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62. Forjado en Dong Woo (08) por dayanstyle

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Hoya se frotó la sien cuando un dolor agudo golpeó su cráneo. Se tambaleó detrás de la barra, agarrándose de ella para mantener el equilibrio. La presión que se construía le hacía difícil respirar.

 

Le tomó sólo medio segundo a Hoya averiguar lo que estaba mal. Un Drage Jegere se había dirigido hacia Dong Woo. El cazador de dragones se limitaba a sondear la mente de Dong Woo. Si Hoya aparecía para rescatar a su pareja, confirmaría su existencia.

 

—Yanan —Hoya llamó a su portero. Agarró fuerte el mostrador mientras esperaba a que el shifter centauro llegara. Le era casi imposible respirar.

 

—¿Estás bien? —preguntó Yanan, las cejas se unieron en un ceño fruncido.

 

—Te necesito. —Hoya tomó un poco de aire a través de los dientes apretados—. Tráeme a mi pareja. —Si no tenía a Dong Woo lejos del Drage Jegere, Hoya temía que iba a morir por el agonizante dolor. La presión seguía aumentando.

 

—¿Dónde está?

 

Le tomó toda la fuerza que poseía localizar a Dong Woo. Una vez que lo encontró se lo dijo a Yanan. El portero se fue en un abrir y cerrar de ojos. Sabiendo que Yanan no le fallaría, Hoya se tambaleó a su oficina. Se dejó caer en la silla, sosteniendo su cabeza entre las manos.

 

«Maldita maldición».

 

 

Hoya quería matar a la bruja que había hecho caer sobre su raza la maldición. Seo Taiji había muerto hace eones, cuando la raza dragón estaba siendo cazada y exterminada. ¿Por qué infiernos esa perra no podía dejar a su raza en paz?

 

Habían sufrido suficiente.

 

Sudando profusamente, Hoya sacó su celular y llamó a Him Chan. Tenía que informarle al líder demonio que el cazador de dragones había encontrado a Dong Woo. Hasta ahora ningún cazador había entrado nunca en el reino de los demonios, y Hoya quería mantenerlo de esa manera.

 

Cuando Him Chan respondió, Hoya le explicó rápidamente lo que estaba pasando. Tuvo que detenerse varias veces para respirar a causa del dolor insoportable en la cabeza. Sabía que una vez que Dong Woo estuviera a buen recaudo en el reino de los demonios, la presión se aliviaría.

 

—He estado vigilando a los Drage Jegere dijo Him Chan— . El que está tras tu pareja es el último que existe.

 

Eso no lo hizo sentir mejor. Uno de ellos era demasiado. — Envié a Yanan por Dong Woo. —Hoya apretó las palmas de la mano en la frente—. Voy a mantenerlo aquí hasta que piense qué es lo que debo hacer.

 

—Por lo que mis guerreros me han dicho acerca de tu pareja, eso es más fácil decir que hacer.

 

«Mierda». Dong Woo iba a lanzarse como una perra cuando Yanan lo agarrara y lo trajera aquí. No había nada que Hoya pudiera hacer al respecto. Si no sacaba a Dong Woo de allí, el cazador no sólo dañaría al shifter chita con el fin de encontrar a Hoya, sino que desencadenaría un montón de mierda en la Villa Kim.

 

Hoya no necesitaba al Ultionem en su culo.

 

—Yo me encargo de Dong Woo. Sólo quería informarte.

 —Muy agradecido —respondió Him Chan—. Voy a cerrar el río Negro para que nadie pueda entrar en Ciudad Serenity.

 

Hoya entendía las ramificaciones de que el río Negro se cerrara. Era un portal que los residentes usaban para entrar y salir del reino demonio, lo que significaba que cualquier persona con ganas de regresar o salir tendría que depender de los guerreros demonios.

 

Iba a ser un gran dolor en el culo. —¿Puedes hacerlo después de que Yanan regrese?

 

—Ya está de regreso —Him Chan dijo antes de colgar. Hoya había conocido a Him Chan por más de 1.200 años y los poderes del hombre todavía lo asombraban. Dejó su teléfono sobre el escritorio cuando la puerta de su despacho se abrió.

 

—Saca tus malditas manos de mí —Dong Woo le gritó indignado a Yanan—. No tienes derecho a secuestrarme, idiota.

 

Hoya gimió mientras cerraba los ojos y continuaba frotando con la palma de su mano su frente. El dolor se había aliviado, pero un nuevo dolor de cabeza había surgido. Esto no iba a ser un picnic. —Él sólo estaba haciendo lo que yo le dije que hiciera.

