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62. Forjado en Dong Woo (08) por dayanstyle

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Dong Woo nunca había estado más avergonzado en su vida. Estaba desnudo, acunado en los brazos de Hoya, y los siete líderes lo veían, algunos sonriendo, otros viéndose confundidos como el infierno.

 

Él empujó el pecho de Hoya hasta que su pareja lo liberó. Si se iba a enfrentar a su momento más vergonzoso, iba a hacerlo de pie.

 

—Bueno —Jongin comenzó cuando se aclaró la garganta, una sonrisa en sus labios—. No tenía idea de que Jae Hyo proporcionaba entretenimiento.

 

—Y aquí estoy. —Jung Min se unió a la mortificación de Dong Woo—. Sin ningún billete de dólar.

 

—Basta ya —dijo Jae Hyo con firmeza mientras se levantaba—. ¿Está el cazador en mi casa?

 

Eso borró la sonrisa del rostro de cada hombre. —¿Qué cazador? —preguntó Changjo.

 

Su pregunta fue respondida cuando el cazador entró a la oficina de Jae Hyo, blandiendo su espada sobre su cabeza. El caos se desató, todos los líderes saltaron a la acción mientras que Hoya agarraba a Dong Woo. Antes de que su pareja pudiera abrir un portal, Dong Woo se movió y saltó delante de Hoya cuando el cazador fue tras el shifter dragón.

 

Dong Woo aulló cuando el cazador lo agarró por el cuello y lo lanzó por la habitación. Se estrelló contra la pared y luego cayó en el suelo. Dong Woo estaba listo para romper el cuello del bastardo.

 

Esa mierda lo había lastimado.

 

Dong Woo se puso de pie, listo para volver a la pelea, cuando una oleada de náuseas lo golpeó. Tropezó y cayó de nuevo. Lo único que podía hacer era ver al Ultionem luchar. Dong Woo nunca había visto un espectáculo más impresionante —aparte de ver a Hoya desnudo. Los que poseían la capacidad de cambiar se habían quedado en sus formas humanas. Los vampiros descendieron sus colmillos mientras luchaban. Nam Joon, el líder de los demonios, y Kiseop lucharon con habilidades perfeccionadas que le recordaban a Dong Woo a guerreros antiguos.

 

El cazador estaba perdiendo. Dong Woo podría ver eso. La criatura reconoció su perdida y desapareció. Hoya estuvo a su lado en cuestión de segundos. —¿Te lastimaste? —Sus manos recorrían la piel de Dong Woo, revisando si tenía heridas. Dong Woo intentó ponerse de pie de nuevo, pero volvió a desplomarse otra vez.

 

—Creo que tiene una conmoción cerebral —dijo Jung Min—. Dado que ya está en su forma de shifter, sólo necesita unos minutos.

 

Hoya se giró, dejando al descubierto sus colmillos hacia Jung Min. —No tienes que oírte tan técnico. Es de mi pareja de quien estamos hablando.

 

Por un momento Dong Woo pensó que los dos iban a golpearse. Jung Min miraba con ira a Hoya. Su pareja le lanzaba dagas con la mirada a Jung Min.

 

Jae Hyo levantó la mano. —Jung Min no ha encontrado a su pareja. No puede evitar sonar tan cínico.

 

La cabeza de Jung Min se giró hacia Jae Hyo. —No te necesito para pelear mis batallas. —El vampiro se había ido en un abrir y cerrar de ojos.

 

 

—Bueno, esto es demasiada emoción para mí. —Kiseop se acercó a la puerta de la oficina—. Tengo una hija que espera a su padre. Hasta luego.

 

—Aún me hace gracia que el duende Keebler esté lejanamente emparentado contigo, Jae Hyo —Jongin dijo mientras se dirigía hacia la puerta—. Me tengo que ir a jugar al alcalde. Hasta luego.

