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93. Reclamado por un Depredador (07) por dayanstyle

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- ¿Qué quieres decir con que está desaparecido? - Preguntó Byung Joo, mientras se paseaba por sala de su casa, a la mañana siguiente, su teléfono agarrado firmemente en su mano. - Lo acabo de ver anteanoche.

- Entonces, eres el único - dijo Dong Wan. - No ha ido a trabajar en cuatro días y tus padres no lo han visto, en más de una semana.

Kim Dong Wan era el jefe de Marius, un shifter oso y un hombre, al que Byung Joo admiraba mucho.

Marius era un maldito buen detallista, y si su vida no se hubiera ido a la mierda habría sido uno de los mejores en Sugar Creek. Era una lástima, cuando los malos hábitos se interponían en un buen talento. Si la cabeza de Marius hubiera estado en lo correcto, podría haber sido propietario de su propia tienda ahora.

Creative Customs se especializaba en la personalización de autos. Ellos hacían cosas tan pequeñas; como la reparación de arañazos por llaves, hasta grandes cosas, tales como convertir un auto común en una obra de arte. Marius había encontrado su lugar en la vida. Lástima que estaba tirando todo por la borda. Dong Wan cobraba un brazo y una pierna por el trabajo realizado en su taller. Marius hacia muy buen dinero, y lo tiraba por el inodoro cada vez que le pagaban.

- Le dije que fuera a casa. Se fue como si lo fuera a hacer - dijo Byung Joo. Marius podría ser un drogadicto y alcohólico, pero por extraño que parezca el tipo era confiable. Nunca antes había faltado al trabajo, y sin importar lo jodido que estuviera siempre llegaba a casa, todas las noches.

Byung Joo empezó a preguntarse, si Marius había estado diciéndole la verdad. ¿El dinero realmente habría sido para pagar una deuda? Su amor era profundo por su hermano. Tenía que, debido a que se sentía culpable por no ayudar a Marius, cuando todo lo que el chico había hecho era mentirle durante los últimos años.

- Veré si puedo encontrarlo - dijo Byung Joo, aunque no estaba seguro de si podía. Si Dong Wan no podía encontrar al chico, Byung Joo no tenía muchas posibilidades.

- Vamos a seguir buscándolo - dijo Dong Wan. - Si lo encuentro primero, te daré un toque.

 

- Gracias - Byung Joo colgó. Inclinó su cabeza hacia atrás, mirando al techo, antes de que su ira se desbordara. Golpeó la pared mientras gruñía profundo y bajo, luego maldijo, cuando vio el agujero que había dejado con su puño.

 

Tendría que dirigirse a Sugar Creek después del trabajo. No había nada que pudiera hacer antes de entonces. Byung Joo fue hacia la puerta, cuando su teléfono sonó de nuevo. Esta vez era su madre.

Esta no era una conversación que quería tener en este momento, pero nunca había ignorado las llamadas de su madre. - ¿Sí, Ma?

- Por favor, dime que Marius está contigo - dijo. - No he sabido nada de él, y estoy muy preocupada.

Byung Joo exhaló. La ira dio paso al pánico en su voz. - Hablé con él, la otra noche.

 

- Pero no ha estado en casa - subrayó. - Eso no es propio de él. Por favor, ve a buscarlo.

- Tengo que ir a trabajar, Ma. No puedo dejar todo para...

 

- Es familia - dijo con celo en su voz. - No importa cuán hecha polvo esta la familia, nos cuidamos el uno al otro. Sé que el jefe comprenderá, B-Joo. Te necesito aquí.

Byung Joo pensó en su día con Hansol, lo mató que tendría que cancelar. Había planeado cortejar al humano, mostrándole a Hansol que el apareamiento era algo muy especial para Byung Joo. Su primera cita y ya las cosas estaban yéndose a la mierda, pero nunca había sido capaz de rechazar a su madre. - Voy en camino.