 

Dong Woo se giró hacia Hoya, con los verdes ojos de gato ardiendo de furia.

 

—Lo siento, ¿me olvidé de anotar secuestro en mi calendario? No recuerdo que mencionaras nada al respecto.

 

El shifter centauro salió de la oficina, dando a Hoya una mirada comprensiva antes de cerrar la puerta tras de sí.

 

«Gallina».

 —Joshua —Dong Woo gritó.

 

—No vendrá —dijo Hoya irritado cuando finalmente se sentó, la presión se había ido. Fue un duro golpe a su ego que Dong Woo llamara a un guerrero demonio para alejarse de él. Estaba medio tentado de enviar al hombre al reino humano por despecho.

 

—Está bien —dijo Dong Woo, un poco más tranquilo—. Entonces explícame por qué enviaste a tu hombre de confianza a buscarme.

 

Los ojos de Hoya vieron a Dong Woo, su mandíbula de granito. Su pareja no era estúpido. No había manera de que no hubiera visto al Drage Jegere. Nadie más era capaz de ver al cazador. Estando acoplado a Hoya, Dong Woo no tenía ningún problema en ver al tipo. —Ya sabes por qué.

 

—El extraño. —Su pareja dijo esas dos palabras en un tono confuso.

 

Hoya asintió. —Te dije que no pronunciaras las palabras shifter dragón.

 

Dong Woo se sentó en la silla junto a Hoya. —Pensé que estabas bromeando.

 

Estaba muy agradecido de que su pareja actuara con algo de sentido común, Hoya se relajó. —Lo que viste era un cazador de dragón. Yo nunca bromeo sobre un Jegere Drage. Han sacrificado mi raza hasta que sólo veinte de nosotros quedamos.

 

El chita hizo una mueca mientras miraba hacia los monitores. —Sé lo que es perder a la mayoría de tus seres queridos.

 

Hoya no estaba seguro de lo que Dong Woo estaba diciendo, pero estaba feliz de finalmente tener una conversación decente. Su alma se agotaba con la constante lucha con su pareja. Sabía que no había ganado la guerra sobre reclamar al hombre, pero una conversación tranquila era un comienzo. —Fue una guerra sangrienta. Toda mi familia fue borrada de un plumazo. Por 1.200 años he estado escondido en el reino de los demonios.

 

Dong Woo se dejó caer en su silla, con una expresión pensativa.

 

—¿Realmente somos pareja?

 

Hoya le explicó sobre la maldición al shifter chita. —Es por eso que no puedes sentir la conexión. Es tan frustrante para mí como lo es para ti.

 

Dong Woo se mordió el labio inferior. —Pero al menos lo sientes. Lo único que yo tengo es tu palabra. No soy un hombre muy confiado —dijo Dong Woo con amargura.

 

—Lo entiendo. Yo tampoco. —¿Cómo podía confiar en alguien cuando su existencia dependía del secreto? Sólo pronunciar las palabras “shifter dragón” estaba pidiendo una sentencia de muerte. Era una existencia verdaderamente solitaria.

 

—¿Hui está en peligro? —preguntó Dong Woo, sin apartar los ojos del monitor.

 

—Tú eres el que lleva mi marca. Hui está a salvo. —Sólo de pensar en la marca de apareamiento había hecho que aumentara la fuerza de Hoya. Quería reclamar a Dong Woo, para cerrar el lazo entre ellos. Pero el chita había sido resistente, y a pesar de que estaban siendo civilizado, por el momento, eso podría cambiar en cualquier momento.

 

Estaban en una precaria pendiente. La conversación podría volverse combativa en un abrir y cerrar de ojos. Dong Woo sólo tenía la palabra de Hoya de que eran pareja. Decía mucho sobre Dong Woo que estuviera dispuesto a escuchar en vez de negar rotundamente a Hoya.

 

—¿Esto es lo que haces? —Dong Woo señaló hacia los monitores—. ¿Sentarte aquí y espiar a la gente? Parece bastante aburrido y espeluznante. —Su pareja le dio un golpecito al monitor de la derecha—. Pero me gusta este canal porno.

 

Hoya apoyó la barbilla en el pecho, secretamente revisando a Dong Woo mientras el chita veía a dos hombres tener sexo en una de las mesas.

 

Él no era tan estricto sobre que sus clientes tuvieran diversión. Con tal de que se tratara de dos adultos que lo aceptaran y no se dejaran llevar demasiado, nada pasaba.

