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53. El Loco Muerdago de Nana. (31) por dayanstyle

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Seven miró la puerta de la cocina, una vez más, pero él no veía que regresara la impresionante mujer. No estaba seguro de lo que había en ella, aparte de la evidente belleza que poseía, que le hacía seguir viendo si ella regresaba.

-Entonces, Seven -Leeteuk comenzó-, dime lo que has estado haciendo todos estos años.

Él apartó la mirada de la puerta mientras se encogía de hombros. -Principalmente trabajo corporativo en el extranjero.

-Eso es muy vago -comentó Leeteuk con una risita.

 

No había manera de que pudiera decirle al hombre que ayudaba a las empresas en adquisiciones hostiles. No quería levantar su mano acerca de su presencia en Villa Kim. No hasta no tener el informe de Jung-nam y descubrir por qué Les había enviado esos archivos incompletos. -Es todo jerga legal.

No era realmente una mentira.

-¿Cuánto tiempo planeas   quedarte   en   la ciudad? -Leeteuk le preguntó mientras dejaba su taza y se giraba hacia Seven.

-A lo sumo unas semanas. -Tenía que cambiar de tema   antes  de  que  su  viejo  compañero de  clase le preguntara por qué estaba allí-. Entonces -empezó a decir, señalando con su brazo la gran cocina-, ¿vives aquí?

-Elegante, ¿no es así? -Leeteuk le preguntó con una sonrisa-. Pero no soy el propietario del lugar. Mi novio y yo alquilamos una habitación aquí.

Seven se quedó atónito en silencio por un momento. El mundo en el que vivía se había movido alrededor, expresando abiertamente relaciones gays. Le tomó por sorpresa el oír que Leeteuk lo admitiera tan libremente. No estaba acostumbrado a eso. Seven estaba acostumbrado a que todo lo referente a los hombres gay se escondiera detrás de puertas cerradas, sólo se murmuraba, y las reuniones con otro hombre se mantenían en secreto.

-Cierra la boca, Seven -dijo Leeteuk-. Sí, soy gay.

Seven rápidamente cerró la boca, sintiendo el rubor de la vergüenza en su cara. -Lo siento. No era mi intención ofenderte. No estoy acostumbrado a escuchar a alguien admitirlo abiertamente.

-No hay ofensa. ¿Te gustaría un tour?

Eso le ayudaría con su investigación. Eso llenaría los huecos en los expedientes. -Por supuesto.

Leeteuk le señaló a Seven que lo siguiera, y salieron de la cocina.

Seven no sólo prestaba atención a la gran casa que estaban recorriendo, sino que mantuvo un ojo buscando a Nana. Mientras caminaba por los pasillos con Leeteuk, Seven estaba impresionado de lo ricamente decorado del lugar. Esto no era un hogar de alguien que estaba en la miseria y en busca de vender. Solo los pisos de mármol en el vestíbulo deberían de haber costado una fortuna, por no hablar de la rica madera barnizada de la escalera y las paredes.

 

-¿De quién es esta casa? -le preguntó.

-De Kim Jongin -respondió Leeteuk-. Pero él tiene un montón de familia alojándose aquí.

Seven dejó de caminar cuando un niño salió corriendo de uno de los dormitorios, corriendo por el pasillo usando solamente una sonrisa mientras se reía.

-¡Vuelve aquí, Taeyang! -Un muy grande, hombre perseguía al niño, agarrándolo en sus brazos-. Tomaras un baño lo quieras o no.

Seven se sorprendió de lo suave que el gigante era con el niño pequeño. Él regañaba al niño, pero sus ojos brillaban con diversión.

-Ese es T.O.P. y su hijo Taeyang -Leeteuk le informó.

Seven asintió y comenzó a caminar mientras Leeteuk le mostraba los muchos pasillos del lugar. ¿Cuántos dormitorios tendría esta casa, y cuántos estarían llenos de gente?

