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59. Calor en Aumento (05) por dayanstyle

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Seung Hyun vio a su alrededor el desorden en su habitación y se preguntó cómo un pequeño impala podría tener tanta ropa. Era alucinante. Por las cajas apiladas en lo alto de su dormitorio, parecía que Jong Hoon podría abrir su propia tienda de ropa. Seguro que su pareja vestía a la moda.

Pero, maldición...

 

Cuando Seung Hyun le pidió a Jong Hoon que se viniera a vivir con él, no tenía ni idea de que tendría que aumentar su casa sólo para el guardarropa del hombre. Tenía que haber por lo menos diez cajas de tamaño medio apilados cerca de su armario.

El resto de las pertenencias del chico cabían en una caja. La única pequeña caja tenía unas cuantas fotos, un reloj de aspecto antiguo, y otros objetos personales. No es que Seung Hyun estuviera husmeando.

Había visto a Jong Hoon sacar los artículos, empujando la mayoría de las cosas en el cajón de su ropa interior. Le dijo a Seung Hyun que el reloj había pertenecido a su abuelo.

Seung Hyun estaba impresionado. Él no tenía ninguna herencia familiar. Lo que no daría por tener algo que le perteneciera a uno de sus antepasados, un pedazo de su herencia.

Salió de la habitación, dejando a Jong Hoon que tratara con el desorden. Seung Hyun preparó la cena. Jong Hoon se encontraba ahora en la ducha, tentándolo a posponer la cena y tener un poco de diversión. Pero Seung Hyun sabía que Jong Hoon no había comido en todo el día. Además, su pareja estaba agotado. Había dormido todo el camino a casa.

 

Seung Hyun tomó algunas cosas para hacer un sofrito rápido. Recordó en el último segundo cocinar la carne por separado. Jamás pensó que iba a tener una pareja que apenas y comía carne. No había forma de que Seung Hyun comiera esa basura de soja que Jong Hoon parecía amar —lo que significaba que la hora de la comida iba a ser muy interesante en su hogar.

—¿Qué estás cocinando? —Jong Hoon preguntó mientras salía del baño, secándose su rubio cabello con una toalla. La única cosa que el delgado hombre llevaba era una toalla envuelta alrededor de su cintura. Su pene intentó engrosarse, pero Seung Hyun se giró y se concentró en la cena.

—Algo sencillo y ligero. —Seung Hyun tomó una sartén grande y la colocó en la estufa. Luego tomó una tabla de cortar y comenzó a cortar unos pimientos y cebollas. Jong Hoon se acercó a la barra y se apoyó en ella, observando trabajar a Seung Hyun.

—No soy un mal cocinero —dijo Jong Hoon mientras una vez más se secaba el cabello con la toalla. Su pecho desnudo era muy tentador. Los dos pezones mantenían la mirada de Seung Hyun lejos de lo que estaba haciendo.

—Bueno —dijo Seung Hyun mientras servía un poco de aceite en la sartén—. Entonces puedes cocinar mañana por la noche.

Mientras trabajaba, la cocina empezó a llenarse con el aromático olor de la cena. El estómago de Seung Hyun empezó a gruñir, recordándole que no había comido desde el almuerzo. Los pimientos y las cebollas crepitaban y Seung Hyun tomó otra sartén para su pollo.

Jong Hoon puso una mano sobre el brazo de Seung Hyun. —No tienes que cocinar por separado. Me encanta el pollo.

Dejando la sartén de nuevo en el gabinete, Seung Hyun se sintió aliviado de que después de todo su pareja no fuera extraño. Pero si el hombre quisiera agregar esa mierda de tofu en el sofrito, él le marcaría una línea. Había algunas cosas que un hombre no debería tener que comer. Ya era bastante malo que cosas raras estuvieran en su refrigerador.

Justo cuando estaba enderezándose después de agarrar la olla para el arroz, sintió una mano deslizarse hacia abajo a su trasero. El movimiento fue tan inesperado que Seung Hyun perdió su agarre de la olla, viendo como caía al suelo con un fuerte ruido.

Su boca se secó cuando Jong Hoon se inclinó para recogerla, la toalla se levantó sobre sus nalgas. Sus bolas quedaron expuestas, dándole una vista que no podía ignorar. Acomodándose entre las piernas de su pareja, Seung Hyun tomó el suave saco.

Un gemido llenó la habitación, Jong Hoon siguió inclinado mientras los dedos de Seung Hyun exploraban la carne sin pelos con la palma de su mano.

