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48.El Lado Oscuro del Amor (06) por dayanstyle

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KwangMin pensaba en Jeongmin mientras veía a YoungMin. Pensó acerca de cómo se había enamorado por primera vez en su vida. KwangMin tenía que admitir, aunque fuera sólo para sí mismo, que la idea de amar a alguien le asustaba como el infierno.

Sus enemigos —y tristemente, YoungMin estaba en esa categoría— tendrían algo que usar en su contra. KwangMin sabía en este momento que haría cualquier cosa si Jeongmin era utilizado como un peón en su contra.

—He reducido la población de rebeldes a la mitad de lo que era —dijo YoungMin cuando se enfrentó a Jaehyo—. No debería quejarme, pero me debes las gracias. Había cientos de ellos viviendo juntos en esta ciudad. ¿Por qué están trabajando juntos, Jaehyo? ¿Por qué se han unido cuando son criaturas solitarias?

La pregunta fue hecha con ira, pero KwangMin podía oír en la voz de YoungMin la curiosidad. Infiernos, él también quería saber la respuesta. Los vampiros rebeldes preferían alimentarse y matar solos. ¿Qué había cambiado?

—También he estado tratando de descubrir la razón, hermano—dijo Jaehyo—. Una droga llamada Liquid Wrath fue inventada, usando elementos de cada raza para formar la droga. El componente principal es la sangre humana. Los líderes de la comunidad de lo paranormal consideran que la droga está mutando, y que es la causa de que los rebeldes se unan.

—¿Líderes? —YoungMin preguntó—. Somos los líderes. Nosotros tres. ¿Quién comparte ese título?

Jaehyo suspiró. —Te has perdido de mucho, YoungMin.

—Gracias a ti —acusó, señalando a Jaehyo.

—Entonces déjame informarte —respondió Jaehyo.

—Déjame beber de tu muñeca, y entonces sabré lo que necesito saber —dijo YoungMin dando un paso hacia adelante.

—No puedo —dijo Jaehyo.

 

—Pero le permitiste a KwangMin beber de ti en la cueva —señaló YoungMin.

 

—Pero tú eres mucho más peligroso, YoungMin. Me temo que vas a utilizar el conocimiento obtenido no sólo contra mí, sino en contra de nuestro pueblo.

Por muy triste que le hizo sentir, KwangMin estaba de acuerdo con Jaehyo. Tenía la memoria de su hermano y sabía lo que sabía Jaehyo. Era una información de gran alcance. En las manos equivocadas, podría ser destructivo.

—Entonces habla —dijo YoungMin, y por primera vez desde que se despertó, su gemelo se veía cansado. KwangMin quería ir con YoungMin, para consolar a su gemelo, pero conocía a YoungMin y éste no vería bien ser consolado por él.

Jaehyo estaba en su oficina y le explicó acerca de los shifter que vivían entre ellos. Le habló de los fey, los demonios, y toda criatura paranormal que existía. Le dijo a YoungMin acerca de cómo un malvado demonio llamado Lee Soo Man había creado la droga llamada Liquid Wrath y tenía efectos diferentes en cada especie. Jaehyo dijo cómo la droga afectaba a los humanos. KwangMin no estaba seguro de por qué, pero decirle a YoungMin que la droga mataba en el acto a los humanos no parecía algo sabio.

Le dijo a YoungMin acerca de los cazadores de vampiros, y cómo habían causado una explosión en el club, matando a humanos y vampiros por igual. YoungMin escuchaba sin interrupciones, con los párpados lentamente bajando a medida que Jaehyo lo ponía al corriente de todo lo que había sucedido, mientras que los gemelos dormían.

—¿Y a mí me sermoneas por matar a criaturas tan viles? —YoungMin preguntó—. ¿Por qué? No entiendo por qué me detienes, hermano. Aún hay más mal de lo que sospeché en un principio.

 

—Porque —respondió Jaehyo—, si matas a un rebelde infectado con Liquid Wrath, podrías afectarte como me sucedió a mí. Eres demasiado poderoso, YoungMin, para correr ese riesgo. Encontraremos otra manera de erradicar nuestros problemas. Hasta ahora, has tenido suerte, pero tu suerte no va a durar mucho más. La Liquid Wrath no es algo para tomarse a la ligera. Me convertí en una víctima cuando convertí a un humano y me obligó a cambiar de mi forma de vampiro a mi forma original una y otra vez. Yo apenas sobreviví a la prueba y casi me vuelvo loco. No quieres eso, YoungMin. Confía en mí. No sería agradable.