 

La habitación comenzó lentamente a vaciarse. Dong Woo cambió a su forma humana, cuando sólo quedaba el príncipe.

 

—Tranquilo —le dijo Hoya a Dong Woo mientras le ayudaba a ponerse de pie.

 

—Estoy listo para ir a casa —dijo Dong Woo apartándose de su pareja—. Parece que no importa a dónde vayamos, el cazador nos encuentra. Bien podemos ir a casa y esperarlo. —Estaba muy enojado y no pensaba racionalmente. Dong Woo lo sabía, pero no evitó que arremetiera—. No me inscribí en esta mierda.

 

—Voy a dejarlos solos —dijo Jae Hyo mientras se dirigía a la oficina y cerraba la puerta tras de sí.

 

Hoya se pasó la mano por el largo y negro cabello, con los ojos cansados. —Sabes que no puedes ir a casa ahora, Dong Woo. Serías un blanco fácil.

 

—¿Y esto es mejor? —Dong Woo argumentó—. Ojalá que nunca me hubieras mordido. —Salió de la oficina y luego regresó enojado—. Estoy desnudo. Utiliza el orificio remolino y llévame a casa.

 

Dong Woo mentalmente se desmoronó. No había querido decirle eso a Hoya. No era culpa del shifter que tuviera a un loco tras él. Nada de esto era culpa de Hoya. El hombre ya lo había reclamado como su pareja y ningún shifter podría deshacerlo. Dong Woo exhaló una respiración lenta y frustrada, deseando como el infierno poder retractarse de su declaración.

 

—Mira…

 

Antes de que pudiera terminar lo que estaba diciendo, Hoya abrió el agujero, agarró a Dong Woo, y lo llevó a casa. Tan pronto como soltó a Dong Woo, Hoya se había ido. Joder.

 

Estaba desnudo de pie en la terraza trasera, con las manos apretadas en puños. Dong Woo rezó como el infierno que Hoya lo perdonara.

 

—Ni siquiera voy a preguntar —Hui dijo mientras salía—. ¿Sólo dime por qué demonios estás aquí de pie cuando tienes un loco tras de ti?

 

Dong Woo se pasó las manos por la cara y gruñó con frustración. —Porque soy el idiota más grande en el mundo entero. —Incluso si él tenía sus dudas acerca de su vida sexual, Dong Woo nunca habría lastimado al hombre. Había visto la angustia en los ojos de color lila de Hoya cuando dijo que deseaba que el hombre nunca lo hubiera mordido.

 

—Oh, Señor —Hui dijo mientras se sentaba ante la mesa—. ¿Qué demonios has hecho?

 

Dong Woo se unió a su hermano ante la mesa. —¿Te acuerdas como Chang Ryul y Haneul nos repetían que ningún hombre debería estar arriba de uno?

 

Hui se echó a reír. Dong Woo no estaba seguro de lo que encontraba tan gracioso. —Por favor no me digas que escuchaste a esos dos idiotas. Eran unos imbéciles homofóbicos, Dong Woo. Dios sabe que yo los quería porque eran mis hermanos, pero eran los más grandes idiotas que he conocido.

 

Hundiéndose en su silla, Dong Woo cerró los ojos. —Luché con Hoya en cada paso del camino. Él seguía diciéndome… — Dong Woo tragó el nudo en la garganta.

Hui gimió. —Por favor, no me digas que te negaste a aparearte con él porque quería dominarte.

 

Dong Woo golpeó con su mano la mesa. —Pensé que no te agradaba. ¿Por qué lo defiendes?

 

Hui no parecía ni un poco intimidado por el arrebato de Dong Woo. —Si estuvieras planeando su muerte, estaría feliz de ayudarte. Pero escuchaste a esos dos idiotas que ni siquiera eran como nosotros. Déjame decirte algo… —Hui señaló con el dedo a Dong Woo, entrecerrando los ojos—. He sido dominado en más de una jodida y saltaría a la oportunidad de hacerlo de nuevo. Que alguien me trate o me llame perra o marica y le desgarraré la maldita garganta.