- Gracias - había lágrimas en su voz. - Sé que vas a encontrarlo.

 

No estaba tan seguro de eso, pero no expresó sus dudas. Ella ya estaba desesperada, y decirle que ni siquiera el mejor rastreador en Sugar Creek había encontrado a Marius, sólo serviría para enloquecerla.

Colgó y marcó el número del jefe. Por supuesto que Gun Woo comprendería, pero ese no era el punto. Había estado esperando el café con Hansol. Tal vez si resolvía las cosas, rápidamente, podría volver a tiempo a pesar de que seriamente lo dudaba.

Su irritación solamente se intensificó, cuando Chaejin contestó el teléfono.

 

- Residencia Gun Woo.

 

Apretando las muelas traseras se obligó a ser educado. - ¿Puedo hablar con el jefe? El elfo chasqueó la lengua. - Depende.

- ¿De qué?

- Si admites que fuiste tú, quien arañó mi motocicleta cuando estaba en el depósito municipal.

- No tengo tiempo para esto - Byung Joo espetó, con los dientes apretados. -  Pon al jefe en el teléfono.

Para ser justos, Chaejin tenía derecho a su ira. Fue Byung Joo quien había comenzado con el chico, pinchó y actuó como un culo con el elfo. Pero sólo había personas que te molestan de la manera equivocada, incluso si esa persona nunca había hecho nada. Y teniendo en cuenta que Chaejin le recordaba a Marius -y Marius estaba en un mundo de mierda en este momento- Byung Joo se encontró descargando sus frustraciones en el elfo.

Injusto, pero era lo que era.

 

- Dado que me llamas tan temprano, supongo que no estás viniendo - dijo Gun Woo cuando se puso al teléfono.

 

- Es Marius - dijo Byung Joo. - Ha desaparecido, y mi madre está fuera de sí de la preocupación. Me rogó que fuera a buscarlo.

- La familia siempre es lo primero - dijo Gun Woo. - Llámame si necesitas algo.

 

- O si necesita una correa - Chaejin gritó, en el fondo. - O si necesita que la perrera vaya a recogerlo.

- Ya es suficiente - dijo Gun Woo a su pareja. - Comportarte.

 

- Él lo empezó - dijo Chaejin.

 

Byung Joo se frotó la sien. Se obligó a no responder. Además, no quería cabrear a su jefe, insultando a la pareja del hombre. Byung Joo y Gun Woo eran realmente buenos amigos, incluso si el destino había jodido al chico cuando se trataba de parejas.

- Te dejaré saber si necesito alguna ayuda.

 

Byung Joo colgó antes de que Chaejin tuviera tiempo para lanzarle otro insulto. No había nada que Gun Woo pudiera hacer respecto a Marius, de todos modos. O mejor dicho, Byung Joo no involucraría al hombre. Este era su problema, y se encargaría de él.

 

 

Lee Chi Hoon no había ido a trabajar en semanas. No le importaba su trabajo en Dalton Falls National Bank. A él no le importaba nada que no fuera la búsqueda de su hermano.

Hasta ahora sus intentos, por localizar a Sang Il habían fracasado, pero esta vez estaba seguro de que tendría éxito.

- Esto te costará - el perro del Infierno dijo, mientras se sentaba frente a Chi Hoon. Estaban en el estudio de Chi Hoon, en su casa, y podía oler el espeso azufre en el aire cuando FeelDog se sentó allí, con un vaso de whisky en su mano.

Chi Hoon pagaría lo que fuera que el perro exigiera, pero no era un tonto. Sabía que no debía llegar a un acuerdo, sin antes conocer los términos.

- ¿Exactamente qué va a costarme?

 

Una astuta sonrisa apareció en el rostro del hombre.

- ¿Qué estás dispuesto a pagar?  

- No tengo tiempo para juegos, FeelDog. Di tu precio o vete.

