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92. Plumas y Piel (06) por dayanstyle

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Jung Shin miró alrededor de la habitación del hotel. No era lujosa, pero afortunadamente, tampoco era un basurero. A decir verdad, nunca había estado en un hotel antes. No había estado seguro de qué esperar, pero era decente. Alfombra, arte en la pared, una pequeña nevera, cama. Sencillo.

Se atragantó. Sólo había una cama. Una grande. Pero sólo una. La indecisión, se debió reflejarse en su cara.

- Es todo lo que tenían - Jong Hyun fue a la ventana y miró hacia fuera. - Puedes quedarte aquí o venir conmigo.

- ¿A dónde vas?- Jung Shin estaba agotado por el viaje, pero seguro no quería estar solo en una ciudad con alguien detrás de él. Mientras estaba allí, sintió la intimidad de la habitación. Era como si la cama lo llamara por su nombre, tratando de atraerlo allí con promesas de que Jong Hyun se uniría a él.

Se sentía atraído por el chico. Jong Hyun era un hombre bien parecido. Sólo su aroma tenía a Jung Shin listo para saltar sobre la cama y extender sus piernas. Pero no estaba seguro sobre el tigre. No estaba seguro de nada de esto. Se sentía como si estuviera en una caída libre y no había nadie allí para atraparlo. Era una sensación aterradora.

Jong Hyun acortó la distancia. Jung Shin retrocedió, pero no tenía ninguna parte a dónde ir. La habitación no era tan grande. El tigre le puso la mano en la cara y deslizó el dedo por su mandíbula.

- Relájate. Prometo mantenerte a salvo.

- ¿Incluso de ti?

La mandíbula de Jong Hyun trabajó de ida y vuelta. Apartó la mano.

- Lo siento. Lo olvidé, te repelo.

Su brazo cayó, y una vez más, Jung Shin vio el dolor en sus ojos. Maldición. Por mucho que temía al hombre, se sintió muy culpable de herir los sentimientos del chico.

Estaba en conflicto, y la cercanía no le estaba ayudando a resolver las cosas en su cabeza.

- No me repeles - Independientemente de cómo se sintiera, tenía que ser honesto con su pareja. Si todo se reducía a Jong Hyun teniendo que salvar su vida, quería estar en buenos términos con el chico- . Ponte en mis zapatos y dime si no reaccionarías de la misma manera.

- Estoy tratando de ser comprensivo - dijo Jong Hyun.

- Sé que no pediste nada de esto. Lo entiendo. Pero estoy haciendo todo esto para salvar tu vida.

- ¿Por qué está mi vida en peligro?- Preguntó Jung Shin, todavía no tenía claro por qué se había convertido en un blanco. Antes de haber ido a Villa Kim, su vida había sido cuasi-normal.   

¿Ahora? No tanto. Él estaba listo para terminar con toda esta locura y tomarse el tiempo suficiente para tomarse un respiro. Desde que Jong Hyun había aparecido en Dalton Falls, todo había sucedido tan rápido.

- A veces, la mejor manera de vencer a tu enemigo es destruir lo que más aprecia.

Él no tenía idea de lo que el chico estaba hablando. Jong Hyun era un enigma envuelto en un dolor enorme de cabeza. Jung Shin se frotó las sienes. - ¿Qué?

- ¿Tienes hambre? Ha sido una larga noche y nuestra mañana no ha sido fácil. ¿Cuándo fue la última vez que comiste algo?

- Ayer por la mañana.

Jong Hyun sacudió la cabeza, como si estuviera decepcionado de que Jung Shin no había tomado un mejor cuidado de sí mismo.

 

- Lo primero que tenemos que hacer, es conseguirte algo para comer.

- Estoy bien.

- No necesito que te desmayes sobre mí, porque estás hambriento. Además, nadie me va a acusar de descuidar a mi compañero.

Jong Hyun comenzó a alejarse y luego se detuvo.

- Lo siento, no eres mi compañero.

Maldición. No se suponía que el comentario le hiciera tanto daño, como le hizo. No se suponía que dejara entrar al chico, pero de alguna manera Jung Shin estaba empezando a apoyarse en Jong Hyun, y odiaba ese hecho. Lo odiaba, porque todavía no estaba seguro de si podía confiar en él.

- Lánzame todas las palabras afiladas que desees - Jung Shin se encogió de hombros. Se apartó de la pared y se dirigió hacia  el baño. Él necesitaba un momento para sí mismo. Estar en esta pequeña habitación, lo hacía sentir como si se estuviera sofocando.

Se congeló cuando alguien llamó a la puerta del hotel. Nadie sabía que estaban aquí. Jung Shin no se lo había contado a nadie, y no había visto a Jong Hyun llamar a alguien, desde que salió de Dalton Falls.

