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92. Plumas y Piel (06) por dayanstyle

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Algo despertó a Jong Hyun. No estaba seguro de lo que era, cuando se deslizó desde atrás de Jung Shin y se sentó. No quería alejarse de su compañero, contempló el cisne, por un minuto, su pecho se oprimió al saber que se había emparejado con el hombre, incluso después de todas sus objeciones.

Cuando Jung Shin despertara, el cisne lo mataría. Jong Hyun no tenía duda sobre eso. Su compañero era demasiado enérgico, demasiado obstinado y él había ido en contra de los deseos del cisne.

Y ni siquiera eso era lo malo. Jung Shin lo había negado en cada oportunidad y aunque había sido más que herido, por el cisne, todo eso no le importó cuando tuvo al hombre.

Dioses, ¿por qué no podía hacer nada bien?

La habitación estaba a oscuras, diciéndole que era demasiado temprano y que todavía debía estar durmiendo. Se puso sus pantalones, el arma se encontraba bajo ellos. La tomó y luego se levantó, mirando a su alrededor, buscando lo que lo había despertado.

Miró hacia la puerta. La cerradura estaba todavía en su lugar, la silla seguía debajo de la manija. El piso que ocupaban era demasiado alto para que cualquiera pudiera arrastrarse a través de una ventana.

Regresó al dormitorio, Jong Hyun agarró la manta de la cama y cubrió a Jung Shin. Su compañero se acurrucó bajo ella, murmuró algo en su sueño y siguió durmiendo.

Jong Hyun se sentó en el sofá, escaneando su entorno, su tigre gruñó, deseando proteger al cisne. Estaba tentado, pero si más de una persona se acercaba, necesitaría su pistola. Garras y dientes eran grandes armas, pero las balas eran mejores cuando se luchaba contra más de una persona, y él no era tan tonto como para pensar que no irían armados.

 

 

Sabía que su suerte no duraría para siempre, pero Jung Shin no necesitaba estar involucrado en nada de esto. Era un descarado y dulce cisne. Aunque tenía la sensación de que el tipo no era alguien con quien jugar, cuando estaba irritado, su compañero no duraría contra los asesinos.

Aunque, no pondría a prueba la teoría, cuando se trataba de Jung Shin y su Taser. Se frotó el pecho y una sonrisa floreció, estaba lleno de esperma.

Jong Hyun lo admitía. Jung Shin era puro fuego y muy honesto, le encantaba. Lo habría aceptado, incluso si su pareja fuera dócil y sumiso, pero había fuego en el cisne y sabía que iba a caminar de puntillas, durante muchos años.

Estaba mirando hacia su futuro.

Mientras estaba allí, empezó a preguntarse cómo reaccionaría Jung Shin una vez que despertara. ¿Se arrepentirá de su apareamiento? No había tenido intención de perder el control y morderlo, pero estando dentro de Jung Shin, sintiéndolo, el tigre se había hecho cargo, exigiendo reclamar al Cisne.

Y lo hizo.

Se frotó la frente. Sabía cómo hacerse, sólito, un lio. Sólo esperaba que Jung Shin no se despertara y tratara de usar el Taser.

Las orejas de Jong Hyun se animaron, al oír susurros fuera de la puerta. Se acomodó los pantalones y luego se puso su camisa. Tenía que poner el arma bajo ella, rápidamente, tomó la llave antes de que marchase en silencio hacia la puerta.

Miró sobre su hombro y vio que Jung Shin estaba todavía dormido y esperaba que se quedara así. Jong Hyun no tenía necesidad en ir contra de quien quiera que estuviera afuera, mientras intentaba que el cisne no utilizara el taser contra todo el mundo.

Pasando a un lado de la silla, que se encontraba debajo de la manija de la puerta, miró por la mirilla.

 

 

No vio nada más que un pasillo vacío, pero las voces estaban más cerca. Si estas pertenecían a asesinos, se equivocaron de profesión. Además, los asesinos trabajaban solos.

