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46. El G.O de Seung HO (27) por dayanstyle

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Jae Hyo estaba en el pasillo, viendo a los seres humanos que trabajaban ahí. Odiaba los hospitales. No porque hubiera humanos enfermos y muriendo aquí, sino porque se acordó de cómo un querido amigo suyo, un amigo humano, se había negado a convertirse cuando su vida estaba siendo arrastrada lentamente por una enfermedad que podría ser tratada con la medicina actual. Thornton había muerto en un hospital, dejando atrás a Jae Hyo para que llorara su pérdida. Había conocido al hombre durante veinte años, no mucho para un vampiro, pero lo suficiente para que Jae Hyo le tomara cariño al hombre.

Eso fue en 1943, cuando la influenza se había convertido en una epidemia. Jae Hyo le había pedido a su amigo que se uniera a él, pero Thornton se negó, diciendo que a pesar de que amaba a Jae Hyo como a un hermano, su tiempo en la tierra sería lo que Dios quería que fuera.

 

—¿Has descubierto lo que pasó? —Eric Moon preguntó, sacando a Jae Hyo de sus nostálgicos recuerdos.

—Me enteré de que Seung Ho fue un oso muy ocupado.

La cara de Eric se oscureció mientras se inclinaba más cerca, su voz bajó. —¿Crees que mi hijo tuvo algo que ver con esto?

Jae Hyo negó con la cabeza. —No. Seung Ho encontró al culpable, rescató a su gemelo y a Ryeowook, y mantuvo la cabeza fría a través de todo esto. Él es un héroe.

La cara de Eric se relajó mientras se enderezaba.

r13;¿Quién fue?

—Fue una mujer que afirma que trabaja con los cazadores de vampiros. Según ella, los cazadores han estado viniendo a mi club durante unos meses, deslizando cosas y luego salieron sin que Rome los notara. Lo que es difícil de creer. Mi portero es muy competente. Ella no hablará de quién era el que venía, pero al parecer tengo a un traidor en mi Aquelarre.

Y Jae Hyo iba a descubrir quién infiernos era. Hizo sus dientes chocar al pensar en los daños que la explosión causó. Diez humanos muertos y dos vampiros. Incluso para un vampiro un daño de tal magnitud era irreversible. —Tengo a alguien recolectando sangre para tus cachorros ahora, y el Doctor Cha Baro  de la manada de ChangJo está en camino para lograr transportar a Lee Joon a la Villa Kim. El Doctor Jaejoong pueden atenderlo ahí. Baro me dice que tan pronto como tu hijo  esté estable, será enviado al pueblo.

—Gracias —dijo Eric—. ¿Sabes lo que está pasando con Yesung?

—Su abogado irá con el juez en la mañana para lograr que se le imponga una fianza. Sólo tendrá que pagar la fianza después de eso. Tengo a unos cuantos hombres trabajando con el testigo.

—¿Cómo esta Ryeowook?

—Mejor. Necesitó una gran cantidad de sangre para curarse, pero va a estar bien. He dispuesto que Yesung se quede conmigo, mientras este lío legal se resuelva.

—Quiero que la perra pague por lo que le hizo a mis hijos.

 

Jae Hyo miró a Eric a los ojos, viendo el fuego y la ira que ardían en sus profundidades. —Si algo queda de ella, te la enviaré.

 

Eric asintió mientras regresaba a la habitación de Seung Ho en el hospital. Jae Hyo vio alrededor del hospital y se apresuró a salir. El lugar le traía recuerdos demasiado dolorosos.

G.O se inclinó y tomó a Hansol en sus brazos mientras corría por el pasillo del hospital.

Su jefe, Baekho, le había llamado a G.O, despertándolo de su sueño para decirle que Seung Ho había estado en una especie  de explosión y se encontraba en el hospital de la ciudad. G.O no tenía idea de cómo llegar con él, hasta que Doo Joon el hermano  de Seung Ho tomó su brazo.

