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62. Forjado en Dong Woo (08) por dayanstyle

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Hoya tuvo que parpadear un par de veces cuando Dong Woo cambió a su forma de chita. Su pareja era la criatura más hermosa que jamás había visto. Su piel era simplemente una preciosidad, pero eran las marcas negras por debajo de los ojos en los que se detuvo Hoya. Antes de que tuviera la oportunidad de apreciar a Dong Woo, el chita atacó.

 

—¡No! —Hoya sabía que los chitas eran los animales más rápidos, pero verlo con sus propios ojos fue verdaderamente increíble, a pesar de que estaba bastante seguro que todo ataque iba a ser mal visto—. Este es el aquelarre de Jae Hyo. No los puedes atacar.

 

Hoya no tenía más remedio que hacer frente al chita antes de que su pareja cometiera un error que no pudiera ser deshecho. Cuando Dong Woo siguió luchando, Hoya envolvió sus brazos alrededor del cuerpo de su pareja y luego utilizó sus alas para levantarse en el aire llevándoselo.

 

Esto captó la atención de Dong Woo. —Es el aquelarre de Jae Hyo —repitió—. No estamos en peligro. —Hoya aterrizó de nuevo, liberando a Dong Woo pero manteniéndolo a su lado.

 

—No estas invitado aquí —dijo Hong Bin furioso mientras se movía por el vestíbulo de la casa de Jae Hyo—. Invadir la casa de un vampiro es un acto de guerra.

 

Hoya rápidamente tomó a Dong Woo de nuevo cuando su compañero trató de lanzarse hacia adelante. —El príncipe es muy consciente de las precauciones de seguridad que fueron creadas hace 1.200 años. ¿Ya habías nacido, Hong Bin? ¿Eres tan antiguo como yo? —Hoya no estaba tratando de ser un imbécil.

 

Había aprendido hacía mucho tiempo que los vampiros sólo entendían la fuerza y la jerarquía. Si no ponía a Hong Bin en su lugar, el vampiro vería a Hoya como su inferior.

 

Como Dong Woo diría, Hoya sería la perra de alguien.

 

Los ojos del vampiro se estrecharon, pero no discutió con Hoya. En cambio, chasqueó los dedos y el vampiro a la derecha de Hong Bin desapareció. Sin duda, el segundo al mando de Jae Hyo envió al vampiro a alertar al príncipe.

 

Mientras esperaba, Hoya pasó los dedos por la suave piel de Dong Woo. Él podía oír el bajo y retumbante ronroneo de su pareja al respirar. Hoya sabía que los chitas ronroneaban cuando respiraban, ya que no podían rugir, pero saber esta circunstancia no le impidió ponerse duro ante el sonido.

 

El príncipe Jae Hyo apareció segundos después de que el otro vampiro se fue. —Lee Hoya . Ha pasado mucho tiempo, mi amigo.

 

Hoya se adelantó y estrechó la mano de Jae Hyo. —He estado en el mismo club de striptease por 1.200 años, viejo. Te he dicho una y otra vez que eres bienvenido.

 

Los labios de Jae Hyo formaron una sonrisa. —En realidad lo has hecho. Lamentablemente tengo mi propio club que manejar y parejas con los que lidiar.

 

Hoya soltó la mano del hombre. —Felicitaciones por tu descendencia.

 

—Con lo encantado que estoy de reencontrarte, tu presencia sólo me dice una cosa —dijo Jae Hyo. Señaló con la cabeza a Dong Woo—. Todos temíamos que al encontrar a tu pareja y marcarla podría alertar a tu enemigo.

 

La raza de Hoya estaba casi extinta. Aunque Him Chan era un demonio y Jae Hyo era un vampiro, ninguna criatura mágica quería ver que alguna raza se extinguiera. Los dos líderes habían luchado al lado de Hoya cuando el exterminio comenzó. Pero aunque habían luchado valientemente, los tres sabían que la batalla estaba perdida antes de que terminara.

 

Fue entonces cuando habían escondido a Hoya en el reino de los demonios.

 

—Him Chan está trabajando con el Guardián en este momento para encontrar una manera de acabar con la maldición y destruir al cazador. Eres más que bienvenido a usar mi casa como refugio para ti y tu pareja, pero ambos sabemos que sólo estás ganando tiempo.

 

Hoya ya lo sabía. Sabía que cuando él saltó sobre el bar y hundió sus dientes en Dong Woo, marcaría a su pareja para siempre. Él no se arrepintió entonces y no se arrepentía ahora. Si el inframundo no estuviera tan jodido, Hoya tomaría a Dong Woo allí.

 

Pero maldición si quería hacer frente a esas espeluznantes formas fantasmales y escuchar los torturados gritos. No, gracias. Prefería correr el riesgo con el cazador.

 

—Hong Bin —dijo Jae Hyo girándose hacía su segundo—. Muestra a nuestros huéspedes una habitación de abajo.

 

—¿Permitirás que los shifter estén entre las parejas del aquelarre? —Hong Bin dijo con los dientes apretados—. Ellos son nuestros más preciados regalos.

 

Hoya sofocó una sonrisa cuando los colmillos de Jae Hyo crecieron hasta que las puntas tocaban la barbilla. —No sabía que te habías convertido en príncipe. ¿Me estás retando?

 

Con una mirada que debería haber matado a Hoya, Hong Bin se giró y se dirigió hacia una puerta grande y negra.

 

Hoya miró a Dong Woo. —Creo que se supone que debemos seguirlo. —Se rio cuando Dong Woo abrió su boca y luego la cerró—. Sería interesante ver que tomaras un bocado de su culo.

 

—Él está simplemente haciendo su trabajo —dijo Jae Hyo de buen humor después de que Hong Bin desapareció detrás de la puerta—. El hombre es de mi mayor confianza, por lo que trata de no matarlo.

 

Hoya arqueó una ceja mientras miraba a Dong Woo y luego dirigió su mirada a Jae Hyo. —Sin promesas.

 

Si el segundo al mando seguía actuando como un idiota, Hoya no iba a impedir que Dong Woo tomar un pedazo de culo del chico. Caminaron hacia la puerta negra y se dirigieron por un largo y estrecho pasillo hasta que se abrió para revelar la más impresionante vista que Hoya había visto en mucho tiempo.

