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Los guapos también lloran por Charly D

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Notas del capitulo:

Hola, por si alguien sigue esta novela todavía, les traigo el capítulo 8. 

Este es un episodio no tan pintorezco como los anteriores debido a que se trata de un punto en la historia que explicará muchas cosas de la personalidad de Ricky, conoceremos por fin a Demmi, y quién es en la vida de este guapo un poco tontito. 

 

Solo quedan dos capítulos más y esta novela corta llegará a su fin.

 

¡Infinitas gracias a quienes se toman el tiempo de leer!

 

 

POV MANUEL ROGUEZ

 

Desde hace unos días me siento extraño, es como si algo fuera cambiando en mí, y no estoy seguro del momento en el cual mi vida se fue encaminando por un sendero que ni remotamente pensé, digo, no tengo una pizca de gracia, mi cara parece que tiene un gruñido a punto de ser lanzado, no soy guapo, no tengo el mejor cuerpo, ¿Entonces por qué ese idioto se acercó a mí? y lo más importante ¿Por qué le permití que lo hiciera? He estado siempre conforme con lo que me tocó, es decir, no tengo la personalidad ni las ganas de ser Mr. Popularidad, en la escuela ese es el estatus para chicos como Ricky o su vanidoso amigo Teo, pero en un rincón profundo de mi ser siempre me he sentido atraído a aquel mundo, cuando ese menso se me acercó con aquella propuesta sentí como si fuera una oportunidad para dejar de ser quien era, lo acepté por formar parte de aquel grupo de elite, quise saber qué se sentía ser popular, sin embargo ahora sé que esa decisión me llevó a otra cosa muy diferente, el trato era ayudar a ese tarado a regresar con Demmi, que dicho sea de paso he comenzado a sentir un poco de odio hacia su persona; ese tonto hizo tantos planes tan descabellados y torpes que fracasaron sin dudarlo, pero con cada una de esas acciones más ganas me daban de ayudarlo y protegerlo, hasta que aquel día en el que fue a cuidarme a casa acepté por fin que no quería ayudarlo a regresar con su ex, quería ayudarlo a que se fijara en mí, aunque he de reconocer que no pasará porque ese guapo imbécil sigue colado por Demmi y yo salgo sobrando.

 

Camino rumbo al colegio luego de los días que tuve que pasar en cama para superar aquella intoxicación estomacal, regreso, no con muchas ganas, pero en fin, estudiar me sacará de pensamientos que no tienen sentido de ser. Respiro hondo y deseo realmente que sea un gran día, no todo tiene que girar en torno a Ricky, el cual por cierto me llamó todos los días que estuve enfermo, ni de broma quise que me fuera a cuidar de nuevo, otro poco y me mata con sus cuidados, es preferible que se mantenga alejado de cualquier convaleciente. Doy un paso dentro de la escuela y…

 

--¡Michel Robles! – El niño guapo va corriendo a mí y me da uno de esos agradables abrazos aplastadores – ¡Te he estado esperando desde las siete de la mañana! – me dice sonriente al momento de soltarme.

--Ricky, la entrada es a las ocho – lo miro seriamente.

--¡Oh! Eso explica por qué cuando Brandon me trajo no había nadie, ¿Por qué no me avisaron nada? – me mira con un poco de molestia.

--Ricky, siempre hemos entrado a las ocho de mañana – entonces pone su mano en la barbilla y por lo visto comienza a pensar.

--¡Aah! Con razón mi hermano no quería traerme, me dijo que era un tonto y me dejó aquí en la entrada, no me acordaba que entrabamos a las ocho- sonríe, esa bonita sonrisa que dibuja muy seguido – En fin, no importa, tengo un plan, un plan que no fallará- y vamos de nuevo con eso, ya no quiero hacerlo.

--¿Estás seguro que quieres continuar con esto? A veces las personas terminan y no tienen razón alguna para volver, es lo mejor en ocasiones – le digo con la finalidad de que desista.

