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44. Por el resto de la Eternidad. (05) por dayanstyle

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Dong Woon se sentía como un imbécil. Había salido del club, sin pensar en KiKwang. Sabía en su corazón que KiKwang no era del tipo de hombre que se preocupara de las apariencias, y un beso del hombre había demostrado lo mucho que quería a Dong Woon.

Con su rabo entre las piernas, Dong Woon volvió a entrar en  el club.

Vio a su alrededor encontrándose con personas reunidas en la barra, voces excitadas llenaban el aire a su alrededor. Dong Woon no conocía bien a la gente que trabajaba con KiKwang. Él acababa de ser presentado con el barman, Jae Kyung, parecía bastante agradable —incluso si Dong Woon había pensado de él como el hombre de cera. Dong Woon se abrió paso entre la multitud, saludó a Jae Kyung. —¿Qué está sucediendo?

—Sígueme —dijo Jae Kyung mientras salía desde atrás de la barra. Dong Woon de nuevo se abrió paso entre la multitud mientras seguía a Jae Kyung por el pasillo que iba a la oficina del Príncipe. Frunció el ceño cuando el barman abrió la puerta de la oficina, indicándole a Dong Woon que entrara.

Dong Woon cruzó el cuarto con largos y furiosos pasos al ver a KiKwang tumbado en el sofá, un caos sangriento. Un bajo gruñido retumbó dentro de él, cuando vio la contusión estropeando el rostro de KiKwang. —¿Qué le pasó?

El Príncipe —cedió con tratar de llamar al hombre de otra forma— estaba de pie, su mandíbula tensa. —Parece que KiKwang me desobedeció y dejó el club.

—¿Qué, eres su padre? —dijo Dong Woon lleno de ira. Entonces KiKwang le había dicho la verdad. ¿Eso no lo hacía sentir como un imbécil de rango superior?

—Bastante cerca —dijo el Príncipe frunciendo el ceño hacia Dong Woon—. ¿Estaba contigo?

Maldición, ¿qué quiere decir el hombre con bastante cerca? Dong Woon estaba confundido como el infierno, y entre más avanzaba la noche más se confundía.

—Te lo juro, Príncipe, Dong Woon no tuvo nada que ver con esto. Quiero decir, él no estaba conmigo —defendió KiKwang, mientras trataba de incorporarse. Dong Woon inmediatamente presionó a KiKwang hacia abajo en el sofá. El hombre se veía como si tuviera mucho dolor. Trató de estudiar el rostro de KiKwang para detectar cualquier señal del lugar de donde había venido la sangre, pero no vio cortes ni heridas, y un sangrado de la nariz no producía tanta sangre.

—Tienes que ir a la mansión y permanecer ahí hasta que piense en tu castigo —dijo el Príncipe mientras caminaba hacia su escritorio, el enojo era evidente en sus oscuros ojos.

—Espera —dijo Dong Woon mientras seguía de pie, levantando la mano en frente de él—. Entiendo que KiKwang te desobedeció. Pero él es un hombre hecho y derecho. No creo que…

—Sería sabio que no lo hicieras —dijo el Príncipe mientras su rostro comenzaba a transformarse en algo verdaderamente aterrador. Se oscureció hasta que el hombre ya no se parecía a un maldito humano—. Puede que sea tu pareja, pero hasta que asumas toda la responsabilidad por él, está bajo mi cuidado.

Dong Woon estaba tan jodidamente perdido.

 

—Entonces, ¿puedo ir con él? —Dong Woon le preguntó mientras caminaba de regreso con KiKwang y se paró frente a él—. Me aseguraré de que no salga de la mansión.

El hombre suspiró y se dejó caer en su silla, se veía años mayor en el lapso de un minuto. Hizo un gesto con la mano, y lo siguiente que Dong Woon supo es que estaba de pie en una especie de dormitorio.

 

¿Qué demonios estaba pasando?

 

Dong Woon se dio la vuelta cuando oyó sábanas crujir. KiKwang estaba tratando de levantarse. Por extraño que las cosas estaban a su alrededor ahora, Dong Woon no iba a dejar que KiKwang se pusiera de pie. El hombre no parecía que pudiera sostener su propia espalda.

