Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Fugitivos II: ¿Una razón para vivir? por diidi1897

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola! <3

 

Narra Iván

-Eso sería todo por ésta semana, Doctor-dijo Marie, una colega que por el momento se estaba haciendo cargo de todos los presupuestos que se manejaban en cada área del hospital. Se lo había encargado hace un mes porque yo me encontraba ocupado resolviendo algunos futuros convenios con otros hospitales. Por ahora, cada asunto estaba en fase de revisión por las oficinas centrales de cada hospital, pero después, cuando ambas partes involucradas dieran el visto bueno, el convenio sería un hecho

-Bien…-suspiré y me levanté de mi asiento-Entonces nos vemos la próxima semana-acomodé los nuevos folders que cada responsable de las áreas del hospital me había entregado al principio de la junta. Se trataba de información nueva que debía revisar y firmar a más tardar la próxima semana. El trabajo no dejaba de llegar.

Antes de que la sala de juntas se vaciara por completo, salí de ella con todos los nuevos documentos bajo mi brazo y me dirigí a mi oficina para adelantar un poco de firmas.

Subí al elevador que me llevaría a mi oficina, pero antes de que las puertas se cerraran por completo, un brazo lo impidió

-¡Doctor! Disculpe…-una enfermera fue la responsable del acto tan… inesperado

-¿Qué sucede enfermera?-la noté agitada. Al parecer había corrido para alcanzarme

-El enfermero Johann…-dijo con la respiración entrecortada-Acaba de llegar junto a su paciente, el chico…-dudó-Daniel-acomodó sus lentes mientras que a mi mente llegaban muchas preguntas

-¿En dónde están?-pregunté con calma

-En el piso 6 de urgencias-ella se hizo a un lado para que yo presionara los botones de mi nuevo destino-Al parecer es un problema con sus muñecas, vi sangre y además el muchacho estaba desmayado. Hace media hora Johann llamó para solicitar una ambulancia-la enfermera empezó a ponerme al tanto con lo poco que ella sabía y cuando las puertas del elevador se abrieron, ambos bajamos

-Vaya a dejar éstos papeles a mi oficina-le entregué lo que planeaba revisar-Y por favor espere la llamada del doctor Félix, infórmele que he tenido una emergencia y que me marque mañana a primera hora-

-De acuerdo, doctor-ella volvió a subir al elevador y yo emprendí mi camino rumbo a la habitación 311. Cuando giré hacia el pasillo que me llevaría a la habitación, a la distancia vi a Sean platicando con 2 enfermeras que, después de algunas palabras, regresaron al interior de la habitación. Sean estuvo a nada de volver a tomar asiento, pero en cuanto me vio, esperó de pie a que me acercara

-¿Qué sucedió?-le pregunté cuando me reuní con él. Le di una mirada rápida y fue cuando noté las manchas de sangre en su playera

-Daniel rompió una ventana, creo que lo hizo con el porta suero, pero vi sangre en sus antebrazos y le pedí a Johann que llamara a la ambulancia-explicó con calma, pero lo percibí nervioso. Agitado

-Voy a revisarlo-le dije e ingresé a la habitación.

Lo primero que vi, fue a Johann dejando caer una venda ensangrentada dentro de un traste que una enfermera sostenía cerca de él. Todos voltearon a verme

-Pónganme al tanto-dije y me encaminé a una esquina de la habitación en donde había un pequeño lavabo y todo lo necesario para que desinfectara mis manos

-La sangre es de las palmas de las manos-escuché la voz de Johann mientras frotaba mis manos con el jabón-Estoy revisando las muñecas para evaluar el daño-enjuagué mis manos y las sequé con un paño que una enfermera me ofreció. Me coloqué guantes esterilizados y después me ajusté un cubre bocas.

Mi atención se centró en Daniel y lo encontré con los ojos y la boca entreabiertos. Parecía ausente.

Al verlo, más interrogantes saltaron dentro de mi mente.

¿Qué?

¿Cómo?

¿Por qué?

Pero ignoré cada una de ellas para centrarme en la situación actual.

Empecé a trabajar junto a Johann, entre los dos revisamos el estado de las muñecas y rectificamos que no tuvieron ningún daño pese a que las vendas se encontraban rasgadas. Al parecer, si las vendas no hubieran estado manteniendo a salvo los injertos, la historia sería diferente.

