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47. El Apareamiento de Seung Ri (28) por dayanstyle

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Daesung se encontró de nuevo en la puerta de Seung Ri la noche siguiente. Había rentado su departamento por otro mes y pedido tiempo de vacaciones en el trabajo. Quería pasar tanto tiempo como pudiera con Seung Ri, conociendo al hombre.

Su pareja le fascinaba.

 

La risa del hombre hacía sonreír el maldito corazón de Daesung. Los magníficos ojos del hombre le cantaban al alma de Daesung. Y, oh, dioses, él lo quería con urgencia.

Llamó a la puerta, listo para llevar a Seung Ri a cenar. Su pareja le había dicho que le gustaba la carne asada, y Daesung planeaba tener todo un racks de costillas esta noche. Por supuesto, ordenaría también para Seung Ri.

Después de todo era un lobo shifter. Probablemente podría acabar con dos racks.

Daesung sonrió ampliamente cuando Seung Ri abrió la puerta, y luego su sonrisa se deslizó de su rostro. No sólo los ojos azules de Seung Ri mostraban miedo, sino que Daesung podía oler que salía en oleadas de su pareja.

—¿Qué sucede? —preguntó mientras sus ojos se movían por detrás de su pareja, tratando de ver dentro de la casa.

 

Seung Ri abrió la puerta firmemente, apenas dejando ver el interior a Daesung. Sus nudillos estaban agarrando el marco de la puerta con tanta fuerza que se volvieron blancas.

—Nada —contestó Seung Ri rápidamente.

Un poco demasiado rápido en opinión de Daesung.

 

Revisó con la vista a Seung Ri, sin ver moretones o sangre. No olía a sangre, pero el olor del miedo era ofensivamente fuerte alrededor de su pareja.

—Entonces, ¿puedo pasar? —Daesung preguntó, dando un paso más cerca de su pareja, sintiendo una necesidad que lo consumía por proteger a ese hombre de lo que le estaba causando tanto miedo.

—Ahora no es un buen momento, Daesung. Creo que es mejor si no nos vemos otro día.

Daesung sintió que se le aceleraba el pulso ante las palabras de su pareja. Quería tomar a Seung Ri en sus brazos y mostrarle al hombre lo que era estar acoplado. Quería reafirmar su reclamo ante su pareja. Su miembro se endureció y Daesung sintió sus colmillos tratando de perforar sus encías.

Y luego dio un paso atrás, al ver los ojos de su pareja viendo a un lado, en silencio Daesung advertía que había alguien en la casa, posiblemente, justo detrás de la puerta, escuchando, observando.

Con lo mucho que Daesung quería abrir la puerta y desgarrar al imbécil que era tan estúpido para molestar a su pareja, Daesung sabía que tenía que jugar con la cabeza  fría.

¿Qué pasaba si la persona tenía un arma apuntándole a su pareja?

 Daesung  no  podía  arriesgarse  a  la posibilidad  de  que Seung Ri saliera lastimado.

 

—Si esa es la decisión a la que has llegado. —Las palabras le sabían a ácido en su lengua, pero tenía que hacer que la persona en la casa de Seung Ri le creyera a Daesung, que realmente creyera que Seung Ri lo estaba echando.

—Creo que es lo mejor para los dos, Daesung.

Daesung podía ver las lágrimas contenidas en los ojos de Seung Ri, y su corazón se sentía como si estuviera siendo arrancado de su pecho. Sabía que su pareja no quería decir lo que decía, pero escuchar las palabras hacía que su lobo aullara de dolor.

—Quizás podamos ir a tomar un café en algún momento —dijo mientras daba un paso atrás, lo que obligó a ver su rostro abatido.

—Quizás —coincidió Seung Ri con un ligero temblor en su voz.

Con lo mucho que le dolía a Daesung alejarse y lo mucho que temía dejar a su pareja en manos de quien estaba en la casa de Seung Ri, Daesung bajó los tres escalones de madera. Se dirigió a su camioneta y se deslizó dentro.