 

Estos vampiros sabían cómo vivir. Era una tumba dorada. Los suelos eran de mármol, y madera de cerezo muy pulida con adornos de oro forrando las paredes. Incluso había una sala a la izquierda.

 

Bueno, si tuvieran que vivir bajo tierra, ¿por qué no hacerlo con estilo?

 

—Por aquí —dijo Hong Bin mientras señalaba hacia una de las puertas. Hoya no le prestó atención al hombre mientras él y su pareja entraban en la habitación. Tan pronto como la puerta se cerró, Dong Woo cambió.

 

—Ha pasado mucho tiempo desde que realmente quería morder a alguien. Pero ese tipo… —Dong Woo señaló hacia la puerta—, puede molestar a una monja.

 

Hoya pasó los ojos sobre el cuerpo desnudo de su pareja, era muy impresionante. El hombre estaba construido como un delgado gato, músculos vigoroso y lindo y redondo culo. Los dientes de Hoya dolían por morder las nalgas... duro.

 

 

Si el hombre creía que Hoya iba a ver y no querer tocar — caliente deseo se disparó a su ingle mientras asimilaba todo el paquete. Dong Woo era el epítome de lo que un chita debería de verse en su forma humana. Hoya no podía moverse, se quedó allí mientras la caliente mirada de Dong Woo lo recorría de la cabeza a los pies.

 

El tiempo prometido se acababa de agotar.

 

Acortando la distancia, tocó la barbilla de Dong Woo y la levantó. —Eres el hombre más hermoso que he visto en mi vida. — Hoya inclinó la cabeza para Dong Woo y presionó su boca en los labios entreabiertos de su pareja.

 

Pasando los dedos por la mandíbula de Dong Woo, Hoya metió la lengua por la comisura de los labios del hombre. El deseo por su hombre ardía con intensidad. Su piel era firme, y Hoya sabía que Dong Woo tenía que sentir la dura cresta de su pene, que se acuñaba entre sus cuerpos, empujándose contra el abdomen de Dong Woo.

 

El Señor sabía que podía sentir el grueso eje de Dong Woo entre ellos.

 

—Los hombres no son hermosos —Dong Woo respondió, su voz no tenía ninguna convicción. Hoya podía oír el nervioso temblor y sabía que tenía que ir más lento con el chita.

 

—Estás equivocado, hjertet mitt drage. Eres muy hermoso. No de la manera que uno aprecia la belleza de una mujer, pero… —Hoya pasó la punta de los dedos por los brazos de Dong Woo, hasta llegar a las muñecas de su pareja y las sujetó—, una belleza masculina hace que otros hombres codicien cada centímetro de su cuerpo.

 

Los verdes ojos de gato de Dong Woo se abrieron más cuando Hoya apretó las muñecas de su pareja. —Sexy. Perfecto. Sensual. Eres todo eso y más. —Hoya mantuvo la voz baja y suave mientras rozaba sus labios sobre la boca de Dong Woo. Sin prisas estaba moviéndose hacia la cama.

 

Con sumo cuidado, Hoya bajó lentamente a Dong Woo hacia atrás hasta que su pareja yacía debajo de él. —Tienes mi corazón de rodillas. —Liberando uno de los brazos de Dong Woo, Hoya colocó la palma de su pareja en su pecho—. El ritmo que sientes es sólo para ti, hjertet mitt drage.

 

Sus ojos se cerraron lentamente cuando Dong Woo pasó los dedos tiernamente sobre el corazón de Hoya. Apartándose, Hoya se quitó la camisa y la lanzó a un lado, presionando su pecho de nuevo en la mano de Dong Woo.

 

Liberando ambas manos, Dong Woo jaló a Hoya más cerca, metiendo su lengua en la boca de Hoya. Su pareja no había dicho una palabra desde que Hoya lo había tocado. No estaba seguro de si Dong Woo estaba tratando de resolver las cosas en su cabeza, pero siempre y cuando el tipo no lo rechazara, Hoya no se quejaría.

 

Hoya los empujó más arriba en la cama, situándose entre las piernas de Dong Woo y alentando a su pareja a envolverlas alrededor de su cintura.

 

El chita aún se aferraba a un poco de terquedad, manteniendo los pies firmemente plantados en la cama.

 

Si esta no fuera su primera vez juntos, Hoya le mostraría al hombre que iba a ganar la lucha de poder. Pero él no quería romper la casi sumisión de Dong Woo. Tenía que ir con cuidado.

 

—Sé lo que estás haciendo, Hoya. —Dong Woo dijo su nombre en voz baja, y eso se hundió en su alma y su cuerpo se tensó con urgente necesidad.

 

—¿Y qué estoy haciendo? —Hoya gruñó juguetonamente mientras un cosquilleo de emoción recorría su sistema. Su pareja era cálido y vibrante. La sensación de Dong Woo inundaba a Hoya desde las puntas de los dedos a su sangre.

 

Los ojos de Hoya cayeron a la marca de reclamación y no pudo evitar pasar sus dedos sobre los agujeros gemelos semi curados. La excitación se disparó espesa y salvaje, filtrándose de la piel de Hoya, enroscándose alrededor de sus sentidos.

 

—Yo  quiero. —Los  ojos  de  Dong Woo  bajaron  al  pecho  de Hoya y su piel se sonrojó profundamente—. No sé cómo...

 

—Déjame mostrarte. —La propia voz del Hoya era un feroz susurro al tocar con sus dedos la mejilla de Dong Woo.

 

Dong Woo le dio una sonrisa descarada. —Eso es algo difícil de hacer cuando aún tienes la ropa puesta.

 

—Ya no más, Dong Woo frunció el ceño mientras veía la parte inferior del cuerpo de Hoya, sus cejas subieron hasta el nacimiento del cabello. —¿Cómo hiciste eso?

 

—Los dragones somos criaturas muy mágicas. —Pasó los ojos seductoramente sobre el cuerpo desnudo y duro de Dong Woo— . Te sorprenderás de lo que puedo hacer.

