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62. Forjado en Dong Woo (08) por dayanstyle

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Hoya estaba agotando a Dong Woo. Ahora que el shifter dragón podía estar de manera segura en el reino humano, su pareja era como un niño en una dulcería. Quería ver y hacer todo —sobre todo durante el día a la luz del sol.

 

Dong Woo ahora estaba siendo arrastrado al mercado de los agricultores. Hoya compró hierbas y verduras frescas para cocinar. De vez en cuando Hoya inclinaba la cabeza hacia atrás, cerraba los ojos y sonreía cuando el sol lo bañaba.

 

Después de haber trabajado la noche anterior, Dong Woo estaba muerto, pero no dejaría pasar la oportunidad de ver a su pareja tan feliz. Hoya incluso había hablado sobre la venta de su club y abrir uno aquí en la Villa Kim.

 

Habían estado juntos durante dos meses y Hoya era un hombre diferente de cuando Dong Woo lo conoció. Ya no era reservado, a pesar de que en ocasiones aún tenía una actitud un poco desagradable. Eso podía ser atribuido a su ADN de dragón.

 

—Creo que tenemos suficiente —dijo Dong Woo a Hoya que tomaba otra bolsa llena de compras. Si su pareja seguía así, iban a necesitar una carretilla para llevar las compras a casa.

 

Dong Woo se hizo a un lado cuando una madre empujando un cochecito pasó junto a él. Se puso delante de Hoya y cruzó los brazos sobre el pecho. —A menos que planees cocinar para todo el pueblo, yo diría que hemos terminado.

 

—Muy bien —dijo Hoya—. De todos modos, no veo nada más que debamos tener. —Dong Woo tomó unas cuantas bolsas de Hoya mientras caminaban de regreso a su camioneta. Tan pronto como guardó los alimentos en la caja de la camioneta, Dong Woo se dirigió hacia la puerta del conductor. Hoya no podía conducir. Los carros no eran utilizados en el reino de los demonios y antes de eso, bueno, los carros no se habían inventado.

 

—¿Por qué no descansas un poco cuando lleguemos a casa? —dijo Hoya mientras se deslizaba en el asiento del pasajero—. Voy a tener una buena cena esperándote cuando te levantes.

 

Afortunadamente, los tiernos cuidados de Hoya no habían cambiado. El hombre era obsesivo sobre el cuidado de Dong Woo. — Me vendría bien unas buenas ocho horas. —Como si fuera una señal, Dong Woo bostezó. Se apartó del mercado y se dirigió hacia su casa, sin desear nada más que meterse en la cama.

 

Estaba cansado hasta los huesos.

 

Dong Woo tomó el camino que conducía a su casa cuando su hombro comenzó a dolerle. Era una vibración baja y le hubiera echado la culpa al cansancio si no fuera por el hecho de que la marca de reclamación ardía.

 

Hoya se enderezó en su asiento mientras miraba alrededor. —No hay una maldita manera.

 

Dong Woo revisó alrededor y los espejos, pero no vio nada. —La eliminación de la bruja debería haber detenido al cazador, ¿verdad? —Ellos habían vivido en paz durante todo este tiempo sin incidentes. Si era un cazador, y eso era un gran si, ¿qué le llevó tanto tiempo venir tras ellos?

 

Y entonces rápidamente, la sensación de ardor se había ido. Si Hoya no hubiera sentido al cazador, Dong Woo habría pensado que había imaginado todo. El ardor había venido y se había ido rápidamente.

—No sé lo que está pasando —dijo Hoya mientras continuaba explorando alrededor—. Pero me sentiría mucho mejor si no nos quedamos atrapados en esta camioneta.

 

Dong Woo no podía estar más de acuerdo. —Estamos justo al lado de la casa. Prefiero ir allí donde tenemos más ayuda para detenerlo que ser atrapados afuera.

 

Lástima que el líder de los demonios le había quitado a Hoya la capacidad de hacer agujeros remolinos. Había dicho que el shifter dragón ya no necesitaba una práctica habilidad para escapar. Niño, Him Chan había estado equivocado.