Hansol apoyó la cabeza sobre los hombros de G.O, un abrigo fue envuelto sobre su pijama mientras G.O corría a la habitación de Seung Ho. No era más que amigo de Seung Ho. Honestamente no sabía por qué estaba corriendo al hospital, pero G.O estaba agradecido. Seung Ho podría ser un bárbaro, pero él era amigo de G.O, infiernos si su corazón no estaba perdiendo el control ante la idea de que Seung Ho estuviera herido.

G.O entró en el cuarto del hospital, notando de inmediato que los hombres Moon estaban allí. Era difícil equivocarse sobre que eran parientes. Todos se parecían en gran manera.

—Lo siento. Voy a esperar hasta que termine su visita —dijo G.O mientras caminaba hacia la puerta.

—Tonterías, hijo, tú eres parte de nuestra familia —dijo el señor Moon. Eso confundió como el infierno a G.O, pero no discutió. No quería dejar a Seung Ho. Pero la declaración del padre de Seung Ho de que él era de la familia había sido un  poco extraña. ¿Qué infiernos les había estado diciendo Seung Ho a estas personas?

—¿Cómo está? —G.O preguntó, mientras se acercaba a la cama.

—Estoy bien —dijo Seung Ho entreabriendo los ojos y viendo a G.O. Su voz era un poco más rasposa, como papel de lija. G.O sintió un extraño movimiento en su interior, como si algo largamente dormido por fin despertara. Nunca había sentido eso antes. No con Seung Ho. Ni con nadie. Acomodó a Hansol en su otro hombro y vio a Seung Ho a los ojos.

—¿Qué sucedió? —quería saber. Seung Ho estaba aquí acostado en el hospital, hollín negro manchaba su nariz y tenía una voz que sonaba casi como la del Padrino, áspera y profunda, y... un poco sexy. ¿Qué demonios estaba pensando G.O? No era el momento para tener ese tipo de pensamientos. «Debe ser la falta de sueño».

—Déjame tener al cachorro mientras hablas con Seung Ho —dijo el padre mientras llegaba con Hansol. G.O se apartó. Aunque Seung Ho había sido amigo de G.O durante dos meses, realmente no conocía bien al padre. Se habían visto un par de veces, pero no era suficiente como para que G.O le confiara su sobrino al hombre.

El señor Moon lo miró fijamente y luego dejó caer sus manos, dándole una ligera inclinación de cabeza. ¿Por qué G.O se sentía mal por eso?

—Está bien, G.O. Pá no permitirá que algo le suceda a Hansol —dijo Seung Ho.

Vacilante, y porque su espalda estaba empezando a doblarse, G.O dejó que Pá tomara a su sobrino. El señor Moon había insistido en que G.O lo llamara así, pero G.O no se había sentido con el derecho para usar ese término. El señor Moon tomó a Hansol en sus grandes y fuertes brazos, Hansol le sonrió al hombre. Hansol parecía aceptar realmente al clan Moon. Él siempre estaba sonriendo las pocas veces que había estado a su alrededor, como si supiera un secreto que G.O no tenía ni idea.

—Vamos a estar justo afuera si necesitas algo —dijo el Señor Moon, mientras él y los otros hombres salían de la habitación. Los vio salir y luego se giró hacia Seung Ho. Era increíble lo grande que Seung Ho se veía acostado en la cama del  hospital. G.O no estaba seguro de que las camas estuvieran diseñadas para alguien tan grande como Seung Ho.

—Ahora dime lo que pasó —dijo G.O al tiempo que tomaba una silla y la colocaba cerca de  Seung Ho.

—Es una historia muy larga —dijo Seung Ho.

—Entonces dame la versión resumida. —No había manera de que G.O se sentara ahí y no preguntara  qué  había sucedido. Seung Ho casi había perdido la vida. Eso era suficiente para que G.O obtuviera una explicación.

