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El arco y las flechas carmesí por Shinjimasu

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La casa está en silencio, invadida por el cuchillo chocando contra la tabla de madera en la cocina, partiendo de distintas formas distintos tipos de verduras. Carla es quien prepara la comida mientras su aburrido hijo solo mira por la ventana, moviendo entre sus dedos un pequeño trozo de madera. Su poco entusiasmo es notado por su madre desde la mañana, pero hasta el momento no había querido comentar nada.

Aunque su hijo quisiera evitar evidenciarlo, no sería tan sencillo engañarla.

-Eren ¿Qué sucede?-

-Nada-

-¿Nada? Pero si has estado ahí pegado toda la mañana- dice acercándose -¿Por qué no sales a jugar con tus amigos? Hace mucho que no ve a Armin y a Mikasa por aquí-

-Mikasa está con sus papás dentro de la muralla y Armin está enfermo. Su abuelo lo está cuidando-

-¿Y por qué no vas con Levi?-

-Porque ya no somos amigos-

-¿Ah? ¿Por qué?- pregunta Carla sorprendida -¿Se pelearon?-

-No-

-¿Entonces? Dos personas no dejan de ser amigos solo porque sí- dice sentándose a su lado -¿Qué sucedió?-

-No sé- contesta cabizbajo –Solo dijo que ya no quería ser mi amigo-

-¿Así de la nada? ¿Cuándo fue eso?-

-El día en que se perdió- responde –Cuando fui a verlo me dijo que ya no quería que fuéramos amigos-

Su madre suspira -Eren, vamos, él quizá solo lo dijo por decir. No creo que Levi en verdad ya no quiera ser tu amigo-

-Me dijo que me fuera, que no quería verme de nuevo… que no lo molestara- dice con voz quebrada –Mamá ¿Por qué está molesto conmigo?-

-Eren, Levi no está molesto contigo- responde abrazándolo -En ese momento solo estaba asustado y cansado por todo lo que sucedió, no dijo eso con intenciones de alejarte en verdad, Levi te quiere y no quiere que dejes de ser su amigo-

-¿Entonces por qué lo dijo?-

-Quizá trataba de protegerte de algo-

-¿Protegerme?-

-Así como tú lo hiciste con él cuando lo defendiste de esos niños que los molestaban-

-Pero nadie nos molestaba cuando estábamos en su recámara-

-No necesariamente tiene que ser de “alguien”- responde ella –Tal vez era algo que él no quería que tú supieras ¿Lo habías pensado así?-

-Pero no entiendo ¿Algo como qué?-

Carla lo mira con pena. No le parece correcto contar cosas que no le incumben, pero ver a su hijo en una situación así, incluso pensar en cómo debe de sentirse Levi, la motivan a hacerlo. Después de todo no es un secreto que debiera guardar. Se endereza y se sienta a un lado.

-Eren, tú sabes que en este mundo hay mucha clase de personas, y mucha clase de lugares donde viven esas personas- le dice –Hay un lugar donde viven la mayoría de las personas malas, gente que roba y lastima a otros. Ese lugar está muy lejos de aquí, y es muy difícil que quienes vivan ahí puedan salir… pero quienes logran hacerlo son personas buenas que terminaron viviendo ahí por distintas razones, pero eso no quiere decir que también fueron malos alguna vez- agrega mirándolo con cariño –Levi y su mamá vienen de ese lugar… y cuando las personas de aquí comenzaron a enterarse, empezaron a desconfiar de ellos-

Eren suspira –Yo ya sabía eso-

-¿Lo sabías? ¿Cómo?-

-La otra vez escuché a los compañeros de Hannes-san hablando de eso- responde mirando de nuevo hacia la ventana –Después volví a escuchar algo parecido de la mamá de Levi ese día que se perdió-

-¿Y por qué no se lo dijiste?-

-¿Cómo podía hacerlo? ¡Él no me quería cerca!-

Carla solo lo mira -¿Y tú que piensas sobre eso?-

-No me importa- contesta de inmediato –No me importa de dónde sea Levi o su mamá. Yo lo conozco y sé que es bueno. No me importa lo que piensen los demás-

Ella le sonríe. No podía esperar menos de su niño… al menos no en ese aspecto. Suspira y habla de nuevo -¿Sabes una cosa, Eren? Me sorprende mucho que estés así- le dice llamando su atención –Mi hijo no se quedaría aquí lamentándose sin hacer nada. MI hijo ya hubiera salido despavorido para intentar, por todos los medios, recuperar la amistad con ese niño sin descansar hasta haberlo logrado-

-Pero ya te dije que…-

-¿Y eso qué? Algo así nunca habría detenido al niño que yo crié- responde levantándose para volver a la mesa para seguir cortando las verduras –Mi Eren no se deja vencer por algo tan sencillo-

Esas palabras resuenan en la cabeza del niño. Si su madre tiene razón, entonces él en verdad no era Eren, al menos no el Eren de antes, el de siempre. ¿Por qué ahora le importaba tanto lo que alguien le dijera? Sobre lo que debía y no debía hacer. Eso era absurdo, ese no era él.

