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48.El Lado Oscuro del Amor (06) por dayanstyle

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«Bueno, mierda»Jeongmin no tenía ni idea de qué decir a eso. Se había exprimido los sesos tratando de averiguar una manera de explicar la humanidad a KwangMin, pero ¿cómo iba a discutir un punto sobre el que no estaba totalmente en desacuerdo? Había una pequeña parte de Jeongmin que estaba de acuerdo con KwangMin, en ese punto. La vida sería mucho más fácil viendo las cosas a la manera de KwangMin. Pero no era la manera correcta de hacer las cosas. KwangMin no era juez y jurado, sin importar lo mucho que lo creyera.

—Entonces no sé qué decir —confesó Jeongmin—. No puedo explicar la humanidad a alguien que nunca la ha sentido antes.

—¿Acabas de darte por vencido y dejas que te mate? —KwangMin preguntó, con suspicacia en el tono—. ¿Por qué?

—Porque… —dijo Jeongmin mientras se sentaba en la cama, sintiéndose ridículo estando desnudo mientras discutía. Tener algo de ropa le ayudaría a proteger su orgullo. Y no sólo era su orgullo el golpeado, también su corazón.

Jeongmin se sentó en silencio, examinando la idea que le acababa de llegar. ¿Por qué su corazón se sentía maltratado? Vio fijamente los ojos azules de KwangMin, y sabía la verdad. Se estaba enamorando del vampiro. Tan loco como pareciera, Jeongmin estaba entregando su corazón a KwangMin. Demasiado mal que KwangMin se lo arrancara, literalmente. KwangMin mataba lo que él consideraba el mal, y le había dicho a Jeongmin que el uso de drogas era el mal.

Y de alguna manera, él era el mal.

 

No es que Jeongmin pudiera discutir con eso. Sin embargo, tratar de convencer a KwangMin que él no era un mal hombre no estaba funcionando tan bien. Se estaba hundiendo, pero no solo por falta de

 

Remos, su maldito barco estaba lleno de agujeros, por lo que Jeongmin se hundía más y más en los problemas.

Se echó hacia atrás, cuando KwangMin se acercó a la cama, temiendo que el vampiro estuviera a punto de matarlo y acabar con esto. Él no podía satisfacer las necesidades de KwangMin para saber por qué todo él que parecía el mal no era malo.

—Dame algo, Jeongmin —dijo KwangMin mientras se arrastraba sobre Jeongmin, haciendo que los hombros de Jeongmin se presionaran contra el colchón.

—¿Qué quieres? —preguntó y luego tragó saliva duro.

 

—Cualquier cosa —respondió—. Cualquier cosa que te salve. —¿Era la imaginación de Jeongmin, o KwangMin sonaba desesperado?

 

—Toma mi vida, KwangMin —murmuró Jeongmin mientras cerraba los ojos.

 

—¿Me entregas tu alma? ¿Por qué, Jeongmin? La mayoría de la gente lucha por vivir. ¿Por qué me entregas voluntariamente tu vida?

—Porque —dijo Jeongmin, mientras una lágrima resbalaba por su rostro—, he visto lo que hacen las drogas a los hombres que tenían una vida muy buena. No quiero ir por ese camino. No quiero entregarle mi alma al diablo a cambio de una dosis. Prefiero entregártela a ti.

—¿Realmente quiere decir, no? —KwangMin dijo mientras se inclinaba hacia atrás.


Jeongmin asintió. —He visto las miradas perdidas de los consumidores. Los he visto sacrificar a sus familias y sus
trabajos. Prefiero morir por las manos de Byul Ha.

 

—No hay una manera de detener todo esto —dijo KwangMin acercándose más, su lengua trazó el cuello de Jeongmin. Jeongmin se estremeció, envolviendo sus brazos alrededor del cuello de KwangMin mientras lloraba. Quería a este hombre. Lo quería desesperadamente. Aparte de Chan Yeong, Jeongmin no tenía nada por lo que valiera la pena vivir. Había estado tan perdido, tan solo, hasta KwangMin.

 

—Dime, KwangMin —declaró Jeongmin—. Dime cómo quedarme contigo. KwangMin mordió el cuello de Jeongmin, y entonces lamió la herida.

