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70. Youngmin (07) por dayanstyle

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Minwoo yacía en el sofá de la oficina de JaeHyo, una gruesa manta lo cubría. El príncipe había entrado en la habitación y conseguido sacar a Minwoo de allí antes de que Youngmin pudiera atacar. Seguía reprendiéndose por ese movimiento tan estúpido. Minwoo sabía que su pareja estaba luchando contra el impulso y sin embargo había empujado su muñeca ensangrentada a la cara del hombre, desesperado porque Youngmin lo reclamara.

Y ahora mírenlo, acostado aquí sintiendo que alguien había perforado un agujero en su pecho y arrancado su corazón.

—¿Qué sucedió?

 

Minwoo levantó la vista para ver a un hombre que era tan guapo que lo aturdió. El tipo tenía que estar cerca de los dos metros de altura, una buena construcción y el cabello negro hasta los hombros. —¿Quién eres?

Sus largas zancadas le llevaron más cerca de Minwoo. — ¿Qué sucedió para que Youngmin se saliera del camino?

 

Minwoo se incorporó hasta quedar sentado, cuadrando los hombros. —Ni siquiera te conozco. ¿Por qué iba a decirte algo?

De pronto, la calma se apoderó de él, como si estuviera de pie bajo una ducha caliente, sus músculos se relajaron. El proteccionismo y la hostilidad no habían desaparecido, sólo aliviado hasta el punto que no estaba dispuesto a luchar por su pareja hasta el final.

 

—Soy  conocido  como  Him Chan.  No  quiero  hacerle ningún daño a Youngmin, jovencito. Sólo quiero saber lo que lo provocó.

Minwoo mordió su labio inferior, su mirada fue hacia sus manos. La culpabilidad surgió una vez más, carcomiéndolo. Él quería ir con Youngmin, para consolarlo, pero sabía que mostrar su cara sería sólo enloquecerlo más. —Fue mi culpa.

Jalando sus pantalones unos centímetros, Him Chan se arrodilló, apoyando los brazos sobre las rodillas. Incluso en una posición en cuclillas, el hombre era mucho más alto que él.

—¿Cómo?

 

—Eso es personal. —Él no compartiría su momento íntimo con su pareja. No con este tipo. No con nadie. Podría no haber durado tanto como había esperado, pero el recuerdo lo llevaba en su corazón y no lo compartiría con nadie más. Aún podía sentir las manos de Youngmin tocándolo, sus labios rozando sobre su cuello. Su piel se sentía caliente donde su pareja había deslizado sus manos sobre su cuerpo.

Minwoo sintió un gran peso en el pecho, ya extrañaba a su pareja.

Quería correr con Youngmin, rogarle al hombre que lo conservara. La razón de su separación era obvia, pero eso no impedía el dolor tan grave que sentía como si se estuviera marchitando hasta desaparecer.

—No tienes ni idea de lo que acaba de ocurrir, Minwoo. Debes de informarme. Te juro que no te lo pediría si no fuera de la mayor importancia.

Minwoo no confiaba en el hombre. Ni siquiera lo conocía. Por lo que sabía, podría ser enemigo de Youngmin, queriendo información para herir a su pareja. —Entonces, busca a Youngmin y pregúntale.

 

Sus largos dedos se cerraron en puños y frunció el ceño con fuerza. Minwoo nunca había temido a nadie, excepto a su pareja cuando Youngmin estaba tratando de tomar un bocado de él, pero este hombre gritaba peligro. Sus facciones se oscurecieron y Minwoo sentía como si fuera jalado por los ojos del hombre. No, más bien succionado por ellos.

—Quiero saber lo que lo puso en marcha. —Oyó la furia por debajo de la orden. De hecho el tipo no había levantado la voz. La había bajado a un mortal tono profundo.

Minwoo sacudió la cabeza, tratando de aclarar su mente. Mentalmente la extendió a Youngmin, temiéndole a Him Chan. Lo que Minwoo vio a través de los ojos de su pareja lo enfriaron hasta los huesos. —No —susurró, colocando una mano temblorosa sobre su boca para evitar el grito que amenazaba con estallar libre.

—¿Dónde está? —Him Chan se acercó—. No puedo alcanzarlo. Dime dónde está y podré ayudarlo.

—Prométeme. —Minwoo podía oír la desesperación en su voz. Le había salido tensa y baja—. Prométeme que no le harás daño.

—Soy el líder de los Guerreros Demonio. Si lastimo a tu pareja, puedes tener mi vida.

Minwoo se quedó atónito hasta la médula por la promesa.

¿Por qué Him Chan decía algo así? ¿Qué tan bien conocía a Youngmin? Había oído del líder demonio. Minwoo no lo conocía por su nombre, sólo por su reputación. Los que hablaban del líder decían que nadie se metía con él, que tenía poderes aún mayores que los vampiros originales. Minwoo no estaba demasiado seguro de cuánto creer de los chismes, pero mientras miraba fijamente a los ojos de Him Chan, se dio cuenta de que el hombre era sincero.

