Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

46. El G.O de Seung HO (27) por dayanstyle

[Reviews - 50]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

G.O no iba a ponerse de pie. Él no iba a ayudar a esos hombres. Podía ver en sus ojos que no importaba lo que G.O hiciera, planeaban matarlo y a Seung Ho. La única cosa que podía hacer G.O era sostenerse y rezar por que la ayuda llegara de alguna manera.

Se movió otro par de centímetros más cerca de Seung Ho. A pesar de que Seung Ho lo había asustado cambiando a su oso, G.O se sentía más seguro con Seung Ho que con esos  dos idiotas. ¿Y creía que vivir en la ciudad era peligroso?

—No te aconsejo que te acerques al oso —dijo el hombre con el rifle apuntando a la cabeza de G.O. Tenía el cabello castaño corto, que apenas pasaba de sus orejas, y uno de sus ojos vagabundeaba mientras veía a G.O.

El que le apuntaba a Seung Ho era robusto, con una pequeña barriga que sobresalía de su cintura. Tenía ojos café y un gran tatuaje en el cuello que parecía un águila.

Esto era increíble. G.O veía al hombre y luego hacia abajo a Seung Ho. Quería preguntarle a Seung Ho qué hacer, pero dudaba altamente que Seung Ho pudiera hablar en su forma de oso. Cuanto más tiempo se quedaba viendo el oscuro pelo, más relajado estaba acerca de que Seung Ho se convirtiera en oso. Quizás era debido al estrés de la situación, pero G.O estaba dispuesto a aceptar a Seung Ho, incluso en su forma actual si sólo ellos lograban salir vivos de esto.

Seung Ho se movió y G.O se movió. Él imitaba todo lo que el oso hacía. No fue un movimiento agresivo. Seung Ho se levantó y comenzó a retroceder hacia G.O, bloqueando la pistola que apuntaba a la cabeza de G.O.

—No te atrevas a ponerte en peligro por tratar de protegerme —dijo G.O, sólo que su voz era tan baja que no estaba seguro de que Seung Ho pudiera oírle.

Seung Ho le dio un gruñido y dio un paso atrás. G.O se movió con él. Sabía que si había alguien afuera, en el ángulo correcto, sería capaz de ver a G.O y a Seung Ho en el bosque. Sin embargo no estaba muy seguro de si podría ver a los dos imbéciles.

—Si das un paso más... —El hombre con el tatuaje dio un paso más cerca, empujando el cañón del rifle más cerca de la cabeza de Seung Ho, la respiración de G.O quedó atrapada en su garganta.

—No podemos disparar ahora —argumentó el otro hombre—. Hay una casa justo ahí. —Señaló hacia el establo—. Van a escuchar el disparo.

G.O rezaba porque el que le apuntaba a Seung Ho escuchara a su compañero. Todo su cuerpo empezó a temblar cuando la adrenalina comenzó a desaparecer. G.O estaba seguro de que se iba derrumbar frente a esos dos hombres. Nunca le habían apuntado con un arma, y mucho menos con un rifle de alto poder. Se dio cuenta de que el que tenía el tatuaje en el cuello moría de ganas de conseguir un tiro.

—Tenemos que irnos —dijo el hombre con el ojo vagabundo mientras jalaba la camisa del otro hombre.

El hombre con el tatuaje comenzó a bajar su arma, y el corazón de G.O comenzó a latir de nuevo. Los dos hombres se alejaron lentamente. El del ojo vagabundo no dejaba de ver de Seung Ho a G.O y luego hacia la casa.

Pero era el del tatuaje, que tenía la mirada de acero a quien se le hacía agua la boca por dispararles.

G.O podía verlo.

Infiernos, podía sentirlo en los huesos.

 

Esto era una pesadilla, y G.O estaba aterrado de no despertar. De no sobrevivir. Los dos desaparecieron en el bosque, y G.O dejó escapar un gemido cuando colapsó en el suelo. Estaba de rodillas, tratanto de recordar cómo respirar mientras las lágrimas caían de sus ojos. Simplemente no podía dejar de temblar.

—¡Pá! —Seung Ho gritó una vez que cambió de nuevo a su forma humana y luego agarró a G.O de la cintura y lo levantó del suelo. Seung Ho corrió a la casa a una  vertiginosa velocidad. G.O no tenía ni idea de que Seung Ho pudiera correr tan rápido cargando a alguien. Pero no podía encontrar la suficiente voz como para decirle a Seung Ho que lo bajara.

