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36. Gong Chan (07) por dayanstyle

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Notas del capitulo:

ok nenes tengo que prepararlos mentalmente para este cap....

Gong Chan tocara a Jinyoung... la Curacion dará comienzo....

preparense a llora a lagrima viva, sabrán que fue lo que le hizo Jihoon al pobre Gong Chan

Jinyoung miró alrededor de la habitación. Parecía que Remus tenía a todos sus secuaces reunidos alrededor de él como si fuera su corte.

Bufón de la corte sería más apropiado.

 

Sí, el hijo de puta debe saber que la nueva manada de Jinyoung no iba a tolerar esta mierda. Por lo menos Jinyoung esperaba que su nueva manada no fuera a consentir esto.

¿Sabían siquiera dónde estaba Jinyoung? Infierno, él estaba jodido. Jinyoung nunca hablaba de su vida antes de entrar en la manada de Changjo. Era triste en el mejor de los casos, algo que no le importaba recordar. Él rezó para que a Gong Chan le preocupara lo suficiente para venir tras él. Después de todo, su pareja le arrojó al borde de la basura en el día de ayer.

Jinyoung apoyó la barbilla sobre los puños mientras observaba a Remus pavoneándose por la sala, diciéndole a todo el mundo que su pareja estaba de vuelta y que iba a reclamar a Jinyoung esta noche, delante de todos, así sería oficial.

Jinyoung se estremeció de repulsión.

 

No había manera de que fuera a permitir que Remus le reclamara. La idea le ponía enfermo. ¿Cómo había pensado alguna vez que Remus era un hombre bien parecido? Jinyoung debía haber estado desesperado en ese momento. Habían tenido relaciones sexuales un par de veces, pero no fue nada del otro mundo.

Él se sintió avergonzado de admitirlo ahora.

Eso fue atrás, en los días en que Jinyoung era lo  suficientemente estúpido como para pensar que podía cambiar el mundo con sus poderes de Omega. Ahora sólo deseaba poder cambiar su propia vida.

Los ojos de Jinyoung se redujeron sobre Remus. El hijo de puta estaba bebiendo vino, como si todo estuviera bien en el mundo. Jinyoung admitía a sí mismo que el lobo era un arrogante imbécil. Sin embargo ¿anunciar que iba a ser reclamado delante de toda la sala? ¿Estaba el tipo loco?

—No mires asustado, mi mascota. Lo haré fácil contigo. —Remus le guiñó el ojo, la fría y calculadora mirada evidente en sus ojos mientras miraba a Jinyoung arriba y abajo como si fuera un pedazo de carne para ser inspeccionado.

Jinyoung quería vomitar. Estaba aterrado de que no sería rescatado a tiempo y que en realidad Remus le obligaría a tener relaciones sexuales. Se vería obligado, porque no había manera de que Jinyoung fuera a hacer voluntariamente nada con ese hombre nunca más.

—No tengo miedo. Estoy tratando de no vomitar pensando en ello,—dijo Jinyoung sarcásticamente. Gritó cuando Remus le cruzó la cara con la mano.

—¿Por qué siempre tienes que pelear conmigo? ¿Por qué no puedes ser un buen pequeño Omega y hacer lo que te digo? Te voy a mostrar quién es el Alfa aquí, —Remus se burló de él.

—Ese no serías tú, beta, —Jinyoung disparó de nuevo.

 

Él recibió otra bofetada en la cara, esta vez más fuerte. El anillo de Remus cortó la cara a Jinyoung del golpe. Jinyoung podía sentir el chorro caliente de sangre corriendo por su sien mientras Remus lo miraba.

No le importaba si Remus le golpeaba o hacía algo a su vida. Estaba harto de ver a ese bastardo engreído pavonearse delante de todos, como si fuera verdaderamente el Alfa.

—Esta es la forma de tratar a un perro poco dispuesto, —anunció Remus a la sala, mientras agarraba a Jinyoung, tirando de él desde su asiento  y sacudiéndolo en el suelo. Jinyoung golpeó el duro azulejo, pero se quedó abajo.

¿Cuál sería el propósito de resistirse? ¿Hacer que Remus lo derribara una vez más?

Gruñó cuando el pie de Remus empujó en su espalda, haciéndole quedarse ahí. Lástima que su don de curación no funcionara en este hijo de puta. La persona tenía que desear la curación a fin de que funcionara. Remus era la encarnación del demonio. Pensaba demasiado de sí mismo para creer que necesitaba ser curado.