 

—Está en un lugar lleno de muchas celdas de  piedra, comi... —Minwoo tragó saliva. Ni siquiera pudo terminar la frase— . Por favor, ayúdale.

 

—El inframundo —Him Chan murmuró antes de levantarse de un salto. Se dio la vuelta, en dirección a la esquina de la oficina. Se giró y miró a Minwoo—. Si alguna vez necesitas ayuda, solo di mi nombre, jovencito, y estaré aquí. Te doy mi palabra.

Una vez más, el hombre lo dejaba descolocado. Minwoo no entendía por qué ese hombre estaba dispuesto a ayudarlo y a Youngmin. Cruzó los dedos para no haber enviado al hombre a matar a su pareja.

 

 

 

Sentado a la mesa de picnic, Jongin contempló el bosque de más allá. Aún tenía los escalofríos del sueño que le había estremecido con un sudor frío. Casi siempre entendía el cincuenta por ciento pero a veces sus sueños no tenían absolutamente ningún sentido hasta que el sueño sucedía.

Pero este sueño...

 

Suspirando profundamente, inclinó la cabeza hacia atrás, preguntándose si debía decir algo o no. No podía cambiar la trayectoria del sueño, no importaba lo mucho que interviniera. Aunque le dijera a JaeHyo cada detalle, cada pequeña escena que había visto, las cosas seguirían desarrollándose como el destino había planeado.

—¿Por qué me sigues mostrando esta mierda? — preguntó en la oscuridad de las nubes que ocultaban la luna—. Como si no tuviera suficiente mierda en mi plato.

 

El Ultionem aún estaba tratando de capturar a Kang Ta.

Él y JaeHyo aún estaban tratando de averiguar por qué Him Chan estaba dejando que el hombre escapara a través del reino de los demonios sin matar al hijo de puta. También seguía tratando de lidiar con el hecho de que alguien había entrado en el despacho del doctor Jaejoong y robado todos los archivos que tenía. Gracias a Dios que era lo suficientemente inteligente como para tener respaldo de todo en su computadora. Sin embargo, esos eran archivos que Jongin no quería que nadie tuviera.

—¿Otra de esas noches? —Luhan preguntó mientras se acercaba, descansando la cabeza en el hombro de Jongin—. Quizás pueda ayudar.

Al girar la cabeza, Jongin le dio un beso en la sien a su pareja.

—Estás ayudando con sólo sentarte aquí conmigo.

 

—Oh —dijo Luhan—. Fue uno de esos sueños en los que no estás autorizado a decir nada.

Jongin amaba que su pareja estuviera en sintonía con él. El tipo sabía dar marcha atrás cuando más importaba. Él sabía que su pareja podría ser un dolor en el culo para la mayoría de la gente, pero Jongin amaba todos los días que tenía con Luhan.

—No, puedo hablar de ello. —Puso su brazo alrededor de Luhan—. No estoy seguro de que debiera.

—¿Tiene algo que ver con lo que está pasando con los vampiros?

—Y algo más. —Jongin cruzó los tobillos, miró hacia abajo a sus pies, y luego inclinó la cabeza hacia un lado—. Las cosas se van a poner feas, Luhan. Bien feas. Prométeme que no te alejarás mucho.

 

Luhan  pasó  los  dedos  por  Jongin,  dándole una traviesa sonrisa. —Sé cuándo puedo joder, y sé cuándo descansar. Por la forma en que despertaste con un sudor frío, tendré el culo pegado a la casa.

Jongin, había estado teniendo sensaciones en el fondo de su mente durante años diciéndole que había una guerra que se avecinaba. No había comprendido plenamente qué o quién sería el medio. Era sólo un profundo sentimiento en la boca de su estómago. Pero después del sueño, ahora sabía por qué el destino le había enviado a ese callejón la noche que Him Chan y Youngmin se habían enfrentado.

Pero Dios lo ayude, él no quería saberlo. No quería estar involucrado. Lo único que Jongin quería era paz en su pequeña ciudad, que el mundo dejara en paz la Villa Kim. Pero eso no iba a suceder, no cuando había visto algo que lo impactó directamente.

Presionando su boca en el cabello caoba de Luhan, Jongin inhaló profundamente con sus ojos cerrados, murmurando: —Te amo, Luhan. Recuérdalo siempre.

—También te amo. —Luhan giró sus ojos amatista hacia Jongin—. No es tan malo... ¿verdad?

Si ese sueño era algo que pasaría… —Sí.

 

 

 

—Te dije que limpiaras su mente, no que lo atacaras. — Rome agarró a Minwoo apartándolo del humano que estaba tratando de pulverizar. Hong Bin levantó al hombre de la tierra, limpiando su mente antes de empujarlo hacia el estacionamiento.

 

—¡Ese hijo de puta es un cachorro enfermo! —Minwoo gritó mientras luchaba por liberarse—. Tiene que ser ahogado en un tanque de ácido.

Rome lo puso sobre sus pies, pero mantuvo su mano en el brazo de Minwoo. Quería correr tras el humano y terminar lo que había empezado. Los pensamientos que había visto en la mente de ese hombre eran suficientes para causarle pesadillas. —¿Cómo puedes dejar que se vaya?