A KwangMin le gustó que Jaehyo le dijera a YoungMin que los problemas eran nuestros. Estaba incluyendo a YoungMin y haciendo a su gemelo una parte de la solución. «Muy inteligente».

—Ellos son mi alimento —dijo YoungMin confundido—. ¿Cómo voy a alimentarme si no puedo comer?

—Puedes beber sangre como nosotros, YoungMin. —La frente de Jaehyo se arrugó cuando frunció el ceño, la preocupación clara en sus ojos—. ¿Es eso tan malo?

—Sabes de mi don y mi maldición. Anhelo la carne, Jaehyo. Puedo elegir negar el reconocimiento, pero el hambre no se puede…

Sí, eso era un verdadero problema. Un problema que KwangMin no estaba seguro de que tuviera una solución. Incluso si YoungMin acordaba dejar de comer rebeldes, aún desearía la carne.

—Tengo un club de BDSM, YoungMin. Hay algunos humanos que gozan de ser mordidos. No comidos, por supuesto, pero mordidos. Es posible que desees probar este nuevo enfoque y ver si satisface tu hambre, y tu anhelo.

YoungMin negó con la cabeza. —Eso es como decirme que puedo beber sangre, pero no puede tragarla. No va a funcionar.

 

KwangMin tuvo una idea. —Has comido carne de ganado antes, cuando ningún humano estaba accesible. ¿Puedes vivir de eso, gemelo?

—No me llames gemelo, KwangMin. Has hecho tu elección, y no fui yo.

 

KwangMin sintió su ira crecer. Amaba a YoungMin hoy tanto como lo hacía hace muchos años. ¿Por qué su gemelo no veía eso? El hecho de que amara a Jeongmin, no significaba que no pudiera amar a YoungMin. Quería meterle la verdad a YoungMin, pero sabía que YoungMin no iba a querer escuchar. KwangMin sólo rezaba para que algún día YoungMin llegara a la idea de que KwangMin podía amar a más de una persona.

—¿Pero puedes? —dijo Jaehyo.

—Puedo intentarlo —dijo YoungMin.

—Entonces eso es más de lo que habíamos esperado —dijo Jaehyo.

KwangMin esperaba más, pero tomaría lo que YoungMin ofrecía. Por lo menos su gemelo no iba a ingerir accidentalmente esa droga o matar a humanos.

Era un comienzo.

 

 

 

Jeongmin cerró la puerta de la habitación, su corazón latiendo fuera de control.

—¿Qué pasa? —KwangMin preguntó apareciendo en  el dormitorio. Todavía le parecía extraño a Jeongmin que KwangMin pudiera difuminarse, pero tenía problemas más urgentes de qué ocuparse del que su pareja se apareciera de la nada.

—Hay un jodido enorme perro del otro lado de esa puerta —dijo mientras rápidamente ponía llave a la puerta—. ¿Qué vampiro tiene un perro como mascota?

—¿Un perro? —KwangMin preguntó mientras caminaba hacia la puerta.

—¡No! —Jeongmin dijo mientras agarraba del brazo de KwangMin, tratando de alejar a su pareja de la impensable bestia asesina—. Es enorme. ¡Te va a comer!

KwangMin se rio. —Dudo mucho eso. Es sólo un perro, Jeongmin. La mayoría de los perros no atacan sólo porque una persona está de pie ahí.

—Lo hacen si están protegiendo su territorio —respondió con total naturalidad—. Y dado su tamaño, te va a tragar si vas por ahí.

—Hazte a un lado, pareja. Creo que puedo manejar a un perro.

 

—¡Pero él es enorme!

 

—Ya dijiste eso, Jeongmin.

 

—¡Pero es enorme! —Jeongmin no podía sacar el tamaño del perro de su cabeza. ¡La cosa era enorme!

—Yo también, pareja —dijo KwangMin con humor claramente en su voz—. Si él me trata de comer, regresaré corriendo aquí, ¿está bien?

Jeongmin rodó los ojos hacia KwangMin. —No es gracioso. —Eso hizo que el corazón de Jeongmin se calmara, el ver que KwangMin se burlaba y era juguetón, pero maldición, ¡ese perro era enorme!

KwangMin entreabrió la puerta y vio hacia el pasillo. Jeongmin apretó el brazo de KwangMin, casi jalando al hombre de nuevo al dormitorio. No había manera de que permitiera que KwangMin fuera  comido  por el perro. No había manera.

—¿Te refieres a este perro? —KwangMin preguntó mientras se agachaba y empezaba a frotar al enorme perro detrás de las orejas—. No es enorme.

