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37. A la Manera de Dino (03) por dayanstyle

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Dino se movió hacia su nalga izquierda, pero  no  sirvió  de nada. Hizo una mueca de dolor mientras trataba de sentarse en la silla alta como de costumbre, sobre sus dos nalgas. D.K. se había asegurado de que no se sentara correctamente durante mucho tiempo. Su vampiro no era como esas jodidas en los callejones a las que Dino estaba acostumbrado. D.K. ganó la jodida del año, por mucho.

—Sabes que si dejaras de tratar de ocultar que estás enamorado del chico grande serías un poco más feliz —dijo Jaehyun desde el otro lado de la barra—. No hay que avergonzarse de amar a un hombre.

Dino desvió la mirada, mientras la voz de su padre resonaba en su cabeza. «Maricón, demonio, engendro, abominación». Se frotó las sienes con las yemas de los dedos para liberar de su mente la voz de su padre. No sabía qué hacer, y Dino estaba cansado de luchar contra eso. Estaba malditamente cansado de luchar contra lo que realmente era.

Todo porque no quería desilusionar a su padre.

 

Quizás podría ser realmente feliz. Vivía en un completo mundo diferente, donde a nadie le importaba a quién veía. Se estaba acostumbrando a sus colmillos y al hecho de que ahora era un vampiro. Quizás en realidad podría bajar la guardia y ser él mismo.

—Dame un carmesí —le dijo a Jaehyun que dio una palmada en la barra.

Su mejor amigo sonrió y le guiñó un ojo. —Ese es el espíritu. Echo de menos al viejo Dino.

Él también lo hacía.

 

Dino tomó el vaso de la sangre de Jaehyun y tomó un trago grande, escupiéndolo mientras su cuerpo se retorcía como si hubiera comido cincuenta litros de limones. —¿Qué diablos es eso?

Sang Gon gruñó mientras tomaba el trapo de la barra y limpiaba la parte delantera de su camisa. —Voy a empezar a usar un traje de plástico si sigues haciendo el maldito carmesí —le murmuró a Jaehyun.

—¿Es malo? —Jaehyun le preguntó a Dino—. Voy a hacerlo bien con el tiempo.

—Hasta que no lo hagas, mantenme fuera de tu experimento científico. —Dino se estremeció mientras el mal sabor de la sangre seguía en su boca. Tomó una servilleta y comenzó a limpiarse la lengua—. Entonces, ¿quién es quién? —Dino preguntó lanzando la servilleta sobre la barra.

—Él es Jae Kyung. —Jaehyun señaló con la cabeza a un vampiro detrás de la barra. Dino se acercó y le estrechó la mano al tipo.

—Y él es Sang Gon. Él odia a los humanos y trató de usarme como vaca de sangre y enojó a mi pareja cuando llegué aquí.

—Yo… —Sang Gon curvó los labios hacia adentro y vio a Jaehyun.

 

—Si, saca un dedo fuera de la línea y Jaehyo va a ser barbacoa contigo —declaró Jaehyun improvisadamente. Dino se dio la vuelta, viendo hacia el club mientras su mejor amigo seguía señalando a la gente—. Él es Rome, el de la puerta. Él limpia la mente de los humanos antes de que salgan para que no recuerden a los vampiros.

Dino vio hacia la puerta y recordó al vampiro de cuando trató de escapar. El chico había bloqueado su camino. Rome vio hacia él, como si supiera que estaban hablando de él, y le guiñó un ojo a Dino antes de levantar la mano sobre la cabeza del chico que se iba.

Estaba feliz de no haber salido por la puerta esa noche. Ya estaba bastante confundido. Tener su cerebro borrado lo habría confundido más.

—Aun estoy conociendo a más miembros del Aquelarre, pero ellos son Hongbin, el segundo al mando de Jaehyo, y Jun junto a él, es el tercero al mando de Jaehyo. Junhyun es el guardián del pasillo trasero, si alguna vez vagabundeas por ahí, pero no te recomendaría hacerlo.

Dino vio hacia donde estaba señalando Jaehyun. ¿Cada vampiro de este maldito lugar era hermoso, o era su nueva libertad al declararse gay que lo hacía sobre reaccionar? Hey, él podía ver.

—Él es SiHyoung, el de la pista de baile. Y Kikwang al que ya conoces.

Dino recordaba haber conversado con Kikwang la noche anterior. El hombre estaba un poco emocionado, pero era un chico muy agradable. Le hizo un gesto a Dino cuando Dino lo miraba. Dino lo saludó con un movimiento de la mano y luego se giró hacia la pared de los licores.