 

Los ojos de Dong Woo se dilataron por el deseo. Hoya apoyó sus manos a cada lado de la cabeza de Dong Woo. Movió sus caderas, sintiendo el fuego entre ellos cuando sus penes se frotaron uno contra el otro. Los músculos del cuello de Dong Woo estaban tensos como cordones mientras sus manos recorrían los bíceps de Hoya, sus uñas arañando la carne de Hoya.

 

El olor de su pareja llevó a Hoya dentro de una intoxicante ola mientras chupaba uno de los excitados pezones de Dong Woo dentro de su boca. Se sentía drogado por los deseos de Dong Woo. Podía sentir el corazón del hombre golpeando salvajemente en su pecho mientras Hoya lo chupaba entre los dientes.

 

 

El duro ritmo irregular de su respiración le dijo a Hoya que Dong Woo estaba envuelto en las mismas llamas del erótico deseo que él. Dong Woo comenzó a jalar su cabello, jalándolo más rudo cuando Hoya lamió un camino hacia el descuidado pezón. Bañando la dura carne con su lengua, Hoya insertó un dedo en la boca y luego llevó la mano entre ellos, separando las nalgas de Dong Woo y bordeando el estrecho agujero en movimientos largos y suaves.

 

Su pareja se puso rígido. Sus dedos se cerraron más fuertes en el cabello de Hoya. Él podía sentir las paredes comenzar a elevarse. Tenía que evitar que Dong Woo se apartara. Hoya no iba a dejar que el hombre se alejara.

 

Haciendo uso de su lengua para lamer un rastro húmedo por el abdomen de Dong Woo, Hoya lamió todo el camino hasta la punta del duro eje de Dong Woo, lamiendo el pre-semen extendido en un charco sobre el abdomen. Un caleidoscopio de almizcle explotó en su lengua, encendiendo una llama de pasión, listo para consumirlo.

 

La presión sobre el cabello se alivió. Hoya se movió rápidamente y envolvió la tensa erección de su pareja. Tomó el pene de Dong Woo hasta la parte posterior de su garganta, causando que su pareja gritara. Podía sentir al hombre entregándose lentamente mientras que Hoya empezaba a chupar, su lengua recorrió las venas, hundiendo las mejillas.

 

Hoya se apartó y luego tragó de nuevo, empujando el dedo dentro del cuerpo de su pareja al mismo tiempo. Chupó ferozmente, sin darle a Dong Woo ningún margen ni tiempo para entender completamente que estaba siendo invadido por primera vez. Quería que Dong Woo no pensara, solo sintiera el placer.

 

El oír los sensuales gemidos que salían de la boca de Dong Woo hizo que el propio pene de Hoya doliera y escurriera. Utilizó sus dientes mientras rozaba el eje de su pareja, dando al hombre un placer más, mientras trabajaba su dedo dentro y fuera del apretado culo.

 

Chupó duro y jugó con la ranura de Dong Woo con cada golpe, agregó un segundo dedo. Iba a necesitar el lubricante muy pronto. Hoya sólo esperaba como el infierno poder encontrar algo en esta sala. Sus ojos parpadearon hacia la mesita de noche y, sin perder el paso, envolvió sus dedos alrededor de la manija del cajón y lo abrió.

 

Para su asombro, Dong Woo se movió hacia un lado y buscó en el cajón. Dejó caer sobre la cama un tubo que cayó justo al lado de la cabeza de Hoya. No había manera de que fuera a detenerse para preguntar. Hoya tomó el lubricante y se mojó los dedos, volviéndolos a colocar con mucha más facilidad.

 

Con la combinación de su lengua en la parte inferior sensible del pene de su pareja y la hábil caricia del dulce punto de Dong Woo, Hoya rápidamente tuvo al chita reducido a sonidos ininteligibles de pasión desenfrenada.

 

Y eso era exactamente donde lo quería. Hoya trabajó en Dong Woo hasta que el agujero de su pareja estuvo estirado y relajado, el chita jadeaba y ronroneaba. Cerró los ojos por un momento, su cuerpo temblando ante el erótico sonido. Hoya podía escuchar ese ronroneo todo el día.

 

Pero su cuerpo estaba exigiendo que tomara a Dong Woo, para terminar la reclamación. La mordida había sido el primer paso, la creación de una conexión que nunca podría ser cortada. El sexo terminaría esto y los uniría para toda la eternidad.

 

Hoya se retiró, dejando que la erección de Dong Woo se deslizara de la boca.

 

Se arrodilló entre las piernas de Dong Woo, lubricando su propio pene con el gel transparente. —Jala tus piernas hacia atrás, hjertet mitt drage.

 

Dong Woo vaciló. Hoya contuvo el aliento, sin saber si su pareja iba a hacer lo que Hoya le pidió. Con movimientos lentos y medidos, Dong Woo deslizó sus manos detrás de sus rodillas y jaló las piernas hacia atrás, al mismo tiempo giró la cabeza y cerró los ojos como si estuviera avergonzado.

 

Hoya soltó su pene y cubrió a su pareja. Agarró la mandíbula de Dong Woo y giró la cabeza del hombre. —Abre los ojos.

 

 Los ojos de Dong Woo se abrieron mientras apretaba la mandíbula. —¿Por qué, para que vea que me quitas mi hombría?

 

Hoya estaba listo para golpear con el puño la pared. Nunca había hablado mal de los muertos, pero los hermanos de Dong Woo eran total y completamente idiotas.

 

Ellos habían contaminado la mente de su pareja y ahora era el trabajo de Hoya retirar esas lecciones y volver a enseñar a Dong Woo exactamente lo que la entrega realmente quería decir.

 

—La única manera de que pueda quitarte tu hombría es que me la entregues. Hacer esto… —Hoya acarició con sus dedos el estirado agujero de Dong Woo—, y entregarte a mí no te hará menos hombre.

 

El aire en los pulmones de Hoya se congeló al ver que Dong Woo dejó escapar un aliento inestable antes de asentir con tensión. Hoya unió su boca con la de Dong Woo mientras presionaba la cabeza de su pene contra la estrecha entrada. —Exhala, hjertet mitt drage —susurró en la boca de Dong Woo.