 

Dong Woo se detuvo en el camino de entrada y se estacionó. Tomaron las compras de la caja y se dirigieron al interior. Dong Woo corrió a avisar a todos y Hoya llamó al líder demonio. Hui estaba dormido, así que Dong Woo no se molestó en despertarlo. Los únicos que estaban en casa eran Jong Hyun y Aron.

 

—Pensé que se habían encargado de eso —Jong Hyun dijo mientras se dirigía hacia abajo. El shifter tigre siberiano blanco se dirigió a la cocina donde Hoya seguía hablando por teléfono. Aron ya estaba allí.

 

Por la expresión en la cara de Hoya, Lo que fuera que decía el líder demonio no era bueno. Sus cejas oscuras se unieron y la boca se fijó en una línea sombría. Todos ellos esperaron hasta que Hoya dejó el teléfono.

 

—¿Bien? —preguntó Dong Woo. Él estaba rezando como el infierno que se hubieran confundido. Después de todo estaba agotado. Quizás su miedo había desencadenado la respuesta de Hoya en la camioneta. Quizás su pareja se había alterado porque había sentido el pánico de Dong Woo y no porque había sentido al cazador.

 

 

Hoya lanzó su teléfono a un lado. —Him Chan dice que el cazador debería de haber desaparecido tan pronto como la maldición fue levantada ya que para eso fueron creados.

 

—¿Y? —preguntó Jong Hyun—. Por favor, dime que hay más.

 

Hoya negó con la cabeza. —Eso es todo lo que dijo. Él está tan asombrado como nosotros.

 

—No es una buena cosa que Him Chan esté asombrado — Aron dijo mientras se apoyaba en el mostrador—. ¿Dijo cómo derrotar al cazador?

 

—Sí —dijo Hoya con un suspiro—. Derrotas al cazador al levantar la maldición.

 

—En otras palabras —dijo Dong Woo—, estamos jodidos.

 

—Y sin lubricante —respondió Hoya.

 

—Espera —Jong Hyun dijo mientras levantaba un dedo—. Si él fue quien levantó la maldición, ¿por qué no puede hacerse cargo del cazador?

 

—Puede hacerlo, pero el problema es que Him Chan no puede sentir dónde está.

 

—Así que estamos jodidos —murmuró Aron—. ¿Conoces alguna vulnerabilidad del cazador?

 

—Hasta donde sé, ninguna —dijo Hoya.

 

Dong Woo no protestó cuando Hoya envolvió sus brazos a su alrededor con fuerza. Tenían que encontrar una solución antes de que apareciera esa maldita cosa.

 

—Tenemos que saber qué es su kriptonita. Cada criatura tiene una debilidad, alguna vulnerabilidad.

 

—Los cazadores mataron a mi raza —dijo Hoya liberando a Dong Woo y su pareja se movió frente a él—. Si tenían una debilidad, la habríamos encontrado cuando estaban matando a miles de nosotros.

 

Dong Woo vio hacia otro lado. —No estaba insultando.

 

Hoya agarró la barbilla de Dong Woo y le giró la cabeza, mirando a Dong Woo con sus hermosos ojos color lila. —Y yo sólo estaba exponiendo un hecho, hjertet mitt drage. Su pulgar recorrió el mentón de Dong Woo—. El cazador debe haber desaparecido al ser levantada la maldición. El hecho de que aún viene tras nosotros me dice que Sandara es más poderosa de lo que cree Him Chan.

 

—Así que supongo que matar a la perra no nos va a ayudar —dijo Dong Woo—. Porque me gustaría retribuirle por secuestrarme y encajar un jodido cuchillo en mis piernas.

 

De nuevo, Dong Woo nunca había golpeado a una mujer en su vida, pero le encantaría tener cinco segundos con ella, sin sus poderes, y mientras él se encontraba en su forma de gato. Su chita ronroneó su acuerdo. Él podría dejar a Hoya estar arriba, pero Dong Woo aún era un hombre y él aún tenía su honor.

