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62. Forjado en Dong Woo (08) por dayanstyle

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Dong Woo se movía lo mejor que pudo con el pesado grillete en el tobillo y otro en la muñeca. Echó un vistazo a la puerta antes de rápidamente bajar sus pantalones hasta los muslos. Movió su ropa interior y deslizó el huevo entre las piernas. Era el único lugar que se le ocurrió para ocultarlo y el lugar más caliente en su cuerpo. Esto era extraño como el infierno considerando que el huevo era tres veces el tamaño de un huevo de gallina, escamoso, y de un profundo color verde esmeralda. Dong Woo no tenía ni idea de lo que estaba haciendo.

 

Una vez que fuera libre —y sería libre— Dong Woo iba a golpear a Hoya por no decirle que iba a... Dong Woo se removió un poco más hasta que finalmente tuvo el huevo en su lugar. Esto se sentía tan extraño. Con mucho cuidado se sentó de nuevo y rezó paraque el cazador no supiera que ya tenía el huevo de dragón.

 

Eso había sido un total shock, pero de alguna manera Dong Woo sabía instintivamente qué hacer con esa cosa. Bueno, tenía que dejar de pensar en el huevo como una cosa. Era su hijo o hija. «¡Oh, joder!» Él acunó la cabeza entre las manos, cuando el vértigo se apoderó de él. Dong Woo no estaba preparado para ser madre. Él no sabía nada acerca de la crianza de un niño-dragón, cachorro-huevo, o lo que sea.

 

Ni siquiera estaba seguro de estar haciendo lo correcto, pero su instinto le decía que lo mantuviera caliente. Esta tenía que ser la cosa más bizarra que le había pasado, y eso era mucho decir. Si Hui descubría cómo Dong Woo había conseguido el huevo, su hermano nunca lo dejaría pasar. Se estremeció ante el recuerdo.

 

 

El cazador le había dicho a Dong Woo que iba a morir porque no iba correr el riesgo de que un shifter dragón naciera dado que la maldición había sido levantada. Dong Woo no tenía ni idea de lo que decía el cazador hasta que... Dong Woo tragó audiblemente. Mierda, tenía que salir de aquí. Podía estar volviéndose loco ante la idea de ser padre, pero un proteccionismo lo recorrió al pensar en que algo le sucediera al joven bebé que estaba tratando desesperadamente de mantener caliente. Si algo le pasaba al huevo, Dong Woo no estaba seguro de lo que iba a hacer. No podía derrotar al cazador, pero no podía contemplar que algo le sucediera a su bebé.

 

La única cosa que podía hacer era rezar para que su pareja lo encontrara y mantuviera la seguridad del huevo.

 

Hoya era otra cosa. Dong Woo no podía prometer la seguridad del hombre una vez que lo tuviera en sus manos.

 

 

Hoya no era un tonto. Sabía que Him Chan le había regalado algo. Lo había sentido en el momento en que el hormigueo había sucedido, hace dos semanas. Él no estaba seguro de lo que era.

 

—¿Puedes sentirlo? —Hui preguntó mientras se paseaba por la sala—. Tienes que sentirlo. Son pareja. Lo mordiste, lo jodiste, y le inyectaste ese tipo de localizador. ¡Encuéntralo!

 

Hui estaba alterando sus nervios. Hoya estaba listo para estrangular al tipo. Ya era bastante malo no poder localizar a su pareja, pero tener a Hui quejándose constantemente no estaba ayudando. En realidad, le estaba dando un dolor de cabeza.

 

—¿Qué infiernos crees que estoy tratando de hacer? —le gruñó a Hui—. Si te callas durante cinco minutos tal vez pueda concentrarme.

 

El chita se dejó caer en el sofá, frotándose la cara con las manos. —Es todo lo que tengo. No puedo perderlo, Hoya.

 

El triste tono casi hace que Hoya confortara al hombre, casi. Hui aún era un dolor en el culo. —Voy a intentarlo de nuevo. —Hoya aclaró su mente y se concentró en las enzimas que había inyectado en el cuerpo de Dong Woo. Podía sentir una conexión débil, pero no fue suficiente para decirle dónde estaba su pareja.

 

Quería por Dios saber lo que Him Chan le había dado. Hoya había tratado de llamar al líder demonio un par de veces, pero Him Chan no estaba respondiendo. Si algo le sucedía a Dong Woo, Hoya iba a cazar a esa bruja y arrancarle la piel lentamente. Amaba a Dong Woo con todo su ser. El hombre era su preciosa luna y estrellas, y le había dado a Hoya una libertad que nunca pensó tener de nuevo.