 

Hoya respiraba la rendición de su pareja mientras empujaba lentamente su pene dentro del culo de Dong Woo. Una vez que estuvo lo suficientemente dentro, Hoya liberó su eje y deslizó sus brazos bajo el cuerpo de Dong Woo, sosteniéndolo en un fuerte abrazo mientras jodía la boca del hombre con la lengua.

 

Dong Woo estaba rígido en sus brazos, pero correspondió el beso con agresividad, salvajemente. Su pareja estaba tratando de mantener algún tipo de control mientras Hoya lentamente empujaba profundamente su pene dentro del cuerpo de su pareja.

 

Hoya gruñó su aprobación cuando Dong Woo finalmente envolvió sus piernas alrededor de la cintura de Hoya, abriéndose más cuando Hoya comenzó a empujar. Apretó los dientes cuando su pene era apretado con fuerza.

 

—Jodida madre —dijo con una mueca antes de empezar a murmurar en su lengua nativa. Joder a Dong Woo era la más exquisita cosa que Hoya hubiera hecho. El cuerpo de su pareja estaba apretado, duro, pero cedía, dándole tanto placer.

 

—Hoya. —La baja voz de Dong Woo, sexual y caliente, acarició los sentidos de Hoya con una intimidad que no había esperado. Se apartó y deslizó su pene hacía adelante, tragando los sensuales gemidos de Dong Woo en su boca mientras seguía besando a Dong Woo calientemente.

 

—Dime que no sientes un placer inimaginable. —Hoya movía sus cuerpos juntos—. Puedo hacerte volar, hjertet mitt drage. Puedo enseñarle a tu cuerpo a deshacerse en explosiones eróticas. —Hoya se acercó, presionando sus labios a la oreja de Dong Woo mientras seguía moviendo sus caderas, llevando su pene más profundo—. Deja de pelear conmigo, mi amor. Dejar de lado la vergüenza y abraza el placer de abrazar tu verdadero destino.

 

Dong Woo se retorcía en un movimiento serpenteante, empujando su culo a la erección del Hoya. —Eso es, hjertet mitt drage —susurró con un gruñido—. Toma tu placer de mi cuerpo.

 

—Necesito…

 

Hoya mordió el lóbulo de Dong Woo. —Dime —demandó.

 

—M-más duro —Dong Woo gritó mientras sus uñas se clavaban en los hombros de Hoya, rompiendo la piel y haciendo que Hoya siseara de placer—. Jódeme más duro, Hoya.

 

Esas palabras eran música para los oídos de Hoya. Se apartó y agarró los tobillos de Dong Woo, separándolos, abriendo a Dong Woo más amplio y se empujó hacia el culo de su pareja. El sonido de la piel contra piel llenaba la habitación mientras Hoya se hundía más y más profundo, más y más rápido.

 

Dong Woo se sacudía, se retorcía y gritaba mientras Hoya le daba al hombre exactamente lo que le pedía. Su sangre se incendió cuando los caninos de Dong Woo se alargaron, con los verdes ojos de gato llenos de salvajismo. Hoya sabía que el hombre quería morderlo.

 

Pero él no estaba dispuesto a reducir la velocidad, poniendo fin a su acoplamiento tan pronto. Frenó sus movimientos, viendo el pene de Dong Woo rebotar libremente alrededor. Su boca se hizo agua al querer saborear al hombre una vez más, pero él no iba a soltarse.

 

El culo de Dong Woo era nada menos que placer en bruto, entusiasta, y fascinante. El hombre era tan jodidamente hermoso que Hoya quería consumirlo. Antes de que Hoya pudiera frenar su control, sus alas de dragón salieron disparadas, sus colmillos afilados y listos para hacer la marca de reclamación.

 

—¡Joder! —Dong Woo gritó, sus ojos muy abiertos mientras miraba fijo a Hoya.

 

—La presencia de mis alas muestra todo el control que tienes sobre mí. —Hoya se estrelló contra Dong Woo más duro, más profundo, una mano dura en la cadera de Dong Woo sostenía al hombre en su lugar—. ¡Mío para tener! ¡Mío para joder! ¡Mío para reclamar!

 

 

El último vestigio de control se liberó cuando Dong Woo inclinó la cabeza hacia un lado, diciéndole a Hoya que lo mordiera y lo reclamara. Al mismo tiempo Hoya tomó vuelo, levantándolo de la cama, empujando a Dong Woo contra la pared y haciendo que su pareja envolviera sus piernas alrededor su cuerpo.

 

Un dragón en apareamiento era una criatura muy peligrosa. Si alguien se entrometía en este momento, Hoya podría desgarrarlos. Los dragones eran posesivos, criaturas desagradables cuando se trataba de proteger a su pareja.

 

Sus manos agarraron las caderas de Dong Woo con fuerza mientras empujaba su pene en el culo de Dong Woo. Tomó el hombro del hombre con apretados dientes, gruñendo mientras tomaba a su pareja salvajemente. Dong Woo gritó, su semilla se derramó entre ellos.

 

Hoya extrajo sus afilados dientes mientras Dong Woo hundía sus colmillos en su hombro. Su mente se astilló al caer hacia atrás, llevándose a Dong Woo con él. Hoya aterrizó con fuerza en el suelo, su pareja arriba de él. Dong Woo lo montaba mientras mordía a Hoya más duro.

 

Su pene explotó dentro del culo de Dong Woo mientras pequeñas líneas en bandas empezaban a formarse alrededor de ellos. Brillaban en azules y verdes, arcos eléctricos se formaron antes de que la red los enlazara juntos, a Hoya y Dong Woo, de por vida.

 

Dong Woo lo soltó, con los ojos muy abiertos. —¿Qué fue eso?

 

Hoya luchaba por respirar mientras pasaba la mano por la mejilla de Dong Woo. —El vínculo inquebrantable. Ahora estamos atados juntos en el nivel más profundo de nuestras almas.

 

Dong Woo se estremeció cuando levantó sus caderas, el pene de Hoya se deslizó libre. Sin decir una palabra, Hoya voló en posición vertical, Dong Woo acunado en sus brazos, a pesar de que Dong Woo estaba protestando que lo manejara de esa manera, se dirigió hacia el baño para que su pareja pudiera sumergirse en un baño caliente.

