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Fugitivos II: ¿Una razón para vivir? por diidi1897

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Notas del capitulo:

¡Hola! <3

 

Narra Daniel

 

Martes.

Desperté no solo por la picazón que persistía en el contorno de mi párpado derecho, sino porque estaba escuchando un ruido que parecía ser “suave” pero constante. Era como el sonido de una máquina que estaba encendida, pero el otro ruido no conseguí identificarlo por completo, solo me parecían como pasos apresurados.

Entreabrí mi ojo sano y me encontré con el techo de madera que había en la habitación de Sean; al principio me extrañé, pero entonces recordé que, después de que habíamos pasado el resto de la tarde del lunes en el cuarto de visitas porque estuvimos leyendo el primer libro de la saga “El señor de los anillos”, le había pedido quedarme a dormir en su habitación porque ya no tenía más fuerzas como para bajar los 24 dolorosos escalones de las escaleras y, además, porque mi habitación empezaba a parecerme “agotadora”. Solo la veía y me molestaba de una manera que no comprendía, pero lo que sí comprendía era que ya no quería estar en ella y tampoco quería que fuera lo primera que observara cada que despertaba.

Sean terminó aceptando a pesar de que primero me dio algunas negativas, pero a cada negativa que él me dijo, yo le respondí con una solución a la que no pudo decir que no.

Escena Retrospectiva (Flash Back)

-Tienes que descansar-escuché su respuesta y por un momento me desanimé, pero decidí insistir porque de verdad quería dormir junto a él

-No me creo capaz de volver a bajar las escaleras-mencioné y solo vi a Sean sonreír de lado. Temí por otra negativa de su parte

-Puedo cargarte-propuso-Además, tenemos que volver a bajar para que cenes-recordóy estuve a casi nada de darme por vencido, pero otra idea vino a mi mente casi de inmediato cuando el ventanal entró a mi campo de visión

-¡Cenemos aquí!-dije con emoción mientras mi mirada recorría toda la habitación-Podemos ver el anochecer mientras cenamos…-señalé hacia el exterior del ventanal y ambos observamos el cielo nublado que anunciaba una próxima lluvia

-No creo que las nubes nos dejen ver…-

-Sean-lo interrumpí-En verdad quiero dormir junto a ti-me observó en silencio durante unos instantes hasta que suspiróy por fin terminó aceptando

-Voy a preparar tu cena. Quédate aquí-besó mi frente y salió de la habitación.

A Sean no le tomó mucho tiempo regresar y empezamos a cenar en el piso, sentados sobre unos cojines y a un lado del ventanal. Si bien el clima estuvo lluvioso, eso no impidió que disfrutáramos del sonido que generaban las gotas al caer sobre el piso del balcón al igual que el olor característico de la tierra mojada.

Fin Escena Retrospectiva (Flash Back)

Así fue como ambos terminamos compartiendo su cama y justo en esos momentos, no me arrepentía de mi insistencia porque la cama entera tenía el olor característico de Sean. No sabría describirlo porque era como una mezcla de menta y de otras plantas que de seguro no conocía, pero el olor siempre lo reconocía casi al instante y me encantaba.

Cerré mi ojo sano para realizar los estiramientos que el doctor Otis me había enseñado justo después de que empecé a levantarme de la cama para caminar. Eran estiramientos básicos para mis piernas, tórax, cuello y brazos; el doctor me había dicho que servían para calentar mis músculos y evitar algún problema muscular a lo largo del día.