—Los dos guardias entre la multitud son Mino  y Seung Yeob. Conocerás a todos —le aseguró Jaehyun—. No es tan malo como crees, estaré aquí. Son realmente una familia muy unida que cuidan unos de los otros. Si necesitas ayuda, cualquiera de los vampiros aquí será más que feliz de ayudar.

Dino asintió mientras buscaba alrededor a D.K..

 

—Tu pareja está en una reunión con el Príncipe. Tienen muchas de esas. Mi pareja es Tae Yong. Él es el cuarto al mando de Jaehyo.

Dino vio a Jaehyun, preguntándose si su compañero tenía una posición. —¿Qué es D.K.?

Jaehyun lo vio sorprendido mientras apoyaba los brazos sobre el mostrador e inclinaba la cabeza hacia un lado. —¿No lo sabes?

—¿Si lo supiera te hubiera preguntado? —bufó y luego sonrió.

—Imbécil. —Jaehyun bufó apartándose de la barra—. Él es guardaespaldas de Min Hyuk.

Dino se quedó totalmente sorprendido. Su pareja tenía un trabajo muy importante aquí. Dino estaba realmente orgulloso de eso.

 

—Tae Ho, el hermano de D.K., es el guardaespaldas de Yu Kwon. No quieres hacer enojar a ese pequeño hombre. Sé cortés como el infierno con Min Hyuk. Yu Kwon explota en lo concerniente a su pareja. Tampoco haría nada para enojar a Jaehyo. No porque él es el Príncipe, a pesar de que es un factor, pero más porque Yu Kwon trataría de comerte en el desayuno por hacer algo que moleste a sus parejas.

«He tomado debida nota».

 

Dino no había planeado hacer nada para enojar al hombre con el bebé, o al Príncipe, pero era bueno saber lo que pasaría si lo hiciera. Dino vio a dos hombres caminar a través de una puerta de atrás del bar. Uno se veía fDinoz mientras que el otro parecía aturdido, con una sonrisa de bien jodido pegada en su cara.

—Hay una cocina ahí. Pero también hay una pequeña habitación de madera fuera de la cocina que los vampiros utilizan para hacer sus cosas cuando no quieren ir a las salas de BDSM — Jaehyun le informó antes de caminar a lo largo de la barra para atender un pedido. Dino miró sobre su hombro al pasillo del otro lado del club, el que había utilizado con D.K. cuando salieron por los sándwiches de pescado.

Así que eso era lo que era. Él no tenía el menor interés en probar una de esas habitaciones, pero era bueno saber para qué se usaban esas habitaciones. Eso explicaba por qué había visto al hombre colgado ahí esa noche.

Dulces vaquitas, ¿qué clase de lugar era este? Todo el mundo caminaba por aquí como si el club no estuviera lleno de vampiros o humanos que trataban de conseguir una mordida o una palmada. Todo eso era raro. La primera vez que había venido a este club, antes de que lo secuestraran, cuando él era inocente de todo a su alrededor, Dino había bailado y se había ido. Nada espectacular.

Miró a Rome en la puerta, borrando la mente de los humanos que salían, y se preguntó si había hecho algo más esa noche y no podía recordar. Se estremeció al pensar en lo que podría haber sucedido.

 

Nadie lo trató de manera diferente, por lo que al parecer, nada demasiado malo había ocurrido.

Su cabeza giró bruscamente cuando escuchó la profunda voz de D.K. detrás de él. Su pareja se acercaba desde el pasillo de la oficina de Jaehyo. Esa era la única   habitación   de   ese pasillo. Viéndolo todo, una persona no podría creer que el club fuera tan grande. Las apariencias engañaban.

D.K. se acercó por detrás de él, apoyando su cuerpo en Dino. —Por la forma en que estás sentado, alguien está dolorido —le murmuró al oído a Dino, haciendo que el calor cubriera su cara. Tae Ho se sentó junto a Dino, sonriéndole.

—Vamos a salir esta noche. ¿Quieres unirte a nosotros? —Tae Ho se acercó a Dino de una manera cómplice y preguntó en voz baja.

—Él no va —protestó D.K. detrás de Dino.

—Él estará a salvo. Además, tiene que estar aburrido de estar aquí todo el tiempo —argumentó Tae Ho.