 

Antes de llegar a la puerta, el cazador apareció en el dormitorio. Hoya rápidamente movió su brazo y él y Dong Woo cayeron en el portal, escapando antes de que su cabeza pudiera ser removida de sus hombros.

 

No había pensado en un destino cuando entró, por lo que el lugar en el que terminarían era una incógnita. Hoya gruñó cuando él y su pareja —ambos aún muy desnudos —cayeron en la oficina de Jae Hyo, el Ultionem reunido alrededor de la mesa.

 

 continuara...

 

 

Kim Sung Gu  recogió rápidamente los archivos del gabinete del señor Kang Ta antes de cerrarlo. Cada instinto en él le decía que estaba en peligro. El señor Kang Ta no solamente era el propietario de la Corporación Kang Ta, sino también el jefe de los cazadores de vampiros. El hombre había estado tratando de desenterrar información sobre la Villa Kim y Sung Gu había hecho todo lo posible para destruir cualquier evidencia recolectada.

 

Pero alguien estaba sobre él. No tenía ninguna prueba concreta excepto sus instintos de shifter. Sung Gu estaba siendo vigilado. De alguna manera el señor Kang Ta debió haber descubierto que era un espía. Si no había sido despedido para ahora, Sung Gu tenía la sensación de que su vida iba a llegar a su fin muy pronto.

 

Empujó los archivos en la parte posterior de sus pantalones y los cubrió con su camisa para que nadie supiera lo que había robado. Era muy raro que el señor Kang Ta dejara su oficina abierta. Ese fue un golpe de suerte para que Sung Gu obtuviera los documentos que el presidente de la corporación Kang Ta poseía.

 

Moviéndose rápidamente fuera de la elegante oficina, Sung Gu corrió por el pasillo. Tenía que conseguir contactar con Choi Seven. El humano le diría qué hacer. Seven había trabajado para Kang Ta, teniendo un contrato pata comprar la Villa Kim.

 

Demasiado malo para Kang Ta que Seven hubiera encontrado a sus parejas. Los planes del cazador de vampiros para averiguar lo que estaba pasando en ese pequeño y pintoresco pueblo habían caído en el olvido. El señor Kang Ta había estado furioso porque Seven había anulado su contrato.

 

Kang Ta había ido tan lejos como para sobornar a uno de los policías que trabajaron en ese pequeño pueblo.

 

Y una vez más sus planes habían fracasado.

 

Sung Gu sabía que el señor Kang Ta no iba a darse por vencido. Estaba decidido a descubrir los secretos de la Villa Kim. Sung Gu todavía no tenía ni idea qué lo había inclinado a ser un cazador de vampiros, pero Kang Ta estaba decidido a demostrar que existían más que vampiros.

 

En silencio cerró la puerta de su oficina y Sung Gu corrió hacia el teléfono. Marcó el número de Adam y se mordió la uña del pulgar, mientras esperaba.

 

—Choi Seven.

 

—No estoy seguro de si me recuerdas. Soy Kim Sung Gu .

 

—El señor Ayudante de Kang Ta —Seven terminó por él. Oía la reserva en el tono del humano. Seven estaba siendo cauteloso—. ¿Qué puedo hacer por ti, Sung?

 

Odiaba esa abreviatura de su nombre. Pero así fue como el señor Kang Ta lo presentó con Seven. Era la manera del presidente de degradar a Sung Gu. —Necesito que me saquen. Están sobre mí.

 

—Wow, más lento. ¿De qué estás hablando?

 

Sung Gu vio hacia la puerta de su oficina, con el corazón acelerado. —Sé que son muy conscientes de lo que el señor Kang Ta es. He estado trabajando para destruir cualquier evidencia que pruebe que existe lo paranormal. Pero creo que mi cubierta ha sido descubierta. No sé a quién más recurrir. Alguien me está vigilando.

 

—En primer lugar —comenzó a Seven—. No se debe hablar en un teléfono de la compañía. Llámame de tu teléfono celular.

 

 

El hombre tenía razón. Sung Gu estaba tan asustado que no pensaba claramente. Colgó el teléfono de la oficina y sacó su teléfono celular, llamando a Seven.

 

—¿Cómo sé que no me estás engañando? —Seven preguntó—. Después de todo eres el asistente del señor Kang Ta.

 

—Soy un shifter —admitió Sung Gu—. ¿Qué tan seguro te crees que estoy trabajando aquí? He arriesgado mi vida para proteger el secreto de mi especie. Todo lo que pido es un poco de ayuda para asegurarme de que alguien no termine con mi vida antes de tiempo.

 

—Está bien —dijo Seven—. Ve a la cafetería en la calle Parker. Haré que alguien te recoja ahí.

 

—Espera —dijo Sung Gu apresuradamente, queriendo salir de la corporación Kang Ta lo antes posible—. ¿A quién estoy buscando?

 

—Es un shifter. ¿Te acuerdas de las primeras palabras que me dijiste?

 

Sung Gu asintió mientras respondía. —¿Que dije?

 

—Silencio —dijo Seven—. No quiero que hables en voz alta. Tu contacto utilizará esas palabras para hacerte saber que yo lo envié.

 

Sung Gu tragó saliva mientras Seven colgaba. Tomó el pequeño usb que contenía toda la información imprescindible que el señor Kang Ta había reunido. Guardándoselo en el bolsillo, Sung Gu se movió rápidamente. Trató de caminar normalmente, llamando la atención lo menos posible.

 

Era mediodía, y aunque muchos de los empleados habían salido a almorzar, la oficina aún estaba ocupada. El señor Kang Ta había ido a una cita para almorzar y Sung Gu estaba tratando de salir de allí antes de que el hombre regresara. No quería volver a poner los ojos en el cazador de vampiros de nuevo. A pesar de que el señor Kang Ta era un humano, el tipo era un hombre poderoso. Sung Gu era un shifter zorro. Él no era un luchador. Sin embargo era astuto. Sung Gu había mantenido su identidad en secreto desde hace cinco años. Pero ahora alguien sabía que era un shifter.

 

Tenía que salir de aquí.

 

Justo cuando las puertas del elevador se cerraban, Sung Gu vio a la mano derecha del señor Kang Ta salir de la oficina del presidente. Giró la cabeza y vio a los ojos a Sung Gu, una maligna sonrisa se formó en su rostro mientras las puertas del elevador se cerraban.