—Básicamente, vine a la ciudad para encontrar a un amigo que no debía estar solo. Estaba en un conocido club para… farrear, cuando la explosión sacudió el lugar. Mi gemelo y Hoon estaban ahí, enterrados en el interior, junto con mi amigo.

G.O había oído la palabra farrear. Lo dejaría pasar por ahora. —¿Estabas en el club cuando la explosión ocurrió?

Seung Ho negó levemente con la cabeza, como si le doliera moverla. —Estaba afuera en el estacionamiento llamándote.

G.O se quedó sin aliento. —¿Así que la llamada te salvó la vida?

Seung Ho parecía como si estuviera pensando en ello y luego asintió. —Creo que lo hizo.

—¿Cómo están tus hermanos y tu amigo? —Casi temía preguntar. G.O era consciente de que Seung Ho era muy apegado a Lee Joon. A menudo hablaba de su hermano con una chispa de amor en sus ojos. G.O no tenía hermanos, ya no desde que su hermana murió en el incendio de su casa en Navidad y por eso había venido a cuidar de Hansol. Pero se acordó de Ri Sae. No habían sido cercanos, muy lejos de lo que eran Lee Joon y Seung Ho. A pesar de que sólo había conocido a Seung Ho por un espacio tan corto de tiempo, sabía que estaría devastado si perdía a su gemelo.

— Ryeowook esta con unos amigos. Se está recuperando.

—¿Lee Joon y Hoon?

—Hoon logró salir.

 

«Oh, Dios». G.O tenía miedo de preguntar. Seung Ho estaba saltando alrededor del tema de su gemelo. Eso no era una buena señal. G.O se acercó un poco más, tomando la mano de Seung Ho entre las suyas. —¿Qué pasa con Lee Joon?

Las lágrimas brillaron en los ojos de Seung Ho mientras negaba con la cabeza, tratando de apartar su mano, pero G.O la sostenía, apretando la mano con firmeza. —Dímelo.

—No estaba respirando cuando lo encontré. Los paramédicos pasaron un infierno de tiempo para traerlo de vuelta. Dicen que... —G.O sintió que sus entrañas se tensaban cuando un sollozo salió del gran pecho de Seung Ho—. Dicen que puede tener daño cerebral causado por la falta prolongada de  oxígeno, pero es demasiado pronto para saberlo.

—¿Qué es lo que no me estás diciendo, Seung Ho? —Podía verlo en los ojos del hombre. Él no miraba a G.O, veía alrededor de la habitación.

Seung Ho giró la cabeza, y por una fracción de segundo, un momento en el espacio del tiempo, G.O podría haber jurado que los ojos de  Seung Ho  habían  cambiado  a  un  extraño  color miel. Pero ahora G.O estaba viendo los tristes ojos gris pálido, por la noticia de su hermano. —Nada —Seung Ho dijo la  palabra como si estuviera derrotado.

G.O colocó su cabeza sobre el hombro de Seung Ho, necesitaba la cercanía, el tacto. Casi había perdido al hombre esta noche, eso hacía su anterior discusión insignificante.

Suspiró y luego sintió una mano en su cabello. Calor llenó a G.O, como si el sol tocara algo muy dentro de él, llenándolo y luego extendiéndose mientras los dedos de Seung Ho tomaban su cabello. G.O no quería moverse, no quería que Seung Ho dejara nunca de tocarlo porque no quería perder ese calor nunca.

—Gracias por  venir.

 

Con renuencia, G.O giró la cabeza, rezando por que Seung Ho no dejara de acariciarlo. Eso era lo que sentía. —Tú eres mi amigo. Esto significa que si estás en problemas, yo vengo corriendo.

Seung Ho sonrió ampliamente, pero G.O vio algo profundo en los ojos del hombre, algo que no podía averiguar en este momento. —Eso va en ambos sentidos, G.O. Si tu o Hansol alguna vez necesitan algo o alguna vez me necesitas, llámame.

