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62. Forjado en Dong Woo (08) por dayanstyle

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Kim Sung Gu  recogió rápidamente los archivos del gabinete del señor Kang Ta antes de cerrarlo. Cada instinto en él le decía que estaba en peligro. El señor Kang Ta no solamente era el propietario de la Corporación Kang Ta, sino también el jefe de los cazadores de vampiros. El hombre había estado tratando de desenterrar información sobre la Villa Kim y Sung Gu había hecho todo lo posible para destruir cualquier evidencia recolectada.

 

Pero alguien estaba sobre él. No tenía ninguna prueba concreta excepto sus instintos de shifter. Sung Gu estaba siendo vigilado. De alguna manera el señor Kang Ta debió haber descubierto que era un espía. Si no había sido despedido para ahora, Sung Gu tenía la sensación de que su vida iba a llegar a su fin muy pronto.

 

Empujó los archivos en la parte posterior de sus pantalones y los cubrió con su camisa para que nadie supiera lo que había robado. Era muy raro que el señor Kang Ta dejara su oficina abierta. Ese fue un golpe de suerte para que Sung Gu obtuviera los documentos que el presidente de la corporación Kang Ta poseía.

 

Moviéndose rápidamente fuera de la elegante oficina, Sung Gu corrió por el pasillo. Tenía que conseguir contactar con Choi Seven. El humano le diría qué hacer. Seven había trabajado para Kang Ta, teniendo un contrato para comprar la Villa Kim.

 

Demasiado malo para Kang Ta que Seven hubiera encontrado a sus parejas. Los planes del cazador de vampiros para averiguar lo que estaba pasando en ese pequeño y pintoresco pueblo habían caído en el olvido. El señor Kang Ta había estado furioso porque Seven había anulado su contrato.

 

Kang Ta había ido tan lejos como para sobornar a uno de los policías que trabajaron en ese pequeño pueblo.

 

Y una vez más sus planes habían fracasado.

 

Sung Gu sabía que el señor Kang Ta no iba a darse por vencido. Estaba decidido a descubrir los secretos de la Villa Kim. Sung Gu todavía no tenía ni idea qué lo había inclinado a ser un cazador de vampiros, pero Kang Ta estaba decidido a demostrar que existían más que vampiros.

 

En silencio cerró la puerta de su oficina y Sung Gu corrió hacia el teléfono. Marcó el número de Seven y se mordió la uña del pulgar, mientras esperaba.

 

—Choi Seven.

 

—No estoy seguro de si me recuerdas. Soy Kim Sung Gu .

 

—El señor Ayudante de Kang Ta —Seven terminó por él. Oía la reserva en el tono del humano. Seven estaba siendo cauteloso—. ¿Qué puedo hacer por ti, Sung?

 

Odiaba esa abreviatura de su nombre. Pero así fue como el señor Kang Ta lo presentó con Seven. Era la manera del presidente de degradar a Sung Gu. —Necesito que me saquen. Están sobre mí.

 

—Wow, más lento. ¿De qué estás hablando?

 

Sung Gu vio hacia la puerta de su oficina, con el corazón acelerado. —Sé que son muy conscientes de lo que el señor Kang Ta es. He estado trabajando para destruir cualquier evidencia que pruebe que existe lo paranormal. Pero creo que mi cubierta ha sido descubierta. No sé a quién más recurrir. Alguien me está vigilando.

 

—En primer lugar —comenzó a Seven—. No se debe hablar en un teléfono de la compañía. Llámame de tu teléfono celular.

 

 

El hombre tenía razón. Sung Gu estaba tan asustado que no pensaba claramente. Colgó el teléfono de la oficina y sacó su teléfono celular, llamando a Seven.

 

—¿Cómo sé que no me estás engañando? —Seven preguntó—. Después de todo eres el asistente del señor Kang Ta.

 

—Soy un shifter —admitió Sung Gu—. ¿Qué tan seguro te crees que estoy trabajando aquí? He arriesgado mi vida para proteger el secreto de mi especie. Todo lo que pido es un poco de ayuda para asegurarme de que alguien no termine con mi vida antes de tiempo.

