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46. El G.O de Seung HO (27) por dayanstyle

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Cansado, adolorido, y listo para ir a la cama, G.O llevó a Hansol al edificio de departamentos. Habían estado en el centro de recreación toda la tarde, su sobrino haciendo todo lo posible por correr y jugar. No lo hizo tan mal. Hansol se mantuvo de pie la mayor parte del día, pero se cansó al final. Seung Ri, el consejero que dirigía el centro de recreación, había llevado a G.O y Hansol a casa en su pequeño Honda.

Con su sobrino dormido acunado en sus brazos, G.O metió la mano en el bolsillo para buscar las llaves. Tendría que haberlas sacado en el carro. Eso habría sido lo más sabio por hacer. Ahora estaba de pie frente a la puerta de su departamento, acunando a su sobrino en sus brazos, y tratando desesperadamente de sacar sus llaves.

—¿Necesitas ayuda? —Daesung le preguntó mientras salía de su departamento y cerró la puerta detrás de él, sonriéndole a G.O—. Yo podría sostener a tu hijo por ti.

G.O parpadeó un par de veces al mirar a su vecino y luego negó con la cabeza. Ni siquiera conocía bien a Daesung. Por qué iba a confiarle a Hansol a un extraño, aunque fuera solo para abrir la puerta. Metió su mano derecha en el fondo del bolsillo más duro, tratando desesperadamente de mantener una mano sobre su sobrino mientras pescaba sus llaves.

Sus dedos se cerraron alrededor de estas, sacando el conjunto de llaves cuando se giró hacia la puerta. —Ya lo tengo, pero gracias de todos modos. —G.O deslizó la llave en la cerradura, mirando sobre su hombro para ver una extraña mirada en el rostro de Daesung, y luego se había ido, así de rápido. No creía que Daesung quisiera que él viera esa mirada, pero G.O la había visto. Simplemente no estaba seguro de lo que era.

Daesung sonrió. —Pasa una buena noche.

 

—Tu también. —G.O empujó la puerta del departamento abriéndola y cerrándola rápidamente detrás de él y apoyó su espalda contra la madera. Dejó escapar un profundo    suspiró.

¿Qué había en Daesung que causaba que todas sus campanas de alarma se encendieran en un frenesí? G.O saltó cuando alguien llamó a su puerta.

Retrocedió, corriendo a la habitación de Hansol y metiendo a su sobrino en la cama, cerró la puerta de la habitación, dejando la puerta entre Hansol y el que estaba tocando. Era tarde en la noche, y G.O no esperaba compañía. ¿Quién podría ser?

Tocaron de nuevo, haciendo que G.O se sobresaltara. Maldición, estaba nervioso. Solo estaban tocando. No era como si hubiera un asesino psicópata del otro lado. Esta no era la ciudad. La Villa Kim era un lugar para criar una familia, con gente de pueblo agradable y amistosa, que ayudaban a sus vecinos en caso de apuro. Era un lugar donde la gente podía caminar por las calles con seguridad y no preocuparse de ser asaltado o peor. Entonces ¿por qué infiernos estaba tan alterado?

Cruzando la habitación, G.O respiró hondo y se acercó a la mirilla. Le rezó a Dios para que no fuera Daesung. Honestamente el hombre no había hecho nada malo para que G.O se sintiera así, pero G.O sentía que su piel se erizaba en piel de gallina cada vez que el hombre estaba cerca.

Inclinándose  hacia delante,  G.O se  asomó  por  la mirilla. Suspiró cuando vio de pie al señor Sung Soo en el pasillo. El hombre vivía arriba, justo encima de G.O. El tipo era siempre amable, siempre sonriendo. A G.O le agradaba el hombre. Abrió la puerta, recibiendo una de las siempre listas sonrisas del señor Sung Soo. —Hola, G.O.

—Hola, señor Sung Soo —dijo mientras se paraba en la puerta—. ¿En qué puedo ayudarle?