Estiré mis brazos hacia el aire e hice como si diera golpes lentos a algo invisible. Mis hombros poco a poco fueron sintiéndose menos tensos y entonces empecé a mover de un lado a otro mi cuello

-¿Te duele algo?-me sobresalté al escuchar la voz de Sean. Abrí mi ojo y lo encontré de pie frente a la cama. Mis brazos se encogieron un poco por la vergüenza momentánea que me dio al verlo sonreír de lado

-No, son mis estiramientos matutinos-bajé por completo mis brazos y Sean asintió. Lo observé detalladamente y noté su cabello mojado-¿Te bañaste?-él negó

-Estaba haciendo ejercicio-señaló hacia un rincón de la habitación y me encontré con la máquina que desde ayer había visto, pero no pregunté de qué se trataba a pesar de que había llamado mi atención

-¿Qué es eso?-observé la estructura de la máquina y no conseguí descifrar cómo se hacía ejercicio con ella

-Una caminadora, la estoy utilizando porque como la lluvia está un poco más fuerte que otros días, no me dan muchas ganas de salir a correr-mi atención regresó a Sean-Llevaba 8 kilómetros cuando noté que te estabas… estirando-relamió sus labios, pero conseguí ver una diminuta sonrisa.

Suspiré

-Extraño correr alrededor de la fábrica-murmuré

De verdad que extrañaba cada movimiento físico sin molestia o dolor de por medio. Antes no los apreciaba lo suficiente porque jamás me había pasado por la mente que, en un futuro, me iba a costar demasiado esfuerzo y tiempo levantar una simple cuchara porque además de que me fatigaba, me estresaba y me desanimaba porque ni siquiera conseguía comer por mi cuenta.

Una acción que era tan común y a la que no se le prestaba ni un poco de atención… resultaba ser una gran frustración.

Me sobresalté cuando sentí la mano de Sean sobre mi pie que, si bien llevaba puestos mis calcetines, el tacto había sido inesperado. No supe en qué momento se sentó en la cama y consiguió meter su mano bajo las mantas para tocarme

-Por ahora, gracias al clima no se puede hacer mucho en el exterior-elevó ambos hombros-No te estás perdiendo de algo interesante-me sonrió-Después podrás utilizar la caminadora para correr-sonreí

-¿Por qué se llama caminadora si es para correr?-pregunté

-Porque creo que se escucha mejor caminadora que corredora ¿No?-Sean solo sonrió, pero yo me reí un poco-También se llama cinta de correr y se utiliza para correr o caminar a diferentes velocidades-explicó. Dio unos cuantos golpecitos a mi pie para después frotarlo distraídamente-Bien, voy a bañarme-me dio otros golpecitos y se levantó de la cama-Duerme otro poco más, todavía es temprano. Cuando salga te prepararé el desayuno-dijo mientras lo veía caminar rumbo a la puerta que llevaba al baño de su habitación.

Cerró la puerta a sus espaldas y suspiré profundamente mientras estiraba hacia los lados mis brazos. La cama en verdad que era demasiado cómoda.

Suspiré una vez más y empecé a girar hacia un lado hasta que conseguí quedar en posición fetal con mi vista enfocada en donde se encontraba la caminadora, pero que no tardó en deslizarse hacia un lado porque ahí había una ventana alargada que no llegaba ni al piso ni al techo.

La observé durante algunos minutos hasta que decidí levantarme para acercarme a ella.

Como todos los días, enderezarme supuso un gran esfuerzo de mi parte al igual que dar los primeros pasos de la mañana porque mis piernas se encontraban un poco adormecidas y todavía las sentía torpes, pero, aun así, conseguí llegar frente a la ventana. Hice a un lado sus cortinas blancas y delgadas para colocar mi mano extendida sobre el frío cristal que me hizo suspirar y entonces, mi aliento caliente formó una nube de vapor que se quedó plasmada en el cristal.

Presté atención en cómo poco a poco esa nube desaparecía y recordé algo que siempre hacía en las ventanas de la fábrica cuando el día estaba lluvioso o nevando.

Creé una gran nube de vapor sobre el cristal y empecé a dibujar diversas figuras.

Primero empecé por crear otra nube que a mi parecer era más esponjosa que la anterior, después hice un árbol, una flor con unos pétalos de diferentes tamaños, una mariposa que tenía un ala más grande que la otra y decidí terminar con una carita sonriente. Sonreí al ver cómo la carita iba desapareciendo y cuando se fue por completo, recargué mi frente en el cristal y disfruté de la baja temperatura.

