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90. Buscar y Seducir (04) por dayanstyle

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—Lo siento mucho —, dijo Jessica, mientras le daba a Gun Woo la bolsa de lona azul de su hijo. —Fue una oferta de último minuto, y tengo que volar a Dallas a la medianoche.

Gun Woo hizo un gesto a su ex mujer. —Esas cosas suceden.

No le importaba quitarle a Myoung Jae de las manos de Jessica. Le encantaba pasar tiempo con su hijo, de seis años de edad. Tenían la custodia compartida, algo que habían decidido juntos, y Gun Woo tenía a Myoung Jae dos semanas al mes.

Por su hijo, estuvo volando de allá para acá hasta que Gun Woo se había trasladado a Dalton Falls, hacía dos años. Era difícil para él, no ver a Myoung Jae todo el tiempo, pero su hijo parecía estar bien adaptado, a los arreglos de vida y desde que fue educado en el hogar, podía hacer sus tareas en casa o en la de Gun Woo. Si alguna vez Myoung Jae se quejaba, Gun Woo y Jessica ya habían acordado que buscarían un mejor arreglo.               

Pero hasta ese momento, Myoung Jae no había protestado. Le encantaba montar aviones y vivir en ambos sitios. El chico era un verdadero soldado.

—Debería regresar en unos días —dijo.

Gun Woo se encogió de hombros. —Tómate todo el tiempo que necesitas.

Él estaba dispuesto a ayudarla, ya que no se había asustado, cuando Gun Woo se dio cuenta de que era homosexual. Durante todo el tiempo que podía recordar, estar con una mujer, realmente nunca lo había dejado satisfecho. No fue sino hasta después de que se había casado con Jessica, que la verdad había salido a la luz.

Y había sido su esposa, quien lo metió al juego. Ella no se había perturbado, de ninguna forma. Le había impactado más, el descubrir que era un cambiaformas lobo, a que su marido prefería la polla. Jessica era humana y provenía de una familia prominente de Savannah, Georgia. Mantuvo el secreto de Gun Woo y le dijo a sus padres que ella era la que quería poner fin al matrimonio.

 

 

Casi al mismo tiempo, decidieron que estarían mejor como amigos, ella le confesó que quería continuar su carrera en diseño de interiores. Ahora atendía a los ricos, hacia un muy buen dinero, y Gun Woo no podría haber estado más orgulloso.

Jessica le dio un beso en la mejilla.

—Eres un santo, Gun Woo. No sé lo que haría sin ti.

—¿Iremos en la patrulla? —Preguntó Myoung Jae, mientras quitaba los largos mechones de cabello negro, de sus ojos. El chico necesitaba un corte de pelo.

—¿Puedo usar la sirena?

Gun Woo se rió y le revolvió el cabello a su hijo. —Es un poco tarde para eso, amigo. Quizás mañana.

Como no podía jugar al poli, Myoung Jae sacó su iPad mini y se sentó en el banco, junto al mostrador del recepcionista.

—Es mejor que sea un juego educativo —, le dijo Jessica, que estaba profundamente absorto, con lo que estaba haciendo en la maldita cosa. Gun Woo se lo había comprado hace seis meses, y la cabeza del niño se había sumergido desde entonces.

—Realmente tengo que correr —, Jessica se ajustó la correa de su bolso al hombro. — Te llamaré, cuando esté haciendo el camino de vuelta.

Se dobló por la cintura, su largo pelo castaño ondulado, creaba un velo, mientras besaba a su hijo en la frente.

—Compórtate. —Dijo. Se volvió a Gun Woo. —No hay dulces para él. El dentista encontró dos cavidades.

—¿Dos? —Gun Woo dio un silbido. —Estarás pronto masticando tu comida con las encías, si no cuidas de ellos.

Myoung Jae miro hacia Gun Woo, con esos grandes ojos azules, como los de su madre y el ceño fruncido. —Tommy me diyo que puedo comprar dientes, si los míos se me caen.

—Dijo —Gun Woo corrigió a su hijo.

 

 

—Prótesis dentales, —dijo Jessica, —¿Y qué te he dicho acerca de escuchar a tu primo? Él no es mitad lobo, que tú. Necesitaras tus dientes durante mucho, mucho tiempo, chico.

—Voy a tener una charla con él sobre sus dientes —, dijo Gun Woo. —Hay que ponerse en marcha.

Miró su reloj y maldijo.

—Necesito hablar contigo cuando vuelvas —, le dijo Gun Woo. Planeaba decirle a Jessica sobre Chaejin. Dado que este era su compañero, estaría en la vida de Myoung Jae. Era justo que supiera sobre el hombre.

—¿Hay algo que este mal? —Preguntó.