—Lo has hecho a propósito. —Su voz era apenas un susurro cuando la mano de Seung Hyun se deslizó hacia arriba, acariciando la creciente erección de su pareja.

—No l-lo hice.

 

Seung Hyun tomó entre sus dedos la tela de color azul oscuro y le dio un jalón.

La toalla se deslizó como una cortina que se abría para el inicio de una actuación. ¡Y qué hermosa vista reveló! Con su mano derecha, Seung Hyun rápidamente agitó la comida en la sartén   antes de dar toda su atención a su pareja.

Había tratado. Él realmente lo había hecho. Pero Seung Hyun era un hombre y sólo podía resistir cierta tentación. Quería alimentar primero a su pareja, pero parecía que Jong Hoon quería ser alimentado por otros medios.

 

Agarrando el aceite del mostrador, Seung Hyun lubricó sus dedos y jugó con el agujero de su pareja. Jong Hoon seguía agachado, excepto que ahora se estaba agarrando sus tobillos y empujando su culo contra los dedos de Seung Hyun.

Abrió sus pantalones y sacó su totalmente erecto pene... y luego se acercó y agitó la comida. Si no jodía a su pareja pronto, la cena se arruinaría. Seung Hyun sacó sus dedos lubricados del culo y fue al pene de Jong Hoon.

Seung Hyun rápidamente agarró a su pareja cuando Jong Hoon casi cae de bruces al suelo. Giró al hombre hasta que Jong Hoon pudo agarrarse de la barra y luego Seung Hyun comenzó a joder a su pareja en serio. Rodeó con el brazo izquierdo la cintura de su pareja y levantó a Jong Hoon. El tipo era tan malditamente pequeño que el ángulo estaba mal.

Ahora era perfecto.

 

Seung Hyun se empujó de forma continua en el culo de Jong Hoon, su pene entrando y saliendo del cuerpo de su pareja. Aún podía oír los alimentos crepitar, aún podía oler el dulce aroma llenando la cocina. Pero en este momento a Seung Hyun no le importaría si las cebollas y los pimientos se arruinaban.

—Estoy cerca —Jong Hoon gimió mientras sus dedos se cerraron en el borde del mostrador.

Seung Hyun fue más profundo, sus caderas moviéndose tan rápido que podía sentir sus bolas tensarse. Jong Hoon sacó una mano del mostrador y la llevó debajo de él. Seung Hyun sabía exactamente lo que su pequeño impala estaba haciendo, y saber que su pareja se estaba dando placer hizo que su clímax rompiera a través de su cuerpo.

Dejando escapar un largo gruñido, Seung Hyun jodió a su pareja aún más rápido, el sudor cubría su piel mientras su orgasmo lo recorría. Jong Hoon no estaba demasiado lejos detrás de él. Su pareja gritó mientras su agujero palpitaba alrededor del pene de Seung Hyun.

Soltó una respiración entrecortada mientras se estiraba y regresaba a la estufa. Seung Hyun no iba a ser capaz de terminar la cena hasta que su pene se aliviara. Se quitó los jeans quedando completamente desnudo y luego abrazó a su pareja mientras salía a la terraza trasera.

Jong Hoon se carcajeó. —Me siento como una muñeca de trapo en tus brazos.

La noche era asombrosa y Seung Hyun se sentó en una de las sillas.

—Estás bien justo donde estás. —Besó el lado de la cabeza de su pareja mientras se relajaba, jalando a Jong Hoon hacía su pecho.

Altos pinos estirados hacia arriba como flechas en el cielo, y había rachas de nubes flotando perezosamente. Incluso podía ver el brillo de unos ojos en la oscuridad, demasiado pequeños para ser una amenaza. Esos ojos pertenecían a unos ciervos que pastaban en el arroyo.

—¿Oyes eso? —preguntó Jong Hoon.

 

Seung Hyun oyó el viento moviendo las hojas, el crujir de los troncos, el zumbido de algunos mosquitos, y el ulular de un búho cerca. No estaba seguro de a qué sonido Jong Hoon se refería.  — ¿Qué estás escuchando?

 

Jong Hoon giró la cabeza hacia arriba para sonreírle a Seung Hyun, haciendo que su corazón dejara de latir. —La naturaleza.

Cuando el pene de Seung Hyun estaba flácido, levantó a su pareja de su regazo. Ambos ya estaban desnudos, así que tomó la mano de su pareja y lo condujo a los escalones que corrían por el lado de la casa.

—Hey, ¿adónde me llevas?

 

Seung Hyun señaló hacia el arroyo. —Pensé que tal vez podríamos cambiar y pasar un buen rato. Sé lo mucho que te encanta el bosque de aquí detrás de la casa.