El señor Sung Soo acomodó su cabello castaño largo hasta los hombros, hacia atrás, revelando un rostro muy hermoso. Sus ojos azul-grisáceos brillaban mientras le sonreía a G.O. Tenía que ser un truco de las luces. A nadie le brillaban los ojos. No es que G.O hubiera visto eso antes.

—Lamento molestarlo, pero se desbordó el lavabo del baño. Me preguntaba si podía ver su cuarto de baño para asegurarme de que no hay daño por el agua.

Como regla general, G.O no dejaba que ningún extraño entrara en su departamento. Llámalo paranoico, pero impidió que le robaran. Estaba a punto de decirle al señor Sung Soo que iba a revisar y avisarle cuando vio la puerta en el pasillo frente a él abrirse y a  Daesung  salir  al  pasillo.

—Por supuesto, entre —G.O quería su puerta cerrada rápidamente. Sólo porque no se fiaba de Daesung, estaba bien decirle al señor Sung Soo que iría a revisar y le avisaría, dándole un portazo en la cara al hombre, lo que sería muy descortés, o darse prisa para que su vecino de arriba entrara y cerrar la puerta en la cara de Daesung. Optó por lo segundo.

—¿Te sucede algo? —el señor Sung Soo preguntó.

 

G.O miró los bonitos ojos azul-grisáceos del hombre. Expresar sus preocupaciones a su vecino no era algo que G.O fuera a hacer. Esbozó una sonrisa amable y se giró hacia el cuarto de baño.

—No, ha sido un día largo. —Esa era la verdad, pero no toda. Llevó a su vecino al pequeño cuarto de baño, mirando hacia el techo, el señor Sung Soo entró, haciendo que el pequeño cuarto de baño pareciera una lata de sardinas.

G.O se concentró en el techo, haciendo caso omiso de la sensación de agitación en su estómago por tener a alguien que realmente no conocía tan cerca.

—No veo ningún daño —dijo G.O cuando sintió que el señor Sung Soo se movía detrás de él a un centímetro. El señor Sung Soo no estaba haciendo nada malo. Él estaba mirando hacia el techo, pero G.O podía sentir el calor del cuerpo del hombre en su espalda como si el sol estuviera justo ahí en el baño, ardiendo sobre él. Se aclaró la garganta, se sentía un poco nervioso mientras miraba por encima del hombro. El señor Sung Soo le dio una sonrisa que era tensa, pero amistosa.

—Yo… —G.O comenzó, pero tocaron a la puerta de su departamento. ¿Qué infiernos con todos esos visitantes esta noche?—. Discúlpeme —dijo G.O mientras se apartaba de su vecino. El señor Sung Soo se hizo a un lado, dando lugar para que G.O pudiera salir del baño. No había mucho espacio, pero su vecino no podía moverse a un lado para dar espacio para que  G.O saliera sin que sus brazos se rozaran. El baño era muy pequeño.

Vio hacia atrás al cuarto de baño mientras se apresuraba hacia la puerta principal. Sin mirar por la mirilla, G.O abrió la puerta.

Seung Ho estaba allí de pie, sonriéndole, su largo y grande brazo apoyado contra el marco de la puerta. —¿Te molestaría algo  de compañía?

G.O perdió importantes puntos de su coeficiente intelectual al ver los ojos grises de Seung Ho. Sintió que el corazón daba un latido extra, mientras negaba con la cabeza. —No, en absoluto. —Se hizo a un lado para dejar a Seung Ho entrar y cerró la puerta detrás de él—. ¿Qué te trae por aquí esta noche.

—Todo se ve bien, G.O —dijo el señor Sung Soo entrando en la sala.

—¿Interrumpo algo?

 

G.O pudo oír las vibraciones de un bajo gruñido en la voz de Seung Ho. El hombre se veía enojado. Él y Seung Ho sólo eran amigos. ¿Por qué parecía como si le fuera a arrancar la cabeza de los hombros al señor Sung Soo? Sintió el calor en la sala elevarse unos pocos cientos de grados más mientras Seung Ho veía de G.O al Señor Sung Soo.