—Tú lo dices —dijo Jeongmin mientras retrocedía—. Solamente no lo dejes entrar.

KwangMin le dio unas palmaditas al perro en la cabeza y luego se giró hacia Jeongmin. —¿Le tienes miedo a los perros, Jeongmin?

 

—Infiernos, sí. Desde que fui mordido cuando era un niño pequeño, les he temido. Ellos tienen dientes muy afilados.

—Yo también, Jeongmin. —KwangMin mostró sus colmillos, como si probara el punto.

—Ellos tienen una boca grande —señaló Jeongmin—. Los perros actúan por instinto. No puedes hablar con un perro y hacerle saber que no estás ahí para hacerle daño.

—Sí —asintió KwangMin—, puedes.

 

—¿Cómo? —Jeongmin preguntó.

 

—Permitiendo que te huela. Los perros son muy buenos jueces del carácter.

—¡De ninguna manera! —Jeongmin casi gritó—. Él no me olerá. Ya fue bastante malo cuando tú olfateaste todo mi cuerpo en la cueva.

—Pero me lo permitiste.

 

—¿Qué otra cosa podía hacer?

 

—Si pudiste mirarme a la cara después de que desperté del sueño oscuro, puedes dejar que un pequeño perro te huela, Jeongmin.

—Infiernos, no.

 

—¿Mango los está molestando? —Dong Woon preguntó desde la puerta. Jeongmin había conocido a algunos de los vampiros que vivían aquí, y sabía que Dong Woon era pareja de Kikwang. A él le gustaba Kikwang.

—No, es simplemente enorme —dijo Jeongmin un poco más tranquilo, avergonzado de que todos vieran tan claramente en su rostro el miedo que le tenía a los perros.

—Mango no te hará daño, Jeongmin. Es un detector muy bueno de rebeldes, pero le encanta jugar —dijo Dong Woon.

—¿Detector de rebeldes? —Jeongmin preguntó.

 

—Sí —dijo Dong Woon—. Ladra como un loco cuando un rebelde está cerca.

—Aun así no lo dejaré que me huela. —Jeongmin se sintió estúpido, pero tenía miedo de los perros. No había nada que nadie pudiera decir que cambiara su opinión. Jeongmin gritó y corrió hacia la cama cuando Mango entró corriendo al dormitorio. Mango se subió de un salto a la cama, oliendo a Jeongmin salvajemente.

—Mango, no —dijo Dong Woon entrando en el dormitorio—. Eso no es bueno.

Jeongmin estaba ahí congelado, esperando que el perro lo mordiera. En cambio, Mango comenzó a lamerle la cara. —Asqueroso.

—Creo que le gustas, Jeongmin —dijo KwangMin con una amplia sonrisa estampada en su rostro. Jeongmin vio a KwangMin y luego al perro.

—¿Lo crees?

—Creo que hizo un nuevo amigo —dijo Dong Woon mientras bajaba a Mango de la cama.

—¿Él me quiere? —preguntó Nataniel viendo a Mango—. Pero a los perros no les gusta la gente. Las muerden.

—Lamento que hayas tenido una mala experiencia cuando eras niño, pero la mayoría de los perros no muerden a menos que sean amenazados —dijo Dong Woon mientras frotaba la mano sobre la cabeza de Mango. Jeongmin debería estar perdiendo la maldita mente, porque se encontró acercándose a Mango y luego acariciando su pelo.

Mango no gruñó. Jeongmin dejó que su mano cepillara el pelo, sonriendo ante la suavidad que sentía. —Me gusta —dijo Jeongmin en ese momento.

—Te lo dije —dijo KwangMin mientras se sentaba en la cama, también acariciando a Mango—. Es sólo un perro. Él quiere ser acariciado y que juegues con ellos, él protege a los que ama.

Jeongmin no podía creer  que estaba  acariciando  a  un perro. Había pasado la mayor parte de su vida huyendo de ellos. Era una tontería, pero sentía como si hubiera logrado algo al enfrentar su miedo.

Era una pequeña hazaña, pero Jeongmin se enorgullecía de eso. Ahora bien, si sólo pudiera conseguir que YoungMin lamiera su cara y fuera su amigo, podría respirar con más facilidad. Bueno, quizás no lamerle la cara, pero el tener al gemelo de su pareja de enemigo no era una sensación reconfortante.

—No tengas miedo de él si lo ves alrededor, Jeongmin —dijo Dong Woon mientras se dirigía hacia la puerta—. Realmente es un buen perro.

