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Fugitivos II: ¿Una razón para vivir? por diidi1897

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Notas del capitulo:

¡Hola!

 

Narra Maxim

Claudio acomodó el automóvil a un lado del de James y apagó el motor, pero ninguno de los dos nos movimos durante unos cuantos minutos porque cada uno estaba inmerso en sus propios pensamientos que trataban sobre lo que habíamos vivido hace poco.

El camino también había sido silencioso entre él y yo. Intenté varias veces hacerlo hablar, pero no lo conseguí.

Suspiré mientras me acomodaba

-Entremos-dije y me quité el cinturón de seguridad.

 

Flash Back (Escena Retrospectiva)

-¡Ana!-escuché el grito desesperado que August dio para hacer reaccionar a una Ana que parecía estar dormida, pero el rostro que Claudio tenía en esos momentos, me daba a entender que él estaba viendo algo que August y yo ignorábamos.

Quise preguntarle sobre aquello que estaba viendo, pero otro grito iracundo de August nos hizo reaccionar

-¡Conduce a un hospital! ¡Rápido!-cuando lo observé, supe que jamás iba a olvidar ese rostro desencajado producto de la desesperación que estaba viviendo mientras sostenía a Ana entre sus brazos. Se estaba aferrando a ella.

Claudio volvió a girar sobre su asiento y, aunque sus manos parecieron sufrir de un parkinson severo, consiguió poner en marcha el automóvil. Empezó a conducir a gran velocidad mientras August continuaba con sus intentos de hacer reaccionar a Ana.

Me acomodé en el asiento y empecé a escuchar con ayuda de mis poderes lo que pasaba a mi alrededor.

Lo primero que escuché fue la respiración acelerada de August y sus continuos intentos por hacer reaccionar a Ana, después tuve que concentrarme aún más para oír lo que me interesaba y solo conseguí captar los latidos presurosos de Claudio, de August y los míos.

No encontré los latidos de Ana.

Decidí entonces intensificar la percepción de mis poderes para intentar dar con alguna señal de vida, pero los sonidos que obtuve fueron confusos. No conseguí identificar si lo que estaba escuchando en el interior de Ana era algo normal o… ni siquiera supe cómo catalogarlo

-¡Toma esa desviación!-el grito de August provocó que mis oídos zumbaran dolorosamente por lo inesperado que fue; también porque me pareció más como un ruido eléctrico en un tono muy agudo. Decidí “apagar” mis poderes al mismo tiempo en que Claudio seguía las indicaciones que August le daba para llegar al hospital más cercano.

Decidí no mencionar nada sobre mi reciente descubrimiento.

Claudio continuó conduciendo a máxima velocidad y a pesar de que llevaba buen control del auto, podía notar sus movimientos mecánicos al girar el volante.

A partir de ese momento, todo lo empecé a percibir en cámara lenta.

La llegada al hospital, los gritos que August le dio al personal nocturno para que atendieran a Ana de inmediato, el personal acomodándola sobre una camilla y después cuando la vimos alejarse de nosotros.

En la sala de espera, August se mantuvo yendo de un lado a otro mientras esperábamos las noticias. Claudio y yo decidimos tomar asiento en las sillas blancas de plástico que había en el pasillo, pero no cruzamos miradas en ningún momento.

Y la espera no fue mucha.

En menos de 20 minutos, una doctora salió de una habitación que tenía doble puerta y se acercó a nosotros con sus manos escondidas en los bolsillos delanteros que su bata tenía. Desde la distancia pude notar los rasgos desolados que había en su rostro.

Como a August y a Claudio se les hizo eterno el andar de la doctora, ellos se acercaron a ella. Cuando los tres se reunieron, por primera vez en mi vida, no quise utilizar mis poderes para saber sobre de lo que iba a tratar esa conversación.

La doctora les dijo 4 palabras y después negó levemente mientras cerraba por un momento sus ojos. Presté atención en el movimiento de sus labios y conseguí ver un “Lo lamento”.

Claudio de inmediato abrazó a August y aparté mi mirada de la escena cuando noté los movimientos característicos que hacían los hombros cuando uno lloraba.

Mis ojos se cristalizaron y recargué mi cabeza en la pared.

Ana se había ido.