—No, en absoluto —dijo G.O rápidamente—. El lavabo de mi vecino de arriba se inundó y quería ver mi cuarto de baño para asegurarse de que no hubiera daños. —¿Por qué estaba dándole explicaciones a Seung Ho? No había hecho nada malo, y si lo hubiera hecho, no era asunto de Seung Ho. Ellos no estaban saliendo.

—¿Y? —Seung Ho preguntó, el gris de sus ojos cambió a un gris más oscuro, un color gris tormenta. G.O dio un paso atrás, sintiendo que su pulso se aceleraba.

—Y no hay daños —dijo el Señor Sung Soo—. Eso es algo bueno.

—Algo bueno —repitió Seung Ho.

 

G.O podía sentir la tensión aumentar, zumbaba en la habitación con las amenazas implícitas en la mirada de Seung Ho hacia el señor Sung Soo. —¿Hay algo más que necesite comprobar en el departamento de G.O?

G.O estaba a cinco segundos de echar a patadas a Seung Ho. En los dos meses que había conocido a Seung Ho, el hombre nunca había actuado así. Bueno, actuó un poco loco la primera vez que se vieron, pero Seung Ho no había sido más que amable y dulce desde entonces. Esta era una nueva faceta del hombre que G.O no estaba seguro de sentirse cómodo con ella.

 

—No —respondió el Señor Sung Soo, mientras se dirigía hacia la puerta—. Una vez más, G.O, siento el inoportuno momento.

G.O vio a su vecino salir. Se quedó ahí vibrando por la ira. —Fuera.

—¿Cómo? —Seung Ho preguntó.

 

G.O se dio la vuelta, con los puños a sus lados mientras miraba fijamente a Seung Ho. —Dije, fuera.

Los ojos de Seung Ho se abrieron como platos, como si nunca hubiera pensado que G.O lo echara. —¿Por qué?

G.O pudo ver en los ojos de Seung Ho que el hombre no pensaba que hubiera hecho algo malo. —Sólo somos amigos, Seung Ho. ¿Quién te crees que eres para venir aquí y actuar como un marido celoso porque hay otro hombre en mi departamento? Eso fue completamente vergonzoso.

Seung Ho estrechó los ojos, con la boca en movimiento como si quisiera decir algo, pero tensó su mandíbula para impedir que las palabras dejaran sus labios. G.O esperó, pero Seung Ho no se movió ni dijo una palabra.

G.O se dirigió a la puerta, agarró la perilla y abrió la puerta. —Llámame mañana.

Seung Ho se quedó ahí. Parecía como si quisiera golpear algo. G.O no podía entender por qué Seung Ho estaba reaccionando de esa manera. Él y Seung Ho se sentían atraídos el uno al otro, sí, pero tener una reacción tan fuerte como esa era desconcertante. Seung Ho comenzó a caminar lentamente hacia la puerta, su mirada en G.O. La tormenta era más fuerte en los ojos de Seung Ho al pasar junto a G.O.

—Ten mucho cuidado con quién te haga compañía,G.O—dijo Seung Ho con la voz más letal que G.O hubiera oído. La voz incluso era baja, como un gruñido. G.O tragó mientras veía   a Seung Ho salir al pasillo sin ver hacia atrás. G.O cerró rápidamente la puerta, bloqueándola, y colocando la cadena.

Apoyó la frente contra la puerta, preguntándose qué demonios le pasaba a todo el mundo esta noche.

 

 

 

Seung Ho se sentó en su camioneta, mirando al edificio de departamentos. Estaba sorprendido y dolido de que G.O lo hubiera echado. Nunca habría pensado que su pareja hiciera algo como eso.

Los hermanos Wu habían ido a la ciudad, diciéndole a Seung Ho que ellos encontrarían más fácil a Ryeowook si Seung Ho se quedaba atrás. Quiso discutir con los hombres, pero, honestamente, quería ver a su pareja. Ahora estaba deseando haber protestado y haber ido con ellos.