 

Había pasado más de un año desde que Chi Hoon había visto a Sang Il, y ya sospechaba que su hermano había muerto. Si Sang Il estaba vivo o muerto, Chi Hoon quería pruebas y luego al responsable. Tenía la sensación de que el culpable, era ese perro que se llamaba a sí mismo nuevo alfa, pero no estaba seguro.

Quienquiera que fuese, Chi Hoon los haría rogar por la muerte, mucho antes de que llegara. Sang Il podría haber sido un idiota, pero seguía siendo su hermano y nadie jodía con su familia.

- ¿Qué tal favor por favor? - Preguntó el perro.

 

- ¿Qué clase de favor? - Preguntó Chi Hoon. Su voz estaba llena de confianza, pero su corazón latía violentamente. Podía ser rico y poderoso, pero FeelDog había nacido en las entrañas del infierno. El hombre no era para tomar a la ligera.

- Averiguaré dónde está tu hermano, pero primero necesito mi pago.

 

FeelDog dejó el vaso sobre la mesa de Chi Hoon, mientras se inclinaba hacia adelante.

 

Chi Hoon se obligó a mantener la calma, cuando otro hombre apareció de repente en su oficina.

- ¿Quién eres tú?

 

- Este es mi socio, Rae Hwan - le dijo FeelDog. - Es un poco menos amable que yo.

Él es el que va a requerir un cuerpo.

 

- ¿El cuerpo de quién? - Preguntó Chi Hoon y se preparó para recibir la respuesta. La astuta sonrisa del perro, se amplió.

- He oído que hay una nueva manada en la ciudad. Consigue a uno de los hombres más pequeños que viven con la manada, y tienes un trato. Pero ten en cuenta, no la tengo siempre. Mi paciencia se evaporará rápidamente, si te tomas demasiado tiempo.

- ¿Por qué tiene que ser alguien de esa manada? - A Chi Hoon no podría haberle importado menos, pero también quería entender completamente en lo que se estaba metiendo. Había una razón detrás de la petición de FeelDog, y quería conocer esa razón.

- Digamos que Rae Hwan está en el mercado por una nueva mascota.

 

Los ojos del hombre se estrecharon, y Chi Hoon sentía que todas sus peores pesadillas empezaban a supurar en el fondo de su estómago. Quería que el hombre desapareciera, pero sabía que no podía simplemente echar al perro.

- ¿Y si no puedo conseguir a alguien de su manada?

 

Rae Hwan gruñó, y FeelDog dio una risa siniestra. Fue FeelDog quien habló, y cuando lo hizo, Chi Hoon supo que el mismo acababa de joderse.

- Falla y serás esa nueva mascota.

 

 

 

Hasta ahora, Hansol no había visto a Byung Joo en el trabajo, pero ya que este era su primer día no estaba seguro de cómo funcionaban las cosas en el lugar. Tal vez era normal que los adjuntos no aparecieran en la oficina.

Se sentó en la zona de recepción, en un banco de madera, tocando con los dedos su muslo. Colocada junto a él había una caja de pasteles que había recogido en su camino. Hansol no estaba seguro de si debía llevarla a la sala de descanso o esperar al jefe, antes de que deambulara por el lugar.

Llevar a la policía unas rosquillas no podría lastimar.

 

- ¿Has estado aquí mucho tiempo? - Preguntó el jefe, cuando salió de su oficina y se dirigió por el pasillo.

- No mucho - dijo Hansol. Se puso de pie y se pasó las manos por su camisa. Sus palmas estaban sudorosas, y si el jefe quería darle la mano no quería que el hombre sintiera la humedad.

El jefe lo llevó a su oficina para llenar los papeles, y luego Hansol fue traspasado al Adjunto Jerry Hamilton.

- Soy Hansol - le tendió la mano.

 

- Llámame Jerry- Jerry le estrechó la mano.