—¿Qué pasa, hijo?

 

—Dos cazadores en el bosque apuntaron sus armas hacia G.O y hacia mí. Ellos querían matarnos.

G.O enterró su rostro en el pecho de Seung Ho, sintiendo que todo su cuerpo temblaba. Acababa de tener un maldito rifle apuntándole en la cara. ¡Un rifle! G.O sentía tanto frío que no estaba seguro de que nunca más pudiera ser capaz de calentarse de nuevo, y no tenía nada que ver con el clima. Su vida casi termina en un abrir y cerrar de ojos.

G.O abrió los ojos cuando oyó fuertes pasos. El padre, junto con tres de los hermanos se dirigían hacia el bosque. Seung Ho llevó a G.O al interior. G.O se dio cuenta que Seung Ho estaba desnudo una vez que el hombre se sentó en el sofá, acunando a G.O en sus brazos. —¿Estás bien, G.O?

G.O negó con la cabeza, sintiendo tanto frío que comenzó a temblar.

 

—Mierda, no entres en shock —dijo Seung Ho, mientras tomaba una manta de la parte de atrás del sofá y envolvió el cuerpo de G.O.

—Lle-llévame a casa.

 

—Tan pronto como dejes de temblar. —Seung Ho envolvió sus brazos alrededor de G.O, sosteniéndolo fuerte cuando la puerta del frente se abrió. G.O trató de levantarse cuando vio a Hansol y Hoon cruzar la puerta, pero Seung Ho lo sostenía fuerte.

—Oh, mierda —dijo Hoon, apresurándose a llevar a Hansol dentro de la casa.

—Deja que me levante —exigió G.O apartándose de Seung Ho—. Por favor, vístete y llévame a casa.

 

Seung Ho sabía que no iba a ganar esa discusión. G.O estaba aterrado, y necesitaba algo familiar, como su departamento. Seung Ho suspiró mientras lo dejaba en el sofá y subió las escaleras, se vistió y luego volvió a bajar. Frunció el ceño cuando vio que la sala estaba vacía. Se había ido, solo unos minutos.

Cuando vio una camioneta saliendo, Seung Ho se apresuró hacia la puerta. Vio la camioneta de Hoon alejarse, G.O estaba sentado del lado del pasajero. Seung Ho asumió que Hansol estaba sentado entre ellos.

Seung Ho rugió mientras abría la puerta de malla. Vio impotente cómo la camioneta se iba, llevándose a su pareja. Seung Ho tenía ganas de correr detrás de G.O, pero sabía que su pareja   necesitaba   tiempo   para   asimilar  lo   que  le  había sucedido. Pero, maldición si Seung Ho no estaba enojado de que  G.O se hubiera escapado de esa manera.

Dejó que la puerta de malla se cerrara y subió las escaleras hacia su dormitorio. ¿Por qué su jodido mundo estaba fuera de control?

 

 

 

G.O entró a su departamento, mostrándole a Hoon dónde acostar a Hansol. Su sobrino estaba profundamente dormido. El montar a caballo y ayudar en el rancho había agotado a su pequeño compañero. Se había quedado dormido en la camioneta de Hoon y no había despertado desde entonces.

r13;Sólo acuéstalo en la cama —dijo G.O mientras apartaba las mantas.

Hoon acomodó a Hansol, y G.O le quitó los zapatos y cubrió a su sobrino antes de encender la lámpara de noche y cerrar la puerta. La mano de G.O se quedó en la perilla de la puerta del dormitorio, sin saber qué decir ni qué hacer. Había huido como un cobarde de Seung Ho y toda esa situación. Y ahora que la adrenalina se había agotado, se sentía como una  rata bastarda por dejar a Seung Ho.

—Sabes que Seung Ho probablemente esté como loco en este momento. —dijo Hoon sentándose en el sofá de G.O.

—Lo sé. —G.O lo sabía. Había estado pensando la misma línea. La culpa lo carcomía. Pero, ¿qué se suponía que iba a hacer? G.O casi había muerto en el bosque. Necesitaba alejarse. G.O necesitaba tiempo para sí mismo. Necesitaba absorber lo que casi le había pasado a él y a Seung Ho.

 

Seung Ho había dicho que estaban enlazados juntos. Que no había vuelta atrás. Pero ahora G.O no estaba tan seguro de haber tomado la decisión correcta.

