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90. Buscar y Seducir (04) por dayanstyle

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Chaejin se sentó en silencio, durante el camino de regreso a la cafetería, el mal humor inundaba sus pensamientos. Le molestaba haberse entregado a Gun Woo, tan fácilmente. Había disfrutado de lo que habían hecho en el lago, pero ¿por qué se había sometido a él? Había crecido en torno a los más duros hombres y estarlo no estaba en su naturaleza.

O eso es lo que había pensado.

Era una sensación extraña y nueva para él, y mientras estaba allí sentado, trató de darle sentido a sus acciones. Luchó con sus emociones, con el inexplicable deseo de querer hacerlo todo otra vez, darle a Gun Woo las riendas, entregar su confianza y dejar que su compañero le hiciera lo que quisiera.

Un orgasmo y todo se había ido a la mierda. No tenía ningún sentido para él, y aunque nunca lo admitiría, su disposición le daba miedo. La posibilidad de que permitirle a Gun Woo volver a hacerlo, o incluso ir un paso más allá, lo tenía cuestionando y revaluando toda su vida.

Había pensado, que había sabido quién era, pero desde que lo conoció, Chaejin no estaba tan seguro. La incertidumbre, hacía que sus pensamientos se dirigieran en todas direcciones, en espiral.

—Estas muy callado —, dijo Gun Woo, mientras conducía por la oscura carretera.

—¿Sientes que apresure las cosas?

Se dio cuenta de la forma en que le seguía, dándole miradas furtivas. No quería que Gun Woo pensara que había hecho algo mal, pero no estaba dispuesto a discutir sobre las agitadas emociones, que luchaban dentro de él.

—No, estamos bien.

—Tan bien, que me estoy estoy congelando. —Gun Woo no parecía feliz, pero su tono era tranquilo. —Dime lo que está en tu mente.

 

Eso fue lo último que Chaejin pretendía hacer. Apenas podía entender las cosas en su propia cabeza. ¿Cómo podía explicarle el caos dentro de él? Apoyó el brazo, en el marco de la ventana abierta y observó la carretera, pasar delante suyo.

Lo que Gun Woo estaba pidiendo era razonable, pero no hablaría de sus sentimientos y tenía dificultades para poner sus pensamientos en palabras.

Descansó la sien en el puño y se quedó mirando fijamente, hacia las maderas oscuras.

—No hay nada en mi mente. Solo estoy cansado.

—No eres un buen mentiroso —, dijo Gun Woo.

—Y no tomo los consejos muy bien. —No deseaba discutir. Quería ordenar sus sentimientos, sin usar al hombre como una caja de resonancia. No estaba preparado para eso, y si Gun Woo seguía empujándolo, acabarían peleando.

—Bien —, dijo Gun Woo. —Se cuándo debo darme por aludido        

El hombre sonaba molesto, y el hecho que su compañero estaba enojado con él, lo molestó, pero no estaba listo para hablar, maldita sea.

La mandíbula de Chaejin cayó, y su ira se disparó por las nubes, cuando Gun Woo se detuvo en el comedor y vio a su bebé tirada a un lado. Saltó de la camioneta antes de que Gun Woo se detuviera por completo.

—¿Qué mierda? —Se acercó lentamente a su Harley, pequeños ruidos escapaban de su garganta, mientras miraba las largas marcas corriendo por un lado. Los arañazos eran tan profundos, que se veía el metal.

¿Quién carajo le haría esto a su motocicleta? ¿Por qué? No le había hecho nada a nadie, en esta ciudad. ¿Por qué alguien había vandalizado a su bebé? Se llevó la mano al pecho, forzándose a regular su respiración

Se sentía como si estuviera a punto de tener un ataque al corazón, en cualquier momento. La Harley había sido un regalo de su abuelo, y Chaejin lo había atesorado.

 

Y ahora su chica yacía de lado, como una pieza desechada de basura.