Seung Ho quería decirle a G.O que eran pareja, que era un were-oso, quería decirle todo. Pero Seung Ho no quería asustar a G.O. Si su pareja no podía manejar la noticia, si era demasiado impactante para absorberla, entonces no sólo Seung Ho perdería   a  G.O, también perdería a Hansol.

Correr ese riesgo era aterrador para Seung Ho. Se sentó allí con una mezcla de emociones, preguntándose qué debía hacer. Conocer primero a su pareja parecía la mejor manera de hacer las cosas, pero después de ver a otro hombre en el departamento de G.O, Seung Ho estaba listo para volver ahí y desgarrar al vecino de G.O en pedazos.

Eso no sería algo muy sabio que pudiera hacer, pero vaya si los dedos no picaban por dejar salir sus garras.

—¿Acosando a tu pareja?

 

Seung Ho miró hacia la ventanilla de su camioneta y vio al detective Park Leeteuk caminando hacia él. El detective vivía en la casa de Jongin, estaba emparejado con KangIn, y era un detective muy bueno. Pero Seung Ho no tenía ganas de compañía en estos momentos. Tenía que encontrar la manera de regresar y hacer las pases con G.O. —En realidad, no. ¿Qué estás haciendo aquí? —Seung Ho se deslizó sentándose mejor, mirando a Leeteuk.

—La estación de policía está justo al otro lado. He visto mucho tu camioneta estacionada aquí.

Seung Ho vio detrás de Leeteuk al compañero de Leeteuk, dirigiéndose hacia ellos. Si G.O se asomaba por la ventana ahora, vería a los policías de pie alrededor de él y sabría que Seung Ho realmente no se había ido. —Ya me voy —dijo Seung Ho, mientras encendía el motor—. Hablamos luego.

Leeteuk sonrió y asintió, mientras Seung Ho se alejaba, dejando su corazón detrás en ruinas. Se dirigió hacia la ciudad. Si él no podía estar con G.O esta noche, bien podría ver en qué lío se había metido Ryeowook.

Sacando su teléfono celular del clip en su costado, Seung Ho llamó a Suho Wu y se enteró de donde estaban los hermanos. El saber que se encontraban en The Manacle no lo tranquilizó. Ese era el club nocturno propiedad de los vampiros, sin conocimiento de los humanos. Los humanos entraban a la fiesta, donaban sangre a los vampiros, se les borraba la mente sobre que los vampiros existían, y luego los dejaban ir. Un muy malditamente buen arreglo si le preguntaban a Seung Ho. Los humanos no eran dañados, y los vampiros se alimentaban. Sin daño, no hay castigo.

Le tomó un tiempo a Seung Ho llegar ahí, pero se las arregló para encontrar un lugar en el estacionamiento una vez que llegó. El  lugar  estaba  lleno,  el  maldito  estacionamiento casi lleno. ¿Por qué en la tierra Ryeowook estaría aquí? Quizás les estaba pidiendo ayuda a algunos vampiros. Quizás Sang Kyung no sabía que su hijo estaba en la ciudad. Después de todo el imbécil homofóbico había repudiado a Ryeowook. Así que tal vez no se molestaría si se enteraba que su hijo Ryeowook estaba en la ciudad.

Seung Ho ignoró la larga fila que parecía extenderse desde la puerta del club hasta el final del edificio y más allá. Nunca había visto a tantos humanos listos para la fiesta y convertirse en un bocadillo. Por supuesto, no eran conscientes de que estaban a punto de convertirse en un bocadillo.

Mientras caminaba por la fila, Seung Ho oyó que  le gritaban. Se giró y vio a Jinwoon con una sonrisa de oreja a oreja mientras salía de la fila.

Seung Ho estaba tan sorprendido que tuvo que permanecer ahí un momento para dejar que su mente registrara cómo se veía Jinwoon. Vio los ajustados pantalones de piel que usaba el hombre, botas de piel hasta la rodilla y una camiseta tan delgada que Seung Ho podía ver los pezones marrones del hombre tan claro como el día.

«¿Qué jodidos?»