 

—Está bien —dijo Seven—. Ve a la cafetería en la calle Parker. Haré que alguien te recoja ahí.

 

—Espera —dijo Sung Gu apresuradamente, queriendo salir de la corporación Kang Ta lo antes posible—. ¿A quién estoy buscando?

 

—Es un shifter. ¿Te acuerdas de las primeras palabras que me dijiste?

 

Sung Gu asintió mientras respondía. —¿Que dije?

 

—Silencio —dijo Seven—. No quiero que hables en voz alta. Tu contacto utilizará esas palabras para hacerte saber que yo lo envié.

 

Sung Gu tragó saliva mientras Seven colgaba. Tomó el pequeño usb que contenía toda la información imprescindible que el señor Kang Ta había reunido. Guardándoselo en el bolsillo, Sung Gu se movió rápidamente. Trató de caminar normalmente, llamando la atención lo menos posible.

 

Era mediodía, y aunque muchos de los empleados habían salido a almorzar, la oficina aún estaba ocupada. El señor Kang Ta había ido a una cita para almorzar y Sung Gu estaba tratando de salir de allí antes de que el hombre regresara. No quería volver a poner los ojos en el cazador de vampiros de nuevo. A pesar de que el señor Kang Ta era un humano, el tipo era un hombre poderoso. Sung Gu era un shifter zorro. Él no era un luchador. Sin embargo era astuto. Sung Gu había mantenido su identidad en secreto desde hace cinco años. Pero ahora alguien sabía que era un shifter.

 

Tenía que salir de aquí.

 

Justo cuando las puertas del elevador se cerraban, Sung Gu vio a la mano derecha del señor Kang Ta salir de la oficina del presidente. Giró la cabeza y vio a los ojos a Sung Gu, una maligna sonrisa se formó en su rostro mientras las puertas del elevador se cerraban.

 

 

 

 

 

 

Dong Woo terminó la cena mientras escuchaba a Hoya hablar por teléfono. —¿Quieres que lo esconda en el reino de los demonios?

 

Poniéndose de pie, Dong Woo lanzó el envase vacío a la basura. Apoyó el hombro en el refrigerador y escuchó la conversación. Hoya había dicho que eran pareja, Dong Woo podría ser tan entrometido como quisiera ser.

 

Lo que no esperaba era que Hoya deslizara su brazo alrededor de su cintura. —Supongo que Ciudad Serenity se está convirtiendo en un refugio. El cazador de dragones ya está buscándolo. ¿Por qué no ocultar a alguien aquí que tiene a un cazador de vampiros tras él?

 

Dong Woo podía oír la irritación en la voz de Hoya. Pero su mente no se centraba en eso. Dong Woo estaba más preocupado por el caliente brazo presionado contra él. Su cuerpo estaba tratando de apoyarse en Hoya y Dong Woo se obligaba a inclinarse hacia atrás. Era una guerra dentro de él. Una parte más profunda de él anhelaba ceder, pero su mente le estaba frenando, diciéndole que sólo un marica permitía que un hombre lo jodiera.

 

Hoya colgó el teléfono se giró y abrazó a Dong Woo. —¿Sabes lo bien que se siente tenerte por fin en mis brazos? —Acarició el cuello de Dong Woo, alternando entre lamer y morder.

 

Las sensaciones se arremolinaron a través de él cuando el placer lo envolvió. Dong Woo sintió perderse. El aliento de Hoya era cálido, sensual, recorriendo suavemente su piel. Se estremeció mientras inclinaba la cabeza, gimiendo.

 

Su mente estaba gritando que apartara a Hoya, pero sus brazos estaban tratando de rodear el cuello del hombre. La contradicción era una batalla dentro de Dong Woo, pero no se apartó.

 

Hoya lamió el labio inferior de Dong Woo, chupándolo dentro de su boca y luego sintió un dolor agudo. Dong Woo sabía que el shifter dragón lo había mordido.

 

—Déjame amarte —Hoya le susurró al oído mientras sus manos se movían por la espalda de Dong Woo y luego acunaban su culo, dándole a sus nalgas un ligero apretón. Los ojos de Dong Woo se abrieron mientras apretaba sus manos en el pecho de Hoya.