—Puedo hacerte un vampiro. Puedo enlazarte conmigo para toda la eternidad. Tú eres mi pareja, Jeongmin, pero me niego a tener una pareja que esté en el mal. Si deseas superar esa adicción, entonces te voy a dar otra oportunidad. Déjame alejarte de la necesidad. Puedo entregarte la eternidad.

Jeongmin gritó cuando KwangMin se empujó dentro de él. No lo había esperado. Abrió más las piernas, hundiendo sus uñas en la espalda de KwangMin. —La próxima vez, usa lubricante, KwangMin.

—¿La próxima vez? —KwangMin murmuró las tres palabras en el cuello de Jeongmin mientras se movía en el interior del cuerpo de Jeongmin. El miedo, la duda, la inseguridad, y todo lo demás corrían a través de Jeongmin mientras KwangMin lo tomaba. Sentía una atracción, un deseo de estar con el vampiro que nunca había sentido con nadie antes. Pero ¿era eso suficiente para darle a KwangMin lo que pedía? La eternidad era demasiado tiempo.

Jeongmin gimió cuando el largo y grueso pene que parecía llenarlo completamente rozaba su próstata con cada golpe de las caderas de KwangMin. Cada empujón enviaba oleadas de estremecimientos que recorrían su cuerpo mientras se aferraba a KwangMin.

Jeongmin se estremecía con la fuerte excitación y gritaba fuerte. KwangMin lo sentó sobre sus muslos extendidos.

La nueva posición dejó a Jeongmin empalándose en el duro pene de KwangMin. Jeongmin se quedó sin aliento mientras subía y bajaba, una y otra vez, disfrutando la fuerza de su amante y su resistencia.

—KwangMin... ¡oh Dios mío...Oh, Dios mío! —exclamó Jeongmin mientras KwangMin lo jodía como un dios. El hombre sabía exactamente dónde estaba su punto dulce y lo golpeaba con su pene una y otra vez.

Jeongmin tensó sus piernas alrededor de KwangMin, apoyándose en los talones, mientras alternativamente flexionaba y relajaba sus nalgas mientras se empalaba más profundamente en el duro como el acero pene de su amante.

KwangMin estableció un duro ritmo, golpeando rápido el cuerpo de Jeongmin que se retorcía. Jeongmin se aferraba a KwangMin, sentía sus bolas apretadas contra su cuerpo.

—No lo puedes convertir —gritó YoungMin apareciendo junto a la cama. Jeongmin debería de haberse avergonzado de que alguien lo viera joder, pero Jeongmin no podía prestar atención a YoungMin. KwangMin estaba haciendo un muy excelente trabajo y Jeongmin rezaba para que el hombre no se detuviera.

—Él es el mal, KwangMin. Lo que propones está mal.

 

KwangMin le dio un suave beso en los labios a Jeongmin antes de girarse hacia su hermano. —Él es mi pareja, YoungMin. Pareces olvidar ese hecho.

—¡No me olvido de nada! Este hombre podrá ser tu pareja, pero él de buen grado ha usado ese veneno  no  una,  sino  muchas veces. ¿Cómo puedes siquiera pensar en convertirlo?

—Conviérteme —Jeongmin rogó mientras jalaba su cuello hacia KwangMin, tratando de llamar la atención del hombre—. Por favor no me dejes sin ti, KwangMin. —Jeongmin no quería ser convertido porque YoungMin estuviera argumentando en contra de eso —aunque, en secreto, sonrió ante el dedo que estaba mentalmente levantando hacia el gemelo. No, él lo quería por pasar la eternidad en los brazos  de KwangMin. Quería pertenecerle a KwangMin. Sentía una conexión con el vampiro que iba más allá de la razón, más allá de la cordura, pero Jeongmin sabía en su corazón que él no podía estar sin el hombre.

Jeongmin gritó cuando KwangMin se inclinó hacia delante y lo mordió en el hombro, tomando sangre de él por segunda vez ese día. No estaba muy seguro de si él había dejado en su cuerpo lo suficiente para donar. Sintió que el corazón tomaba un ritmo más lento y débil y sus párpados comenzaron a moverse. —¿Me estás matando, KwangMin?

KwangMin liberó su hombro, sacudiendo la cabeza. —No, confía en mi, Jeongmin. —Jeongmin asintió mientras observaba KwangMin abrir   la vena de su muñeca—. Bebe de mí, Jeongmin. Ven a mi vida y enlázate a mí por la eternidad.

