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40. Nam Joon (01) por dayanstyle

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Tan pronto como JungKook abrió los ojos se tomó la cabeza, rodó y vomitó. ¿Qué infiernos había comido? JungKook no recordaba haberse sentido así de enfermo antes y ese sabor era como si hubiera lamido el fondo de un bote de basura en lo más caliente del verano.

 

—Suéltalo todo.

 

El señor sabía que estaba tratando. El rancio sabor quemaba su maldita nariz. —¿Qué comí? —JungKook preguntó rodándose sobre su espalda, sintiéndose demasiado débil para levantarse a enjuagarse la boca. Deseaba poder hacerlo porque el sabor seguía ahí.

 

—¿Recuerdas lo que sucedió? —Nam Joon preguntó pasando su mano por el cabello de JungKook—. ¿Los perros del infierno?

JungKook gruñó cuando recordó al furioso bastardo morderlo. —¿Él me hizo esto?

—Más precisamente, su mordida —Nam Joon le contestó, levantándose de la cama y regresando un momento después con una toalla y un vaso con agua.

 

—Gracias. —Tomó el agua, se enjuagó la boca y escupió el líquido en la vasija que sostenía Nam Joon. Tomando la toalla, JungKook se acostó y entonces la extendió sobre la cara—. ¿Cómo su mordida me hace esto? —preguntó bajo la toalla—. He sido mordido por otras criaturas antes y esto nunca ha sucedido.

 

Sintió que la cama se hundía y luego que Nam Joon tomaba su mano entre la más grande suya. —Fuiste mordido por un habitante del infierno. Esas mordidas son muy venenosas. Algunas criaturas no sobreviven a la mordedura.

JungKook levantó la cabeza y retiró la toalla húmeda de su cara. —¿Ellos no lo hacen?

Nam Joon sacudió la cabeza.

 

—Pudiste haber compartido esa pequeña información antes de que lucháramos. —Dejó caer la cabeza hacia atrás sobre la almohada, tapándose la cara de nuevo. JungKook sintió como si alguien hubiera usado su cuerpo para la práctica de bateo. Le dolía por todas partes, y ¿qué infiernos era ese olor?

—No hubo tiempo.

 

Trató de permanecer inmóvil. Su cuerpo dolía como el infierno, y el sabor a podrido en la boca, junto con el olor persistente en el dormitorio, le causaba querer vomitar de nuevo.

 

—¿No hubo tiempo para decirme la primera vez que ellos se acercaron a mí en la taberna? Tienes razón, cuarenta y ocho horas no es tiempo suficiente para decirme: '¡Cuidado, su mordida es venenosa!’

—Yo la jodí —Nam Joon dijo con ira mientras la cama se movía, diciéndole a JungKook de que la bestia había dejado la cama—. No sucederá de nuevo. ¿Crees que pondría en peligro a mi zaterio a propósito?

 

La cabeza de JungKook comenzaba a pulsar. Realmente no quería discutir. ¿Cuál era el punto? Lo hecho, hecho está. — Correcto, pero por favor, baja la voz antes de que mi cabeza se parta a la mitad.

Nam Joon regresó a su lado, tomó la mano de JungKook. — ¿Qué puedo hacer por ti?

La cabeza de JungKook giraba por la manera en que Nam Joon pasaba de caliente a frío. ¿El hombre tendría doble personalidad? No creía eso. Esta situación estresaba a todos, incluyéndolo a él como su pulsante cabeza le recordaba. — Sólo déjame descansar.

 

—Voy a tener sopa para traerte más tarde. Descansa, zaterio. —Nam Joon besó su sien y acomodó las mantas alrededor de JungKook.

 

JungKook planeaba eso, tan pronto como se cepillara sus malditos dientes... con un estropajo.

 

 

JungKook se despertó lentamente para encontrarse boca abajo sobre una suave cama. Se quedó mirando el suelo, esperando que la náusea lo golpeara, Mientras esperaba se dio cuenta de que se sentía diez veces mejor que la primera vez que se había despertado.