Entonces ¿Por qué había contratado Kamijo a ese tipo que había estado en el apartamento de Jung Shin?

Para secuestrar a Jung Shin y así Kamijo podría venir después por él. Jong Hyun nunca se había llevado bien con su padre, pero ahora que sabía quién era este, lo odiaba. Si Kamijo lo quería muerto, él sólo podía devolverle el favor.

Se preguntó si era Kamijo en el pasillo. No creía que lo fuera. Su padre no era tan descuidado. No habría hecho un sonido, y mucho menos, discutiría en el pasillo. Y eso era lo que las voces estaban haciendo, discutiendo.

Con el ceño fruncido, Jong Hyun volvió a mirar por la mirilla. Gimió cuando vio quienes eran. ¿Cómo demonios lo habían encontrado?

Al mover la silla a un lado, Jong Hyun abrió la puerta. Sonrió ante el pensamiento diabólico que cruzó su cabeza. Agarró la pistola en la mano y abrió la puerta, apuntando el arma a los tres hombres de pie allí.

Sus ojos se abrieron como platos. Jay cambió en su forma de conejo. Ho Seok puso sus manos hacia arriba, con las palmas hacia fuera. Jong Bin se le quedó mirando, como si quisiera rodar sus ojos. Ya sea porque el hada tenía bolas de acero o estaba loco.

—Metan su culo, ahora—siseó Jong Hyun. Miró hacia arriba y por el pasillo, mientras los dos hombres entraron, el conejo corrió alejándose de sus pies.

—Ya me detuve una vez, para comprar algo de ropa —le dijo Jong Bin al conejo.

- Tienes una suerte de mierda.

 

 

Jong Hyun cerró la puerta, gruñendo para sí mismo, mientras ponía el seguro a su arma. No quería dispararles accidentalmente. No. Pero podría hacerlo a propósito.

—¿Qué demonios están haciendo ustedes aquí? —Exigió.

—Podría hacerte la misma pregunta —gruñó Jong Bin.

—Secuestraste a mi mejor amigo en el medio de la noche y huiste. ¿Qué clase de mierda es esa? ¿No sabes que Jung Shin es una criatura delicada y no puede tener situaciones de alto estrés?

Eso no sonaba como el Jung Shin que Jong Hyun había llegado a conocer. Su compañero era decidido, y no permitía que nadie se metiera con él. No podían estar hablando de la misma persona.

—¿Qué demonios?

Jong Hyun miró por encima del hombro, para ver a Jung Shin sentado, su pelo alborotado. Tenía una mirada de recién jodido, y Jong Hyun estaba listo para coger al chico de nuevo.

Tal vez podría dispararle a esos tres, después de todo. Estaba acoplado a Jung Shin y quería otra ronda de sexo con el chico.

—¿No pudiste llamar a alguien?—Preguntó Jong Bin, pareciendo ofendido, con las manos en las caderas. Con el ceño fruncido mientras miraba a Jung Shin. Jong Hyun tenía que recordarse que el hada era amigo de Jung Shin, porque quería cambiar y comerse al hombre por hablarle a su pareja de esa manera.

Jung Shin parpadeó, un par de veces, antes de frotarse los ojos. Abrió la boca, cuando vio el conejo bajo el sofá. Sólo la cabeza de Jay sobresalía.

—Las cosas pasaron demasiado rápido, como para llamar a cualquier persona —dijo Jung Shin.

Se sentó en el sofá, envolviendo la manta alrededor de su delgado cuerpo.

 

 

—¿Cómo supieron de nosotros?

Jong Bin agitó la mano a Jung Shin. —Los detalles, los hablaremos luego.

—¿Por qué estás aquí? —Preguntó Ho Seok.

—Vístete —dijo Jong Bin. - Vamos a salir de aquí.

—No lo creo—dijo Jong Hyun.

Jong Bin se giró hacia él. El hada pareció salvaje. Sus ojos ardían con coraje.