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Parecía un mal sueño. Un desacierto de la realidad.

El sabor de mi boca era amargo y en mi rostro no podía haber otro gesto más que el de mis cejas fruncidas y mi boca inclinada hacia abajo. No sabía cuánto tiempo llevaba sin escuchar nada a mi alrededor, pero se me estaba haciendo interminable y desgarrador.

A través del cristal, podía ver a August inclinado sobre Ana.

August tenía el rostro rojo producto de todos los continuos esfuerzos que hacía para dejar de llorar, pero como no lo conseguía, en lugar de forzar su calma, continuaba hablándole en susurros a Ana, quien ahora se veía más pálida, pero mantenía un rostro de calma.

Ella yacía sobre una camilla, estaba cubierta de pies a hombros con una manta de color azul claro. Parecía que estaba durmiendo.

Los dedos temblorosos de August cepillaban los cabellos castaños de Ana con suma tranquilidad mientras continuaba susurrándole su nombre o alguna otra palabra para auto confortarse.

Después de escuchar apenas un poco sus palabras, había decidido, nuevamente, no utilizar mis poderes durante ese diálogo tan íntimo.

Cuando la doctora nos dijo que podíamos pasar a verla, para despedirnos, August caminó casi en automático. Claudio y yo preferimos mantener nuestra distancia porque sabíamos que, la relación que existía entre Ana y August siempre fue catalogada, por todos, como especial. Siempre estaban juntos, se reían juntos, pasaban el tiempo juntos, bromeaban entre ellos…

De seguro ambos conocían todos los secretos del otro.

Se complementaban y precisamente, esa conexión se reflejaba en la increíble sincronía que existía en sus poderes. Su vínculo iba más allá de la contrariedad de sus poderes.

Electricidad y agua.

Agua y electricidad.

Desde que los conocí siempre me pareció algo muy increíble e interesante.

Suspiré y dejé de vagar entre mis pensamientos para regresar a la realidad.

August continuaba hablándole a Ana en susurros así que decidí apartar mi mirada para darle más espacio.

Observé a mi lado y me encontré con Claudio.

Él continuaba prestando atención al interior de la habitación. Sus ojos se veían hinchados y rojos, pero no por haber llorado, no. Los tenía de ese color porque estaba haciendo un esfuerzo sobre humano en no llorar. Qué irónico.

Mi mirada se enfocó en su mano, reposaba tranquilamente sobre una barra de soporte que había bajo el ventanal. Decidí colocar mi mano sobre la de él y entonces parpadeó. Lo había sacado del trance.

Primero observó nuestras manos y después a mí

-¿Qué…?-

-¿Estás bien?-lo interrumpí mientras, con un poco de fuerza, conseguía entrelazar nuestros dedos. Su ceja se frunció ante nuestro toque y su mirada regresó por un momento al interior de la habitación, pero después suspiró, parpadeó y volteó a verme

-¿Y tú?-la hinchazón de sus ojos no disminuyó, pero todo el contorno de sus ojos parecía irritado

-Todavía no puedo creerlo-me sinceré-Hoy en la mañana estuvimos juntos para revisar el correo que Sean nos mandó-los ojos de Claudio volvieron a cristalizarse en un santiamén-Ayer estuvimos viendo películas…-murmuré sin dejar de verlo.

Pasó saliva, cerró por un momento sus ojos y se aclaró la garganta

-Voy al baño-consiguió liberarse de mi mano. Dio media vuelta y lo vi alejarse por el pasillo cabizbajo.

No lo seguí porque de reojo vi que una enfermera se acercaba a mi posición y no me equivoqué. Cuando Claudio dio vuelta en un pasillo, la enfermera llegó a mi lado

-Lamento su pérdida, pero necesito de su ayuda con los trámites correspondientes-exhalé y asentí.

Para August, Claudio y para mí, el mundo ahora era diferente. Pero al mundo no le interesaba nuestra pérdida; él continuaba girando para el resto de personas que tenían vida. Porque así era, la vida continuaba su rumbo sin importarle los que iba dejando detrás.

Seguí a la enfermera y cuando llegamos a una oficina empecé a llenar los formularios que me entregaba. Lo hice casi en automático porque solo en algunos momentos me detenía para volver a leer alguna pregunta a la que no le había prestado la debida atención por tener la mente dispersa.