Le había dicho a Jong Bin, a que ciudad se dirigían, pero no le había dicho a que parte de la ciudad o dado el nombre de un hotel. Joder, ni siquiera había sabido en dónde iban a quedarse, hasta que habían llegado hasta allí.

Jong Hyun estaba sobre él, en cuestión de segundos. Puso Jung Shin en sus brazos y lo llevó al cuarto de baño. Su compañero apretó un dedo sobre sus labios, antes de volver a la puerta. Jung Shin se quedó allí, temblando, preguntándose quien podría estar en el otro lado.

 

 

 

¿Cómo puede alguien vivir así? Su cuerpo y sus nervios estaban tan alterados, que sentía como si fuera a explotar en cualquier momento. Jung Shin se quedó allí, temblando, mientras su compañero veía por la mirilla.

Jong Hyun abrió la puerta y dio un paso hacia atrás. Un hombre, que parecía como si luchara contra osos, entró. Era de altura media, pero macizo, con una cabeza llena de cabello castaño.

- ¿Cómo sabías que estaba aquí?- Preguntó Jong Hyun. Jung Shin no estaba seguro de si debía salir o continuar allí, de pie, aguantando la respiración.

Su mano migró a su bolsillo, donde tocó el contorno de su Taser. El desconocido era un hombre voluminoso, pero Jung Shin estaba seguro de que podría aturdir al hombre, hasta ponerlo en coma.

- Sabía   que   finalmente   aparecerías.   Se   dice   que   La Compañía está tratando de eliminarte.       

¿La Compañía? ¿Quiénes eran y por qué querían a Jong Hyun muerto? Su compañero miró en su dirección, antes de cerrar la puerta del baño.

Eso no le impidió seguir escuchando. Jung Shin apretó la oreja en la puerta. Los dos hablaron en voz baja, pero entendió lo que estaban diciendo.

- ¿En la calle se dice por qué, Patriarca? - Preguntó Jong Hyun.

- Están limpiando el Proyecto Redding.

- Y a los que estaban asociados con el programa. Sonaba como si Jong Hyun conjeturara la respuesta.

- Lo tienes.

Jung Shin se echó hacia atrás, de la puerta, cuando escuchó algo romperse. ¿Qué diablos estaba pasando ahí fuera? No estaba seguro de sí debería ir allí o mantener su trasero en el baño. Hubo un gruñido, y luego algo más destrozado.

 

 

Mierda.

Abrió la puerta, para ver a Jong Hyun y al extraño luchando. Las lámparas había sido derribadas, y los cuadros había caído. El extraño empujó a Jong Hyun, hacia la pared, antes de que ambos forcejearan en el piso.

Cayeron en el otro lado de la cama. Jung Shin no podía ver lo que estaba pasando. Dio un paso hacia delante y luego se congeló, cuando un tigre siberiano saltó sobre la cama. Gruñó cuando el desconocido se levantó.

El tigre era enorme, blanco con rayas negras, y tenía los mismos ojos marrones que Jong Hyun. Sus orejas estaban clavadas en la cabeza, mientras desnudaba sus dientes largos y afilados. Jung Shin se quedó allí, fascinado por la belleza letal del tigre. Tenía un impulso suicida, de acariciar al gato.

- Nada personal. Es un trabajo.

- ¿Nada personal? - Las palabras salieron de los labios de  Jung Shin, antes de que pudiera detenerlas. El extraño y el tigre miraron en su dirección. El tipo entrecerró los ojos, cuando Jong Hyun saltó de la cama y tomó una postura en frente suyo, como para protegerlo. Sacó su pistola eléctrica del bolsillo y la sostuvo firmemente en su mano.

- Tienes que irte, mientras aún puedas caminar.

Jung Shin quería aplaudir su valentía. Nunca había jugado al tipo duro antes, y era vigorizante, casi tan excitante como sostener el arma de Jong Hyun en la mano. Lástima que el cabrón no le había permitido dispararla. También estaba totalmente asustado, pero empujó el miedo a un segundo plano. Las diferencias entre él y Jong Hyun parecían difuminarse, cuando Jung Shin se puso de pie detrás de su compañero, listo para la batalla.

- No tienes idea en lo que te estás metiendo - el desconocido le dijo a Jung Shin.

 

- No se detendrán ante nada, para matar a Jong Hyun y a cualquier persona que él quiera. Si yo fuera tú, correría tan lejos y tan rápido como pudiera.

- Mejor toma tú mismo consejo- Jung Shin golpeó el botón lateral de la pistola eléctrica. La electricidad crepitó. El desconocido se quedó con los ojos abiertos, por un breve segundo, antes de que continuara su camino hacia la puerta.

- Enviarán más hombres - advirtió.

Jung Shin golpeó el botón de nuevo. El sonido crepitaba en la pequeña habitación.

- Déjalos.

