Caminando de regreso a su habitación, tuvo que asegurarse de no entrar en pánico. No podÃa entrar en pánico. TenÃa que estar tranquilo y reunirse al respecto. La conversación fue seria y sorprendente al mismo tiempo. Mientras él se habÃa ido, un Omega habÃa venido pidiendo santuario. Era Europeo lo cual estaba bien porque Yuuri hablaba inglés.
No solo fue asignado a la atención de Yuuri, también se quedaba en la habitación frente a la suya. Ellos no tenÃan suficiente espacio en el lado este de la posada asà que la única habitación en la que podÃan pensar era la que estaba enfrente de la suya. Él sonrió y dijo que estaba perfectamente bien con él. Antes de irse su madre lo apartó y le dijo que iba a tener que ser paciente. El invitado parecÃa haber pasado por el infierno y por la espalda asà Yuuri iba a tener que dar pequeños pasos. Le pidió que revisara al huésped más tarde para asegurarse de que estaba bien.
El pasillo parecÃa exactamente igual que antes. Era oscuro con corrientes de aire y con una puerta al final del pasillo que conducÃa a un pequeño jardÃn. Una tenue luz parpadeó en la habitación ahora ocupada. TenÃa que haber sido una vela de algún tipo tal vez uno de esos perfumados porque capturó un olor de algo que le recordó a un campo de girasoles. Cerró los ojos por un momento para admirar el maravilloso olor de los girasoles antes de que saliera y entrara en silencio en su habitación. No sabÃa lo que le habÃa hecho ir un poco nervioso. Eso tenÃa que haber sido una vela perfumada muy fuerte.
A lo largo del dÃa comprobaba el pasillo y por supuesto la pequeña luz parpadeante seguÃa sin moverse. ¿Estaba el Omega allà vivo? Él realmente oró que fuera asÃ. Después de correr unos cuantos más recados decidió que era hora de ir a ver al nuevo invitado. El atardecer estaba sobre ellos y como la pequeña luz en la habitación parecÃa más brillante de lo que habÃa sido antes. Él respiró profundamente. El olor de los girasoles lo envolvió de nuevo.
Golpeó ligeramente la puerta de la pantalla antes de abrirla un poco. Necesitaba asegurarse de que la persona interior entendiera que no iba a invadir el espacio. Vio algunos crujidos de mantas pero eso era todo.
Se aclaró la garganta. —Uh, hola. Voy a ayudarte mientras estás aquà con nosotros—
El silencio estaba en el otro extremo y eso no aliviaba la ansiedad que sentÃa. ¿Y si no le gustaban? Tal vez sonaba demasiado exigente ¿O tal vez estaba siendo demasiado fuerte? No lo sabÃa. El susurro se habÃa detenido pero todavÃa era bastante tenue en la habitación que no podÃa decir si la persona respiraba o no. QuerÃa revisarlo pero no se atrevió a entrar. Solo entrarÃa una vez que le dieran permiso.
—Hum ... ¿tienes hambre? Quiero decir, podrÃa traer una bandeja para ti. Asà que si no tienes hambre ahora, puedes comer más tarde—
TodavÃa no hay ruido o indicación de que la persona en la cama habÃa algo de lo que estaba diciendo. Si escuchaba lo suficiente podÃa oÃr la respiración pero eso era todo. Entonces recordó lo que su madre habÃa dicho, pequeños pasos. Era un completo extraño y si el trauma era tan malo como su madre decÃa que era no querÃa ser contundente. Lo último que necesitaba era traer recuerdos horribles para el nuevo huésped. Si fuera él que habÃa estado encerrado en esa habitación desde la mañana estarÃa absolutamente muerto de hambre. SerÃa mejor que trajera algo. La comida era siempre una buena herramienta para romper el hielo de todos modos.
—Uh ... permÃteme traer la bandeja aquà arriba para t×
Cerró la puerta suavemente y se dirigió al comedor donde encontró a su madre entregando un poco de jugo a un niño pequeño. El Omega con el niño no podÃa caminar para que el niño obtuviera cosas que sus padres necesitaban. Ella sonrió al niño antes de excusarse para poder hablar con su hijo. Eso era algo que podÃa respetar con respecto a su madre. Cuando le estaba dando a alguien su atención, era indiviso. Hiroko Katsuki estaba a cargo de la posada. Ella asignó a Omegas a los trabajadores sociales (como Yuuri), vio que los Omegas estaban siendo tratados bien, ordenó todo lo que necesitaba la posada, planificó y cocinó el menú todos los dÃas. Solo podÃa esperar que pudiera hacer lo mismo cada vez que fuera el momento de que se pusiera de pie y se hiciera cargo de toda la posada más que de unas cuantas personas.