G.O asintió, bajando de nuevo la cabeza, dejando que Seung Ho siguiera acariciando su cabello.

 

Seung Ho estaba un poco sorprendido de que G.O se hubiera quedado hasta que el Doctor Cha se presentó a firmar la transferencia de Lee Joon. Era mediodía, y Seung Ho estaba irritado y listo para salir como un infierno de ahí. El médico que se había ocupado de Seung Ho, tenía que autorizar su salida, lo que era una maldita cosa, teniendo en cuenta que Seung Ho  estaba a punto de irse por sus propios pies.

Lo que había impactado a Seung Ho es que G.O hubiera permitido que su Pá se llevara a Hansol al rancho. Sí, Hansol siempre tenía una tonta sonrisa cada vez que Pá estaba cerca, pero nunca pensó que G.O permitiría que su sobrino saliera de su vista.

—Hansol rogó hasta que no pude hacer otra cosa que decir que sí. ¿Tu respondes por él, verdad? —G.O parecía que iba a correr hacia la puerta y rescatar al cachorro.

Seung Ho agarró a su compañero por la cintura, jalando a G.O más cerca de su cuerpo. No estaba seguro de lo que pasó con el hombre, pero desde que llegó ayer por la noche, G.O había cambiado. Se quedó cerca de Seung Ho, lo tocaba un infierno más, y se mostró más receptivo a que Seung Ho lo tocara.

Quizás una experiencia cercana a la muerte había sido una buena cosa, al menos para Seung Ho. —Hansol está bien. No te olvides que mi hermanito esta en casa. Hansol pasará un buen momento.

—Hansol dijo que había osos en el rancho. ¿Los ven a menudo?

Seung Ho casi se muerde la maldita lengua.

 

Nadie había cambiado frente a Hansol o G.O. ¿Cómo demonios el pequeño lo sabía? Ese travieso tendría que dar algunas explicaciones. —Mi Pá va a proteger a Hansol con su vida. —No quería mentirle. Ya había omitido tantas verdades ante G.O que estaba seguro de que el hombre iba a empezar a pedir mejores respuestas. Anoche había estado cerca de decirle a G.O que Lee Joon necesitaba cambiar para sanar. Pero eso no era algo que quería discutir en un hospital.

 

No era algo que quisiera discutir en absoluto, pero Seung Ho sabía por qué su Pá se había llevado a Hansol. Era el momento de que Seung Ho aclarara las cosas con su pareja. Él iba a esperar hasta que llegaran al departamento de G.O, pero Seung Ho podía sentir su corazón ya latiendo fuera de control. Estaba aterrorizado de que G.O se alejara de él.

—¿Listo? —Seung Ho le preguntó mientras caminaba con G.O por el estacionamiento. Seung Ho no podía creer lo malditamente nervioso que estaba. «Oh, cómo han caído los poderosos». Solía estar libre de preocupaciones, ni una preocupación con su nombre. Ahora tenía una pareja que no tenía ni idea que era su pareja, un hijo/sobrino que criar, y un gemelo que podría sufrir daños cerebrales si el cambiar a su forma de oso no funcionaba.

Maldición si las cosas no eran un desastre.

 

G.O abrió la puerta del departamento una vez que llegaron a Villa Kim. Seung Ho podía oler el nerviosismo saliendo en oleadas de G.O. Esta era la primera vez que habían estado a solas. A pesar de que Hansol había crecido en Seung Ho, se alegraba de tener un poco de la intimidad largamente esperada.

—¿Quieres tomar algo? —G.O preguntó mientras dejaba las llaves y veía alrededor del departamento como si nunca antes lo hubiera visto.

—Agua o jugo estaría bien. —Seung Ho se sentó en el sofá.