 

—¿Qué estás haciendo aquí, Jinwoon?  —No  había querido que su pregunta saliera con tanta dureza, pero Seung Ho estaba ahí aturdido y confundido. Jinwoon estaba a punto de entrar en un club de alimentación. Su noche se ponía con cada minuto más  bizarra y confusa.

La sonrisa de Jinwoon nunca vaciló, mientras señalaba hacia la fila. —Hoon me trajo.

Seung Ho vio a su hermano apoyado contra el edificio de ladrillo, con una cínica sonrisa mientras saludaba a Seung Ho. Bueno, oficialmente estaba confundido. —¿Qué está   pasando?—Seung Ho le preguntó a su hermano cuando se acercó.

—Jinwoon quería salir y divertirse un poco —respondió Hoon casualmente.

—Estas consciente de que lo has traído aquí. —Seung Ho hizo una afirmación, no una pregunta.

Hoon se río entre dientes. —Jae Hyo prometió que Jinwoon tendría un buen momento, no... entretenimiento, y que él estaría a salvo. No se puede pedir más que eso. —Hoon miró hacía los humanos de pie esperando en la fila y sonrió. Jinwoon sabía acerca de los vampiros. Códigos no eran necesarios, pero había un montón de humanos  de  pie  alrededor  que  no tenían  ni idea. Estaba muy seguro de que Jinwoon no sabía a dónde entraba.

Seung Ho estaba a cinco segundos de golpear a su hermano, pero había otro lío que tenía que arreglar. Trataría con Hoon y Jinwoon más tarde. Ya estaba enojado por la escena con  G.O. No le hacía falta otro dolor de cabeza.

—Entonces, ¿por qué estás en la fila? —Seung Ho le preguntó a Hoon.

Hoon inclinó la cabeza hacia Jinwoon. —Él quiere la experiencia completa. Jinwoon cree que estar parado en la fila le agrega emoción a entrar en el club.

Seung Ho  negó  con  la  cabeza  mientras  Jinwoon  le  sonreía.

r13;Regresa a la fila. —Saludó a los que estaban ahí—. Pero es mejor que te mantengas a salvo.

—Estoy con Hoon —señaló Jinwoon—. ¿Qué podría salir mal?

 

Eso era un infierno de pregunta capciosa. Seung Ho gruñó consigo mismo cuando se giró y se dirigió hacia la puerta. No tenía tiempo para esto. Jinwoon era el dolor de cabeza de Hoon. Si algo le pasaba al delgado fey, era la cabeza de Hoon la que caería. Pá podría golpear el trasero de Hoon de todas las maneras posibles desde el domingo.

 

Seung Ho inclinó la cabeza saludando al portero y entró en el club. De inmediato vio a los hermanos Wu por el bar, de pie Jae Hyo estaba con ellos. Los hermanos eran difíciles de perder. Llevaban bandanas en la cabeza, tenían una mirada que decía que preferían comerte que razonar contigo, y el mayor Kris... era atemorizante.

—¿Lo han encontrado? —Seung Ho preguntó mientras caminaba hacia los cuatro hombres. Jae Hyo se giró y le dio una ligera inclinación de cabeza, y una rápida elevación de los labios que parecía como una sonrisa. «Debe ser la noche en que todos están de mal humor».

—No —dijo Yongguk, el más joven de los hermanos, mientras negaba con la cabeza—. Por eso estamos aquí.

Mierda, Ryeowook estaba aquí en la ciudad  por  su  propia cuenta. No era bueno. Seung Ho quería estrangular al pequeño vampiro. Ya estaba teniendo una mala noche. Enterarse de que Ryeowook estaba por alguna parte sólo, la empeoraba.

—¿Tiene amigos aquí? —Kris Wu preguntó.

 

Seung Ho no recordaba que Ryeowook le hubiera hablado alguna vez de tener amigos, sólo de sus hermanos. —Ninguno del que haya  hablado.  ¿Alguien  ha  revisado  la  estación  de  policía? r13;Seung Ho preguntó.