—¿A dónde tratas de ir? —preguntó ayudando al pequeño hombre a sentarse.

—Necesito una ducha —dijo KiKwang señalando su cuerpo con la mano—. Si no puedes ver, estoy cubierto de sangre.

Dong Woon no sólo podía verlo sino también lo olía. ¿Se supone que la sangre huela de esa espantosa manera? —Deja que te ayude. —Dong Woon ayudó a KiKwang a quitarse la camiseta sobre su cabeza, haciendo todo lo posible para no comerse abiertamente con los ojos al hombre. Pero ese pensamiento fue rápidamente remplazado por la rabia cuando vio las oscuras marcas sobre las costillas de KiKwang—. ¿Quién te hizo esto?

KiKwang se empujó de la cama, tratando de quitarse los pantalones. —Nadie que conozcas, lo prometo.

Eso no era lo suficientemente bueno para Dong Woon, pero él no iba a discutir el punto en este momento. Ayudó al hombre a quitarse el resto de la ropa, tragando saliva y viendo hacia otro lado. KiKwang era aún más hermoso de lo que Dong Woon había imaginado. Y lo había imaginado mucho en las últimas dos noches.

Se desnudó y agarró a KiKwang, llevándolo al baño. El hombre no protestó. No parecía que ahora pudiera soportar ponerse de pie. Dong Woon abrió el grifo y luego entró bajo la ducha.

—Lo siento —susurró KiKwang mientras Dong Woon lavaba la sangre del rostro de KiKwang.

—¿Por qué, KiKwang?

—Por hacer que pensaras que me avergonzaba de ti — respondió con voz débil.

—Lo discutiremos después. —Dong Woon se había inclinado hacia atrás de KiKwang, dejando que el agua lavara su cabello cuando vio los afilados colmillos en la boca de KiKwang. Dong Woon se quedó viendo los agudos, brillantes y blancos colmillos durante un momento y luego terminó de bañar a KiKwang.

Sabía el real secreto del hombre. Y saber el secreto de KiKwang hizo que todo lo demás encajara mucho mejor que antes. Ahora tenía sentido que al Príncipe le dijeran Príncipe. También hacía un infierno de sentido que The Manacle le diera un oscuro y mal presentimiento.

Era un club de vampiros.

 

Una vez que tuvo a KiKwang bañado y sin sangre, Dong Woon llevó al hombre a la cama. KiKwang se quedó en silencio todo el tiempo, viendo a Dong Woon de cerca, como si supiera que Dong Woon había adivinado su secreto.

No había manera de que KiKwang pudiera saber eso, así que Dong Woon bajó suavemente al hombre. —¿Cómo te sientes? —Dong Woon presionó suavemente los moretones color púrpura en el costado de KiKwang. Sabía que dolerían como el infierno.

—Van a sanar —dijo KiKwang mientras se rodaba de lado, su flácido pene contra su cadera izquierda. Eso hizo a Dong Woon muy consciente de que estaba ahí de pie, también desnudo. Bajó la mirada hacia el piso donde estaba su ropa, pero a sabiendas de que lo último que quería hacer era ponérsela de nuevo.

Deslizándose en la cama, Dong Woon jaló a KiKwang a sus brazos. Estaba asustado. Dong Woon no era un hombre demasiado grande para no admitirlo. Sostenía a un vampiro en sus brazos. Pero hasta ahora KiKwang había demostrado ser solo un hombre dulce y tímido.

—Estás temblando —señaló KiKwang cuando presionó su espalda contra el pecho de Dong Woon—. ¿Por qué estás temblando?

 

Dong Woon no se había dado cuenta que estaba temblando, pero ahora que KiKwang lo había señalado, él notó un ligero temblor en su cuerpo. —Hace frío.

—No eres un buen mentiroso —dijo KiKwang con suavidad—. Y no me gusta que me mientan.

 

Dong Woon liberó la respiración que quemaba sus pulmones mientras se rodaba sobre su espalda, mirando hacia el limpio techo. —Nunca había sostenido antes a un vampiro en mis brazos, ¿feliz?

 

—Emocionado —dijo KiKwang, mientras se giraba—. ¿Cómo lo supusiste?

