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34. Los Papas de Mir (23) por dayanstyle

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Lee Joon jaló las riendas de su caballo cuando vio a los hombres que dejaban salir el ganado. Estaba confundido. ¿Por qué alguien haría algo como eso? Pa pasó junto a él, sacando la escopeta de la alforja. Apuntó y dio un tiro de advertencia.

Los extraños levantaron la vista, sonriendo malvadamente mientras dejaban salir al ganado. Lee Joon sabía que no podía ir detrás de ellos. Las vacas entrarían en pánico y correrían chocando contra la cerca y cortándose. Eso era un caos.

—Reúnanlas —Pa gritó mientras seguía montado. A Lee Joon no le gustaba el hecho de que su Pa se quedara solo. Sabía que el resto de sus hermanos llegarían pronto, pero él no iba a dejar a su Pa solo para enfrentar a esos jodidos.

—Voy a ayudar a Pa —Lee Joon gritó. Podía oír a LEO gritándole, pero Lee Joon ignoró a su hermano mayor. Él no iba a dejar a su Pa con desconocidos. Había cuatro hombres cortando la cerca. Después de casi un kilometro, Lee Joon llegó junto a su Pa.

—Creo que te dije que las reunieras.

 

Su Pa se oía enojado, pero a Lee Joon no le importó. Él no iba a dejar solo a su Pa. La familia respalda a la familia. —LEO está en eso. Los otros llegarán pronto.

Su Pa asintió mientras rodeaban una pequeña colina, viendo a los bastardos que cortaban la cerca. Estaban sentados en la parte de atrás de una camioneta, riéndose y alardeando del trabajo bien hecho. Lee Joon lentamente bajó del caballo y comenzó a desnudarse. Su Pa esperó hasta que Lee Joon cambió antes de mostrarse.

—Niños, ¿les molestaría explicarme por qué cortaron mi cerca? —preguntó su Pa, parecía un oso grizzli, arriba de Muffin, su caballo blanco y negro.

Dos de los hombres se pusieron de pie inflando el pecho.

r13;Eun Jo era nuestro amigo. Solo estamos correspondiendo.

 

Lee Joon estaba impactado. Se suponía que nadie sabía acerca de Eun Jo, menos esos imbéciles. Avanzó dejando que saliera un gran rugido mientras se acercaba al grupo de hombres. Si un oso pudiera carcajearse lo estaría haciendo. Los hombres corrían a la cabina de la camioneta, empujando a los otros fuera de su camino.

Pa tomó su celular y habló con Leeteuk mientras Lee Joon caminaba por el frente de la camioneta, evitando que se fueran. Él mostró su actuación de ‘voy a comerte’ hasta que vio las luces parpadeando.

Pa desmontó, caminó hacia Lee Joon y le palmeó la espalda. —Te puedes ir ahora. Ve y ayuda a LEO. —Su Pa pasó la mano por la cabeza de Lee Joon haciendo que casi  ronroneará—. Gracias hijo.

Lee Joon trotó alejándose, sintiéndose poderoso y orgulloso. Cambió, se vistió, y fue a ayudar a LEO. Chansung, Hoon, y Seung Ho ya estaban ahí, trabajando en llevar el ganado de regreso a los pastizales. Uno de ellos había llevado alambre para también arreglar la cerca. Supuso que el trabajo del día estaba hecho.

—¿Los atraparon? —LEO preguntó mientras guardaba el alambre.

—Si.  Pa hace  que los arresten mientras  hablamos.

r13;Lee Joon montó a su caballo para regresar a casa, sintiéndose muy feliz. Su humor pronto cambió cuando vio a Mir sentado en el porche del frente con el ceño fruncido. Desmontó, se encargó del caballo y entonces fue a ver qué estaba mal con su pareja.

—¿Por qué mi honey bunny se ve tan enojado como para comerme? —Lee Joon preguntó mientras se dejaba caer en el columpio.

—Porque cierto oso me relegó a la mesa de los niños.

 

—¿Quién? Le patearé el culo —Lee Joon  bromeó mientras ponía en movimiento el columpio. Estaba tratando de aligerar el humor de Mir. No quería discutir con su pareja. Esa sería su primera discusión y Lee Joon realmente no entraba en discusiones. Le gustaba más reír que hacer pucheros.

—Jesús, no sé. Cierto oso que duerme conmigo —Mir refunfuñó.