Cerré mis ojos mientras me concentraba en el sonido de la lluvia y después, observé hacia el exterior. Lo primero que vi fue a dos personas que caminaban bajo una sombrilla negra y no las perdí de vista hasta que se alejaron lo suficiente porque me fue imposible distinguirlas a la distancia.

Observé durante algunos segundos todo lo que me rodeaba y tal vez fue por el clima, la temperatura o los colores que había en el exterior; grises y blancos, que me hicieron tener un extraño sentimiento.

Junto a ese extraño sentimiento, regresaron a mi memoria los buenos tiempos que pasé en la fábrica junto a los demás, incluso recordé sus discusiones en la cocina junto a sus pláticas sin sentido.

Poco a poco, ese recuerdo me fue pareciendo más lejano y me convencí de que jamás iban a regresar a mí. Se sintió como si me lo hubieran arrebatado de las manos y yo no hubiera hecho ni el más mínimo movimiento por detener a quienes se los llevaron.

Suspiré.

Eso era verdad.

No había hecho nada.

Me había quedado inmóvil mientras todo pasaba justo en frente de mi nariz.

Giré de un lado a otro mi rostro, pero sin despegar mi frente del frío cristal y después de un momento decidí regresar a mis dibujos. Primero dibujé un intento de pájaro y después a una ballena. Bostecé y el próximo dibujo se creó sin que yo le prestara atención: una carita triste. La observé detenidamente y cuando desapareció por completo, me encontré con el reflejo de mi rostro en la ventana.

No me observé durante demasiado tiempo porque di media vuelta para regresar a la calidez y comodidad de la cama.

Antes de meterme a la cama, acomodé las almohadas para que me sirvieran de soporte en la espalda porque ya no quería acostarme, pero sí quería estar sentado mientras esperaba a que Sean terminara de bañarse. Cuando todo me pareció cómodo, me metí entre las cobijas y exhalé con satisfacción al encontrar agradable mi nueva postura. Coloqué las palmas de mis manos sobre mis muslos y observé las vendas que ocultaban mis muñecas.

Ahora ya no me dolían tanto, pero la inmovilidad era incómoda, además de que cada que intentaba estirar mis dedos por completo, toda la mano y una parte del brazo se me contraían dolorosamente; cada movimiento era muy complicado de realizar.

Suspiré y ese nuevo sentimiento de que me habían arrebatado algo muy importante, regresó.

La extraña sensación no se fue de inmediato sino hasta que Sean salió del baño. No me tomó mucho tiempo notar que lo único que llevaba puesto era una toalla blanca alrededor de su cintura. Su abdomen y piernas estaban al descubierto

-¿Empeoró la lluvia?-preguntó mientras caminaba hacia la ventana

-Sí…-respondí sin dejar de observarlo desde sus pies descalzos, pasando por el largo de sus piernas en las que una parte estaba cubierta por la tolla y después subí por su espalda hasta el cuello. Sean, sin dejar de frotar su cabello con otra toalla, dio un vistazo hacia el exterior

-Parece que todo el día va a estar así-regresó sobre sus pasos y se detuvo frente a un mueble del que sacó varias prendas de ropa para después tomar asiento en el borde de la cama. No perdí de vista cada uno de sus movimientos mientras se vestía; incluso noté el momento exacto en que se colocaba la ropa interior gris y después dejó a un lado la toalla para colocarse un pantalón deportivo.

Continuó secando su cabello y decidí ser partícipe

-Sean-lo llamé y giró un poco para observarme-Te ayudo-extendí mi mano hacia él.

Primero observó mi mano, sonrió y después se levantó de la cama para tomar asiento a mi lado. Me entregó la toalla y empecé a secarlo.

