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47. El Apareamiento de Seung Ri (28) por dayanstyle

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Seung Ri era un manojo de nervios. Había algo en Daesung que agitaba los intestinos de Seung Ri, que le hacía desear tomar lo que el hombre estaba ofreciendo. Pero Seung Ri no era un puto lujurioso. Tenía respeto de sí mismo y no iba a lanzarse hacia ese hombre.

Sin importar lo mucho que lo deseara. Y Dios, lo deseaba mucho.

Daesung era sexy y seductor, ancho de hombros, estrecha cintura, y tenía la cara más malditamente bonita que Seung Ri hubiera visto en un hombre que podía ser considerado masculino. Su corazón estaba acelerado, y su pene latía en sus jeans solo por la promesa de un maldito beso.

¿Sería solo un beso realmente malo? Miró fijamente los labios llenos de Daesung y sufría por una sola probada.

«¡Basta!»

 

—La crema está en el refrigerador —dijo Seung Ri mientras señalaba al otro lado de la cocina, necesitaba espacio entre él y el magnífico dios. Si no conseguía controlar su libido, iba a permitir que Daesung lo jodiera justo ahí en el suelo de la cocina.

 

¿Sería algo jodidamente malo?

 

Seung Ri gruñó interiormente. Nunca había sentido una atracción tan fuerte por alguien en su vida. Daesung estaba haciendo que las células de su cerebro se incendiaran, y pensamientos tan traviesos que no se atrevía a mencionar en voz alta recorrieran su mente.

Quería un pedazo de ese hombre de la peor manera.

 

Seung Ri se mantuvo de espaldas a Daesung, rezando para que el hombre no viera su erección bajo sus jeans. Latía con tanta fuerza que temía tener un orgasmo justo donde estaba.

Daesung cruzó la cocina, inclinándose cerca de Seung Ri cuando dejó la crema en el mostrador. —Una cucharada de crema, por favor.

Su cálido aliento le hizo cosquillas en la mejilla a Seung Ri, haciendo su pene aún más duro.

Seung Ri tragó saliva mientras asentía con una ligera inclinación de cabeza. —Bien.

Daesung se apartó, y Seung Ri sintió el calor de Daesung salir de todo su cuerpo. Agitó la crema, y vertió en la taza del hombre solo una pequeña cantidad, y luego llevó la taza a la  mesa.

—Aquí tienes.

—Gracias —dijo Daesung mientras tomaba la taza.

—Es lo menos que podía hacer por ayudarme a salir de un apuro. No estaba seguro de qué hacer para llegar a casa. Me quedé tan tarde en el Centro recreativo que el taller mecánico estaba cerrado. —¿Por qué estaba siendo tan malditamente hablador?

—¿Trabajas en el Centro recreativo? —Daesung preguntó. Seung Ri se sentó a la izquierda de Daesung, revolviendo su café y asintiendo.

—Trabajo allí como coordinador de recreación y consejero.

—¿Consejero? —Daesung preguntó, oyéndose interesado—. ¿Cuál es tu área de especialización?

 

Seung Ri sintió un pequeño estremecimiento interior.

 

Aunque trabajó con Zelo y Xiumin en el Centro de Ayuda y los chicos eran geniales, nadie le preguntaba acerca de su trabajo. Los chicos sólo querían saber sobre los juegos, manualidades, e incluso sobre los deportes, y la gente que  venía  a  verlo  —adolescentes  y  adultos  por  igual— estaban más centrados en sus problemas.

 

No es que los culpara. Algunas de las personas que venían a verle tenían problemas serios. Pero era bueno que alguien tomara un poco de interés en él.

—Me especializo en adicción a las drogas, pero puedo ayudar con una variedad de otros temas por los que la gente acude a mí.

Así  que  su  pareja  era  algo  más  que  una buena apariencia. Daesung sonrió. A él le gustaba un hombre inteligente.

También le gustaba un hombre atlético. Y Seung Ri llenaba ambos requisitos.

El destino había sido muy amable con Daesung al darle su pareja. Miró detenidamente a Seung Ri, el delgado cuerpo del hombre se movía hacia atrás, viéndose nervioso alrededor de la cocina. El hombre estaba construido para el sexo.

—¿Te gusta lo que haces? —Daesung preguntó.

—Es gratificante y me gusta el trabajo.

 

Eso estaba bien. No había nada peor que ir a un trabajo que se odiase. Estaba feliz de que su pareja encontrara su lugar en la vida. No mucha gente lograba eso.

—¿Tienes mucho trabajo?