Conforme revisábamos, nos dimos cuenta de que las heridas estaban en las palmas de las manos. Johann, las enfermeras auxiliares y yo, empezamos a desinfectar las palmas; después les colocamos parches para evitar infecciones. Procedimos a vendar las muñecas y después me encargué de colocarle un nuevo suero a Daniel mientras los demás limpiaban el área.

Conforme el suero entraba en contacto con Daniel, fue quedándose dormido

-Vigilen al paciente-hablé hacia las enfermeras-Y tú, ven conmigo-me retiré el cubre bocas, tiré los guantes y salí de la habitación siendo seguido por Johann

-¿Cómo está Daniel?-Sean volvió a levantarse de su asiento en cuando nos vio salir

-Va a estar bien. Ahora…-me retiré los lentes-Ambos-recalqué mientras veía a Sean y a Johann, que se mantenía con la mirada baja-Vengan a mi oficina-ordené y empecé a caminar tomando la delantera.

Los tres subimos al elevador en un silencio total que perduró hasta que yo tomé asiento en la silla giratoria de mi oficina

-Siéntense-dije mientras encendía mi computadora-Quiero que me pongan al tanto de lo que sucedió-entrelacé ambas manos sobre mi escritorio y mi mirada se mantuvo en Johann, que continuaba con la mirada baja-¿Johann?-lo llamé al no tener una respuesta inmediata

-Bueno…-dudó-Estaba dándole de comer a Daniel y…-negó levemente-De repente se enojó, aventó la comida y después me exigió que saliera de su habitación-elevó la mirada, pero volvió a bajarla-Cerró con seguro y le pedí que abriera la puerta, pero lo escuché llorar y como no obtuve respuesta llamé a Sean, entonces escuché cuando el vidrio se rompía y…-sus hombros cayeron-Sean consiguió entrar y vimos a Daniel hincado en el piso. Estaba llorando-asentí

-Bien y ahora, quiero que me expliques ¿Por qué Daniel no se ve mejor de cuando recibió el alta hospitalaria?-me incliné hacia adelante. Las cejas de Johann se deformaron y entonces hicimos contacto visual

-¿A qué…-dudó

-¿A qué me refiero?-elevé ambas cejas y volví a tomar distancia-Johann, Daniel está delgado. Parece como si no estuviera recibiendo la debida atención-mantuve el contacto visual hasta que él parpadeó

-Daniel se recuperó, estaba bien-lo reafirmó con algunos movimientos de sus manos-En las últimas semanas…-negó y tartamudeó

-¿Las últimas semanas?-arqueé una ceja-¿Qué se supone que estuviste haciendo en las últimas semanas?-la boca de Johann tembló

-El comportamiento de Daniel cambió-mi atención fue hacia Sean-Todo el tratamiento iba bien, Iván-dijo-Después del esguince en su tobillo…-

-¡Exacto!-Johann se levantó de su asiento tan abruptamente que consiguió hacer que su silla cayera-Fue lo que le dije a Sean-señaló acusadoramente a Sean, que parecí estar igual de confundido que yo por la reacción de Johann ¿Qué le sucedía?-Le dije que aceptar el alta de Daniel sólo porque la pidió, no era buena opción-su dedo acusador tembló un poco.

Exhalé

-Fui yo quien autorizó el alta en aquella ocasión-Johann volteó a verme con el rostro desencajado-Sean me dijo lo que Daniel le pidió y me preguntó si era una buena decisión-la boca de Johann se entreabrió

-¿Qué? ¿Por qué le dio el alta si Daniel debía quedarse mínimo una semana en observación?-

-Aparte de que Sean platicó conmigo, yo hablé con Daniel-de reojo, noté que Sean se removía sobre su asiento. Por supuesto, él tampoco sabía de mi plática con Daniel-Daniel me dijo que no quería estar en el hospital porque las paredes blancas no le gustaban y tampoco quería que personas extrañas entraran a su habitación a mitad de la noche-

-¿Y eso…-elevé la palma de mi mano para que Johann guardara silencio

-Te entiendo. Parece algo muy superficial-les expliqué-Y como Daniel no fue muy explícito con sus palabras, no pude dormir esa noche por estar pensando en algún significado oculto-me aclaré la garganta-Pero después, a la mañana siguiente, mientras tomaba mi café, entendí la profundidad de sus palabras-relamí mis labios-Tomando en cuenta que pasó 8 meses encerrado en un laboratorio…-recalqué la palabra “laboratorio” e inmediatamente los hombros de Sean se relajaron al instante