Sólo que Daesung no se fue a su casa. Condujo medio kilometro por la carretera y luego se detuvo a la orilla de la carretera. Salió y miró alrededor para asegurarse de que no había nadie a la vista, y luego se desnudó y cambió.

 Seung Ri cerró la puerta, sintiendo como si su vida hubiera   bajado  los escalones  y se hubiera  ido. Era un sentimiento extraño teniendo en cuenta que acababa de conocer a Daesung, pero Seung Ri sintió una pérdida profunda cuando se giró a ver a Yoon Hwa.

—Parece que eres un rompecorazones, Seung Ri.

Seung Ri cerró los puños a los costados, reprimiendo las ganas de golpear al bastardo presumido en la mandíbula. La única cosa que lo detenía era el pequeño revólver en la mano de Yoon Hwa. Si no fuera por el arma, Seung Ri habría abierto la puerta de par y par y Daesung hubiera pateado el lamentable culo de Yoon Hwa.

—¿Por qué estás haciendo esto? Sólo hemos tenido una pésima cita.

—Yo no la llamaría pésima —dijo Yoon Hwa como si estuviera ofendido—. Pensé que lo pasamos muy bien.

—Solo hablaste de ti mismo, tu trabajo, y lo mucho que amabas viajar por todo el mundo. Ningún hombre puede sentarse para algo así sin querer vomitar de puro aburrimiento.

La cara de Yoon Hwa cambió a una máscara de furia. — ¿De qué puedes conversar, Seung Ri? ¿De los niños descarriados que sólo van a terminar contratando a alguien como yo para defenderlos cuando comiencen su vida de crimen?

—Eso no es justo —defendió Seung Ri—. Solo porque la mayoría de ellos tiene un rudo comienzo, no significa que al final resulten criminales.

—Estás desperdiciando tu vida con esa gentuza. Debes estar a mi lado, viajando conmigo y demostrando lo agradecido que estás de que quiera que estés conmigo.

—¿Como un adorno en tu brazo? —Seung Ri gruñó la pregunta.

—Es una opción mucho mejor que dar tu tiempo a la gente que sólo va a desperdiciar sus vidas. Te he elegido como mi pareja de vida, Seung Ri. Debes de estar emocionado por esa oferta.

Dios, Seung Ri quería golpear al hombre sólo por ser tan malditamente engreído.

Yoon Hwa actuaba como si el sol saliera y se pusiera por él.

Y el hombre ni siquiera era malditamente lindo.

 

Seung Ri por lo general no se dejaba llevar solo por las apariencias, pero después de conocer a Daesung, nadie más podría agradarle. Daesung era todo lo que Seung Ri había estado buscando. Habían hablado hasta altas horas de la madrugada después de que Daesung lo mordió.

Encontró que Daesung era fascinante, con los pies en la tierra, divertido, inteligente, ingenioso, y jodidamente hermoso. Pero el hombre no estaba atrapado en su apariencia. En realidad se había ruborizado cuando Seung Ri le dio unos cuantos cumplidos mientras hablaban. El hombre era juguetón, tenía buen carácter, y besaba como un dios.

No había manera de que dejara eso por alguien como Yoon Hwa.

Simplemente tenía que encontrar una manera de salir de esto.

Seung Ri rezó para que Daesung captara la mirada que trató de darle sin que Yoon Hwa lo descubriera. Daesung se veía tan derrotado cuando se fue que Seung Ri temía que el hombre creyera la mentira que Seung Ri le había dicho en el porche.

—Empaca lo que quieras llevarte, Seung Ri. Mi vuelo sale en unas pocas horas, y pienso tenerte a mi lado en Barbados.

 

Seung Ri prefería sentarse en el restaurante con Daesung y comer costillas. No quería viajar a lugares exóticos y ser tratado como el niño juguete de Yoon Hwa. Si iba a viajar a cualquier parte, quería estar al lado de Daesung. Al menos sabía que Daesung lo trataría como a un igual.