—No lo haré —dijo Jeongmin. Con un impulso de decirle adiós a Mango, Jeongmin estuvo a punto de levantar la mano, pero reprimió el impulso. Después de todo, Mango era sólo un perro.

—Lo manejaste muy bien —dijo KwangMin mientras cerraba la puerta del dormitorio.

—¿Maneje qué? —Jeongmin preguntó mientras se deslizaba en la cama—. No sé de qué estás hablando.

KwangMin se rio. —Del miedo, pareja. Estoy muy orgulloso de ti.

 

Jeongmin rápidamente giró la cabeza, no quería que KwangMin viera las lágrimas que se formaban en sus ojos. ¿Cuándo fue la última vez que tuvo a alguien que le dijera que estaba orgulloso de él? No desde su madre. Él no había estado haciendo últimamente nada para hacer que cualquier persona se sintiera orgullosa de él. Jeongmin olfateó, haciendo su mejor esfuerzo para no llorar. No iba a llorar.

—Tenías miedo y lo superaste —dijo KwangMin mientras se acercaba a Jeongmin—. Se necesita mucho valor para hacer algo así.

Oh, infiernos, iba a llorar.

 

 

—¿Qué es esto? —KwangMin preguntó una vez más cuando Jeongmin le llevó a lo que él se refirió como una sala de cine. No estaba seguro de querer estar aquí, pero Jeongmin parecía tan emocionado de enseñarle a KwangMin lo que era una película que su pareja prácticamente rebotaba en el lugar.

Hong Bin, Jun, y Seung Yeob los habían  acompañado, Jun indicando que él no había visto una película desde hacía una eternidad. KwangMin no estaba seguro de querer ver ninguna en absoluto. Tomó sus lentes de 3-D en la mano, preguntándose qué demonios  iba  a  hacer con ellos. Jeongmin acababa de entregárselos a KwangMin, sin ninguna explicación de cómo funcionaban o lo que eran.

—Te lo dije, es una sala de cine —dijo Jeongmin mientras jalaba a KwangMin—. Estamos en la última función del cine de esta noche, así que no tienes que preocuparte por el sol.

KwangMin vio a su alrededor, al ver fotografías de gran tamaño en la pared. —¿Qué es eso? —preguntó.

—Carteles que anuncian las diferentes películas que ahora se están exhibiendo —respondió Jeongmin mientras caminaba hacia el mostrador de la comida. KwangMin no estaba seguro de lo que su pareja estaba haciendo, tomando en cuenta que Jeongmin ya no podía comer nada de eso.

—Jeongmin —KwangMin bajó la voz—, ¿qué estás haciendo?

 

Jeongmin ordenó su comida y vio a KwangMin. —Sé que no puedo comer, pero es una parte de la experiencia de la película que yo no podía dejar pasar. No voy a comer nada de la comida. Es sólo por la familiaridad.

Eso no tenía ningún sentido para KwangMin. ¿Por qué pedir algo que no podías comer? ¿Qué había de nostálgico en pedir alimentos para ver una película?

Jeongmin tomó la pequeña caja de alimentos, mientras señalaba hacia un pasillo. —La que quiero ver es por ese pasillo.

—Tengo que conseguir un poco de palomitas de maíz —dijo Hong Bin—. No se puede ver una película sin palomitas de maíz.

 

—¿Comes comida? —KwangMin le preguntó a Hong Bin.

 

—No, tiro las palomitas de maíz a la pantalla.

 

—¿Por qué? —KwangMin preguntó.

 

Hong Bin se encogió de hombros. —Solo lo haces. He visto a los humanos hacerlo todo el tiempo.

KwangMin estaba aún más confundido.

 

—Vamos, chico grande —dijo Jeongmin  mientras caminaba con KwangMin por el pasillo—.Underworld: Awakening, está a punto de comenzar.

—Ahora vamos a ver cómo los humanos nos retratan. —Seung Yeob se rio mientras caminaba junto a KwangMin—. Es muy muy divertido.

KwangMin siguió a todos a una gran sala con una pantalla aún más grande. Tomó asiento junto a Jeongmin, los otros tres hombres sentados en una fila delante de ellos. KwangMin se acomodó, admitiendo que los asientos eran bastante cómodos.

—Dame —dijo Jeongmin, mientras tomaba los lentes de KwangMin, les quitó el plástico y los colocó sobre su rostro. KwangMin tuvo el impulso de quitárselos, pero mantuvo las manos en su regazo.

KwangMin se puso tenso cuando el cine se oscureció. Vio a su alrededor para ver un puñado de humanos apiñados en los asientos con sus lentes en la cara. KwangMin giró, viendo cómo la película comenzaba.