Gong Chan era diferente. Podía ver la humanidad y la voluntad de querer curarse en  los ojos de su pareja cada vez que miraba a Gong Chan.

Jinyoung quería llorar al pensar en su pareja. Quería llorar al pensar en Baro también. Los dos hombres eran personas con las que Jinyoung se podía ver pasar el resto de su vida. Le consumía que Gong Chan tuviera un pasado tan horrible que impedía que los tres fueran verdaderamente felices. Rezaba para que Gong Chan no hubiera querido decir lo que dijo sobre no quererle. No serviría de nada a Jinyoung alejarse de Remus, si ese fuera el caso.

¿Adónde volvería? Sí, tenía a Baro, y Jinyoung podía sentir los sentimientos desarrollándose por el médico. En sólo ese lapso de tan corto tiempo, Jinyoung fue cayendo por el león de ojos grises. Pero él siempre se sentiría como si la mitad de él hubiera desaparecido si no podía tener a su otra pareja.

—Creo que he esperado bastante tiempo. —Remus le sonrió, una sonrisa que no llegó a sus ojos—. Creo que voy a reclamarte ahora.

—Joder que no lo harás, —dijo Jinyoung mientras luchaba por conseguir quitar el pie de Remus de él.

—¿Todavía luchas contra mí? —Preguntó Remus mientras recogía a Jinyoung por la parte delantera de la camisa y lo arrojó por la habitación. Jinyoung golpeó el suelo y se deslizó hasta detenerse. Él parpadeó un par de veces para despejar la cabeza y entonces cambió. Puede que no fuera tan grande como el resto de ellos, pero no iba ser derrotado sin una lucha. Omega o no, Jinyoung estaba dispuesto a dejar a un lado su naturaleza sumisa y pasar a Remus por sus bolas.

Remus se echó a reír, al igual que el resto de los shifters en la sala.

—El pequeño perrito está loco. ¿Se supone que voy a tener miedo de ti, Jinyoung? —Remus se burló la última parte, con los ojos reduciéndose a medida que irrumpía a través de la sala.

Jinyoung abría sus mandíbulas mientras retrocedía, su flanco golpeando la pared. Remus se acercó a agarrarle, pero Jinyoung no iba a permitir eso. Mordió a Remus en su brazo tan fuerte como pudo y mantuvo su vida en ello.

Remus aulló, sacando el brazo de su lado. Jinyoung de nuevo voló por la habitación, golpeando la pared del fondo. Estaba aturdido ahora, con la cabeza golpeando la esquina de la mesa al caer al suelo. Intentó levantarse, pero se tambaleó en su lugar y luego cayó al suelo.

A medida que su visión comenzó a desvanecerse, Jinyoung rezó para que alguien viniera a rescatarlo. Si no, su destino estaba a punto de ser sellado.

No había forma de que Remus alguna vez le permitiera dejarle ir.

 

Baro caminaba por un lado de la casa, sus pasos mesurados y lentos, sus patas presionando en la tierra seca mientras inhalaba todos los olores a su alrededor.

Él no hizo ningún sonido cuando vio a dos shifters custodiando la puerta de atrás. Sabía que Gong Chan había querido que se quedara atrás, pero Baro no hizo caso de eso. Jinyoung era su pareja también, y él estaría condenado si solo se sentara cruzado de brazos mientras Jinyoung lo necesitaba.

 

Miró sobre su hombro para ver a Gong Chan venir detrás de él. Con el sigilo y la gracia de un animal, los dos se acercaron más a la puerta de atrás sin hacer el más mínimo ruido.

Juntos redujeron a los dos guardianes en cuestión de segundos. Baro se alegró de que atraparan a los dos lobos con la guardia baja. Su derrota fue tranquila y rápida. Quería darle a Gong Chan un “choca esos cinco” por el trabajo en equipo que realizaron juntos.

Baro dejó pasar el tiempo suficiente para abrir la puerta de atrás. Gong Chan gruñó. Baro rodó los ojos por la desaprobación de su pareja. Él era un shifter. Los shifters estaban acostumbrados a verse desnudos unos a otros.

Al parecer, a Gong Chan no le preocupaba ese hecho.

A Baro le hizo sentirse orgulloso de que Gong Chan se preocupara lo suficiente para causar un alboroto, pero eran los nervios sacudiéndose también. Era un león por el amor de Dios. Él era el que debería proteger a Gong Chan y a Jinyoung.

