joon preguntó mientras prácticamente vaciaba la botella de miel sobre sus pancakes.

—No soy un oso, pesaría doscientos kilos si como todo eso.

—Señaló al plato de Lee Joon y luego al de Pa. Lee Joon palmeó la mesa, soltando una carcajada mientras bajaba el bote de miel.

—Nosotros los osos amamos lo dulce —le dijo y entonces movió las cejas. Mir sintió su cara arder y bajó la mirada al plato. No le importaba qué tan íntimos eran, aun se sentía tímido como el infierno. Mir tomó el tenedor, lo llenó de pancakes y lo llevó a su boca, así no tendría que decir nada. Lee Joon parecía saber lo que estaba haciendo.

—Es lindo ver que te pones rojo. —Seung Ho se reía mientras entraba a la cocina y entonces se detuvo, sus ojos más abiertosr13;. ¡A menos que te estés ahogando! —Se apresuró a la silla de Mir, lo levantó y lo abrazó alrededor de sus costillas, aplicando presión hasta el punto que Mir lanzó su desayuno en la mesa.

—¡No se está ahogando! —Lee Joon gritó y apartó a Mir de Seung Ho—. Tonto, él se ruborizaba.

Seung Ho sonrió y soltó a Mir. —Mi error.

 

Mir frotó su palma sobre el esternón y vio a Seung Ho. r13;Me alegra no estarme ahogando. Tu maniobra de Heimlich apesta. Creo que me quebraste una costilla.

Lee Joon gruñó, palmeando la mano de Seung Ho. —Si lo lastimaste, voy a lanzarte frente a la chimenea.

—Niños —Pa advirtió—. Él está bien, tomen asiento. —Mir no estaba seguro de eso, pero tomó asiento inmediatamente ante la voz de mando de Pa. Pa se rio—. No te estaba hablando a ti, Mir.

—Oh. —Se ruborió de nuevo.

—Ves, lo hizo de nuevo —dijo Seung Ho señalando a Mir—. Nueva regla. No se permite ruborizarse en la mesa.

 

Mir sentía su cara ardiendo. ¿Por qué tenía que ser tan evidente? Todo lo que quería hacer era comer su desayuno. Llevaba otra cucharada a su boca cuando Leo bajó corriendo los escalones. El oso difícilmente salía. Él siempre era tan callado, tenía una seria apariencia.

—Acaban de llamar de la granja vecina. Alguien en nuestro pastizal del fondo, acaba de dejar suelto el rebaño —dijo LEO antes de abrir la tela de malla de la puerta de la cocina y salir.

Tenedores golpearon en los platos cuando los hombres se apresuraban a salir de la cocina, incluyendo Mir.

—Oh no, tú te quedas aquí, Mir —dijo Lee Joon mientras corría hacia el establo—. Mantén mi desayuno caliente.

Mir se quedó con la boca abierta. ¿Que mantuviera el desayuno caliente? ¿Qué pensaba que era; un maître? Mir regresó a la casa y se sentó en una de las sillas haciendo pucheros. No le gustaba que lo dejaran atrás.

 

 

 continuara..


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