Disimuladamente inhalé con profundidad el olor fresco que emanaba y me pareció lo mejor que había olido en días además de su cama

-¿Por qué estás frío?-pregunté al rozar accidentalmente mis dedos contra su cabello que todavía estaba mojado

-Me bañé con agua fría-

-¿Totalmente fría?-

-Antes la entibiaba un poco, pero dejé de hacerlo. Ahora ya es una costumbre-continué frotando su cabello, pero en un mal movimiento, una muñeca me punzó

-Auch-me quejé y la toalla se resbaló de entre mis dedos

-¿Qué te pasó?-Sean giró para ver lo que sucedía, pero de inmediato tomé la toalla con mi otra mano

-Nada-continué secando su cabello y ambos nos quedamos en silencio hasta que, a mi parecer, su cabello ya estaba seco-Listo-froté una última vez

-Gracias-Sean estuvo a punto de girar, pero una idea que rondaba en mi mente desde hace bastante tiempo regresó como si de un golpe se tratara.

No me tomó mucho tiempo creer que esa era la oportunidad perfecta para hacer realidad mi idea

-Espera, no-me quité las cobijas de encima-Todavía me falta, ayúdame-coloqué una mano sobre su hombro desnudo mientras que la otra la colocaba sobre la mano extendida que Sean me ofrecía. Poco a poco conseguí levantarme de la cama-Recuéstate sobre las almohadas-le dije y señalé hacia las almohadas que yo había acomodado momentos antes.

Sean lo hizo sin preguntarme nada y, una vez que estuvo recostado, me observó

-¿Y ahora?-extendí una mano hacia él para que me ayudara en tomar asiento sobre sus muslos porque a, mi parecer, esa posición era una gran idea para que estuviéramos a la misma altura y consiguiera mi objetivo

-Me falta secarte el cabello de adelante-dije para no revelar mis verdaderas intenciones

-Y… ¿Era necesario que te sentaras sobre mí?-sonrió y para que no me diera más vergüenza de la que ya tenía, utilicé la toalla para colocarla sobre su rostro y de esa manera evitar que me observara

-Si yo me quedaba de pie, iba a cansarme-fue la primera excusa que se me ocurrió-Y si tú te levantabas no iba a poder alcanzarte ¿Verdad?-incluso a mí me parecieron excelentes mis motivos

-Pensaste en todo-colocó sus manos sobre mis muslos-Continúa-sonreí.

Sin dejar de cubrir su vista, utilicé una parte de la toalla para empezar a secar lo que según yo todavía se encontraba mojado en su cabello; lo hice lento y con delicadeza. Y cuando mi intención fue seguir con ello, las manos de Sean empezaron a frotar y a apretar mis muslos

-Ahora estás más delgado-dijo

-Sí, pero Johann me dijo que con el tiempo iba a recuperar mi masa muscular-me animé en descubrir su rostro-Me dijo que debía comer poina o…-intenté recordar lo que me había dicho hace mucho tiempo cuando casi no le prestaba atención a lo que pasaba a mi alrededor-Proina o algo así-sonreí

-Proteína-dijo y asentí

-Sí, eso. Después pasaré de comer puras frutas y verduras a la proteína y ya no estaré tan delgado-continué secando su cabello, pero ahora sin cubrir su rostro

-Me parece que ya está seco ¿No?-dijo y negué

-No, todavía no-seguí frotando hasta que suspiré y observé con detenimiento su cabello-Ya-sonreí y mi mirada se encontró con la de Sean porque él continuaba observándome-¿Qué?-me sentí un poco nervioso, pero me atreví a tocar la punta de su nariz con mi dedo índice.

Ambos nos observamos a los ojos en silencio y, en lugar de que me sintiera incómodo, fue como si jamás fuera a cansarme de hacerlo. Mi mirada se centró en la de él y después descendió por su nariz, pasé por sus labios y llegué a su barbilla. Después retorné en el mismo camino.

No pasó mucho tiempo cuando Sean hizo lo mismo y decidí continuar con mi plan.

Suspiré mientras dejaba la toalla a un lado y colocaba mis antebrazos sobre sus hombros para evitar lastimar mis muñecas; sus manos también pasaron de mis muslos a mi cintura. Relamí mis labios y poco a poco fui inclinándome para alcanzar mi objetivo; mientras me acercaba a Sean, noté que él también relamía sus labios y los entreabría.