Pero cuando leí la opción de “Nombre del paciente fallecido” y empecé a escribir el nombre de Ana, lo dejé a la mitad…

¿En serio?

Esa mañana la había pasado junto a ella y ahora, ahora ya no estaba.

Solo yo iba a recordar la expresión de sorpresa que hizo cuando leyó en voz alta la cantidad de dinero que Sean nos había mandado para que compráramos los boletos del avión que iba a llevarnos hacia Alemania. Estábamos a un paso de empezar desde cero.

La garganta se me cerró, pero conseguí escribir la última “A” de su nombre y lo observé durante un momento

-Ana-dije en un susurro y tuve un fuerte sentimiento de melancolía.

Con los ojos llorosos, continué rellenando el formulario, pero cuando las lágrimas empezaron a salirme sin ningún control, la enfermera se distrajo con otras cosas para darme un poco de espacio.

Lo agradecí.

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Esperé a que mis manos se llenaran con una buena cantidad de agua y después mojé mi rostro.

Lo hice otras dos veces más y al final me sequé con una toalla de papel.

Me observé en el espejo del baño y recordé el rostro de Ana. Me pareció aún más irreal la situación.

Suspiré y recargué mis manos sobre el lavamanos.

Yo no era de los que lloraban con facilidad. Las veces que había liberado unas cuantas lágrimas siempre fueron por alguna herida física, pero ahora entendía que el dolor del alma y del corazón eran mil veces peor.

No le deseaba este tipo de dolor a nadie.

Era insoportable porque, una herida física podías atenderla y el dolor se esfumaba, pero ¿Una muerte? ¿Cómo se calmaba ese dolor? ¿Cómo se lidiaba con ello?

¿Tiempo?

Imposible.

El tiempo no curaba nada, el hijo de puta solo enseñaba a vivir con ello. Vivir con ello y nada más.

Esperé unos cuantos minutos mientras calmaba mi respiración y después salí del baño.

Regresé a la habitación y encontré a Ana totalmente cubierta con la sabana. August y Claudio se encontraban en el pasillo y en cuanto crucé miradas con August, él hizo una respiración profunda

-Vayan al punto de reunión con los demás-dijo mientras revisaba la hora en su celular-Ya son casi las 2 y deben estar preocupados. James me llamó varias veces, pero no atendí las llamadas-

-Primero arreglemos todo lo necesario aquí-Claudio colocó una mano sobre el hombro de August y le dio unas palmadas, pero él negó

-Yo me encargo-nos observó a los dos-Llamaré a James y después me reuniré con todos-

Claudio y yo nos despedimos de August y en el camino le pregunté a Claudio si había pasado a ver a Ana, pero él negó. Yo tampoco había pasado a despedirme.

Ambos nos dirigimos hacia el automóvil.

 

Fin Escena Retrospectiva (Flash Back)

Fui el primero en bajar del automóvil, Claudio se tomó unos cuantos segundos más.

Una vez que ambos descendimos, caminamos en silencio rumbo a la bodega que habíamos acordado la noche anterior para reunirnos con los demás una vez que saliéramos de la fábrica. Se suponía que estando ahí, íbamos a ponernos de acuerdo sobre los siguientes pasos a seguir.

Justo ahora, no quería ni imaginarme de lo que íbamos a tener que platicar con los demás.

La bodega era subterránea, se encontraba en un edificio en ruinas; de aquellos que abundaban en muchas partes de Rusia. El edificio contaba con algunas columnas intactas, pero por imposible que pareciera, su estructura todavía se veía estable. La bodega estaba ubicada en la parte final del estacionamiento al que no había acceso porque la puerta principal se encontraba bloqueada por grandes cantidades de escombro, así que tuvimos que brincar una pequeña barda y atravesar el estacionamiento de un extremo a otro.

Al final del estacionamiento nos encontramos con un foco de bombilla que emitía una luz amarillenta; ese foco se encargaba de iluminar una puerta metálica de color azul a la que se le notaban algunas partes oxidadas.

Claudio y yo nos observamos por un instante y fue él quien se encargó de tocar para anunciar nuestra llegada y para que nos permitieran entrar.