-Claro…-murmuró

-Sigo sin comprenderlo-mi atención regresó a Johann

-Johann…-suspiré-Me sorprende la manera en la que te estás comportado-recargué mi espalda en el respaldo de mi silla. En verdad, ese no era el Johann inteligente y centrado que conocía-Me estás dando la impresión de que, en realidad, no conoces nada de Daniel, pese a que llevas bastante tiempo tratándolo-

-Pero…-

-Por el estado en el que Daniel se encuentra, podría catalogar tus acciones como negligencia médica-

-¿Qué? Pero…-

-Tómate el día libre. Mañana ven temprano para que platiquemos y trae todos los informes que me has hecho-me levanté de mi asiento y abrí la puerta de mi oficina-Nos vemos-durante algunos segundos Johann no se movió, pero después, con los hombros caídos y sin mencionar nada más, salió de mi oficina.

Cerré la puerta y volví a tomar asiento mientras, de nueva cuenta, me aclaraba la garganta

-Ahora, Sean…-me incliné hacia él-¿Por qué permitiste que Daniel bajara de peso?-ya era tiempo de tocar el tema con la otra parte involucrada-Se supone que tú eres el más preocupado en la salud de Daniel-mi tono de voz salió ligeramente irónico. Sean pasó saliva

-Ésta semana hubo un problema con la información y he tenido algunas discusiones con Daniel…-negó levemente

-Sean-lo llamé-Entiendo perfectamente que estés preocupado por la seguridad y la salud de Daniel, pero ¿Aún no te das cuenta de que no puedes abarcar ambas cosas sin que tengas que descuidar alguna?-

-¿Tú vas a velar por nuestra seguridad?-ahora fue turno de Sean para elevar ambas cejas y utilizar un tono sarcástico

-No puedes hacer ambas cosas y te lo dije desde un principio-mi mandíbula se tensó-Y te lo repito. “Una vez que Daniel salga, él va a necesitar de ti más que a nadie”-ninguno perdió contacto visual-Incluso te pregunté si lo habías comprendido y tu dijiste que sí-me crucé de brazos-Ahora creo que en verdad no me entendiste-Sean frotó su rostro con ambas manos. Suspiré-Escucha, muchacho…-volví a tomar distancia-Me sorprende todo lo que haces, eres inteligente y astuto, pero solo tienes 24 años-Sean descubrió su rostro-Y no es como que yo sea el típico señor que no confía en los jóvenes y que no los admiro-aclaré con una sonrisa de lado-Sé que la edad es solo un número muy pequeño comparado con la cantidad de cosas que cada quien puede vivir durante un solo año-expliqué-Pero no seas tan entusiasta respecto a las cosas que haces, es como si tuvieras 16 años y un día despiertas con la idea de que quieres erradicar la pobreza-Sean sonrió

-Esto es diferente. No soy tan ambicioso-su sonrisa natural se transformó en una irónica-Admito que al principio quería terminar con los laboratorios por mi cuenta-su sonrisa irónica perduró-Pero actualmente, dos amigos están trabajando en ello. Uno se encuentra motivado por la venganza, como yo-su sonrisa disminuyó un poco-Otro, porque es un adicto a situaciones límite de alto riesgo-Sean cambió un poco su postura y me pareció que el muchacho de 24 años se había desintegrado justo frente a mis ojos. Su mirada también se volvió más profunda-Yo solo estoy trabajando para encontrar a la persona responsable de todo lo que le pasó a Daniel-ahora fue mi turno de pasar saliva-Estoy a nada de encontrarlo-sus ojos se entrecerraron y sentí la tensión en toda mi oficina-Estoy llevando ambas situaciones al límite…-murmuró y pese a que no terminó su oración, comprendí varias cosas.

Acaso… ¿Sean estaba utilizando el sufrimiento de Daniel para incentivar aún más su venganza? Él sabía todo el daño que Daniel tenía y no hacía nada al respecto… ¿Sólo para tener, cada día, un por qué?