 

Era la única cosa para sentarse en la sala. El sofá era cómodo como el infierno, pero un sofá de color verde claro con estampado de margaritas no habría sido la primera opción de Seung Ho. La mesa de café frente al sofá había visto días mejores, tenía marcas de arañazos y abolladuras y pequeñas cicatrices en la oscura madera.

 

Seung Ho sabía que G.O dormía en el sofá, por lo que sentarse ahora aquí lo hacía sentir un poco más íntimo. Había una mesa delgada rectangular que era más alta que la mesa de café junto a la puerta donde G.O siempre dejaba las llaves, y un mueble de entretenimiento que sostenía la pequeña televisión.

Seung Ho no era consciente de que los televisores de bulbos se seguían vendiendo. El centro de entretenimiento tenia solo un elemento más, y ese era el reproductor de DVD. Los controles remotos estaban en la mesa de café, y las películas en sus cajas. Era sencillo, pero acogedor.

G.O regresó con dos vasos de jugo de manzana, sobre una bandeja redonda. Seung Ho se pasó las manos por la parte delantera de sus pantalones, eliminando el exceso de humedad de sus palmas. Había tenido relaciones sexuales antes, y el Señor sabía que él era un experto en el tema, pero esto era diferente. G.O era su pareja. Ni siquiera estaba seguro si conseguiría tener relaciones sexuales esta noche, pero la posibilidad de estar íntimamente con G.O tenía al pene de Seung Ho animado.

Por desgracia, iba a tener que decirle acerca de su oso a G.O antes de que tuvieran relaciones sexuales. Para un oso lograr que el vínculo entre la pareja funcionara solo requería que durmieran juntos. Sería muy jodido tener relaciones sexuales con G.O y luego decir: ‘Oh, por cierto, estamos emparejados de por vida’. «Sí, eso no iba a suceder».

—Esto es todo lo que tenía. Espero que no te importe —dijo G.O mientras bebía su jugo, sus ojos viendo alrededor como si estuvieran siguiendo una pequeña luz intermitente por toda la pared.

Seung Ho se acercó un poco, se estiró y luego apoyó su brazo sobre el respaldo del sofá detrás de G.O. Era una jugada tan antigua como el tiempo, pero bueno, si funciona, ¿por qué cambiarlo?

—¿Por qué no te recargas? —Quizás si él hacia que G.O se relajara, podría darle la noticia sin que G.O le rompiera el cuerpo a Seung Ho.

G.O dejó el jugo en la mesa y se recargó, sonriéndole nerviosamente a Seung Ho. —¿Estás seguro de que Hansol no es una carga para tu padre?

Seung Ho negó con la cabeza. —No, a mi Pá le encantan los cachorros. Él es feliz de tener pequeños pies corriendo de nuevo.

Seung Ho se acercó más, acunando el mentón de G.O. levantándolo para ver fijamente los ojos verdes de su pareja. Él parpadeó, como si en ese momento se diera cuenta lo cerca que Seung Ho estaba. G.O se lamió los labios, abriéndolos ligeramente, mientras Seung Ho bajaba la cabeza. G.O tomó una profunda respiración que pareció estremecerlo un poco antes de que Seung Ho acortara la distancia, la respiración de G.O se sentía como un viento caliente en su cara.

G.O gimió, abriendo la boca completamente  para Seung Ho mientras Seung Ho se recostaba en el sofá, jalando a G.O con él. Envolvió los brazos alrededor de G.O, pasando sus manos por la espalda de G.O.

Los dedos de G.O tocaban ligeramente la parte superior del brazo de Seung Ho, haciendo que un ligero estremecimiento  recorriera a Seung Ho. Apenas era una caricia, pero se sentía tan íntima. Seung Ho trató de jalar a G.O a su regazo, pero G.O se resistió. Su pareja finalmente rompió el beso, sus labios hinchados y húmedos. Seung Ho quería pasar su lengua sobre ellos, para probarlos una vez más.

—Reduce la velocidad, gran hombre.