 

—No soy… —Dong Woo se tragó lo que iba a decir. Él se aclaró la garganta y lo intentó de nuevo—. No estoy listo para eso.

 

Las manos de Hoya inmediatamente dejaron su trasero, pero siguió recorriendo el cuello de Dong Woo. —No hay presión — susurró.

 

Dong Woo se mordió el labio inferior cuando sintió el vello facial de Hoya raspar su piel. Era una sensación a la que no estaba acostumbrado y descubrió que le gustaba mucho.

 

—¿Me detendrías si quiero tragarte todo?

 

Las rodillas de Dong Woo casi se doblaron. ¿El hombre le estaba pidiendo chupar su pene? No dijo una palabra, dejó que las cosas siguieran su propio camino mientras Hoya se hundía más y más hasta que estuvo de rodillas. Dong Woo apoyó su espalda en el mostrador, agarrándose mientras el shifter dragón desabrochaba sus jeans y bajaba la cremallera.

 

Hoya lo miraba, los ojos del hombre brillaban intensamente. La boca de Dong Woo se le secó, su corazón martilleando en su pecho mientras su pareja liberaba su erección. Estaba paralizado, incapaz de moverse o pronunciar un solo sonido mientras observaba a Hoya tomar su pene en su boca.

 

Dong Woo cayó hacia atrás, sus gritos llenando la habitación con Hoya trabajando en su pene. Su pareja lamió, chupó, acarició, y devoró el eje de Dong Woo.

 

Dong Woo abrió las piernas, moviendo sus caderas mientras jodía la boca de Hoya.

 

Podía sentir su corazón luchando por mantenerse al día con las exigencias que su excitación estaba formando. Cuando Dong Woo vio a Hoya, el hombre le sonrió de una manera que tenía el estómago de Dong Woo apretado y caliente.

 

Las bolas de Dong Woo subieron y se tensaron contra su cuerpo y sabía que no pasaría mucho tiempo. No cuando el chico estaba trabajando la carne de Dong Woo sin piedad. Hoya metió la mano libre entre las piernas de Dong Woo y acarició sus bolas, apretando suavemente.

 

Bombeó sus caderas frenéticamente hacia la boca de Hoya, su pareja atormentaba a Dong Woo, el placer abrasador recorría su duro y doloroso pene. Dong Woo podía sentir ardientes dedos de fuego recorrer ahora su espalda.

—Termina esto— Dong Woo pidió descaradamente, presionando la espalda contra el mostrador, derritiéndose bajo el toque de su pareja.

 

Gritó cuando el placer estalló dentro de él. Su clímax fue como una ola, recorriéndolo, destruyéndolo mientras se aferraba al cabello de Hoya, rezando por algo que lo anclara a la tierra.

 

Nunca había llegado al clímax tan duro, tan profundo. Dong Woo podía sentir sus piernas tambalearse y luego ceder, pero Hoya lo agarró, lo abrazó mientras el prolongado clímax lo recorría como lento fuego. Dong Woo se aferró a los hombros del otro hombre mientras luchaba por respirar.

 

Hoya besó la comisura de su boca. —Y eso no es nada comparado con lo que puedo hacerte sentir, hjertet guante drage.

 

Si Hoya podía hacerlo mejor que esto… Dong Woo cerró los ojos, sabiendo en su corazón que le daría al hombre todo lo que le pidiera y mucho más. Pero por el momento, no estaba dispuesto a dar ese paso decisivo.

 

Pero él sabía que lo haría.

 

Dios, Dong Woo sabía que lo haría.

 

—No contamines lo que estás sintiendo con pensamientos de mente estrecha, Dong Woo. Disfruta lo que te doy con total libertad. —Hoya pasó el dorso de los nudillos por la mejilla de Dong Woo—. ¿Ves lo bueno que puede ser?

 

Dong Woo apoyó la frente en el hombro del hombre, con la cabeza malditamente confundida que comenzó a dolerle. Se sentaron en el suelo, Dong Woo preguntándose si tal vez Chang Ryul y Haneul habían sido sólo eso, cruel y vengativo.