Dino lo estaba. —Pensé que íbamos a recoger las cosas de mi departamento —le recordó a D.K. deslizándose de la silla alta y haciendo una mueca de dolor mientras caminaba. D.K. sabía cómo jodidos hacer que un hombre lo recordara.

D.K. le dio una  palmada  en  el  trasero  y  le  guiñó  un ojo. «Bastardo». Siguió a Tae Ho, D.K. iba detrás de él mientras salían del club. Rome inclinó la cabeza hacia Dino a su paso, moviendo su mano.

—Ni siquiera pienses en ello. —D.K. gruñó y apartó la mano de Rome.

—Sólo jugaba. —Rome rio cuando D.K. entrecerró los ojos y agarró la mano de Dino. Dino se perdió en lo que acaba  de suceder. Salieron a un estacionamiento, D.K. sacó las llaves del carro y presionó un botón. Dino se quedó con la boca abierta cuando vio las luces de un pequeño como la jodida Nissan parpadear. Estos dos eran más grandes que el promedio de los vampiros, ¿realmente conducían ese carro? En comparación con el tamaño de los hermanos, el carro parecía más una lata de atún. Demasiado pequeño.

 

—¿Por qué no podemos simplemente aparecer como vi que hacen los demás vampiros? —Dino preguntó al acercarse al carro de color azul celeste.

¿Azul celeste?

 

¿En serio?

 

—No somos de sangre pura, así que no  podemos difuminarnos. Adelante, entra —dijo Tae Ho, mientras abría la puerta del lado del pasajero y se metió en el asiento trasero. El carro bajó por un lado mientras Tae Ho se acomodaba. Dino no estaba muy seguro acerca de ir en este autito. Vio entrar a D.K. al asiento del conductor y el coche se enderezó. ¿Quizás tenían que viajar juntos para mantener el carro equilibrado? Dino se metió en el asiento del pasajero y se colocó el cinturón de seguridad bajando la ventanilla. Era una noche un poco fría, pero quería disfrutar del aire fresco. Se sentía como si hubiera estado encerrado en ese club por una eternidad.

D.K. encendió el carro y metió un CD, Dino curvó los dedos alrededor del cinturón de seguridad cuando Madonna comenzó a cantar. D.K. y Tae Ho comenzaron a cantar mientras D.K. sacaba el carro del estacionamiento.

¿En qué clase de mundo loco vivía ahora?

 

D.K. le bajó el sonido a la canción ‘Like Virginviendo a Dino.

—Entonces, ¿dónde queda tu departamento?

 

—En Miles Avenue.

 

D.K. movió el carro, Dino temía que pudiera volcarse cuando Tae Ho se inclinó hacia delante entre los dos asientos. —Tienes que estar bromeando. Esa es la peor parte de la ciudad. Ni siquiera iría ahí durante el día si fuera un humano viviendo ahí. Nosotros nos alimentamos mucho en Miles —dijo Tae Ho de entre los asientos.

—¿Nunca has sido mordido? —D.K. preguntó asombrado—. Espera, borra eso. De cualquier manera no lo recordarías. ¿Por qué infiernos vives ahí?

 

—¡Es todo lo que puedo permitirme! —Dino les gruñó a ambos—. Jesús, ustedes matan el orgullo de un hombre.

 

—Es peligroso —dijo Tae Ho.

—Oh, ¿y la vida que estoy viviendo ahora no lo es? —Dino respondió.

—Infiernos, no. Me tienes a mí y a Tae Ho para protegerte. Nada va a pasarte —dijo con orgullo D.K..

—Eso si Tae Ho acomoda su gran trasero en el asiento —Dino argumentó mientras Tae Ho se volvía a acomodar.

D.K. se carcajeó subiendo el volumen de la música. Dino quería hundirse en su asiento. Él era gay pero no escuchaba esa música. Rezó porque nadie que lo conociera lo sorprendiera dentro de un carro con dos grandes hombres que cantaban como una virgen por primera vez. La canción cambió a ‘Borderline, y Dino estaba listo para saltar del coche.

Tae Ho comenzó a cantar más fuerte a medida que se adelantaba y agarraba a Dino de los hombros, haciendo que se sacudiera de un lado a otro como si estuviera bailando la canción.

—¿Puedes detenerte? —Dino gritó golpeando las manos de Tae Ho.

—Oh, vamos, relájate —dijo Tae Ho detrás de él—. Vive un poco.

 

Dino sonrió cuando D.K. comenzó a bailar en su asiento. Era la escena más bizarra que hubiera visto, además de los dos grandes vampiros conduciendo ese pequeño jodido carro azul celeste.