Jeongmin no estaba muy seguro de poder beber sangre. ¿Qué pasa con las enfermedades? Se lamió los labios mientras veía hacia la cara de KwangMin, vio el color azul en los ojos del vampiro oscurecer. KwangMin parecía ansioso. Jeongmin tomó una respiración profunda, confiando en KwangMin cuando nunca había confiado en nadie. «Aquí va». Él apretó los labios contra la muñeca de KwangMin, lamiendo la herida, haciendo todo lo posible porque sus labios no tocaran la piel de KwangMin.

—No, pareja —dijo KwangMin suavemente—. No lamas, bebe. —Él llevó la otra mano a la cabeza de Jeongmin, animándolo a apretar los labios en la herida.

—¡Deja eso ahora! —YoungMin gritó mientras corría hacia la cama.

—¡Atrás, YoungMin! —KwangMin gruñó las palabras tan fuerte que YoungMin se paró en seco.

Si Jeongmin pensara que pudiera sobrevivir, golpearía a YoungMin. El hombre tenía un sentido de la oportunidad que apestaba. Por el amor de Dios, estaba en medio de ser jodido por este hermoso hombre.

Jeongmin respiró hondo por la nariz y luego bebió la sangre de KwangMin. Podía sentir el pene de KwangMin empujándose dentro de él, los empujes más largos y profundos, pero la sangre no era como nada que Jeongmin hubiera probado antes. Estaba esperando algo caliente y con sabor metálico, y así fue, pero también era dulce, casi familiar.

Jeongmin agarró la muñeca de KwangMin, bebiendo con avidez, mientras KwangMin gritaba su liberación, empujando su pene dentro del culo de Jeongmin una y otra vez. Con una ráfaga de empujones, KwangMin se enterró tan profundamente como podía, y luego rugió su liberación. Jeongmin podía sentir el calor de la semilla derramarse dentro de él, pero en todo lo que Jeongmin podía pensar era en la sangre que él quería mucho más a menudo.

—Eso es suficiente, pareja —dijo KwangMin suavemente mientras retiraba su muñeca—. Ahora ve a dormir y deja que la conversión tome su lugar.

 

Jeongmin asintió, sintiendo que el sueño se hacía cargo de su cuerpo sintiéndose pesado. Ni siquiera le importó que no hubiera llegado a su propio orgasmo. Jeongmin estaba demasiado aturdido para protestar. Su mente se volvió borrosa mientras giraba la cabeza y suspiraba. Sintió las mantas cubrirlo y luego voces discutiendo, pero él estaba demasiado cansado para preocuparse.

 

 

 

—¿Qué has hecho? —YoungMin preguntó mientras daba un paso hacia la cama. KwangMin bloqueaba a su hermano. YoungMin no se veía enojado, solo desconcertado.

KwangMin abrazó a su gemelo, sosteniéndolo, abrazándolo. —Él es mi pareja, hermano. No podía matarlo. Siento un fuerte vínculo con él.

—¿Más fuerte que el nuestro? —YoungMin preguntó mientras abrazaba a KwangMin.

—No —KwangMin sacudió la cabeza—. No es más fuerte. Es igual, pero no más fuerte.

KwangMin sintió los labios de YoungMin en su mejilla. Su gemelo le dio un beso suave y luego giró la cabeza. —Gracias por la hermosa mentira —dijo justo antes de que mordiera el cuello de KwangMin, casi arrancándole el cuello.

KwangMin luchó por liberarse, pero YoungMin se aferró a él, hundiendo sus colmillos más profundamente en la carne de KwangMin.

—¡Jaehyo! —KwangMin gritó en su cabeza—. No puedo matarlo. Él es carne de mi carne, uno y lo mismo.

—¡Libéralo, YoungMin! —Jaehyo gritó desde atrás de KwangMin. Cuando YoungMin gruñó, lanzando a KwangMin lejos de su hermano mayor, KwangMin sintió la mano de Jaehyo en el cuello. Jaehyo había cambiado a su forma original. KwangMin podría hacer lo mismo, pero él sabía en su corazón que no podía matar a YoungMin. No importaba lo que hiciera su gemelo, KwangMin no podía quitarle la vida a su gemelo.

 

KwangMin sentía la piel de su cuello siendo arrancada mientras Jaehyo los separaba. —¿Por qué? —KwangMin gritó mientras cubría su cuello, sintiendo la sangre de Jeongmin dejarlo. Vio por primera vez a otro vampiro de pie cerca, viéndose como si quisiera acercarse a KwangMin.