Doblando las rodillas, comenzó a levantarla. Gun Woo se unió a él. Pesaba una tonelada. Cuando estuvo derecha, dio un paso atrás y examino el alcance total de los daños, a su Harley.

Del lado que había sido estado sobre el suelo, se encontraba rayado como el infierno y algunos lugares, estaban abollados como la mierda. Chaejin quería herir a alguien. Quería matar al culpable, mientras oraba como un loco que la moto pudiera ser restaurada a su belleza original. Parecía como si alguien hubiera tomado un martillo y se hubiera echado encima de ella. Habían cortado las líneas de combustible, los espejos estaban rotos, pero por suerte los neumáticos estaban intactos, lo que permitía a la moto estar en posición vertical.

Camino en círculos, tratando de calmarse. No estaba funcionando. Su ira creció, cuando pateo un puñado de tierra, por la acera y curvó sus manos en puños. —Juro que si me entero quién hizo esto, voy a estrangularlos y sacarles la mierda fuera, antes de rasgar su puto corazón.

Porque eso era lo que sentía, como si alguien se lo hubiera arrancado. Su Harley era todo para él, desde que Jongin se la había dado por su décimo octavo cumpleaños.

—Haré un informe —, dijo Gun Woo, mientras usaba su teléfono para tomar fotografías de los daños. —La cafetería está cerrada, por lo que no se, quién destrozo tu motocicleta.

—¿Un informe? —Chaejin se giró hacia Gun Woo. No era culpa del chico, pero estaba tan enojado, que no podía contener la furia dentro de él.

—No quiero presentar un maldito informe. ¡Quiero al puto bastardo que hizo esto!

—Sé que es un hecho que el dueño no tiene cámaras, así que no hay forma de saber quién hizo esto —, declaró Gun Woo firmeza. —Todo lo que podemos hacer, es llevarla al taller de reparaciones.

 

 

 

Chaejin podría decir que su compañero estaba tratando todo lo posible, para mantener la calma, y eso sólo lo cabreaba aún más. Estaba lívido y quería discutir, pero el hombre no le estaba dando lo que quería.

¿Infantil? Sí. Pero no estaba pensando lógicamente en este momento. Quería la cabeza de alguien en un plato y estaba demasiado furioso para pensar con claridad.

Añadiéndole a la mezcla de sus caóticas emociones, lo de su acoplamiento, era un bloque de C4 a punto de explotar. No había tenido más que problemas, desde que llegó a esta ciudad y se preguntaba si mudarse a Dalton Falls, había sido una buena decisión. Volver a Villa Kim no era una opción, por lo que sería un asco y trataría con eso.

Aunque él podría cometer sólo un asesinato, si las cosas no se calmaban, pronto.

Chaejin sacó su teléfono. Eran cerca de las diez de la noche, pero sabía que Taehyung todavía estaría despierto. El tipo era un ave nocturna. Nunca había conocido a nadie que pudiera funcionar con tan poco sueño, pero Taehyung de alguna manera lo lograba.

 

El alfa respondió a la segunda llamada.

—Necesito un puto remolque. —Chaejin vibró con rabia, mientras veía los daños. Dejó escapar unas cuantas respiraciones, haciendo todo lo posible para calmarse. Todo lo que veía era rojo, y con su temperamento, no lograría absolutamente nada.

—¿Descompostura?

Chaejin deseaba que fuera así de simple. —¡No, algún idiota volteo mi motocicleta y después decidió que rayarla como el infierno sería divertido!

Chaejin se paseaba por la acera, rechinando los molares posteriores robando miradas a su compañero.

Gun Woo tenía la puerta abierta del pasajero, de su camioneta, como si estuviera buscando algo.

 

Chaejin tenía la sensación, de que el hombre estaba tomando su tiempo para calmarse.

—¿En serio? —Preguntó Taehyung, y luego Chaejin oyó el hombre hablando en el fondo, antes de hablarle de nuevo. — Jimin está en camino. Va a parar en la tienda, por la grúa.

