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40. Nam Joon (01) por dayanstyle

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Hyung Won levantó la cabeza cuando el panel al lado de la televisión comenzó a parpadear rojo, indicando que había intrusos en los alrededores de la entrada del hangar. Se levanto del sofá y se acercó al panel, presionando algunos botones y el video cobró vida.

 

La cámara estaba montada en un punto escondido en un lado de la montaña y apuntaba directamente a la entrada del hangar, mostrando a Hyung Won quién estaba merodeando. Maldijo cuando vio a Rae Hwan y Feeldog caminando alrededor.

Eso no era lo que ellos necesitaban.

¿Cómo infiernos esos dos habían encontrado dónde vivían las Bestias? Más importante, ¿cómo esos dos habían logrado pasar la barrera de hechizos de Nam Joon?

Eso no era bueno.

Hyung Won caminó rápidamente por el largo pasillo, deteniéndose en la última puerta a la izquierda. Levantó la mano y tocó con sus nudillos por la ornamentalmente decorada puerta de madera, esperando que el comandante le permitiera entrar.

 

Nam Joon abrió la puerta, sus ojos entrecerrados con irritación cuando vio a Hyung Won. —¿Qué? —gruñó.

—¿Mal momento?

—Mucho. ¿Qué es lo que quieres?

—Oh nada —dijo Hyung Won señalando hacia la sala—. Solo que los perros del infierno están husmeando en el hangar.

—Mierda. —Nam Joon empujó a Hyung Won y salió como tromba por el pasillo hacia los monitores. Hyung Won se asomó al cuarto de Nam Joon, viendo a JungKook de pie, parecía intrigado.

—Puedes venir conmigo —dijo Hyung Won mientras se alejaba—. Eres uno de los nuestros ahora, debes de saber lo que sucede.

 

JungKook no parecía feliz con la declaración de Hyung Won. Pero de cualquier manera salió del cuarto y lo siguió. Hyung Won regresó a la sala en donde al parecer todas las Bestias estaban de pie, viendo el monitor.

 

Nam Joon estaba frente al panel, tocando el monitor con la punta de su garra, su labio curvado en un gruñido. — ¿Cómo jodidos esos dos nos encontraron? —Nam Joon preguntó, más para si mismo que para los hombres que los rodeaban.

 

—No tengo ni idea —Hyung Won contestó, indiferente mientras se encogía de hombros—. Pero están aquí, así que ¿cómo quieres tratar con eso, jefe?

 

—Quiero sus cabezas en un maldito platón —Nam Joon gruñó y se giró hacia los hombres en el cuarto—. Pero dado que eso es imposible, necesitamos encontrar cómo fue que ellos nos descubrieron y necesitamos conseguir hechizos más potentes.

 

Hyung Won frotó las manos juntas ante la anticipación que se formaba en su interior ante la pelea por venir. —Bueno, jugaremos con los perritos.

 

—Eso no está en la cima de mi lista —dijo JungKook rodando los ojos hacia Hyung Won—. Pero creo que en lugar de eso me sentaré a ver el espectáculo. ¿Alguien tiene palomitas?

Hyung Won se carcajeó mientras que Nam Joon inclinaba la cabeza. —¿En serio? ¿Realmente quieres palomitas? — Nam Joon preguntó asombrado.

—Qué infiernos —JungKook contestó—. Tendré algo que comer mientras Hyung Won consigue entregarle el culo a esos.

—¡Hey!— Hyung Won gritó en respuesta—. ¿Qué te he hecho?

JungKook se rio y sacudió la cabeza. —Nada, pero prefiero ver cómo patean tu culo que salir yo.

—Él me agrada. —Ray se reía mientras él y Hyung Won se dirigían a la entrada de la casa.

—Esperen —dijo Nam Joon volviendo a ver el monitor—. Ellos parecen estar alejándose. No hay necesidad de alertarlos de que estamos aquí, solo están husmeando alrededor.

 

Hyung Won se dejó caer en el sofá, doblando las piernas bajo él mientras esperaba.

 

—Ellos se alejan —dijo Nam Joon juntando las manos detrás de la espalda—. No estoy seguro de cómo llegaron tan lejos o cómo ellos imaginaron la dirección en donde buscarnos, pero no me extrañaría que Julien les digiera.

 

—No me extrañaría de ese bastardo —Hyung Won bufó—. ¿Soy yo o el Rey se está poniendo más malhumorado con la edad?

—También se está volviendo descuidado —dijo WenHan mientras se dejaba caer en el sofá al lado de Hyung Won—. ¿Alguien había notado eso?