—Él es Tae Yong, mi cuarto al mando. Le he dado una pequeña parte de mis poderes de conversión. Deja que te sane, KwangMin.

KwangMin vio de Jaehyo a Tae Yong, y luego a Jeongmin que aún dormía. —No mates a YoungMin —le susurró a Jaehyo antes de que ofreciera su cuello a Tae Yong. Requería una gran confianza ofrecer el cuello. Tae Yong podía terminar lo que antes comenzó YoungMin, KwangMin ni siquiera se dio cuenta lo que el vampiro estaba haciendo.

Cuando Tae Yong se inclinó, KwangMin agarró el hombro del vampiro. — Hazme daño y rogarás morir.

Tae Yong sonrió. —No soy tan tonto como para pensar que puedo contra ti, Príncipe.

KwangMin se sorprendió por el título, tan sorprendido que ni siquiera vio que Tae Yong se inclinaba unos centímetros. Sintió la lengua del vampiro trazar su cuello, y luego sus labios sobre la carne desgarrada de KwangMin. KwangMin sabía que Tae Yong ganaría poderes de beber la sangre de KwangMin, pero por el momento, le importaba una mierda. Lo único que quería era arrastrarse a la cama con Jeongmin y proteger lo que ahora le pertenecía a él.

—¿Ahora vas a iniciar una cruzada por  los  malhechores, KwangMin? ¿Tu corazón sangra por ellos? —YoungMin preguntó—. Llamas a nuestro hermano mayor para que te defienda y luego permites que un vampiro inferior te cure. ¿Qué te ha cambiado, gemelo?

—El amor —Jaehyo respondió por KwangMin—. Tu gemelo ha encontrado el amor. Eso sana, incluso el más oscuro de los corazones.

—El amor —bufó YoungMin—. Eso lo ha cegado. KwangMin antes nunca habría permitido que esos humanos vivieran. Estos tiempos modernos han suavizado la raza de los vampiros. Pero no a mí. Yo voy a borrar a los rebeldes y a la escoria que plaga estos tiempos.

 

—No —dijo KwangMin alejándose de Tae Yong—. No vas a matar  nunca más.

 

YoungMin golpeó su pecho contra el de Jaehyo, pero no pudo superar a su hermano mayor. —Vamos a ver, KwangMin. Tú me has abandonado. Has elegido al humano por encima de tu carne. Yo voy a encargarme por ambos de limpiar al mundo en nuestro nombre.

KwangMin gruñó cuando YoungMin desapareció. Sabía que YoungMin haría exactamente lo que había prometido.

—Vamos a encontrar una manera de salvarlo, KwangMin —dijo Jaehyo mientras lentamente regresaba a su antigua forma—. Me niego a perder a alguno de ustedes por la seducción del lado oscuro.

—No me des confort, Jaehyo. No puedo tomar eso ahora. YoungMin se ha perdido para mí. —Y por primera vez en su existencia, KwangMin sintió que se le rompía el corazón.

—Llámame si me necesitas —dijo Jaehyo antes de que él y Tae Yong desaparecieran. KwangMin se acercó a la ventana, cruzando las manos detrás de él mientras veía fijamente hacia afuera a la oscura noche. Este lugar era una ilusión. KwangMin lo sabía. El palacio le servía de consuelo en estos tiempos modernos, pero KwangMin no quería ser consolado de nuevo si él no podía conseguir que YoungMin regresara.

KwangMin giró hacia la cama, viendo a Jeongmin dormir y se preguntó si convertir a su pareja habría valido el precio que había pagado.

 

 

 

Jeongmin recorría con la lengua sus recién formados colmillos. Le iba a tomar un tiempo acostumbrarse. Empujó su lengua al borde afilado de un diente mientras se sentaba en la cama.

Jaehyo les había ofrecido su casa a KwangMin y Jeongmin y KwangMin había aceptado la oferta. Eso había sorprendido a Jeongmin, considerando que KwangMin le había dicho a Jaehyo en el club que nunca volvería a confiar su sueño a Jaehyo. Ahora que YoungMin y KwangMin estaban fuera, parecía que KwangMin estaba comenzando a ser más humano, más tolerante. Quizás YoungMin había sido una mala influencia sobre KwangMin, pero aun así le dolía a Jeongmin ver la mirada perdida en los ojos de KwangMin cada vez que el nombre de YoungMin era mencionado.