Esperamos durante un momento hasta que una pequeña puerta deslizable que se encontraba a la altura de mi frente, se abrió.

Por ahí se asomó Tom

-¡Ya llegaron!-gritó con emoción. Volvió a deslizar la puerta y después escuchamos claramente cómo iba quitando algunos seguros que la puerta tenía. Fueron 4 seguros los que quitó hasta que la puerta se abrió por completo-¿Por qué tardaron tanto?-preguntó-Nos hemos entretenido buscando un buen horario para tomar el vuelo, pero ya empezábamos a aburrirnos-él regresó al interior de la bodega y le seguimos.

Nos encontramos con Heinz sosteniendo a Ben y con Lucy y James sentados en una caja metálica que me pareció un refrigerador industrial que había sido derribado

-¿Y Ana y August?-fue lo primero que Lucy nos preguntó.

Ni Claudio ni yo abrimos la boca y evitamos el contacto visual con todos los presentes.

Nuestro silencio se prolongó bastante

-¿Qué?-observé hacia donde Tom se encontraba. Lo vi con una mano cubriendo su boca-No puede…-balbuceó y al poco tiempo empezó a llorar-No puede ser-su llanto incrementó considerablemente y escuché que Claudio sorbía su nariz. Mis ojos volvieron a cristalizarse.

Ahora Tom lo sabía porque nos había leído la mente

-Ana…-Tom lloró con fuerza. Sus piernas le fallaron y cayó de rodillas mientras su llanto continuaba incrementando

-¿Qué pasó con Ana?-inhalé una buena cantidad de aire y observé a Lucy

-Dos balas expansivas la alcanzaron mientras se dirigía al automóvil-comenté lo mismo que la doctora nos había explicado a Claudio y a mí después de que la habían revisado-Perdió mucha sangre en el camino y…-negué levemente-Lo siento tanto Lucy-el llanto de Tom empeoró cuando dije esas palabras.

Poco a poco el rostro de Lucy se fue desencajando

-Ella…-titubeó mientras me observaba. Yo asentí porque sabía lo que quería confirmar.

Las lágrimas de Lucy se deslizaron por sus mejillas

-No jueguen con esto…-gimoteó y negó varias veces-No jueguen…-su llanto empezó a volverse incontrolable.

James se encargó de sostenerla entre sus brazos; la abrazó con fuerza mientras ella continuaba sollozando.

Él nos observó con sus ojos inyectados en sangre porque se estaba auto controlando

-¿Y August?-

-Se quedó en el hospital para arreglar todo lo administrativo-relamí mis labios-Quisimos quedarnos con él para ayudarlo, pero se negó-expliqué y James asintió.

El llanto de Tom y Lucy se extendió durante varios minutos más hasta que ambos se controlaron un poco. Lucy fue la primera en controlarse y de inmediato fue hacia Tom para tomarlo entre sus brazos. Le dijo palabras de consuelo mientras se dedicaba en frotar la espalda de Tom.

Pero Tom continuaba viéndose y escuchándose totalmente destrozado.

Él siempre discutía con Ana y ambos se molestaban mutuamente, pero al parecer esa siempre fue su manera de demostrarse el cariño y la amistad que existía entre ambos.

Ana había dejado atrás muchos corazones que la querían, había dejado muchas cosas atrás no por su propia voluntad. A todos los presentes nos la habían arrebatado.

Y la pérdida estaba siendo insoportable.

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-August no está respondiendo mis llamadas-dijo James mientras regresaba al interior de la bodega con celular en mano.

Había pasado una hora desde que dimos a conocer la noticia del deceso de Ana y las cosas se habían calmado un poco, pero los sollozos entre Lucy y Tom continuaban presentes al igual que sus manos entrelazadas. Ninguno se había alejado del otro.

Ben continuaba dormido entre los brazos de Heinz quien todavía no había dicho nada sobre la situación, pero a juzgar por su mirada, parecía estar muy ensimismado en sus pensamientos.