 

Él vivía para ver la sonrisa del hombre y oír su risa, sentir al chita en sus brazos mientras le hacía el amor o simplemente dormir al lado de su caliente cuerpo. Perder a Dong Woo no era una opción. Hoya iba a encontrar al cazador y quemarlo.

 

Sólo rezaba porque no fuera demasiado tarde.

 

—¿Algo?

 

Hoya negó con la cabeza. —La conexión es débil, y no es lo suficiente como para decirme dónde está. —Se dio la vuelta para dirigirse a la cocina cuando un bosque se abrió ante él. Hoya se quedó sin aliento. Él sabía que todavía estaba en la casa Manchester porque podía ver la cocina. El bosque era una imagen tenue, casi holográfica.

 

 

Y era familiar como el infierno. El cazador tenía a Dong Woo en la patria de Hoya. Debería haber pensado en eso. ¿Qué otro entorno sería el lugar perfecto para matar a Dong Woo que el lugar en el que casi todas los shifter dragón fueron exterminados?

 

Tenía la sensación de que no iba a encontrar a Dong Woo tan rápidamente como cuando la bruja se había llevado a su pareja. Hoya estaba jodidamente cansado de que todo el mundo secuestrara a su corazón de dragón. La maldición se había ido y debería estar disfrutando de su chita, no cazando a quien lo había secuestrado.

 

Miró por encima del hombro para ver que Hui seguía paseándose por la sala y se preguntó si debía dejar que el chita supiera. Dong Woo ya estaba en problemas. ¿Quería que otro Jang posiblemente sufriera a manos del cazador?

 

Hui podría alterar sus nervios, pero no quería al chico muerto. Hoya también sabía que no podía hacer frente al cazador solo. Estaba enojado como el infierno, pero era lo suficientemente inteligente para saber que necesitaba ayuda. Aún tenía que encontrar la manera de matar al cazador una vez que lo encontrara.

 

Necesitaba una manera de llegar a su tierra natal. Quizás Him Chan le había devuelto el poder de usar los portales. Esperando como el infierno que el hombre lo hubiera hecho, Hoya corrió a su dormitorio. Tenía que dejar a Hui atrás. Si algo le sucedía al chita, Dong Woo jamás se lo perdonaría.

 

—¿Dónde está el fuego? —Aron preguntó mientras salía de su dormitorio.

 

Hoya vio al hombre y luego señaló con la cabeza la puerta de su dormitorio. —Necesito que entres.

 

Algo brilló en los ojos del oso polar. —¿Me estás pidiendo verlos a ti y Dong Woo teniendo sexo?

 

Hoya inclinó la cabeza mientras estudiaba a Aron. — ¿Por qué me preguntas algo así?

 

Aron se reía mientras se dirigía hacia la habitación de Hoya. —No hay ninguna razón en absoluto, mi amigo.

 

¿Hoya realmente quería saber? No realmente. Algunas cosas eran mejor dejarlas sin respuesta. Lo que pasaba entre él y Dong Woo al acoplarse no era asunto de nadie más. Él definitivamente no quería saber sobre amantes del pasado de Dong Woo. Ese pensamiento era suficiente para echar más leña a su rabia.

 

—Entonces, ¿qué es lo que necesitas?

 

—Necesito que me ayudes a rescatar a Dong Woo del cazador —Hoya respondió mientras lanzaba su mano y estaba aliviado como el infierno cuando un portal se abrió. Him Chan podría no estar allí para ayudarlo, pero el hombre no había dejado a Hoya totalmente indefenso.

 

Los ojos de Aron revisaron el portal, su expresión le decía a Hoya que estaba analizando las cosas en su cabeza. Hoya estaba perdiendo preciosos segundos, pero sus instintos le dijeron que no fuera solo. Después de lo que sintió una eternidad, Aron finalmente asintió. —Vamos a rescatar al chita.

 

—¿De verdad? —Hui dijo desde la puerta—. ¿Sólo ibas a dejarme? Sabía que no te agradaba.

 

—No puedes ir, Hui.

 

—El infierno que no puedo.

 

Hoya suspiró. Realmente no necesitaba esto ahora. —Si algo te sucede…

 

—Yo puedo cuidarme —dijo Hui—. Mi seguridad no es tu preocupación. Tengo el mismo derecho de rescatar a Dong Woo que tú.