—Te vas a cortar la lengua si no te detienes —dijo Chan Yeong—. Es bastante extraño verlos, sin que juegues con las malditas cosas.

—No puedo evitarlo —dijo Jeongmin mientras deslizaba la lengua por los colmillos—. Se siente tan raro. —Jeongmin hurgó en los dientes un poco más hasta que vio entrar a KwangMin a  su dormitorio. Nunca había visto a KwangMin vestir jeans antes. El vampiro siempre había usado algún tipo de toga. Habían sido cortas, mostrando sus masculinos muslos. Jeongmin odiaba ver a su pareja cubrir su magnifico cuerpo, pero él no se iba a quejar. KwangMin hacía su mejor esfuerzo en adaptarse, y Jeongmin estaba agradecido de que el hombre siquiera lo intentara. Incluso se veía bien con camisa a cuadros.

—Maldición —murmuró Jeongmin mientras miraba la entrepierna de los jeans de KwangMin. No podía evitarlo. El área mantenía cautiva su mirada. Jeongmin se sorprendió aún más cuando vio el rubor de KwangMin.

—Voy a mi habitación —dijo Chan Yeong mientras caminaba al lado de KwangMin, dándole una mirada desagradable antes de salir  del dormitorio. Jeongmin sabía que Chan Yeong culpaba a KwangMin de toda esta situación. Chan Yeong no había luchado cuando fue traído aquí. Le había dicho a Jaehyo que lo había visto venir. Pero lo que no le gustaba era el hecho de que ahora Jeongmin era un vampiro.

Chan Yeong no se había asustado como Jeongmin pensó que haría su hermano cuando se enterara que los vampiros existían, pero él tampoco estaba contento con la noticia. Chan Yeong en ocasiones era demasiado inestable. Jeongmin estaba contento de que Chan Yeong no hubiera rechazado la ayuda, o él podría estar muerto ahora mismo. Si Jaehyo no hubiera llegado con su hermano primero, Byul Ha había utilizado a Chan Yeong en contra de Jeongmin. Se estremecía ante la sola idea.

 

A Jeongmin le dolía saber que Chan Yeong no podía aceptar en lo que Jeongmin se había convertido, pero estaba contento de que Chan Yeong todavía estaba hablándole. Él había causado esto, a causa de su falta de voluntad, Jeongmin había cambiado tantas cosas alrededor de él. Él tomaría la ira de Chan Yeong con tal de que Chan Yeong aun le siguiera hablando.

—¿Supongo que crees que me veo bien en esta tela de mezclilla? —KwangMin preguntó.

—Lo suficientemente bueno para comerte. —Jeongmin se sonrojó mientras hablaba. No estaba seguro de dónde salía su valor o por qué repentinamente aceptaba a KwangMin. Quizás era el hecho de que Jeongmin se había enamorado del hombre. Caer enamorado hacía que la gente dijera e hiciera lo que normalmente no haría.

Y Jeongmin últimamente estaba haciendo un montón de cosas que nunca pensó que iba a hacer. Se levantó de la cama, sonriéndole a KwangMin y pasó las manos por la parte delantera de los jeans de su pareja. —Quítatelos.

KwangMin sacudió la cabeza. —No puedo. Jaehyo y yo vamos a buscar a YoungMin y tratar de hablar con él.

Jeongmin sabía que KwangMin se sentía quebrado por su gemelo. Sentía como si fuera su culpa que KwangMin y YoungMin se hubieran separado. Parecía que todo lo que iba mal era culpa de Jeongmin. Él no tenía ni idea de que cuando se metió con las drogas tantas cosas iban a pasar, tantas vidas habían cambiado para siempre.

El único lado positivo de todo esto es que él tenía a KwangMin. Pero tener a KwangMin no era fácil. El vampiro siempre estaba preocupado por su hermano. Jeongmin había tomado a un guerrero orgulloso y lo redujo a lo que estaba de pie frente a él.

Su pene se suavizó mientras se giraba para alejarse. ¿Cómo podría KwangMin siquiera verlo, después de lo que había hecho? Era un milagro que KwangMin aún quisiera quedarse con él.

