“-¿Acaso piensas saltar?- preguntó Shingo con sus manos dentro de las bolsas de su chamarra negra desde la entrada al techo.
Yoshio de inmediato se giró y limpió las lágrimas de sus ojos -Por supuesto que no-
-¿Entonces por qué estás tan en la orilla? Incluso a mí me da miedo el borde- dijo acercándose lentamente -No es seguro estar aquí arriba, mucho menos con este clima-
-¿Qué haces tú aquí?- preguntó el chico sin obtener una pronta respuesta.
-Vengo a ver las nubes-
-¿Las nubes?- preguntó mirando a Shingo, quien ahora observaba el cielo nublado.
-Suelo venir antes de que empiece a llover… es cuando tengo la oportunidad de ver el mejor paisaje de todos en medio de esta podrida ciudad- respondió ahora caminando hacia el lado contrario. Yoshio irremediablemente lo siguió y Shingo logró alejarlo de la orilla sin que el chico fuera consciente de ello -Pero veo que han invadido mi espacio-
Yoshio terminó de limpiarse el rostro y se disculpó por ello, sin embargo, Shingo sabía que no solo había sido una coincidencia el encontrarlo ahí a esas horas.
-¿Qué estás haciendo aquí? ¿De verdad pensabas saltar al vacío?-
-Incluso para eso soy cobarde- respondió el chico regresando sus pasos hacia la entrada para bajar por las escaleras.
Shingo en ningún momento tuvo intenciones de detenerlo, pero la tristeza en el rostro del rubio hizo efecto en su curiosidad y terminó por pararlo quizá no de la mejor forma.
-Si planeas suicidarte, al menos que no sea en mi edificio- dijo alcanzándolo. Justo en ese momento comenzó a llover -Supongo que no traes un paraguas contigo ¿O sí, niño bonito?- agregó tomándolo por su hombro, pero Yoshio reaccionó de inmediato y lo quitó con brusquedad.
-¡Deja de burlarte de mí!- exclamó -¡No creas que puedes venir y burlarte solo porque parezco un niñito rico sin preocupaciones! ¡Si estoy aquí es obvio que tengo problemas, de lo contrario no viviría en este asqueroso callejón!-
Shingo lo miró hacer su berrinche y cuando estuvo listo para escuchar, habló –Con esa actitud solo te meterás en problemas. No puedes ir por la vida diciendo cosas como esa, o ¿Acaso ya olvidaste que te salvé la vez pasada? Esos sujetos te habrían hecho mucho daño de haberte escuchado: no puedes ir hablando de esa manera como si nadie pudiera escucharte. Esos sujetos son la clase de persona con quienes no quieres meterte-
-No me importa…- gruñó haciendo a Shingo dudar.
-Bien, entonces haz lo que quieras- dijo rebasándolo en las escaleras –De cualquier manera, si no te molesta esperar en una pocilga sucia mientras pasa la lluvia, mi departamento está en el piso de abajo…-”
“-Estás asustado-
-No lo estoy-
-Sí lo estás-
-Que no…-
-¿Entonces por qué estás temblando?-
-Hace frío-
-¿De verdad? ¿Entonces debería abrazarte?-
-Si das un paso más estarás en graves problemas- gruñó volteando su rostro al lado contrario –No te lo perdonaré-
-Deberás odiarme por siempre, porque planeo besarte-
El rostro de Yoshio se ruborizó por completo ante esas palabras. Sabía que debía alejarse de Shingo, pero un inexplicable deseo lo hacía mantenerse quieto en medio de sus brazos.
-No lo harás-
-Sí que lo haré- sonrió sin quitarse de enfrente -¿Quieres que me detenga? Si es así solo tienes que decírmelo-
-¡Ya lo hice!-
-Dime claramente que no quieres besarme y entonces te dejaré en paz- dijo sujetando su mentón, acercándolo lentamente lo suficiente como para tener sus labios apenas rozando los suyos.
Yoshio no podía moverse. La adrenalina en su cuerpo lo hacía querer cerrar ese ridículo espacio entre ellos y besarlo de una vez, pero sabía que de hacerlo habría mostrado su mayor debilidad ante un delincuente que no lo merecía. Finalmente no pudo con la presión y se rindió ante él cerrando sus ojos para afrontar su irremediable desenlace, pero apenas tuvo oportunidad, Shingo se alejó dejando al chico rubio atónito.
Cuando se atrevió a abrir sus ojos de nuevo vio a Shingo sonreírle irónicamente –Idiota- lo llamó antes de alejarse”
“El aterrado grito del chico hizo que Shingo se levantara bruscamente en medio de la oscura habitación.
-¿Qué sucede?-
Yoshio tardó en responder lo suficiente para regular su agitada respiración –N-Nada…no pasa nada-
-Acabas de gritar ¿Cuándo eso significa que ‘no pasa nada’?- preguntó mareado por enderezarse bruscamente. La habitación era alumbrada únicamente por la tenue luz pública de la calle y los cristales eran golpeados por la pesada lluvia.
Dentro solo estaban ellos dos. Yoshio dormía en su colchón sobre el suelo y Shingo a su lado, durmiendo en una colchoneta puesta improvisadamente. El plan no era quedarse, pero la lluvia había terminado por cambiar su decisión.
El chico, por su parte, confiando completamente en él terminó por ofrecerle quedarse por esa noche bajo la esperanza de no ser atacado cuando estaba más vulnerable. Desgraciadamente para él, Shingo no fue quien lo atacó.
-De verdad estoy bien… lamento haberte despertado- respondió quitando el fleco de su frente.
-¿Fue una pesadilla?-
Yoshio irremediablemente recordó las terribles escenas que lo aterraron mientras dormía y que lo hicieron despertar de esa manera tan estrepitosa –Vuelve a dormir, de verdad siento haberte asustado-
-Yoshio…-
-¡Buenas noches!- exclamó recostándose con brusquedad y cubriéndose de inmediato con las cobijas. Había sido tan vergonzoso que no quiso mostrarse aún más vulnerable, pero para Shingo fue imposible pasarlo por alto.
Suspiró y tomó su almohada -Oh vaya, esto es molesto-
-Lo siento, solo vuelve a dormir- respondió el chico rubio dándole la espalda. No había terminado de acomodarse cuando Shingo lo rodeó con sus brazos desde su espalda. Se giró y quedo de frente a él -¿Qué haces?-
-No quiero que me despiertes otra vez- dijo en un bostezo.
-Esto es extraño- respondió con pena -N-No es necesario…-
-Solo cállate ya…-”