Claudio se mantenía recargado en una pared. Continuaba cabizbajo y, al igual que los demás, parecía ausente

-Será mejor que hablemos sobre lo que acontecerá de ahora en adelante-James se cruzó de brazos y se recargó en la puerta de metal-Quiero escuchar sus opiniones sobre que permanezcamos juntos o cada quien tome su camino o… no lo sé. Platiquémoslo-

Nadie opinó nada y James suspiró

-Creo que es buena idea que viajemos todos juntos a Alemania, pero primero debemos encargarnos de los trámites funerarios de Ana. No podemos dejarle todo a August-

-Entonces lo mejor será que regresemos al hospital-opiné-Empezaré a contactarme con un velatorio-James asintió

-De acuerdo-observó a los demás-¿Alguien más tiene otra opinión?-de nuevo hubo silencio-Entonces vámonos-

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Y el siguiente día y medio lo pasamos en un velatorio. Como Ana nunca creyó en nada y nosotros tampoco nos regíamos por una religión, solo nos mantuvimos alrededor del ataúd en donde Ana reposaba, le dedicamos palabras de despedida mientras cada uno de nosotros sostenía una vela y después procedimos a la cremación.

Fue un evento bastante rápido e íntimo porque solo estuvimos presentes todos nosotros junto a 3 trabajadores del velatorio que se mantuvieron al margen de la situación, pero atentos cuando los requeríamos.

Cuando las cenizas de Ana fueron entregadas a August en una urna de madera junto a varios documentos oficiales, fue como un aire refrescante para todos

-Quiero estar solo durante un tiempo-dijo August mientras todos nos encontrábamos tomando café en una cafetería que tenía servicio las 24 horas. Ya casi eran las 4 de la madrugada

-¿Cómo solo?-Lucy lo interrogó y yo le di un trago a mi café expresso. Todos nos encontrábamos acomodados en una mesa rectangular. Los trabajadores del café habían juntado dos mesas para nosotros. Mesa que llevábamos ocupando desde hace poco más de 2 horas

-Prometo alcanzarlos en Alemania, pero por ahora…-negó levemente-Quiero estar por mi cuenta-relamió sus labios después de darle un sorbo a su café con leche.

Nadie dijo nada porque las palabras iban a estar de más.

Sabíamos del porqué estaba tomando esa decisión y aunque estábamos juntos, parecía que una grieta había nacido justo en medio de nuestra relación; se podía sentir el frío que se colaba por aquella grieta invisible

-No es una despedida-August sonrió de lado, pero con su mirada sobre la mesa-Nos mantendremos en contacto ¿No?-pasó saliva

-Sí… no te preocupes por ello-coloqué mi brazo sobre sus hombros-Tenemos tecnología-intenté bromear y no funcionó porque todavía nos encontrábamos en pleno duelo

-Yo regresaré a Italia-escuché el murmuro de Claudio a mi lado y de inmediato volteé a verlo. Lo encontré con la mirada baja. Esa mirada la tenía desde que habíamos estado en el hospital

-¿No quieres ir a Alemania?-James le preguntó-Puedes quedarte con nosotros sin ningún problema-ofreció, pero Claudio negó

-Italia no está muy lejos de Alemania-sonrió de lado-Tal vez… pueda visitarlos-observó a Lucy-Al fin y al cabo, todavía quiero conocer a Dany-y lo que Claudio hacía con mucha maestría, surtió efecto.

Claudio era bueno en distraer a las personas. Seguramente él no quería dar más detalles de su partida, así que sacó un tema que era de interés general.

El tema de su partida pasó a segundo plano porque todos empezaron a hablar sobre Dany. Empezaron a planear la manera en que iban a darle la noticia sobre la partida de Ana y poco a poco, Claudio pasó a ser “invisible” para los demás.

Pero no para mí.

La plática continuó hasta que Heinz y yo pasamos a ser parte del interés general

-¿Y ustedes? ¿Vendrán a Alemania?-Lucy preguntó mientras nos observaba intercaladamente. A mí se me apagó el cerebro ante esa pregunta

-Creo que por el momento juntaremos más dinero-Heinz habló-Ya saben, haciendo misiones y todo eso-elevó ambos hombros y lo noté decaído.

Entonces recordé que Heinz quería un futuro en la fábrica junto a todos.

Ahora, no había fábrica y ya no estábamos todos.

Sus planes de meses se habían desbaratado en menos de un día

-Primero cumpliremos con nuestro deber y buscaremos la manera de liberarnos por completo de nuestro trabajo-mencioné y me terminé el café. Observé a Heinz-¿Estás de acuerdo?-elevé ambas cejas.