 

Aún era perezoso como el infierno, pero no ahora. Lástima que no sabía a dónde Him Chan la había llevado.

 

—Está bien —Jun.K  dijo mientras entraba por la puerta lateral y dejaba su casco en el mostrador—. Conozco esa mirada conspiradora. ¿A quién planean matar y por qué no me invitaron a jugar con los chicos grandes?

 

—Porque Taecyeon nos sacaría los intestinos y danzaría sobre ellos —respondió Aron sin perder el ritmo.

 —Deja que yo me preocupe por él. —Jun.K saltó sobre el mostrador—. Ahora, ¿quién tiene que morir?

 

—¿Sediento de sangre? —preguntó Dong Woo.

 

—No puedo dejar que ustedes tengan toda la diversión — respondió Jun.K—. Sólo porque soy humano no significa que no pueda defenderme.

 

—Aún no estamos seguros de cómo derrotar al cazador — admitió Dong Woo—. Him Chan no puede detectar dónde se esconde. —Dong Woo le informó a Jun.K lo que estaba sucediendo, atrapando la atención de todo el mundo sobre por qué fue creado el cazador y lo que pasó en el bosque.

 

Su cerebro estaba aturdido y no se le ocurría una manera de matar al cazador. Sólo esperaba como el infierno que la maldita cosa no apareciera antes de que encontraran un plan.

 

Him Chan ya había intervenido más de lo que debería. Sabía bien que no debería de interponerse entre la maldición de los dragones. Había durado más de 1.200 años. Sin embargo, desde que encontró a sus parejas, sabía lo que era estar enamorado y lo que haría para proteger a ambos. No sabía lo que era vivir hasta que los dos habían entrado en su vida.

 

¿Por qué Hoya tenía que negar ese amor? ¿Por qué debería sufrir por lo que un pomposo rey dragón le había hecho a su pareja? Por eso Him Chan había enviado a la bruja a donde Seo Taiji se escondía. Que ellos dos resolvieran sus problemas o se mataran.

 

Pero sobre el cazador. Him Chan no tenía respuesta para Hoya. No podía sentir a la criatura en ningún lugar, lo cual era algo que nunca sucedía. Lo único que podía pensar era que la fuente primordial se aseguraba de que Him Chan no interfiriera.

 

Him Chan sonrió para sus adentros. Puede que no sea capaz de matar al cazador de Hoya —un hombre que había jurado proteger—, pero eso no significaba que no podría darle un regalo al shifter dragón. Him Chan ya sentía la pérdida de la raza de los dragones. Él no iba a ver que se extinguieran.

 

Sacudiendo la mano hacia un lado, Him Chan entró en su ático y vio a sus parejas luchando entre sí... desnudos.

 

¡Qué espectáculo para volver a casa!

 

 

 

 

 

 

 

Aunque el cazador era una amenaza muy grande, Dong Woo tenía que trabajar. Simplemente era extremadamente cauteloso. Habían pasado dos semanas y el cazador no habían hecho acto de presencia. Dong Woo se estaba volviendo loco pegado en la casa. A pesar de que odiaba trabajar en el cine, necesitaba aire fresco y algo que hacer.

 

La mordida de apareamiento no le había ardido desde la noche en que él y Hoya se dirigían a casa del mercado. Dong Woo esperaba que el cazador hubiera caído en un agujero remolino a alguna parte, y nunca volver a verlo.

 

Eso estaría muy bien. Dong Woo no era tan afortunado. Pero estaba contento de que su noche transcurriera sin incidentes. Hui estaba con él. Su hermano también sabía los peligros. Los dos estaban en alerta, pero eso no impidió que los nervios de Dong Woo estuvieran alterados.

 

—¿Qué sucede? —San Ha preguntó mientras llenaba la vitrina de cristal de caramelos—. Tú y Hui han estado mirando la puerta toda la noche.

 

—Tengo una cita caliente —dijo Hui sin perder el ritmo—. ¿Celoso?