—Deberías de llamarlo —dijo Hoon—. No dudo que él esté en camino hacia acá.

G.O no esperaba eso. Necesitaba tiempo para despejar la cabeza, y no podría hacerlo si Seung Ho estaba cerca de él. Tener tan cerca a Seung Ho siempre hacía que G.O olvidara el mundo que lo rodeaba. —Lo voy a llamar. —Prometió. G.O se apoyó contra la pared, envolviendo sus brazos alrededor de su estómago—. Pero no ahora.

—¿Qué ocurrió exactamente en el bosque? —Hoon preguntó mientras se inclinaba hacia adelante—. No tuve la oportunidad de descubrirlo.

G.O no quería hablar de ello. No quería volver a revivir los acontecimientos tan pronto. Decidió darle a Hoon la versión resumida. —Seung Ho y yo estábamos en el bosque cuando dos cazadores nos encontraron. Seung Ho estaba en su  forma  de oso. Los cazadores nos apuntaron a la cabeza con sus rifles y amenazaron con dispararnos.

Incluso con la versión resumida, G.O podía sentir su corazón latir con tanta fuerza detrás de sus costillas, que pensó que se iba a desmayar. Todavía podía sentir el rifle apuntando a su cabeza, la mirada de alegría en los ojos del cazador cuando se lamía los secos labios y se preparaba para dispararle a Seung Ho. G.O se estremeció, sintiendo tanto frío que sólo sabía que nunca volvería a estar caliente otra vez.

—¿Culpas a Seung Ho por lo que sucedió?  —Hoon preguntó.

G.O abrió la boca para decir que no, pero la cerró. ¿Lo hacía? ¿Culpaba a Seung Ho por los cazadores? —Parte de mí,  lo hace —G.O confesó—. Parte de mí culpa a Seung Ho por arrastrarme a este extraño mundo suyo. —G.O no podía creer que le estaba diciendo todo eso en voz alta. Pero era cierto. Si no hubiera sido por Seung Ho, los cazadores nunca hubieran apuntado sus armas contra ellos. G.O nunca sabría lo que era ver que su vida casi se le escapa de las manos.

La realidad de la situación era demasiado para él. G.O necesitaba un lugar familiar, un lugar cálido. Su departamento era el único lugar conocido que conocía, además  del restaurante donde trabajaba. Y no iba a quebrarse en su trabajo. Su departamento era cálido porque lo compartía con Hansol. G.O necesitaba con desesperación estar aquí.

La dura mirada de Hoon era inquietante. G.O no había hecho nada malo. Así que ¿por qué se sentía como mierda de perro por haber dejado a Seung Ho?

—¿Crees  que  Seung Ho  te  puso  en  peligro  a propósito? r13;Hoon preguntó mientras se ponía de pie, su mirada dura como piedra. G.O desdobló sus brazos, listo para golpear si Hoon se volvía menos amable.

—No he dicho eso.

 

—Pero eso es lo que estás pensando.

 

G.O se encogió de hombros. —No puedo evitar lo que pienso. Tú preguntaste. ¿Prefieres que mienta?

Hoon pasó la mano por el cuello, viendo a G.O por un momento y luego a la puerta. —No, quiero que me digas la verdad, incluso si no me gusta.

—Te dije la verdad, Hoon. No estoy seguro de qué pensar ahora mismo. Me han pasado muchas cosas hoy. Vi a un hombre convertirse en oso y luego tuve un rifle apuntando a mi cabeza con la promesa de disparar, todo en veinte minutos. Eso es mucho para que alguien lo maneje.

 

Hoon asintió, pero sus ojos estaban contando una historia diferente. Le decía a G.O que si él no podía manejar el día de hoy, era una mierda desafortunada.

¿El mundo era tan malo?

 

—¿Qué es lo que no me estás diciendo? —Preguntó G.O.

 

Hoon negó con la cabeza mientras se dirigía hacia la puerta. —Eso es entre tú y tu pareja. Hablamos más tarde. —Con eso, Hoon salió.

G.O respiró hondo, y se dejó caer en el sofá. No estaba seguro de lo que Hoon estaba refrenando, pero tenía la sensación de que no le gustaría. Estuvo malditamente cerca de saltar del sofá cuando el teléfono sonó. Esta parecía ser una noche agitada.

—¿Hola?

 

—¿Qué tan mal la jodí?