—Gracias —, dijo Chaejin, su rabia todavía hirviendo dentro de él. —Llegare a casa, pero mi moto está aparcada frente a Restaurante.

—Entonces no tienes que esperar. Jimin se encargará de todo.

Chaejin colgó y se volvió a Gun Woo. Se pasó la mano por la boca y dejó escapar un largo suspiro. —¿Me llevarías a casa?

No había nada peor que estar enojado con alguien y necesitar un favor de ellos.

—No —, dijo Gun Woo en un cortante tono.

Si Chaejin fuera un cambiaformas, simplemente cambiaría y correría a casa. 

Puesto que no tenía esa capacidad, tuvo que hacer frente a la ira de Gun Woo. Dos hombres enojados, nunca era algo bueno, por lo que Chaejin, una vez más se subió a la camioneta del jefe y se quedó en silencio.

Era una lástima que no pudiera aparecerse. Sus padres sólo pudieron especular que por ser semielfo, no había recibido ese regalo.

Gun Woo parecía que estaba luchando internamente con algo. Sus grandes manos, agarraron con fuerza el volante, antes de decir:

—Mantener las cosas para ti mismo, no ayudará.

Chaejin no quería despejar su rabia, con Gun Woo. Honestamente no lo quería. Pero el tipo, tenía que aprender cuándo dejar ir la mierda. Tener una conversación tranquila y serena en este momento, no estaba en las cartas.

¿Por qué el cambiaformas lobo no podía entender eso?

Debido a que los lobos son arrogantes y exigentes.

Y los elfos eran tan tercos como el día era largo.

 

 

—Y tal vez necesito tiempo para resolver las cosas —, respondió Chaejin. —A veces insistir, no ayudada.

Estaba orgulloso de sí mismo, porque había logrado hablar con calma, pero no podía negar el hecho de que la tensión colgaba densamente en el aire, entre ellos. Chaejin se movió incómodo, mientras miraba por la ventana. Abrió la boca para decirle a Gun Woo que sentía ser un idiota, pero las siguientes palabras de su compañero, le hicieron cerrar la boca.

—O estás planeando huir, tan pronto como te deje en casa.

¿De dónde diablos había salido eso? Chaejin sentía siete tipos de confusión, acerca de su relación con Gun Woo, pero dejar al hombre, era algo en lo que no había pensado. Honestamente quería que las cosas funcionaran entre ellos. Sólo necesitaba tiempo para resolver las cosas en su cabeza, de averiguar quién era y por qué el pensar sobre su sumisión, no le molestaba tanto como debería.

Chaejin sabía que estaba jodiendo esto y también apreciaba que Gun Woo estaba haciendo todo lo posible por ser comprensivo, pero estos comentarios como que no ayudaban a la situación.

—¿Por qué dices algo así?

—¿Me has dado una razón para pensar lo contrario? —Preguntó Gun Woo. —No soy un idiota, Chaejin. Puedo decir que no quieres estar cerca de mí en este momento.

Chaejin curvó sus manos en puños, cuando le dijo: —¿Sabes qué? No estoy de humor para discutir. Simplemente déjame solo.

—Eres un hombre terco—dijo Gun Woo.

—Y tú no sabes cuándo dejar las cosas tranquilas—, sostuvo Chaejin. —Sólo tienes que dejarlas.

Gun Woo se hizo a un lado de la carretera y aparco la camioneta. Las luces, bañando el camino delante de ellos, en la oscuridad. Se volvió hacia Chaejin, y la rabia estaba grabado en su hermoso rostro. Este vio la punta de los colmillos de Gun Woo cuando hablaba y sabía que el hombre estaba a punto de perderse.