 

Su dolor de cabeza era ahora sólo un bajo latido, y su estómago se sentía más estable. El sabor fétido se había ido de su boca, y el rancio olor en la habitación ya no existía. Frunció el ceño, rodó sobre su espalda y se quedó viendo el techo.

 

—Cuidado, zaterio —le llegó la voz de Nam Joon. JungKook miró alrededor hasta que vio a la bestia sentado en una silla del otro lado del cuarto. La imagen parecía contradecir lo que JungKook ya había visto del hermoso hombre.

 

Nam Joon tenía un libro abierto sobre su regazo, con una pierna cruzada sobre la otra, y había una taza humeante en una pequeña mesa a su lado. La imagen ahora de Nam Joon hizo que JungKook pensara en un fuerte caballero descansando.

—¿Cómo te sientes?

 

JungKook se movió alrededor, probando sus músculos y articulaciones. —Mucho mejor —dijo mientras colocaba sus manos sobre el colchón y se enderezaba sentándose. No había ventanas para saber qué hora era. Estaba empezando a perder la noción del tiempo dentro de esta montaña.

 

Nam Joon cerró el libro y lo dejó en la mesa al lado de él.

 

—Siento no haberte dicho sobre las mordidas.

 

JungKook sacudió la cabeza. —Sobreviví a eso. Eso es lo importante. —Y lo era. Después de perder a Dae Geon, las pequeñas cosas realmente ya no le importaban a JungKook. Odiaba las discusiones y confrontaciones. Estaba vivo, respiraba, y veía a su pareja en el cuarto. Eso era suficientemente bueno para él.

 

JungKook podía ver lo realmente dolido que estaba Nam Joon por la tensa expresión en su rostro, la tristeza en sus oscuros ojos. —Estoy un poco hambriento —le dijo.

 

Nam Joon asintió y se puso de pie. —Iré por algo para que comas. —Un momento después, Nam Joon regresó con una bandeja en sus manos. JungKook podía ver que su pareja realmente lo intentaba. El hombre estaba a su entera disposición, y dispuesto a hacer cualquier cosa para hacerlo feliz.

 

Después del reclamo, JungKook sabía que Nam Joon era su pareja, y también sabía que tenía que darle un descanso al hombre. La bestia no había hecho más que tratar de cuidar de él. —Gracias.

 

Recargándose en el respaldo, JungKook movió los brazos a un lado mientras Nam Joon colocaba la bandeja en su regazo. Había un humeante plato de caldo y un vaso de agua sobre la bandeja. —Podría darte más, pero no creo que tu estómago puede manejarlo en este momento —dijo Nam Joon mientras se sentaba junto a JungKook en la cama.

 

—Huele genial —respondió mientras llenaba su cuchara, soplando el vapor. Realmente se sentía mucho mejor. Parecía que descanso era todo lo que realmente necesitaba. JungKook incluso se sentía lo suficientemente bien como para tontear, pero sabía que necesitaba tener algo en su estómago primero. Tomó un sorbo de la cuchara mientras observaba a Nam Joon que lo observaba de cerca.

 

Parecía que no era el único que tenía hambre, pero sabía que Nam Joon tenía hambre de otra cosa que no era comida. —¿Han regresado? —preguntó mientras metía la cuchara en el caldo caliente, una vez más.

 

—No. —Nam Joon sacudió la cabeza, sus ojos siguiendo el progreso de la cuchara a los labios de JungKook. No estaba seguro de si su pareja estaba consciente de sus acciones cuando Nam Joon se lamía los labios tan pronto como JungKook chupaba la cuchara dentro de su boca. Nam Joon se limpió la garganta y alejó la mirada—. Y eso me preocupa.

 

—¿Por qué? —preguntó mientras bebía de su cuchara.

 

—Ahora ellos saben dónde estamos. Deberían de haber regresado tratando de desgarrar la montaña. Pero nada ha sucedido.

 

—¿Qué crees que signifique?

Nam Joon se encogió de hombros. —No estoy seguro, pero no me gusta. Ese silencio me da un mal presentimiento.