Heinz me sonrió y asintió.

Claro que sí, ambos queríamos dejar nuestro actual trabajo y avanzar un poco más

-Entonces supongo que volveremos a reunirnos en un futuro-James mencionó mientras Lucy le pasaba a un Ben que se encontraba profundamente dormido

-Sí estamos despidiéndonos-todos volteamos a ver a Tom, quien se había mantenido al margen de la plática. Se veía cansado y más decaído que todos nosotros.

Era complicado ver a alguien como él que normalmente era extrovertido, tenía mucha energía, no paraba de hablar y otras cosas más en ese estado tan apagado. Tan afligido.

Esperaba que no le tomara mucho tiempo recuperarse

-Es una despedida momentánea-Lucy frotó la espalda de Tom-Tú vendrás con nosotros porque eres el más pequeño y debemos cuidar de ti-lo abrazó y Tom solo se limitó en asentir.

Nuestra reunión continuó. Nos aseguramos de intercambiar la información de contacto de cada uno de nosotros y después pedimos una ronda más de cafés.

Cuando dieron las 5:35 de la mañana, salimos del café y decidimos descansar durante todo el día en un hotel que se encontraba en el centro de San Petersburgo. Utilizamos parte del dinero que Sean nos había enviado para cubrir esos gastos.

Y cuando llegó el momento de reservar las habitaciones, tomé ventaja del cansancio de todos y yo me ofrecí en acomodarnos de acuerdo a “mi criterio”.

A Lucy, James y Ben los coloqué en la misma habitación que tenía cama matrimonial.

Heinz, Tom y August no dijeron “ni pio” cuando los mandé a una habitación triple.

Al final, Claudio y yo terminamos en la misma habitación doble porque no iba a permitir que nuestra despedida no fuera digna de llamarse “Despedida de amantes”.

No planeaba hacerle mucho, solo… quería platicar un poco más con él. Quería sacarle toda la información necesaria para que no se atreviera en desaparecer como si nada.

Todavía tenía muchos planes en mente junto a él.

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-Maxim… quiero bañarme-Claudio repitió con voz adormilada y los ojos entrecerrados.

Me encontraba sobre él y entre sus piernas. No había sido complicado llegar a esa posición porque, una vez que ambos estuvimos dentro de la habitación, me encargué de ponerle seguro a la puerta y, literalmente hablando, aventé a Claudio en la cama que teníamos más cerca.

Sujeté sus manos a cada lado de su cabeza y continué con los besos en su cuello

-Creí que querías dormir-dije y succioné con fuerza su piel. Él se quejó con un tono de pereza

-No creo conseguirlo. Quiero bañarme primero-de nuevo intentó enderezarse, pero no lo permití-Quítate-forcejeó, pero no consiguió nada.

En su lugar, decidí poner más empeño en mi tarea.

Liberé sus manos y él no intentó apartarme, así que me enfoqué en desabotonar la camisa azul marino que traía puesta desde el día anterior

-Bien…-murmuró y lo vi relamerse los labios-Báñate conmigo-detuve mis movimientos y lo observé.

Él abrió por completo sus ojos, primero me observó en silencio y después frunció su entrecejo

-¿No quieres?- lo vi dubitativo y le sonreí

-Andando-me hice a un lado y lo ayudé a enderezarse

-No eres alguien complicado-mencionó con una sonrisa mientras lo tomaba de la mano y lo guiaba al interior del baño que, por suerte, contaba con una bañera

-Soy un gran partido-le recordé y él sonrió.

Cerré la puerta a mis espaldas y no tuve que decirle nada a Claudio porque él se dedicó en abrir las llaves de la bañera para empezar a llenarla

-¿Cómo te gusta el agua? ¿Tibia? ¿Caliente?-dijo de espaldas a mí

-Caliente y lista para llevar-lo observé de pies a cabeza y todo el cansancio se esfumó. Claudio soltó unas carcajadas y después volteó a verme. Negó levemente y continuó dedicándose en llenar la bañera.