Rodó los ojos cuando la canción ‘Hungry Like the Wolf comenzó a tocar. ¿Qué tipo de mezcla de CD era ese? Tae Ho aulló desde el asiento de atrás, D.K. siguió haciendo movimientos bruscos. Dino rogó que no fuera así la forma en la que su pareja bailaba realmente.

Los tres se reían para el momento en que el carro se detuvo delante del edificio de departamentos de Dino. Los dos hermanos eran divertidos. Dino finalmente bajó la guardia y disfrutó. Los hermanos, incluso le habían hecho cantar, aunque nunca en un millón de años lo admitiría.

—Está bien, entramos, empacas y salimos de aquí —dijo D.K. al tiempo que abría la puerta del carro del lado de Dino. Los hombres que estaban en la cuadra y que normalmente molestaban a Dino retrocedieron, viendo a los dos vampiros. Dino sonrió, sintiéndose poderoso mientras se dirigía a su departamento.

«Jodan conmigo ahora, bastardos».

 

Jaehyun le había pedido a Dino que se mudara con él miles de veces, pero Dino siempre se había negado. Le gustaba vivir por su cuenta, aunque fuera en un barrio peliogroso. Sus padres nunca vinieron aquí a causa de los hombres de aspecto rudo que decoraban las calles como zombis en la noche. Tan pronto como notaban carne fresca, todos se acercaban tropezando.

—Bonitos adornos —dijo Tae Ho, mientras caminaba hacia el edificio—. Me recuerda a zombis apocalípticos.

Dino se rio mientras dejaba entrar a los dos hombres a su edificio. —Estaba pensando en la misma línea —admitió.

Las llaves tintinearon cuando Dino le quitaba la llave a la puerta de su departamento. La abrió ampliamente y se congeló cuando vio a un desconocido de pie en su sala. —¿Quién eres tú?

El hombre trató de llegar al pasillo, pero Tae Ho y D.K. estaban tras él en cuestión de segundos, jalando al idiota por el cuello mientras Tae Ho le enseñaba los grandes colmillos al hombre. El desconocido se orinó en los pantalones temblando como una hoja. Dino arrugó la nariz ante el inmediato olor de orina mientras Tae Ho jalaba al chico de nuevo dentro del cuarto.

—¿Qué jodidos estás haciendo aquí? —D.K. gruñó, haciendo que el hombre se volviera más pálido de lo que ya era. Dino tragó saliva. Nunca había visto a D.K. de esa manera. Su cara estaba cerrada en una máscara de ira y sus colmillos brillaban ante la tenue luz. Era realmente un espectáculo de pelicula de terror.

—Yo no vi a nadie por aquí en las últimas semanas. Pensé que el ocupante había abandonado el lugar —confesó el hombre, viendo a los hermanos con los ojos muy abiertos.

—¿Así que irrumpiste? —preguntó Tae Ho sacudiendo al tipo.

 

—¡Aquí está! —El hombre comenzó a vaciar sus bolsillos. Dino vio que el reloj de su abuelo cayó al suelo junto con los pendientes de su abuela. El poco dinero que había guardado bajo el colchón se unió al resto de los elementos en el suelo.

Dino comenzó a sentir pena por el chico. Era tan delgado como un riel, y su ropa era tan descuidada como la de un vagabundo. Tomó el dinero y se lo entregó al hombre. —Lo necesitas más que yo.

—¿En serio? —preguntó Tae Ho—. ¿Él irrumpe en tu departamento, te roba y le pagas por eso?

—Que se vaya, Tae Ho. Yo sé lo que es estar sin suerte y desesperado —dijo Dino mientras se dirigía hacia su dormitorio. Él sólo quería hacer las maletas y salir volando de aquí. Ahora sentía su departamento extraño. Dino sentía como si estuviera en el lugar de otro, un extraño en su propia casa.

Tomó una bolsa de gimnasio del armario y empezó a meter varios artículos de ropa en ella y luego fue al baño para tomar sus artículos personales. Cuando la bolsa estaba llena, Dino tomó una mochila del suelo.

Luego Dino caminó alrededor de la vivienda, tomando las fotos de la familia y cualquier otra cosa de la que no podría desprenderse. Revisó el lugar dos veces, asegurándose de no dejar nada atrás. Él no quería tener una razón para volver a este basurero. Cuando no pudo encontrar nada más que meter en su mochila, declaró que había terminado.