Durante un instante dudé porque noté movimiento por parte de Sean, pero al final cerré completamente mis ojos y nuestros labios por fin se encontraron. Solo fue un contacto que terminé casi en seguida porque los labios me cosquillearon, pero no nos alejamos lo suficiente porque fue el turno de Sean para acercarse a mí y continuar con otro beso corto en el que solo estábamos utilizando nuestros labios para apresar los del otro.

Sean volvió a tomar distancia y entonces fue mi turno de inclinarme aún más sobre él y sus brazos rodearon por completo mi cintura. Abrí un poco más mi boca y nuestros labios empezaron a moverse en sincronía. Sean inclinó su rostro a un lado y se me permitió hacer más profundo el beso, pero sin utilizar nuestras lenguas. Solo fueron roces entre nuestros labios que me gustaron demasiado.

Y todo empezó a llegar a su final cuando me alejé lentamente para ver la reacción de Sean porque tenía curiosidad en saber si le había gustado…

Ambos tomamos distancia y lo encontré observándome con una sonrisa

-Te extrañé Sean-lo abracé aún más del cuello y mi ojo sano se cristalizó en un solo instante-Algunas veces creí que jamás iba a volver a verte-la lágrima que se me había acumulado, rebasó su límite y la sentí deslizarse por mi mejilla-Cuando estaba solo, muchas veces dije en voz alta tu nombre con la esperanza de que me escucharas y me encontraras-Sean se encargó de limpiar mi lágrima

-Aquí estoy-asentí a sus palabras que me parecieron reconfortantes-Jamás van a volver a llevarte y yo tampoco me iré-volví a asentir y otra lágrima se deslizó para que otra vez Sean la limpiara

-Había querido hacer esto desde hace mucho tiempo-le sonreí mientras yo mismo me limpiaba otra lágrima que empezaba a deslizarse por mi mejilla

-¿Qué? ¿De verdad?-el tono de voz que Sean utilizó me llamó la atención-Nos falta comunicación, Daniel-negó levemente y me extrañé por ese comentario-Si me lo hubieras dicho desde un principio estaríamos haciendo esto diariamente y a cada momento-mis labios se apretaron entre sí y después sonreí

-Bueno… no puedo hacer mucho porque me cansó muy rápido-dudé e intenté encontrar una solución, pero nada llegó a mi mente

-¿Ahora estás cansado?-su pregunta me tomó por sorpresa

-¿Qué? No, no lo estoy ¿Por qué?-de nuevo dudé al verlo sonreír

-Me alegro-colocó una mano en mi nuca y eso fue suficiente para que yo no me lastimara mientras él se encargaba de girar sobre la cama al mismo tiempo que soportaba mi casi nulo peso.

Terminé acostado boca arriba y con Sean sobre mí y entre mis piernas. Sorpresivamente, aunque las posiciones no habían sido planeadas por mí, ni el cuello, ni el tórax ni mis muñecas sufrieron de algún dolor o molestia

-Ahora no vamos a poder dormir bien-dijo y me dio un beso muy ruidoso en la frente. Después continuó por mi rostro y cuando llegó a mi cuello, en lugar de sentirme relajado, sus besos me provocaron cosquillas y empecé a reírme

-Sean…-me reí-¡No!-continué riendo y Sean no se detuvo con los besos que no sabía, también podían provocarme mucha risa.

Miércoles.

-Este vecindario me gusta mucho más que en donde estamos viviendo. Allá viven solamente personas de la tercera edad y aquí ya he visto a uno que otro de nuestra edad y a parejas jóvenes-escuché la queja de Tom mientras lo observaba agitar un peluche de león frente al rostro emocionado de Ben.

Los tres nos encontrábamos sentados en el sofá más grande que había en la sala y teníamos la televisión encendida, pero no le prestábamos atención porque con tan solo ver a Ben era muy entretenido.