 

Toda la noche había sido un jodido desastre y Chaejin deseó poder empezar la noche otra vez. Del no estar tan asustado por ceder ante Gun Woo. También por actuar como un culo, cada vez que se enojaba. Chaejin nunca había podido controlar bien su ira. Desde tanto tiempo, como podía recordar. Esa fue una de las razones por las que nunca había tenido antes, una relación real. No le gustaban las conversaciones vacías, y discutir era algo casi tan vacío, como lo podría ser una conversación.

Quería llegar y besar a Gun Woo, decirle al hombre que lo sentía, pero este habló y la terquedad de Chaejin mostró su lado oscuro.

—Si no deseas este apareamiento, dilo. No perderé el tiempo pensando que podemos resolver esto.

Las palabras de Gun Woo fueron pronunciadas con una calma glacial, y Chaejin se preguntó si el hombre estaba harto y quería terminar las cosas entre ellos.

—Tal vez no quiero—Chaejin lamentó decir esas palabras, tan pronto como salieron de sus labios. Él quería este apareamiento. Solo era, que estaba confundido por eso. ¿Por qué Gun Woo estaba empujando tan duro? ¿Por qué no podía darle a Chaejin tiempo para trabajar su basura?

El dolor que sentía Gun Woo, se mostró en todo su rostro, pero él rápidamente la enmascaro, curvando los labios en su lugar.

—Creo que eres un niño asustado, con miedo a que le den por el culo —, espetó Gun Woo. —Su mandíbula se apretó, hasta el punto, de que los tendones de su cuello se destacaban. —No necesito un niño en mi vida. Ya tengo uno. Necesito un hombre adulto, que no recurra a rabietas, cuando este molesto.

Chaejin abrió la puerta y salió, cerrando de golpe detrás de él. Señaló con el dedo a Gun Woo, por la ventana abierta.

—Estoy lejos de ser un niño pequeño, pero no voy a quedarme para que me insultes. Ve a buscar a tu hombre adulto y déjame solo.

Chaejin se obligó a no decir más. Fue muy duro, pero se las arregló para mantener la boca cerrada, cuando se alejó.

 

 

A la mierda, que se jodiera Gun Woo y lo que le dijo. Lo que realmente le había herido, fue el hecho de que Gun Woo estaba bien y le había lanzado la verdad en la cara. Él ya sabía que Chaejin estaba preocupado por su apareamiento, y estaba completamente equivocado, al arrojarle esa verdad.

Pedazo de mierda.

Gun Woo lo siguió, dejando su puerta colgando de par en par.

—Ese hombre adulto se supone que eres tú, idiota.

Chaejin se dio la vuelta y lo enfrento, empujando su dedo en la cara del hombre.

—Llámame un idiota otra vez y te juro por Dios, que voy a darte un puñetazo en tu puta cara.

—Hazlo. —Gun Woo se atrevió a decir, enseñando los colmillos. —Si eso te hace sentir mejor, hazlo.

 

Chaejin no podía. Tan enfadado como estaba con Gun Woo, no podía levantar la mano para golpearlo. Si era realmente sincero consigo mismo, lo único que quería eran los brazos de Gun Woo envueltos alrededor suyo, mientras el hombre le decía que todo iba a estar bien, que no era menos hombre, por los deseos contradictorios, que albergaba.

¿Acaso no podía decirlo? Gun Woo estaba en lo cierto. Chaejin era obstinado como el infierno, y su orgullo no le dejó volver atrás. En su lugar, se dio la vuelta y comenzó a caminar de nuevo. Necesitaba tiempo para despejar la cabeza, sin que su compañero lo presionara.

Dios, ¿por qué su acoplamiento tenía que ser tan difícil? Una burbuja de risa estalló, mientras seguía caminando. Esto era tan maldito loco, que era irreal.

Sólo a mi puede irle tan mal en su apareamiento. Es la primera relación que he tenido y la despedazo. Así se hace, Chaejin.

—Chaejin. —Gun Woo lo llamó por su nombre, pero siguió caminando.