 

Hoya esperaba como el infierno que no mataran al terco chita. Él ya tenía bastantes preocupaciones. Lo único que sabía sobre el cazador era que la criatura era una máquina de matar shifter dragón. Podría no haber ninguna razón ni compromiso.

 

Uno de ellos iba a morir y Hoya estaba decidido a asegurarse de no ser él. No se había escondido en el reino de los demonios por mil doscientos años sólo para que ahora le cortaran la cabeza. Eso no iba a suceder.

 

—Recuerda estas palabras, Hui —Hoya dijo—, porque si te lastimas, Dong Woo vendrá tras de mí.

 

Los tres cruzaron el portal, aterrizando en tierra firme. Hui se puso de rodillas y vomitó mientras Aron gemía sosteniéndose la cabeza. Hoya sabía que se necesitaba cierto tiempo para acostumbrarse al portal. Poniéndose de pie, Hoya escaneó su alrededor. Sabía que estaba en el lugar correcto, porque la conexión entre él y Dong Woo era más fuerte ahora.

 

—Vamos a pasar —dijo Hoya.

 

—Tan pronto como acabe de lanzar mis galletas —Hui dijo escupiendo en el suelo—. Creo que voy a tomar un taxi de regreso cuando todo esto termine.

 

Hoya se rio entre dientes. —Ese será un viaje largo, mi amigo.

 

Hui se puso de pie y comenzó a frotar sus brazos. — Maldita sea, está frío. ¿Dónde diablos estamos?

 

Lejos de Kansas, Dorothy —Hoya respondió mientras comenzaba a caminar, siguiendo la conexión que tenía con Dong Woo. No había visto su domicilio en más de 1.200 años, pero lo había visitado dos veces en el último mes. A pesar de que no se quejaba de las impresionantes vistas, hubiera sido agradable volver a visitar el lugar en mejores circunstancias.

 

—No hace frío —le dijo Aron a Hui—. Se siente muy bien aquí.

 

—Eso es porque eres un oso polar. Yo soy un chita que vive en climas más cálidos. —Hui caminaba junto a ellos. Aunque el hombre se quejaba, se mantenía al día. Hoya entró en el bosque, sus sentidos en alerta máxima. Aún no había encontrado la manera de derrotar al cazador y esperaba como el infierno descubrirlo pronto.

 

Lo que no daría por una espada hecha de acero Valeryn. Es el metal más fuerte forjado y utilizado por su raza cuando fueron fuertes. Él sabía que el cazador podía morir considerando que el que tenía a su pareja era el último que existía. Hoya sólo deseaba saber cómo habían muerto los otros.

 

Sería muy útil saberlo ahora mismo.

 

Caminaron durante horas, moviéndose más y más hacia la guarida del cazador. Un dolor sordo palpitó en la parte posterior del cráneo de Hoya, diciéndole que estaba muy cerca. Vio una cueva por delante y gruñó.

 

¿Por qué no podrían los chicos malos esconderse en un hotel de cinco estrellas? ¿Por qué tenía que ser una cueva oscura y húmeda? Infiernos, él incluso se conformaría con un áspero club que ese lugar deprimente. Puesto que él no conocía el lugar, el cazador tenía la sartén por el mango.

 

Eso no se sentía bien para Hoya. Sentía como si estuviera entrando a una trampa. Si las cosas salían mal, no conocía todas las salidas.

 

Cuando se acercaron a la boca de la cueva, Hoya vio algo brillante escondido en la maleza. Él se acercó a investigar.

 

—Por favor, dime que no vamos allí —dijo Hui, incapaz de ocultar la pequeña cantidad de tensión en la voz—. Olvidé mi equipo de espeleología en casa.

—Esto es exactamente por lo que no quería traerte — Hoya dijo mientras se acercaba a los arbustos—. No puedo garantizar tu seguridad, Hui.

 

Mientras el chita se quejaba de que no necesita una niñera, Hoya movió las gruesas ramas del camino y se quedó sin aliento. Había querido una espada, había deseado una en su mente, y aquí estaba. Hoya iba realmente a odiar que Him Chan le quitara estos poderes.

 

Eran muy, muy dulces.

 

Sacó la pesada espada de la tierra y luego se giró hacia la cueva.

 

—¿Sabes cómo usar esto? —Aron preguntó mientras avanzaba hacia adelante con Hoya.

 

Hoya asintió brevemente. —Fui entrenado por los mejores.

 

—Aunque Había pasado demasiado tiempo desde que Hoya había empuñado una espada. Estaba bastante seguro que las clases volverían a él. Esperaba como el infierno que lo hicieran.