 

San Ha le frunció el ceño. —No.

 

—Mentiroso —el hermano de Dong Woo bromeó—. Lástima que mi hermano me hizo prometer que no jodiera donde como o tú podrías haber tenido el privilegio.

 

—No te hagas ilusiones —dijo San Ha, pareciendo molesto ante el alarde de Hui—. No eres tan guapo.

 

Hui se echó a reír. —Amigo, yo soy muy guapo. Lo sabes y yo lo sé. Solo por el hecho de que nunca dejas que nadie toque tu culo no significa que tienes que insultarme.

 

San Ha se volvió de un profundo rojo y sus ojos se estrecharon hacía Hui. —No tengo la menor idea de lo que hablas.

 

Dong Woo sintió lástima por el humano. Quería decirle a Hui que dejara al pobre hombre en paz, pero si seguía dando la cara por el hombre, Hui nunca lo dejaría. San Ha tenía que defenderse sólo. Él no estaba haciéndolo mal. El hombre no había ido con el jefe para quejarse de Hui... aún. Parecía que tenía algo de valor.

 

—¿Has tenido sexo? —Hui preguntó con una fuerte dosis de duda en su tono—. Y sabré si estás mintiendo.

 

San Ha dio un golpe a la puerta cerrándola y se levantó. — Que te jodan, Hui.

 

—De nuevo, Dong Woo no me deja jugar contigo, así que debo declinar la invitación.

 

Dong Woo se rio. Hui estaba lleno de mierda. San Ha dejó escapar un sonido frustrado mientras caminaba detrás del mostrador.

 

—Tranquilo con él, Hui.

 

Hui movió sus cejas. —Si yo no lo puedo joder, lo menos que puedo hacer es tener un poco de diversión. Además, si realmente creyera que le molesta, retrocedería. Él se pone nervioso con mucha facilidad, pero te puedo decir que no le importan las bromas y provocaciones.

 

Dong Woo apoyó los antebrazos en la mesa, deseando que su turno hubiera terminado. Realmente odiaba trabajar aquí. Si alguna vez encontraba otro lugar que estuviera contratando, Dong Woo estaría fuera de aquí. Lástima que amaba el sol tanto o Dong Woo trabajaría con su pareja en el reino de los demonios.

 

Pero no podía imaginar la vida sin el calor del sol en su cara. Además, aunque el reino de los demonios era un lugar fascinante, Dong Woo no quería vivir o trabajar allí. Había oído hablar a su pareja acerca de vender el Diablo´s. No estaba seguro de qué tan serio era el hombre, y no le había preguntado a Hoya qué haría con su tiempo si vendía su negocio.

 

Ahora mismo Hoya estaba en el trabajo y a Dong Woo no le importaba admitir lo mucho que extrañaba al hombre. Su pareja vivía en la casa Manchester con Dong Woo, y le encantaba despertar en los fuertes brazos del hombre todas las mañanas. Era una sensación de la que Dong Woo nunca se cansaría.

 

Hui agarró una linterna de la parte trasera del mostrador.

 

—Estoy aburrido a muerte. Voy a ir a molestar al público del cine y atrapar a las parejas besándose. —Movió la linterna—. ¿Quieres venir conmigo?

 

Normalmente Dong Woo diría que sí. Le gustaba divertirse con su hermano. Los dos habían estado en problemas constantemente cuando crecían. Pero esta noche lo único que Dong Woo quería hacer era regresar a casa. —No, ve tú solo.

 

Hui le frunció el ceño mientras señalaba a Dong Woo con la linterna. —No eres divertido desde que te has emparejado con Hoya. Si te vuelves más aburrido voy a golpearte en la cabeza con esta linterna.

 

Dong Woo observó a su hermano irse. Él no estaba tratando de ser un aburrido. Dong Woo sólo sabía que no podía bajar la guardia en estos momentos. Había permanecido vigilante y manteniendo un ojo por si veía al cazador. Si se permitía relajarse un momento Dong Woo podría perder la cabeza.