Seven empujó su espalda contra la pared, con los brazos extendidos y todos los músculos tensos en su lugar cuando un jodido tigre rodeó la esquina. No estaba seguro de estar viendo las cosas correctamente. ¿Era eso realmente un tigre en dirección a ellos? ¿Qué infiernos estaba pasando en esa casa?

-Relájate, Seven. Ren es inofensivo.

 

Seven no estaba dispuesto a tomar la palabra de Leeteuk. Nunca había estado tan cerca de un animal exótico antes, y él no estaba dispuesto a estar más cerca. -¿Podrías ponerlo en una habitación? -le preguntó, odiando oírse como un cobarde, pero maldición, era un tigre.

Un real tigre vivo.

 

-Ve a buscar a Baekho -le dijo Leeteuk al animal mientras se inclinaba y frotaba detrás de la oreja al tigre-. Adelante.

El tigre se lo quedó viendo por un momento, como si lo estudiara, y luego hizo lo que Leeteuk le pidió. Seven no estaba tan seguro de querer terminar el tour.

-¿Más sorpresas?

-No -respondió Leeteuk y luego agregó-, sólo un montón de alborotadores y un puñado de bebés.

Seven estaba listo para decirle a Leeteuk que había terminado con el tour y que estaba listo para irse cuando vio a Nana por el pasillo caminando hacia ellos. Ahora podría acercarse a la belleza exótica tanto como ella quisiera. Había algo en ella que hacía que corriera la sangre de Seven caliente y su imaginación se volviera salvaje. Todo ese largo y hermoso cabello lo estaba volviendo loco, por no mencionar el cuerpo y el culo para morir que tenía.

-Yo no seguiría comiéndome con los ojos a mi sobrina si fuera tú -dijo Leeteuk, por lo que Seven apartó los ojos de ella para ver al hombre-. Ella no está en el recorrido turístico.

La advertencia fue fuerte y clara. Mostrándole un lado de Leeteuk que nunca había visto antes. «Bastante justo». Pero no era fácil. Podía realmente sentirla moverse hacia él.

-¿Haciendo un recorrido? -Nana preguntó, su voz tan jodidamente hipnótica que Seven tuvo que esforzarse para no verla abiertamente. ¿Qué infiernos le sucedía? Ninguna mujer jamás le había afectado tanto como ella antes, y había dado la vuelta al mundo. Él normalmente era más controlado y no actuaba como un adolescente caliente queriendo anotar.

Pero maldición si todos sus sentidos no estaban volviéndose locos.

 

-Estábamos a punto de terminar -dijo Leeteuk. Seven podía oír la irritación en el tono. No había querido ser grosero pero parecía que Nana lo estaba afectando de una manera que nunca antes le había sucedido.

-Sí, se está haciendo tarde -dijo Seven girándose y comenzando a regresar hacia el vestíbulo. Tenía suficiente por ahora para actualizar sus archivos. Estaba allí para comprar este pueblo y destruirlo. Ese pensamiento necesitaba mantenerse en la vanguardia de su mente. No importaba cuan hermosa fuera Kim Nana o lo mucho que le afectaba. Seven no estaba aquí para conocer gente nueva.

Él estaba aquí con un solo propósito, y le haría bien recordarlo. Seven se reprendió mentalmente por dejar que alguien le llegara de la manera en que Nana parecía estar haciéndolo. No era débil y no era alguien que dejaba que sus hormonas lo gobiernen.

Cuando llegó a la puerta principal, Seven volvió a estrechar la mano de Leeteuk, listo para salir rápidamente de allí. -Fue bueno verte de nuevo.

La irritación se había ido, y el hombre le dio una sonrisa. -Fue bueno, Seven. Tal vez nos encontremos en el pueblo.

Seven se alejó antes de ceder a la tentación de levantar la vista de la escalera. Podía sentir a Nana de pie allí, viéndolo, y él estaba teniendo dificultades para no ver. Dando un paso de nuevo hacia el frío, Seven utilizó el aire frio para despejar su mente mientras se dirigía hacia su carro.