 

El twink estaba sentado en el regazo de un hombre mayor. Era obvio que lo que estaba pasando, pero no estaban haciendo un espectáculo de eso. Si lo hubieran hecho, Yanan les habría dicho que fueran a un cuarto trasero. Hoya alquilaba esas habitaciones a los clientes que deseaban tener mayor actividad o preferían mayor privacidad.

 

—¿Te gusta ver?

 

Dong Woo se sentó y se encogió de hombros. —Tanto como a cualquier otro. No soy un voyeur como Aron. Pero si veo a dos hombres teniendo sexo voy a mirar.

 

Hoya no tenía idea de quién era Aron y francamente no le importaba. Su único interés era Dong Woo. Los ojos del chita seguían acercándose a la pantalla de la derecha. El chico estaba muy interesado en lo que estaba pasando.

 

Al ser propietario de este club, el que Hoya viera a dos personas teniendo sexo ya no lo excitaba. Ni siquiera le llamaba la atención. Pero ver a su pareja excitado, lo excitó. —¿Quieres sentarte en mi regazo mientras los estás viendo?

 

Los verdes ojos de gato de Dong Woo se estrecharon. —No me siento en el regazo de nadie.

 

—Ah, ya veo. Eres el epítome de la masculinidad y la dominación. —Hoya sentía a su pareja, tanteando el terreno.

 

En lugar de confirmar la declaración de Hoya, Dong Woo tenía una expresión hosca en su rostro. «Interesante».

 

—Ni siquiera lo pienses —dijo Dong Woo cuando Hoya se acercó y tocó a su pareja—. La última vez que me tocaste perdí mi maldita mente.

 

Hoya dio una risa baja y suave. —Pero ¿no se supone que eso suceda entre parejas? ¿Está mal para ti perderla por mí?

 

—Nadie juega con mi cerebro. —Dong Woo dio unos golpecitos con el dedo en la sien.

 

Estirando las piernas delante de él, Hoya cruzó los tobillos.

 

—Lo entiendes todo mal. Yo nunca juego con el cerebro. Mi toque sólo te permite bajar las inhibiciones. Ni más, ni menos. — Además, la magia de Hoya no funcionaba en Dong Woo. Incluso si lo hubiera hecho, no había forma de que Hoya la usara para influir en las decisiones de Dong Woo.

 

—Me gustan mis inhibiciones, muchas gracias. —Dong Woo debió haberse dado cuenta de lo estúpido que sonaba su declaración porque sonrió ampliamente—. Eso no se oyó bien.

 

—No —dijo Hoya con una risa—. Para nada.

 

—Incluso si pudieras probar tu reclamación para tener sexo conmigo —dijo Dong Woo, cambiando de tema con tanta rapidez que Hoya casi no entendió lo que estaba diciendo—. No lo voy a permitir. Nunca he tomado por el culo y no pienso hacerlo.

 

«Pared de ladrillo, allá voy». Hoya pasó los nudillos por el mentón con incipiente barba, preguntándose cómo iba a atravesar las defensas de Dong Woo. Podía ver la resolución en los verdes ojos del chita.

 

Dong Woo quiso decir lo que dijo. El chico no era el chico de abajo con nadie. Eso presentaba un gran problema en su relación, porque Hoya tampoco lo era.

—Debidamente anotado —Hoya respondió, sus ojos balanceándose hacia los monitores mientras se hundía profundamente en sus pensamientos. Se había sentado en esta habitación horas y horas, perdido en sus propios pensamientos. Pero ahora Dong Woo estaba aquí y Hoya no estaba seguro de si compartir su tiempo en silencio fuera beneficioso o si el chita se volvería loco.

 

—¿No me vas a presionar?

 

Hoya encogió los hombros con indiferencia. — Francamente soy desagradable y antipático la mayor parte del tiempo, pero nunca he obligado a nadie a estar conmigo. Ese no es mi estilo. —Miró a los ojos a Dong Woo—. Sin embargo me gusta un poco rudo. —Le guiñó un ojo a su pareja—. Pero sólo cuando lo piden.

 

—Eres un cachorro enfermo.

 

—Dragón —corrigió—. Y no hay nada retorcido en dar a un chico lo que pide. Mi objetivo es agradar. —Una pequeña parte de Hoya brilló cuando Dong Woo levantó la nariz. ¿Estaba el chico celoso? Hoya estaba aún más ansioso por escuchar a Dong Woo ronronear.

