Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Fugitivos II: ¿Una razón para vivir? por diidi1897

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola!

 

En el capítulo anterior…

-¿¡Qué sucede!?-el enfermero Johann ingresó a la habitación seguido por otra enfermera. Johann se hincó a un lado de la enfermera que continuaba en el piso-¡¿Qué pasó?!-preguntó alarmado mientras observaba primero a las enfermeras y después a mí

-Revisa a Daniel-dije.

Johann se vio impresionado y confundido por el color de mis ojos, después su mirada viajó hacia los pedazos de vidrio que continuaban flotando a mi alrededor y por último observó a Daniel mientras pasaba saliva con nerviosismo

-Por favor llévense a la enfermera para que la revisen-indicó y las otras enfermeras no tardaron en acatar su petición. Entre las tres cargaron a la enfermera inconsciente y salieron de la habitación mientras Johann se enderezaba y empezaba a revisar a Daniel que continuaba agitándose y quejándose en voz baja sobre la cama

Narra Sean

-Tranquilo, tranquilo-fue lo primero que Johann le dijo a Daniel cuando se le acercó para arreglar lo que las enfermeras habían estropeado. Él empezó a trabajar de la manera en que yo esperaba que se hiciera porque se notaba el movimiento sutil y cuidadoso en sus manos para hacer el máximo esfuerzo de no alterar más a Daniel de lo que ya estaba. A pesar de que sus manos le temblaban, ya sea por lo nervios, por lo que había visto hace un momento o solo por mi presencia, su profesionalismo continuaba sin verse perjudicado.

Primero volvió a conectar el suero y después le colocó la mascarilla de oxígeno. Johann demostró paciencia porque mientras observaba con detenimiento la máquina que monitoreaba los latidos de Daniel, con su mano controlaba la llave del tanque para medir la fuerza con que el oxígeno llegaría a los pulmones de Daniel.

Lo noté concentrado, pero bastó solo un muy pequeño movimiento de mi parte para que volteara a verme

-No te muevas, creaste un caos y en cuanto este problema llegue a oídos del doctor Iván, él va a querer hablar muy seriamente contigo-su mirada volvió a enfocarse en la máquina y el color de mis ojos regresó a la normalidad.

Sin tener nada más que mencionarle en ese momento, decidí arreglar el piso cuarteado de la habitación. Las grietas empezaban desde donde yo me encontraba de pie y continuaban su camino a más puntos diversos de la habitación. La imagen daba la impresión de que un rayo había caído en ese lugar.

Me encargué de que todo quedara como nuevo y después observé con atención al enfermero que continuaba dándole los cuidados pertinentes a Daniel que ya se encontraba más tranquilo a comparación de hace unos momentos; ahora solo tenía temblores esporádicos que no parecían ser graves.

Johann continuó en su tarea sin verse amedrentando por la mirada que le estaba dando

-¿Le hiciste algo a Daniel?-parpadeé después de que escuchara su pregunta

-No ¿Por qué?-di dos pasos hacia él, pero levantó una mano en señal de alto. No avancé más

-No es nada malo. Es solo que hoy está presentando algunos cambios que esperábamos desde hace tiempo-me observó-Cambios positivos-empezó a revisar la paleta de información que estaba colgada a un lado de los botones que controlaban la habitación y después anotó algunas cosas con ayuda de un bolígrafo azul

-Disculpen…-mi mirada pasó de Johann hacia la puerta de la habitación en donde me encontré con dos guardias de seguridad que ingresaban con precaución-Algunas alarmas de emergencia fueron activadas desde este piso-el guardia que habló observó toda la habitación, después a Johann y al último a mí-¿Hay algún problema?-elevó ambas cejas e ingresó por completo a la habitación sin dejar de verme.