 

Dong Woo se quedó en shock. Nunca conoció a su hermano de esa manera.

 

—Deja de ser un maldito imbécil y deja que Hoya te joda —dijo Hui—. Y me agradecerás el consejo.

 

Dong Woo no pudo detener el rubor caliente que se deslizó por las mejillas.

 

Hui soltó una risa cuando golpeó la mesa. —Ya te reclamó.

 

Dong Woo se acercó y golpeó a su hermano en el hombro. — Cállate con un infierno, idiota. No tienes que decirle a todo el mundo.

 

Hui se levantó y palmeó su trasero. —No me importa que sepan que me gusta tener un grande y grueso pene en mi culo.

 

Dong Woo miraba boquiabierto a Hui. Nunca había oído hablar a su hermano de esa forma antes. Hui no estaba alardeando, simplemente estaba declarando un hecho sobre sí mismo. Seguía siendo su hermano, el hombre con duro y letal interior que siempre había sido. Y perezoso. No podía olvidar lo perezoso.

 

—Amigo, fuiste forjado en acero y marcado con fuego cuando luchaste con esas hienas para tratar de salvar nuestra coalición. Creciste ese día y no podría haber estado más orgulloso de tenerte como hermano mayor. Salvaste mi vida. — Hui se inclinó hacia adelante, con los ojos cada vez más como fría piedra—. Así que deja de escuchar a nadie más. Sigue lo que más desea tu corazón. Que se joda cualquier persona que levante la nariz ante ti. ¡Somos los Jang, bebé! Nos importa una mierda —Hui gritó mientras reía.

 

Dong Woo también se rio. Simplemente no podía evitarlo. El entusiasmo y el amor por la vida de Hui eran contagiosos. Sabía que Hui tenía razón y tal vez todo lo que Dong Woo necesitaba era a su hermano menor para anular la retorcida manera que sus hermanos mayores pensaban. Un Jang le dijo que aún era hombre a pesar de que había habido dos Jang que habían envenenado su mente antes.

 

Era curioso cómo Hoya había dicho la misma cosa, sin embargo, Dong Woo necesitaba escucharlo de Hui. Sólo de pensar en su pareja Dong Woo se sentía como un total idiota. Hui tenía razón. Hoya había estado en lo cierto. Si solamente Dong Woo no hubiera permitido que sus hermanos lo acosaran. —Eso no es todo —Dong Woo se dijo mientras bajaba la cabeza avergonzado—. Le dije que me gustaría que nunca me hubiera mordido.

 

Cuando su hermano no dijo nada, Dong Woo miró a Hui. Se sorprendió por la lívida expresión. Hui nunca se había visto de esa manera antes. —Realmente eres algo más, Dong Woo. —Su hermano se puso de pie—. Deberías simplemente haberle clavado un cuchillo en el corazón. Eso probablemente le habría dolido menos.

 

Dong Woo se puso en pie. —¿Cuál infiernos es tu problema?

—¡Tú! —Hui gritó—. ¿Sabes lo que daría por conocer a mi pareja? Puedo ser promiscuo, pero al final del día, duermo solo. Daría mi bola izquierda por tener a mi pareja en mi cama. Y… — Hui hizo un gesto con la mano hacia Dong Woo—, has jodido a la única persona con la que se supone que compartirás el resto de tu vida. Eso es un poderoso largo maldito tiempo para estar solo.

 

Dong Woo observó cómo Hui entraba a la casa. Gritó con todas las fuerzas su frustración. —No quise decir eso —dijo con enojo a nadie. Había arruinado todo, sabía que la había jodido. Dong Woo tenía que encontrar una manera de solucionar este problema.

 

El problema era que no tenía ni idea de por dónde empezar. Hoya podría estar en cualquier lugar.