Él siempre obtenía lo que quería sin importar las consecuencias.

Él siempre lograba hacer lo que estaba bien.

Él no se rendía tan fácilmente.

Él no perdería a un amigo por un capricho tonto.

Se levantó y botó la madera de su mano -¡Regreso más tarde!- exclamó a su madre antes de salir, dejándola dentro de la casa con una sonrisa satisfactoria… una que desaparecería cuando recordara que, una vez, más, su atrabancado hijo se pasaría todo el día en la calle metiéndose en problemas. Pese a ello, lo prefería mil veces a verlo cabizbajo dentro de la casa.

Por su parte, Eren ya había emprendido el camino rumbo a casa de Levi. No sabía lo que le diría, pero sí cómo terminarían las cosas: no lo dejaría hasta reconciliarse con él. No se detuvo hasta haber llegado, decidiendo asomarse por la ventana de la recámara del niño antes de interrumpir y tocar. La subida por la parte trasera no es complicada, y en menos de lo pensado ya está arriba, pero encuentra la habitación vacía. Desanimado, prefiere no causar molestias y se va a su pequeño espacio libre de problemas, aquella pequeña colina bajo el frondoso árbol. Sabe que si regresa a su casa, su madre le llamara la atención por no haber cumplido lo que tan decidido estaba dispuesto a hacer. Quizá en verdad ya no volvería a ser el mismo de antes.

Camina desanimado hasta llegar, encontrándose con él inesperadamente. Sí, es Levi, no hay duda de eso.

El chico permanece quieto en uno de los extremos de la colina, apoyando sus brazos cruzados sobre sus rodillas. Su rostro no expresa más que aburrimiento y cierta tristeza. Está desanimado y solo hay una razón obvia para eso, así como una por la cual se encuentra en ese peculiar lugar y no en cualquier otro.

Permanece quieto hasta escuchar caer pequeños objetos cercanos a él. Podría apostar que eran piedras. Se encoge lo suficiente para recibir el golpe de cualquiera de ellas, pues era seguro que iban dirigidas a él, pero contraria a su idea pesimista, las piedras nunca lo tocan. Se muestra curioso y voltea, encontrándose un peculiar camino de ellas culminando donde está sentado, y del otro extremo, Eren lo mira. Trata de ignorarlo, pero es obvio que ya lo ha visto, sin embargo decide no moverse. Él había llegado primero, no tenía razones para irse. Apenas se confía de eso siente muy ligeras pisadas aproximándose hasta él, sin duda eran de Eren. Pasan algunos segundos y lo siente sentarse a varios centímetros de distancia de él.

Ninguno habla hasta que el niño de cabello castaño rompe el silencio primero.

-Seguí un camino de piedras… y te encontré al final-

Levi no quiere responderle -No es cierto, tú las pusiste-

-Bueno… mi papá dice que no importan los medios, sino el resultado- contesta acomodándolas en círculo frente a él –Y ahora estoy hablando contigo. Entonces estuvo bien ponerlas-

Hay un silencio. La situación es tensa e incómoda.

-Fui a buscarte a tu casa- dice Eren rompiendo el incómodo silencio –No pensé que estarías aquí-

-Dije que no quería verte de nuevo-

-Lo sé… pero no puedo hacer eso- responde –Tú y yo somos amigos-

-Ya no quiero ser tu amigo-

-¿Por qué?-

-Porque no-

-Si me das una buena razón, te dejaré en paz. No volveré a verte-

Levi no dice nada. No quiere que eso suceda, pero cree es lo mejor para ambos -No quiero que te molesten por hablar conmigo- responde triste sin poder ocultarlo –No quiero…-

-A mí no me importa si lo hacen- responde el chico con seguridad –Si me molestan, voy a defenderme, y si molestan a Levi, voy a defenderlo-

-¡Yo no quiero que hagas eso! ¡No quiero que me defiendas!- se queja –No me gusta ser siempre un estorbo-

-Yo nunca dije eso- responde molesto por tal insinuación –No importa si los demás no quieren estar contigo ¡Yo sí! Yo quiero que sigamos siendo amigos-

-¿Por qué?-

-¡Porque a mí me gusta estar con Levi!- exclama –¿No es suficiente con eso?-

-Pero…-

-Si tú no quieres ser mi amigo, lo entiendo- lo interrumpe Eren levantándose –Pero no digas que es por culpa de los demás-

El chico no responde. Sabe que Eren lo está mirando, y eso lo intimida. Está a poco de gritarle que lo deje de ver así, alza la mirada y nota al chico caminando por donde llegó -¿Eren?-

-Tengo que volver temprano a comer- miente sin prestarle atención, alejándose cada vez más. Entonces se detiene, suspira y se voltea –Levi ¿Quieres venir conmigo?-


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