El tigre gruñó, como si respaldará las palabras de Jung Shin. El tipo salió disparado por la puerta, cerrándola detrás de él. Jong Hyun se movió y le dio a Jung Shin una mirada feroz. Le gritó a Jung Shin, como si este hubiese hecho algo malo.

- ¿No te dije que que permanecieras en el baño?

- ¡Técnicamente no me dijiste ni una maldita palabra!

- Tú terquedad va a hacer que te maten.

Jung Shin quería tomar el chico en serio. Él lo hacía. Pero era difícil sostener una conversación seria, con un hombre desnudo de pie delante de él.

Sus ojos recorrieron la longitud del cuerpo de Jong Hyun, apreciando cada línea e inmersión. Buen Dios. El hombre fue esculpido, desde los hombros hasta los dedos del pie. Eran el tipo de músculos, que un hombre conseguía cuando cambiar y correr era su estilo de vida.

Jung Shin se limpió la boca, seguro de que estaba babeando.

- Tenemos que salir de aquí - Jong Hyun agarró su ropa del piso, al otro lado de la cama y se vistió rápidamente. A continuación, agarró su arma que se debía haber caído.

 

 

 

Jung Shin ni siquiera la había visto en la alfombra. Le gustaría haberlo hecho. La hubiera agarrado y le hubiera disparado al desconocido.

Tal vez.

De acuerdo, era probable que hubiese disparado a la pared junto al desconocido. Nunca había matado a nadie, y la idea, le hizo sentir un poco mareado. No quería la muerte de otro en su conciencia.

No habría sido capaz de vivir con ello, sin tener en cuenta, el hecho de que el desconocido había querido dañar a Jong Hyun.

- ¿Qué es La Compañía? - Preguntó Jung Shin, cuando Jong Hyun lo agarró del brazo y lo sacó de la habitación. Su compañero comprobó el pasillo, antes de llevar a Jung Shin hacia fuera y bajar por la escalera de servicio, rápidamente.

- ¿Por qué quieren matarte, y que es el Proyecto Redding?

- Ahora no - Jong Hyun dijo, ya que salieron por puerta trasera y

se dirigieron hacia el auto alquilado. Jong Hyun se detuvo, por lo que también lo hizo Jung Shin.

- El coche no es seguro.

- ¿Piensas que le hicieron algo?

Jong Hyun se volvió. - ¿Quieres entrar y averiguarlo? Jung Shin tiró de su brazo libre.

- Podrías ser un poco más agradable. Estoy jodidamente asustado. Un poco de conocimiento puede ayudar a sobrellevarlo, imbécil.

Jong Hyun suspiró. - Lo siento. Sí, creo que el Patriarca le hizo algo.

- Entonces, ¿qué hacemos?- Jung Shin echó un vistazo alrededor del estacionamiento. Estaban en la parte trasera del edificio, que era invisible desde el exterior.

 

Jung Shin quería estar en público. En su mente, si todo el mundo lo veía, quienes los querían muertos no intentarían nada.

El shifter tigre debió haber tenido el mismo pensamiento. Se dirigió hacia la calle. Jung Shin lo siguió. ¿Qué otra opción tenía? Estaba quebrado, no podía volver a casa, y Jong Hyun tenía su teléfono celular. Estaba enormemente tentado de llamar a Park Hyung Seok, pero si llamaba a su tío, el shifter león lo más probable era que matara a Jong Hyun, por meter a Jung Shin en este lío.

Por mucho que quería alejarse de todo esto, no quería a Jong Hyun muerto. Mucho. Tal vez sí una cojera notable y maltratado, ligeramente. El tipo se lo merecía. Todavía no tenía idea, de por qué estaban en esta situación, y Jong Hyun seguiría sin darle ninguna respuesta.

 

Había un flujo constante de personas, en las calles de la ciudad. Jong Hyun y Jung Shin se pusieron a caminar con ellas. Jung Shin sentía como si todo el mundo estuviera observándolo, a pesar de que nadie estaba mirando su camino.

- Aquí adentro.

Jong Hyun lo llevó al interior de un restaurante. Se sintió mal vestido. Habían estado en movimiento desde la noche anterior y no sólo necesitaba una ducha, sino un cepillo de dientes y también un peine. Odiaba ir a cualquier lugar cuando no se veía lo mejor posible. Sabía que se veía como basura. Había visto su reflejo en el espejo del baño, en el hotel.

- ¿Cómo puedes pensar en comer en un momento como éste? - Le preguntó en voz baja, cuando Jong Hyun puso su mano en la parte baja de la espalda de Jung Shin, guiándolo a la parte más alejada en el restaurante.

El olor de la comida flotando, hizo que su estómago se quejara, pero sus nervios se encontraban demasiado crispados, como para que pudiera comer cualquier cosa.

Ni siquiera estaba en estado de ánimo, para picar en una barrita de pan.