 

Dejó escapar un suspiro profundo cuando algo dentro de él soltó lo que le fue perforado en su cabeza. —Sólo dame tiempo.

 

—Te daré todo el que necesites. —Hoya lo besó tiernamente—. Todo lo que necesites —repitió con énfasis. Por el momento, Dong Woo se relajó en los brazos de su pareja, con la cabeza apoyada en el hombro del hombre entregándose a la sensación y el olor de su shifter dragón.

 

Si los humanos supieran que el prejuicio no pertenecía exclusivamente a ellos. Dong Woo amaba ser un shifter y al mismo tiempo odiaba el mundo paranormal. La Villa Kim fue un hallazgo. El Valle Pack Pride y The Manacle también. Dong Woo se daba cuenta que podía añadir la Ciudad Serenity a la lista de los lugares donde los hombres gay podían ser ellos mismos sin temor de convertirse en parias o ser asesinados por su preferencia sexual.

 

Al crecer, Dong Woo y Hui habían escondido lo que eran de su coalición. Sólo Chang Ryul y Haneul conocían su secreto, e incluso sus propios hermanos no los habían aceptado plenamente. Después de que su coalición fue atacada y destruida, Dong Woo y Hui nunca pensaron encontrar un grupo de hombres que compartiera sus puntos de vista.

 

Pero lo hicieron y Cory los aceptaba por lo que eran. Hui había olvidado rápidamente lo que sus hermanos mayores se habían esforzado tan duro en inculcar.

 

Dong Woo no. Él llevaba la culpa y la vergüenza de querer ceder ante otro hombre. Esas emociones eran tan grandes que Dong Woo enterró quién era hasta que no reconocía al hombre que le devolvía la mirada en el espejo. No dejó de ser gay, porque eso era imposible, pero se aseguró de que nadie estuviera arriba.

 

 

Y luego llegó Hoya, derribando su castillo de naipes. El hombre lo sostenía queriendo que Dong Woo se sometiera, pero Hoya no tenía idea de lo difícil que esa solicitud era para Dong Woo. Cuando él estaba a cargo, Dong Woo tenía el control de su vida.

 

Pero eso era toda una cortina de humo. Hoya había abierto los ojos de Dong Woo a la verdad. Lo único que estaba viviendo era una media vida, negando lo que más quería. Su pareja había dicho la verdad, y Dong Woo había luchado en cada paso del camino.

 

—Estás pensando profundo —dijo Hoya mientras pasaba sus dedos por el corto cabello de Dong Woo.

 

—Por favor, no me digas que puedes leer mi mente. —Eso era lo que Dong Woo no necesitaba. No sabía mucho de los shifter dragón. ¿A quién quería engañar? No sabía nada de ellos. Eran una especie muy rara y su existencia fue casi olvidada. Por lo que sabía, Hoya podría hacer precisamente eso, leer su mente.

 

Esa era una idea aterradora.

 

—No es tan claro —respondió Hoya—. Veo las imágenes en tu mente como pequeñas instantáneas y puedo sentir lo que estás sintiendo. Pero leer tus pensamientos es un talento que no poseo.

 

Dong Woo instantáneamente imaginó golpear la mandíbula de Hoya por la intrusión.

 

—Buen punto.

 

—Sabía que estabas jodiendo con mi cerebro. —Dong Woo se apartó de Hoya, se arregló la ropa mientras resurgía la ira por querer que Hoya lo tomara—. No te metas en mi maldita cabeza.

 

—De nuevo enemigos —Hoya murmuró en voz baja mientras se enderezaba. Ira aguda en sus ojos lilas. Había líneas de tensión alrededor de los labios y un flash de emociones oscuras en su rostro—. Voy a dormir con un ojo abierto.

 

Dong Woo fue sorprendido con la declaración de Hoya. ¿El hombre pensaba que Dong Woo le haría algo mientras dormía? ¿Estaba actuando como un gran imbécil? No lo creía. ¿Qué se suponía que debía hacer, saltar de alegría porque quería que otro hombre lo jodiera? Las lecciones habían sido perforadas en su cabeza durante muchos años. No iban a desaparecer por una fantástica mamada.