 

—Su pareja veía el edredón trazando pequeños círculos con sus dedos sobre los profundos patrones verde esmeralda—. Dime, JungKook —dijo tomando una profunda respiración, pero su pareja no continuó.

 

JungKook notó que Nam Joon no podía mirarlo. Dejó la cuchara en la bandeja, esperando. Su pareja no levantaba la mirada para verlo, así que JungKook tamborileó sus dedos sobre el dorso de la mano de Nam Joon.

 

—¿Cuando estabas con fiebre, consideraste unirte a Dae Geon?

 

JungKook se sorprendió con la pregunta. Colocó su mano arriba de la de Nam Joon, dándole un suave apretón hasta que su pareja lo vio a los ojos. —Ni siquiera recuerdo tener fiebre —contestó honestamente—, pero si recordara, no hay manera de que te hubiera dejado.

 

Nam Joon lo miró un momento, sus ojos fijos en la cara de JungKook, estudiándolo, la incertidumbre llenaba sus ojos. No estaba seguro que su pareja le creyera después de todo lo que JungKook le había dicho acerca de Dae Geon, pero le dijo la verdad. No había manera de que pudiera dejar a Nam Joon solo. Sabía lo que se sentía, y no le deseaba eso a un hombre que solo se había preocupado por él.

 

—El color ámbar de tus ojos regresó —le dijo con una sonrisa. JungKook notó el cambio de tema y lo dejó pasar por ahora.

 

—¿Qué es lo que quieres decir? —preguntó mientras se terminaba su caldo.

 

—Tus ojos —dijo Nam Joon pasando la punta de sus dedos por las mejillas de JungKook—. Tus ojos habían cambiado a negro rodeados de rojo. Temía no volver a ver tus hermosos ojos color ámbar dorado de nuevo.

 

JungKook movió sus pestañas, sabiendo que lo hacía para quebrar la tensión en el cuarto. —¿Qué, son mis viejos ojos? — provocó—. ¿Te gustan?

Nam Joon se rio y asintió. —Me gustan. Son dos hermosas gemas.

 

JungKook colocó sus manos en su regazo, sintiendo un caliente rubor subir por su cara. —Gracias, amable señor.

 

Su pareja tomó la bandeja del regazo de JungKook, cruzó la habitación y la dejó sobre la mesa. —Debes descansar —dijo regresando con JungKook—. Has atravesado una gran prueba.

—Estoy descansado. —JungKook podía ver de nuevo la culpa en los ojos de su pareja. Eso no podía ser—. Ahora creo que necesito un poco de amor de mi bestia.

 

Los ojos de Nam Joon se abrieron aun más. JungKook palmeó la cama moviéndose para hacerle lugar a su pareja. —Ven aquí y te mostraré lo que escondo bajo las sábanas.

 

La bestia sacudió la cabeza de un lado a otro. JungKook podía ver que Nam Joon lo quería. —Estás débil. Acabas de luchar para sobrevivir.

 

—Ahora, ¿tengo que luchar para lograr joder? —JungKook preguntó con un gruñido y entonces cambió a uno más dulce—. Sé que lo quieres.

 

JungKook deslizó la sábana a un lado lo suficiente para revelar la cabeza de su pene escurriendo. —No quiero descansar. — Hizo un puchero, su labio inferior hacia afuera mientras pasaba su dedo por el claro líquido y luego acomodaba la sábana en su lugar, ocultando su erección—. Supongo que no quieres esto —dijo y luego lamió el claro líquido de sus dedos.

 

Nam Joon estuvo en la cama en tiempo record, se quitó la ropa y la lanzó a un lado. Su bestia se deslizó bajo los cobertores, su caliente cuerpo presionando el de JungKook. — ¿Crees que podría rehusar a mi zaterio?

—Seguro como el infierno que esperaba que no.

—Pero deberás de prometerme que me dejarás hacer todo el trabajo.