Ben apenas era un bebé de 7 meses, pero su cabello rubio y su actitud inquieta y emocionada reflejaban demasiado las características de sus papás quienes se encontraban en la cocina platicando con Sean

-No he visto a ninguno de los que mencionas-era lo único que podía decir porque, aparte del día que me habían llevado al hospital para realizar la cirugía en mi ojo, no había salido en otra ocasión, así que no conocía a las personas que vivían en las otras casas, pero lo que sí conocía eran sus jardines

-Ya me quejé con Lucy y me dijo que ese vecindario es barato y que, si yo no encuentro un trabajo para pagar la renta en otro lugar, lo mejor era quedarme callado-puso sus ojos en blanco-¿Verdad que tus papás son injustos, Ben?-Tom empezó a hacer expresiones graciosas a Ben quien no le tomó mucho tiempo empezar a reírse-También le pedí a Lucy una consola de Xbox para, por lo menos, entretenerme ¿Y sabes qué me dijo?-volteó a verme y negué

-¿Qué?-

-Que me consiguiera un trabajo-elevó ambas cejas-¿Puedes creerlo?-suspiró

-¿Qué les pasó a las consolas que tenías en la fábrica?-recordaba que tenía algunas porque siempre me obligaba a jugar con él

-Bueno… se quedaron allá-elevó ambos hombros-Ya sabes que por ahora la fábrica no es segura y me daré por vencido en creer que algún día las recuperaré-

-¿Crees que regresaremos a la fábrica?-murmuré mientras, con algo de esfuerzo, recogía el peluche de Ben que se había caído al piso

-Dany ¿Por qué quieres regresar? ¿No te gusta vivir aquí?-

-Sí me gusta, pero la extraño-suspiré-La última vez que la vi fue hace mucho tiempo-sentía que poco a poco empezaba a olvidar su estructura, la forma que tenía e incluso mi habitación

-No creo que regresemos, Dany-observé a Tom-Debería gustarte vivir aquí-me sonrió-Podremos tener una vida normal, conocer a personas normales, hacer cosas de normales-

-Los del laboratorio… ¿Ya no nos buscan?-me removí sobre mi asiento

-Sean eligió este lugar, así que, aunque te parezca increíble, confío en su decisión, además de que sé que sigue trabajando para mantenernos a salvo… a todos-me observó-Mira Dany, creo que necesitábamos este cambio ¿De acuerdo? Estamos dejando de ser perseguidos, lo creas o no, los del gobierno y los de los laboratorios han tenido poca actividad y… no lo sé, pero por ahora no estoy ni una pizca de preocupado sobre el tema. Disfrutemos de esta probadita de vida normal ¿Sí?-

-Pero ni siquiera he salido-respondí

-Porque te estás recuperando de lo que te hicieron esos perros bastardos-evité su mirada con la intención de que no me preguntara sobre lo que no quería dar detalles-Pero una vez que sanes, podremos salir a dar paseos y a conocer a más personas que son normales. Podremos ser dos jóvenes que están disfrutando de su juventud-asentí. En verdad que tenía muchas ganas de salir y… tal vez no para conocer a más personas, pero sí para ver más cosas-Y tengo una idea increíble-dijo mientras con una mano cuidaba a Ben para que no se fuera de espaldas y con la otra sacaba su celular-He estado investigando sobre lo que se puede visitar en Alemania y a ti que te gusta leer, sé que te gustará visitar museos o galerías y ¡Mira!-me enseñó la pantalla de su celular, pero no alcancé a ver algo porque la alejó de inmediato-Hay demasiadas cosas como esas aquí en Munich-sonreí al escuchar el ”Cosas como esas”-Por supuesto que no todo será museos y cosas aburridas-me observó de reojo-Para mí, claro-sonrió-También he leído que cada año se lleva a cabo un evento masivo que se llama “Oktoberfest” y ¡Es el paraíso para los ebrios!-me reí-Hay cervezas por todas partes ¡Los alemanes aman beber cerveza y embriagarse!-su mirada regresó a la pantalla de su celular-Este año no podremos ir porque no creo que consigamos entradas, pero prometamos que iremos el próximo año ¿Sí?-me observó-Solo tienes que decir sí-alargó la palabra sí y le sonreí