Gong Chan empujó al frente, junto con otros dos lobos. Baro sacudió la cabeza mientras cambiaba de nuevo a su forma de león y entró  en el interior de la casa. Él era más grande que los lobos, sin embargo, actuaba como si él fuera el más pequeño, necesitando protección. Eso era algo sobre lo que Gong Chan y él iban a tener una charla.

Baro se detuvo al oír voces procedentes de otra habitación. Trató de escuchar con atención y averiguar cuántos hombres había allí, pero no pudo descifrar la cantidad. Gong Chan le volvió a mirar y le dio un bajo gruñido.

Él creía que no. No había manera de que Baro fuera a quedarse. Él negó con la cabeza y empujó delante de ellos, entrando en la sala y dando un fuerte rugido, dejando a todo el mundo asombrado en el silencio. Baro escaneó la habitación y vio a Jinyoung tumbado arrugado en el suelo. Rugió más fuerte mientras corría por la habitación, empujando su hocico en Jinyoung, tratando de despertarle.

El olor de la sangre llenó sus fosas nasales cuando rugió una vez más, queriendo matar a cada persona en la sala, pero su primera prioridad era conseguir poner a salvo a Jinyoung y examinarlo.

Baro cambió, al oír los combates que tenían lugar detrás de él. Desconectó mientras levantaba en sus brazos a Jinyoung, el alivio inundándole, cuando vio moverse el pecho de su pareja. Jinyoung estaba respirando. Necesitaba dar atención médica a su pareja, pero necesitaba salir de aquí primero.

Baro se dirigió hacia la puerta de atrás, llevando el cuerpo débil de Jinyoung en sus brazos. Esperaba que hasta el último de los hijos de puta que habían hecho daño a su pareja más pequeña tuvieran lo que se merecían.

Tumbó a Jinyoung en el césped de nuevo mientras hacía una evaluación rápida. Baro quería volver a entrar y dar una seria patada en el culo en cuando vio los moretones en la cara de Jinyoung. Miró el resto del cuerpo de su pareja y vio un moretón en su cadera también. ¿Sólo, qué tuvo que soportar Jinyoung?

—Mi héroe. —Susurró Jinyoung cuando sus párpados se abrieron, una pequeña sonrisa en su rostro—. Me salvaste.

Baro soltó un bufido. —Me alegra ver que te sientes mejor.

—Mejor ahora que estás aquí.

 

Baro se preguntaba si a Jinyoung le habían golpeado la cabeza más de lo que pensaba. Nunca había visto a Jinyoung actuar de esta manera antes. Le gustaba el carácter juguetón. A pesar de la situación, Baro sonrió. —¿Qué más te duele?

—Mi polla. ¿Puedes echar un vistazo a eso?

 

Baro frunció el ceño mientras miraba el cuerpo de su pareja. Una sonrisa dividió su rostro al notar el bulto en la parte delantera de los pantalones de Jinyoung. —Podría tener que examinar eso.

—Por favor hazlo, —dijo Jinyoung y luego le puso ojitos, al igual que Baro—. Es doloroso.

Baro gimió. Dejó que la parte posterior de sus nudillos se deslizaran en la excitación de Jinyoung, deseando que realmente pudiera cuidar de ello. Si los lobos no se encontraran dentro en una batalla mortal, él se llevaría a Jinyoung a la camioneta de Gong Chan y mostraría a Jinyoung qué hábil amante realmente era.

Su cabeza explotó cuando oyó que alguien se acercaba. Baro divisó a Gong Chan en camino hacia ellos. Gong Chan se dejó caer sobre el césped junto a Jinyoung, pero tuvo cuidado de no tocarlo mientras sus ojos miraban la cara de Jinyoung y luego su cuerpo. —¿Cómo de malherido está?

—Herida en la cabeza, —respondió Baro—. Tienden a sangrar como el demonio, pero va a estar bien.

Gong Chan asintió con la cabeza, los ojos fijos en la erección escondida de Jinyoung. Se lamió los labios mientras sus ojos chocaron con Baro. —Remus se escapó. Tenemos que conseguir...

Baro se levantó y gruñó, cambiando cuando un gran lobo se abalanzó sobre ellos. El lobo lo derribó, enviando a Baro a toda velocidad fuera de control. Se estrelló contra Gong Chan que cayó... y se estrelló encima de Jinyoung.