 

JungKook estaba totalmente de acuerdo con eso. De cualquier manera en que su pareja le diera algo de amor. Infiernos, él estaría de acuerdo en que lo amarara si así tenía a Nam Joon llenándolo. JungKook se giró y presionó su pecho contra el de Nam Joon. —Está bien, no me moveré. Ahora, jódeme.

 

Nam Joon sonrió mientras deslizaba sus dedos arriba y abajo de la grieta de JungKook. JungKook gimió y se empujó hacia atrás, haciendo su mejor esfuerzo por empalarse en Nam Joon.

 

—Se supone que no te moverías —Nam Joon le recordó mientras presionaba la punta de su dedo contra el agujero de JungKook.

 

—Nam Joon —JungKook rogó suavemente y entonces gritó su aprobación cuando el dedo de Nam Joon se hundía profundamente en su interior—. Más, necesito más. Por favor, dame más.

 

—Ruegas tan bonito —dijo Nam Joon mientras alcanzaba una pequeña botella de vidrio. JungKook pudo ver que estaba llena con algún tipo de aceite.

 

—¿Es lubricante? —preguntó viendo que Nam Joon destapaba la botella.

 

—Es mucho mejor, zaterio. —Nam Joon mojó sus dedos dentro de la jarra y luego lo distribuyó, cubriendo sus gruesos dedos con el aceite—. Confía en mí.

 

JungKook confiaba en él y levantó la pierna colocándola en el muslo de Nam Joon. Mordió su labio inferior mientras Nam Joon dejaba la botella a un lado y entonces se giraba de nuevo hacia él.

 

—No te muevas.

—Lo prometo —dijo JungKook mientras los dedos de Nam Joon se deslizaban en su interior. No estaba seguro de poder mantener su promesa. Era incapaz de resistir la demanda de su muy excitado cuerpo mientras arqueaba su espalda y un gemido se deslizó de sus labios.

 

—No te escuché bien —Nam Joon lo reprendió suavemente—. ¿Necesito detenerme?

—Te detienes y te muerdo —JungKook gruñó su amenaza.

—De alguna manera espero que lo hagas —dijo Nam Joon sonriendo—. Ahora acuéstate y no te muevas.

 

JungKook tomó los hombros de Nam Joon, haciendo su mejor esfuerzo para no moverse mientras los largos dedos de su pareja lo estiraban. Gemía y se mordía el labio inferior, suprimiendo la urgencia de joder los gruesos dedos de Nam Joon.

 

—¿Se siente bien, zaterio? —Nam Joon preguntó mientras mordisqueaba la oreja de JungKook—. ¿Te complacen mis dedos?

 

¿Cómo infiernos se suponía que iba a permanecer inmóvil cuando Nam Joon comenzaba a hablarle sucio? El hombre estaba pidiendo lo imposible. Si seguía con sus traviesas palabras, JungKook iba a explotar antes de que Nam Joon tuviera la oportunidad de joderlo.

 

Jadeó cuando Nam Joon rodó a JungKook sobre su abdomen, empujando otro dedo dentro de su culo y besando su columna. —Contéstame, zaterio.

 

—Yo… yo no puedo.

—¿Por qué no?

—Porque si sigues hablando de esa manera, el juego terminará.

Nam Joon se rio contra la piel de JungKook. —¿Eso te enciende?

—Bastante —admitió—. Así que si vas a seguir hablando sucio, entonces hazlo mientras tu pene esté enterrado dentro de mi culo.

 

Oyó un fuerte gruñido viniendo detrás de él. —Parece que no soy el único que le gusta oír palabras traviesas.

 

JungKook levantó su culo al aire. —Entonces podemos tener toda una explosiva conversación después de que deslices tu pene dentro de mí.

 

Sonrió cuando sintió a Nam Joon moverse alrededor y separar sus nalgas para luego sentir la cabeza del pene de Nam Joon contra su agujero. —Eso es, bestia. Jódeme.

 

Nam Joon gruñó y empujó su pene hasta la raíz. JungKook gritó de placer mientras aferraba las sábanas en su puño. Nam Joon se detuvo, acercándose a JungKook. —¿Esto es lo que mi zaterio quiere?