—¿Qué es esto? —KwangMin preguntó estirando la mano y tratando de tomar las cosas que se proyectaban frente a él. Nunca había visto algo tan maravilloso. A medida que la película se proyectada, KwangMin se aferraba al borde del asiento frente a él, accidentalmente jaló el cabello de Hong Bin, mientras trataba de ver más de cerca. Era simplemente genial cómo los humanos hacían esas imágenes de la pantalla. KwangMin se  rio de unas pocas escenas  en que los    vampiros volaban hacia el suelo. Se había olvidado lo divertido que era hacer un truco.

KwangMin gruñó cuando Hong Bin y Jun comenzaron a lanzar sus palomitas de maíz a las imágenes en la película. —Me gusta eso —dijo con desaprobación a los dos.

—Es  una  tradición  tirar  cosas,  hombre  —dijo  mientras  Jun  le entregaba a KwangMin unas palomitas de maíz—. Inténtalo.

KwangMin tiró las palomitas de maíz, una mueca de dolor cuando llegó a la pantalla. Miró a su alrededor, viendo a una pareja de humanos que le sonreía. Él se rio y giró, Jeongmin lo veía con una amplia sonrisa en su rostro.

—Me alegro de que te guste.

 

—Estoy pasándola muy bien, pareja. Muchas gracias. —KwangMin se inclinó, besando a Jeongmin en los labios antes de apartarse. Jeongmin se empujó hacia el costado de KwangMin, abrazándolo fuerte mientras veían la película.

Cuando finalmente terminó, KwangMin estaba lleno de un zumbido que nunca había pensado sentir por simplemente ver una película. Él sostuvo su entusiasmo mientras salían del cine.

—¿Hay más películas que podemos ver? —preguntó casualmente.

—Esta noche no —respondió Seung Yeob—. Esa era la última función. KwangMin mantuvo su decepción para sí mismo mientras escoltaba a Jeongmin al exterior. Le hubiera gustado haber visto otra, pero siempre podrían hacerlo mañana por la noche.

—Mierda —dijo Jeongmin en voz baja, pero KwangMin atrapó la palabra.

—¿Qué pasa? —preguntó.

 

—Nada, sólo sigue adelante. —Jeongmin jaló el brazo de KwangMin, corriendo con él por la calle. KwangMin vio a su alrededor, tratando de encontrar lo que estaba poniendo a su pareja tan nervioso. Vio a los dos hombres que habían estado en el pasillo del departamento de Jeongmin, los que usaron sus armas contra KwangMin.

Empujó a Jeongmin hacia Jun.

 

—¡KwangMin, no! —Jeongmin le gritó a KwangMin que se dirigía hacia los humanos. Él no iba a permitir que respiraran un segundo más. No sólo porque su pareja les temía, sino porque ambos eran malos. Los hombres malos no deben vivir.

—No puedes hacer eso, KwangMin —dijo Hong Bin alcanzándolo—. No en público.

—Entonces voy a tomarlos y llevarlos de regreso al club de Jaehyo.

—No puedes hacer eso —dijo Hong Bin, colocándose frente a KwangMin—. Si tanto los quieres, acércate sigilosamente a ellos. No se puede matar frente a tantos testigos.

—¿Por qué? —KwangMin preguntó—. Trataron de matarme. ¿Por qué no devolverles el favor?

—Porque, maldición —dijo Hong Bin mientras veía a los humanos apresurándose a alejarse—, simplemente no puedes.

—Eso no es aceptable —dijo KwangMin mientras empujaba a un lado a Hong Bin—. Ahora muévete y cuida a mi pareja.

Antes de que Hong Bin pudiera argumentar, KwangMin fue tras los dos humanos, utilizando su velocidad al correr para alcanzarlos. Agarró a los dos hombres de la parte posterior de la camisa, dejando al descubierto sus colmillos, mordiendo a uno en el cuello.

—¡KwangMin, no! —Jeongmin gritó cuando luces intermitentes cegaban a KwangMin.

—¡Alto!

 

KwangMin se giró y vio a más humanos con armas de fuego. Estaban de pie junto a un coche con luces girando. —Déjalos ir, ahora.

KwangMin vio a los tres vampiros que lo habían acompañado al cine junto a su pareja, estaban más pálidos de lo normal.

 

—¿Qué infierno eres? —preguntó uno de los hombres que apuntaba su pistola a KwangMin.

Un pequeño grupo se estaba formando, KwangMin rugió y luego se difuminó de la calle, llevándose a los dos humanos malos con él.

 

Continuara...

 


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