Exhalé. Si mi hipótesis resultaba ser verdad. Podría catalogar a Sean como una persona cruel

-Déjame decirte que, tal vez tu venganza sí la vas a cumplir, porque sé que eres capaz de conseguirlo-entrelacé ambas manos sobre el escritorio-Ya vi que estás más inclinado hacia tu venganza que hacia la salud de Daniel-la extraña sonrisa de Sean quedó en el olvido al escuchar mis palabras-Hijo, eres un idiota-relamí mis labios-Digamos que… que tu venganza ya está hecha-me removí sobre mi asiento-Pero, si no cuidas a Daniel, te vas a arrepentir. Tu venganza va a ser satisfecha, pero entonces va a ser muy tarde para Daniel porque a él ni siquiera le va a importar escucharte cuando le digas que, gracias a él, tú cumpliste con tu obsesión-

Sean por fin parpadeó. Noté vacilación en su mirada

-Para mí, tu venganza es el asunto más sencillo-le sonreí-La salud de Daniel, es el asunto complicado. Déjame decirte que me estás haciendo dudar de si realmente aprecias a Daniel. Tu venganza te está consumiendo y de paso, consumes a Daniel quien ¡Oh sorpresa! él siempre ha sido la víctima. Víctima de ellos y de ti-noté un gesto de duda en el rostro de Sean. Ese era el momento en el que debía hacerlo reaccionar porque entonces… entonces no habría otra oportunidad-No tendré ningún inconveniente en proteger a Daniel de todos e incluso si se trata de ti-volví a recargarme en el respaldo de mi silla-Ya te lo había dicho, Daniel sufrió tortura y es un tema al que no le estás dando la debida importancia. Y así como la pobreza en el mundo, el trauma no se solucionará de un día para otro-recargué ambos codos sobre mi escritorio y coloqué mi barbilla sobre mis dedos entrelazados-Como sé que tienes la capacidad para tomar decisiones rápidas y en el peor momento, tienes que responderme ahora; Daniel te importa ¿Sí o no?-

 ------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Coloqué la última firma en el último documento que había sobre mi escritorio y por fin pude estirar mi cuello. Llevaba 2 horas encerrado en mi oficina para resolver cada asunto que tenía porque quería terminar con todos los pendientes; incluso le había pedido a mi equipo médico que no me llamaran a menos de que se tratara de una emergencia.

El día de ayer había recibido a Johann en mi oficina y le informé que estaba destituido del tratamiento de Daniel ya que por ahora permanecería en el hospital bajo mi cargo total. Y después de que Johann se marchara, me encargué de realizar algunas llamadas a personas que estaba esperando recibir a más tardar esa semana.

Era un nuevo día e igual que el día de ayer, tenía muchas cosas por hacer. Iba a recibir visitas y yo debía realizar algunas.

Afilé los documentos firmados y por fin me levanté de mi asiento porque empezaba a necesitar, con urgencia, otra taza con café. Tomé el vaso de la cafetera y me serví una taza completa de mi bebida favorita que se encontraba hirviendo. Mientras la disfrutaba, observé hacia el jardín que había frente a mi oficina, como el día era agradable, pude ver que algunos colegas estaban tomando un merecido descanso pese a que todavía no daban las 10 de la mañana.

Después de algunos minutos revisé la hora en mi reloj. Terminé mi café, me coloqué mi bata y salí de mi oficina rumbo al piso que era parte de mi reciente interés. En mi camino, recibí saludos de doctores y doctoras al igual que de algunas enfermeras que no estaban tan apresuradas.

Llegué frente a la puerta de mi destino e ingresé.

Lo primero que vi fue a Daniel queriendo comerse la cuchara que la enfermera sostenía frente a él. Sonreí

-Oh, doctor, buenos días- la enfermera Liz me saludó en cuanto cerré la puerta a mis espaldas

-Buenos días-me acerqué-Buenos días Daniel ¿Cómo dormiste?-lo observé con atención. Ahora su postura estaba más relajada; ya no se encontraba con la guardia en alto como los días anteriores.

-Bien…-murmuró y lo noté solo un poco tímido

-¿Qué tal está el desayuno? ¿Te gusta?-Daniel asintió

-¿Qué si le gusta?-Liz preguntó con tono de broma. Broma que Daniel comprendió porque sonrió un poco de lado en sinónimo de vergüenza-Ya se terminó dos mousses de chocolate y una gelatina muy grande de limón-con sonrisa en rostro, la enfermera se levantó de la silla que había a un lado de la cama en donde Daniel reposaba

-¿En serio?-fingí un poco de más mi reacción de sorpresa, aunque en realidad, sí estaba sorprendido. Esas eran muy buenas noticias-Eso me parece muy bien-felicité a Daniel-Ya sabes que puedes comer todo lo que se te antoje del menú.

Por supuesto que el menú que le había mostrado a Daniel el día anterior fue mandado a imprimir por orden mía. En el hospital no manejábamos menú porque no éramos un restaurante, pero el hospital contaba con una cocina que se encargaba de preparar los alimentos recomendados para cada paciente, pero la mayoría de los pacientes comían lo mismo. Los que comían diferente eran los que tenían muchas restricciones en sus dietas.