 

Había visto la gran espada que el cazador llevaba con él y sabía que tenía que ser afilada. En realidad no estaba tratando de probar esa teoría. Cuando Cory y Kisu entraron en el cine, Dong Woo sonrió. —¿Noche de cita?

 

Kisu tomó la mano de Cory. —Sí, lo saqué, Cory seguía trabajando, le tuve que doblar el brazo para traerlo.

 

Dong Woo quería reír al ver el puchero del shifter búfalo. Cory era un hombre demasiado grande para eso. Dong Woo había pensado en pedirle al Alpha un préstamo para un negocio, pero no tenía ni idea de lo que iba a hacer. Le había sorprendido cuando Cory abrió una panadería, porque el hombre no sabía nada sobre hornear.

 

Pero Dulce Deleite estaba prosperando por lo que el shifter debería de estar haciendo algo bien. —¿Quieren algo o llegaron aquí para molestarme?

 

—Me sorprende no verte en un sofá —respondió Cory—. Aún espero que me dé un ataque al corazón porque conseguiste un trabajo.

 

Dong Woo se giró hacia Cory. —Trabaja esto.

 

Cory se rio mientras el teléfono de Dong Woo sonaba. Él vio que era Hoya quien le llamaba. —Decidan rápido —le dijo a Cory y Kisu—. Tengo una llamada importante que tomar. — Contestó el teléfono antes de que Cory —porque Kisu no iba a comer nada del cine— hiciera su decisión—. Muy lento —le dijo al shifter búfalo.

 —Hola, gato —dijo Hoya en su voz rica-como-whisky. Dong Woo se estremeció ante el sonido y al mismo tiempo su pene creció con fuerza—. Llamo para ver cómo van las cosas.

 

—Justo genial —Dong Woo respondió sarcásticamente—. Estoy trabajando en mi trabajo ideal.

 

—Aguanta, bebé. Estoy planeando algo. Si sale bien, no estarás en la sala de cine durante mucho más tiempo.

 

—Espera…

 

Dong Woo le hizo una seña a Cory y se giró de espaldas para hablar con su pareja. —No voy a desnudarme en tu club, no importa lo mucho que me ruegues.

 

Hoya sonrió y le dio un gruñido. —Me encantaría ver que te desnudaras para mí, en privado.

 

El duro pene de Dong Woo pulsó ante la imagen que Hoya le había metido en la cabeza. Por supuesto, no había manera de que se desnudara así. Ese no era su kinky. —Si eres buen chico, quizás sí.

 

No tenía ni idea de por qué estaba bromeando con Hoya de esa forma. Dong Woo no había hecho un stripper ni un solo día en su vida. Ni siquiera sabría por dónde comenzar. Bueno, la verdad es que sabía cómo quitarse la ropa, pero no había tratado de bailar seductoramente con alguien.

 

Hoya respiró rápidamente. —Voy a esperar eso.

 

—Creo que sólo me llamaste para hablar sobre sexo.

 

—¿Puedo conseguir unas jodidas palomitas? —Cory gritó detrás de Dong Woo.

Dong Woo tomó una bolsa grande y la llenó hasta el borde, y luego se la dio al shifter búfalo. —Ahora vete.

 

—Espero que no me lo estés diciendo a mí —dijo Hoya.

 

—No, estoy hablando con un chico necesitado.

 

Cory frunció los labios hacía Dong Woo mientras se movía detrás del mostrador y tomaba un vaso. Dong Woo no lo detuvo. Infiernos, el búfalo podía quedarse aquí atrás por el resto de la noche y servir a todos para que Dong Woo pudiera hablar por teléfono.

 

Cuando Cory le dio un billete de veinte, Dong Woo empujó el dinero de nuevo a su amigo. Cory se encogió de hombros, agarró sus cosas y se dirigió hacia la sala del cine con Kisu. Bueno, ahora podía hablar sin interrupción.

 

Él preferiría pasar su tiempo en el teléfono con su pareja que en el trabajo. La única cosa que sería mejor era pasar tiempo cara a cara con Hoya... desnudo.