Siguió por el bosque, sin saber si iba en la dirección correcta. No conocía muy bien esta ciudad, pero no le importaba.

 

 

Sólo quería seguir caminando, hasta que sus malditos pies se cansaran, porque todo en él, quería dar la vuelta y volver corriendo a su compañero.

Se metió bajo las ramas, vio que los animales pequeños se escabullían, y escuchó como un búho ululó, en algún lugar cercano. La luna colgaba bajo en el cielo, que parecía envuelto en la niebla, mientras sus pies crujían sobre las ramitas.

Desacelerando, negó con la cabeza. ¿Qué estaba haciendo? Esto era estúpido. Era un hombre grande y necesita hacer frente a sus problemas, no huir de ellos. No importaba lo asustado que estaba. Necesitaba dejar de actuar como un idiota.

Suspiró profundamente y se volvió, dispuesto a caminar penosamente hacia atrás, cuando sintió como si alguien lo estuviera observando. Chaejin se calmó y examinó el bosque, pero no vio a nadie.

 

 

Si era Gun Woo, Chaejin estaba seguro de que el hombre no se escondería en las sombras. Su compañero era un cambiaformas lobo, dominante, terco, y no tenía miedo de decir lo que pensaba. El chico estaría pisándole los talones, argumentando su punto.

Los pelos de su cuello se erizaron. Alguien estaba definitivamente allí. Sentía la mirada de la persona clavada en él. Se volvió lentamente, su mirada se precipitó por todas partes, tratando de ver a través de las sombras a su alrededor. Casi saltó de su piel, cuando apareció un mapache y luego se alejó.

Se rió, para sí, mientras se metía las manos en los bolsillos de su chaqueta, de cuero. Su pelea con Gun Woo, lo tenía en el borde, haciéndole imaginar cosas.

El bosque no le asustaba. Había crecido rodeado de ellos, los exploró, y había perseguido a sus primos, mientras corrían por ellos. Pero la sensación del ser observado, no se había disipado. En todo caso, aumentó.

Chaejin cayó al suelo, del bosque, cuando escuchó el chasquido de un rifle. Algo pasó rozándole la cabeza. Había pedazos de madera astillada del árbol junto a él.

¡Alguien le había disparado!

 

Su corazón emigró a la garganta, mientras miraba a su alrededor, tratando de averiguar donde el tirador se estaba escondiendo. Rápidamente rodó a su izquierda, al oír de nuevo el sonido y algo reboto en el suelo, después de pasar junto a su cabeza.

Otra bala.

Mierda. Lo quería muerto, y maldita sea, estaba decidido para que esto sucediera.

Se obligó a no gritar, cuando la tercera bala le dio en el brazo izquierdo, justo al lado del hombro. Se agarró el brazo y luego apartó la mano. Estaba cubierto de sangre.

Se a puso en pie, corriendo lo más rápido que podía, hacia su compañero.

—¡Chaejin! —Gun Woo llamó desde algún lugar delante de él. El hombre sonaba asustado. Mierda, él también lo estaba. Alguien lo estaba usando para prácticas de tiro.             

Otra bala pasó silbando junto a su cabeza, haciendo que Chaejin se tambaleara. Casi se tropezó, pero se contuvo y se mantuvo en movimiento, utilizando un patrón de zigzag para evitar que el tirador golpeara su marca.

Chaejin pasó los árboles y vio a Gun Woo justo en el interior del bosque.

—¡Abajo! —Gritó Chaejin. No estaba seguro, de que su grito habría alertado al tirador, sobre su posición, hasta que sintió que algo lo golpeó en la parte trasera, de su pierna derecha.

Chaejin cayó.

Gun Woo corrió hacía el bosque, y Chaejin se preguntó si su pareja lo había abandonado, pero el tipo regreso segundos más tarde, con un rifle en la mano. Lo tenía sobre el hombro, mientras se dejaba caer sobre una rodilla, en busca de quien estaba disparando.