 

—Infiernos, si.

 

—¿Qué acerca de esto? —Nam Joon preguntó mientras sacaba el pene lentamente del culo de JungKook, dejando solo la cabeza del pene en el interior. La acción hizo que el pene de Nam Joon se deslizara sobre cada terminación nerviosa y rozara el dulce punto. JungKook jadeó y asintió.

 

—Sí.

—¿Y esto? —preguntó antes de regresar su pene dentro del culo de JungKook.

—Dios, si.

—Parece que te gusta todo lo que le hago a tu cuerpo.

«Duh». Si no, no estaría gritando todo el maldito tiempo. JungKook encajó las rodillas en la cama y levantó más el culo. — Muéstrame lo que tienes.

—¿Un desafío?

—Un desafío —JungKook aceptó.

 

Nam Joon se inclinó hacia atrás encajando sus dedos en las caderas de JungKook. —Entonces será mejor que te sostengas —advirtió antes de empujarse dentro del culo de JungKook, el sonido del golpe de la piel retumbó en el cuarto. El pene de JungKook se endureció por su liberación mientras gritaba y rogaba por más.

 

Estaba cerca, tan malditamente cerca.

Y entonces Nam Joon se detuvo.

—Más, maldición.

Nam Joon se rio. —¿De nuevo?

 

El hombre se estaba convirtiendo en un sádico bastardo. Llevó a JungKook justo al borde en donde se balanceaba y entonces lo dejó ahí. JungKook estaba listo para golpearlo. —¡Maldición!

 

—Me gusta oírte rogar por mi pene. Se oye tan malditamente lindo. Ruégame de nuevo, JungKook. —Nam Joon dijo el nombre de JungKook de una manera que se oía erótica y sensual—. Ruégame que te joda.

 

JungKook se colocó sobre sus manos y rodillas y se empujó repetidamente contra el grueso y largo eje de Nam Joon mientras su orgasmo se formaba en su interior.

—No hagas trampa. —Nam Joon tomó las caderas de JungKook, deteniéndolo—. Se supone que no te moverías, zaterio.

—Entonces, jódeme, maldición.

—Ruégame de nuevo.

 

JungKook tomó la cama en su puño y apretó los dientes. Estaba listo para estrangular a su pareja, pero no iba a negar que el juego lo encendía. —Jódeme, pareja.

 

La palabra pareja encendió una tormenta detrás de él. Nam Joon se empujaba dentro de JungKook con tal fuerza que casi golpea la cabeza contra el respaldo. —De nuevo —Nam Joon ordenó.

 

Sonriendo, JungKook lo vio sobre el hombro y entonces su respiración se quedó atrapada en su garganta. Nam Joon estaba detrás de él, sus colmillos brillaban ante la tenue luz, el sudor hacía brillar los fuertes músculos de su cuerpo. Sus alas estaban totalmente extendidas y su piel era de un rojo sangre profundo.

 

—Te rogaré todo lo que quieras si me muerdes —JungKook dijo inestable. El ver a Nam Joon en su forma de bestia casi hacía terminar a JungKook.

 

Nam Joon se inclinó y hundió sus colmillos profundamente en el cuello de JungKook mientras su pelvis seguía empujándose dentro del culo de JungKook. Él rogaba, gemía y gritaba su aprobación mientras Nam Joon le mostraba a JungKook lo realmente habilidoso que era en la cama.

 

Ondas eléctricas subieron por su columna y entonces el pene de JungKook disparó violentos chorros de semen mientras su cabeza comenzaba a pulsar. Gritó el nombre de su pareja mientras Nam Joon castigaba su entrada. Su pareja lamió la herida cerrándola y entonces rugió mientras su semilla hacía erupción en el interior del cuerpo de JungKook.

 

—Maldición —JungKook jadeó cayendo en la cama—. Sigue de esa manera y me mantendrás contigo.

—Ese es el plan —dijo Nam Joon mientras jalaba a JungKook a sus brazos acostándose en cucharita detrás de él.

 

continuara....

 

 


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