—No voy a ir contigo, Yoon Hwa.

Estaba muy muy asustado de lo que el hombre le pudiera hacer con el arma, pero Seung Ri prefería ser fusilado que secuestrado y alejado de su lobo.

Se estremeció de repulsión al pensar en Yoon Hwa tocándolo.

Yoon Hwa dio un paso más cerca, sus ojos se estrecharon hasta convertirse en rendijas diminutas. —Vas a hacer lo que digo o pagarás las consecuencias, niño.

—¿Niño? —Seung Ri jadeó la palabra—. ¿Sabes cuántos años tengo?

—No importa —dijo Yoon Hwa con altivez—. Tú serás mi niño cuando estemos juntos.

—Al infierno —gruñó Seung Ri—. No soy el niño de nadie.

—Tú… —Yoon Hwa dejó de hablar cuando oyó un bajo gruñido.

Seung Ri se giró para ver a un lobo caminando lentamente desde la cocina, su cabeza baja, sus dientes al descubierto.

Rezó como el infierno para que fuera Daesung, porque si ese lobo no era Daesung, tenía cosas peores de qué preocuparse aparte del arma de Yoon Hwa.

Como los realmente, realmente afilados dientes.

 

—¿Que infiernos? —Yoon Hwa preguntó mientras daba un paso hacia atrás—. ¿Tienes un lobo de mascota?

Sonaba bien para él. —Lo tengo. Así que si no sales de aquí, le voy a pedir que muerda tu pomposo culo.

Daesung —Dios, rezó para que fuera Daesung—, giró la cabeza, inclinándola hacia Seung Ri.

Seung Ri se encogió de hombros. Quizás alguien podría decirle enfermo al estar bajo un lobo shifterpero tiempos desesperados requieren medidas desesperadas.

 

—Cómo te atreves —gruñó Yoon Hwa—. ¿Sabes  quién soy?

 

Seung Ri se rio a pesar del revolver apuntándole y el lobo se movió lentamente hacia él, colocando su cuerpo entre Seung Ri y el arma.

—Alguien que está empezando a ponerse nervioso — dijo  Seung Ri.

—Baja el arma.

La cabeza de Seung Ri giró a un lado para ver al detective Park Leeteuk de pie en la puerta de la cocina. «¿Qué infiernos?» ¿Quién más iba a aparecer en la fiesta?

Pero Seung Ri estaba feliz como una jodida de ver al hombre.

—¿Qué? —Yoon Hwa preguntó—. ¿Sabes quién soy, de qué familia vengo?

Seung Ri estaba realmente cansado de escuchar que Yoon Hwa preguntara eso.

 

Al parecer, la que fuera la familia de la que había salido Yoon Hwa no le había enseñado acerca del rechazo. El hombre no se lo estaba tomando muy bien.

—Eres alguien que va a ir a la cárcel —respondió el detective Leeteuk—. Ahora deja caer tu arma antes de que abra tu jodido pecho.

«Wow». Seung Ri se quedó impresionado y muerto de miedo al mismo tiempo. Vio al compañero del detective Leeteuk, el detective Jones, de pie a un lado, levantando su arma y apuntando directamente a la cabeza de Yoon Hwa.

«Mierda»Seung Ri no quería un tiroteo en su sala. Tenía miedo que alguien saliera herido —alguien diferente a Yoon Hwa, porque en este momento a Seung Ri no le importaba si el hombre seguía de pie cuando esto terminara.

Yoon Hwa miró al detective y luego por encima a Seung Ri, su rostro era una máscara de furia mientras lentamente bajaba el arma al suelo y luego la pateaba lejos.

El alivio inundó a Seung Ri cuando los detectives se apresuraron a cruzar la habitación, aunque con cuidado, y esposaron a Yoon Hwa.

—Soy un Park. No me puedes hacer eso.

—Amigo, no me importa si eres un Hilton. Tener a alguien como rehén y apuntarle con un arma es un delito criminal.