—No te levantes. —Gun Woo, había susurrado las palabras, pero Chaejin escuchó al hombre.

 

 

—No me digas. —Le respondió, haciendo una mueca, luchando contra el impulso una vez más, de no llorar por el dolor insoportable. El olor de la sangre, llenó el aire. Lo que lo molestó. Si el tirador era alguien sobrenatural, sería capaz de seguir ese olor.

Como si el tirador ya no supiera dónde se encontraba.

Chaejin gruñó, cuando tiró de la chaqueta de piel y luego la camisa. Se arrancó la camisa, usando el material como un torniquete, para su pierna.

—¿Qué tan mal herido estas? —Preguntó Gun Woo, mientras miraba hacia el bosque.

—Dos disparos —, dijo Chaejin. —El brazo y el muslo.

La mirada de Gun Woo volvió a él, vio el pánico y la ira en los ojos castaños del hombre. —¿Puedes arrastrarte hacia mí?

Chaejin se arrastró a lo largo del suelo del bosque. Con cada movimiento, su cuerpo le recordó que le habían disparado, dos veces. Pulsaba con el dolor, mientras dejaba un rastro de sangre tras de sí, y las ramitas y rocas en el suelo, raspaban su pecho desnudo y abdomen.

Cada vez que utilizaba su brazo izquierdo, para tirar de su peso corporal hacia adelante, sentía como si fuera a desmayarse. Usó sus piernas, rechinando los dientes, cuando el dolor resonó a través de su cuerpo. Rezó para no perder el conocimiento. Quedaría vulnerable ante el tirador. Convirtiéndolo en un objetivo más fácil, del que ya era.

Tan pronto como llego hasta Gun Woo, el policía disparó su rifle. Chaejin se hizo un bollo, sudoroso, con sangre, y sin aliento, cuando el rifle resonó en sus oídos.

—Esto va a doler, cielo. —Gun Woo giró su rifle al hombro, se inclinó por Chaejin, y... Mierda. El chico puso sus brazos debajo de él y lo levantó, como si no pesara más, que una bolsa de harina.

El tipo ni siquiera sudo, mientras corría hacia su camioneta, Chaejin colgaba de su hombro. No era exactamente un pequeño chico, y el jefe lo llevó con facilidad.

 

Gun Woo abrió la puerta del pasajero y lo coloco en el asiento. Chaejin gritó, diciéndose a sí mismo, que iba a pegarle a Gun Woo por eso. Su compañero se puso del lado del conductor y luego arranco, corriendo por la carretera, lejos del hombre armado.

Gun Woo hizo una llamada, mientras Chaejin hizo todo lo posible para mantener su peso lejos de la pierna herida. Byung Joo se oyó en el otro extremo del teléfono, de Gun Woo. Genial. Como si la noche de Chaejin no fuera ya lo suficientemente jodida.

Una vez hubo terminado de hablar, Gun Woo tiró el teléfono en el soporte del vaso.

—Te voy a llevar al hospital.

—Maldita sea buena idea —, dijo Chaejin. —¿Podemos ir por un helado después?

—Terco y un listillo —, dijo Gun Woo, al entrar en la rotonda. —Podremos llevarnos bien después de todo.

—En este momento, necesitas un hombre adulto, ¿recuerdas? —Chaejin apretó los dientes y se balanceó hacia delante, el dolor casi era insoportable.

—¿Vas a dejarme? —Pregunto Gun Woo. El pánico era todavía espeso en la voz de su compañero. Cuando lo miró, vio cómo estaban los rasgos del hombre. Gun Woo parecía como si estuviera a punto de perder su mierda.

Chaejin gruñó, mientras cambiaba su peso. —Voy a quedarme, pero tienes que dejar de presionarme.

—No me refiero a eso —, dijo Gun Woo, mientras entraba hasta el pequeño hospital del condado. —Honestamente, no sé, pero vamos a seguir esta conversación más tarde. Ahora tengo que lograr llevarte adentro.