Dong Woon podía ver no sólo la curiosidad en los ojos del hombre, sino un trasfondo de miedo. Al ver la incertidumbre en KiKwang no había manera de que Dong Woon no se tranquilizara. El hombre casi parecía demasiado asustado para hablar.

—Tus colmillos.

 

KiKwang curvando los dedos, rompió el contacto visual y bajó la mirada hacia la cama. —¿Vas a dejarme ahora?

—Depende —respondió Dong Woon honestamente. Él no iba a mentir. Al parecer, el pequeño vampiro podía oler, saborear, sentir, o lo que sea que hiciera para saber cuando Dong Woon estaba mintiendo—. ¿Vas a hacerme algo malo?

KiKwang se puso de rodillas rápidamente, sacudiendo su cabeza. —Nunca te haría daño, Dong Woon. Tú eres mi pareja.

Ahí estaba esa palabra otra vez. —¿Eso quiere decir que somos uno para el otro? —Después de todo, lo había visto en Animal Planet, y Dong Woon era más inteligente que el oso promedio. Los ojos de KiKwang se abrieron como platos, y luego una sonrisa elevó la esquina de sus labios, pero no lo suficiente como para mostrar sus impresionantes hoyuelos.

«Era una lástima».

 

—Sabía que eras inteligente —KiKwang dijo casi con orgullo.

 

Dong Woon estaba aún más confundido, pero dejó el tema por ahora. Se estaba volviendo un dolor de cabeza. —¿Cómo te sientes?

—Estoy bien —dijo KiKwang—. Estaré curado por la mañana.

«Debe de ser lindo». —¿Quién te hizo esto, y por qué?

 

La sonrisa de KiKwang se oscureció mientras se sentaba en la cama, parecía que estuviera a punto de decirle a Dong Woon algo que él no quería oír. Y una vez que KiKwang le dijo lo que le había sucedido, Dong Woon estaba en lo cierto. Aunque iba a hacer una visita a La Cueva del zorro. En realidad, nunca le gustaron esos hombres.

—¿Estás enojado conmigo? —KiKwang le preguntó mientras se ponía la punta de la sábana sobre el regazo, cubriendo el oscuro vello alrededor de su flácido pene.

—No estoy feliz —confesó Dong Woon. Estaba empezando a tener una más clara idea de por qué el Príncipe mantenía un estricto control sobre KiKwang. Los problemas parecían llegar a la puerta del hombre—. Prométeme que no vas a ir a buscarme de nuevo, KiKwang.

—No puedo —dijo KiKwang. Dong Woon no podía molestarse con el hombre por ser honesto, pero no era la respuesta que quería oír.

—¿Por qué no me prometes mantenerte a salvo?

 

El mentón de KiKwang sobresalía y colocó sus manos en sus desnudas caderas. —Porque eres mi pareja. Es mi trabajo mantenerte a salvo y feliz. También es un honor que te enseñe las costumbres de mi pueblo.

Era como si el hombre estuviera recitando algo en vez de decirle lo que realmente pensaba. Contuvo la risa ante la idea de KiKwang manteniéndolo a salvo. El hombre era tan pequeño que podría volar. Dong Woon sabía que él tenía que trabajar cuidándolo.

—Ven aquí, señor malo. —Dong Woon pasó su mano por detrás del cuello de KiKwang y jaló a su pequeño vampiro hacia él. ¿Temía que KiKwang fuera un vampiro? Sí. ¿Iba a demostrarlo? No. Dong Woon vería a dónde lo llevaba esto. Él tenía un lado oscuro en él. Él lo sabía. Lo reconocía. Y la idea de que Dong Woon lo alimentara tocaba un profundo anhelo en su interior.

KiKwang se acercó más, viendo a Dong Woon mientras se lamía los labios. —Déjame ver.

—¿Ver qué? —KiKwang preguntó apartándose unos centímetros.

—Tus colmillos.

 

KiKwang apoyó sus manos en el pecho de Dong Woon mientras sus labios se movían y luego los levantó mostrando dos afiladas puntas. Miró fijamente a Dong Woon, como si tratara de medir su reacción. Cuando Dong Woon sonrió, KiKwang sonrió mostrando sus hoyuelos. —¿Te gustan?