 

Se movieron a lo largo del túnel, una luz y aire rancio les llegó. Sentía una sutil brisa que le dijo a Hoya que había más de una salida. Tenía la sensación de que iba a necesitar ese conocimiento.

 

El túnel se abría en una gran cámara, un pozo de fuego en medio del lugar. Hoya vio una puerta de acero construida en una de las paredes.

 

Allí era donde se encontraba detenido Dong Woo. Podía sentirlo. Hoya sólo no estaba seguro de cruzar el espacio abierto. Eso sería demasiado fácil.

 

—No me gusta esto. —Hui susurró los pensamientos de Hoya—. ¿Dónde está el cazador?

 

—No estés tan ansioso por conocerlo —dijo Aron antes de mirar a Hoya—. Ve por Dong Woo a esa celda. Cuidaremos tu espalda.

 

Hoya asintió y cruzó rápidamente la habitación, deslizando los dos grandes tornillos y abriendo la puerta. Su pareja estaba acurrucado en una bola, acostado sobre su lado. El corazón de Hoya saltó ante la vista. ¿Estaba su pareja herido? Dong Woo no estaba muerto. Lo sabía porque Hoya no se estaba volviendo loco.

 

Rápidamente cerró la distancia, dejó la espada en el suelo mientras levantaba la cabeza de su pareja. —¿Estás herido, hjertet mitt drage? —Alivio lo inundó cuando los verdes ojos de gato de Dong Woo lo miraron con sorpresa.

 

¿Por qué infiernos su pareja se veía molesto?

 

—No —Dong Woo respondió mientras se sentaba. Hoya examinó los grilletes y luego usó la espada para romper las cadenas. Los grilletes aún quedaban en su lugar, pero Dong Woo ya no estaba atado a la pared.

 

—Tenemos que irnos. —Hoya trató de levantar a su pareja, pero Dong Woo apartó su mano. Estaba verdaderamente perplejo por el comportamiento de Dong Woo—. ¿Qué te sucede?

 

—¿A mí? —Dong Woo le preguntó con los dientes apretados—. Te voy a mostrar lo que me pasa. —Su pareja cuidadosamente se puso de pie y metió la mano en sus pantalones. Hoya inclinó la cabeza hacia un lado, las cejas se unieron mientras se preguntaba qué estaba haciendo su pareja.

 

A Dong Woo podría haberle crecido una segunda cabeza y Hoya no se habría sorprendido tanto como ahora, cuando su pareja le entregó su huevo de dragón. Se tragó el nudo en la garganta mientras no podía apartar la mirada de la maravillosa cosa.

 

Y entonces el miedo se estrelló contra él. Desde la maldición, cada huevo producido por un shifter dragón había sido un cascarón vacío o nacido muerto el joven dragón feto. Hoya no estaba seguro de si podía soportar si su hijo o hija muriera dentro de este huevo. Ahora sabía lo que realmente quería decir el temor.

 

Pero la maldición se había levantado. ¿Esto quería decir que había una posibilidad de que él y Dong Woo fueran a tener el primer dragón nacido en más de 1.200 años? Esto hacía su situación mil veces más peligrosa.

 

Si el cazador se enteraba...

 

—¿Se te olvidó decirme esto? —Dong Woo le preguntó mientras empujaba el huevo de nuevo dentro de sus pantalones. Para alguien que no sabía nada de dar a luz a un dragón, Dong Woo tenía la inteligencia de mantener el huevo caliente. Pero el tono de su pareja no le había pasado desapercibido. El chita estaba más allá de enojado.

 

—No sabía que era posible —Hoya respondió con sinceridad—. Ningún hombre jamás ha producido un huevo. —Y ningún shifter dragón había tenido un huevo en su forma humana. Hoya miró el cuerpo de Dong Woo—. ¿Cómo lo hiciste?

 

—Amigo, no quieres ni saber. —Dong Woo comenzó a caminar hacia la puerta, aunque un poco torpe y lento. El instinto de protección de Hoya se duplicó, sabiendo que no sólo tenía una pareja para proteger, sino también a su huevo.

 

Si el huevo eclosionaba con éxito, traería una nueva esperanza a los shifter dragón restantes. Esto significaba que su raza no iba a morir. Hoya moriría por proteger el futuro de su raza.

 

—Tu pequeño cazador era un hombre muy hablador —dijo Dong Woo a medida que avanzaban hacia la puerta—. Me dijo que aunque la bruja fue capturada, él fue creado para matar hasta el último shifter dragón y por eso no murió cuando el líder demonio levantó la maldición.