Estaciono la camioneta, en el parqueo y corrió hacia el otro lado, recogiendo a Chaejin con facilidad y lo llevo dentro. Todo su cuerpo palpitaba de dolor, y el hijo de puta estaba encendido, por la demostración de fuerza de Gun Woo.

Tal vez, mientras estaba allí, podría conseguir que le examinaran su maldita cabeza.

 

—Puedes bajarme. —Chaejin le dio una palmada en la espalda, Estaba bastante seguro de que los dos hicieron todo un espectáculo.

—¿Vas a dejar de ser tan terco y dejaras que cuide de ti? —Dijo Gun Woo. —¿Es tan difícil para que ti ceder?

Chaejin había abierto la boca para discutir, cuando un hombre con una bata blanca y azul se acercó.

—¿Qué pasó, Jefe Lee? —Preguntó el médico. Al menos Chaejin supuso que era el médico.

—Lo moleste, y me disparo —, le dijo Chaejin, dando una palmada en la espalda de Gun Woo una vez más. ¿Por qué el hombre no lo bajaba? Ya era bastante malo que su compañero lo llevara, pero Chaejin sentía la mano del hombre, en su trasero. Miró a su alrededor, solo para ver las cejas del doctor alzarse. Viendo de Chaejin a Gun Woo.

—Está lleno de mierda—, dijo Gun Woo. —Estábamos en el bosque, y alguien comenzó a dispararle a mi compañero.

—Usted puede reportar las heridas de bala al jefe —, dijo Chaejin y luego tiró de la camisa de Gun Woo, pero el hombre se negó a bajarlo.

—Nos preocuparemos por el informe, más adelante —, dijo el médico. —En este momento, vamos a ver si podemos quitarte esas balas.

—Es semielfo—, dijo Gun Woo. Apretó su agarre, y por un segundo, Chaejin temía que el hombre no lo dejara ir.

—Me di cuenta, por sus orejas puntiagudas. —El médico le sonrió a Gun Woo, y por alguna razón, Chaejin quería rasgar esa sonrisa de la cara del hombre.

Los celos mostraban su lado oscuro, pero Chaejin se mantuvo en silencio. No le haría ningún bien insultar al hombre que estaba a punto de utilizar un bisturí con él.

Cuando una camilla fue puesta, delante de ellos, Gun Woo coloco a Chaejin boca abajo, como si estuviera poniendo un recién nacido en su cuna.

 

 

Fue suave y constante y pasó la mano por el cabello de Chaejin antes de dar un paso atrás.

Chaejin jadeaba, mientras el dolor se intensificaba. Cuando la camilla comenzó a moverse, le entró pánico. —¡Gun Woo!

Su compañero corrió hacia él, agarrándole la mano extendida.

—Justo aquí, cariño.

—Tenemos que irnos —, dijo el médico.

Gun Woo lo soltó y retrocedió, mientras la camilla comenzaba a moverse de nuevo.

—¡Gun Woo! —Chaejin gritó, pero la camilla no se detuvo esta vez, ni tampoco redujo la velocidad.

Gun Woo se dirigió hacia él, una vez más, pero el médico levantó la mano.

—Toma asiento en la sala de espera. Te juro que está en buenas manos, jefe.

Chaejin vio la impotencia en los ojos de Gun Woo, antes de que lo llevaran más allá

de un conjunto de puertas y su compañero desapareciera de la vista. Quería exigirle a Gun Woo se quedara con él, pero sabía que eso no era posible.

Maldita sea, cómo pasó de tratar de alejar al jefe, a su desesperación por el hombre, la que no podía comprender del todo. Tal vez, tendría tiempo para pensar, averiguaría qué demonios estaba pasando con sus emociones, porque estaba absolutamente seguro, que no tenía ni idea.

 

continuara...

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