El menú que había sido creado exclusivamente para Daniel, contaba con una buena variedad de alimentos como postres y guisados que no representaban un cambio drástico en la dieta que llevaba. El día anterior él lo había revisado con atención y no le tomó mucho tiempo decidirse por un postre que incluía chocolate, además de que le sugerí una pasta baja en grasa y una bebida de vegetales que, gracias a la excelente fotografía que obtuve de internet, consiguió cautivar el sentido de la vista de Daniel pese a que se mostraba reacio en consumir vegetales.

Esos dos días que Daniel llevaba internado en el hospital, no había tenido la oportunidad de interactuar durante demasiado tiempo con él, pero planeaba hacer una diferencia ese día.

Después de que Liz consiguió hacer que Daniel se avergonzara por los cumplidos que le hizo al decirle que él era una persona con un gran sentido del gusto y más, dejé que Daniel disfrutara de la agradable sensación, pero después vi prudente interferir un poco

-Me gustaría platicar un poco contigo, Daniel-dije y su sonrisa fue disminuyendo-Solo si estás de acuerdo-pese a que le facilité la opción de negarse, lo noté angustiado. Le di una mirada a Liz y ella asintió en silencio

-Bueno Daniel, regresaré en un momento más para darte de comer ¿Bien?-Liz esperó una respuesta de Daniel, pero él se encontraba tan sumido en sus pensamientos que preferí hacerle una señal discreta con mi mano para que nos dejara a solas.

Liz salió de la habitación y yo suspiré

-¿Sabes? entiendo que todo mundo es el que te habla y te hace preguntas-con calma y sin movimientos bruscos, rodeé su cama hasta que tomé asiento en la silla que Liz estaba utilizando con anterioridad-Pero me parece que en realidad tienes mucho por decir y preguntar-Daniel continuó sin elevar su mirada. Me aclaré la garganta-¿Tienes alguna pregunta que quieras hacerme?-él me observó de reojo-Tienes que saber que yo no soy una persona accesible para dar respuestas, pero contigo estoy haciendo una excepción-su labio inferior tembló y lo vi parpadear varias veces.

Después, pasó saliva

-¿Por qué?...-murmuró

-¿Por qué, qué?-pregunté después de un silencio prolongado

-¿Por qué tiene cicatrices en su rostro?-su mirada se elevó y su atención la enfocó en la cicatriz más larga que había en mi rostro.

Por poco y me carcajeaba.

De tantas preguntas que podría tener acerca del hospital o de su salud… prefirió hacerme la que nunca nadie antes, se había atrevido en formular.

En verdad que Daniel… era una persona muy inocente. Seguramente él no tenía ni idea de que ese tipo de preguntas no se debían hacer tan a la ligera. Me lo imaginé como un niño que preguntaba a sus padres del porqué una persona no tenía un brazo, estando esa persona en frente de él.

Suspiré mientras tomaba una posición más cómoda sobre la silla y acepté la pregunta porque yo mismo me había echado la soga al cuello

-Digamos que… hace mucho tiempo hubo una época muy complicada para mí-la boca de Daniel se entreabrió-Me metí en problemas y esto…-señalé hacia mis cicatrices-Fue lo que obtuve-por los movimientos que había en los ojos de Daniel, supe que estaba delineando mis cicatrices sin hacer un intento de discreción-Y no solo están en mi rostro-empecé a remangarme la bata y mis brazos quedaron al descubierto-Las tengo en todo el cuerpo-

-¿En todo el cuerpo?-preguntó con los ojos abiertos en su máximo esplendor

-En mi espalda, pecho, estómago, piernas…-mencioné

-¿Y duelen?-dejó de examinarme y ambos hicimos contacto visual. Casi de inmediato comprendí que no se estaba refiriendo al dolor físico

-Dolieron, sí-acepté-Y… hasta el día de hoy continúan doliendo-los gestos en su rostro fueron relajándose hasta el punto en que su expresión quedó neutral-Me pasaron muchas cosas que yo mismo me busqué y por esa razón no recibí ningún tipo de ayuda-me sinceré-Pero… me hubiera gustado recibirla-Daniel dirigió su mirada hacia sus muñecas-Eres muy afortunado-me recargué en el respaldo de la silla y crucé mis piernas-Tienes a varias personas que están preocupadas por ti-