-¿Sí?-

-¡Bien! El próximo año tendremos que ponernos atentos para conseguir entradas-su sonrisa fue desapareciendo-Pero creo que sí buscaré un trabajo, hay tantas cosas que quiero comprar y ahora con Ben que se lleva todos los ingresos que Lucy y James consiguen, va a ser complicado-

-¿Cómo consiguen los ingresos?-al parecer, Tom se refería al dinero. Aquel papel que te permitía adquirir comida o incluso ropa

-Ni idea-elevó ambos hombros-No me quieren decir-

Ambos continuamos platicando sobre muchas otras cosas mientras cuidábamos y entreteníamos a Ben.

Jueves.

Aplaudí con emoción cuando vi que la ficha representativa de Sean caía justo sobre el cuadro que marcaba mi propiedad

-Ahora me arrepiento de haberte enseñado finanzas básicas-Sean se lamentó mientras empezaba a pagarme lo que me correspondía como dueño de El Cairo, la capital de Egipto.

De verdad, amaba el juego Monopoly Mundial. Era increíble poder comprar países, cobrar si caían en mi propiedad y comprar y comprar más para tener lo que el juego significaba, un monopolio. Ahora entendía la necesidad de Tom al querer conseguir un trabajo para comprar todo lo que él quisiera porque comprar y recibir dinero se sentía muy bien

-Gracias por enseñarme-sonreí mientras empezaba a acomodar por colores, mis nuevos billetes en los montones que tenía a un lado de mí.

Ese día había comenzado como de costumbre, pero cuando estuve a nada de opinar que podríamos ver una película en la televisión, Sean me presentó el juego y ambos tomamos asiento en el piso para empezar a jugarlo. Llevábamos casi todo el día jugando porque, en lo que me aprendía y comprendía las reglas, la mañana se había esfumado. Pero ahora que llevábamos la séptima ronda, el juego me estaba encantando y no veía cerca el final.

Lancé los dados y los vi dar vueltas sobre el piso hasta que se detuvieron

-9-dije en voz alta la suma de ambos dados y moví mi ficha mientras contaba en voz alta-¡Sí!-celebré cuando pasé por la casilla de “Salida” porque eso significaba que el banco debía darme dinero.

Sean me pagó la cantidad correspondiente porque él era el banco y de nuevo acomodé por color los nuevos billetes que recibí

-Te toca-le entregué los dados y los lanzó. Ambos observamos con detenimiento hasta que los dados se detuvieron y Sean empezó a avanzar

-No puede ser…-dijo en voz baja mientras yo empezaba a reírme porque había caído en la casilla que decía “Vaya a la cárcel”, así que eso quería decir que perdía un turno y debía pagar una multa al banco-Este juego no es lo mío-dijo mientras me encargaba de lanzar los dados y movía mi ficha en el número correspondiente

-Esta se llama…-leí la nueva casilla en la que había caído-Tokyo, la capital de Japón-la observé durante un momento y después sonreí-La compro-dije cuando me percaté de que comprando esa, completaba mi colección de las casillas que tenían el color rojo-pagué y celebré porque todavía había más lugares que quería comprar y poco a poco empezaba a ser el dueño absoluto de todo.

Continuamos jugando durante una hora más hasta que Sean se levantó del piso

-Oficialmente, de nuevo estoy en bancarrota-lo observé desde abajo

-¿Jugamos otra ronda?-pregunté con la ilusión de que dijera que sí. Sean me observó con una sonrisa

-¿No estás satisfecho con haberme ganados 4 veces seguidas?-me reí

-No-continué riendo

-Yo sí. Vamos a cenar, ya es tarde-me ofreció ambas manos y no puse ningún pero porque ya empezaba a sentirme un poco cansado. Me ayudó a levantarme y, con mi brazo entrelazado al de él, caminamos rumbo a la cocina.