Cada señal de alarma en su cabeza le decía que algo raro estaba pasando en esa casa. Pero Seven no estaba aquí para averiguar quién era cada quien. Estaba allí para comprarle a todo el mundo y entregar los contratos a la corporación Kang Ta.

 

 

 

 

 

 

Jongin estaba junto a la ventana de su oficina, viendo como el hombre se alejaba. -No confió en él.

-Eso se debe a que estaba viendo a Nana y no lo ocultó -dijo Siwon, el segundo al mando de Jongin, sentado en el sillón de cuero frente a su escritorio-. Cualquier persona que abiertamente se la come con los ojos inmediatamente se pone en tu lista negra.

Jongin sacudió la cabeza mientras se apartaba de la ventana una vez que el Mercedes tomó el camino de la entrada y salía de su vista. -Hay mucho más que sólo eso. -El hombre vestía un suéter costoso, jeans y chaqueta, y Jongin, olía las segundas intenciones-. Quiero que alguien mantenga un ojo sobre él, mientras que este en la ciudad.

-Voy a decirle a Chanyeol que envié a algunos hombres a vigilar al señor Choi Seven -dijo Siwon mientras Jongin se sentaba tras su escritorio y subía sus pies calzados con botas. Sabía que no se sentía de esa manera sólo porque el cabrón había estado revisando a su hija. Claro que eso ponía al hombre en la lista de la gente menos favorita de Jongin, pero había algo más que eso. No había permanecido como Alfa por tanto tiempo sin tener instintos que le dijeran que había algo más en el hombre que lo que se veía.

-Quiero que Niel verifique sus antecedentes -dijo Jongin-. Si hay algo sospechoso acerca de ese humano, quiero saberlo.

Siwon asintió mientras se levantaba. -Voy a ir a la oficina de Niel al otro lado del pasillo antes de ver a Chanyeol.

Jongin acaricio su labio, preguntándose quién era Choi Seven y lo que estaba haciendo en Villa Kim.

-¿Estás planeando la muerte de Hangeng  de nuevo? -Luhan le preguntó mientras entraba a la oficina y se dejaba caer en el sofá.

-No lo hacía, pero gracias por recordarme al imbécil.

Luhan rodó los ojos y se recostó en el sofá, usando el brazo como un apoyo para la cabeza. -Necesitas un poco de profunda e intensa psicoterapia, Jongin. Quizás puedas lograr que Jaejoong consiga un loquero que te enseñe cómo cortar el cordón.

Jongin entrecerró los ojos a su razón de vivir. -Se supone que debes estar de mi lado, pareja.

-Y la mayoría de las veces lo estoy. Pero en este tema, estas solo mi pareja. Sabes que estoy de acuerdo con Nana.

Jongin decidió dejar el tema en paz antes de explotar. Eso no le haría ningún bien. Él y Nana se encontraban en un callejón sin salida, ambos negándose a ver el punto de vista del otro. A él le importaba una mierda si todo el mundo pensaba que estaba siendo irracional y prepotente. Ella era su niña, y no estaba dispuesto a dejarla ir.

-¿Niel ha finalizado la  configuración  de tu red? -Jongin preguntó cambiando el tema de la conversación.

Luhan se sentó, dando a Jongin una mirada que decía que él sabía lo que el hombre estaba haciendo. -Lo hizo. También envió un mensaje a las otras manadas y al aquelarre de Jaehyo para que cada pareja configure una cuenta bajo un nombre de usuario y una contraseña.

 

Jongin se alegró de ver a Luhan tan involucrado en cosas de la manada en lugar de meterse en problemas. No era tan tonto como para creer que su pareja había dejado de causar estragos, pero también era bueno verlo meterse en otras cosas.

Jongin se giró justo cuando la puerta de la oficina se abrió, los hermanos gemelos entraron corriendo y se dirigieron directamente a su escritorio o para ser más precisos, detrás de la silla. -¿No es tarde para que ustedes dos estén corriendo alrededor?

Jongin preguntó mientras Chan Hee entraba corriendo recorriendo con los ojos la oficina.

-¿Has visto a mis hijos?