 

G.O se sentó en el sofá. —Sólo necesito tiempo, Seung Ho.

 

—Entonces, ¿no me vas a dejar? —Seung Ho se oía preocupado.

—No puedo, ¿recuerdas? —G.O se arrepintió de sus palabras, tan pronto como las dijo. Podía oír una jadeante respiración del otro lado, como si hubiera abofeteado físicamente al oso.

—¿Es tan malo, G.O?

 

G.O nunca había oído el sonido de alguien tan herido en su vida. Quería correr con Seung Ho y jalar al enorme hombre a sus brazos y consolarlo. —No. Sólo necesito tiempo.

El silencio casi ahogaba a G.O mientras esperaba la oportunidad de decir algo, cualquier cosa. Estaba empezando a preocuparse de que Seung Ho hubiera colgado el teléfono.

 

—¿Cuanto tiempo?

 

«Joder». G.O no podía hacer esto. Él realmente no podía. El dolor en la voz de Seung Ho era demasiado. —Ven.

G.O no estaba seguro si era el lazo con Seung Ho el que había hablado, o si se había enamorado del hombre, pero el oír el dolor en la voz de Seung Ho lo estaba matando.

—¿Prometes no enojarte? —Seung Ho preguntó.

 

G.O sabía por qué Seung Ho preguntaba, porque ya estaba aquí. Se levantó del sofá y cruzó el cuarto, una pequeña sonrisa jalando sus labios. Abrió la puerta del departamento y se quedó boquiabierto.

No era Seung Ho quien estaba en la puerta.

 

 

 

Jae Hyo se paseaba por el club, contemplando los restos de la pared exterior. ¿Cómo era posible que los cazadores de vampiros hubieran entrado a su club, y entonces salieran sin que sus mentes fueran borradas?

Respuesta. Había un traidor en su aquelarre.

 

Le perturbaba a Jae Hyo el no saberlo. Cosas tan importantes por lo general no se le pasaban. Jae Hyo tenía el orgullo de conocer a su Aquelarre a un nivel más personal. Pensar que uno de ellos lo había engañado, no sólo lo enojaba, sino que francamente le molestaba.

—Necesitas reunir al Aquelarre —le dijo a Hong Bin mientras caminaba entre los escombros, evaluando los daños—. Y dile a Jun que encuentre a un contratista para reparar el club.

 

—Kim Jongin está utilizando un contratista de su confianza. Tal vez pueda llamarlo y ver si nos dejan usarlo durante una semana.

A Jae Hyo le gustaba mas esa idea. No quería a extraños en su club, que no trabajaran para él al menos. El contratista de Jongin sería un extraño, era cierto, pero Jongin confiaba en él. Eso hacía una diferencia. —Lo voy a llamar después de haber reunido el Aquelarre.

Hong Bin asintió e inclinó la cabeza y se alejó.

 

—Dong Woon —Jae Hyo llamó a su miembro más nuevo. Dong Woon había sido humano, muriendo de una enfermedad rara en la sangre. Era pareja de Kikwang, y alguien en quien Jae Hyo había llegado a confiar en un corto tiempo. Eso ocurría rara vez.

—¿Qué sucede?

 

El hombre también había renunciado a usar el título de Príncipe. Jae Hyo nunca lo admitiría, pero era una delicia tener a alguien que ignorara su linaje y lo tratara como a una persona real. Eso era refrescante.

—Necesito que tu y los guardias aseguren The Manacle. No quiero que alguien que no debiera estar aquí intente acceder, mientras las reparaciones se estén haciendo.

—Estoy en eso —dijo Dong Woon yendo a buscar a los guardias.

 

Jae Hyo iba a encontrar al traidor. Reuniría a su Aquelarre en el club. No quería la confrontación en casa, donde estaban sus parejas e hijos.

Y cuando descubriera quién era, sufriría mucho antes de que él lo matara.

 

 

—¿G.O? —Seung Ho preguntó al teléfono—. ¿Estás ahí? No hubo respuesta.

Seung Ho se deslizó de su camioneta que estaba estacionada frente al edificio de departamentos, mirando hacia el departamento de G.O. A la ventana de la sala de su pareja que estaba frente al estacionamiento. Había persianas en la ventana. Ese era el estilo estándar de los departamentos. Una de ellas estaba ligeramente levantada. Seung Ho era capaz de ver tan solo un par de centímetros, pero vio cuando la luz del cuarto se apagó.