 

Lástima que no podían llevarse bien así todo el tiempo. Hoya podía acostumbrarse a este lado de Dong Woo. Cuando las defensas del chico no estaban levantadas, era muy fácil hablar con él. Empezó a preguntarse cuánto tenían en común.

 

—Sabes que no puedo quedarme, ¿verdad?

 

Hoya cerró los ojos. En algún lugar de la parte posterior de su mente, lo sabía. Pero la parte egoísta de él quería mantener a Dong Woo aquí, junto a él por toda la eternidad. No había manera de que pudiera enjaular al chita. Aunque había salvado a Dong Woo de una situación peligrosa, la situación era sólo temporal.

 

 

Dong Woo pertenecía al reino humano. El hombre merecía sentir el calor del sol en su cara mientras corría en su forma de chita por el bosque. Hoya sólo había estado engañándose, con el deseo de algo que sabía que no podía tener. Él estaría firmando su propia sentencia de muerte si viviera en otro lugar que no fuera el reino de los demonios.

 

—Por ahora, no tienes otra opción. —La idea de dejar ir a Dong Woo le dolía. Pero ¿qué opción tenía Hoya? Él no iba a forzar a su pareja a estar a su lado. Quizás lo mejor era no reclamar al chita, consolidar el lazo solo causaría que Hoya muriera cuando Dong Woo regresara a su casa.

 

—Por ahora —coincidió Dong Woo.

 

Hoya se levantó de la silla y salió de la oficina. Quedarse sentado junto a lo que no podía tener era una tortura. Inhalar el olor del chita sólo tentaba a Hoya a tocar al hombre, marcarlo y tomar a Dong Woo en una neblinosa lujuria.

 

Lanzándose al trabajo, Hoya hizo todo lo posible para olvidar que su pareja estaba sentado en su oficina.

 

 

 

 

 

 

 

Dong Woo observó a Hoya a través de uno de los monitores de la pared. Se había dado cuenta del cambio en el shifter cuando le dijo al hombre que él no iba a quedarse. Los ojos lila de Hoya se habían endurecido cuando salió de la oficina.

 

Pero ¿qué se suponía que Dong Woo debería hacer? Luhan le había dicho que el sol nunca brillaba aquí y Dong Woo no podía vivir sin eso. Una de sus actividades favoritas era ir a correr en su forma de chita cuando el sol brillaba sobre él. No podía imaginar un mundo con solo oscuridad.

 

 

Mientras observaba a Hoya trabajar, los ojos de Dong Woo seguían cada movimiento que el hombre hacía. «Sólo una perra dejaba a un hombre estar arriba».Dong Woo cerró los ojos y trató de purgar elrecuerdo de las palabras de Chang Ryul. Aunque Dong Woo extrañaba a su hermano mayor, podría seguir sin sus hirientes palabras. El hombre constantemente taladraba en la cabeza de Dong Woo acerca de que los Jang no se inclinaban ante nadie.

 

Sentimientos enterrados durante mucho tiempo empezaron a surgir mientras Dong Woo observaba al oscuro y letal hombre a través del monitor. Trató de empujar esos anhelos hacia abajo, negar que existieran. Desde que llegó a la pubertad, los dos hermanos mayores de Dong Woo habían sido muy duros con él, diciéndole que mejor no fuera el chico de abajo de nadie.

 

Dong Woo nunca le había dicho a nadie que prefería no tener el control en el dormitorio, pero tenía la sensación de que sus hermanos lo sabían. Tenían que haberlo sabido o no habrían inculcado esas lecciones en su cabeza una y otra vez.

 

Pero Chang Ryul y Haneul ya no estaban aquí. Habían muerto hace años. Sin embargo, Dong Woo sentía vergüenza sobre sus sentimientos hacia Hoya. Esto era por lo que siempre prefería un twink. Con ellos estaba a salvo. Le permitían a Dong Woo estar en control, para seguir las lecciones de sus hermanos.

 

Pero ahora que había conocido al shifter dragón, esas lecciones parecían estar cayendo en la cuneta. Él quería… Dong Woo se frotó las sienes, luchando contra la urgencia que inundaba su interior. Ellos estaban equivocados. Él no era un hombre-perra.

 

—Déjenme en paz —le susurró a los recuerdos. Después de haber reprimido sus deseos durante toda su vida, el anhelo que sentía parecía ajeno a él. Dong Woo quería enterrarlos de nuevo y olvidar que alguna vez existieron.

 

Contuvo el aliento cuando Hoya se giró y miró a la cámara. ¿Alguna vez había visto a alguien verse tan perdido y solitario como el shifter dragón? Era como si Hoya se hubiera resignado a que Dong Woo se alejara.