- Puedes pensar que no tienes hambre, pero te puedo prometer que vas a comer.

Jung Shin no estaba tan seguro de eso. Estaba demasiado ocupado mirando a todos en el lugar, preguntándose si alguien se levantaría en cualquier segundo y empezaría a disparar contra ellos. No había manera de que pudiera comer.

- ¿Estás seguro de que estamos a salvo aquí?

- No.

Jong Hyun y Jung Shin fueron conducidos a una mesa. Jong Hyun se sentó de espaldas a la pared, con los ojos en la puerta.

- Entonces, ¿por qué no seguimos adelante?

- Necesitas comer.

- ¿Has oído hablar de la comida rápida?              

- Esas cosas te mataran - Jong Hyun recogió el menú de la mesa.

¿Estaba hablando en serio? - Lo mismo ocurrirá con una bala. Prefiero correr el riesgo, con los alimentos procesados que con una pistola.

- Pedimos, comemos y luego nos movemos.

El hombre no iba a ceder. Insistía en que Jung Shin comiera. Una parte de él, estaba encantada de que a Jong Hyun le importara. Una parte más grande, estaba irritada porque el tigre fuera tan obstinado. Qué demonios. Si iba a morir, bien podría hacerlo con el estómago lleno.

La camarera se acercó a su mesa. Ella sonrió. Jung Shin quería preguntarle por qué estaba tan chispeante, cuando sus vidas estaban en juego. No lo hizo.

- ¿Qué puedo traerles para beber?

- Tomaré cualquier cerveza de barril - dijo Jong Hyun.

- Tomaré agua - Jung Shin miró a su alrededor, preguntándose si continuaban sin ser observados. Se sentía tan nervioso como un gato de cola larga, en una habitación llena de mecedoras. Cliché, pero cierto. Alguien unas pocas mesas adelante tosió y Jung Shin se sacudió ante el sonido. Se sintió sudado y se preguntó, si la camarera notó lo nervioso que estaba.

- Y estamos listos para ordenar - Jong Hyun puso el menú a un lado.

- Voy a querer el filete, de primera.

- Nada para mí - dijo Jung Shin. Se frotó las palmas de las manos en los vaqueros, haciendo todo lo posible para calmarse.

- Y para él una hamburguesa y papas fritas.

Jung Shin se olvidó de su nerviosismo mientras miraba a Jong Hyun.

El hombre  se  encogió de  hombros. La camarera  miró entre ellos, como si esperase que Jung Shin discutiera. Este volvió la cabeza, mirando a una imagen en la pared del estadio, donde los Anyang Browns jugaban.

La camarera tomó sus menús y se alejó.

- Te dije que no tenía hambre.

- La comida no se desperdiciará - Jong Hyun sonó confiado.

- Está bien - dijo Jung Shin, cuando se giró para mirar a Jong Hyun.

- Estamos solos. Ahora dime de lo que tu amigo estaba hablando. - Había olvidado el nombre del tipo muy rápido. Tenían que ser por sus nervios. Era, por lo general, bastante bueno con los nombres.

- Te dije que te lo iba a explicar cuando...

- Encontraras a tu amigo - la voz de Jung Shin estaba llena de molestia.

- Creo que he sido bastante accesible desde la noche anterior. Si tú no empiezas a hablar, me voy a levantar y me iré.

No tenía ninguna forma de ir a casa y oró porque Jong Hyun no descubriera su farol. Caminaría. Sólo que no sabía a dónde iría. El viaje en avión no había sido corto. Estaba malditamente lejos de Dalton Falls. Caminar a casa no era una opción.

La terquedad de Jong Hyun era tan irritante, como un dolor de muelas. Jung Shin se puso de pie, su silla raspando el suelo.

- Me voy de aquí.

- Jung Shin.

Jong Hyun le agarró la muñeca. Miró al chico, sólo para ver los ojos de Jong Hyun suplicando. Era una mirada que lo hizo parecer humano. Esa era una mirada de niño pequeño, que sacudió el corazón de Jung Shin.

Maldición. Jung Shin iba a caer. Porque era débil ante los hombres frágiles. No del tipo que lloraban todo el tiempo, pero sí de un hombre masculino que, de vez en cuando, demostraba que no estaba hecho de piezas de robot. Suspiró.

- ¿Qué?

Jong Hyun le tiró de la muñeca, hasta que Jung Shin estaba sentado al lado de su compañero. - Hablaremos después de salir de aquí.

No confiaba en el hombre. - ¿Promesa?

Jong Hyun dio un rápido movimiento de cabeza. - Sí.

No conocía a Jong Hyun. No como debería. Jung Shin estaba poniendo su vida en las manos del hombre. Esperaba que su compañero no fuera del tipo de romper promesas.

La comida llegó.

Jung Shin comió todo en su plato.

 

continuara...

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