 

 

 

 

 

 

Dong Woo terminó la cena mientras escuchaba a Hoya hablar por teléfono. —¿Quieres que lo esconda en el reino de los demonios?

 

Poniéndose de pie, Dong Woo lanzó el envase vacío a la basura. Apoyó el hombro en el refrigerador y escuchó la conversación. Hoya había dicho que eran pareja, Dong Woo podría ser tan entrometido como quisiera ser.

 

Lo que no esperaba era que Hoya deslizara su brazo alrededor de su cintura. —Supongo que Ciudad Serenity se está convirtiendo en un refugio. El cazador de dragones ya está buscándolo. ¿Por qué no ocultar a alguien aquí que tiene a un cazador de vampiros tras él?

 

Dong Woo podía oír la irritación en la voz de Hoya. Pero su mente no se centraba en eso. Dong Woo estaba más preocupado por el caliente brazo presionado contra él. Su cuerpo estaba tratando de apoyarse en Hoya y Dong Woo se obligaba a inclinarse hacia atrás. Era una guerra dentro de él. Una parte más profunda de él anhelaba ceder, pero su mente le estaba frenando, diciéndole que sólo un marica permitía que un hombre lo jodiera.

 

Hoya colgó el teléfono se giró y abrazó a Dong Woo. —¿Sabes lo bien que se siente tenerte por fin en mis brazos? —Acarició el cuello de Dong Woo, alternando entre lamer y morder.

 

Las sensaciones se arremolinaron a través de él cuando el placer lo envolvió. Dong Woo sintió perderse. El aliento de Hoya era cálido, sensual, recorriendo suavemente su piel. Se estremeció mientras inclinaba la cabeza, gimiendo.

 

Su mente estaba gritando que apartara a Hoya, pero sus brazos estaban tratando de rodear el cuello del hombre. La contradicción era una batalla dentro de Dong Woo, pero no se apartó.

 

Hoya lamió el labio inferior de Dong Woo, chupándolo dentro de su boca y luego sintió un dolor agudo. Dong Woo sabía que el shifter dragón lo había mordido.

 

—Déjame amarte —Hoya le susurró al oído mientras sus manos se movían por la espalda de Dong Woo y luego acunaban su culo, dándole a sus nalgas un ligero apretón. Los ojos de Dong Woo se abrieron mientras apretaba sus manos en el pecho de Hoya.

 

—No soy… —Dong Woo se tragó lo que iba a decir. Él se aclaró la garganta y lo intentó de nuevo—. No estoy listo para eso.

 

Las manos de Hoya inmediatamente dejaron su trasero, pero siguió recorriendo el cuello de Dong Woo. —No hay presión — susurró.

 

Dong Woo se mordió el labio inferior cuando sintió el vello facial de Hoya raspar su piel. Era una sensación a la que no estaba acostumbrado y descubrió que le gustaba mucho.

 

—¿Me detendrías si quiero tragarte todo?

 

Las rodillas de Dong Woo casi se doblaron. ¿El hombre le estaba pidiendo chupar su pene? No dijo una palabra, dejó que las cosas siguieran su propio camino mientras Hoya se hundía más y más hasta que estuvo de rodillas. Dong Woo apoyó su espalda en el mostrador, agarrándose mientras el shifter dragón desabrochaba sus jeans y bajaba la cremallera.

 

Hoya lo miraba, los ojos del hombre brillaban intensamente. La boca de Dong Woo se le secó, su corazón martilleando en su pecho mientras su pareja liberaba su erección. Estaba paralizado, incapaz de moverse o pronunciar un solo sonido mientras observaba a Hoya tomar su pene en su boca.

 

Dong Woo cayó hacia atrás, sus gritos llenando la habitación con Hoya trabajando en su pene. Su pareja lamió, chupó, acarició, y devoró el eje de Dong Woo.

 

Dong Woo abrió las piernas, moviendo sus caderas mientras jodía la boca de Hoya.

 

Podía sentir su corazón luchando por mantenerse al día con las exigencias que su excitación estaba formando. Cuando Dong Woo vio a Hoya, el hombre le sonrió de una manera que tenía el estómago de Dong Woo apretado y caliente.

 

Las bolas de Dong Woo subieron y se tensaron contra su cuerpo y sabía que no pasaría mucho tiempo. No cuando el chico estaba trabajando la carne de Dong Woo sin piedad. Hoya metió la mano libre entre las piernas de Dong Woo y acarició sus bolas, apretando suavemente.

 

Bombeó sus caderas frenéticamente hacia la boca de Hoya, su pareja atormentaba a Dong Woo, el placer abrasador recorría su duro y doloroso pene. Dong Woo podía sentir ardientes dedos de fuego recorrer ahora su espalda.

—Termina esto— Dong Woo pidió descaradamente, presionando la espalda contra el mostrador, derritiéndose bajo el toque de su pareja.

 

Gritó cuando el placer estalló dentro de él. Su clímax fue como una ola, recorriéndolo, destruyéndolo mientras se aferraba al cabello de Hoya, rezando por algo que lo anclara a la tierra.

 

Nunca había llegado al clímax tan duro, tan profundo. Dong Woo podía sentir sus piernas tambalearse y luego ceder, pero Hoya lo agarró, lo abrazó mientras el prolongado clímax lo recorría como lento fuego. Dong Woo se aferró a los hombros del otro hombre mientras luchaba por respirar.

 

Hoya besó la comisura de su boca. —Y eso no es nada comparado con lo que puedo hacerte sentir, hjertet guante drage.

 

Si Hoya podía hacerlo mejor que esto… Dong Woo cerró los ojos, sabiendo en su corazón que le daría al hombre todo lo que le pidiera y mucho más. Pero por el momento, no estaba dispuesto a dar ese paso decisivo.

 

Pero él sabía que lo haría.

 

Dios, Dong Woo sabía que lo haría.

 

—No contamines lo que estás sintiendo con pensamientos de mente estrecha, Dong Woo. Disfruta lo que te doy con total libertad. —Hoya pasó el dorso de los nudillos por la mejilla de Dong Woo—. ¿Ves lo bueno que puede ser?