Viernes.

-Este tipo de música me parece que es muy diferente a la que Johann me pone todos los días-dije mientras conseguía incrustar el tenedor en una rodaja de plátano-La de Johann me da sueño y esta me parece más entretenida-con el brazo temblándome un poco, conseguí llevar la rodaja de plátano al interior de mi boca

-La de él es del género clásica, ésta es Blues-dijo Sean mientras él le daba una mordida a su plátano.

Nos encontrábamos desayunando en la isla de la cocina. Después de que Sean me preparara mi papilla de manzana y él un sándwich de atún al que se me hizo imposible no pedirle una mordida y que no me negó, ahora nos encontrábamos comiendo un plátano; yo en rodajas y él entero

-¿El Blues es la música que te gusta?-pregunté con curiosidad mientras, nuevamente, intentaba capturar una rodaja de plátano porque se deslizaba de un lado a otro sobre mi plato

-Podría decirse que sí-Sean se levantó de su asiento para tirar la cáscara de plátano en el bote de basura-No soy mucho de escuchar música, pero el blues y la ópera me resultan… agradables-

-¿La ópera?-pregunté y sonreí al capturar la rodaja de plátano-¿Cómo es?-Sean volvió a tomar asiento a mi lado y sacó su celular

-Me gusta ésta, por ejemplo-presionó la pantalla de su celular y la música de Blues que estábamos escuchando en la bocina inalámbrica de Johann, cambió-Se llama “Que nadie duerma” de Puccini-escuché atentamente y conforme me parecía que la intensidad en la música incrementaba, mi asombro también

-¿Es una persona la que está cantando?-pregunté sin dejar de prestar atención a lo que escuchaba

-Sí-Sean sonrió y acomodó un poco el gorro de lana verde que había decidido ponerme ese día porque estaba haciendo mucho frío y no quería que la cabeza me doliera-¿Te gusta?-la mano de Sean no se alejó de inmediato porque tomó entre sus dedos el lóbulo de mi oreja para después frotarlo con cuidado

-Se escucha un poco triste, pero…-dudé al notar un cambio demasiado notorio en la intensidad-No tan triste-sonreí-Es confuso-

Sentí que sus dedos dejaron en paz mi lóbulo para deslizarse hacia mi barbilla y continuar con su camino hasta que llegó a mi labio inferior. Observé a Sean y lo encontré totalmente concentrado en mi boca. Como me dio un poco de vergüenza el que viera mis labios secos, que normalmente los tenía de esa manera durante casi todo el día, giré mi rostro hacia un lado para concentrarme en las rodajas de plátano y en escuchar “Que nadie duerma”-Daniel-me llamó y volteé a verlo-¿Te gusta?-sus ojos se entrecerraron y por un momento pensé que se refería a otra cosa, pero como no encontré otra posibilidad, supuse que se refería a la ópera

-Sí…-hablé lento y en voz baja.

Sean me sonrió y entonces se acercó a mí. A diferencia de lo que habíamos hecho el lunes, este nuevo acercamiento provocó que me erizara por completo.

Sentí sus labios sobre mi oreja y después sentí que atrapaba mi lóbulo entre sus dientes. Me contraje y en automático coloqué mi antebrazo sobre su hombro mientras mi cuerpo giraba hacia él.

Sean se empinó aún más sobre mí y sus labios bajaron por mi cuello mientras sentía que mi mano que tenía el tenedor, lo dejaba a un lado para entrelazarse con la de Sean sobre la isla.

Pasó su brazo libre alrededor de mi cintura y continuó respirando sobre la piel de mi cuello

-Ah…-fue como si la burbuja en la que Sean y yo no encontrábamos se hiciera pedazos abruptamente cuando escuché que algo caía al piso. Ambos nos alejamos y observamos hacia la entrada de la cocina, ahí nos encontramos con Johann y su maleta a un lado de él.

 

Notas finales:

¡Muchas gracias por leer! <3

 


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