Su corazón se aceleró un poco mientras caminaba hacia el departamento, el teléfono aun pegado a la oreja. —¿G.O?

A Seung Ho no le gustaba el hecho de que G.O no respondiera, o que no pudiera oír lo que estaba pasando. Era casi como si hubieran presionado el botón de silencio del teléfono de G.O. Seung Ho abrió rápidamente la puerta del edificio y corrió al departamento de G.O. Gracias a Dios que estaba en el primer piso.

Vaciló. ¿Qué si no era una emeregencia y sólo lo arruinaba? G.O ya estaba furioso con él, o eso pensaba. Irrumpir en la casa de G.O no le ganaría puntos buenos. «Al infierno con eso». Seung Ho giró el picaporte, pero encontró la puerta cerrada.

Un frío peso se hundió en el estómago cuando oyó ruidos de forcejeo más allá de la puerta. Sonaba como si G.O estuviera luchando. Un fuerte estruendo hizo que Seung Ho empujara la puerta con el hombro, apoyando todo su peso en  el movimiento. Estaba  un  poco  sorprendido  de  que  la   puerta resistiera. Seung Ho dio un paso hacia atrás y lanzó todo su peso esta vez. La puerta se abrió.

—Joder —dijo Seung Ho cuando vio a G.O clavado en el sofá, un vampiro alimentándose de su pareja. Sabía que los vampiros tenían que ser invitados a la casa de un ser humano. No podían caminar a través del umbral. Los vampiros podían irrumpir en casa de cualquier shifter, lo que en opinión de Seung Ho apestaba. Entonces, ¿cómo logró ese vampiro entrar en el departamento de G.O? Seung Ho estaba seguro de que G.O no lo hubiera dejado entrar a su departamento voluntariamente.

—Sueltalo, joder —Seung Ho gritó mientras corría al sofá y agarraba al vampiro por el cuello, jalando con fuerza.

—No jales —rogó G.O. Seung Ho podía oír el miedo en la voz de su pareja.

—¿Por qué no? —Se sentía un poco tonto de pie ahí teniendo una conversación con G.O mientras el vampiro trataba de chupar a su pareja hasta secarlo.

—Porque desgarraras mi maldito cuello si lo alejas jalándolo.

El vampiro hizo un bajo sonido gutural. Era una advertencia. Seung Ho rodeó los hombros del vampiro y agarró su garganta aplicando tanta presión que escuchó que crepitaba y entonces un silbido.

—Apártate con una jodida —dijo Seung Ho, mientras hundía más los dedos—. Ahora.

Finalmente, el vampiro apartó los colmillos. Pero no cedió tan fácilmente. Se giró, usando su fuerza sobrehumana y empujó a Seung Ho. Seung Ho perdió el equilibrio pero logró seguir de pie.

Bien él tenía una fuerza sobrehumana pero ser shifter tenía sus  beneficios.  Seung Ho  sacó  sus  garras  para  desgarrarle la garganta  al  vampiro.   El  vampiro   anticipó  el movimiento   y protegió su cuello avanzando hacia Seung Ho.

Seung Ho se tomó un momento para mirar a G.O quien estaba aturdido. Las heridas en el cuello no habían sido cerradas, y la sangre se filtraba hacia fuera mas rápidamente de lo que a Seung Ho le hubiera gustado. La camisa azul celeste de G.O se estaba manchando de un feo rojo.

Miró al vampiro, y Seung Ho sabía que el bastardo tenía que morir. Su pareja no era bocadillo de nadie. También sabía que era un rebelde el que estaba frente a él. Podía ver el borde rojo alrededor del negro iris del hombre. Una clara indicación de que el vampiro era un rebelde.

Seung Ho percibió un movimiento y vio a Hansol de pie en la puerta del dormitorio. Su noche justo se acababa de complicar más. Sabía que tenía que contener la situación. Hansol no sería capaz de defenderse de un hombre adulto, y mucho menos de   un vampiro.

Con la rapidez de una criatura paranormal, Seung Ho agarró al vampiro del frente de la camisa y lo golpeó contra la pared más cercana a la puerta. Tenía que sacar a la criatura del departamento alejarlo de su recién formada familia. G.O era su pareja. Y no importaba lo que G.O dijera, sentía que Hansol era su hijo.

Iba a proteger lo que era suyo.