 

- ¿Qué pasó con la última recepcionista? - Hansol recibió un recorrido por el lugar.

 

- Tuvo un niño - dijo Jerry. Se detuvo y parpadeó hacia abajo a Hansol, sus ojos estaban ligeramente desviados. - Lo siento, no se supone que lo diría así.

Se aclaró la garganta. - Quedó embarazada y decidió quedarse en casa, para criar al niño.

Hansol no se sentía tan intimidado con Jerry. El chico era bajo y tenía el cuerpo de un nadador. Su cabello era castaño oscuro, y tenía los ojos del color más extraños. Le recordaron a Hansol al café con crema. Sin embargo, eran bastantes bonitos.

- ¿Eres un shifter?

 

- Ocelote - contestó Jerry. - Soy el que maneja todas las solicitudes relativas a los shifters dóciles o residentes humanos.

El hombre sonaba orgulloso, lo que hizo a Hansol sonreír. - Suena emocionante.

 

La cabeza de Jerry se balanceó. - Puede ser. Pero no me inscribí para hacer esto a causa de la emoción. Me gusta ayudar a la gente. Crecí con muchos de los residentes.

Se giró para mirar a Hansol. - ¿Sabías que la mayoría de las familias en esta ciudad, han estado aquí cinco o seis generaciones?

Hansol sacudió la cabeza. - No lo sabía. No soy de aquí, así que no sé mucho de Dalton Falls.

Los ojos de Jerry se iluminaron, y había una expresión melancólica en su rostro.

 

- Este lugar es genial. La mayoría de la gente piensa que las ciudades pequeñas son aburridas y no pueden esperar para alejarse. Nunca pensaría en irme. Mi familia vive aquí, lo ha hecho desde que Dalton Falls fue fundada en 1832.

Hansol se preguntó cómo se sentiría tener tus raíces extendidas tan profundamente. Había crecido en Villa Kim, pero por desgracia, no sabía mucho sobre su historia familiar. Por lo que sabía, G.O era su único pariente. El incendio en su casa, que había quemado sus piernas, también había cobrado la vida de sus padres.

- ¿El Adjunto Byung Joo es de Dalton Falls? - Hansol trató de sonar indiferente cuando hizo la pregunta. Jerry no parecía sospechar que Hansol estaba interesado en Byung Joo.

- No, su familia se queda en Sugar Creek. No estoy seguro si él es de allí, ya que no habla mucho de sí mismo.

El adjunto sonrió.

 

- Actúa como un culo-duro con algunos de los depredadores de la ciudad, y no me malinterpretes, lo es. Pero también, es el tipo más agradable que conozco cuando se trata de los residentes más dóciles.

Hansol quería aprender todo lo que podía sobre Byung Joo, pero no quería levantar las sospechas de Jerry. Levantó la caja en su mano. - Traje algunos pastelillos.

Jerry sonrió. - Entonces creo que nuestra siguiente parada, en la gira, es la sala de descanso.

 

 

Byung Joo salió de la casa de sus padres, completa y totalmente frustrado. Amaba a su madre y a su padre, pero su negativa a ver a Marius como el drogadicto y alcohólico que realmente era, lo hacía querer golpear su cabeza contra una pared. Su madre insistía en que Marius debió haber sido secuestrado o yacía en algún hospital, con amnesia.

Si tan sólo fuera tan simple. Ser secuestrado o tener pérdida de memoria, habría sido preferible, a que Marius yaciera en alguna parte habiendo perdido la cabeza.

Byung Joo se metió en su auto y se dirigió a Creative Customs. La tienda se encontraba en el lado opuesto de la ciudad. Cuando entró en el aparcamiento, vio una fila de motocicletas recubriendo el edificio.

 

Parecía como si todos los hermanos Kim Remus estaban allí. Algunas de las motos pertenecían a los empleados, pero las motos de los shifters osos eran muy distintivas. Las motocicletas eran todas Harleys, todos lucían manillares z-bar, y cada una tenía una gran R con un rayo en el tanque de gasolina.