Seung Ri se encogió de hombros. —No es realmente pesado. Sin embargo son increíbles las cosas por las que la gente busca asesoría. Pero sobre todo disfruto trabajar con los niños. Es divertido y muy creativo estar alrededor.

A Daesung le gusta lo que estaba conociendo de su pareja.

 

Pero hasta que reclamara al hombre, lo único que podía pensar era en joderlo en el suelo. Su pene estaba muy duro y palpitaba dolorosamente en sus jeans. Estaba sentado allí con imágenes de Seung Ri chupando su pene, y levantando su culo alto para que Daesung lo jodiera.

—Tus ojos —dijo Seung Ri mientras lentamente dejaba su taza de café en la mesa.

«Oh, mierda». Daesung había estado tan centrado en las imágenes que veía de su pareja cuando lo jodiera que no había mantenido a su lobo bajo llave. Se frotó las palmas de las manos sobre los ojos.

—Debe haberme caído algo de tierra.

—Eso no era tierra, Daesung. La tierra no vuelve los iris rojos, quizás la parte blanca de los ojos, pero no los iris. Casi parecía que brillaban.

Daesung maldijo cuando Seung Ri se levantó de su asiento y empezó a retroceder.

—¿Qué eres?

—Tranquilo, cariño. —Daesung se puso de pie, sosteniendo las manos en alto—. No hay necesidad de entrar en pánico.

 

—Oh —dijo Seung Ri mientras retrocedía hacia el mostrador y agarraba el palote de amasar del escurridor—. Creo que hay una muy buena razón para entrar en pánico.

¿Qué infiernos planeaba hacer su pareja con un palote de amasar? ¿Iba a tomar el cortador de galletas después?

—Te prometí que estabas a salvo, Seung Ri.

—Eso fue antes de que tus ojos se volvieran todos psicóticos hacia mí.

No era así como Daesung había planeado pasar la noche. Tenía la esperanza de estar enterrado en breve hasta las bolas en el culo de Seung Ri, reclamando a su pareja y haciendo que las paredes de la casa se movieran.

No había planeado defenderse de un palote.

 

«En qué mierda me he metido».

 

—¿Cómo sé que puedo confiar en ti? Los ojos no brillan. Y yo que pensaba que eras un hermoso hombre que me ayudó. Ahora estoy pensando que vas a meterme una sonda anal o algo así.

Daesung no iba a entrar en eso ni con un palo de tres metros. Era demasiado fácil.

—¿Crees que soy hermoso?

Seung Ri frunció el ceño a Daesung. —No trates de cambiar el tema.

Daesung dio un paso hacia delante, mirando a su pareja y el maldito palote. —No estoy tratando de cambiar de tema, cariño. Eres mi pareja. Nunca te haría daño. Me mataría antes de permitir que algún daño te suceda.

—¿Pareja? —dijo Seung Ri el palote en su mano bajó—. He oído esa palabra antes.

 

Bien. Entonces no tendría que explicar tanto como pensaba —¿En dónde la has oído antes?

—En el Centro recreativo. Jongin la usa, y los hombres que acuden allí para pasar el rato o echar una mano la han utilizado cientos de veces. Sólo pensé que estaban usando códigos secretos porque eran homosexuales.

—Esto significa que ellos están acoplados a un shifter.

—Shifter.

—Una persona que puede transformarse en un animal.

Seung Ri levantó el palote de amasar, entrecerrando los ojos a Daesung. —No hay tal cosa como un hombre que puede transformarse en un animal, Daesung.

 

Maldición, y él pensando que habían llegado a  alguna parte.

 

Daesung suspiró, rogando para que su pareja no tuviera un ataque al corazón o lo golpeara con el palote de madera. Cambió a su forma de lobo, interiormente haciendo una mueca al oír gritar a Seung Ri. El hombre salió de la cocina, y Daesung se lanzó en su persecución.

Era un lobo, después de todo.

—¡Apártate de mí! —Seung Ri gritó mientras corría detrás del sofá.

Daesung cambió de nuevo a su forma humana, manteniendo una buena distancia entre él y su pareja. A pesar de que era la última cosa que quería hacer. Daesung podía ver el miedo en los ojos de Seung Ri y quería más que nada consolar al hombre.

—¿Ahora ves que estaba diciendo la verdad?

—Yo... yo... yo no sé qué pensar.

 

Daesung maldijo cuando los ojos de Seung Ri rodaron hacia la parte posterior de su cabeza, y luego cayó detrás del sofá. Daesung corrió hacia su pareja, pero no llegó a tiempo para evitar que la cabeza del hombre golpeara contra el suelo.

Eso iba a dolerle cuando volviera en sí.

 

Continuara...


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