—No —La atrajo hacia sí, de modo que Myoung Jae no pudiera oír. —He encontrado a mi compañero.

 

Sus ojos se iluminaron y una sonrisa se extendió, por su bonita cara.

—Definitivamente vamos a hablar cuando vuelva.

Gun Woo saludó con la mano, mientras se apresuraba a la estación. Arrojando la bolsa de lona, por encima del hombro, dijo: — Vamos, Myoung, vamos a casa.

Pensaba en Chaejin de camino a casa y después, cuando coloco a Myoung Jae en la cama. ¿Chaejin sería capaz de aceptar a Myoung Jae? Si no fuera así, Gun Woo no estaba seguro de lo que iba a hacer. Un compañero era un hallazgo raro, pero Myoung Jae era su hijo y la alegría de su vida.

Chaejin era otra persona con la que necesitaba hablar, pero eso podía esperar. Gun Woo estaba cansado, y tenía que hacer otra llamada telefónica.

Marcó a Sabrina, cuando salía de la habitación de Myoung Jae y se dirigió a la suya.

—Hola, Jefe Lee —, le dijo cuándo contestó. — ¿No deberías estar en la cama a estas horas? —Le preguntó. Él sólo estaba burlándose. Sabrina se había graduado de la escuela secundaria, la primavera pasada y se estaba preparando para asistir a la universidad este otoño. No trabajaba y aún vivía en su casa.

 

 

Hasta que asistiera a Notre Dame, tenían un sistema perfecto. —Soy yo —dijo.

—Solo estaba leyendo.

Sabrina siempre tenía la nariz pegada en un libro. No era una adulta joven típica, de las que prefería salir de fiesta y pasar el rato con los amigos. Si no que era una buena chica, que había trazado su vida y hablaba todo el tiempo de su futuro.

—Tengo a este guapo chico en la estación, y me estaba preguntando...

—¿Myoung Jae está ahí? — Preguntó, con entusiasmo.

—Sí. ¿Crees que puedas venir mañana? —Siempre que Myoung Jae estaba con Gun Woo, utilizaba a Sabrina como su niñera. Confiaba en ella y sabía que era buena gente. —Dado que es de último minuto, te pagará más que el pago habitual.

—Gracias —, dijo. —Podría usar el dinero, pero ya sabe, que cuidaría a Myoung Jae de forma gratuita si usted no puede pagarme.

Él lo sabía, y esa era una de las razones, por las que la adoraba tanto.     

—Le llevaré a las nueve.

—Voy por él. Tengo que hacer unos recados.

—Está bien, nos vemos en la mañana.

Gun Woo dejó caer el teléfono en la mesita de noche y luego se estiro en su cama. Necesitaba una ducha, pero estaba demasiado cansado. Tomaría una mañana.

Se obligó a salir de la cama, para desnudarse y luego se metió debajo de las sábanas. Mientras se dormía, las imágenes de un Chaejin desnudo y retorciéndose debajo de él, flotaban en su mente.

 

Chaejin decidió llevar a Gun Woo a desayunar. Necesitaba hablar con su pareja, acerca de por qué lo había alejado.

 

 

No tenía sentido tratar de huir y esquivar al policía. Los dos eran adultos, y necesitaba manejar las cosas de manera correcta.

Todavía tenía la tarjeta de los lirios y utilizo la dirección escrita allí, para saber dónde vivía Gun Woo. Chaejin puso su Harley detrás de un pequeño VW. Mientras apagaba el motor, se quedó observando el coche pequeño en frente de él. Gun Woo no le parecía el tipo de persona a quien le gustaría conducir ese tipo de vehículo.

La maldita cosa era rosa.

Había una camioneta Ford, de color azul oscuro, en el camino de entrada. Parecía completamente nuevo. Dos coches. Quitándose su casco, lo puso en el asiento y se dirigió a la puerta, justo cuando una joven mujer salía, de la mano de un niño pequeño.

Gun Woo salió detrás de ellos. —No estoy seguro de a qué hora estaré en casa, cariño.   

—No hay problema —, dijo la mujer. —Myoung Jae y yo, de todos modos, vamos a estar corriendo por todos lados, la mayor parte del día.

Chaejin mirada de la chica a Gun Woo y luego hacia abajo, al pequeño niño. La mujer no se parecía en nada a él, pero el niño era la viva imagen de su padre.

Gun Woo finalmente notó, que estaba allí, de pie. — ¿Chaejin?

—Me hubieras dicho que tenías una familia —, le respondió, mientras cerraba sus manos, en puños. —Hubiera sido bueno saber.

—¿Qué estás diciendo? —Preguntó Gun Woo.