Ella se inclinó hacia él. —¿Cómo está?—
—Bueno, no tuve la oportunidad de verlo. No entré en la habitación. Le hablé pero no me respondió. Pensé que deberÃa traerle algo para comer de cualquier manera— respondió.
No parecÃa demasiado sorprendida con lo que dijo y no presionó para obtener más detalles. En su lugar preparó una bandeja de fruta, dos sándwiches y un poco de jugo. Ella no querÃa enviar algo caliente para que el huésped lo comiera frÃo después. De esta manera pensó en que no habrÃa prisa si el huésped no tenÃa hambre hasta más tarde. Antes de entregar la bandeja a su hijo ella le dirigió una mirada pensativa.
Ella dijo —Sé que eres la mejor persona para él en este momento. Solo sé el maravilloso joven que sé que eres, y él te cojera confianza en un instante—
—Gracias mamá— dijo con una sonrisa.
El paseo de regreso no era tan desalentador. Phichit le habÃa escrito que querÃa ir a patinar juntos por la noche si Yuuri tenÃa tiempo libre. Por lo menos le dio algo que hacer por la noche. Tal vez podrÃa volver a patinar con los trillizos de Yuko.
Al llegar a la puerta, volvió a golpear suavemente y lo abrió lo suficiente como para introducir la bandeja.
—Soy yo otra vez.Te traje una bandeja. Voy a deslizarlo. Cuando termines déjalo fuera de tu puerta y me encargaré de ello. Gracias—
Con eso deslizó la bandeja dentro de la habitación y luego rápidamente cerró la puerta de nuevo. Después fue a su habitación para conseguir su mochila que tenÃa su equipo de patinaje en él y se fue con Phichit para ir a patinar. Al parecer, Guang-Hong decidió que querÃa quedarse en lugar de salir. Phichit dijo que estaba en el teléfono pero no dijo con quién. Yuuri estaba un poco preocupado por escuchar eso. Estaba seguro de que el adolescente chino no estaba haciendo nada para poner en peligro su recuperación, todavÃa estaba preocupado. Se sentÃa como un hermano mayor cuando se trataba del chico más joven y Phichit. Mientras tanto Phichit hablaba de cómo seguÃa a estos dos tipos en Instagram. Uno de ellos era de Suiza y tenÃa muchas imágenes estéticas de paisajes y los Alpes.
Phichit suspiró contento —También es soñador mirar. Tiene tantas fotos de sà mismo, posa prácticamente desnudo. Ojalá tuviera la confianza y el cuerpo para tomar fotos como la de mà mismo ... De todos modos suficiente sobre mà y mi Instagram aplastado. Pareces preocupado—
Bueno este tipo lo leyó como un libro.
—Solo estoy pensando en algunas cosas ... Ves tenemos un nuevo invitado y él fue asignado a mà y su habitación está enfrente de la mÃa. Le hablé un poco aunque no me respondió. No voy a entrar a su habitación sin permiso. DesearÃa saber si habÃa algo que pudiera hacer para ayudarlo— explicó
Patinaron en silencio. No fue un mal silencio en realidad fue muy calmante. Yuuri se sintió mejor después de hablar de sus preocupaciones por el huésped. Necesitaba no dejar que su ansiedad gane, es lo mejor de él cuando se trataba de esta situación. Esta persona no estaba tratando de ser malo o vengativo estaba sufriendo y necesitaba tiempo para sanar. Por supuesto no iba a ser muy hablador. Phichit no habÃa sido hablador cuando llegó allà y tampoco Guang-Hong. Les tomó tiempo antes de ver que era solidario y genuina mente preocupado. Esta vez solo tomará más de lo habitual y eso bien.
Phichit estaba a punto de hacer un buen giro cuando se detuvo en seco y señaló con un dedo a Yuuri. —¡¡Entiendo!!—
—¿Entiendes qué?—preguntó después de saltar sorprendido.