Dino entró en la habitación y dejó sus maletas en el suelo junto al sofá. Se sorprendió al ver a Tae Ho todavía sosteniendo al hombre por el cuello.

 

¿Qué infiernos está esperando? ¿A la policía? No era muy probable. —¿Por qué no lo dejaste ir?

Tae Ho se encogió de hombros, viéndose arrepentido mientras estaba ahí con sus dedos curvados en la camiseta del   desconocido.

—Pensé que tal vez cambiarías de opinión y desearías patearle el culo.

 

Dino suspiró mientras se acercaba al hermano de D.K., golpeando la mano de Tae Ho en varias ocasiones. Tae Ho se comportaba como si no quisiera dejar ir al chico, pero finalmente cedió y lo dejó en libertad.

—Toma esto —dijo D.K. y le ofreció al extraño una tarjeta de visita—. Si vas a ese club y preguntas por D.K. o Tae Ho, tendrás una comida decente, por cuenta de la casa —agregó D.K., en el último segundo.

—¿Qué jodido es esto? —Tae Ho preguntó mientras pasaba las manos sobre su cabeza y luego señaló la tarjeta de visita en la mano del desconocido—. ¿Por qué no le abrimos una maldita cuenta en el banco? ¿Desde cuándo extendemos la alfombra roja a los ladrones?

—¡No soy un ladrón! —gritó el hombre y luego se sonrojó de un profundo rojo carmesí—. Bueno, excepto por este lugar. Pero yo tenía hambre —dijo, justificando el allanamiento de morada.

—Relájate, Tae Ho —advirtió D.K.. Dino amaba a su pareja por estar de su lado en esto. Por lo general no era caritativo, pero por alguna razón, el hombre de pie en su sala jalaba cuerdas de su humanidad.

—¿Cuál es tu nombre? —Dino preguntó ignorando el gruñido de protesta de Tae Ho.

Hyun Seung —respondió el hombre—. ¿Vas a llamar a la policía? —preguntó mientras sus ojos veían hacia la puerta.

—No, sólo ten cuidado ahí fuera. Algunas personas prefieren disparar primero y luego llamar a la policía por irrumpir su casa —dijo Dino mientras se inclinaba y tomaba el reloj y los pendientes del suelo, empujando los elementos en su bolsillo delantero.

 

Hyun Seung asintió rápidamente mientras D.K. pasaba la mano por la cabeza del chico. Dino sólo podía suponer que D.K. estaba borrando cualquier recuerdo de los vampiros de la memoria de Hyun Seung.

Hyun Seung vio a los tres y luego corrió hacia la puerta. Se marchó antes de que Dino pudiera decir una palabra.

—¿Por qué no les entregamos tarjetas del club a los chicos de la calle y abrimos un hotel gratuito para ellos? —Tae Ho murmuró mientras tomaba una de las bolsas de Dino—. ¿Desde cuándo los vampiros hacen todo ese jodido trabajo de caridad? —se quejó mientras salía.

—¿Es siempre tan agradable? —Dino preguntó tomando su chaqueta, D.K. tomó su otra bolsa.

—Créeme, se está moderando. Tae Ho haría cualquier cosa para mantenerte a salvo, incluso dar su vida, pero no es muy compasivo cuando se trata de delincuentes. Ninguno de los dos lo somos.

—Entonces, ¿por qué le ayudaste? —Dino preguntó con curiosidad.

D.K., se encogió de hombros. —Porque tú lo hiciste.

 

Dino tampoco por lo general era caritativo con los delinncuentes, pero Hyun Seung no encajaba en el estereotipo típico de penal. Parecía malditamente demasiado... inocente. Dino le sonrió a D.K. y se inclinó para besarlo. D.K. era un guardaespaldas, ¿quién sabía que el hombre tenía un gran corazón? A él le gustaba eso de él.

Rompió el beso cuando sus pulmones comenzaron a arder, su pareja tenía una tonta sonrisa de oreja a oreja.

—Vamos. Tenemos un verdadero regalo para ti. —D.K. le guiñó un ojo mientras caminaba detrás de Dino, cerrando la puerta del departamento.

Dino subió al asiento delantero una vez que sus bolsas fueron guardadas en la cajuela. Tae Ho y D.K. siguieron en donde se habían quedado como si la escena del departamento no hubiera ocurrido. Se rieron, cantaron algunas canciones de los ochenta, y se movieron alrededor como si estuvieran bailando —o sosteniéndose. Dino aún no había descubierto esa parte.

 

 

continuara...

 


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