A Chaejin no le gustó ese tono. Hizo rechinar sus dientes, mientras miraba de nuevo a la mujer. —Ella es muy joven.

—¿Qué estás pensando? —Gun Woo apretó la mandíbula, antes de que frotarse la frente. Chaejin vio las fosas nasales del jefe dilatarse, mientras su boca se apretaba en una línea. —No tengo tiempo para esto.

 

—¿Quieres decir, que no tienes tiempo para decirme que tienes una familia?— Chaejin dijo, entre dientes.

No sabía qué era peor, la ira que sentía o el sentimiento de traición que su compañero no hubiera sido sincero con él.

Siempre había riesgos, en la búsqueda de la pareja destinada, pues esta podría no estar sola. Cada cambiaformas sabía que había una posibilidad. No todos los sobrenaturales querían esperar a encontrar a su compañero. Parecía que Gun Woo era una de esas personas.

No podía culpar al chico. Encontrar un compañero, era como ganar la lotería. Eso no quería decir que la mierda doliera menos.

—Voy a llevarme a Myoung Jae —, la mujer dijo, mientras corría con el muchacho al pequeño VW.

Tan pronto como se fueron, Gun Woo se volvió hacia él. El tipo lo agarró por el brazo y  tiró  de él,  hacia  la  puerta  principal.  Pudo  haberse liberado, pero estaba    demasiado enojado y quería una explicación.

Tan pronto como cruzaron el umbral, Chaejin tiró de su brazo.

—¿Estás casado y tienes un niño?

—Normalmente tomaría tu ira con humor, pero ni siquiera voy a bromear sobre Sabrina. No lo haría, cuando hay adolescentes involucrados.

Adolescente. Chaejin apartó la ira y se obligó a usar la lógica. —Pero el niño es tuyo.

—Sabrina es la niñera que utilizo, cuando Myoung Jae está en la ciudad —, explicó Gun Woo.

—Pero tienes un niño.

Gun Woo se adentró aún más en el interior de la casa, y Chaejin lo siguió. Terminaron en la cocina, donde Gun Woo comenzó a preparar una taza de café.

—Voy a explicar lo de Myoung Jae, cuando me expliques por qué sigues alejándome.

 

Chaejin estaba molesto por que el policía, lo había atrapado. La equidad no debía utilizarse en una discusión. Quería estar enojado con Gun Woo, por no hablarle acerca de su hijo, pero él lo había apartado, no le dio tiempo al policía, como para decirle algo acerca de su vida.

Y ahora su miedo, lo destacaba como una luz brillante. Tan loco como sonaba, era tímido, cuando se trata de hablar de sexo. Ah, podía jugar para tener a alguien en la cama, pero cuando tenía que hablar realmente del tema, sentía que se sonrojaba.

Gun Woo debió haber notado el tono rosado en las mejillas de Chaejin, debido a la una suave sonrisa en sus labios. —No hay nada de qué avergonzarse, cielo.

—¿Quién dijo que me da vergüenza? —Preguntó Chaejin a la defensiva, mientras se movía de un pie al otro.

—Está bien, entonces, dime lo que está mal —, Gun Woo les sirvió otra taza de café y luego le entregó una. Mientras alcanzaba la taza, su mirada se posó en la rosa roja, que le había enviado a Gun Woo. Estaba colocada dentro de un vaso alto, claro y delgado, sobre el mostrador, en el que podría conseguir mucha luz solar. Pensó en los lirios en su cómoda y sonrió, antes de tomar un sorbo de su café.

—Comenzamos la discusión en mi casa —, dijo Chaejin, cuando bajó la taza.

Gun Woo se apoyó en el mostrador y frunció los labios, sumido en sus pensamientos, mientras Chaejin lo observaba. Estaba con su uniforme, y todavía le quedaba muy bien, por lo que se encontraba queriendo saborear todos esos deliciosos músculos.

Gun Woo se rió entre dientes. —Te preguntas quién va arriba.

El hombre era inteligente. No había esperado que el jefe fuera tan contundente. Sentía el pulso de calor en las mejillas y una vez más, se maldijo por ello.

Una chispa de travesura, se mostró en los ojos castaños del hombre, mientras le sonreía. —¿Nunca antes lo has hecho?

 

Chaejin dejó la taza en el fregadero. —Y con eso, me parece escuchar, que mi Harley me llama.

—Ahora, espera —, Gun Woo dejó la taza a un lado y acerco a Chaejin. —¿Es por eso que ayer me alejaste? —Le tomó la cara. —No hay nada que no podamos hacer, y sólo porque somos compañeros no significa que tengamos que precipitarnos en algo. Podemos tomarnos nuestro tiempo, llegar a conocernos primero uno a otro.