--No, no, yo no me rindo nunca Michel Robles, yo tengo que ver a Demmi, es importante para mi… – antes de que siguiera decidí intervenir

--¡No! – grito, creo que se me pasó un poco la mano porque él me mira sorprendido.

--¿Q…Qué te pasa? – me mira fijamente.

--Ya no quiero ayudarte a todas esas cosas locas que siempre ideas, ya no quiero – le digo mirándolo fijamente.

--¿Pe… pero por qué? – sigue sin comprenderlo, quizás nunca lo haga, sonrío de lado, pero no es de felicidad, es de frustración, fui un tonto a creer que alguien como él se fijaría en mí.

--Porque no estoy interesado en ser popular ya, no tienes que cumplir con el trato porque yo lo estoy rompiendo – los compañeros pasan a nuestro lado, algunos miran curiosos, otros pasan de largo sin problema.

--¿No me vas a ayudar ya? – su tono de voz es serio sin dejar ser amistoso. Me ve en espera de una respuesta.

--No Ricky, ya no…– le digo, lo más sano para cualquiera que se enamore de un imposible es alejarse lo más pronto posible de aquella persona que te roba los sueños, los pensamientos y los suspiros, y se siente horriblemente mal.

--¿Por qué Michel? – sus ojos un poco cristalizados me siguen viendo, no quiero que lo hagan, no quiero que me vean.

--Porque debo enfocarme en los estudios y estar contigo me distrae mucho, espero que regreses con tu ex, pero ya no quiero ayudarte, discúlpame, tengo que ir a clases – sigo mi camino, si volteo a verlo me arrepentiré y no quiero, es lo mejor, que me aleje antes de que yo mismo me siga haciendo daño, pero duele, duele demasiado renunciar a una ilusión que durante un tiempo vivió con la intención de hacerse realidad.

 

 

 

FIN POV MANUEL ROGUEZ

 

 

 

 

Estoy muy triste, más triste que cuando pasó lo de Demmi, estoy encerrado en mi cuarto, desde ayer que llegué no salgo y me hago taquito para ver películas de amor, nadie entiende nunca lo que yo quiero, todos creen que a los guapos no nos duelen las cosas, pero sí, si duele mucho, no tengo nadie que me quiera, todos me abandonan, se siente feo estar así, miro mi teléfono muy seguido pero nada, no hay mensajes ni llamadas. Ni hablar, lo único que me queda es seguir comiendo las galletas con chispas de chocolate que me robé de la alacena, solo comer me hace sentir menos peor.

 

--¡Arriba haragán! – no sé cómo pero Brandon me abrió las cortinas del cuarto, mis ojos sienten quemarse.

--¡Brandoooon! ¡Dejame en paz! ¿No te das cuenta que estoy triste y no quiero que me molesten, déjame con mi dolor? – le digo con tono desesperado y escondo mi cara en la cobija.

-- ¡Déjate ya de esas estupideces! Hoy no fuiste a la escuela y me quedé como tarado esperando a que bajaras para que te llevara, porque el muy zopenco se pierde si se va solito – me dice recriminándome, ¿Es que es tan insensible mi hermano que no se da cuenta de mi sufrimiento? Sufro más que Winnie Pooh cuando se queda sin miel.

-- No, no quiero levantarme y no me puedes obligar, vete – como estoy hecho taquito, me ruedo por el colchón y por no calcular bien, me caigo al suelo - ¡Ay! ¡Solo este dolor me faltaba! – tengo ganas de llorar, el trancazo fue muy seco.

-- ¡Levántate ya! – Dice molesto.

-- ¡No quiero! – Trato de rodarme para entrar debajo de la cama y estar seguro, pero el cretino de mi hermano mayor me pone el pie encima y evita mi huida.

-- ¿En verdad creíste que iba a ser fácil esconderte? – me mira y se burla de mí, ¿Con que esas tenemos?