 

Una cosa era cierta. Dong Woo tenía que salir de esta oficina. Ver al hombre que decía ser su pareja lo estaba volviendo loco. No le gustaban las sensaciones que Hoya evocaba dentro de él. Dong Woo salió al bar lleno de gente. Hoya estaba en el otro lado donde se servían las bebidas. El tipo parecía perdido en su trabajo, pero Dong Woo sabía que el shifter era muy consciente de que estaba allí. ¿Podría Hoya ser realmente su pareja? A Dong Woo no se le ocurrió ninguna razón por la que el shifter dragón le mentiría sobre algo tan sagrado.

 

¿Hoya había estado diciendo la verdad acerca de la maldición? Había visto al cazador con sus propios ojos y constantemente sentía un hormigueo en la herida de la mordida cada vez que estaba cerca del barman. Toda la evidencia sumada apuntaba a que Hoya estaba diciendo la verdad.

 

Él estaba acoplado a un shifter dragón que era un hombre muy dominante.

 

—¿Necesitas ayuda? —le preguntó a Hoya…cuando su pareja… Dong Woo finalmente admitió la verdad y pasó junto a él.

 

—¿Alguna vez has servido bebidas antes? —Hoya preguntó mientras tomaba unas cuantas botellas mezclando varias bebidas alcohólico a la vez. Dong Woo estaba impresionado con la facilidad con la que Hoya trabajaba.

 

Pero, su pareja había estado haciendo esto durante mucho tiempo.—Ni un día en mi vida.

 

Uno de los lados de la boca del Hoya se convirtió en una sonrisa, haciendo que Dong Woo alejara la mirada. Cuanto más tiempo estaba alrededor del hombre, más difícil le era recordar esas lecciones. Sintió una punzada de culpa por querer a Hoya como lo quería.

 

—Supongo que nunca es demasiado tarde para aprender —dijo Hoya—. Quédate a mi lado y te voy enseñar las reglas, hjertet guante drage.

 

Dong Woo sintió que su pene se volvía más duro ante el término cariñoso. Al tipo parecía que le gustaba llamar a Dong Woo “su corazón de dragón”. Sólo eso parecía encajar en que eran pareja.

 

La culpa se estrelló contra él.

 

Manteniendo su distancia, cuidando de no tocar a Hoya, Dong Woo escuchó las indicaciones de su pareja. El tipo era un excelente maestro. Parecía tener una paciencia infinita mientras Dong Woo arruinaba un trago tras otro.

 

Hoya no se enojó. Su pareja repitió los pasos de nuevo mientras Dong Woo hacía todo lo posible para hacer las cosas bien. Era frustrante como el infierno, pero al mismo tiempo Dong Woo estaba teniendo una idea. Quizás debería ser un camarero en lugar de trabajar en el cine. Dong Woo iría a ver si en El Trébol de la suerte estaban contratando.

 

A pesar de que acababa de empezar sus clases esta noche, Dong Woo parecía ser natural en esto. Tenía la sensación de que iba a ser un profesional para el fin de semana.

 

—Voy a dejarte atender a este grupo —dijo Hoya después de dos horas de mostrarle a Dong Woo las bebidas—. Si tienes alguna pregunta, grita.

 

Dong Woo asintió e hizo su primera orden de bebidas sin la ayuda de Hoya. El cliente pidió algo bastante básico y Dong Woo estaba radiante de satisfacción, él sirvió su primera bebida sin ninguna ayuda.

 

Cuando vio a su pareja, Hoya le dio un gesto de aprobación y le dio un guiño a Dong Woo. Las mariposas comenzaron a aletear en el interior del estómago de Dong Woo, confundiéndolo y haciéndole apartarse.

 

A medida que avanzaba la noche, Dong Woo había conseguido mejorar y mejorar. Él parecía usar la coctelera como pez en el agua. Sorprendentemente, recordaba todo lo que Hoya le había enseñado. Había sido mucha información, pero Dong Woo había recordado las combinaciones con facilidad.

 

—Eres natural —Hoya le dijo mientras pasaba su mano sobre la parte baja de la espalda de Dong Woo—. Podría contratarte.

 

—Una vez más los ojos del shifter dragón comenzaron a brillar. Dong Woo tragó saliva. Mentalmente, se dijo que se suponía que no debería excitarse por la manera en que los ojos de Hoya recorrían su cuerpo, o la aprobación en el tono del hombre.

 

Si sólo su duro pene escuchara…

 

 

continuara...

 

 

 


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