 

—Entonces, ¿vas a bailar para mí, hjertet mitt drage?

 

Dong Woo no tenía ninguna duda de que podría correrse sólo por escuchar el erótico acento y la voz de barítono. Hoya definitivamente valía una masturbación. Podría entrar en el cuarto de baño y masturbarse mientras hablaba con su pareja por teléfono.

 

Hmm, no es una mala idea.

 

Mirando a su alrededor para asegurarse de que nadie lo observaba, Dong Woo se deslizó por detrás del mostrador y se apresuró a entrar en el baño de hombres. Se encerró en un cubículo, acunando el teléfono entre el hombro y la oreja, y luego liberó su adolorido pene.

 

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Hoya.

 

—Uh, ¿nada?

 

—Entonces, ¿por qué te oyes sin aliento, hjertet mitt drage?

 

Dong Woo envolvió sus dedos alrededor de su pene y comenzó a acariciarse rápidamente. —Yo sólo… —Él no quería ser el que hablara. Él quería oír la erótica voz de su pareja—. Oh, infiernos, habla sucio para mí.

 

—¿Te estás masturbando?

 

—Uh-huh. En el baño de hombres.

 

—Mierda —dijo Hoya con un siseo—. Quiero ver tu hermoso pene.

 

—Ung —Dong Woo dijo mientras tragaba y seguía acariciándose—. No dejes de hablar. Quiero masturbarme con tu voz.

 

Hoya soltó una baja y sexy risa. —Nunca me he encontrado con una solicitud como esa antes. ¿Está la cabeza hinchada y goteando?

 

—Sí.

 

—Es una lástima que no esté allí. Amaría chupar tu pene, tragar todo, lamer tu esencia de tu grueso pene.

 

«Oh, sí». Esto estaba funcionando genial para Dong Woo. Eso era exactamente lo que necesitaba oír. —¿Y? —preguntó sin aliento.

 

—Lo único que quiero más que tomarte en mi garganta es llevar mi pene dentro de tu apretado culo. No tienes idea de cuánto control tomas de mí cada vez que hundo mi pene dentro de tu cuerpo. Tu culo se extiende tan lindamente para mí, hjertet mitt drage.

 

Dong Woo no podía creer que estaba masturbándose en un baño público con la voz de su pareja. Era emocionante como el infierno. Él nunca había hecho nada como esto antes, pero si seguía trabajando en el cine, sin duda iba a hacerlo de nuevo.

 

—Córrete para mí, mi corazón de dragón.

 

Dong Woo echó la cabeza hacia atrás mientras su pene estalló. Le sorprendió correrse ante la orden de su pareja. Su simiente salió disparada y golpeó la puerta del cubículo. Joder, iba a tener que limpiar eso.

 

—Eres tan condenadamente hermoso —dijo Hoya en el teléfono—. Incluso tu orgasmo se oye sexy en el teléfono.

 

Dong Woo sonrió ampliamente mientras tomaba un poco de papel higiénico y se limpió las manos y el pene. Se acomodó la ropa y luego limpio la puerta del cubículo y bajó la cadena. Eso era exactamente lo que había necesitado.

 

—La próxima vez voy a ser el que hable sucio.

 

Hoya gruñó. —De acuerdo.

 

Dong Woo abrió la puerta del cubículo y se agarró de inmediato la garganta. Su teléfono celular cayó al suelo mientras trataba desesperadamente de retirar la mano del cazador de su cuello. Él pateó, arañó, y trató de cambiar, pero no pasó nada.

 

—Tú morirás —el cazador le gruñó a la cara.

 

Dong Woo sintió que sus pulmones ardían por falta de aire cuando el cazador desaparecía del baño de los hombres, llevándoselo con él.

 

 

 continuara...

 

 

 

 

Notas finales:

-Hoya no podía conducir. Los carros no eran utilizados en el reino de los demonios y antes de eso, bueno, los carros no se habían inventado-

 

hhahahahahahha esta frase me dio mucha risa...

 

dejen rw


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