Hyung Won sacudió la cabeza. —Él sigue echando mierda por el culo, pero no he notado nada diferente, ¿por qué?

WenHan se encogió de hombros. —Nada que pueda asegurar pero parece que el Rey Idiota está perdiendo su toque.

 

Nam Joon sacudió la cabeza en desacuerdo. —Me parece lo opuesto. Parece que el hombre es más preciso con la edad. Y eso no es bueno —Nam Joon murmuró mientras veía el monitor.

Hyung Won estaba totalmente de acuerdo con Nam Joon. Si Julien incluso se cansaba de jugar con ellos, de provocarlos, y decidía pasar al siguiente nivel, todos ellos estaban jodidos.

El Rey podría no ser capaz de ordenarles, pero seguro como una mierda podría matarlos. Y ese pensamiento no le sentaba nada bien a Hyung Won.

 

Nam Joon tenía una intranquila sensación mientras estudiaba el monitor. Veía a los dos perros del infierno acercándose. Notó que ellos veían hacia los lugares correctos de cómo lograr entrar al hangar.

 

No había forma de que eso fuera una afortunada casualidad. Los dos señalaban en la dirección correcta. Nam Joon maldijo y sus ojos rápidamente vieron hacia JungKook, viendo que el hombre estaba haciendo su mejor esfuerzo para controlarse. Odiaba que su zaterio estuviera involucrado en esto, pero no había manera de que Nam Joon dejara ir a JungKook.

 

Después de tantos años de estar solo, Nam Joon había finalmente encontrado a la única persona que era solo para él, su elegido, y no había manera en el infierno que fuera a permitir que JungKook se alejara de él.

 

—Manténganse todos en silencio —Nam Joon advirtió, presionando unos botones del panel, disminuyendo la luz de su casa y cortando la energía de las cosas que no necesitaban en este momento. El suave brillo del monitor iluminaba a Nam Joon mientras veía a los dos perros del infierno correr hacia la entrada del hangar, como si ellos trataran de descubrir cómo entrar.

 

No había manera de que pudieran entrar sin el control remoto, pero Nam Joon no iba a confiar solo en esa teoría.

Algunas personas tenían suerte.

Además, esos dos eran ingeniosos y no confiaba en ellos.

—¿Se están alejando? —JungKook murmuró nervioso mientras se acercaba a Nam Joon.

Nam Joon tomó la oportunidad de acercarse a su zaterio, pasando su brazo sobre los hombros de JungKook, jalando al pequeño hombre más cerca a su cuerpo, inhalando el fuerte almizcle y terroso olor que solo pertenecía a JungKook.

 

—Aun no —contestó, dando un ligero apretón a los hombros de JungKook.

—¿Significa eso que tendremos que mudarnos? — WenHan preguntó mientras cruzaba su tobillo sobre la rodilla—. Porque ya me encariñé con este lugar, y al final tengo mi recámara como me gusta.

 

El lado de los labios de Nam Joon se elevó en una sonrisa por la manera en que las Bestias Aladas estaban reaccionando ante la situación. Ellos solían estar en la batalla, ellos solían luchar. Requería mucho encontrar un gramo de miedo en ellos.

Ellos no se asustaban fácilmente.

 

Mientras Nam Joon seguía de pie ahí con JungKook cerca a su lado, por primera vez en su vida, el miedo realmente entró en Nam Joon, sentía como un peso se hubiese asentado en su estómago. Por primera vez en la vida de Nam Joon había alguien que le importaba y que tenía que proteger, que tenía que cuidar. Alguien que podría perder.

 

Las Bestias podrían cuidar de si mismos. Ellos eran astutos, inteligentes, ágiles en la batalla. Pero Nam Joon sabía que JungKook no tendría ninguna oportunidad defendiéndose contra Julien o los perros del infierno.

JungKook, ya sea que lo quisiera o no, tenía a Nam Joon para protegerlo. —No —le contestó a WenHan—. No tenemos que mudarnos. Solo necesitamos hechizos más fuertes alrededor. —Su pulgar recorría el brazo expuesto de JungKook, sintiendo la suave carne bajo la yema de su dedo.

 

Nam Joon pudo sentir un ligero estremecimiento bajo su mano, que solo intensificó el calor del apareamiento. No estaba seguro de poder seguir tan calmado y no tomar a JungKook en el suelo, bramando su reclamo. Pero muy asombrosamente logró mantener la compostura.