Está bien, así que a su honey bunny le gustaba actuar gruñón. Lee Joon no estaba seguro qué tan dura sería su primera discusión. —Sé que estás enojado, pero no sabíamos lo que nos podíamos encontrar. No puedo dejarte correr hacia el peligro. ¿Alguien de tu manada te dejaba? —Punto para él, whoop, whoop. Maldición si era rápido para ponerse de pie.

—Pensé que ahora esta era mi manada. Gracias por aclarármelo.

La felicidad de Lee Joon murió rápidamente. —Oh vamos, Mir. ¿Realmente estás enojado conmigo? —preguntó mientras levantaba a su pareja del columpio y lo sentaba en su regazo. Colocó sus dedos bajo el mentón de Mir y le giró la cara, haciendo que Mir lo viera. Lee Joon sacó su labio inferior.

Mir trató duro de no sonreír, pero Lee Joon podía ver sus labios levantarse mientras alejaba la cara. —Me lo debes.

—¿Y qué quiere mi honey bunny de pago? —Lee Joon preguntó mientras giraba a Mir hasta que quedó a horcajadas sobre él. Mir deslizó una mano bajo la camisa de Lee Joon jugando con el vello en el pecho.

—Pensaré en algo. Pero ahora, necesito ir a trabajar.

 

«Maldición». Lee Joon pensó que él iba a conseguir algo de actividad esa mañana. Suspiró y se puso de pie. Su pene tan duro como el acero. —Te llevaré.

Mir se carcajeó y bajó los escalones. —Sabes, tengo mi propio carro.

—Sabes que le quité las bujías —dijo Lee Joon llegando detrás de su pareja.

—Creía que me debías una y no al revés —Mir dijo mientras se dirigía a la camioneta de Lee Joon. ¡Maldito caliente! Él iba a conseguir sexo.

—Pero darme sexo te dará mucho placer. Mir bufó. —Lindo intento, chico grande.

Si, un lindo intento. Lee Joon iba a seguir intentando hasta tener su pene enterrado en la boca de Mir. Vio a su pareja para asegurarse de que no estuviera viendo y entonces se desabrochó los pantalones y bajó el cierre. No hacía daño estar preparado. Subió al asiento del conductor, moviendo el asiento hacia atrás todo lo que podía y seguir siendo capaz de alcanzar los pedales. Dios, era tan inteligente.

—Noté que tratas de tener tu pene libre, chico grande.

r13;Mir taladró  con su mirada a Lee Joon mientras se abrochaba el cinturón.

 Maldición.

 

—Solo para estar cómodo.

—No te lo compro.

—¿Me duele mi barriguita?

—Nu-uh.

—¿Tengo gases?

Mir se tapó la cara y miró fijamente  a Lee Joon.

r13;Ahora, eso es asqueroso.

 

Lee Joon suspiró y encendió la camioneta y tomó el camino. Sus dedos en el volante mientras conducía al pueblo lo más despacio que era legalmente posible. No había mucha distancia entre la granja y el pueblo. Su pene aun estaba duro como el infierno y él quería algo de actividad, maldición.

—Si yo te doy algo de sex…

—sexo —Lee Joon corrigió.

 

Mir  gruñó. —Como sea. Entonces tú realmente me deberás algo grande esta vez. Yo quiero…

—¡Lo que sea! —Lee Joon gritó mientras liberaba su pene—. Lo que sea que quieras, honey bunny.

Mir no podía creer que hubiera estado de acuerdo con esto. Él nunca lo había hecho antes. —¿Qué si alguien nos ve?

—Le arrancaré los ojos. Ahora chupa. —Movió su pene haciendo que Mir lamiera sus secos labios. Maldición, se veía grande, y sabroso, y grande. Se colocó sobre sus manos y rodillas, se movió hacia Lee Joon y bajó la cabeza  al regazo de Lee Joon, lamiendo el pre-semen que brillaba en la ranura.

—Si, eso es —dijo Lee Joon mientras Mir tomaba la cabeza de su pene dentro de su boca. La lamió, dejando que su lengua explorara. Cuando circuló los dedos alrededor del pene completo, Mir se dio cuenta cuán grande realmente era Lee Joon. Se había perdido en el momento de la ducha para notarlo. Ahora. ¡Santo infierno!

—Puedes tomarlo, bebé.

Mir exhaló y se abrió más, sintiendo los lados de su boca arder al ser estirados. Su lengua jugaba con la gruesa vena mientras bombeaba su cabeza. Podía oír sonidos guturales saliendo de Lee Joon mientras él hacía su mejor esfuerzo por chupar a su pareja. Mir gimió cuando sintió que una mano se deslizó por la parte de atrás de sus pantalones. Quería ser jodido aquí en el camino.