 

—Esto es mejor de lo que pensaba. —Dong Woo se giró y vio a una mujer de pie en el borde de la terraza, tenía el cabello negro azabache cayendo en ondas a su alrededor. La boca de la mujer se torció en una cínica sonrisa—. Podría tener un poco de diversión contigo antes de matarte. —Sus ojos recorrieron la forma desnuda de Dong Woo.

 

Se giró hiperconsciente de su desnudez, moviéndose detrás de una de las sillas. A Dong Woo normalmente no le importaba que lo vieran desnudo, pero había algo en ella que desató sus campanas de advertencia. —¿Quién infiernos eres?

 

Ella se acercó, sus caderas balanceándose voluptuosamente. —La bruja que maldijo la miserable raza de los shifter dragón y la mujer que va a destruir no sólo a Hoya Lee sino también a su pareja.

 

 

 

 

Hoya acababa de terminar de llevar a Kim Sung Gu  al reino de los demonios. Him Chan le había dicho que el shifter estaba escondiéndose de un cazador de vampiros muy desagradable. En ese momento a Hoya le importaba una mierda. Le dolía tanto que quería arremeter contra alguien. No sólo sentía su corazón como si hubiera sido arrancado, sino que su cabeza le estaba matando.

 

Estaba empezando a pensar que su cabeza iba a explotar cuando recordó la última vez que había sentido este tipo de presión en la parte posterior de la cabeza, como si alguien estuviera literalmente aplastando su cráneo.

 

La bruja.

 

Hace mil doscientos años se había encontrado cara a cara con ella, escapando. Su cabeza se sentía como que iba a explotar de nuevo. No estaba seguro de por qué ella le afectaba de esta manera. Pero era una maldita buena alarma silenciosa para hacerle saber cada vez que estaba cerca.

 

Con lo enfadado que estaba, Hoya nunca dejaría que nada le sucediera a Dong Woo. Tenía que ver a su pareja. Usó un portal, saliendo a la parte posterior de la terraza de Dong Woo.

 

—¡Ya era la jodida hora! —Hui gritó mientras se dirigía hacia Hoya—. Una chica caliente secuestró a Dong Woo. Cambió y trató de luchar contra ella, pero maldición, esa perra era fuerte. Para cuando salí ya no estaban.

 

Hoya sabía que Hui se refería a la bruja. A pesar de que era el ser más malvado que jamás había conocido, incluso un hombre gay admitiría que en realidad era una chica caliente. — ¿Cuánto hace que se fue? —Hoya le preguntó a Hui mientras marcaba el número de teléfono de Him Chan.

 

—Tan pronto como desaparecieron, tú apareciste. Nunca he golpeado a una mujer en mi vida, pero voy a hacer una excepción con esa perra. —Las garras de Hui salieron disparadas—. ¿Entonces tú y yo hacemos equipo? Tenemos que cazarla.

 

—Pensé que querías limpiar la terraza conmigo —dijo Hoya. Levantó un dedo a Hui, diciéndole que esperara un minuto cuando Him Chan contestó el teléfono—. La bruja se llevó a mi pareja.

 

El pánico tenía un feroz agarre alrededor de su corazón, pero Hoya sabía que si no mantenía la cabeza clara, salvar a Dong Woo iba a ser imposible. Podría derrumbarse después. Ahora tenía que tomar medidas y rescatar a su pareja. Hoya sólo tenía que encontrar la manera de derrotarla, algo que no había podido hacer hasta ahora.

 

Hoya estaba a punto de preguntarle al líder de los demonios si aún estaba en el teléfono cuando Him Chan salió de la sombra del patio trasero. —Tenemos que llegar a ella antes de que mate a Dong Woo.

 

—No me vas a dejar atrás —dijo Hui ferozmente—. Es la única familia que me queda. Sería un maldito si me siento en mi pulgar y espero que él sea rescatado.