 

—Ellos se alejan —Nam Joon confirmó y JungKook dejó salir un suspiro de alivio. Nam Joon no podía hacer eso. Ellos aun estaban demasiado cerca. Hasta que él pudiera rebuscar los antiguos códices o ponerse en contacto con Hyeon Su, Nam Joon seguiría aprehensivo.

 

—Bueno, al infierno con ellos —dijo Hyung Won mientras movía su mano hacia el televisor—. Regrésalo a mi maldito programa. Ellos se fueron.

Nam Joon rodó los ojos y se alejó del monitor, con JungKook a su lado. —Ellos aun siguen en el área.

JungKook se alejó, tomando asiento en una silla, el calor de su cuerpo desapareció instantáneamente cuando se separó de Nam Joon. Se sentía frío y vacío sin JungKook a su lado, pero Nam Joon no iba a quejarse, por ahora. No hasta que reclamara a JungKook y lo hiciera suyo.

Entonces Nam Joon no dejaría que el hombre se apartara de su lado.

Entrando en la cocina, Nam Joon tomó una profunda y calmante respiración, exhalando lentamente. Podía hacer esto. Podía manejar el calor del apareamiento sin saltar sobre JungKook.

Fácil.

Nam Joon gruñó. ¿A quién infiernos engañaba?

Tener a JungKook tan cerca y no ser capaz de reclamar al sexy hombre estaba agotándolo, más que antes. No solo era su cuerpo el que atravesaba por el calor del apareamiento, sino su bestia que demandaba que Nam Joon tomara a JungKook, pero necesitaba conocer a su zaterio, sostenerlo, permitir que sus dedos recorrieran el sensual cuerpo de JungKook, que estaba comenzando a hacer estragos con su paciencia.

 

Nam Joon tomó una botella de agua del refrigerador, la destapó y le dio un trago hasta acabársela, dobló la botella vacía.

Eso no ayudó.

Lanzó la botella al bote de basura. Pensando en que tenía que haber una manera de enfriar su caliente piel. Eso era una locura. Era solo el primer día y Nam Joon sentía que había sufrido por el calor toda una eternidad.

 

«¡Contrólate!»

Rodó los hombros y movió su cuello tratando de liberar algo de la tensión de su cuerpo. Colocando las palmas en el mostrador, vio todos los aparatos, tratando de hacer algún ejercicio mental para recuperar el control.

—Odio molestarle —dijo JungKook parado en el marco de la puerta—. Pero ni siquiera he comido hoy. Sé que eres vampiro, así que no espero que haya comida aquí, pero ¿tienes algunas galletas o algo que pueda morder?

Giró la cabeza a la derecha y una sonrisa elevó sus labios. Tenía algo que JungKook podría morder, pero no estaba seguro de que JungKook lo considerara comida. —Soy un vampiro —aceptó—, y necesito sangre para sobrevivir, pero también como comida. Revisa los gabinetes y el refrigerador. Debe de haber mucha comida. Sírvete.

 

Sus ojos fijos en JungKook, siguiendo a su pareja recorrer el cuarto. Dejó salir un gruñido cuando JungKook abrió el refrigerador y se inclinó, dándole a Nam Joon una vista de su apretado pequeño trasero. Sus colmillos se presionaban dentro de su labio inferior, rompiendo la piel mientras veía a su pareja moverse alrededor.

El chico seriamente lo estaba matando.

Los dedos de Nam Joon se curvaron y sus uñas sobresalían por la piel. Alejó la mirada. No había manera de que siguiera viendo a JungKook y mantuviera el control de su cuerpo al mismo tiempo.

Eso no iba a suceder.

Pudo oír el refrigerador cerrarse mientras JungKook dejaba algunos contenedores de plástico sobre el mostrador.

—Veo que tienes cerveza de raíz y helado —dijo JungKook con una sonrisa.

—Si, ¿y? —Nam Joon preguntó mientras juntaba las cejas confundido.

—¿En serio? —JungKook lo vio con la boca abierta—. Amigo, dime que no es así. ¿Me dices que nunca has probado la malteada de cerveza de raíz antes?

—No, nunca —dijo mientras se giraba, se apoyaba en el mostrador y cruzaba sus manos sobre su pecho—. Nunca he probado la malteada de cerveza de raíz.

JungKook se rio y tomó una taza de vidrio del gabinete. — ¿Cómo has vivido tanto tiempo sin disfrutar una malteada de cerveza de raíz?

Nam Joon se encogió de hombros. —Hay muchas cosas que no he experimentado.

—¿Cómo qué? —JungKook preguntó cruzando el cuarto hacia el congelador y sacando la nieve de vainilla.