Baro rugió mientras incrustaba sus caninos en el cuello del lobo. Él movía la cabeza hacia atrás y adelante violentamente hasta que el lobo se quedó flácido en su boca. Baro colocó al vil hombre abajo y luego dio la vuelta.

Gong Chan yacía tumbado sobre el cuerpo de Jinyoung. Sus ojos se abrieron con el miedo cuando él mismo se apartó. —¡No!

Jinyoung trató de llegar a Gong Chan, pero como un cangrejo que se arrastraba hacia atrás, sus ojos recorrieron con la mirada el patio trasero. —Dios, no,—ahogó un susurro, cuando se dio la vuelta y empujó desde el suelo.

—Gong Chan, no puedes estar solo. Tengo que ayudarte, —gritó Jinyoung.

Gong Chan sacudió la cabeza. —No me toques. No tendrás que sufrir también.

Baro corrió hacia Gong Chan, pero su pareja era más rápido cuando cambió en su forma de lobo y salió disparado más allá de la línea de árboles. Baro rugió cuando vio al lobo más pequeño correr junto a él. Jinyoung debe haber cambiado también y ahora estaba metido en perseguir a Gong Chan. Baro no tenía más remedio que cambiar y perseguir a los dos.

Si estaban preparados para esto o no, la curación de Gong Chan estaba a punto de comenzar

Gong Chan corrió tan rápido como pudo. Trató desesperadamente de escapar de los demonios que él sabía que estaban presionándole. Sus pulmones estaban quemando mientras sus patas excavaban en la tierra. Estaba huyendo de su pasado tan rápido como podía.

Pero parecía que no importaba lo rápido que corriera, no iba a ser suficiente. Gong Chan tragaba las millas mientras sus pulmones comenzaban a arder, junto con sus músculos.

No podía frenar. No podía parar.

El miedo se apoderó de él, como garras afiladas mientras corría lejos de Jinyoung. Gong Chan no iba a permitir que su pareja sufriera junto con él. No lo permitiría. El hombre era demasiado pequeño y demasiado frágil para soportar lo que él sabía que se avecinaba.

Y Gong Chan sabía lo que venía. Él puso una ráfaga de velocidad. No sólo eran sus parejas los que le perseguían, sino su pasado estaba a la caza rápido, implacable, cuando le alcanzó.

 

Gong Chan tropezó cuando Jihoon apareció justo delante de él. Tragó duro al darse cuenta de que su pasado lo había finalmente atrapado. No había que correr más.

«Gong Chan yacía tendido en el suelo, desnudo y como paralizado. Podía ver a tres de los seguidores de Jihoon sujetando a Junyoung mientras el lobo aullaba y luchaba, tratando desesperadamente de liberarse. El pesar y la rabia llenaban sus ojos cuando miraba a los ojos de Gong Chan, pero no sirvió de nada su lucha o su pesar.

Jihoon había infligido cruelmente su castigo.

Esto es lo que pasa cuando me desobedeces, Junyoung, dijo Jihoon cuando enderezó sus pantalones. Mis soldados continuamente luchan contra su entrenamiento. Como puedes ver, no sirve de nada. Ganaré. Yo siempre gano. Lo único que has logrado es otro castigo para Gong Chan. Jihoon miró hacia Gong Chan, una sonrisa satisfecha en su rostro. Da las gracias a Junyoung, Gong Chan. Su risa hizo eco en la sala, sonando más maniaco que nada cuando salió de la habitación, sus seguidores, liberando a Junyoung mientras iban detrás del Alfa.

Junyoung se apresuró a Gong Chan, recogiéndole del suelo y levantándole en sus brazos. Lo siento mucho Gong Chan.

Gong Chan apartó la cabeza a un lado, la vergüenza llenándole mientras Junyoung llevaba su cuerpo entumecido a su dormitorio. El lobo preparó un baño caliente para Gong Chan y luego lo bajó suavemente en él. Gong Chan se había callado, apagado sus emociones así no gritaría, hasta que ya no tuviera aliento en sus pulmones. Él gimió cuando Junyoung bañó su cuerpo magullado y ensangrentado.

Él pudo haber encerrado sus emociones, pero su cuerpo gritaba cuando Junyoung dejó que la toalla rozara su cuerpo. Jihoon había utilizado la fuerza bruta, rompiendo algunos huesos, mientras castigaba a Gong Chan por los crímenes de Junyoung.