Seung Ho tomó una profunda respiración, dejándola salir lentamente. Odiaba el hecho de romper el contacto, pero Seung Ho  sabía  que  G.O  tenía  razón.  Tenía  que  reducir la velocidad, y tenía que explicarle a su pareja lo que era. Simplemente no estaba seguro de cómo debía de comenzar la conversación.

Seung Ho miró a su pareja, viendo la confianza en los ojos verdes de G.O que lo veían. Sus negras pestañas hacían que el color verde se viera mas vivo. Seung Ho quería pasar sus manos por el negro cabello de su pareja, jalar su cuerpo hacia él, inhalar su aroma, y frotarse sobre G.O hasta que su pareja llevara el aroma de Seung Ho. Quería sentir su piel, entrelazar sus cuerpos, y oír que G.O gritara su nombre cuando Seung Ho le diera tanto placer que ambos se desmayaran. G.O era fascinante en maneras que Seung Ho no podía nombrar.

Pero primero tenía que explicar todo lo del oso.

 

—¿Recuerdas que en el hospital me preguntaste que no te estaba diciendo todo? —Era una pésima manera de empezar, pero Seung Ho tenía que ir con lo que tenía para trabajar.

G.O asintió.

 

—Lo que te iba a decir era que Lee Joon podría curarse si él cambia. —Seung Ho sabía que G.O no entendía, pero estaba esperando que su pareja absorbiera lo que estaba diciendo.

—No entiendo —dijo G.O mientras sus ojos verdes veían fijamente a Seung Ho como si estuviera loco y G.O no estuviera seguro si debía correr gritando o reírse de él.

—Si Lee Joon cambia a su forma de oso, se podría curar mucho más rápido. —Seung Ho observó cómo la confusión sólo se profundizó en los ojos de G.O. Probablemente estaba echando todo a perder, pero Seung Ho no quería sólo soltar que él era un oso. G.O definitivamente lo echaría afuera de una patada.

—Estás empezando a preocuparme, Seung Ho.

 

Eso no era lo que quería Seung Ho, pero no podía dormir con G.O, o enlazarse con su pareja con la conciencia limpia, si no dejaba que G.O supiera lo que sucedía. Si él fuera una rata bastarda, solo joderia con G.O y luego se lo diría. Pero Seung Ho fue criado mejor que eso.

—No estoy tratando de preocuparte, Byung Hee. En serio. Pero tengo que decirte lo que soy antes de que esto vaya más allá. Tengo que decirte.

G.O se apartó un poco de Seung Ho y miró  hacia  la puerta. Seung Ho quería decirle a G.O que no tenía nada de qué preocuparse, que Seung Ho ni en un millón de años lo lastimaría, pero si los zapatos estuvieran invertidos él habría pateado el culo de G.O para este momento sólo por puro miedo.

—Te escucho. —G.O lo dijo más como si estuviera calmando a un loco que para escucharlo realmente. Seung Ho se enderezó.

—Por favor, no huyas, Byung Hee —Fue una clara advertencia. Los osos, como cualquier otra criatura paranormal, les encantaba la caza. Era extraño en el mundo de lo paranormal. Uno pensaría que los lobos serían los que amarían cazar cualquiera cosa que estuviera frente a ellos, y probablemente así lo hacían, pero los osos amaban el juego de cazar más que los dulces.

—¿Por qué? —G.O le preguntó mientras se movía en el sofá. Era un departamento pequeño. En realidad no había ningún lugar al que G.O pudiera ir. Seung Ho podría atraparlo antes de que su pareja llegara a la puerta, pero tenía que advertirle al hombre.

—Porque yo te perseguiría. No tientes a mi oso.

—¿Tu oso? —G.O gritó.

—Estoy tratando de explicártelo sin asustarte, G.O. Pero si huyes, no puedo prometer que no voy a ir tras de ti.

 

G.O salió corriendo hacia la puerta, y la persecución se inicio.

 

 continuara...


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