—¿En serio? —Los ojos café-canela de Jong Hoon se iluminaron de emoción—. Me muero por hacer precisamente eso. Pero ¿qué si hay depredadores en estos bosques?

—Me los comeré —Seung Hyun dijo mientras apretaba la mano de su pareja—. No te preocupes de que alguien moleste a mi pequeño impala. Sólo tienes que divertirte y explorar. —Antes de que Seung Hyun pudiera terminar lo que estaba diciendo, Jong Hoon había cambiado.

Seung Hyun se sorprendió de lo hermoso que era Jong Hoon. Tenía un pelaje marrón rojizo; y el bajo vientre, el interior de las orejas, alrededor de los ojos, la barbilla, y sus nalgas eran blancas. Tenía una línea negra y estrecha que corría el centro de la espalda a su larga cola y una raya negra vertical en la parte posterior de cada muslo. Sus orejas eran pequeñas, con los ojos siendo del hermoso color que tenía cuando era humano. Había dos cuernos en forma de lira en la cabeza de su pareja, que rozó con sus manos.

—Nunca había visto un impala antes. Eres tan malditamente hermoso.

La cola de Jong Hoon se levantó en el aire, acicalándole antes de correr hacia el arroyo. Seung Hyun cambió a su oso grizzli y salió tras su pareja.

Encontró a Jong Hoon en el arroyo, rompiendo en el agua. Seung Hyun se acomodó bajo un pino y lo vigiló. Jong Hoon verdaderamente era una vista increíble. El impala se veía tan elegante en comparación con el gran tamaño del cuerpo de Seung Hyun.

 

Si su oso pudiera reírse, lo habría hecho. Las orejitas de Jong Hoon temblaban cuando retrocedió y luego comenzó a pastar. «Maldición». Mejor que el hombre no arruinara su apetito. Aún tenía que terminar la cena, pero no quería que se desperdiciara.

Seung Hyun se paralizó cuando oyó ramas romperse. Jong Hoon oyó el ruido, porque se apresuró a acercarse a Seung Hyun. Olfateando el aire olió a los ciervos.

Jong Hoon estaba a salvo.

 

Seung Hyun se recostó y dejó que su pareja se divirtiera durante una hora antes de cambiar a su forma humana. —Tenemos que regresar a la cabaña, bebé. Me muero de hambre...

Jong Hoon bajó la cabeza y empezó a moverse hacia atrás y adelante. El hombre estaba siendo terco, deseando pasar más tiempo aquí.

—Te prometo que volveremos. —Seung Hyun se giró para alejarse—. Vamos, Jong Hoon.

Su pareja comenzó a caminar lentamente detrás de él, comiendo una hoja aquí y allá. Seung Hyun sabía que el hombre estaba tomándose su tiempo, tratando de absorber tanto como podía de estar al aire libre en su forma impala. Finalmente, llegaron a la terraza —en el doble de tiempo que tardaron en llegar al arroyo, y luego Jong Hoon cambió. —No estaba listo para regresar. —El puchero del hombre era malditamente adorable.

Seung Hyun se rio. —Podemos pasar más tiempo cuando ambos no tengamos que trabajar por la mañana. Además, tienes un armario del tamaño de una tienda departamental que guardar.

Jong Hoon se sonrojó, sus mejillas pálidas se volvieron de un bonito tono rosa. —No puedo evitar que me guste la ropa.

 

Gustar no era una palabra lo suficientemente correcta, Obsesión sería la más exacta. Él había estado bromeando con él antes sobre la necesidad de añadir espacio a la casa sólo para acomodar la ropa de Jong Hoon, pero ahora que Seung Hyun pensaba en eso, no sería una mala idea tener un gran armario para su pareja. Podría hacer que se sintiera realmente en su casa.

Seung Hyun terminó de hacer el sofrito, contento de que la cena no se hubiera arruinado. Estaba un poco molesto de que Jong Hoon no estuviera tan hambriento como estaba antes, pero su pareja comió lo suficiente para dejar a Seung Hyun satisfecho.

Cuando se acomodaron en el sofá a ver una película, sonó el teléfono de Seung Hyun. Era de noche, no podía ser bueno. Tanto como él quería ignorar el molesto sonido, Seung Hyun respondió.

—Jefe Song.

 

—La clínica Veterinaria  está en llamas —dijo Yeon Soo al instante—. Estamos cortos de personal, Jo Kwon no está aquí, Sung Kyu fuera de horario, y hay dos novatos aquí conmigo.