 

Dong Woo apoyó la frente en el hombro del hombre, con la cabeza malditamente confundida que comenzó a dolerle. Se sentaron en el suelo, Dong Woo preguntándose si tal vez Chang Ryul y Haneul habían sido sólo eso, cruel y vengativo.

 

Dejó escapar un suspiro profundo cuando algo dentro de él soltó lo que le fue perforado en su cabeza. —Sólo dame tiempo.

 

—Te daré todo el que necesites. —Hoya lo besó tiernamente—. Todo lo que necesites —repitió con énfasis. Por el momento, Dong Woo se relajó en los brazos de su pareja, con la cabeza apoyada en el hombro del hombre entregándose a la sensación y el olor de su shifter dragón.

 

Si los humanos supieran que el prejuicio no pertenecía exclusivamente a ellos. Dong Woo amaba ser un shifter y al mismo tiempo odiaba el mundo paranormal. La Villa Kim fue un hallazgo. El Valle Pack Pride y The Manacle también. Dong Woo se daba cuenta que podía añadir la Ciudad Serenity a la lista de los lugares donde los hombres gay podían ser ellos mismos sin temor de convertirse en parias o ser asesinados por su preferencia sexual.

 

Al crecer, Dong Woo y Hui habían escondido lo que eran de su coalición. Sólo Chang Ryul y Haneul conocían su secreto, e incluso sus propios hermanos no los habían aceptado plenamente. Después de que su coalición fue atacada y destruida, Dong Woo y Hui nunca pensaron encontrar un grupo de hombres que compartiera sus puntos de vista.

 

Pero lo hicieron y Cory los aceptaba por lo que eran. Hui había olvidado rápidamente lo que sus hermanos mayores se habían esforzado tan duro en inculcar.

 

Dong Woo no. Él llevaba la culpa y la vergüenza de querer ceder ante otro hombre. Esas emociones eran tan grandes que Dong Woo enterró quién era hasta que no reconocía al hombre que le devolvía la mirada en el espejo. No dejó de ser gay, porque eso era imposible, pero se aseguró de que nadie estuviera arriba.

 

 

Y luego llegó Hoya, derribando su castillo de naipes. El hombre lo sostenía queriendo que Dong Woo se sometiera, pero Hoya no tenía idea de lo difícil que esa solicitud era para Dong Woo. Cuando él estaba a cargo, Dong Woo tenía el control de su vida.

 

Pero eso era toda una cortina de humo. Hoya había abierto los ojos de Dong Woo a la verdad. Lo único que estaba viviendo era una media vida, negando lo que más quería. Su pareja había dicho la verdad, y Dong Woo había luchado en cada paso del camino.

 

—Estás pensando profundo —dijo Hoya mientras pasaba sus dedos por el corto cabello de Dong Woo.

 

—Por favor, no me digas que puedes leer mi mente. —Eso era lo que Dong Woo no necesitaba. No sabía mucho de los shifter dragón. ¿A quién quería engañar? No sabía nada de ellos. Eran una especie muy rara y su existencia fue casi olvidada. Por lo que sabía, Hoya podría hacer precisamente eso, leer su mente.

 

Esa era una idea aterradora.

 

—No es tan claro —respondió Hoya—. Veo las imágenes en tu mente como pequeñas instantáneas y puedo sentir lo que estás sintiendo. Pero leer tus pensamientos es un talento que no poseo.

 

Dong Woo instantáneamente imaginó golpear la mandíbula de Hoya por la intrusión.

 

—Buen punto.

 

—Sabía que estabas jodiendo con mi cerebro. —Dong Woo se apartó de Hoya, se arregló la ropa mientras resurgía la ira por querer que Hoya lo tomara—. No te metas en mi maldita cabeza.

 

—De nuevo enemigos —Hoya murmuró en voz baja mientras se enderezaba. Ira aguda en sus ojos lilas. Había líneas de tensión alrededor de los labios y un flash de emociones oscuras en su rostro—. Voy a dormir con un ojo abierto.

 

Dong Woo fue sorprendido con la declaración de Hoya. ¿El hombre pensaba que Dong Woo le haría algo mientras dormía? ¿Estaba actuando como un gran imbécil? No lo creía. ¿Qué se suponía que debía hacer, saltar de alegría porque quería que otro hombre lo jodiera? Las lecciones habían sido perforadas en su cabeza durante muchos años. No iban a desaparecer por una fantástica mamada.

 

Si Hoya no podía entender eso, entonces era su problema. Dong Woo tenía jodida la cabeza, y le iba a tomar más de un minuto deshacer el daño.

 

—Te dije que te daría tiempo.

 

Dong Woo apuntó su dedo a la cara de Hoya. —Te dije que dejaras de jugar con mi cerebro. —Se sorprendió de que Hoya lamiera su dedo. El hombre realmente estaba loco. Tenía que estarlo. ¿Quién provocaba a un tipo enojado con sugerencias sexuales?

 

—Ve a dormir un poco, hjertet guante drage. Aún estaré a tu disposición para tu afilada lengua cuando despiertes. —Dong Woo observó cómo Hoya se iba, confundido por los rápidos cambios de humor del hombre.

 

Dong Woo no estaba cansado. No tenía ganas de ir a la cama. Se sentía inquieto, Dong Woo decidió llamar a su hermano. Sabía que Hui tenía que estar preocupado. Él lo estaría si su hermano hubiera sido secuestrado en la sala de cine.

 

Si conocía a Hui —y lo conocía—, el chita estaría ideando un plan para rescatarlo. Dong Woo se sentó a la mesa de la cocina y estaba dispuesto a llamar a su hermano cuando vio que tenía quince llamadas pérdidas. Revisando su teléfono, Dong Woo se dio cuenta de que tenía el timbre apagado. Lo había hecho para no ser molestado durante el trabajo. Al revisar el registro de llamadas perdidas, vio que cada llamada telefónica era de Hui.

 

Sí, su hermano estaba en pie de guerra. Una vez que le quitó a su teléfono el modo silencioso, Dong Woo llamó a su hermano.

 

—¿Por qué infiernos no has respondido mis llamadas? — Hui gritó en el teléfono—. ¿Sabes lo que he estado pasando?