—Él es un abogado. —Seung Ri sonrió.

—Entonces debes saber todos los cargos en tu contra —dijo el detective Leeteuk cuando comenzó a leer  a Yoon Hwa sus derechos y luego el detective Jones arrastró el lamentable culo de Yoon Hwa fuera de la casa de Seung Ri.

«Calma al fin».

 

Seung Ri jadeó y se tambaleó hacia atrás cuando el lobo se transformó en Daesung ante sus propios ojos. Había visto a Daesung hacerlo una vez ya, pero Seung Ri había estado demasiado ocupado corriendo la primera vez que sucedió.

Sin embargo aun así era extraño como el infierno.

—Gracias —Daesung le dio la mano al Detective Leeteuk.

—No hay problema. Pero tienes que llevar a tu pareja a la estación para su declaración en la primera oportunidad que tengas.

Seung Ri estaba viendo a Daesung, y el hombre ¡estaba desnudo! No estaba seguro de si le gustaba el hecho de que el detective estuviera allí hablando con el lobo de Seung Ri como si Daesung estuviera completamente vestido. El hombre obviamente sabía sobre los shifter, porque no había parpadeado cuando Daesung cambió de nuevo a su forma humana.

Seung Ri un poco aturdido y mareado, vio al detective Leeteuk salir de su puerta principal.

—¿Estás bien? —Daesung le preguntó mientras jalaba a Seung Ri a sus brazos.

Seung Ri miró a los lindos ojos grises de Daesung, recordando todas las cosas horribles que había dicho para que Daesung se fuera.

—No crees nada de lo que dije en el porche, ¿verdad?

Daesung se inclinó y besó el cuello de Seung Ri. —Estaba un poco confundido al principio, pero podía oler tu miedo y sabía que algo estaba mal.

—¿Puedes oler mi miedo? —«Oh, infiernos»¿Qué otra cosa podía oler Daesung en él?

—Quería arrancarle la garganta al bastardo, pero tenía miedo de que tuviera un arma. —Daesung gruñó las palabras con su mandíbula tensa.

—Él la tenía.

—Lo sé. —Daesung tomó la cara de Seung Ri, sus narices casi se tocaban—. Pero no quiero volver a oírte decirme esas palabras otra vez.

—No quería decirlas —murmuró mientras la lengua de Daesung recorría el labio inferior de Seung Ri. ¿Cómo iba a pensar cuando Daesung estaba causando estragos en su mente? Estaba empezando a olvidarse cómo hablar cuando Daesung metió la lengua en la boca de Seung Ri.

 

La lengua de Daesung lamía a Seung Ri, explorando su boca, Seung Ri apretó sus manos en el cabello de Daesung.

Daesung guio a Seung Ri al sofá, suavemente bajó a Seung Ri y se acomodó entre las piernas de Seung Ri.

—¿Pensé que íbamos a comer carne asada? —Seung Ri preguntó cuando rompió el beso, llevando el muy necesario oxígeno a sus pulmones.

—Lo haremos —dijo Daesung mientras su lengua exploraba tranquilamente el cuello de Seung Ri, rozando suavemente sus manos por el cuerpo de Seung Ri—. Pero quiero mi postre primero.

Las caderas de Seung Ri se movieron ante las palabras de Daesung.

Quería sentir a Daesung dentro de él, recordando a quién pertenecía. Quería borrar de su mente completamente a Yoon Hwa.

—Jódeme —declaró Seung Ri.

 

Daesung gruñó mientras se inclinaba hacia atrás y empezó a ayudar a desvestirse a Seung Ri. —Con placer.

Una vez que Seung Ri estuvo desnudo, ambos se acercaron, ansiosos por estar juntos.

—Voy a correrme en tu apretado y caliente culo —Daesung murmuró al oído de Seung Ri.

Seung Ri casi se corre en ese momento. —¡No puedes decirme eso, Daesung!