—Tú no tienes nada que ver con esto. Sé que es un hecho que Jung Shin tiene miedo de ti y no quiere tener nada que ver contigo. Debería patear tu culo por su secuestro.

Jong Hyun miro al pequeño chico. El hada no podía medir más de 1,57 mts. El tipo era precioso, pero no parecía como si pudiera golpear una roca. Jong Hyun tenía ganas de acariciar al chico en la cabeza y decirle lo adorable que era. Su tigre, por otra parte, quería darle una bofetada al hombre.

—Espera—dijo Jung Shin.

—No, no voy a esperar —gruñó Jong Bin.

Alas de colores aparecieron en la espalda del hombre, que se agitaban tan rápidamente que el aire se sacudía a su alrededor.

—Obviamente, él te ha lavado el cerebro—el hada miró a Jong Hyun. - Ahora voy a tener que reprogramarte.

—Todos tenemos que calmarnos —dijo Ho Seok. El ser humano tomó asiento y se frotó las sienes.

—Todos necesitamos un respiro y una maldita taza de café.

—Nadie va a beber absolutamente nada —dijo Jong Hyun con un gruñido. - Lo que van a hacer es darse la vuelta y regresar sus culos a casa.

 

Jong Bin entrecerró los ojos.

—Eso es una mierda, ¿quieres que sólo nos vayamos? No dejaré a Jung Shin contigo, ni un segundo más.

Jong Hyun apretó sus manos en un puño, estaba a 5 segundos de golpear al hada.

—Saca tu culo de aquí o sino…

—O sino… —Jong Bin entrecerró los ojos.

Jong Hyun dio un paso hacia adelante, dejando al descubierto sus colmillos, cuando alguien llamó a la puerta. Se congeló.

—¿Quién más está contigo?

La expresión de Jong Bin pasó de salvaje a la confusión.

—Nadie.

Jong Hyun hizo un gesto hacia el dormitorio, con su arma.

—Vayan allí.

—¿Qué demonios está pasando? —Preguntó Ho Seok, mientras miraba entre la puerta y Jong Hyun.

—Problemas —dijo Jong Hyun. - Ahora vayan a la habitación.

—Puedo defenderme —discutió Jong Bin.

Oh sí. Jong Hyun sin duda le dispararía al hada.

—Lleva a Jung Shin a la habitación y no salgas hasta que yo lo diga.

El   conejo  corrió  hacia   la   puerta   de   la   habitación  y desapareció.

Ho Seok hizo un gesto para que Jung Shin lo siguiera. Jong Bin no se movió. A la mierda. Si el hada tenía la intención de morir, ¿que debía hacer Jong Hyun?

 

—Espero que esas alas puedan hacer algo, si la persona en el otro lado de la puerta no es alguien amistoso.

Jong Bin salió dando pisotones hacia la puerta. ¿Quién lo consideraría responsable, si le disparaba al chico? Honestamente, ¿lo echarían de menos? Jong Bin estaba resultando ser un real dolor en el culo.

Jong Hyun miró por la mirilla y soltó un fuerte suspiro. Mierda, solo esto faltaba para complicar más las cosas.

—Tienes que estar bromeando.

—¿Quién es? —Susurró Jong Bin.

—Con suerte alguien que te va a comer —dijo Jong Hyun.

—Oh, es control de animales —Jong Bin le disparó, de nuevo.

- Deben venir por tu manchado culo sarnoso. Jong Hyun contó hasta diez. Luego contó hasta veinte.

—Llámame sarnoso de nuevo y te voy a comer aquí mismo.

Abrió la puerta. Kyung Il se quedó allí, aparentemente imperturbable por la pistola en la mano de Jong Hyun. Sus ojos se estrecharon, cuando aterrizaron en Jong Bin.

—¿Sabes lo molestos que están? —El shifter mitad dragón y mitad guepardo, preguntó.

- Los gemelos van a despellejarte vivo, y eso es, si Taeyang no te mata primero.