 

Agarrando a su cuñado por el brazo Hoya lo jaló hacía Him Chan. —Si consigues que pateen tu culo no digas que no te lo advertí.

 

Hui resopló. —Nadie me ha pateado el culo en un tiempo muy largo.

 

—Yo volvería a considerar esa declaración —dijo Him Chan con una sonrisa—. Si no recuerdo mal, Jun.K  te pateó el culo por meterte con su pareja.

 

—Es una cuestión de opinión —dijo Hui—. ¿Vamos a estar aquí y discutir la semántica o vamos a ir a salvar a Dong Woo?

 

 

Hoya dirigió su mirada a Him Chan. —Me gustaría conocer a Jun.K  para poder darle la mano.

 

—Ah, Ja, ja —dijo Hui sarcásticamente—. Vamos a empezar a movernos.

 

El líder demonio se acercó y les tomó antes de desaparecer de la Villa Kim. Cuando sus pies estuvieran en tierra firme una vez más, Hoya se dio cuenta de que estaba de pie en territorio familiar. Él se quedó allí viendo las verdes colinas de sus antepasados. Esta fue la misma tierra en la que habían vivido, y en la que también habían muerto.

 

Un sentimiento de orgullo y abrumadora tristeza lo envolvió. Hoya no había visto estas tierras en más de 1.200 años.

 

—Tenemos que actuar con rapidez —dijo Him Chan—. Ella sabe que estamos aquí.

 

—Estoy tratando de no enloquecer —Hui dijo mientras asentía hacia Him Chan—. Pero, amigo, te ves un poco como un fantasma.

 

Apenas habían salido las palabras de la boca del Hui que surgió completamente la forma corpórea de Him Chan, haciéndolo sólido. —Soy un guerrero demonio, Hui. Mi forma corpórea se desvanece en la luz del sol.

 

—Los guerreros demonio son un grupo muy extraño — murmuró Hui, y comenzó a moverse en dirección hacia el bosque. Hoya podía sentir a Dong Woo y sabía que su pareja estaba cerca. También sabía que la bruja estaba cerca, porque un feroz golpeteo comenzó en la parte posterior de su cabeza.

 

—Mantengámonos unidos —dijo Him Chan como si el hombre supiera que Hoya reaccionaba a la bruja. Hoya había aprendido hace miles de años que había algo más en Him Chan de lo que se veía. El hombre podría presumir de ser un guerrero demonio, pero había mucho más mezclado en la sangre de ese hombre. Él era lo suficientemente inteligente como para no cuestionar al demonio con sus sospechas.

 

Al entrar en el bosque, Hoya notó de inmediato la falta de sonido. No había canto de pájaros, ni pequeños animales correteando alrededor, y tal vez su imaginación estaba trabajando horas extras, pero podría haber jurado que parecía estar cada vez más oscuro.

 

—¿Soy yo, o lo que ustedes sienten como el sol se desvanece muy, muy rápido? —preguntó Hui.

 —Una ilusión —respondió Him Chan—. Ella tiene un montón de trucos bajo la manga, así que vigila tu espalda.

 

Hoya era muy consciente de que había maldecido a su raza. Pero sólo la había conocido una vez antes y fue entonces cuando el exterminio había comenzado. No tenía ganas de encontrarse con ella de nuevo.

 

No estaba seguro de cómo había conseguido la bruja todos sus poderes, pero Hoya había sentido que era muy, muy vieja. Su buena apariencia eran engañosa, una máscara para esconderse. Tenía que haberla estado practicando desde hace mucho tiempo para ser tan poderosa como ella.

 

Pero Hoya tenía a Him Chan de su lado.

 

—¡Juro por Dios que voy a matarte cuando me sueltes, perra!

 

Hoya estaba listo para salir en la dirección de la voz de su pareja, pero Him Chan levantó la mano. —Es un truco.

 

—¡Conozco la voz de mi hermano, en cualquier lugar! — Hui argumentó.