Dong Woon asintió mientras acunaba la mandíbula de KiKwang, examinando los afilados dientes un poco más de cerca. —¿Con qué frecuencia muerdes con ellos? —Dong Woon no sabía por qué lo estaba preguntando, pero algo dentro de él quería saber.

—No muy a menudo. Yo bebo carmesí. Yo... —KiKwang mordió su labio inferior y trató de alejar la mirada, pero Dong Woon mantuvo firme su mandíbula—. Yo no me alimento igual a los demás vampiros. No me siento cómodo con el acto de morder la carne de alguien.

¿Un vampiro al que le disgusta morder? Dong Woon soltó la mandíbula de KiKwang y lo acercó más, lamiendo todo el labio inferior  del  hombre.  Podía  sentir  los  pequeños  jadeos    que escapaban de la boca de KiKwang cuando su respiración se volvió inestable.

—¿Asustado? —Dong Woon le preguntó en broma.

—Nervioso —admitió KiKwang.

—¿Por un beso?

—Por lo que viene después del beso.

 

¿KiKwang había sido un protegido? El pensamiento causó que Dong Woon bajara la velocidad. Maldición estaba cerca de pisar el freno. Malditamente cerca. —¿Qué crees que va a seguir después del beso? —Dong Woon le preguntó mientras besaba la cara de KiKwang en cada punto donde sabía que los hoyuelos aparecían.

Los párpados de KiKwang se agitaban. —Sexo.

 

La mano de Dong Woon se deslizó por un costado de KiKwang, en torno a su cadera, y la apoyó en la parte de atrás del muslo del hombre, justo debajo de la desnuda nalga del hombre. Dong Woon resistió la tentación de dejar que su mano ascendiera más. Él sabía que con KiKwang, las cosas tenían que avanzar lentamente. Él era como un cachorro asustado. Su cuerpo se sacudía ligeramente con cada movimiento que Dong Woon  hacía.

—¿Tienes miedo del sexo, KiKwang? —Dong Woon vio los ojos del hombre, ahora él medía su reacción.

—N… No.

 

Ahora, ¿quién estaba mintiendo? No había la más mínima pizca de relajación en los ojos de KiKwang. Dong Woon se quedó inmóvil, haciendo todo lo posible para relajar al hombre. No estaba seguro de si el beso era un preludio para las relaciones sexuales, pero él iba a dejar que las cosas sucedieran naturalmente.

—¿No? —Dong Woon bromeó con un solo dedo recorriendo la nalga de KiKwang su pequeño vampiro se estremeció—. Entonces bésame.

 

KiKwang se inclinó hacia adelante, con los labios apenas tocando los de Dong Woon. Al principio fue tímido y luego Dong Woon se hizo cargo, facilitándole al hombre entrar. KiKwang gimió mientras se acercaba. Dong Woon podía sentir la completa erección del hombre presionando su abdomen. KiKwang podría estar nervioso, pero estaba dispuesto y excitado.

—¿Alguna vez has chupado un pene, KiKwang? —Dong Woon le preguntó mientras recorría con su lengua el labio inferior de KiKwang.

—¿Es eso lo que quieres?

 

Dong Woon se dio cuenta de que KiKwang no respondió su pregunta, y él también se dio cuenta en ese momento que no quería una respuesta. —¿Pueden tus colmillos estar fuera del camino? —Así evitó dar una respuesta. Dong Woon no presionaría a KiKwang, no lo empujaría hacia su pene. En lugar de eso, levantó a KiKwang hasta que el pequeño hombre estuvo arriba de su cintura.

KiKwang lo veía sorprendido.

 

—Bésame —dijo Dong Woon mientras deslizaba sus manos por la suave piel de KiKwang, disfrutando en sus dedos la suave y sedosa pálida carne. El hombre se inclinó hacia adelante, el beso fue un poco más confiado. Dong Woon quería gruñir cuando su pene rozó el culo de KiKwang. La sensación envió llamas al instante a su ingle, haciendo que Dong Woon se forzara por mantener sus caderas quietas.