-Le dije a Sean que no se me acercara y…-sus hombros cayeron-Creo que por eso no ha venido a verme-hizo un puchero-Tampoco Johann-suspiró con pesadez-Y sé que Lucy y Tom quieren estar conmigo, pero yo no. Quiero estar solo-una lágrima se deslizó por su mejilla, pero en menos de un segundo, Daniel se encargó de borrar por completo el rastro que había dejado-Quiero verlos, sí, pero…-negó y volvió a borrar otra lágrima-No sé qué quiero-

-Estoy seguro de que Sean vendrá a verte hoy-dije porque, precisamente, esa tarde tenía una reunión con él-Johann ha estado ocupado, pero sé que también ha querido venir a verte-eso era verdad porque yo era quien le estaba mandando trabajo extra para mantenerlo ocupado por el momento. Esa era mi manera para no tener que escribir en su ficha de trabajo “negligencia médica” a pesar de que él ya me había contado todos los hechos desde su punto de vista.

Y le creí cada palabra a Johann.

Sabía que él hacía su trabajo de una manera excelente, así que le había dado el privilegio de la duda hasta que escuchara las versiones de Sean y del mismo Daniel. Pero para obtener el punto de vista de Daniel, debía apoyarme con ayuda extra que, de seguro, estaba en camino

-¿De verdad?-preguntó con un hilo de voz porque las lágrimas continuaban dejando rastros en sus mejillas

-Te lo prometo-le sonreí y, para mi sorpresa, Daniel me dio una muy, pero muy pequeña sonrisa de regreso-Bueno, voy a colocarte un nuevo suero ¿Está bien?-relajé mi postura. Daniel asintió y procedí a realizar el cambio de suero mientras Daniel continuaba comiendo lo poco que le quedaba de gelatina. Se las ingenió para tomar la cuchara sin rozar los parches que aún tenía en las palmas de sus manos.

Comió con ganas, pero manteniéndose en silencio. Pensando

-Dame tu mano-le pedí mientras le extendía la mía. Él dejó el plato de la gelatina sobre la pequeña mesa de servicio portátil que había sobre sus piernas y extendió su mano.

Desconecté el suero que estaba a nada de vaciarse y conecté el nuevo

-Listo-anuncié en cuanto el suero volvió a entrar en contacto con Daniel. Volví a tomar asiento a su lado y él continuó comiendo hasta que acabó con la gelatina

-¿Te gustó?-elevé ambas cejas mientras veía los platos vacíos que había frente a él

-Mucho-respondió sin dejar de lamer la cuchara

-Me gustaría saber algo-mencioné con un tono de voz neutral. Daniel, con la cuchara aún dentro de su boca, volteó a verme-¿Por qué no comiste la gelatina que Johann te dio?-la cuchara dejó de moverse dentro de su boca y la actitud tranquila que Daniel tenía, pasó a una de enojo. Un enojo que conseguí notar solo por la tensión en su mandíbula y sus cejas fruncidas.

¡Vaya cambio de actitud!

-Porque sabía extraña. Esa no era gelatina-afirmó

-Sí era gelatina-respondí

-No. No lo era-su tono de voz denotó seguridad, pero un poco de impaciencia. Empezaba a catalogar como “No normales” esos cambios de humor que había en Daniel. Eran tan drásticos y recurrentes

-Bueno-suspiré-Tienes razón…-él volteó a verme-En parte-elevé ambas cejas y su rostro cambió a confusión-Platiqué con Johann. Él me dijo que preparó la gelatina como normalmente lo hace, pero le agregó un poco de jarabe de pescado-expliqué-El jarabe de pescado que utilizó sirve para incrementar el apetito. Muchos niños y personas mayores lo consumen. Tiene un sabor muy amargo y para nada agradable-hice una mueca porque ni siquiera a mí me gustaba su olor-Eso fue lo que notaste de diferente-

-No soy un niño ni una persona mayor-recalcó con obviedad. Me reí

-Eso lo sabemos-volví a carcajearme-Pero sí habías pedido el apetito ¿O no?-su rostro volvió a tener una transformación.

Pasaron varios minutos en los que Daniel se mantuvo en silencio porque parecía estar pensando en algo. Ese algo lo hacía poner una expresión de tristeza. Esperé con paciencia y mi espera valió la pena

-No perdí el apetito…-suspiró-Tenía y tengo mucha hambre-observó hacia la palma de sus manos-Pero…-volteó a verme.

Notas finales:

¡Muchas gracias por leer! <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).