—¿Qué has visto? —preguntó Hong Bin.

 

—Echa un vistazo por ti mismo. —Minwoo ni siquiera quiso decir en voz alta lo que había visto. Francamente era preocupante. Hong Bin se giró, su cara cada más tensa mientras se hundía en la cabeza del hombre. En cuestión de segundos, sus ojos se oscurecieron.

—Ves, lo que te dije.

 

Hong Bin comenzó a caminar hacia el estacionamiento tras el humano. Hong Bin haría pedazos al tipo, Minwoo sólo esperaba que fuera una muerte lenta y dolorosa.

—Está bien, la curiosidad me está comiendo vivo. ¿Qué has visto, enano? —Rome le preguntó. Minwoo se estremeció mientras envolvía sus delgados brazos alrededor de su estómago.

—Lastima a los niños —susurró Minwoo antes de acercarse a Rome—. Borra eso de mi mente, por favor.

Rome lo miró, atónito. —¿Quieres que entre en tu mente?

El invitar a un vampiro a la mente de uno no era un privilegio dado a la ligera. Hombres habían muerto por invadir la mente de otra persona sin invitación. Minwoo nunca había dejado que nadie entrara aparte de Youngmin. —Sólo ese recuerdo, Rome, nada más.

 

El vampiro asintió antes de sondear la mente de Minwoo.

Antes de que pudiera entrar, Minwoo sintió una fuerza violenta elevarse, un profundo y resonante gruñido llenaba su mente mientras Rome volaba hacia atrás, chocando contra los humanos que estaban en el frente de la multitud.

«¡Nunca permitas que nadie entre a tu mente!»

 

Minwoo tragó cuando escuchó lo enojado que estaba Youngmin. —Pero tú estás ahí.

Un fuerte silbido.

 

Bueno, quizás no debería haber señalado eso. Mostró a Youngmin el recuerdo que estaba tratando de quitarse, y en el segundo, se había ido.

«Está prohibido que le pidas a cualquier otro hombre ayuda. ¿Ha quedado claro, Minwoo?»

Wow, Minwoo nunca lo había oído hablar así de enojado antes. Había oído amenazarlo con comerlo a él, pero aparte de la extraña ansia, esta era la primera vez que la ira de Youngmin se había dirigido hacia él.

No le gustaba que su pareja estuviera enojado con él.

 

—Un poco posesivo, ¿no es así? —Pero Minwoo no pudo evitar sonreír ante la idea. Era extraño, pero le gustaba que Youngmin estuviera dispuesto a matar a cualquiera que se le acercara.

«No tienes ni idea, inocente. Si ese vampiro te toca otra vez, lo destriparé donde esté».

No tenía ni idea de lo que su pareja estaba hablando. Minwoo había estado de pie junto a Rome cuando el hombre salió volando, y luego su pareja estaba allí en su mente. Minwoo recordó  que  Him Chan  fue  a  la  oficina,  buscando  a Youngmin porque su pareja había estado en el inframundo,  comien... «¿Dónde estás?»

 

Minwoo se tambaleó unos metros atrás cuando Youngmin se apoderó del recuerdo de Minwoo sobre Him Chan. Podía sentir la ira del hombre vibrando dentro de él, amenazando con ahogarlo con un sabor desagradable.

«Youngmin, para. Duele».

 

Al instante, la ira se había ido. Y también Youngmin.

JaeHyo salió, con los ojos en Minwoo antes de ver a Rome que se ponía de pie.

—¿Qué fue eso? —Rome entrecerró los ojos a Minwoo—. ¿Estabas jugando conmigo, así me podrías lanzar a la gente?

 

—Ese fue Youngmin advirtiéndote que nunca tocaras a su pareja de nuevo, ni física ni mentalmente. —JaeHyo dio un paso al lado de Minwoo—. Me gustaría que tomaras su advertencia en serio, Rome.

Rome se volvió un poco verde. Parecía extraño teniendo en cuenta lo grande que era el hombre, pero el hombre parecía que estaba a punto de desmayarse. — Mierda. Entonces, ¿por qué Minwoo me pido que limpiara su mente?

—¿Lo hice? —preguntó Minwoo. No recordaba pidiéndole que hiciera algo así.

—Sí —dijo Rome sarcásticamente cuando detuvo a un tipo de salida del club—. La próxima vez pídeselo a D.K o Taeho. Me gusta mi garganta intacta. —Pasó la mano sobre la cabeza del hombre y le permitió salir—. No quiero a ese chico comedor tras mi carne.

 

—Amigo, eso suena asqueroso —dijo alguien desde el frente de la línea.

 

—Cállate  —Rome respondió moviendo  la  mano y limpiando la mente del hombre—. Métete en tus asuntos.

—¿Qué? —preguntó el chico—. Yo no he dicho nada. Rome puso los ojos en banco y se giró hacia Minwoo. — Ponte a mi lado, pero ni siquiera respires en mi camino, niño problemas.

 

 

continuara....

 

 

 


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