—Lee Joon —dijo Mir liberando el pene de su pareja—. Yo te lo debo, por favor jódeme. —Sintió la camioneta desviarse y entonces detenerse.

—Quítate esos pantalones y sube, bebé —dijo Lee Joon mientras se bajaba los jeans—. Busca en la guantera, ahí tengo lubricante.

Mir rápidamente se lo dio a su pareja y se quitó los jeans. Rezaba porque nadie pasara. Era muy temprano en la mañana, así que esperaba que fuera seguro.

—Ven aquí —Lee Joon palmeó su muslo desnudo—. Sube en mi. —Mir rodó los ojos hacia su pareja. El tipo era sexy como el infierno, pero Mir honestamente amaba eso. Subió  una  pierna  sobre  los  enormes  muslos  de  Lee Joon, colocando el otro al otro lado mientras se montaba a horcajadas en el oso.

—Joder —Lee Joon gruñó—. Siempre te ves tan bien sentado arriba de mí.

—Sólo Jódeme, chico grande —dijo, Mir podía sentir su cara ruborizarse ante su voz de mando. Estaba siendo atrevido. Lee Joon lubricó sus dedos y entonces los deslizó al interior de Mir, haciendo que su cabeza rodara hacia atrás mientras gemía. Lee Joon lo estiró mientras ellos seguían a la orilla del camino. ¡Eso se sentía fantástico!

—¿Listo? —Lee Joon preguntó mientras sacaba sus dedos y entonces alineó su pene, mordiendo su labio inferior mientras Mir lentamente bajaba por su eje. El ardor cubrió todo su trasero, haciendo que se hundiera totalmente.

Lee Joon tomó una profunda respiración, y entonces lo hizo Mir. Gruñó cuando Lee Joon tomó sus caderas, haciendo que subiera y bajara por su pene. Mir se inclinó hacia adelante, mordisqueando el cuello de Lee Joon mientras su pareja hacía que su cabeza se sintiera que estaba entre las nubes.

Mir jadeó cuando su oso gruñó y entonces mordió su cuello. Gritaba mientras Lee Joon hundía su pene más profundamente. Mir estaba cerca, realmente cerca.

Saltó, revolviendo su ropa cuando alguien tocó en la ventana del conductor. Mir miró sobre su hombro para ver a su papá, Eli, viendo a través de la ventana de la camioneta. r13;Por el amor de Dios, niño. ¿No puedes controlar esas cosas?

El cuerpo entero de Mir se ruborizó mientras empujaba su camisa a su regazo. —¡Papá!

Lee Joon se rio y arregló su ropa y bajó el vidrio de la ventana. —¿Algo en lo que pueda ayudarte?

 

Eli miró fijamente a Lee Joon por un minuto con un profundo ceño fruncido. —Si, deja de joder a mi hijo a un lado del camino.

—¿Algo más? —Lee Joon preguntó calmadamente.

 

Mir no podía ver qué era tan divertido para la gran sonrisa en la cara de Lee Joon.

—Si, necesito que me lleven al pueblo. Mi motocicleta se descompuso.

Mir gruñó mientras se vestía rápidamente. —Te juro que tu sentido de la oportunidad apesta.

Lee Joon salió de la camioneta pero regresó y se inclinó.

—Ahora, realmente me debes una.

—¿Qué? —Mir preguntó incrédulo. Como si él le hubiera llamado a su papá y le dijera que los interrumpiera.

—Él es tu Pa. —Lee Joon le dio un guiño y entonces ayudó a Eli a subir la motocicleta en la caja de la camioneta. Mir se sentó en el asiento del frente, sus brazos cruzados sobre su pecho mientras hacía un puchero. Si la idea no le hiciera vomitar, entraría abruptamente en el cuarto de su papá justo cuando tuvieran sexo y tendría una conversación con ellos. ¡Qué valor!

—Deslízate —su papá dijo mientras subía a la cabina de la camioneta. Bajó la ventanilla del pasajero mientras movía su mano como si se abanicara.

Mir estaba aplastado entre dos grandes hombres mientras Lee Joon encendía la camioneta. Vio a su papá cuando se inclinó hacia adelante.

—¿Tuyos? —Levantó la ropa interior de Mir para que todos los vieran.

 

Mir los arrebató de la mano de su papá y los empujó entre Lee Joon y él. No iba a decir ni una palabra. Mir estaba enojado. Estaba cerca de correrse y entonces vio la cara de su papá.