No sólo era la lengua de KiKwang explorando la boca de Dong Woon, eran sus manos comenzando a moverse en los brazos de Dong Woon, sus dedos jugando con el bíceps de Dong Woon. Su pequeño vampiro estaba ganando confianza. Dong Woon se giró y depositó a KiKwang en la cama junto a él. Se giró de nuevo. KiKwang ahora estaba perfectamente escondido debajo de él.

El beso no se había roto. KiKwang se aferraba a Dong Woon, abriendo más la boca para un duelo de lenguas. Ondas de choque recorrían   la caja torácica de Dong Woon cuando las   manos de KiKwang se movían por su pecho, dirigiéndose directamente a su pene.

Dong Woon tragó saliva mientras besaba a KiKwang, preguntándose si el vampiro sería lo suficientemente valiente como para tocarlo. Hasta ahora, el hombre parecía tener miedo al sexo, pero él estaba calentándose bien. Dong Woon se controló cuando los dedos de KiKwang se curvaron alrededor de su pene, dándole un ligero apretón. No pudo detener el gemido. Solamente era un humano. Un hombre.

Dong Woon comenzó a besar la suave piel del cuello de KiKwang mientras la mano de su pequeño vampiro apretaba de nuevo su pene. No estaba muy seguro si KiKwang sabía lo que estaba haciendo, y estaba a punto de hacer esa pregunta  cuando KiKwang comenzó a acariciarlo de todas las maneras correctas.

¿Realmente era una cosa tan mala un trabajo manual?

 

Dong Woon no lo creía. No por la forma en que KiKwang estaba moviendo su muñeca y tomaba el pre-semen de la cabeza del pene de Dong Woon en cada movimiento. Maldición, el hombre aprendía rápidamente. Dong Woon veía la mano de  KiKwang, necesitaba ver lo que su cuerpo estaba disfrutando. Cuando inclinó la cabeza hacia un lado para tener una mejor vista, KiKwang hundió sus dientes en el cuello de Dong Woon, lo que hizo que su pene estallara y sus ojos se abrieran al mismo tiempo.

No había visto venir eso.

 

Dong Woon tragó saliva y respiró hondo. La poderosa sensación seguía corriendo a través de él mientras Dong Woon bajaba lentamente sus párpados, su respiración jadeante cuando KiKwang comenzó a lamer su cuello.

El hombre se quedó inmóvil debajo de él, como si se diera cuenta en ese instante lo que había hecho. Dong Woon no podía hablar en ese momento para calmar las preocupaciones de KiKwang, porque él estaba tratando de recuperar el pulso de nuevo en su cuello.

Había sido tan bueno.

—Dong Woon, Yo… yo lo siento.

 

Saciado, Dong Woon sacudió la cabeza, las endorfinas nadando a través de su torrente sanguíneo, dándole el mayor placer que jamás hubiera experimentado. Por lo menos cuando no estaba enterrado profundamente en un apretado culo.

Se giró sobre su espalda, los brazos y las piernas temblorosas, mientras colocaba un brazo sobre los ojos, haciendo todo lo posible por disfrutar esa felicidad durante el tiempo que pudiera.

Pero KiKwang tenía otros planes.

 

—¿Estás enojado conmigo, Dong Woon? Por favor, di algo. No me gusta el silencio.

Dong Woon colocó un dedo en los labios de KiKwang, dejando escapar el aliento lentamente a medida que la última de las endorfinas salió de su sistema. —¿Por qué crees que estoy enojado contigo, KiKwang?

—Porque te mordí —dijo KiKwang desde detrás de los dedos de Dong Woon.

—Yo me metí en la cama con un vampiro. Si no quisiera ser mordido, me hubiera puesto mi ropa y me hubiera ido.

—Buen punto.

 

Dong Woon sonrió y quitó el dedo de manera que KiKwang no sonara tan apagado cuando hablara. Sus sentidos estaban de nuevo en línea, y Dong Woon sintió las sábanas de seda por debajo de él. Por lo general no era un gran fan de la seda. El algodón respiraba, pero la seda se aferraba a su cuerpo cuando sudaba.

—¿Puedo preguntarte algo? —KiKwang preguntó mientras jalaba sus piernas contra su pecho.