Daesung se rio, como si supiera lo cerca que Seung Ri estaba del borde. —Entonces te lo voy a mostrar. —Seung Ri tomó la mano de Daesung, guiándolo hacia abajo entre sus piernas abiertas hacia su apretado pequeño capullo. No alejó su mano hasta que Seung Ri sintió una ligera presión de la punta de los dedos de Daesung contra su tembloroso agujero.

—Tan apretado —murmuró Daesung. Seung Ri agarró el brazo de Daesung y se aferró cuando su apretado anillo de músculo aceptaba la invasión. Su cabeza daba vueltas ante la sensación de tener una parte de Daesung en su interior.

Con los dedos enterrados en su culo y su pene luchando con el ardiente calor del cuerpo de Daesung, Seung Ri juró que vio estrellas.

Daesung se apartaba y volvía a entrar, jodiendo a Seung Ri con sus dedos unas cuantas veces más.

—Daesung —exclamó Seung Ri.

—Estoy aquí, cariño.

—Te quiero dentro de mí —murmuró Seung Ri, sintiendo la presión comenzar a construirse dentro de sus bolas. Con un gruñido Daesung quitó los dedos, un suave gemido de angustia que fue rápidamente  remplazado por ronroneos de   ánimo cuando la amplia cabeza del pene de Daesung se empujaba contra la brillante y vibrante entrada de Seung Ri.

—¡Oh, Dios! —Seung Ri gritó cuando Daesung se empujó profundamente dentro de él.

Seung Ri trató de sostenerse, pero no tenía de dónde detenerse y se sentía lujurioso mientras Daesung tomaba y le daba lo que ambos necesitaban tan desesperadamente.

—Daesung... oh mi Dios... oh Dios... joder...Daesung...

—Eso es, cariño. Grita por mí.

 

—Daesung... Voy a correrme pronto. Jódeme más duro, por favor.

 

Seung Ri consiguió exactamente lo que estaba pidiendo. Tenía las piernas hacia atrás mientras Daesung lo jodía con cada centímetro de su vida.

Seung Ri jadeaba mientras subía y bajaba una y otra vez, disfrutando de la fuerza y resistencia de su amante. Daesung era experto y le daba a Seung Ri todo lo que podría soñar que un amante podría dar.

Su palpitante pene se balanceaba con gracia, el aire fresco recorriendo sobre su calor, provocando más a Seung Ri. Por último, una mano fuerte lo circuló, acariciando la ya sensible y lista carne. Gritó el nombre de su amante y llegó a su clímax.

Seung Ri escuchó el largo y prolongado gemido de Daesung, y luego calor líquido llenó su cuerpo cuando Daesung entró en su interior, revistiendo su canal con su semilla.

Seung Ri se sentía agotado. Después de todo lo que había sucedido esa noche y después de este episodio de sexo con Daesung, Seung Ri no tenía absolutamente nada de energía.

 

—Costillas. Mañana. —Seung Ri dijo las dos palabras mientras cerraba los ojos, sintiendo a su amante, su pareja, su vida, envolviendo su cuerpo mientras se quedaba dormido.

 

 

 

Seung Ri vio a Luhan, la pareja de Jongin, en la entrada del Centro recreativo. Se acercó al hombre y lo golpeó en el hombro.

—¡Ay! ¿Por qué fue eso? —Luhan se quejó mientras se frotaba el hombro, mirando a Seung Ri como si hubiera perdido la cabeza.

Key, HeeChul, y Xiumin se rieron por lo bajo mientras miraban a Luhan.

—Eso es por no decirme acerca de los shifter durante todos estos años. Me conoces desde que llegaste a la Villa Kim, y no dijiste una sola palabra.

—Estaba en lo de es-necesario-no-saber —respondió Luhan, todavía frotándose el hombro.

—Podrías al menos haberme dicho.

—No —dijo Jongin, mientras caminaba hacia el Centro—. No podía. Luhan conoce las reglas.