 

Jongin hizo todo lo posible para mantener la cara seria mientras negaba con la cabeza. -No en los últimos cinco segundos. -Chan Hee se dio la vuelta y salió de la oficina. Pequeñas risas sonaban detrás de su silla.

 

-Ustedes dos pueden salir ahora -dijo Luhan-. Se ha ido.

 

Taehyun asomó la cabeza y miró alrededor de la oficina. -Él va a regresar. Está tratando de engañarnos. -Su cabeza desapareció detrás de la silla de Jongin cuando Chan Hee apareció en la puerta de nuevo, viendo alrededor de la oficina, y luego se alejó, murmurando por lo bajo.

-Ahora debe de haberse ido -anunció Jimin mientras salía de detrás del otro lado de la silla de Jongin-. Eso estuvo cerca.

-Ahora, ¿cuáles son sus diabólicos planes? -Luhan preguntó.

Los gemelos se quedaron viéndose uno al otro y luego a Jongin. -No sabemos. ¿Qué deberíamos hacer?

 

Eso sorprendió a Jongin, si bien estos dos eran gemelos, cuanto más crecían, Taehyun se parecía más a Chan Hee y los suaves rasgos de Byun se veían más en Jimin. Incluso sus personalidades coincidan con la del  padre al que se parecían. Taehyun era de los dos, el verdadero Alfa. Él era el líder, el que movía a Jimin y lograba que ambos entraran en problemas mientras que Jimin lo seguía obedientemente. No tenía la menor duda que huir de su padre fue idea de Taehyun. Aunque Jongin  no estaba tan seguro considerando que Jimin era un artista del escape.

-Vamos chicos. Estoy seguro de que podemos encontrar algunos problemas para entrar -dijo Luhan mientras guiaba a los gemelos fuera de la oficina de Jongin.

-¡Solo no los lleves a un maldito club  de striptease! -Jongin le gritó a su pareja. No estaba seguro si debía rescatar a los niños de Byun y Chan Hee o confiar en que su pareja tuviera un poco de sentido común... Jongin se levantó y fue tras Luhan.

Justo cuando llegó a la puerta, Jonghyun y Kyuhyun lo detuvieron. -¿Qué quieres que investiguemos sobre ese Seven Choi?

Jongin vio como Luhan se dirigía a la cocina y rezó para que su pareja fuera por galletas y no saliera a hurtadillas por la puerta trasera. Regresó su atención a Jonghyun. -Nada en estos momentos. Niel está trabajando en el pasado del humano.

-Entonces ¿por qué la vigilancia? -Kyuhyun preguntó.

-Mi instinto -respondió Jongin-. Hay algo raro en ese hombre, y quiero saberlo ya que está en mi maldito pueblo.

 

-Podemos sólo interrogarlo como lo hacíamos en los buenos viejos tiempos -sugirió Jonghyun con una siniestra sonrisa. Los oscuros ojos del lobo parecieron iluminarse ante la perspectiva.

-Si todo se redujera a eso -respondió Jongin-. Por ahora, sólo mantén un ojo en él y quiero saber lo que está haciendo.

Mientras los dos se alejaban, Jongin se dirigió a la oficina frente a la suya, encontrando a Niel detrás de su escritorio, escribiendo.

-¿Aun nada?

 

Niel tecleó unas cuantas teclas más y la impresora volvió a la vida, algunas páginas se deslizaron en la bandeja.

-No hay mucho sobre él. No mucho en absoluto -dijo Niel en su normal tono nervioso-. Pero me las arreglé para averiguar que trabaja como consultor independiente de la construcción.

Jongin cruzó el despacho y tomó las páginas de la impresora, de lo que Niel había encontrado. Al parecer el señor Choi había pasado mucho tiempo en el extranjero trabajando en varios proyectos para algunas empresas, pero nada que le dijera por qué el hombre estaba en Villa Kim.

-Sigue buscando. -Le dijo y salió de la oficina, más decidido que nunca a descubrir los secretos que el humano escondía.

continuara...

 

 

 


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