Qué inoportuno. Su pene se fue de cien a cero en un milisegundo.

Viajaron hacia el pueblo, Lee Joon y Eli charlaban como si fueran los mejores amigos. Mir gruñó la mitad del tiempo, rehusándose a hablar. Si él no lo conociera bien, pensaría que su papá lo había hecho a propósito.

Bajó de la camioneta de su pareja cuando llegaron a la cochera y caminó a la librería. Mir entró en su trabajo. Aun estaba caliente como el infierno. Ahora, ¿qué se suponía que iba a hacer?

—Buenos días —dijo Sungmin desde detrás del mostrador.

 

—Si, lo es —Mir replicó mientras se dirigía hacia el lado de la cafetería de la librería.

—Sabes. Yo solía tener también un palo en mi culo. Pero una vez que lo saqué y lo chupé, me sentí mucho mejor.

Las manos de Mir estaban tensas mientras veía a su jefe. Un lado de su boca se levantó y entonces le sonrió. —Gracias. Necesito eso.

—Claro que lo necesitas —dijo Sungmin mientras se alejaba.

 

Mir sacudió la cabeza y preparó su área de trabajo para el día. Levantó la vista cuando oyó la campanilla de la puerta. Su pareja entró viendo alrededor como si fuera a robar el lugar.

—¿Es seguro entrar o debo  regresar en diez años?

r13;preguntó entrando pero no yendo más allá del mostrador de vidrio. Mir suspiró. No era culpa de Lee Joon que su papá fuera tan intrusivo como el infierno.

 

—Es seguro por ahora.

 

Lee Joon sonrió y cruzó la tienda, tomando asiento frente al mostrador. —¿Crees que vendan radares para papás?

Mir sonrió. —Si hubiera, alguien sería muy rico ahora.

—¿Sungmin tiene oficina?

—Si, la tengo —Sungmin gritó desde una de las islas—. Y puedes usarla. Deja veinticinco centavos en mi escritorio.

Mir y Lee Joon se veían uno al otro mientras se apresuraban por el pasillo. Mir pasó a Lee Joon y se bajó los pantalones en un segundo, inclinándose sobre el escritorio.

—Joder —Lee Joon dijo con un bajo gruñido mientras cerraba la puerta con llave—. ¿Es todo mio?

Mir rodó los ojos. —No, sólo la mitad. Así que no toques mi lado izquierdo. —Los dedos de Mir se encajaron en el escritorio cuando sintió la gruesa cabeza del pene de Lee Joon enterrándose en su culo—. ¿Qué estás haciendo ahí atrás?

—Tratando de joder el lado derecho de tu culo.

 

Mir soltó una carcajada y palmeó a Lee Joon. —Solo jódeme.

Lee Joon gruñó y empujó su pene en el culo de Mir. Gritó mientras Lee Joon tomaba sus caderas y se empujaba duro. El escritorio comenzó a moverse, pero Lee Joon no lo dejaba. Mir levantó las piernas, tratando de aferrarse de algo, pero era imposible, así que cedió y dejó que su pareja lo jodiera sobre la barata cubierta del escritorio.

Mir sentía su pene golpear el escritorio mientras su oso lo jodía más duro. Las manos de Lee Joon se deslizaron por el abdomen de Mir, mientras se empujaba más. Mir gritó, cuando el escritorio estaba en la mitad del cuarto. Estaba cerca, realmente cerca.

Una feroz oleada de sensaciones explotaban en su interior mientras Mir se corría duro. Trató de subir más arriba del escritorio mientras su pene hacía erupción liberándose.

—Deja de tratar de huir de mi, bebé —Lee Joon dijo mientras se empujaba una y otra vez. Mir se sostuvo como si fuera su tabla de salvación. Justo cuando pensaba que se iba a caer del escritorio y golpearse contra la pared, Lee Joon se tensó y gritó el nombre de Mir, su caliente semilla llenando el culo de Mir.

Colapsó sobre el escritorio, tratando desesperadamente de tomar aire. El sudor bajaba por su cara y espalda mientras Lee Joon lo liberaba.

«Bam, bam, bam».

 

—No se corran sobre mi chequera —Sungmin gritó a través de la puerta. Mir sonrió mientras Lee Joon se carcajeaba.

Ese no era día para joder en público.