 

Eso explicaba mucho. Lástima que el cazador no le había dicho a Dong Woo cómo matar al hijo de puta. —Hagas lo que hagas, mantén seguro a nuestro huevo.

 

Dong Woo le agarró del brazo y le impidió avanzar. Su pareja no dijo una palabra, se quedó mirando a los ojos de Hoya. Había una gran cantidad de emociones que nadaban en los verdes irises de gato de Dong Woo. Acercándose, tomó la cara de su pareja.

 

—Te amo, hjertet mitt drage. Vamos a salir de esto y con nuestro hijo a salvo.

 

Su pareja asintió, sus ojos brillaban cuando tragó audiblemente. Hoya puso un suave beso en los labios de Dong Woo, inhalando el olor del chita antes de girarse hacia la puerta. — Pase lo que pase, quiero que corras con él. No trates de luchar. Tu prioridad número uno es conseguir sacar a nuestro hijo no nacido de aquí.

 

—¿Cómo? —preguntó Dong Woo.

 

Hoya lanzó su mano para abrir un portal, pero no pasó nada. Lo intentó de nuevo con los mismos resultados. —El cazador debe estar bloqueando mis poderes.

 

—Entonces tenemos que salir de aquí antes de que él regrese. —Dong Woo empujó a Hoya hacia la puerta. Salieron al área abierta, Aron y Hui los esperaban. Hui le dio a Dong Woo un rápido abrazo antes de viajar a través del túnel.

 

Hoya había pensado que la suerte estaba de su lado hasta que salieron de la cueva, el cazador caminaba en dirección a ellos. Hoya empujó a Dong Woo hacia los otros dos shifters, mientras levantaba su espada y comenzaba una feroz batalla.

 

El cazador igualaba golpe tras golpe, el choque de las espadas hacía eco a través del bosque, mientras se enfrentaban. Las habilidades de Hoya estaban oxidadas, pero su lecciones estaban regresando a él. Luchó con ferocidad, su determinación era sólida e inflexible como el acero Valeryn con el que estaba luchando.

 

Cuando el cazador giró su espada hacia el estómago de Hoya, éste saltó hacia atrás y se enfrentó. Quería gritar en señal de triunfo cuando la afilada punta de su espada cortó el abdomen del cazador, la sangre brotó de la herida.

 

Si el hijo de puta sangraba, entonces podría morir. Hoya duplicó sus esfuerzos, su espada sin esfuerzo cortaba el aire, golpeando su marca continuamente. La batalla fue muy reñida, espadas chocaron, gruñidos sonaban, y Hoya no estuvo seguro si iba a ganar hasta que el cazador cometió un error fatal y dejó su garganta vulnerable.

 

Sin duda ni piedad, Hoya se giró, deslizando la espada a través de la garganta del cazador. A medida que la criatura caía, Hoya jadeó en busca de aire.

 

Se estaba haciendo demasiado viejo para esta mierda. Todo lo que quería hacer era volver a la casa Manchester, establecerse con Dong Woo, y criar a su bebé.

 

Maldita sea toda esta lucha de mierda.

 

Hoya se acercó al lugar donde el cazador había caído, levantó su espada y decapitó al bastardo. Él no quería correr ningún riesgo. Cuando el cuerpo de repente se incendió, Hoya rápidamente se echó hacia atrás.

 

Arrojó su espada al suelo y se acercó a su pareja, envolvió a Dong Woo en sus brazos. —Vamos a casa.

 

—Es tiempo —Dong Woo dijo mientras paseaba por la habitación. El huevo de dragón se encontraba entre un montón de mantas, situadas bajo una lámpara de calor—. ¿Por qué aún no emerge?

 

El doctor Jaejoong les había hablado de que lo dejaran hacerle una ecografía del huevo. No fue una tarea fácil. La cáscara era mucho más gruesa que un huevo normal, pero el médico lo logró. No sólo les dijo a Dong Woo y a Hoya que el feto estaba haciéndolo muy bien, sino que tenían un hijo.

 

—Relájate —Hoya dijo mientras se apoyaba contra la pared—. Los niños no tienen un horario establecido para nacer.

 

Dong Woo hizo un gesto con la mano hacia Hoya. —¿Cómo infiernos puedes estar tan calmado? —Estaba dispuesto a jalarse el cabello. Sus nervios se sentían en bruto y expuestos. Dong Woo era un maldito desastre y Hoya estaba allí todo tranquilo y sereno.