-- ¡Mamá! – Grito con todas mis fuerzas, no escucho ningún ruido de ella – ¡Mamá! – Grito por segunda vez y nadie contesta – Bueno, ¿No se supone que las mamás están para cuando las necesitas? Ahora, aparte de tener el corazón roto, mi madre me abandona, soy un huérfano de madre, ¿Por qué los guapos sufrimos tanto? No es justo, no es justo – sigo intentando meterme por debajo de la cama pero mi hermano no me deja - ¡Oye, tú! ¿No ves que quiero huir? – le digo enojado.

-- Puedes intentarlo, como siempre, pero no lo vas a lograr, te vas a levantar y al menos escombrarás este cuarto que parece el santuario de un vagabundo – me contesta mientras se ríe y yo lo miro fijamente - ¿No sabes lo que es santuario, verdad? – me pegunta y yo muevo mis ojitos de un lado a otro.

-- Tal vez, quizás… No, no sé, ¿Qué es santuario? – digo, no soy un sabelotodo, hasta los guapos tenemos límites de cosas por saber.

-- Este cochinero, arriba holgazán – me dice nuevamente, pero no quiero, recuerdo las palabras de Michel, cómo me miró, me lastimó, me dejó, él también me dejó.

-- Ya déjame… - siento mis ojitos llorosos, todos me han dejado desde siempre, todos.

-- ¿Estás bien? – Brandon me quita el pie de encima y se sienta en el piso, a mi lado.

-- Si – ya ni siquiera tengo ganas de huir, no quiero moverme, quiero saber por qué razón todos me dejan.

-- ¿Esto tiene que ver con Demmi? – me pregunta seriamente. Demmi, hace rato que ya no prestaba atención a su nombre – Debes entender que eso ya terminó – me dice.

-- Todos me dejan, todos me abandonan.  

-- No todos, menso, no todos – como hace años, mi hermano mayor me acaricia la cabeza, como aquella vez, recuerdo poco, pero el día que lloré por no tener papá, también me consoló.

 

 

POV Teo

 

Mi amigo no vino hoy a la escuela, y su mamá acudió para reportarlo enfermo, ya casi iba saliendo rumbo a la casa de él cuando la señora me detuvo. Conozco la historia de mi amigo, en varias ocasiones lo acompañé, por eso su mamá tiene confianza en mí. Tanto ella, como su hermano Brandon y yo, hemos cuidado de mi tonto amigo, pues tiene muchas cosas guardadas en su corazón, es un tonto, se cree más guapo que yo, y eso es mentira, nos invitan a fiestas, y muchas chicas de la escuela andan detrás de él, pero nunca se ha tomado la molestia de hacerle caso a alguna persona que yo conozca, o al menos hasta hacía poco.

 

-- ¿Cómo has visto lo de Demmi? – vamos en su auto, me dio el aventón para visitar a Ricky.

-- No lo va a creer, pero ni se ha acordado de ese nombre – le contesto con algo de sorpresa.

-- ¿Así que es verdad lo que me has contado? – me dice sin mirarme, pues va concentrada en la carretera.

-- ¿Qué le ha dicho el doctor? -  le pregunto esperanzado.

-- Cosas que realmente no esperaba, y sigo sin creerlas – noto como suspira y siente ganas de llorar.

-- A Ricky lo conozco desde el último año de la primaria, y créame que nunca lo había visto tan feliz como en estos últimos tiempos – le digo, era cierto, vi a mi amigo feliz, desde que conoció al limón su vida cambió, y para bien, dejó de salir conmigo para pasar mucho más tiempo con ese chico con cara de amargado, dejó de mencionar a Demmi por vivir en una realidad donde ese nombre ya no tenía espacio.