Su compañero ingresó detrás de él con su mano sobre el arma que portaba en su cinturón

-Oficiales, todo está bien-Johann tomó la palabra-Hubo un pequeño incidente, pero todo está bajo control-sonrió con tranquilidad-Ya saben cómo son estas cosas-sonrió aún más-Damos alguna buena noticia a los familiares y se alegran en demasía-soltó unas cuantas carcajadas que ni yo ni los guardias nos creímos

-¿Está seguro?-preguntó el oficial que ingresó primero y observó al enfermero, pero noté que todavía me observaba de reojo

-Muy seguro, oficial-Johann suspiró-Y les pido de favor que se retiren porque el paciente no puede estar expuesto a tantas personas por el momento- Johann señaló discretamente hacia donde Daniel se encontraba y me percaté de que los movimientos involuntarios de Daniel se habían detenido por completo

-De acuerdo-el oficial aceptó-Pero estaremos cerca-volteó a verme-¿Bien?-frunció el ceño

-Muchas gracias-Johann volvió a tomar la palabra mientras el oficial y yo nos observábamos. Me vi tentado en darle una sonrisa para que se relajara, pero tal vez no iba a ser un movimiento acertado porque como no tenía ganas de sonreírle a nadie, ese gesto podría ser considerado de todas las formas posibles menos, una sonrisa amistosa

-Vámonos-el guardia le dijo a su compañero quien también me dio un rápido vistazo antes de que ambos salieran por completo de la habitación. Johann se encargó de cerrar bien la puerta y después volteó a verme con un gesto de seriedad, pero no dijo nada y continuó haciendo sus anotaciones

-¿Daniel está bien?-dejé de lado ese acontecimiento y me acerqué a la cama de Daniel

-Sí, está bien. Parece que tuvo una pesadilla, pero a diferencia de otras ocasiones, en esta consiguió despertar-Johann continuó escribiendo.

Como Daniel todavía no podía hacer más que dedicarse en descansar y dormir para recuperarse porque eso era lo importante, las pesadillas eran recurrentes en él, así que eran contados los días en que podía descansar sin un mal sueño de por medio.

Johann dejó de escribir y presionó un botón del tablero mientras se inclinaba hacia él

-Por favor vengan a realizar el cambio de sábanas y de almohadas-dijo y dejó de presionar el botón que suponía era un intercomunicador. Volteó a verme-Andando, debemos salir de la habitación-

-El tiempo de visita todavía no termina-expuse de inmediato

-Para ti, ya-dio unos cuantos pasos hacia la salida-Andando-abrió la puerta y suspiré; al parecer no iba a ser capaz de persuadirlo en cambiar de opinión. Y no era como que me encontrara en la mejor posición de exigir que mis derechos se ejercieran cuando no cumplí con mis responsabilidades como visitante. Alteré el orden y ahora, de seguro, las cosas iban a cambiar.

Observé a Daniel una última vez y lo encontré con la mascarilla de oxígeno puesta. Ahora su respiración era tranquila y continuaba sin verse afectado por lo que momentos antes yo había causado.

El enfermero salió primero de la habitación y yo le seguí

-Estás en problemas-dijo mientras empezábamos a caminar uno al lado del otro por el pasillo

-¿De verdad?-pregunté sin interés porque ¿Cuándo no había estado en problemas?

-Por supuesto-Johann detuvo sus pasos y lo imité. Nos observamos de frente-Ese tipo de actos… ¿En un hospital?-una de sus cejas se elevó-Prepárate para las consecuencias porque al doctor Iván no le agradan los disturbios-continuamos caminando en silencio y a la distancia noté que los dos guardias que anteriormente habían entrado a la habitación de Daniel, ahora se encontraban platicando con las dos enfermeras que se encargaban del papeleo de los pacientes que estaban en ese piso.

Cuando el enfermero y yo nos acercamos un poco más a ellos, una enfermera hizo contacto visual conmigo, pero de inmediato apartó su mirada. Sus movimientos nerviosos no se hicieron esperar y de inmediato los guardias y la otra enfermera voltearon hacia donde estábamos.

Los dos guardias no me perdieron de vista incluso después de que pasáramos a su lado para dirigirnos rumbo al elevador

-¿A dónde vamos?-ignoré las miradas de advertencia que me estaban dando los cuatro

-A la oficina del doctor Iván-Johann llamó al elevador y volteó a verme-Será mejor que tú lo busques a él antes de que se entere por los rumores, que por cierto ya se han de estar extendiendo rápidamente-hizo una mueca y ambos esperamos a que el elevador llegara.