—Mira—, Chaejin miró hacia el mostrador, antes de echar un vistazo a los hermosos ojos marrones, de Gun Woo. —Este es también para mí, terreno desconocido, y me siento como un tonto por ser tímido a la hora de decirte, pero—

—¿Por qué te sientes como un tonto? —Preguntó Gun Woo, con el ceño fruncido.

—También es algo nuevo, para mí.

Chaejin resopló. —Sí claro. Me dejaras estar arriba de ti. —El hombre se encogió de hombros. —Debido a que eres tú, estaría dispuesto a intentarlo.

Las palabras de Gun Woo le sorprendieron. Chaejin no había esperado que el policía....

—Ahora me haces sonar como un verdadero tonto. El jefe gruñó. —¿Hay alguna forma de ganar contigo?

Chaejin metió la barbilla hacia delante. — Sé cómo ceder.

Lo hacía, pero no cuando se trataba sexo. Era cambiar su papel, lo que lo hacía no sentirse seguro. No todo el mundo soñaba con encontrar a su pareja. Chaejin nunca había pensado realmente en ello. Había estado tan ocupado transitando por la vida, en fiestas y divirtiéndose. Dios, eso le hacía sonar superficial como el infierno.

—Entonces demuéstralo —, dijo Gun Woo. —Podemos llegar a conocernos uno al otro pero cuando llegue el momento, espero que lo tomes tan bien como dices, porque voy a demostrártelo.

La garganta de Chaejin se secó, cuando su pulso se aceleró, mientras Gun Woo colocaba sus labios sobre los suyos.

 

El beso fue suave, lento e hizo que se derritiera. Lento. El policía quería ir lentamente.

El jefe también quería a Chaejin. Este siempre había sido el dominante. El encargado. Gun Woo le estaba pidiendo, que le permitiese tomar las riendas.

Chaejin podría ir lentamente. No estaba preparado para algo rápido. Definitivamente, no estaba lista para el sexo, no de la forma en que Gun Woo quería. Abrió la boca, cuando su compañero hundió su lengua, profundamente. Chaejin gimió en el beso, cuando los brazos de Gun Woo se deslizaron alrededor de su cintura, acercándolo más. Podía sentir lo mucho que el hombre se veía afectado por el beso. Su pene estaba duro y presionando en el eje rígido de Chaejin.

—Sólo un beso —, dijo Gun Woo, cuando Chaejin trató de apartarse.

Asintiendo, se relajó en el abrazo de Gun Woo. Sin presión. Los dos se tomaron su tiempo, y estaba bien con él. Sin presión, Chaejin sintió que sus defensas caían. Cuando Gun Woo se apartó, tenía una hermosa sonrisa. —Agradable, ¿eh?

—Sí —, dijo Chaejin, mientras se humedecía los labios. —Bueno.

—Es una mierda, que tenga que ir a trabajar —, dijo, mientras corría la yema de su dedo pulgar, sobre el labio inferior de Chaejin. —¿Cena?

—Cena —, Chaejin repitió la palabra.

Gun Woo se rió entre dientes. —Estoy encantado de ver, que tengo ese efecto en ti.

Chaejin parpadeó y luego se pasó una mano por la parte posterior de su cuello, mientras se aclaraba la garganta. —¿Qué hay de tu hijo?

—¿Myoung Jae? —Dijo Gun Woo, con una ancha sonrisa. —Le vas a gustar.

—Así que, si eres gay, ¿Cómo tuviste un niño?

Chaejin estaba en la cocina y escuchó como Gun Woo, le explicaba que su esposa le había ayudado a descubrir quién era realmente y cómo se divorciaron, pero todavía eran grandes amigos.

 

 

Chaejin no estaba seguro de cómo se sentía en cuanto a ser “padre”, por lo que saco ese pensamiento de su mente. Estaba teniendo un tiempo bastante difícil, tratando de averiguar qué hacer con Gun Woo.

—¿No sabía que eras un cambiaformas?

Gun Woo negó con la cabeza. —No tenía ni idea, pero cuando quedó embarazada, tuve que decirle.

Eso era comprensible.

—Tengo que salir —, Gun Woo dijo, mientras apretaba el culo de Chaejin y luego se movía unos pasos hacia atrás. —Va a ser imposible concentrarse, con una erección.

Chaejin dio una suave risa, mientras se ajustaba los vaqueros.

—Conozco la sensación.

Cuando Gun Woo se fue, se sintió aún más confuso. Le había dicho que le daría tiempo, lo que era algo bueno, pero aún no resolvía su problema, de darle a Gun Woo lo que le pedía.

Algunos días su vida era solamente demasiado complicada.

 

continuara....

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