Podríamos salir, Gong Chan. Llegar lo más lejos de aquí como fuera posible,  —  dijo  Junyoung  cuando  la  toalla  lentamente  se  abrió  paso por encima de su piel enrojecida. Gong Chan sabía que ninguno de los soldados se marcharía si uno se quedaba atrás.

Gong Chan había hecho su protesta conocida. No iba a dejar a la gente del pueblo sola para lidiar con la ira de Jihoon. Demasiados ya habían muerto a manos del sádico hijo de puta. Tenía que salvar a tantos como pudiera, incluso si eso significaba su propia tortura, su propia cordura.

Por favor, Gong Chan, exclamó Junyoung mientras pasaba la mano por el pelo de Gong Chan. De toda las personas, tú no deberías estar aquí. Jihoon no se detendrá hasta que te haya matado.

Una lágrima se deslizó del ojo de Gong Chan mientras miraba a la pared del fondo. Se hundió más en su caparazón, negándose a permitir que más lágrimas cayeran. Él no iba a abandonar a la manada que necesitaba su protección frente a las más viles criaturas que caminaban por el planeta»

 

 

Jinyoung se aferró a Gong Chan mientras yacía allí inerte. El miedo  se apoderó de su cuerpo mientras se aferraba a su pareja.

Gong Chan no se movía, pero una lágrima solitaria se deslizó de sus ojos. Jinyoung gritó cuando intentaba hacer todo lo posible para ayudar a Gong Chan en su viaje. Él veía lo que Gong Chan veía y sentía todo por lo que su pareja había pasado. Casi le hizo vomitar mientras estaba allí sosteniendo al hombre que le había robado el corazón. Deseaba que Jihoon estuviera vivo para que pudiera matarlo.

El hombre se merecía sufrir. La muerte había sido un castigo demasiado fácil para ese hijo de puta.

Mientras se aferraba a su pareja, Jinyoung temía que Gong Chan hubiera estado en lo cierto acerca de no salir de esto con su cordura intacta.

 

—¿Qué es? —Preguntó Baro, mientras se ponía de rodillas al lado de ellos.

Jinyoung miró a Baro, un sentimiento de absoluta desesperación y desamparo envolviéndolo. —Jihoon violó a Gong Chan.

Baro maldijo cuando se tendía junto a sus dos parejas, envolviendo sus brazos alrededor de ellos. Jinyoung puso su cabeza sobre el pecho de Gong Chan, sus lágrimas deslizándose por su rostro cuando apretó sus ojos cerrados. Otro recuerdo que venía, y Jinyoung no estaba seguro si iba a estar él mismo cuerdo una vez que esto se hubiera acabado.

 

 

«Miedo helado se apoderó del corazón de Gong Chan mientras corría tan rápido como podía. Los otros soldados lo rodearon, lo mantenían en el centro de su círculo, mientras trataba desesperadamente de escapar de las dos docenas de lobos pisándoles los talones.

SeJoon se había negado a matar a una mujer y su bebé, y ahora Jihoon había puesto a sus seguidores sobre los soldados. Gong Chan sabía que iba a ser el único que pagara el precio. Siempre era el que pagaba el precio de cualquiera de las insubordinaciones de los soldados. Ellos fueron castigados también, pero ninguno de ellos sufrió tanto como lo hizo Gong Chan.

Tan rápido como corrían, los seguidores de Jihoon se las arreglaron para cerrar la distancia. Gong Chan gritó cuando fue abordado. Podía sentir su cuerpo siendo arrastrado hacia atrás. Su cuerpo fue destrozado, hundiendo sus garras en la tierra para que le dejaran de agarrar. Gong Chan cambió a su forma humana cuando los  seguidores le ataron alrededor de sus muñecas y tobillos y luego lo ataron de modo que él fuera incapaz de moverse. Le colgaron en el aire, extendido para Jihoon.

 

El Alfa se acercó a él, con un largo látigo colgado del hombro. El hombre no dijo nada cuando el látigo golpeó a través del aire, marcando la carne de Gong Chan. Apretó los dientes, intentando dar lo mejor para no gritar. Fue entonces cuando se dio cuenta de las piezas de púas incrustadas en el extremo del látigo, goteando con su carne y sangre.

Su respiración era irregular cuando miró a sus hermanos. Ellos estaban luchando para llegar más allá de los seguidores que habían formado una muralla, manteniendo a raya a los soldados mientras Jihoon continuaba con el látigo a Gong Chan hasta que ya no podía sentir los latigazos.