Seung Ri no estaba dispuesto a discutir con Jongin. No sólo el hombre era enorme como el infierno, sino que Jongin había hecho tanto por la comunidad que Seung Ri siempre se sentía en deuda con él cada vez que lo veía.

—Pero bienvenido a nuestro mundo, Seung Ri —dijo Jongin palmeando la espalda de Seung Ri y  malditamente cerca de tumbar a Seung Ri. ¿Acaso el hombre no se daba cuenta de lo malditamente grandes que tenía las manos?

—Gracias —dijo Seung Ri mientras recuperaba el aliento—. Pero la próxima vez, un apretón de manos es suficiente.

Jongin se rio. —Perdón, perdón.

—Entonces —dijo Seung Ri—. Realmente no eres el alcalde, ¿verdad? —Él no era estúpido. Si había un montón de lobos alrededor, tenía que haber algún tipo de jerarquía.

Esa era la razón para que tantos hombres vivieran en la Guarida.

El nombre de la casa de Jongin ahora tenía sentido para Seung Ri. Durante años había oído a los hombres que frecuentaban el Centro referirse a la enorme casa en la que vivían como la Guarida, pero Seung Ri nunca entendió por qué.

Jongin se inclinó, sonriéndole a Seung Ri. —Muy perspicaz. Soy el Alpha de todos los lobos Timber.

Eso quería decir que Jongin era el perro superior.

«Entendido».  —¿Y?

Jongin se rio. —No vas a dejarlo pasar hasta que sepas todo, ¿no es así?

—Así es.

—Siwon es mi Beta, y Chanyeol es el comandante de los guerreros.

«Guerreros». ¿Qué infiernos hacían estos hombres? Seung Ri no estaba seguro de realmente querer saber. Le gustaba saber sobre los lobos. Un montón de cosas que había visto en los últimos años ahora tenía sentido para él. Pero no estaba seguro de estar listo para saber más ahora.

 

Sonrió ampliamente cuando Daesung entró en el Centro con dos contenedores de comida en sus manos. —Parrillada, como la ordenaste.

—¿Supongo que es tu pareja? —el Alpha preguntó.

«Wow»Seung Ri iba a tener que acostumbrarse a llamar Alpha a Jongin en lugar de alcalde. Pero de una manera, Jongin era el alcalde. Fundó la Villa Kim y había sido un factor importante que contribuía a que la ciudad se mantuviera a flote cuando muchas villas se habían convertido en desierto.

Jongin le tendió la mano, Daesung inmediatamente se acercó, dejó los contenedores y estrechó la mano. —Agente Federal Kang Daesung.

—¿Agente federal? —Las cejas de Seung Ri se elevaron—. Nunca me dijiste que eras un agente federal.

Daesung se sonrojó mientras se encogió de hombros. — Nunca preguntaste. Además, estaba más interesado en lo que tú hacías que en hablar de mí mismo.

Y eso era exactamente el motivo por el que Seung Ri mantendría al hombre. Daesung era grande y fuerte, pero suave y amable. Era perfecto para Seung Ri de todas las maneras imaginables.

—Bienvenido a la Villa Kim, Daesung —dijo Jongin pasando el brazo por encima del hombro de Luhan y caminando dentro del Centro recreativo—. Oh, por cierto, voy a necesitar sustituir la cerradura. Mi llave se rompió dentro de la cerradura.

Seung Ri ni siquiera iba a preguntar, pero eso resolvía la cuestión de por qué la cerradura estaba rota. Se limitó a sacudir  la  cabeza  ante  Jongin.  Seung Ri  no  creía  que alguna vez entendería al hombre, y no estaba seguro de querer intentarlo.

—Él es impresionante —comentó Daesung.

Seung Ri se reía mientras agarraba a su pareja, pasando sus brazos alrededor del cuello de Daesung. —No, cariño, tú eres el que es impresionante.

 

 

Fin...

 

 

 

Notas finales:

dejen rw

 

a continuación...

 

48.El Lado Oscuro del Amor (06) El Aquelarre de Jaehyo


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