 

Quería golpear al hombre.

 

—Al menos puedo estar aquí para su nacimiento —dijo Hui. Todos los shifters de la casa se habían reunido en el dormitorio, esperando—. Aún no me has dicho cómo pusiste ese huevo.

 

Dong Woo miró fijo a su hermano. —Y nunca lo sabrás.

 

Hui se echó a reír. —Mi dinero dice…

 

Todo el mundo se quedó inmóvil cuando el huevo se tambaleó ligeramente. Hoya y Dong Woo se apresuraron hacia el pequeño nido que habían creado. Su pareja apretó la mano en la parte baja de la espalda de Dong Woo mientras miraban a su hijo lentamente liberarse.

 

 

Fue el espectáculo más extraño y hermoso que Dong Woo hubiera visto en su vida. El jovencito era de color verde e hizo un pequeño sonido de graznidos mientras caía hacia adelante sobre las mantas. Hoya se acercó y levantó a su hijo en la mano. Él era más grande que dos de los dedos de Hoya, pero su pareja le había dicho que el joven dragón crecería rápidamente y sería capaz de cambiar a su forma humana en cuestión de días.

 

—Él es lindo —dijo Taecyeon mientras se movía hacia adelante para conseguir una mirada más cercana—. También, pequeño como el infierno.

 

—¿Cuál es su nombre? —preguntó Jong Hyun.

 

Kyung Il —Dong Woo respondió con orgullo mientras miraba a su hijo. Todo su cuerpo se estremeció cuando Hoya se giró y le entregó al jovencito.

 

Dong Woo estaba aterrorizado de que el niño se le cayera de su mano. Rápidamente se sentó en el suelo, acunando al joven dragón con ternura.

 

—Felicidades —dijo todo el mundo, y lentamente salieron de la habitación.

 

Dong Woo sabía que el doctor estaría aquí pronto para examinar a Kyung Il. Pero por ahora, él disfrutaba de la unión con Hoya, y su hijo recién nacido.

 

Su pareja pasó un brazo por su hombro y lo besó suavemente en la sien mientras Kyung Il se acurrucaba en la mano de Dong Woo. Este podría ser el momento más extraño de su vida, pero también el más orgulloso. Ahora era un padre, acoplado, y su pareja había logrado vender su negocio y comprar El Trébol de la suerte.

 

Ahora Dong Woo era un camarero allí. Era una opción mucho mejor que el cine. Sería capaz de trabajar con su pareja y no tenía que oler las palomitas de maíz toda la noche. Todo parecía estar finalmente unido.

 

Kyung Il eructó y una pequeña columna de humo salió de su boca. Dong Woo se rio mientras pasaba los nudillos suavemente sobre la espalda de su hijo. —Él es perfecto.

 

Dong Woo miró a Hoya y vio el amor que brillaba en los hermosos ojos de color lila del shifter dragón. Hoya era el hombre más guapo de la tierra y el hombre era todo suyo. Tragó fuerte al recordar que estuvo a punto de perder a su pareja cuando lo rechazó. Gracias a los cielos Hoya lo había perdonado.

 

Ahora tenía la mejor vida que un hombre podía pedir. No había sido fácil llegar a este punto, pero valió la pena.

 

—Vamos a alimentar a Kyung Il —dijo Hoya poniéndose de pie. Dong Woo le entregó a su hijo antes de también levantarse. Envolvió sus brazos alrededor de su pareja y lo besó con ferocidad en los labios.

 

Hoya lo miraba con perplejidad. —¿Por qué fue eso?

 

—Porque nunca te diste por vencido conmigo —respondió Dong Woo—. Y por enseñarme a aceptar lo que estaba destinado a ser.

 

Hoya le dio a Dong Woo una media sonrisa sexy, haciendo derretir el corazón de Dong Woo y causándole un dolor en la ingle.

 

—Tú eres mi hjertet mitt drage, mi corazón de dragón, mi luna y estrellas. Tú me has dado más de lo que jamás te pudiera dar.

 

Hoya sostuvo a Kyung Il en su mano como para probar su punto. —Pero voy a averiguar cómo pusiste un huevo.

 

 

—Quizás algún día —Dong Woo dijo mientras le guiñó un ojo a su pareja y luego siguió a Hoya abajo para alimentar a su hijo recién nacido.

 

 

 

 

 FIN

 

 

Notas finales:

a continuacio... 63. El deseo de Seulong (09) Villa Kim


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