Cuando las puertas se abrieron, nos encontramos con el rey de Roma.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------- 

-Lo estaban tocando sin ninguna consideración. Lo maltrataban-

-Eso es un grave error, Sean. No creas que Daniel es un cubo de azúcar que va a deshacerse al más mínimo contacto con el agua. Ellas están preparadas y saben cómo y qué es lo que hacen. Son profesionales-dijo Iván con calma-Causaste un caos demasiado grande. Me sorprende que la habitación de Daniel esté bien, pero la habitación del paciente del piso de abajo y de al lado…-negó varias veces-Los pacientes se asustaron-cruzó sus brazos a la altura del pecho-Y también fue mala suerte que los familiares estuvieran presentes-

Aún continuaba sorprendido por la rapidez con que Iván se había enterado de todo el “alboroto” que creé, pero ahora comprendía que, en un hospital, todo mundo se enteraba en un santiamén de cualquier eventualidad

-No me pareció correcto su trato-continué defendiendo mi propio pensamiento.

Simplemente la manera en que intentaron controlar a Daniel, no me pareció adecuada y punto final. No iba a desgastarme en convencer a Iván de algo que, tal vez pasaba a menudo en su hospital y él no estaba al tanto

-Escucha, hijo-Iván frotó su frente-Entiendo tu preocupación y tu nula tolerancia sobre todo lo que rodea a Daniel, pero tú también debes comprender que, mientras él esté en este hospital, los cuidados son llevados a cabo por un personal que está altamente capacitado, no por personas no capaces y menos por los familiares ¿Estamos?-no me moví ni asentí, tampoco di signos de estar de acuerdo con lo que me decía-Quedan pocos días para el alta definitiva, sopórtalo un poco más-liberé el aire que estaba conteniendo y decidí dejar el tema porque si continuábamos con esa discusión sin sentido, nunca llegaríamos a nada y solo iba a pasar algo que a mí me disgustaba, perder el tiempo.

Lo que más me sorprendió de esa “discusión” que tuve con Iván, fue que él se mostró comprensivo, tranquilo, utilizó palabras alentadoras, un tono de voz sereno e incluso llegué a identificarle un tono parental al hablarme.

Lo sentí más como el intento de sermón que los padres le daban a su hijo favorito y no como me lo había imaginado gracias a las palabras de Johann y de los rumores que envolvían a Iván.

O yo no le desagradaba tanto o los rumores eran solo eso, rumores.

 ---------------------------------------------------------------------------------------------------------

1 mes después

Tomé otro poco más de pomada que no causaba ningún daño ni provocaba alergia a la piel de Daniel y continué dando masajes con sutileza y paciencia a su dedo índice para evitar algún mal movimiento que le provocara dolor.

El fisioterapeuta se había encargado de enseñármelo varias veces y ahora podía hacerlo con destreza, pero siempre mantenía el cuidado pertinente y seguía las instrucciones adecuadamente ya que todo ello era esencial para que el tratamiento tuviera un efecto positivo en el dedo índice de Daniel que hace poco se había recuperado de la fractura; cada que me dedicaba en masajear su dedo índice o el dedo medio, debía colocarle una férula sencilla al dedo que no estuviera masajeando para que no resultara afectado de alguna manera ante la intromisión de mis propias manos.

Los masajes y los movimientos que le daba a los dedos de Daniel durante un número determinado de repeticiones y tiempo, los aprendí gracias al fisioterapeuta que Iván me había recomendado. Curiosamente, en la lista que esperaba que fuera eso, una lista con varias opciones, solo encontré anotado el nombre del fisioterapeuta que ahora se encargaba por completo de la recuperación física de Daniel fuera del hospital.

Iván me aseguró que Otis, el fisioterapeuta, era la mejor recomendación que podría conseguirme.

Otis era un fisioterapeuta que tenía más de 35 años de experiencia como profesional certificado, era un hombre de baja estatura, caminaba un poco encorvado, utilizaba lentes con mucha graduación y un armazón grueso de color azul. A pesar de que Iván me entregó la ficha de formación académica que Otis tenía, me decidí por investigarlo con mis métodos y no encontré algo turbio, se trataba de otro erudito más que trabajaba en el hospital de Iván.