 

Him Chan giró, sus brillantes ojos. —¿En serio?

 

 

Hui abrió la boca para discutir y luego la cerró, dando a Him Chan un profundo ceño mientras cruzaba los brazos sobre el pecho. Hoya estaba muy frustrado, pero sabía que podía confiar en los instintos de Him Chan.

 

—Eso no puede ser —dijo Hoya—. Pero puedo sentir que él está cerca.

 

—De hecho lo está. —Him Chan comenzó a caminar. Hoya y Hui lo seguían. A pesar de que ya sabía que el bosque oscurecido era una ilusión, era una muy buena porque Hoya pudo ver las sombras sobre el suelo, lo que indicaba que el sol bajaba.

 

—Voto para que la metamos en el horno y comamos su casa —dijo Hui irritado mientras caminaba junto a Hoya. Lo que hizo su declaración curiosa era que Hui hablaba en serio. A pesar de la difícil situación, Hoya sonrió.

 

Él se detuvo en seco cuando vio a la bruja. Estaba de pie junto a Dong Woo quien estaba colgado de un árbol fuertemente atado con una cuerda por las muñecas. Estaba completamente desnudo y tratando de patear a la bruja.

 

Hoya vio rojo. Quería destriparla.

 

—Sabía que vendrías —dijo mientras le sonreía a Hoya. —Aunque estoy empezando a preguntarme si el shifter lo vale. —La bruja se giró hacia Dong Woo, dándole una mirada profunda.

 

Dong Woo le gruñó. —Déjame bajar de aquí así te puedo mostrar lo que es una verdadera tortura.

 

—¿Quieres callarte? —le gruñó a Dong Woo—. Estoy empezando a lamentar secuestrarte. No eres más que un dolor en el culo.

Hoya sabía que la única razón de que Dong Woo no estuviera muerto era porque la bruja lo estaba usando como cebo. Esto era una especie de retorcido juego para ella. Tan pronto como Hoya se había emparejado con Dong Woo, su vínculo se había convertido en una especie de faro.

 

Así fue como el cazador podía fácilmente encontrarlos. Eso también había sido parte de la maldición. Hoya nunca había querido matar a alguien tanto como quería matar a esta bruja.

 

—Déjalo ir —Hui dijo mientras la señalaba con un dedo— . O te juro por Dios que voy a asegurarme de que la casa caiga sobre ti.

 

—Deja todas esas referencias de películas —dijo Hoya mientras apretaba los dientes—. Enojarla no es mi objetivo.

 

—Voy a dejar que se vaya —dijo mientras caminaba en círculo alrededor de Dong Woo.

 

—Dame al shifter dragón y te voy a dar a este molesto chita. —Remarcó sus palabras con unas palmadas en el desnudo trasero de Dong Woo. Le tomó a Hoya cada gramo de control que tenía no ir tras la perra por tocar a su pareja.

 

—¿Estarías dispuesta a voluntariamente cumplir esa promesa? —preguntó Him Chan.

 

Hoya sabía que hacer una promesa la haría irrompible. Ella ahora no tenía más remedio que hacerla. Dado la mirada helada que le estaba dando a Him Chan, no tenía intención de cumplir una maldita cosa.

 

—Eso es lo que pensé —dijo el líder demonio—. Dime, ¿qué precio exiges a cambio de levantar la maldición?

 

—¡La cabeza de Seo Taiji en un plato!

 

—Lamentablemente no puedo darte eso, Sandara. — Him Chan dio un paso más cerca—. Sabes tan bien como yo que no hay magia o truco que se puede utilizar a favor o en contra del amor verdadero.

 

¿De qué demonios estaba hablando? Cuando Hoya estudió a la bruja, se dio cuenta de la realidad. Oh, infiernos, estaban profundamente en la mierda.

 

Sandara era una mujer despreciada.

 

 continuara....

 

 

 


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