 

Suho asintió. —Él no se ha presentado ahí.

—¿No  puedes  hacer  la  cosa  esa que  haces  y encontrarlo? r13;Seung Ho le preguntó al Príncipe de los Vampiros.

 

Jae Hyo le dio una pequeña carcajada, como si Seung Ho fuera un ignorante de las habilidades de los vampiros. Lo era, pero no le gustó la carcajada.

 

— Ryeowook no es uno de los miembros de mi Aquelarre, ni lo ha sido nunca. Así que no, Seung Ho, no puedo hacer la cosa esa que hago.

—Quizás le tomó un tiempo llegar a la estación de policía—dijo Seung Ho, sin hacerle caso al Príncipe. Jae Hyo era alto, delgado, con cabello negro hasta los hombros. Encajaba en todo el perfil del ‘Príncipe de los Vampiros’. El hombre tenía los más negros ojos que Seung Ho hubiera visto. Era como ver en un par de tinteros. Se había encontrado con el Príncipe en un par de ocasiones, y cada vez que Seung Ho veía los ojos del hombre, sentía como si se estuviera cayendo hacia adelante. Odiaba esa  sensación.

—¿Por qué no vas a ver en la estación de policía, mientras pasamos el tiempo aquí? —Yongguk le preguntó a Seung Ho mientras se alejaba del bar.

Seung Ho le dio una mirada más al Príncipe y luego se dirigió hacia la salida. Amaba a Ryeowook como a un hermano, y los vampiros de Jongin eran cool, pero Seung Ho no se sentía demasiado cómodo en un club lleno de ellos. No tenía prejuicios contra los vampiros. Eso estaba muy lejos de la verdad. Pero un hombre tenía instinto de supervivencia. Sin importar qué tan amigables fueran los nativos, siempre cuidaba su espalda.

Había estado aquí un par de veces con Lee Joon, antes de que su hermano ni siquiera supiera quien era su pareja. Pero ellos habían hecho equipo con los humanos, nunca con los vampiros. Seung Ho no estaba en lo de ser chupado, al menos no en el cuello. Incluso cuando su hermano gemelo y él venían aquí para un poco de emoción, Seung Ho había sido siempre receloso. Eran vampiros, después de todo. Estaba en su naturaleza alimentarse.

 

Al salir a la noche, Seung Ho vio que Hoon y Jinwoon estaban casi en la puerta. Jinwoon parecía que tenía jelly beans en sus malditos bolsillos. El elfo estaba rebotando tan emocionado que Seung Ho se sorprendía de que no se desmayara solo de la emoción de estar parado en la fila. Le dio una dura mirada a Hoon antes de caminar hacia su camioneta. Él podría no estar cómodo en un club lleno de vampiros, pero Hoon no parecía tener ningún problema con eso. Con tal de que Hoon y Jinwoon llegaran a casa a salvo, Seung Ho no tendría ningún problema con eso.

Se dirigió a la estación de policía, rezando porque Jinwoon no estuviera ahí haciendo un lío. Cuando su teléfono vibró a su lado, Seung Ho tomó su teléfono celular mientras cerraba la puerta de su camioneta. —¿Sí?

—Suena como que estás pasando un buen rato. Siento perderme la diversión.

Seung Ho suspiró. No tenía la intención de gruñirle a Lee Joon. No era culpa de su gemelo, que su noche se estuviera convirtiendo rápidamente en una mierda. —¿Qué quieres Lee Joon?

—Entrar en la diversión. ¿Por qué no me dijiste que Ryeowook estaba perdido? Me parece que mi gemelo está ocultándome cosas.

Seung Ho sonrió. Lee Joon siempre podría levantarle el ánimo. —Estoy en la estación de policía. ¿Vienes?

—Con las campanas, hermano.

 

Seung Ho sonrió. —Seguro como la mierda espero que no estés usando ninguna de las campanas. —La imagen de Lee Joon usando campanas hizo que Seung Ho se riera.

—Estaré ahí en una hora.

 

continuara...

 

 


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