Dong Woon realmente no quería tener conversaciones de almohada  en  estos  momentos.  Estaba  demasiado ocupado bostezando. Ese poderoso orgasmo le dio sueño. Eso debería de ser una ley, ¿no es así? «Debería serlo».

—Saboreé enfermedad en ti. Pero no soy un vampiro lo suficientemente poderoso para saber exactamente lo que es. ¿Qué es?

 

Dong Woon podía oír la tensión en la voz de KiKwang. No había pensado que KiKwang podría saborear la enfermedad en él, pero tampoco no había pensado que los afilados colmillos de KiKwang se hundieran en su cuello. —Me diagnosticaron un trastorno sanguíneo poco común —dijo mientras se giraba para ver de frente a su pequeño vampiro.

KiKwang estudió el rostro de Dong Woon, dando un pequeño guiño con los ojos diciéndole que todavía no entendía.

—¿Puedes adquirirla por beber de mi sangre? —La repentina idea asustó a Dong Woon. Él no quería pasarle esa mierda a otra persona, y menos aún a KiKwang.

—No —dijo KiKwang mientras sacudía rápidamente la cabeza—. No puedo adquirir enfermedades humanas o trasmitirlas. Pero el sabor… era apagado.

Sí, apagado era una muy buena palabra para eso. Todo lo que tenía Dong Woon se estaba apagando. Los médicos dijeron que era idiopática, el inicio no tenía ninguna causa aparente. — Básicamente, mi cuerpo no puede formar células sanguíneas. Tengo un recuento bajo de glóbulos rojos, glóbulos blancos, y plaquetas. Mi médula ósea está patas arriba.

—Y yo tomé lo poco que tenías. —KiKwang se quedó con la boca abierta.

—No te asustes por mí, KiKwang. Estoy bien. —Dong Woon se sentía un poco mareado, pero KiKwang parecía estar haciendo un trabajo bastante bueno volviéndose loco como estaba. Él no iba a añadir más.

Dong Woon tomó a KiKwang y apretó al hombre en sus brazos, cerrando los ojos, sintiendo llegar el cansancio que parecía que lo acompañaba todo el tiempo últimamente. Él volvió a bostezar y envolvió sus brazos alrededor de su pequeño vampiro un poco más fuerte.

 

 

 

Dong Woon se tragó su medicamento con un vaso de jugo de naranja. Había odiado dejar a KiKwang esta mañana, pero él no había llevado su medicamento con él a la mansión.

Se quedó viendo el imán con la tarjeta de citas del médico pegado en el refrigerador. Dong Woon se había negado a  hablar incluso de un trasplante de médula. Conocía los riesgos y no sentía que pudiera hacer frente a la quimioterapia o a todo el procedimiento y punto.

Pero desde que conoció a KiKwang, Dong Woon estaba considerándolo seriamente. Quería más tiempo con el pequeño hombre, quería conocer mejor al pequeño vampiro.

Su perro Mango ladró, moviendo la cola mientras Dong Woon seguía viendo la tarjeta. El pastor alemán metió las narices entre las piernas de Dong Woon como si estuviera tratando de sacarlo de sus pensamientos.

—Ya te veo, amigo. —Dong Woon tomó un hueso grande de cuero del mostrador y lo lanzó a la sala, viendo a Mango perseguir el hueso recién comprado. Mango tenía sólo dos años, en el fondo seguía siendo un cachorro, y el mejor amigo de Dong Woon.

Tomó su vaso de jugo de naranja, fue a la sala y se sentó en la alfombra frente al sofá, pasando la mano por el suave pelo de la cabeza de Mango. —¿Qué piensas, chico? ¿Debo  hacerlo?

Mango veía a Dong Woon, como si entendiera lo que su amo estaba preguntándole. Él ladró una vez y luego lamió la mano de Dong Woon.

 

—Solo lo dices porque sabes que cuido muy bien de ti. —Él acarició la cabeza del perro una vez más, mientras apoyaba su brazo en la rodilla doblada, con el vaso entre los dedos.

Todo lo que estaba pasando dentro de su cuerpo asustaba a Dong Woon, pero el procedimiento para curarlo lo asustaba aún más. Incluso si le daba a su doctor el visto bueno, un donador tendría que ser encontrado. La familia era preferible, pero Mango era la única familia que Dong Woon tenía. No creía que su médico aprobara que un pastor alemán donara su médula ósea.