Otis estudió en Alemania, pero inmediatamente después de titularse, pasó mucho tiempo viajando por Asia para aprender más métodos en el cuidado y tratamiento físico del ser humano. Vivió durante un tiempo en Japón, China y después en algunas ciudades de la India; esos tres países contaban con un extenso acervo en el tema de los tratamientos físicos para curar y prevenir las dolencias.

Gracias a todo lo anterior, Otis llevaba realizando un excelente trabajo desde las 2 semanas que Daniel tenía de alta. Por ahora, las terapias se llevaban a cabo todos los días durante una hora, pero conforme el tratamiento avanzara, si es que se conseguían mejorías, las sesiones irían disminuyendo a 3 o 4 por semana.

Escuché demasiado sobre la eficacia de Otis por parte de Johann y de Iván, pero no fue hasta que lo vi trabajar con mis propios ojos cuando entendí del porqué sus honorarios eran demasiado elevados. Porque sí, aparte del sueldo que recibía del hospital, también cobraba sus respectivos honorarios; honorarios que eran prominentes, pero no me “dolía” solventarlos porque con las 14 sesiones que llevaba, Daniel ya no presentaba más molestias en su espalda y cuello.

Sabía en dónde y cómo tocar cada parte del cuerpo de Daniel para mitigar algunos dolores que lo aquejaban como, por ejemplo, en los hombros, las rodillas, el cuello y el abdomen. Algunas veces Otis utilizaba únicamente sus dedos para dar con el problema y aunque Daniel no podía recibir medicamentos de ningún tipo y tampoco podía llevar una sesión con estimulación eléctrica, eso no era un inconveniente para Otis porque con solo hacer algunos toques certeros, conseguía relajar casi al instante los músculos de Daniel para que descansara adecuadamente por lo menos durante el resto del día, porque las dolencias de Daniel regresaban entrada la noche y solo entonces, yo era el encargado de relajarlo con lo que Otis me enseñaba.

Por supuesto que Daniel también ponía de su parte durante las sesiones porque cuando Otis lo tocaba, algunas veces Daniel hacía un leve murmullo para darnos a conocer el punto exacto que debía tratarse. Esos murmullos ocasionales que nos daba y sus respuestas de “Si” o “No”, me eran más que suficientes porque el tiempo que él había estado internado en el hospital, la mayor parte del día y de la noche su estado era letárgico, pero después de aquel incidente con las enfermeras, pasaba más tiempo despierto, aunque no abriera por completo su ojo sano.

Después del problema con las enfermeras, Iván me quitó el permiso especial y mis visitas disminuyeron en tres por semana y a una hora de tiempo.

No me resultaba un gran problema porque, aunque Daniel solo se dedicaba en escucharme mientras le leía, con una hora me era más que suficiente. En ocasiones había intentado tener una conversación con Daniel, pero él no hablaba y al principio Iván creyó que era por un problema en sus cuerdas vocales así que ordenó que lo revisaran, pero se llegó a la conclusión de que Daniel… simplemente no quería hablar más de lo necesario.

Si el “problema” persistía, íbamos a tener que tomar algunas medidas.

Hasta el momento, las únicas ocasiones en que Daniel expresó más palabras de lo común, fue durante las primeras sesiones de fisioterapia porque le dolían y él se quejaba o pedía que nos detuviéramos. Al principio fue complicado porque como yo era el encargado de cambiarlo de posición para que Otis revisara los músculos de su espalda y piernas, me veía tentado en soltarlo, pero Otis era alguien que no se dejaba amedrentar y continuaba con su trabajo sin prestar atención a los gimoteos y súplicas de Daniel.

Por suerte, esas terapias dolorosas habían llegado a su fin gracias al tratamiento mismo.

Terminé con el masaje en sus dedos y moví mi asiento acojinado para quedar a la altura de su rodilla. Destapé un poco a Daniel, tomé una porción más de pomada y reanudé los masajes acompañados de flexiones.

Daniel se encontraba dormido desde hace poco más de una 1 hora, había aprendido a diferenciar los momentos en que estaba dormido o despierto por el ritmo de su respiración y por alguno que otro movimiento eventual que hacía con sus piernas. Su rutina consistía en despertar durante pequeños lapsos de tiempo, me buscaba con su ojo sano entreabierto y cuando me encontraba a su lado, me sonreí un poco y después se quedaba en silencio intentando observar lo que le hacía, pero como su visión todavía no estaba del todo bien, se cansaba y volvía a cerrar su ojo sano, pero no se dormía al instante.