 

Dong Woo la sabía. Desde que la coalición fue asesinada, ambos se preocupaban el uno por el otro. No había manera de que pudiera perder a Hui.

 

El solo pensamiento trajo opresión a su pecho. —Estoy bien.

 

—¿Llamas el ser secuestrado estar bien? Amigo, yo vi al portero del club de Hoya tomarte en la sala de cine. ¿Cómo jodidos eso está bien? —Hui seguía gritando. Dong Woo tuvo que apartar el teléfono de su oreja. Si su hermano seguía gritando, Dong Woo iba a quedarse sordo.

 

—Aparentemente, Hoya realmente es mi pareja. Él también tiene un muy desagradable cazador tras él. Tuve que…

 

—¿Qué cazador? —preguntó Hui, interrumpiendo a Dong Woo—. Por favor, no me digas que Hoya te ha metido en algún tipo de lio. ¿Es todo el incidente de Jun.K  de nuevo?

 

—Yo no boxeo —Dong Woo le recordó a su hermano—. Y no es el mismo lío. Por lo que me han dicho, su raza fue maldita y cazadores de dragones matan cualquier shifter dragón que encuentran.

 

—Déjame adivinar. Puesto que estás emparejado a él, ahora estás en su lista negra. —El tono de Hui goteaba sarcasmo.

—Correcto. —Dong Woo se deslizó en su silla, frotándose el puente de la nariz mientras se preguntaba lo difícil que su vida se iba a volver.

 

No es que ya no lo estuviera. Cuando pensaba en encontrar a su pareja, este escenario nunca cruzó por su mente. Estaba siendo perseguido por algunos seres sobrenaturales que querían a su pareja muerto. No, esto no era lo que imaginaba que sucediera cuando encontrara a su pareja.

 

—Tienes que hacer que te quite la marca, Dong Woo.

 

Dong Woo no pudo evitar la carcajada que salió de sus labios.

 

—¿Te estás oyendo? Sabes tan bien como yo que no se puede retirar una marca de apareamiento. —Metiendo su brazo sobre el pecho, Dong Woo se preguntó si era posible, ¿podría ser? ¿Podría pedirle a Hoya que le quitara la marca, irse y dejar al shifter dragón para tratar con toda esta mierda solo?

 

El Señor sabía que quería decir que sí. Dong Woo no quería este tipo de complicación. Pero la idea de alejarse de Hoya hacía que su estómago se retorciera en nudos. Ni siquiera había tenido sexo con el hombre y su lazo ya estaba creciendo.

 

«Mierda».

 

—Sólo cuida tu espalda, Hui. Hoya me aseguró que no estabas en ningún peligro, pero aun así quiero que mantengas los ojos bien abiertos. Voy a tratar de resolver las cosas en ese sentido. —Dong Woo se dirigió al refrigerador y lo abrió. Gimió y lo cerró de golpe. Qué rápidamente se había olvidado de que Hoya sólo tenía un mutante en el refrigerador.

 

Le gustaría una cerveza fría en este instante.

 

—Sólo te digo que es mejor que el chico colmilludo te cuide bien.

«¿Chico colmilludo?» ¿De dónde infiernos sacaba Hui esa mierda? —Voy a citarte textualmente.

 

—Si, hazlo. —Hui suspiró pesadamente en el teléfono—. Solo cuídate. No creo que pueda sobrevivir si... solo mantente a salvo.

 

Dong Woo sonrió. —También te quiero, hermano.

 

Hui le gruñó y luego colgó. Deslizando su teléfono de nuevo en el bolsillo, Dong Woo miró alrededor de la cocina. Tenía que haber una especie de tienda por aquí. Por lo que había visto, Ciudad Serenity era eso, una ciudad —lo que significaba que tenía que haber tiendas, y otros lugares donde un hombre podía ir a comprar algo de comida para la casa.

 

Tenía que esconderse en el reino de los demonios, pero eso no quería decir que se quedara bajo llave. Hoya no había dicho nada acerca de que no saliera a dar la vuelta. Su pareja se había escondido aquí durante mil doscientos años sin incidentes.

 

¿Cuántos problemas podría tener por ir a un rápido viaje a la tienda? Dong Woo se detuvo cuando un pensamiento se le ocurrió. ¿Aceptarían tarjetas de crédito aquí o iba a necesitar algún tipo de dinero falso? Sonrió cuando pensó en un billete de un dólar con la cara del demonio en él. Eso sí que sería muy bueno.

 

Esta sería su primera vez de compras en otro reino. Dong Woo estaba emocionado de ver lo que tenían que ofrecer. Acariciando el bolsillo de atrás para asegurarse de que aún tenía su billetera, Dong Woo se dirigió hacia la puerta.

 

Hizo una mueca cuando la marca de la mordida en el hombro comenzó a arderle. Iba a tener que hablar con Hoya sobre… Dong Woo detuvo sus pasos y sus ojos recorrieron la habitación. La última vez que la marca de la mordida le había ardido, un cazador de dragones estaba cerca.

 

Dong Woo tragó con fuerza cuando Hoya entró en su línea de visión, con el dedo índice presionando sus labios. Tan silenciosamente como pudo, Dong Woo se acercó a su pareja y Hoya se acercaba a él cuando la puerta se estrelló.

 

Su pareja le jaló el brazo. —No puedes luchar. Tenemos que irnos.

 

Dong Woo no estaba seguro de a dónde iban, teniendo en cuenta que el hombre estaba bloqueando la puerta. No creía que las cosas podrían ser más extrañas... eso fue hasta que Hoya movió su mano y un agujero negro apareció. —De ninguna jodida manera.

 

—No hay alternativa. —Hoya tomó a Dong Woo y entró en el agujero que Hoya había creado. Tan pronto como Dong Woo cayó en tierra firme, rodó sobre sus manos y rodillas y vomitó. Sus entrañas se sentían como si estuvieran siendo retorcidas.

 

Iba a matar a Hoya por esto. Dong Woo escuchó un fuerte siseo. Levantó la vista y vio a más de una docena de vampiros que los rodeaban.

 

Corrección. Dong Woo iba a matar a Hoya por esto.

 

 continuara..

 


 

 


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