—¿Has llamado a Sung Kyu? —Seung Hyun preguntó mientras se levantaba del sofá.

—Sí, pero no será capaz de regresar a tiempo. Llevó a Woo Hyun a la ciudad para una noche romántica. En el momento en que llegue aquí, el lugar se habrá quemado hasta la tierra.

Seung Hyun maldijo mientras se dirigía a su habitación para vestirse. Él no iba a arruinar el tiempo de Sung Kyu con su pareja. El chico se merecía una noche lejos del hombre que estaba decidido a quemar la Villa Kim. La clínica veterinaria estaba justo dentro de los límites de la ciudad.

El piromaníaco estaba haciendo los incendios más cerca y más cerca del centro de la ciudad.

 

—Llamé al doctor Lee para preguntarle si los animales se quedaban durante la noche. Dijo que tenía unos gatitos y un labrador en su interior. Hay también algunos caballos en los establos de la parte trasera.

—Te veré en el lugar. Saca mi equipo. —Seung Hyun lanzó su teléfono a la cama y se vistió a toda prisa.

—¿Otro incendio? —Jong Hoon preguntó desde la puerta.

—Sí, en esta ocasión la clínica veterinaria. —Seung Hyun se ató las botas y se dirigió hacia la puerta, deteniéndose un momento para darle a su pareja un beso.

—Apresúrate y vístete.

 

Jong Hoon negó con la cabeza. —Voy a estar bien aquí solo. Tú ve y apaga el fuego.

 

Seung Hyun dudaba. ¿Y si el piromaníaco decidía seguir con su casa? A pesar de que no estaba en los límites de la ciudad, las casas que habían sido incendiadas en el entorno rural aún se consideraban territorio Kim.

—Enciérrate —Seung Hyun dijo mientras caminaba hacia el porche delantero. No estaba seguro de cómo una puerta cerrada ayudaría cuando se trataba de un fuego, pero le hacía sentirse mejor dar la orden—. Llámame si crees que alguien está cerca.

—Lo haré. —Jong Hoon le dio otro beso rápido antes de que Seung Hyun corriera a su camioneta. Le tomó menos de cinco minutos en llegar a la clínica. Por supuesto que había acelerado un poco más en el camino para llegar tan rápido. Antes de que incluso llegara a la curva de la clínica, Seung Hyun vio ondear columnas de humo por encima de las copas de los árboles.

Seung Hyun llevó su camioneta junto al camión y se bajó, tomando su equipo. Sampson estaba sacando una    manguera del camión, y Yeon Soo y Flint al parecer ya estaban en el interior, luchando contra el fuego.

Vio un resplandor naranja en el lado izquierdo del edificio y sabía a dónde tenía que ir. Justo cuando llegó al edificio, una ventana explotó por el calor.

Los dos trabajaron para controlar el fuego del lado izquierdo mientras Yeon Soo y Flint trabajaban a la derecha. Tan pronto como los vapores de agua comenzaron a llenar el aire, Seung Hyun se apresuró hacia las cuadras anexas a ver los caballos.

Estaban  ilesos.

 

Seung Hyun caminó hacia la parte delantera del edificio y vio un pequeño carro negro llegar. Reconoció al veterinario. Por el desordenado cabello del hombre, Seung Hyun creía que el hombre acababa de salir de la cama. Pero él había visto al hombre en el pueblo y su cabello siempre estaba así, como si nunca se peinara, o constantemente se pasara las manos por el cabello.

—¿Alguno de los animales salió herido? —preguntó inmediatamente. El veterinario no preguntó por el daño estructural o lo que se arruinó con el fuego. Él quería saber acerca de sus pacientes. Eso decía mucho del carácter del puma shifter.

—No, tenemos a los gatitos y perros fuera. Los caballos están todavía en los establos, pero el fuego no llegó a ellos —dijo Seung Hyun mientras señalaba hacia donde Yeon Soo estaba de rodillas, pasando sus manos sobre la piel marrón del perro. Flint estaba sosteniendo a los gatitos en sus brazos, y parecía estar pasando un mal momento evitando que saltaran.

—Gracias por salvarlos. —El veterinario metió la mano en el asiento trasero del su carro y sacó una pequeña jaula. Caminó rápidamente  hacia Flint y levantó  cada  gatito del  brazo    del bombero y colocó las pequeñas bolas de color naranja en el contenedor.

Los ojos de Seung Hyun recorrieron la clínica afectada por el incendio, y sabía que tenía que encontrar al piromaníaco... y pronto.

 

continuara...

 

 

 

 


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