Terminé de masajear una rodilla y volví a cambiar de lugar para continuar con la otra.

Observé su rostro y aunque todavía tenía unas ojeras marcadas, su estado se veía mejor a comparación de cuando tuvo su primer día del alta hospitalaria.

La primera noche que Daniel pasó en la nueva residencia que adquirí solo para él y para mí, representó todo un reto.

Fue un viernes y desde las 6 de la mañana, se mostró como un día diferente porque mi rutina cambió justo después de que me bañé ya que tuve que preparar todo, absolutamente todo, para recibir a Daniel. Limpié a profundidad la nueva habitación de Daniel y el resto de lugares comunes que había en la casa.

La nueva habitación que Daniel utilizaba se encontraba en el primer piso y tenía su propio baño. Cuidé cada uno de los aspectos, revisé desde la almohada adecuada ya sea por el tamaño, la suavidad y hasta por material con el que estaba fabricada. Su colchón era de los mejores que se ofrecían en el mercado mundial y alemán, las sábanas también eran de materiales suaves y la base era de madera; no resortes y no varillas de metal como las que había en el hospital, lo recomendado fue una base de madera así que, investigué y pregunté a varios expertos y me decidí por ella.

Todo el piso de la casa era de madera a excepción de la cocina que tenía un piso de vinil blanco con tonos grisáceos. También contraté a una profesional para los aspectos de la decoración y del diseño en general porque no confiaba en mis propias habilidades. Quería un lugar agradable para Daniel.

Mi habitación estaba ubicada en el segundo piso y al lado de ella había un pequeño estudio que aún se encontraba vacío porque solo tenía algunos muebles como estantes y un escritorio; por el momento lo utilizaba para guardar mi papeleo y conectar las nuevas computadoras y el equipo que había adquirido para continuar con las investigaciones, pero planeaba utilizar ese espacio para guardar los libros de Daniel

-Sean…-detuve mi masaje al escuchar el murmullo de Daniel

-¿Te duele?-aparté mis manos y me levanté del asiento

-No- sonrió un poco-¿Por qué…-pasó saliva-¿Aún no estamos en la fábrica?-agarré el frasco de la pomada y lo cerré mientras tomaba asiento a su lado.

Eran pocas y cortas las ocasiones en que Daniel hablaba conmigo, pero sus preguntas siempre iban enfocadas del porqué estábamos en ese lugar, de cuándo íbamos a regresar a la fábrica o de cómo estaban los demás.

La pregunta más extraña que me había hecho hasta el momento era: ¿Esto es un sueño?

No tenía respuestas concretas a nada porque, aunque continuaba comunicándome con Maxim y James, solo era para decirles uno que otro dato sobre el estado de Daniel, pero no más. Ellos aún no estaban al tanto del alta hospitalaria porque prefería que Daniel se acoplara al nuevo lugar antes de recibir visitas, pero planeaba llamarles el siguiente fin de semana para darles la noticia y de seguro no iban a tardar más de una semana en llegar

-Todavía no puedes viajar grandes distancias-su ojo sano se entreabrió

-¿Y los demás?-

-Vendrán a visitarte-le aseguré-No te preocupes, dedícate en descansar y recuperarte-le sonreí-Si Tomás, Ana y August vienen a verte, van a pedirte que te levantes de la cama-Daniel sonrió con más ganas-¿Vas a decirles que no puedes o prefieres estar mejor para cuando ellos lleguen?-

-Quiero estar bien-su ojo se cerró-Pero… me siento muy mal-sollozó y las lágrimas empezaron a brotarle

-Tranquilo-me incliné más hacia él ¿Tal vez mis palabras habían sido erróneas? ¿Incluían mucha presión?-Ellos no van a obligarte a nada, recuerda que también hablan mucho-intenté hacerlo reír y él intentó sonreír a pesar de que continuaba llorando.