 

—¿Hay algo que pueda hacer para ayudar? —Jeongmin le preguntó. Él realmente no veía cómo podría ser de alguna ayuda, pero tenía que preguntar. Él tenía que ofrecerle algo a KwangMin.

—Puedes decirme por qué de repente estás tan triste —dijo KwangMin mientras jalaba a Jeongmin de nuevo frente a él, inclinando el mentón hacia arriba para que Jeongmin pudiera ver los ojos azules de KwangMin.

—Si yo no hubiera empezado a usar drogas, tú y YoungMin seguirían hablándose.

KwangMin bajó la mano. —YoungMin puede culparte por usar drogas, pero ante mis ojos, lo que pasó era necesario. YoungMin se está saliendo de control, y si no fuera por ti, yo podría estar de pie junto a él.

—Pero… —Jeongmin movió una mano alrededor de la habitación—, si no fuera por mí, mucho de esto no habría sucedido. Chan Yeong se encuentra en la clandestinidad, ahora soy un vampiro, y YoungMin me culpa de que te alejé de él.

KwangMin jaló a Jeongmin a sus brazos, abrazándolo más fuerte. —Tú no me has separado de YoungMin, Jeongmin. Tú me has tomado de una loca manera y me hiciste examinar por qué la gente es mala. Yo nunca habría hecho eso antes. Me has hecho ver a los humanos en una forma más humana. Eso es una gran hazaña, no debe tomarse a la ligera.

—¿Me estás diciendo que estás contento de estar separado de YoungMin? —Jeongmin estaba confundido. Él odiaría a cualquiera que alejara a Chan Yeong de él.

—Lo que estoy diciendo es que me alegro de que me hayas abierto los ojos a muchas cosas, pareja. Me has enseñado a pensar por qué una persona es de la forma que es antes de atacarla. Algunos pueden pensar que es una debilidad, pero me permite hacer un mejor juicio.

Jeongmin no le compraba eso. KwangMin una vez fue una fuerza poderosa, y ahora se parecía más a un juez humano. Sentía que había paralizado a KwangMin. A pesar de que estaba feliz de que KwangMin no matara gente solo porque pensara que eran malignos, quería que la caída no hubiera sido tan fuerte.

—Todavía te veo con dudas —dijo KwangMin mientras jalaba a Jeongmin hacia la cama—. ¿Por qué?

—Es mi problema, KwangMin. Es algo que tengo que trabajar.

 

KwangMin le lanzó una larga mirada con sus hermosos ojos azules antes de asentir. —Voy a confiar en que trabajes eso.

—Ahora quítate los jeans. —Jeongmin sonrió. Él examinaría sus sentimientos acerca de lo que le estaba sucediendo más tarde. Ahora Jeongmin quería sentir el cuerpo de KwangMin presionándolo, jodiéndolo hasta que gritara.

KwangMin pasó las puntas de los dedos por la mandíbula de Jeongmin, su suave sonrisa. —¿Quieres que llegue tarde a mi compromiso con Jaehyo por tener la oportunidad de estar en mis brazos?

—No suenes tan sorprendido —dijo Jeongmin—. Sabes que estoy caliente por tu cuerpo.

—¿Sólo mi cuerpo? —KwangMin bromeó.

 

—En este momento, sí.

 

KwangMin se rio. El sonido era profundo y hacía temblar a Jeongmin. KwangMin era un hombre bien parecido, pero cuando sonreía, parecía llevar su calificación de un diez a un veinte en segundos.

Jeongmin nunca había estado enamorado antes, y él no estaba seguro de estarlo haciendo bien, pero por la expresión en la mirada de KwangMin, estaba seguro de que al menos complacía a su pareja. Estar enamorado era extraño. Jeongmin no sabía qué decir ni qué hacer, excepto cuando se trataba de sexo. Él era torpe e inepto la mayor parte del tiempo, diciendo cosas que le hacían sonrojar profundamente.

 

—Siento tener que decir esto, pareja, pero esto debe hacerse rápidamente.

Jeongmin sabía que a KwangMin le gustaba tomarse su tiempo. Si nada más, KwangMin era un amante muy completo. Pero Jeongmin sabía que KwangMin estaba presionado por el tiempo.

—¿Cómo te suena una mamada?

—Explica —dijo KwangMin mientras comenzaba a mordisquear el cuello de Jeongmin, casi le hace olvidar lo que tenía que explicar.

—Una mamada, chupar el pene.