Su cabeza cayó hacia adelante y sus ojos lentamente se cerraron...

 

 

—¿Qué diablos quieres decir con que no puedo hacer nada? —Gritó Baro mientras caminaba de un lado a otro, viendo a Gong Chan convulsionar en el suelo. Él era un maldito profesional de la medicina, ¿y Jinyoung le decía que no podía hacer una maldita cosa?.

Jinyoung se envolvió alrededor de Gong Chan, resistiendo para salvar la vida mientras los demás soldados que habían venido con ellos miraban con horror. Algunos de ellos se habían arrodillado cerca de Gong Chan, cubriendo sus rostros con sus manos mientras lloraban.

Un hombre llamado Do Young estaba pasando sus manos sobre el pelo de Gong Chan, mientras las lágrimas caían de sus ojos y sus hombros se estremecían. Baro saltó cuando Gong Chan parecía que estaba  convulsionando.

—¿Qué está pasando? —Gritó.

—Él ha estado colgado, y Jihoon está azotándole con un látigo de nueve colas, —susurró Jinyoung y luego enterró su cara en los músculos del tenso cuello de Gong Chan.

 

Baro se dejó caer, cubriendo a ambas parejas cuando él comenzó a llorar. No tenía idea de que iba a ser así de malo. Se sentía como una mierda por juzgar a Gong Chan de regreso en la habitación del hospital. Jinyoung gritó al mismo tiempo, que Gong Chan lo hacía. El león de Baro rugió, amenazando con liberarse cuando escuchó las desesperadas súplicas de Gong Chan.

—Él gritó cuando nosotros le bajamos, —dijo Do Young través de sus lágrimas.

Todo el círculo de lobos vio cómo Gong Chan luchaba y Jinyoung y Baro aguantaban. Era una vista aleccionadora. Baro no tenía idea de qué hacer. Nunca había visto algo como esto, y nunca quería una vez más por el tiempo que le tocara vivir.

 

 

«Gong Chan podía sentir el aliento caliente y repugnante de Jihoon flotar en su mejilla cuando el alfa estaba tumbado en su espalda, clavándole en el suelo.

—Sabes que te gusta cuando yo te hago esto. ¿Por qué luchas conmigo, Gong Chan? ¿Te gusta  rudo? Yo creo que sí.

Gong Chan aplastó sus ojos cerrados, mientras su mandíbula apretaba. Rezó para que Jihoon terminara con rapidez. Lo peor era cuando Jihoon sacaba su juego enfermo, haciendo que Gong Chan hablara con él. Odiaba a Jihoon con cada fibra de su ser y deseaba que el hombre  estuviera muerto.

Muchas veces, los soldados habían intentado matar al Alfa, pero Jihoon nunca estaba sin sus seguidores. Parecían pegados al Alfa como un hongo.

Jihoon sabía que si alguno de los soldados le dejaba solo eso lo mataría. Es por eso que nunca estaba solo.

Gong Chan respiró profundamente cuando oyó un grito y luego el peso en su espalda se había ido. Miró hacia arriba para ver a MinGyu luchar contra Jihoon. —¡No! —Gritó Gong Chan. Sabía que estaba a punto de sufrir diez veces peor ahora que MinGyu había tratado de salvarlo. Se puso de pie, listo para ayudar a MinGyu, rezando para que juntos mataran al hijo de puta, cuando dos pares de manos lo agarraron y luego los seguidores tumbaron a MinGyu en el suelo.

Jihoon se sacudió el polvo y luego se burló de Gong Chan. —Tú sabes que vas a pagar por esto.

Gong Chan gritó cuando fue empujado de nuevo al suelo. Se sentía como si su espalda se hubiera dividido en dos cuando cerró los ojos. No quería mirar a MinGyu, no quería ver la compasión en los ojos del lobo.

La compasión no era para él.

 

Los dioses lo habían abandonado hace mucho tiempo, y ahora todo lo que Gong Chan podía hacer era rezar para poner fin rápidamente a todo esto.

Jihoon tomó un puñado de su pelo, golpeando su rostro contra el suelo de mármol mientras gruñía su ira. Gong Chan sabía que iba a ser golpeado antes de ser follado.

Era un hábito enfermo de Jihoon.