El otro patinador sonrió radiante —¿Y si le hablas a él? ¿Como? escúchame. Durante el dÃa, antes de la cena o cuando vas a la puerta, deslizala y habla con él—
—Hablale de tu dÃa, el tiempo, de mi y Guang-Hong y el patinaje sobre hielo aquà y sobre salir a hacer cosas. Solo habla con él sobre esas cosas. No le preguntes por lo que pasó, él hablará de ello después, pero solo habla con él sobre cosas mundanas. De esa manera él sabe que te gusta y él querrá abrirse contigo cuando este listo. Es más fácil abrirse a alguien que ya uno conoce un poco—
—¿Qué estás diciendo?—
Fue momentos como estos donde Yuuri sabÃa que nunca debÃa subestimar a Phichit. ¡Era tan freaking inteligente! ¿Por qué no pensó en eso antes? ParecÃa lo más obvio que podÃa hacer y se alegró de que le preguntara a alguien más sobre esto. Si hacÃa algún tipo de conversación entre su huésped misterioso y él eso era mejor que nada. Una vez que salieron de la pista de patinaje Yuuri se sintió esperanzado de que todo iba a estar bien. Iba a poder ayudar al nuevo invitado.
No estaba demasiado cansado cuando llegó a casa por lo que decidió que iba a tomar un baño antes de ir a dormir. Cuando llegó al pasillo encontró la bandeja inocentemente sentada fuera de la puerta. El huésped se lo habÃa comido y lo habÃa dejado fuera. Sonriendo a sà mismo lo recogió y se lo llevó a la cocina. El baño podrÃa esperar un poco más. De repente tuvo una nueva esperanza para los próximos dÃas. Tal vez solo tal vez él se podrÃa encontrar lejos para ver al invitado al otro lado del pasillo.
A la mañana siguiente fue como anoche. Yuuri llamó a la puerta que estaba frente a la suya habló un poco trajo una bandeja para desayunar y fue a ayudar a Phichit y a Guang-Hong con sus citas. Una vez que habÃan terminado con las citas de la mañana fueron a buscar baratijas. Vio algo que le hizo detenerse un momento. Sacudió la cabeza, pensó en contra y los llevó a casa todos a tiempo para almorzar. Yuuri pronto volvió a ayudar a otros trabajadores sociales a llevar a Omegas a citas y también a conseguir cosas del supermercado que su madre necesitaba para cenar esa noche. TenÃa la sospecha de volver a la tienda que habÃa visitado antes.
Esta vez, se entregó a sà mismo.
—Cogà la bandeja por ti— le dijo Mari cuando regresó a casa.
Su hermana mayor Mari era asistente de su madre ayudando a dirigir la posada (mientras que su padre era el tenedor de libros de la posada) e hizo la mayor parte de las inspecciones para asegurarse de que los trabajadores sociales estaban haciendo su trabajo y ayudar a los Omegas a su cuidado.
Él le sonrió— Gracias por ayudarme hoy. Realmente lo aprecio. Espero que mañana pueda estar más al tanto de las cosas—
—Ni lo menciones. Tienes una agenda ocupada y estoy feliz de ayudarte. Asà que ¿has conseguido algo de él todavÃa?— Ella preguntó.
Él negó con la cabeza —No, pero tengo un plan de acción que Phichit me sugirió quiero ver si eso funcionará al menos. Lo hizo parecer sensato anoche y espero que lo haga—
—Estoy seguro de que lo hará solo sé tú mismo y el invitado aprenderá a confiar en ti en algún momento— dijo sonriendo y revolviéndole el cabello antes de ir a fumar
PodÃa sentir sus nervios obtener lo mejor de él mientras se acercaba al pasillo. ¿De qué iba a hablar? Estaba seguro de que no tenÃa nada interesante que ofrecer sobre su vida mundana. Pero Phichit habÃa dicho que solo tenÃa que hablar de cualquier cosa y eso era todo. PodÃa hacer esto. No iba a ser difÃcil. PodÃa oÃr el latido de su corazón cuando golpeó la puerta y la abrió un poco. Probablemente iba a ser por un largo rato asà que se sentó del piso con la puerta a su espalda.
PodÃa hacer esto.
—Hola soy yo otra vez. Espero que te guste tu estancia hasta ahora y la comida. No es que bueno, mi mamá es una gran cocinera y ella hace el mejor katsudon. Tendrás que probarlo uno de estos dÃas. Me encanta pero gano peso tan fácilmente que tuve que cortar de comer tan a menudo. ¿Tal vez podrÃamos comer juntos? Si está bien contigo. No quiero imponerte ni hacerte sentir incómodo—
Estaba divagando ¿no? Tomó un poco de respiración y oyó barajar aún no se atrevió a darse la vuelta. Necesitaba relajarse. Jugar fresco Yuuri jugar fresco. DeberÃa ir a decirle a Phichit que era una idea totalmente mala pero no podÃa moverse. Por el rabillo del ojo pudo ver que la vela se habÃa encendido. Bueno almenos llamó la atención del otro. No escuchó mucho más que una ligera barajadura. ¿Esta persona era un ninja?