—Me gustan las mamadas —dijo KwangMin mientras se inclinaba hacia atrás y desabrochaba sus jeans. Jeongmin contuvo la risa cuando KwangMin parecía tener problemas al desabrocharlo.

—¿No solías usar jeans? —Jeongmin le preguntó. Eran solo un botón y un cierre. KwangMin gruñó su frustración jalando el material.

—En primer lugar, ya fue bastante malo abotonarlos.

—Déjame ayudarte. —Jeongmin se inclinó hacia adelante, con los dientes liberó el pene de KwangMin. A KwangMin el aliento se le quedó atrapado cuando Jeongmin lamió a lo largo de su piel expuesta. KwangMin aún se negaba a usar ropa interior, quejándose de que eran demasiado restrictivas y Jeongmin no tenía una maldita queja de que su pareja fuera de comando. Hacía que llegar al pene del hombre fuera más fácil.

Jeongmin jaló los jeans de KwangMin, estaban descansando en sus rodillas y luego se tragó el pene de KwangMin hasta la parte posterior de su garganta.

—Síííí —siseó KwangMin mientras sus manos se enredaban en el cabello de Jeongmin. Jeongmin se sintió perdido, consumido por KwangMin mientras trabajaba el pene de KwangMin en su garganta. El olor de hombre de KwangMin, llenaba sus pulmones mientras Jeongmin se apartaba y luego volvía a tomar el duro eje en su garganta una vez más. El sabor del pre-semen explotó en la lengua de Jeongmin, y él sabía que   quería más. Jeongmin chupó con fuerza y rápido, sabiendo que estaban presionados por el tiempo.

Sonrió cuando KwangMin empezó a bombear sus caderas, jodiendo la boca de Jeongmin con una fuerza que animó a Jeongmin. Él chupó más duro, moviendo la cabeza adelante y atrás, dejando que su lengua jugara con la depresión justo debajo de la cabeza del pene de KwangMin.

—Eres muy bueno en mamadas —KwangMin lo felicitó, sus dedos cerrándose en el cabello de Jeongmin. Jeongmin podía ver las bolas de KwangMin acercarse a su cuerpo y sabía que su pareja estaba cerca.

Jeongmin formó succión con su boca, doblando los esfuerzos. Con tanto que quería pasar más tiempo con KwangMin dándole placer, sabía que KwangMin tenía que irse.

Jeongmin sacó la lengua dejando que se deslizara hacia abajo del eje de KwangMin hasta llegar a sus bolas. Él sabía que KwangMin amaba que él jugara con sus bolas. Jeongmin había tropezado con ese descubrimiento, cuando KwangMin lo estaba jodiendo. Él usó ese conocimiento ahora para que KwangMin se corriera rápidamente.

—¡Jeongmin! —KwangMin gritó mientras sus caderas se movían, su caliente semilla se esparció por la parte posterior de la garganta de Jeongmin. Jeongmin lamió el pene de KwangMin limpiándolo antes de apartarse, sonriéndole a KwangMin con esa estúpida sonrisa.

—¿Todo está mejor? —Jeongmin le preguntó.

—Mucho —respondió KwangMin dejando escapar un suspiro—. Pero lamento no poder devolverte el favor en estos momentos.

—Te tienes que ir. Me pondré al día contigo más tarde —dijo Jeongmin, poniéndose de pie y besando en los labios a KwangMin suavemente antes de apartarse, haciendo todo lo posible para ocultar su erección. KwangMin iba a querer resolver el duro problema de Jeongmin, y sabía que Jaehyo estaba esperando a KwangMin.

KwangMin envolvió sus brazos alrededor de Jeongmin, con el pecho presionando la parte posterior de Jeongmin. —Yo te complaceré más allá de tus más salvajes sueños cuando regrese, pareja.

 

—Esperaré por eso —dijo Jeongmin mientras palmeaba el brazo de KwangMin—. Ahora, ve.

Jeongmin tuvo que ayudar a KwangMin a abotonar sus jeans, si KwangMin iba a irse pronto. Jeongmin vio a KwangMin salir de la habitación, pero no antes de que KwangMin le diera un beso más. Jeongmin sacudió la cabeza, sonriendo para sí mismo y sintiendo como si pudiera conquistar el mundo con sólo una mirada de KwangMin.

 

Maldición, estar enamorado sólo hacía de Jeongmin un gran tonto.

 


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