El hombre era retorcido y cruel, y no tenía absolutamente ninguna humanidad. Gong Chan rezó durante lo que le pareció una eternidad para que todo esto terminara, pero continuó el reinado del sádico Jihoon.

Se hizo un ovillo, sosteniendo su abdomen cuando Jihoon le dio una patada fuerte en el estómago, haciendo que Gong Chan vomitara.

—Enseña a tus chicos a someterse y nada de esto sucederá, —gruñó Jihoon a Gong Chan—. Todo esto podría evitarse si sólo hicieran lo que se les dijera.

—Jódete, —dijo Gong Chan cuando escupió el desagradable sabor de su boca.

 

Jihoon se puso en cuclillas frente a Gong Chan, una sonrisa torcida tirando de su labio superior. —No, Gong Chan. No soy yo quien está a punto de ser jodido.

Gong Chan desconectó inmediatamente, bloqueando todo lo de fuera mientras  Jihoon estaba allí de pie.

Soñaba con un lugar donde no había ningún Jihoon, ningún dolor, y ninguna lucha para mantenerse con vida. Gong Chan rezó para que tal lugar existiera. Si no, ¿para qué estaba luchando?

Gong Chan parpadeó sus ojos cuando la luz brillante inundó la tumba oscura. Jihoon estaba en la puerta, burlándose de él cuando pasaba los ojos sobre Gong Chan. Hacía días, quizá semanas, desde que había sido arrojado allí dentro. Gong Chan había perdido la noción del tiempo, acostado en la oscuridad.

Los otros cedieron, dijo, mirando complacido. Tú  puedes salir ahora, Gong Chan.

Gong Chan estiró su cuerpo, arrastrándose hacia la puerta, hacia la   luz.

Sus ojos parpadearon rápidamente a medida que el sol brillante lo cegó.

No creo que tenga más problemas con ellos.

Gong Chan tenía miedo de preguntar por qué. Estaba aterrorizado por preguntar por qué. A medida que sus ojos se acostumbraron al brillante día soleado, Gong Chan retrocedió con horror.

Sí, tuve que sacrificar a uno de ustedes para probar mi punto.

Parecía que encerrarte en una cripta no era suficiente.

 

Gong Chan sintió el enfado, las lágrimas calientes caían mientras yacía en el suelo y lloró. Su mejor amigo, el cachorro con el que había crecido, estaba tendido en el suelo en pedazos, una mirada de horror completo capturada para siempre en sus ojos.

Gong Chan quería matar a Jihoon, pero no había sido alimentado en su prisión de piedra, así que estaba demasiado débil para siquiera batear con su puño. Él miró a los ojos de Kino cuando su pecho se llenó de un oscuro dolor. Gong Chan apoyó la cabeza abajo, sintiéndose demasiado cansado para aguantar por más tiempo.

Él no quería seguir adelante. No tenía ningún sentido continuar.

La manada era casi inexistente por el constante sacrificio de Jihoon. ¿A quién estaba protegiendo ahora?

Gong Chan se hizo un ovillo y lloró cuando miró hacia atrás sobre Kino. Él quería morir, quería acabar con todo. El suicidio era una forma cobarde, pero Gong Chan había estado seriamente  contemplándolo últimamente. Sería libre del infierno que estaba viviendo.

A medida que fue sacado del suelo, Gong Chan dijo una oración por su mejor amigo, el muchacho que le había sonreído siempre pero ya no más.

Una vez que fue llevado de vuelta a su dormitorio, Gong Chan iba a dejar este mundo. No podía hacer esto ya más. Los años de tortura y dolor eran demasiado para que un alma lo soportara.

Algo se había roto finalmente en el interior de Gong Chan. Ver a su mejor amigo tumbado en el suelo, mutilado, había sido lo que finalmente le hizo ver que nunca iba a salir de esta.

Gong Chan se lanzó sin miramientos a la cama y luego sus brazos y sus piernas agarradas cuando estaba tendido y atado. Sus ojos se abrieron de miedo cuando miró a Jihoon.

¿Crees que no sé qué contemplas ahora, Gong Chan? preguntó Jihoon mientras rodeaba la cama, mirando fulminante a Gong Chan. No te matarás. Ese es mi trabajo.

Jihoon se inclinó más cerca, sus labios presionando en el oído de Gong Chan. Nunca escaparás de mí, Gong Chan. Nunca dejaré que tu alma descanse en paz»

 

 

 continuara...

 

 

 

Notas finales:

dejen Rw


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