 

Si Hoya no podía entender eso, entonces era su problema. Dong Woo tenía jodida la cabeza, y le iba a tomar más de un minuto deshacer el daño.

 

—Te dije que te daría tiempo.

 

Dong Woo apuntó su dedo a la cara de Hoya. —Te dije que dejaras de jugar con mi cerebro. —Se sorprendió de que Hoya lamiera su dedo. El hombre realmente estaba loco. Tenía que estarlo. ¿Quién provocaba a un tipo enojado con sugerencias sexuales?

 

—Ve a dormir un poco, hjertet guante drage. Aún estaré a tu disposición para tu afilada lengua cuando despiertes. —Dong Woo observó cómo Hoya se iba, confundido por los rápidos cambios de humor del hombre.

 

Dong Woo no estaba cansado. No tenía ganas de ir a la cama. Se sentía inquieto, Dong Woo decidió llamar a su hermano. Sabía que Hui tenía que estar preocupado. Él lo estaría si su hermano hubiera sido secuestrado en la sala de cine.

 

Si conocía a Hui —y lo conocía—, el chita estaría ideando un plan para rescatarlo. Dong Woo se sentó a la mesa de la cocina y estaba dispuesto a llamar a su hermano cuando vio que tenía quince llamadas pérdidas. Revisando su teléfono, Dong Woo se dio cuenta de que tenía el timbre apagado. Lo había hecho para no ser molestado durante el trabajo. Al revisar el registro de llamadas perdidas, vio que cada llamada telefónica era de Hui.

 

Sí, su hermano estaba en pie de guerra. Una vez que le quitó a su teléfono el modo silencioso, Dong Woo llamó a su hermano.

 

—¿Por qué infiernos no has respondido mis llamadas? — Hui gritó en el teléfono—. ¿Sabes lo que he estado pasando?

 

Dong Woo la sabía. Desde que la coalición fue asesinada, ambos se preocupaban el uno por el otro. No había manera de que pudiera perder a Hui.

 

El solo pensamiento trajo opresión a su pecho. —Estoy bien.

 

—¿Llamas el ser secuestrado estar bien? Amigo, yo vi al portero del club de Hoya tomarte en la sala de cine. ¿Cómo jodidos eso está bien? —Hui seguía gritando. Dong Woo tuvo que apartar el teléfono de su oreja. Si su hermano seguía gritando, Dong Woo iba a quedarse sordo.

 

—Aparentemente, Hoya realmente es mi pareja. Él también tiene un muy desagradable cazador tras él. Tuve que…

 

—¿Qué cazador? —preguntó Hui, interrumpiendo a Dong Woo—. Por favor, no me digas que Hoya te ha metido en algún tipo de lio. ¿Es todo el incidente de Jun.K  de nuevo?

 

—Yo no boxeo —Dong Woo le recordó a su hermano—. Y no es el mismo lío. Por lo que me han dicho, su raza fue maldita y cazadores de dragones matan cualquier shifter dragón que encuentran.

 

—Déjame adivinar. Puesto que estás emparejado a él, ahora estás en su lista negra. —El tono de Hui goteaba sarcasmo.

—Correcto. —Dong Woo se deslizó en su silla, frotándose el puente de la nariz mientras se preguntaba lo difícil que su vida se iba a volver.

 

No es que ya no lo estuviera. Cuando pensaba en encontrar a su pareja, este escenario nunca cruzó por su mente. Estaba siendo perseguido por algunos seres sobrenaturales que querían a su pareja muerto. No, esto no era lo que imaginaba que sucediera cuando encontrara a su pareja.

 

—Tienes que hacer que te quite la marca, Dong Woo.

 

Dong Woo no pudo evitar la carcajada que salió de sus labios.

 

—¿Te estás oyendo? Sabes tan bien como yo que no se puede retirar una marca de apareamiento. —Metiendo su brazo sobre el pecho, Dong Woo se preguntó si era posible, ¿podría ser? ¿Podría pedirle a Hoya que le quitara la marca, irse y dejar al shifter dragón para tratar con toda esta mierda solo?