—Bueno hoy fue lo habitual. Llevé a Phichit y Guang-Hong a sus citas. Son Omegas igual que tú. Phichit es de Tailandia y es tan agradable. Tal vez un poco excéntrico pero él es feliz asÃ. Y Guang-Hong es la persona más dulce que he conocido. Estoy seguro de que te gustarán y sé que tú también le gustaras a ellos—
¿A dónde iba con esto? Su mente le dijo que dejara de hablar pero de alguna manera consiguió llamar la atención del misterioso huésped asà que no iba a detenerse ahora mismo. TenÃa que seguir adelante.
—Fuimos a la ciudad a admirar el paisaje, normalmente vamos a patinar sobre hielo o a la playa. Siempre es bueno hacer algo divertido después de la terapia. Cada vez que decidas ir seré yo el que te lleve y después haremos otra cosa. Incluso conseguir helado si quieres. Es tu elección. De todos modos fuimos a una nueva tienda y encontré esto. Quiero dártelo a ti, si no te importa—
Deslizó dentro de la habitación la piedra
—Es una piedra citrina. Se supone que quita las cosas negativas y te llena de felicidad. Pensé ... Bueno ... Pensé que tal vez te gustarÃa. Si hay algo que te gusta o quieres puedes decirme y lo conseguiré para ti. Cuando te sientas lo suficientemente cómodo deberás probar la fuente termal. Es muy reconfortante y agradable. Siempre que necesito relajarme voy a la fuente caliente y mis problemas flotan lejos con el vapor. Mi madre pregunta por ti. Ella quiere saber si la comida es suficiente para ti. Si no siempre puedo conseguir más.—
Ya era casi la hora de cenar. No podÃa creer que hubiera hablado por tanto tiempo. Se sentÃa un poco culpable aunque parecÃa haber recibido la atención que deseaba.
—Sabes, está bien decir lo que tienes en mente si quieres. Nadie te va a decir que no lo hagas. De hecho te animo a cuando estés listo para ello. No quiero presionarte. Pero quiero ayudarte de cualquier manera que pueda. Asà que, por favor déjame ayudarte. Bueno ya es casi la hora de la cena asà que traeré una bandeja para ti. Regresaré enseguida—
Con eso se levantó y fue a buscar una bandeja. Cuando volvió la piedra que habÃa dejado se habÃa ido y la luz todavÃa estaba encendida. Sonrió mientras colocaba la bandeja. Pensó en marcharse de nuevo pero decidió que se iba a quedar y hablar más. Después de todo esto parecÃa estar funcionando.
Mientras hablaba intentó no pensar en el ruido que oyó, o en cómo la puerta en la que estaba apoyado estaba más caliente que antes. No prestó atención a la bandeja que se movÃa ni a los otros pequeños ruidos que escuchaba. Acaba de hablar de más cosas. Como sus padres y su hermana y cómo este lugar habÃa sido dirigido por ellos durante años. Cómo recientemente compró teléfonos para Phichit y Guang-Hong. Sus temores por ellos con los teléfonos, pero sabiendo que no podÃa preocuparse demasiado. Mencionó el enojo de Instagram de Phichit y cómo su enamorado le gustó algunas fotos que tomó. Él trajo el Facetime de Guang-Hong con un amigo que habÃa regresado a Estados Unidos desde el programa de intercambio de divisas en el que estaba. Sonrió mientras hablaba de lo emocionado que estaba el joven adolescente cuando hablaban entre sÃ.
Para cuando lo supo ya habÃa oscurecido. Se volvió y vio la bandeja vacÃa allà sentada. Si se concentraba podÃa oÃr la respiración y ... ¿era el invitado sentado en el suelo al otro lado de la puerta? No querÃa pensar en ello. En su lugar tomó la bandeja y deseó una buena noche antes de deslizarse la puerta cerrada. El paseo de regreso a la cocina le ayudó a darle una perspectiva. ¡Esto iba a funcionar después de todo! Fue a ver a Phichit y le contó lo que pasó. Phichit le sonrió y le dijo que iba a estar bien.
Al dÃa siguiente fue similar excepto que esta vez cuando se sentó a hablar él trajo más de los sitios históricos y famosos para ver en Hasetsu. Cerró los ojos y dejó que su memoria y sus palabras los llevaran por la ciudad en la que creció. Añadió historias divertidas de su infancia. Si hubiera abierto los ojos durante algún tiempo habrÃa visto al huésped que se asomaba por la pequeña abertura. HabrÃa visto una pequeña sonrisa cuando habló de sus historias infantiles. Definitivamente habrÃa visto los ojos abiertos de fascinación cuando el invitado pasó una mano por su propio cabello.
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