 

El vampiro no iba a ceder tan fácilmente. Luchó duro contra Seung Ho, tratando de evitar que lo estrangulara. —Esta es mi familia. —Seung Ho gruñó frente a su rostro—. Voy a matarte imbécil por tocarlos.

Seung Ho tomó una fracción de segundo para ver a Hansol cojear hacia G.O. Podía ver que el niño trataba de correr, pero con las piernas llenas de cicatrices, solo cojeaba. Hansol subió al sofá, se quitó la pequeña camisa, y apretó la tela en la abierta herida en el cuello de G.O.

Seung Ho no podía sentirse más orgulloso de su hijo y giró su atención hacia el vampiro en sus manos. Ver a G.O sangrado y ver a Hansol en el lugar que debería ocupar Seung Ho hizo que su mente gritara que matara al vampiro para proteger lo que era suyo, lo que sostenía su corazón.

El vampiro levantó las manos entre las de Seung Ho y rompió el agarre que Seung Ho tenía sobre su cuello, Seung Ho lo iba a tomar de nuevo pero el vampiro salió por la puerta y escapó en la noche antes de que Seung Ho pudiera agarrarlo. Iba a ir tras la cosa, pero cerró la puerta y se dirigió hacia G.O.

—Déjame ver —Seung Ho le dijo suavemente a Hansol.

—Pero él está sangrando. Si lo suelto, todo saldrá de   él. r13;Hansol tenía lágrimas en los ojos. Pero Seung Ho también vio la determinación. El pequeño niño no iba a dejar que G.O se desangrara hasta morir.

—Yo puedo arreglarlo. —Seung Ho puso la mano sobre el brazo de Hansol. La diferencia de tamaño hizo que Seung Ho se limitara a ver durante un momento, mientras su excesivamente grande mano descansaba en el pequeño brazo de Hansol—. Por favor.

Hansol miró a G.O, dejando que un pequeño gemido se escapara de sus labios. —No dejes que tío G.O muera, Seung Ho.

El niño se veía mucho mayor de sus seis años en este momento. Parecía alguien que había sido testigo de una gran tragedia, y había sobrevivido. Y Hansol lo era. Había visto morir a sus padres en el fuego, y había sobrevivido. Eso debía de ser un infierno de carga para un niño tan pequeño.

—Lo prometo.

 

Hansol aparto la camisa, y la sangre de inmediato comenzó a salir de la herida. Seung Ho se inclinó hacia adelante y lamió la herida. Dejó que su lengua recorriera los agujeros dobles de forma constante hasta que el sangrado disminuyó y finalmente se detuvo. G.O estaba pálido acostado ahí. Su piel con la palidez de una persona que había sufrido la pérdida de sangre.

—Dame unas mantas, amigo.

 

Hansol se deslizó fuera del sofá y cojeó hasta su dormitorio. Seung Ho levantó a G.O del sofá y puso a su compañero en su regazo, tratando de compartir el calor de su cuerpo. Hansol regresó, arrastrando la manta detrás de él. Seung Ho agarró la manta cuando Hansol levantó una esquina. Esperó hasta que Hansol subiera al sofá y se acomodara a lado de Seung Ho y G.O.

—Gracias.

 

—¿Por qué? —Seung Ho le preguntó a Hansol mientras envolvía a G.O en la manta. Hansol jaló la manta también sobre él. Se acurrucó mas cerca y apoyó la cabeza sobre el brazo de  Seung Ho.

—Por salvar a mi tío. —Las palabras de Hansol lo perseguían. Seung Ho sabía que el niño tenía miedo de perder a alguien que amaba. Había visto mucho en sus pocos años, y Seung Ho estaba decidido a asegurarse de que la vida de Hansol fuera segura y feliz de ahora en adelante.

—Él es mi pareja, Hansol. ¿Sabes lo que eso significa?

 

Hansol se encogió de hombros, sus pequeños hombros levantaron la manta un poco mientras veía a G.O. —¿Es tu marido y lo amas?

Seung Ho no podría haberlo dicho mejor. —Exactamente.

 

—Entonces, ¿qué soy yo?

 

Seung Ho sacó su brazo que rodeaba a G.O, quien estaba durmiendo ahora, y lo colocó detrás de Hansol, jalándolo más cerca. —Mi hijo.

—Me gusta eso —dijo Hansol en voz baja—. Me gusta mucho.

 

 

continuara...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).