 

El Señor sabía que quería decir que sí. Dong Woo no quería este tipo de complicación. Pero la idea de alejarse de Hoya hacía que su estómago se retorciera en nudos. Ni siquiera había tenido sexo con el hombre y su lazo ya estaba creciendo.

 

«Mierda».

 

—Sólo cuida tu espalda, Hui. Hoya me aseguró que no estabas en ningún peligro, pero aun así quiero que mantengas los ojos bien abiertos. Voy a tratar de resolver las cosas en ese sentido. —Dong Woo se dirigió al refrigerador y lo abrió. Gimió y lo cerró de golpe. Qué rápidamente se había olvidado de que Hoya sólo tenía un mutante en el refrigerador.

 

Le gustaría una cerveza fría en este instante.

 

—Sólo te digo que es mejor que el chico colmilludo te cuide bien.

«¿Chico colmilludo?» ¿De dónde infiernos sacaba Hui esa mierda? —Voy a citarte textualmente.

 

—Si, hazlo. —Hui suspiró pesadamente en el teléfono—. Solo cuídate. No creo que pueda sobrevivir si... solo mantente a salvo.

 

Dong Woo sonrió. —También te quiero, hermano.

 

Hui le gruñó y luego colgó. Deslizando su teléfono de nuevo en el bolsillo, Dong Woo miró alrededor de la cocina. Tenía que haber una especie de tienda por aquí. Por lo que había visto, Ciudad Serenity era eso, una ciudad —lo que significaba que tenía que haber tiendas, y otros lugares donde un hombre podía ir a comprar algo de comida para la casa.

 

Tenía que esconderse en el reino de los demonios, pero eso no quería decir que se quedara bajo llave. Hoya no había dicho nada acerca de que no saliera a dar la vuelta. Su pareja se había escondido aquí durante mil doscientos años sin incidentes.

 

¿Cuántos problemas podría tener por ir a un rápido viaje a la tienda? Dong Woo se detuvo cuando un pensamiento se le ocurrió. ¿Aceptarían tarjetas de crédito aquí o iba a necesitar algún tipo de dinero falso? Sonrió cuando pensó en un billete de un dólar con la cara del demonio en él. Eso sí que sería muy bueno.

 

Esta sería su primera vez de compras en otro reino. Dong Woo estaba emocionado de ver lo que tenían que ofrecer. Acariciando el bolsillo de atrás para asegurarse de que aún tenía su billetera, Dong Woo se dirigió hacia la puerta.

 

Hizo una mueca cuando la marca de la mordida en el hombro comenzó a arderle. Iba a tener que hablar con Hoya sobre… Dong Woo detuvo sus pasos y sus ojos recorrieron la habitación. La última vez que la marca de la mordida le había ardido, un cazador de dragones estaba cerca.

 

Dong Woo tragó con fuerza cuando Hoya entró en su línea de visión, con el dedo índice presionando sus labios. Tan silenciosamente como pudo, Dong Woo se acercó a su pareja y Hoya se acercaba a él cuando la puerta se estrelló.

 

Su pareja le jaló el brazo. —No puedes luchar. Tenemos que irnos.

 

Dong Woo no estaba seguro de a dónde iban, teniendo en cuenta que el hombre estaba bloqueando la puerta. No creía que las cosas podrían ser más extrañas... eso fue hasta que Hoya movió su mano y un agujero negro apareció. —De ninguna jodida manera.

 

—No hay alternativa. —Hoya tomó a Dong Woo y entró en el agujero que Hoya había creado. Tan pronto como Dong Woo cayó en tierra firme, rodó sobre sus manos y rodillas y vomitó. Sus entrañas se sentían como si estuvieran siendo retorcidas.

 

Iba a matar a Hoya por esto. Dong Woo escuchó un fuerte siseo. Levantó la vista y vio a más de una docena de vampiros que los rodeaban.

 

Corrección. Dong Woo iba a matar a Hoya por esto.

 

 continuara..

 

 

 


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