Ambos lo estábamos intentando

-Bien…-su llanto disminuyó gradualmente hasta que vi el momento exacto en que sus hombros se destensaron por completo. Observé durante un momento más su rostro hasta que lo vi relamerse sus labios

-¿Quieres agua?-observé hacia donde estaba su frasco de cristal con una pajita incrustada en la tapa. Daniel negó-¿Necesitas algo más?-volvió a negar y me di cuenta de que ya no iba a hablar más.

Le di un beso en la frente, después otro en su mejilla por donde sus lágrimas se habían deslizado y me levanté de la cama

-Descansa-me acerqué a la puerta y lo observé durante otro momento más.

El dio un suspiro profundo y su cabeza se hizo de lado. Sabía que se estaba preparando para volver a dormir.

Salí de la habitación por completo sin cerrar la puerta y sin apagar las luces ya que Daniel no podía quedarse a oscuras porque empezaba a agitarse, lo había comprendido desde el primer día del alta.

También dejé encendida la luz del pasillo y me dirigí hacia la cocina para prepararme una taza de café mientras revisaba mi correo desde el celular.

Como me encontré con 14 nuevos correos de los cuales 3 estaban en la carpeta de SPAM, decidí revisarlos desde la computadora de escritorio que había en el estudio. Apagué la luz de la cocina, me terminé el café y subí al segundo piso.

---------------------------------------------------------------------------------------------------------- 

Encendí las 6 computadoras que tenía para revisar los datos estadísticos que se actualizaban cada cierto tiempo sobre la actividad de los laboratorios que por el momento estaba vigilando y mientras esperaba que los datos cargaran por completo, me dediqué en revisar cada correo, al último dejé los 3 que estaban en SPAM.

Los correos me anunciaban las transacciones exitosas que se habían hecho durante el día a diferentes cuentas bancarias que me pertenecían, pero cada una era manejada por un nombre diferente. Después de calcular mentalmente la cantidad que se debía pagar en el hospital por los tratamientos de Daniel, me decidí en conseguir un ingreso extra ¿Y qué mejor opción había que robarles a los laboratorios? Ninguna. Era algo arriesgado, pero por eso seleccionaba a los laboratorios que continuaban recibiendo apoyo por parte del gobierno, pero que no lo invertían adecuadamente, así que solo me dedicaba en hacer desvíos.

Si descubrían una cuenta, no había problema porque hasta el momento tenía 18 cuentas que había abierto con los bancos más seguros en este tipo de trámites que se hacían “bajo la mesa”. Esos bancos funcionaban por y para las mafias más grandes del mundo, así que yo era un sospechoso más entre millones que habían decidido guardar ahí su dinero.

Mi correo electrónico también era especial porque gracias al dominio que había creado hace poco, podía recibir los correos de otros correos electrónicos que me pertenecían. Por ejemplo, si mi correo principal era Sean2020@naes.independent.com, a ese correo recibía notificaciones de correos que daba a los bancos para recibir mi información personal. Era algo más sencillo y no representaba ningún problema porque si en dado caso a alguien se le ocurría buscarme o investigarme por medio de algún correo que proporcionaba, la información que salía era nula y no se entrelazaba con el correo “madre” para nada. Era como un triplete de seguridad.

Cuando verifiqué que todo se encontraba en orden, abrí la carpeta de correo no deseado y me encontré con esos tres correos que pertenecían a la misma dirección electrónica:

12345@abcde

Desde aquella vez que me llegó la ubicación del laboratorio zona cero desde esa dirección electrónica, los correos no dejaron de llegar.

Esa misma o mismas personas continuaban dándome información que en el mercado del gobierno era demasiado cara. Al principio desconfié, claro, pero conforme me di cuenta de que esa información me era muy útil, continué utilizándola sin dejar de lado la precaución.

No me pedían nada a cambio y solo daban indicaciones claras que me servían para entrar a los sistemas de algunos laboratorios o incluso me proporcionaban la información que antes yo debía de buscar “manualmente”.

Todavía desconocía del porqué continuaban ayudándome, pero con la reciente alta hospitalaria de Daniel lo agradecía porque así me veía menos presionado y me permitía enfocarme en Daniel y en nadie más por el momento.

Muchas veces había preguntado a aquellos desconocidos sobre del porqué hacían lo que hacían, pero jamás recibía respuesta, obvio. Su anonimato continuaba y yo no presionaba en saber más de la cuenta.