Yo curioseé entre las botellas que había en el baño y encontré una que iba a darnos burbujas

-Hubiéramos ido a un motel-dije mientras vaciaba un poco de jabón en la bañera-Por lo menos ahí nos regalan condones y lubricante-me quejé

-En mi mochila tengo-Claudio dijo como si nada y volteé a verlo-¿Qué?-elevó sus hombros-Como dices ¿No? Caliente y lista-ahora fue mi turno de reír.

Negué levemente mientras salía del baño para ir en busca de su mochila y el tesoro que me aguardaba.

Busqué entre todos los compartimentos de su mochila hasta que di con todo, menos con los condones y el lubricante. De todas sus pertenencias, lo que más me llamó la atención fue una agenda de forro rojo.

Di un vistazo hacia la puerta entreabierta del baño y decidí utilizar mis poderes para mantenerme en alerta en caso de que Claudio moviera un solo pie rumbo a la puerta del baño.

Quité el broche de la agenda y empecé a hojearla.

Me entretuve revisando sus anotaciones y me di cuenta de que Claudio en verdad hacía muchas notas. La agenda tenía las fechas en blanco así que permitía ponerle cualquier año, mes y día. La agenda empezaba desde el año 2019.

Leí superficialmente y cada que una acotación llamaba mi atención o la notaba repetitiva, me decidía por tomarle foto con mi celular

-¿Los encontraste?-Claudio gritó desde el baño y esa fue mi señal para dejar de hurgar en lo que no era mío.

Sonreí ante mi último pensamiento.

Mi especialidad era hurgar en lo que no me pertenecía. Fue una broma personal.

Guardé la agenda y continué revoloteando hasta que di con una botellita que almacenaba un líquido transparente y unos condones normales.

Tomé todo y regresé al baño.

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Me senté en el borde de la bañera y me incliné hacia adelante para tomar a Claudio de los antebrazos

-Ven aquí-lo ayudé a levantarse e hice que se sentara sobre mis muslos y de frente a mí.

El juego previo había estado excelente.

Muchos besos aquí y allá, pero ahora quería más.

Hice uso de mis poderes para mantener el equilibrio perfecto para que el peso no nos ganara hacia atrás mientras Claudio se dedicaba en colocarme el condón y mis manos lo sostenían de la cintura. Después, con mucha calma, untó lubricante y se elevó, pero antes de que bajara y yo me introdujera en él, tomó mi rostro entre sus manos y continuamos con los besos franceses que tanto nos gustaban.

Nos besamos con total concentración. Disfruté por completo de su lengua y de su saliva. Él continuó besando mi cuello y a cada roce que me hacía, provocaba que me erizara por completo.

Claudio era un hombre que sabía en dónde y cómo tocar

-¿Te gusta?-me preguntó con sus labios rozando los míos

-Me encanta-respondí totalmente embobado. Él sonrió y entonces bajó.

Me introduje en él y ambos gemimos.

Empezamos a movernos con sincronía. Él bajaba y yo subía con cuidado para no lastimarlo.

Mis manos lo tocaron desde sus hombros hasta sus muslos que se sentían resbaladizos por el jabón que había vaciado al principio en el agua de la bañera. Lo tomé de la nuca y reanudé los besos mientras manteníamos un ritmo gozoso.

Hubo un momento en que Claudio se cansó de la posición forzada en la que mantenía sus piernas y entonces fue mi turno de llevar el ritmo.

Entré y salí mientras también me dedicaba en masturbarlo.

Él terminó primero y después yo.

Nos dimos más besos lentos y largos hasta que decidimos que era tiempo de terminar con el baño para por fin descansar.

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Y la despedida fue inevitable.

Cuando dieron las 8 de la noche, todos nos reunimos en la recepción del hotel para viajar rumbo al aeropuerto de Moscow.

Tom, Ben, Lucy y James fueron los primeros en tomar su vuelo rumbo a Alemania.

Claudio fue el segundo, él partió a Italia.

Heinz y yo fuimos los siguientes. Nuestro vuelo rumbo a China iba enfocado para cumplir una nueva misión de nivel 5. Era una bastante complicada.

Nos despedimos de August, quien decidió mantener en secreto el lugar al que se dirigía y nosotros no hicimos presión por saberlo.

Pero prometimos que íbamos a volver a reunirnos.

Notas finales:

¡Muchas gracias por leer!


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