 

 

Jongin estaba sentado en el sofá en el penthouse de Him Chan. Veía cómo Choiza rogaba por su vida. Él no tenía compasión del tonto que había ayudado en el golpe contra los  líderes. Frotó su dedo en la incipiente barba mientras el líder de los demonios tomaba al hombre de la garganta y lentamente lo levantaba en el aire.

—Dinos quién nos quería muertos —dijo Him Chan calmadamente.

Jongin tenía que darle sus respetos al hombre. Sabía cómo mantenerse en calma. Ese era un rasgo que no era fácil de adquirir. La gente nacía con eso o ellos recorrían duros caminos y algunos nunca lo aprendían del todo.

—No puedo —el hombre gimió—. Me mataría.

 

—Él no lo hará —dijo Jae Hyo inclinándose hacia adelante y apoyando los brazos en las rodillas—. Tienes cuatro hombres en este cuarto que van a matarte lenta y dolorosamente. Yo reconsideraría cuál se siente una mayor amenaza si fuera tú.

Los ojos del hombre saltaban mientras giraba su cabeza para ver a Jae Hyo, Changjo, y Jongin. Changjo estaba de pie, viéndose más amenazador caminando hacia Choiza. Los caninos afuera cuando jaló el negro cabello del hombre. —Quiero saber quién me quería muerto. ¡Ahora!

Choiza tembló en el agarre de Him Chan, tragando varias veces. Sus ojos viendo alrededor y entonces vio a la cara del demonio. —Hyun Joong. Fue Hyun Joong quien preparó el ataque para los cuatro.

 

Jongin estaba impactado, pero mantuvo su cara en calma. ¿Por qué infiernos el líder de los Elf del bosque los quería muertos?

 

Lee Joon estaba sentado en el porche del frente dejando que el movimiento del columpio lo adormilara. Abrió un ojo y vio una camioneta acercarse. Vio a algunas parejas de la antigua manada  de  Mir  salir.

—Hey,  Lee Joon  —dijo Heechul  subiendo los  escalones—. ¿Está Mir?

 

Lee Joon señaló hacia la puerta mientras bostezaba. Había sido un largo día, y todo lo que quería era descansar. Yoseob había preparado una gran cena, Lee Joon comió por tres. ¿Qué podía decir? Eso era bueno.

—Gracias —dijo Heechul entrando a la casa, Luhan, Xiumin, Zelo, y Taemin lo siguieron. Era asombroso que Lee Joon pudiera recordar todos esos nombres. Pero de nuevo. Él era listo. Se estiró y se giró, dejando que su lado izquierdo colgara del columpio mientras cerraba los ojos.

La noche era pacífica. Sólo se oía el canto de los grillos y la brisa. Abrió un ojo de nuevo cuando oyó la puerta de malla abrirse. Mir salió y fue directo hacia Lee Joon.

Abrió los brazos y su pareja se acurrucó y apoyó la cabeza en el pecho de Lee Joon. Sostuvo a su pareja y empujó el columpio con el pie, perezosamente. El columpio se movió lentamente. Levantó la vista para ver el cielo nocturno, sintiendo la presencia de Mir que se acurrucaba más cerca.

—Pensé que tenías compañía.

 

Mir frotó su cara en el pecho de Lee Joon y apoyó su mentón en sus manos. —La tenía. Pero ahora ellos están tratando de ver si pueden lograr que Ryeowook beba toda una jarra de café.

Lee Joon se rio y pasó su mano por la espalda de su pareja. —Eso debe de ser interesante. Puedo oír a Pa gritándoles ahora.

Mir sonrió. —Él lo hará cuando Ryeowook termine la jarra de café.

Luhan preparó una jarra extra fuerte.

 

Lee Joon inhaló el aroma de su pareja mientras Mir se acomodaba en su pecho. ¿Cómo podía ser la vida mejor? Retiró el cabello de la frente de su pareja y depositó un beso.

Mir suspiró. —¿Qué infiernos está sucediendo?

 

—Uh-oh. —Lee Joon se rio cuando oyó a su Pa gritar. Las cosas se iban a poner locas aquí. Sostuvo a Mir mientras la puerta de malla se abría y las parejas corrían hacia afuera, riéndose mientras se reunían alrededor del porche.

—¿Qué sucedió? —Mir preguntó.

 

Xiumin vio al resto de las parejas. — Ryeowook está tratando de limpiar la despensa, diciendo que nada ahí es comible. ¿Cómo sabe eso? ¡Él ni siquiera come!

Lee Joon se inclinó, tomando a su pareja para evitar que se cayera mientras su Pa salía de la casa. No lo había visto tan enojado en años. ¡Santa jodida!