—Ven aquí—Jong Hyun llamó a Kyung Il y luego cerró la puerta. Estaba teniendo una migraña. Si un asesino apareciera ahora, sería una matanza.

O quizás no. Podría empujar a Jong Bin sobre el asesino, mientras tomaba a su compañero y corría.

No haría realmente eso, pero la idea le hizo sonreír.

—Déjame adivinar —dijo Jong Hyun al abrir la nevera, mientras sacaba algo para tomar.

Era demasiado pronto para el alcohol, pero necesitaba tratar con este circo, por lo que requería animarse. Abrió la botella, dio un trago y se volvió hacia Kyung Il.

 

—Seguiste a los tres chiflados.

Kyung Il se rió entre dientes. —Sí, lo hice. Pero se me ordenó averiguar qué estaba pasando con el cisne.

—¿Taehyung?

—No puedes tomar a uno de los suyos, sin rendir cuentas.

—Él no es responsabilidad de Taehyung —discutió Jong Hyun.

- Nunca más.

Kyung Il lo miró por un segundo y luego asintió.

—Lo has reclamado.

—¿Hiciste qué?—gritó Jong Bin. Sus manos volaron hacia arriba y se balancearon salvajemente.

- ¡Voy a tirar toda la mierda sobre ustedes!

—¡No!—Jung Shin corrió  desde la sala, insertándose  entre Jong Hyun y Jong Bin. - Fue mi decisión.

Jong Hyun sabía que no era cierto, pero su corazón se alivió porque su compañero estaba dispuesto a defenderlo. Envolvió sus brazos alrededor de Jung Shin, tirando de su compañero más cerca.

Las rubias cejas de Jong Bin se alzaron.

—¿Tú te quejabas del tipo y luego dejas que te haga su compañero? —El hada movió la cabeza.

- Me está dando dolor de cabeza.

Todos ellos se detuvieron, cuando otro golpe sonó en la puerta. ¿Qué diablos estaba pasando? Jong Hyun echó un vistazo a Kyung Il.

 

 —¿Viniste solo? Kyung Il asintió.

 

Soltando a Jung Shin, Jong Hyun se encontró de nuevo en la mirilla. Era Kenta. Abrió la puerta e hizo pasar al tipo. El cual miró a su alrededor, cuando Ho Seok y Jay salieron de la habitación, Jay en forma humana con una sábana envuelta alrededor de él como una toga.

—¿Fiesta? —Preguntó Kenta.

—Balacera, en un minuto —dijo Jong Hyun, mientras miraba a Jong Bin.

Cerró la puerta y se dirigió a la habitación llena de hombres. Proteger a Jung Shin era algo bastante difícil. Kyung Il y Kenta podían cuidar de sí mismos, pero Jay, Ho Seok y Jong Bin estarían indefensos.

Jong Hyun se volvió a Kyung Il. —Saca a estos tres de aquí y llévalos a casa.

Kyung Il negó con la cabeza. —No hasta que me digas lo que está pasando.

Jong Hyun no tenía tiempo para esto.

—Lo que vas a hacer, hazlo rápido—dijo Kenta.

- Vi a Kamijo entrar en el vestíbulo del hotel. Jong Hyun maldijo.

—¿Quién es Kamijo?—Kyung Il y Jong Bin, preguntaron al mismo tiempo.

—Alguien que realmente no quieres conocer —dijo Jong Hyun. Miró a Jung Shin. —Lo siento, pero tienes que ponerte la ropa, de nuevo.

Jung Shin arrugó la nariz. Jong Hyun sabía que su compañero no quería ponerse la ropa sucia nuevamente pero no tenía otra opción.

 

 

No saldría de la habitación usando nada más que una túnica. No había nada que pudiera hacer por Jay.

Kyung Il debió haber leído su mente. Se quitó la chaqueta y se la pasó al shifter conejo.

—Ponte esto.

—Gracias —Jay dijo, mientras aceptaba la chaqueta de Kyung Il.

Kenta echó un vistazo, a los hombres en la habitación.

