Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Paro de emergencia por Shinjimasu

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Caminé por el pasillo arrastrando los pies hasta llegar a la máquina expendedora. Era la tercera vez en la noche y ya me estaba quedando sin dinero. La sensación sofocante de saber que estaba en el peor lugar del mundo me hacía querer escapar cuando antes, y la única manera de reprimir ese nefasto pero excitante deseo era paseándome por los alrededores y distraer mi atención lo más que podía. Ese deseo era el que me obligaba a comprar caramelos sin pensar odiarlos.

No podía dormir ni quedarme quieto en la habitación, parecía un animal encerrado en una jaula. Los pensamientos culposos de mi mente no me dejaban tranquilo, todo era hostigante, solo deseaba irme ya.

La primera noche ahí fue frustrante.

Cuando desperté ni siquiera tenía hambre a pesar de no haber comido nada desde la tarde del día anterior. Mi cuello dolía por haber dormido en el borde de la cama y sentía la cabeza estallar en cualquier momento. Tuve náuseas por el asqueroso aroma a medicinas, así que corrí las cortinas tan solo un poco para que entrara algo de luz. En mi mente estúpida así se dispersaría el olor.

Me levanté solo para ver a Yoshio y asegurarme que estaba bien, aún no había despertado. Besé su mejilla y salí de la habitación para ir al baño y refrescarme un poco. Oriné, mojé mi cabello y mi cara. Daría lo que fuera por estar despertando en la cama con Yoshio a mi lado, pero valía menos el imaginarse algo que estaba completamente fuera de mi alcance. Incluso era patético hacerlo.

Volví mis pasos y entré a la habitación. No había tardado más que escasos minutos, pero fueron los suficientes para que Yoshio despertara. Me apresuré sin pensar hasta llegar a su lado.

-¡Yoshio!- lo llamé sin saber si estaba emocionado, preocupado o temeroso. Él estaba pálido, mirando fijamente hacia un punto en el aire a través de la ventana –Yoshio…-

Me ignoró de nuevo. Sujeté su rostro para que me mirara, pero no dejaba de ver ese punto vacío; besé su frente y me apresuré a llamar al médico, quien convenientemente me dijo que esperara afuera. Al parecer no entendía que yo quería estar adentro junto a mi pareja.

Tardó poco. Cuando salió habló conmigo. Al parecer no se trataba de algo grave, simplemente una especie de trauma que no duraría mucho; agregó que era completamente normal en pacientes que tuvieron una impresión muy fuerte, así que no hizo más para ayudarlo, solo dar indicaciones de un medicamento que debía tomar y algo para el dolor.

Yo regresé a su lado y nadie logró separarme de él a excepción de Konoe, quien prácticamente me obligó a acompañarlo a comer algo durante la tarde cuando llegó, momento en que convenientemente, Yoshio durmió de nuevo. Platicamos sobre lo que ya sabíamos, e inevitablemente salió a la luz el tema que nos había llevado a todos al hospital.

-¿Qué quieres que haga con él?-

-Nada-

-¿Nada?-

-Nada- respondí de nuevo.

-Shingo ¿Estás seguro? No te juzgaría por decirme que lo quieres muerto…-

-No hace falta- contesté mirándolo –Ya no quiero más problemas-

-¿En verdad confías que esté ahí afuera? ¿Libre en la calle sin ningún tipo de…?-

-¡No lo sé!- exclamé –No sé si es mejor, no sé si debo matarlo ¡No lo sé!- suspiré –Ahora solo quiero que Yoshio se recupere… lo demás no me importa-

Hubo una pausa y él habló -Lo lamento, fui imprudente…-

-No, está bien, yo fui muy grosero- respondí rascándome la cabeza –Me siento muy cansado…-

-No es para menos, apenas logré que comieras algo- me regañó –Necesitas tener energías para  apoyar a Yoshio. No será sencillo-

-En lo absoluto lo será- contesté en un suspiro. Verdaderamente estaba harto de todo, pero no podía darme por vencido. La presión no acabaría conmigo tan fácilmente, no mientras tuviera a alguien por quien pelear.

Cuando lo pensé mejor, me di cuenta que era la primera vez que ese sentimiento llegaba a mi de forma completamente sincera.

Pasó la tarde. Konoe se quedó conmigo hasta que anocheció y después de fue.

A la mañana siguiente, cuando Yoshio despertó, no emitió palabra alguna, ni al día siguiente, ni al siguiente.

Permanecimos en el hospital unos días más y durante ese tiempo él actuó como si se tratara de un fantasma. Sus ojos siempre estaban rojos por tanto llorar, pero yo nunca lo veía hacerlo. No hablaba con nadie, ni con el médico, ni las enfermeras, ni Konoe, ni siquiera conmigo. Me ignoraba todo el tiempo y solo miraba hacia la ventana con un rostro inexpresivo. Dormía poco y comía un tanto menos. Yo sabía que no estaba bien, pero aun así los médicos optaron por darlo de alta y regresamos a casa poco después.

Konoe se encargó de todos los gastos sin consultármelo puesto que sabía que me negaría, y aunque insistí con una forma de compensarlo, él se negó por completo. Ahora mi gratitud con él estaba fuera de mis propios límites, sin embargo y a pesar de todo eso,  mi  rutina no cambió.

Yo debía ir a trabajar y a entrenar para no perder el dinero que tanto necesitábamos, pero Yoshio no volvió a sus actividades como tuve la ligera esperanza: llegué a creer que el ambiente le ayudaría, pero solo dejó las cosas exactamente igual; el dolor causado por verlo en esas condiciones poco a poco me consumía también.

Siempre miraba por la ventana. Algunas veces regresaba del entrenamiento y lo encontraba dormido, otras no. Se negaba a comer y cuando lo hacía, después de haber fallado cientos de intentos, ingería muy poco, apenas medio plato. A veces me molestaba mucho con él, pero incluso pelear era inútil: no podía enojarme y dejarlo a su suerte porque sabía que en verdad moriría.

Recordé que en algún momento le pedí no dejarme, y ahora esas palabras solo se habían quedado en el pasado. Al parecer desde entonces sabía que perder a Yoshio acabaría conmigo, pero solo pude confirmar mi triste destino cuando, un día en la tarde, regresé a casa con la ropa ensangrentada, las manos heridas y el cuerpo golpeado. Estaba aturdido, la conmoción me hizo olvidar detalles y lo único de lo que realmente estaba seguro era de que Fukui ya nunca más nos iba a molestar.

Notas finales:

¡Mañana último capítulo!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).