De reojo me percaté de algo que llamó mi atención. Con ayuda de la silla me deslicé hacia esa computadora y me encontré con movimientos anormales entre un laboratorio de Rusia y el gobierno. Empecé a revisar sus acciones y con ayuda del filtro que tenía en uno de mis programas que había creado recientemente, conseguí dos informes escritos que habían intercambiado hace menos de 7 horas

En ellos encontré palabras como “ataque sincronizado” “medidas drásticas” “trabajo en conjunto” “beneficios” y más. Después leí otro informe y me encontré con un mapeo bastante detallado de la zona en donde la fábrica estaba ubicada

-¿Encontraron la fábrica?-murmuré mientras continuaba tecleando y leyendo cada dato de los informes-Planean un ataque…-en seguida me enderecé-Tengo que avisarles-tomé mi teléfono y estuve a punto de marcar al número de James, pero me detuve. Él estaba demasiado ocupado con Ben y nuestras pláticas continuaban siendo un poco superficiales gracias a nuestras notables diferencias.

Suspiré.

¿A quién debería avisarle?

¿Maxim?

¿August?

¿Ana?

-Ana es la encargada de la seguridad que hay en la fábrica…-analicé y asentí-Ella es mi mejor opción-relamí mis labios. Estaba listo para marcarle, pero de nuevo me detuve porque me di cuenta de que tal vez debía utilizar esa llamada para informar los dos puntos importantes del momento:

Número uno, Daniel había sido dado de alta y número dos, la fábrica había sido encontrada y planeaban un ataque sincronizado.

Me moví en el menú de mis contactos y marqué al número de Maxim. Él iba a recibir la noticia del alta

-Maxim-dije en cuanto me di cuenta de que la llamada había sido tomada

-Hola, Sean-decidí no andarme con rodeos

-Daniel fue dado de alta-anuncié

-¿¡De verdad!?-su tono animado no se hizo esperar

-En verdad-le aseguré-Está en la casa que compré-expliqué

-Increíble…-murmuró

-Por cierto-corté un poco su emoción-¿Ana está contigo?-

-Sí, aquí está-dijo

-¿Puedes pasármela?-ahora tocaba darles la noticia no agradable

-Ana, Sean quiere hablar contigo-lo escuché hablar en voz baja

-¿Yo?-escuché cerca la respuesta de Ana y me di cuenta de que ahora era ella quien estaba sosteniendo el teléfono

-¿Ana?-pregunté mientras volvía a tomar asiento frente a las computadoras

-Aquí estoy-respondió-Dime-

-¿Has revisado los campos de protección que tienen en la fábrica?-fui directo al punto de interés

-Sí, los he revisado cada que tengo tiempo-asentí. Ana nunca me decepcionaba. Ella también era una obsesa en temas de la seguridad-¿Por qué?-

-Revísalos y dales un último mantenimiento, mañana les enviaré por correo nuevas indicaciones y más información-había hecho la llamada porque no debíamos perder el tiempo, pero una vez que cortara, iba a dedicarme en redactar ese correo que ya contaba con una estructura en mi mente

-¿Qué?-la escuché murmurar-Sean ¿Por qué…-

-El gobierno y un laboratorio consiguieron la ubicación de la fábrica. Es cuestión de tiempo para que actúen en contra de ustedes-lo dije claramente y no escuché una respuesta inmediata de Ana porque suponía que ella lo estaba procesando

-Les avisaré a los demás-pude imaginármela auto controlándose

-Revisen los campos de seguridad y pónganse de acuerdo en la estrategia que utilizarán cuando se vayan de la fábrica-

-¿Irnos? ¿Definitivamente?-

-Ana ¿Qué sentido tendría quedarse? Ellos ya saben la ubicación-le recalqué la importancia del asunto

-No tenemos un lugar a donde ir-mencionó

-Háganlo-ordené-Mañana recibirán información que les va a ser útil. Estamos en contacto-decidí terminar con la llamada para apresurarme en redactar ese correo en donde iba a mandarles la información que iban a necesitar.

Ahora quedaba esperar sus próximos movimientos.

Notas finales:

Muchas gracias por leer <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).