—Que estos niños saquen sus traseros de aquí ahora, antes de que les arranque la piel. Él tiro todas las cosas de nuevo. Ya no voy a desperdiciar comida perfectamente buena de nuevo.

Lee Joon se quedó con la boca abierta viendo a su Pa. Las parejas corrieron como si tuvieran fuego en sus traseros. Su Pa vio sobre su hombro a Lee Joon y a Mir antes de caminar hacia adentro de la casa. —Ustedes deben de moverse.

 

Se reía mientras Mir maldecía. —Recuérdame no enojar a tu Pa nunca.

Lee Joon se recargó, Mir se sentó arriba de él. —Eso es toda una vista, ¿verdad?

—Infiernos, si.

—¿Sabes cuál  es  una mejor vista, honey bunny?

r13;Lee Joon preguntó mientras hacía círculos perezosamente en la espalda de Mir.

—¿Cuál? —Mir preguntó mientras se estiraba como un gatito perezoso.

—Tú sentado arriba mío. Nunca tendré suficiente de eso.

 

Mir de nuevo apoyó el mentón en sus manos mientras veía a Lee Joon. Sus ojos verde hierba le decían muchas historias mientras sus ojos brillaban. Lee Joon podía ver el amor en ellos. Eso hablaba volúmenes, volúmenes que Lee Joon quería ver siempre.

 

Mir salía de la peluquería pasando sus manos por el cabello recién cortado. Lo había hecho. Ya no parecía más una chica. Su cabello estaba corto casi hasta el cráneo. Su pareja iba a tener que acostumbrarse, pero a Mir le gustaba.

Caminó hacia el restaurante en donde se suponía que se reuniría con su pareja. Mir se tomó un momento para ver la Villa Kim. Se estaba expandiendo, creciendo. Había nuevos negocios que se habían construido y otros que se renovaron. El lugar aun se sentía hogareño, y Mir sabía que Jongin no lo iba a querer de otra manera. La Villa Kim podría estar mejorando la imagen, pero el pequeño pueblo siempre se sentiría como un hogar.

 

Mir entró al restaurante y caminó directo hacia su pareja. Su hombre montaña incendiaba la sangre de Mir. Lee Joon se quedó con la boca abierta cuando lo vio.

—Te ves impactante. —Lee Joon gruñó jalando a Mir a sus brazos y empujando su lengua prácticamente en la garganta de Mir.

—Ah, Jesús. ¿Voy a tener que conseguir una botella de espray?

Mir vio sobre sus hombros a sus papás que entraban en el restaurante. Sonrió de oreja a oreja cuando Eli arrugó su nariz.

—No, sólo algunos lentes oscuros porque no planeo detenerme pronto.

 

Ryeowook suspiró mientras bajaba los escalones. Él ahora tenía grandes problemas. Pa estaba furioso con él. No lo podía evitar. La cafeína parecía ser la fuente de su vida. Él se animaba y la necesitaba desesperadamente.

Vio alrededor para ver si Pa estaba en la cocina antes de ir de puntas hacia la cafetera.

—Ni en tu mejor día puedes ocultarte de mi —dijo Pa mientras cerraba el refrigerador.

Ryeowook abrió la boca para defenderse cuando el  teléfono timbró. Usó la distracción para correr a la cafetera, pero estaba vacía.

¡Maldición!

 

—Para ti. —Pa le dio el teléfono a Ryeowook.

 

Sacudió la cabeza de un lado a otro, moviendo las manos frenéticamente frente a él.

—Vas a tener que hablar con él tarde o temprano. Puedes contestar y terminar con eso —Pa dijo, dejando el teléfono en el mostrador y alejándose.

Ryeowook se mordió el labio inferior mientras lo levantaba y lo llevaba al oído. Él podía oír la respiración jadeante del otro lado, pero no dijo una palabra. Él sabía quién era. Sólo había una persona que podía llamarle aquí.

Su pareja.

 

—Puedes correr todo lo que quieras, Ryeowook. Te atraparé. Y cuando lo haga, seremos solo tú y yo.

Ryeowook rápidamente colgó el teléfono, jadeando y viendo alrededor de la cocina. Infiernos sangrientos. ¡el lobo iba a matarlo! Levantó el teléfono para hacer lo único que sabía que serviría para salvar su trasero.

Ryeowook tenía que hablar con sus hermanos

 

FIN

Notas finales:

a continuacion. 35. Locas Navidades Familiares en la Manda Kim - Manada Kim


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