Inclinó la copa en sus labios, pensando en KiKwang. No era sólo el aspecto del pequeño vampiro, aunque tenía que admitir que KiKwang era impactante. Era la forma en que hablaba, caminaba, se reía, se sonrojaba y bailaba. Era el paquete completo, y Dong Woon maldijo al destino por haberle dado derecho a alguien tan malditamente correcto cuando las cosas iban tan malditamente mal.

Se levantó y dejó el vaso en el fregadero de la cocina, tomó la tarjeta del refrigerador y tomó su teléfono celular, marcando el número.

 

 

 

Dong Woon había pasado la mayor parte de la mañana al teléfono con su médico y luego durmió toda la tarde. Para cuando se levantó y atendió a Mango, ya había caído la noche. Decidió ir al club.

Si KiKwang todavía estaba en arresto domiciliario, se dirigiría allá. Esta mañana había salido de la mansión y conocía su ubicación, no tendría problemas para encontrarla. Tenía que conseguir el número de teléfono de KiKwang. Hubiera sido mucho más sencillo sólo llamarle.

Como vivía cerca del club, se dirigiría primero a ese lugar. Cuando subió la pierna en la moto, se dio cuenta de que    había dos carros estacionados a cada lado de él y alguien lo veía fijamente.

Dong Woon no se asustaba con facilidad. Si el pequeño punk quería algo, que viniera a buscarlo. El hombre no le resultaba familiar, pero Dong Woon no podía recordar a todos los enemigos que había hecho. Dejó el casco en la motocicleta y se quitó la chaqueta.

Podría necesitar espacio en caso de que el pequeño punk tuviera bolas.

—¿Eres la pareja de KiKwang? —preguntó el hombre con un dulce tono. Dong Woon no confiaba en ese tono, sobre todo dado que el hombre lo había estado viendo fijamente hace unos segundos.

—¿Quién quiere saber?

 

Dong Woon ni siquiera tuvo oportunidad de parpadear antes de que el hombre estuviera delante de él, empujando la palma de su mano en el pecho de Dong Woon. Cayó al suelo duro, pero volvió a levantarse con la misma rapidez. Su esternón estaba lastimado, pero Dong Woon empujó el dolor a un lado.

—Dile a KiKwang que Yohan te visitó —dijo el hombre antes de lanzarle un golpe a Dong Woon a la velocidad de la luz. Se las arregló para saltar justo a tiempo y se dio cuenta que tenía que moverse.

Esto no era bueno.

 

Dong Woon bloqueó el siguiente golpe, y el siguiente, después de eso, la energía se gastó hasta el punto que estaba casi jadeando. Él estaba en forma.

No era tan viejo. Pero la maldita enfermedad corriendo por sus venas, parecía estar luchando.

El hombre dio otro golpe, golpeándolo limpiamente una vez más. Dong Woon se dio cuenta que sus días de peleas se habían terminado, lo que significaba que ni siquiera podría defender   a KiKwang, él tenía que empujar. Estaba bastante seguro que en el mundo de los vampiros, tendría que saber luchar para sobrevivir.

No le molestaba tanto que sus días de malo se hubieran ido. Eso había pasado. Lo que molestaba a Dong Woon era el saber que no podría proteger a su pequeño vampiro si llegaba el momento.

—Abajo, mutante —dijo Yohan mientras utilizaba ese movimiento tan rápido como un relámpago lanzando a Dong Woon contra el carro de alguien—. Dile que no me he olvidado y él va a pagar por lo que me hizo.

—¿Qué te hizo? —Dong Woon le preguntó mientras trataba de llevar aire a sus pulmones para que el oxígeno pudiera alimentar a su sangre. Energía. La necesitaba con urgencia.

—Pregúntale a tu lamentable pareja. —Su tono era un poco divertido mientras su mirada recorría a Dong Woon de los pies a cabeza antes de girarse.

Dong Woon se frotó el pecho mientras veía a Yohan caminar enojado hacia el club. Dong Woon regresó a su motocicleta y se dirigió a la casa.

 

continuara...


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