—¿Están aquí para ayudarte? —Preguntó a Jong Hyun.

—Más bien, interponiéndose en el camino—se quejó Jong Hyun. Estaba enojado, pero una parte de él, estaba contento porque Jung Shin tenía amigos que se preocupaban por él lo suficiente, como para ponerse en peligro.

—Creo que debemos hablar—dijo Kenta.

—Hice un poco de investigación ayer por la noche.

Asintió con la cabeza hacia el baño. Jong Hyun lo siguió. Kenta cerró la puerta, manteniendo el tono de su voz más bajo que un susurro.

—Algo no está bien. Todavía tengo contactos en la empresa. Me dijeron que la Compañía no tiene ningún interés en ti. Es Kamijo quien te quiere muerto.

Jong Hyun sabía el por qué su padre estaba haciéndole esto. Había pasado mucho tiempo, y este no se detendría hasta que uno de ellos estuviera muerto.

Kenta negó con la cabeza, con el ceño fruncido.

—Yo diría que alguien lo puso en tu contra, para Kamijo esto es personal.

Después de que los lobos habían sido enviados a su comunidad, para matarlos a todos, Jong Hyun había ido detrás de su madre. Sabía que ella estaba detrás del ataque.

 

Había estado afectado por el dolor que sentía y por los deseos de venganza. No le importó que fuera su madre.

Todo en lo que había pensado, era en vivir, junto con los amigos que había llegado a querer y cuidar, para sólo perderlos. Nadie había sabido que él la había matado. Había sido demasiado cuidadoso. Jong Hyun se había deslizado en su casa y había estado fuera antes que lo descubrieran.

Jong Hyun se pasó una mano por la cabeza. Su vida no había sido nada fácil. Siempre había estado envuelto con el engaño, y siempre había hecho todo lo posible para estar un paso por delante de los malos, pero al parecer su pasado lo había alcanzado.

Sí, una parte de él se había arrepentido de lo que había hecho a su madre.

Pero no, ella no sólo mató a la gente que le importaba, había torturado a muchos paranormales, en nombre de la ciencia, con el objetivo de crear la última arma contra su propia especie.

Era pura maldad. Alguien como ella, no merecía vivir, pero ahora Kamijo estaba pisándole los talones para vengar la muerte de su compañera.

Eso fue lo único que se le ocurrió. Kamijo lo había averiguado. No había ninguna otra razón para su padre viniera por él, sin que la Compañía estuviera involucrada. Kamijo había contratado asesinos, decidido a hacer el trabajo. Jong Hyun sabía que su padre se había hundido en la locura, y si no terminaba esto ahora Jung Shin nunca estaría seguro.

Su vida era nada más que complicaciones.

Miró a Kenta. Jong Hyun quería decirle al hombre que llevara a Jung Shin de nuevo a Dalton Falls, pero no confiaba plenamente en este. Había pasado demasiado tiempo, y las cosas cambiaron. Las amistades cambian.

 

 

Jung Shin salió del dormitorio, completamente vestido. Jong Hyun mantuvo su arma en la mano, mientras los miraba a todos.

—Kyung Il, llévalos a casa —vaciló y luego agregó—también a Jung Shin.

—¿Qué? ¡No! —Jung Shin sacudió la cabeza.

—¿Crees que voy a dejarte aquí, para que te las arregles solo?

—Eso  es  exactamente  lo  que  vas  a  hacer—dijo  Jong Hyun, aunque una parte de él, estaría preocupado por su compañero.

—¿Todavía no me vas a decir lo que está pasando? —Kyung Il lo miró.

—Cuando vuelva —dijo Jong Hyun.

—Ahora, no tenemos suficiente tiempo. Necesito sacarlos de aquí.

Mientras  hablaba,  Kenta  sacó  la  cabeza  por   la  puerta, rápidamente tiró hacia atrás y cerró la puerta.

—Demasiado tarde. Kamijo viene por el pasillo, y no está solo.

 

continuara...


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