-- Demmi siempre ha estado presente en la vida de mi hijo, siempre, cuando tenía tres años supo que su papá de llamaba Demian, y desde esa tierna edad ni bebé comprendió que ese hombre jamás lo quiso – conozco la historia, es una muy triste la que envuelve la realidad de ese nombre – Entonces, a los cuatro años apareció por primera vez, Demmi era su amigo, su inseparable amigo, iban a todos lados juntos, vivían juntos, jugaban juntos, no prestaba atención a nadie más porque ya tenía de Demmi – la señora dejó escapar sus lágrimas – Cuando ya no pudo ser su amigo, se volvió en su confidente, en una persona a la que amaba con todo su ser, Brandon siempre ha querido centrarlo en la realidad, pero me he negado, le he prohibido que le diga algo, porque es Ricky quien debe despertar de su sueño. Cuando tú llegaste a su vida, Teo, Demmi perdió fuerza, dejó de ser su amigo incondicional porque mi hijo reconoció que necesitaba un amigo real, y fuiste tú.

-- Él es muy simpático, no tardé en hacerme su amigo, somos los guapos de la escuela – sonrió, aunque siento algo raro en mi garganta.

-- Lo sé, hijo, lo sé. Sin embargo, Demmi no tardó en volver, dejó de ser el amigo, para convertirse en la pareja, se hicieron novios, mi Ricky se hizo novio de Demmi.

-- Cuando me lo contó no supe que decir – le contesté a la señora.

-- Ni yo, el psicólogo dijo que fue una manera de sublimar un deseo que aún persiste en él.

-- Le hizo falta su papá ¿Verdad?

-- Tanta como no tienes idea, Demmi, nació como el consuelo que mi hijo se daba al rechazo de una persona que es tan importante para él. Por eso eligió ese nombre, Demmi, de Demián – Suspiró un poco para dejar de llorar – Hace poco, el doctor nos dijo que Demmi ha comenzado a desaparecer, mi hijo se ha despedido de manera gradual de ese ser, y un tal Michel apareció en los relatos.

-- Sí, Manuel, pero el tonto de Ricky se le olvida el nombre y le dice Michel, él ha sido responsable de muchas cosas señora.

-- Y doy gracias a ese muchacho, porque mi bebé ha comenzado a superar esa etapa, Demmi ha comenzado a morir.

-- Él y Manuel se han hecho muy cercanos, tanto que Ricky ha sonreído y lo más importante de todo, se ha fijado en una persona real.

-- No sabes cuánto me alegra, era para mí muy difícil ver a mi hijo hablando solo cuando niño, o sentado en una banca del centro comercial hablando por teléfono con nadie, diciéndonos que hablaba con Demmi, el amor de su vida, y esas veces que supuestamente se vieron, verlo parado, hablando solo, queriendo solo amor.

-- ¿Sabe? Ricky no está loco, solo ha buscado la manera de ser querido, y creo que ya lo logró.

-- No está loco, eso es un hecho, se ha protegido que es distinto, pero ¿Por qué dices que ya logró ser querido?

-- Porque estoy seguro que Manuel Roguez está enamorado de mi amigo, y mi amigo de él, estos días que Manuel no fue a la escuela, hubiera visto a Ricky, todo el tiempo hablando de lo que harían juntos cuando regresaran, planeando como volver con alguien a quien ya se le había olvidado su nombre, pero todos los planes terminaban en él y Manuel juntos, solo ellos.

-- Ha roto la coraza, mi niño ha dejado entrar a alguien.

-- Ricky es feliz y solo tiene que reconocer que quiere a Manuel ¿Por qué le costará hacerlo?

-- Porque se debe desligar de alguien, tiene que despedirse de Demmi, y eso ha estado haciendo, aunque no lo hayamos visto, mi hijo se ha estado desprendiendo de esa persona, ha estado preparándose para aceptar que ya no la necesita.

-- Va a ser un paso muy importante para él.

-- Pero lo va a dar, es cuestión de tiempo para que lo haga – la señora se relajó y yo también, era cierto, Demmi es un ser que mi amigo inventó, no existe, y lo hizo para cubrir el desamor que su padre dejó en él hace mucho tiempo, sin embargo, otra persona llenó ese vacío, él limón, o como él le dice: Michel Robles, vino a terminar de curar a mi amigo, que solo pedía un poco de amor.

 

 

 

 

CONTINUARÁ…

 

 

 

 

Notas finales:

¡Gracias por todo, en verdad!


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