—Fui creado como un hombre adulto —Nam Joon admitió—. Nunca tuve infancia. Eso siempre me ha molestado. He visto a los pequeños niños humanos jugar y me he preguntado cómo hubiera sido haber nacido en lugar de ser creado como adulto.

 

—Oh, mi Dios —dijo mientras sacaba una cucharada de nieve del contenedor y la dejaba caer dentro de la taza de vidrio—. Te perdiste de muchas cosas.

 

El corazón de Nam Joon dio un vuelco al ver por primera vez la más hermosa sonrisa en la cara de su pareja. Se limpió la garganta. —¿Como qué?

 

—Saltar a la cuerda, montar bicicleta, rasparte las rodillas y beber directamente de la manguera en verano. Intercambio de tarjetas y la preparatoria. —JungKook sacudió la cabeza—. No, olvida la preparatoria. No te perdiste mucho ahí —gruñó—. Y, oh, no debo de olvidar los años de ser adulto joven. ¡Beer pong! —dijo mientras abría la lata de cerveza de raíz y vertía el contenido en la taza con nieve.

Nam Joon veía curioso cómo burbujeaba la cerveza de raíz, creando gran espuma. JungKook revisó un cajón tras otro hasta que su mano sacó algo.

 

—Aquí esta, una pajilla. —JungKook metió la pajilla en el brebaje y levantó la taza hacia Nam Joon—. Ahora pruébalo —dijo JungKook dándole la taza a Nam Joon—. Bebe a través de la pajilla, pero cuidado —JungKook advirtió—. Si bebes demasiado rápido la nieve hace que la cerveza de raíz esté muy fría y se te congele el cerebro.

—¿Se congele el cerebro? —Nam Joon preguntó mientras veía de JungKook a la taza—. ¿Qué infiernos es que se congele el cerebro? —No estaba seguro de que le gustara como se oía eso.

JungKook sacudió la cabeza y movió las manos frente a él.

—Confía en mí, no quieres descubrirlo. Ahora, bebe.

 

Nam Joon primero olió la taza y entonces llevó sus labios a la pajilla, tomando un gran trago. «Maldición, esto es jodidamente bueno». Bebió duro a través de la pajilla sobre el brebaje y entonces la taza cayó contra el mostrador cuando sintió un agudo dolor en su cabeza. Palmeó sus sienes.

 

«¿Qué infiernos?»

—Te lo advertí —dijo JungKook y tomó la taza del mostrador—. Te advertí que se te congelaría el cerebro.

—¿Eso es lo que es esto? —Nam Joon preguntó mientras respiraba a pesar del agudo dolor.

—Tenías que tomarlo lentamente —dijo JungKook—. Ahora, ¿quieres intentarlo de nuevo? —Sostuvo la taza en alto hacia Nam Joon.

«Infiernos, no». —Paso.

—Tu decisión. —JungKook se terminó la bebida de Nam Joon.

 

Nam Joon veía a su pareja chupar a través de la pajilla, y un bajo gemido salió de los labios de Nam Joon, imaginando los labios de JungKook envolviendo algo más que era largo y chupable. Su pene se endureció.

Su pene había quedado en perpetuo estado de alerta estando alrededor de su zaterio, pero ver los músculos de la garganta de JungKook flexionarse mientras chupaba su bebida, hacía que Nam Joon pudiera sentir el frente de sus jeans húmedos por el pre-semen.

 

La mirada de JungKook bajó a la ingle de Nam Joon y su cara se ruborizó de un lindo rojo. Dejó la pajilla y bajó la taza. — Yo… yo voy a comer algo —JungKook declaró y le dio la espalda a Nam Joon.

 

No estaba seguro si era una sabia opción. Ahora era capaz de ver el trasero de JungKook, imaginar todo tipo de cosas que podría hacer mientras se lamía sus secos labios, su corazón palpitó más duro. Nam Joon podía oler el tinte de excitación viniendo de su pareja, y ver un pequeño eco de los pensamientos del interior de la cabeza de JungKook.

 

Su pareja estaba teniendo una escena en su cabeza en donde ¡ellos estaban jodiendo!

Nam Joon se sostuvo mientras veía los pensamientos con los que jugaba JungKook. Vio lo que JungKook quería y lo que a su zaterio le gustaba.

 

Eso comenzó a ser demasiado, así que Nam Joon se forzó a alejarse. Tenía que alejarse del hombre antes de hacer algo con lo que JungKook no sería feliz.

 

continuara....


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