Aunque Byung Joo había pasado el rato con la mayoría de los hombres del clan, desde que era un adolescente, aún seguía siendo cauteloso.

No sería bueno para un policía estar conectado a nada ilegal.

 

Se oía rock clásico, cuando Byung Joo se bajó de su auto. Por el ruido y la charla, los hombres estaban en la parte trasera. Rodeó el edificio y, por supuesto, al menos una docena de hombres estaban de pie o tumbados en algo; algunos de ellos con botellas de cerveza en la mano, unos pocos con botellas de licor agarrados en sus puños.

Vestían de cuero y tejanos, botas de motorista y bandanas. Verlos trajo un montón de recuerdos de su juventud. Byung Joo se consideraba joven en el mundo sobrenatural, pero estos hombres nunca lo había tratado como tal. Ellos siempre lo habían hecho sentir como si fuera una parte de su familia, y por eso, Byung Joo daría su vida por cualquiera de ellos.

 

- Sabía que te presentarías - Dong Wan  dijo, mientras se acercaba a Byung Joo. - Acabo de recibir una pista sobre tu hermano.

Kim Dong Wan tenía 1,90 mts y construido como un linebacker, con el pelo marrón y rastrojo recubriendo su mandíbula. También tenía los ojos azules del color del océano.

- ¿Dónde está Marius? - Preguntó Byung Joo.

 

Dong Wan inclinó la barbilla hacia su hermano. - Nakta confirmó que en las calles se dice, que tu hermano le debe algunos personajes bastante jodidos.

- Es cierto - dijo Nakta - . Tomó prestado cinco de los grandes de Chewy.

 

Byung Joo maldijo. Chewy –también conocido como Kenji Oota– era la definición de peligroso y demente. Era el señor de la droga en Sugar Creek y ni siquiera los hermanos Kim Remus se metían con el chico. Se rumoreaba que Kenji había enterrado más cuerpos que una funeraria. Aunque era Taro quien iba tras Marius Taro que era uno de los hombres en el círculo interno de Kenji ninguno eran hombres con los que jugar.

Por más dolor en el culo que fuera Marius, todavía era familia, y Byung Joo tenía que encontrar a su hermano, antes de que Taro cobrara la deuda.

- ¿Sabes dónde está?

 

Había una disculpa en los ojos de Nakta. - Está atrincherado en Outlast, por arriba en Granada Boulevard.

La noticia sólo siguió empeorando. Outlast era un edificio de apartamentos de mierda, donde los adictos iban a drogarse. También se encontraba, en medio del territorio de Kenji. El equipo de este se componía de shifters chacales, y eran el enemigo jurado de cualquier sobrenatural que no lo fuera. La única vez que no discriminaban, era cuando un adicto gastaba dinero.

Si Byung Joo iba allí, para recuperar su hermano, no saldría con vida. Dudaba que Marius lo hiciera, pero no podía quedarse allí y no hacer nada.

- Conozco esa mirada - afirmó Dong Wan. - Es una misión suicida.

 

- ¿Y si fuera uno de tus hermanos el que estuviera allí dentro? 

 

Los hombros de Dong Wan se levantaron y luego cayeron. - Amo a mi familia, ya lo sabes. Pero si uno de ellos fuera tan tonto como para dormir por Outlast, entonces su muerte estaría sobre su propia cabeza.

Byung Joo sabía que era mentira. Dong Wan abriría las puertas del infierno, para salvar a uno de los suyos.

Su amigo suspiró. - Pero te conozco, y no vas a dejar a Marius a su destino.

 

- No puedo - afirmó Byung Joo.

 

- Entonces te llamaré cuando tengamos un plan. - Dong Wan golpeó los puños con Byung Joo antes de que este se dirigiera, de nuevo, a su auto.

Se sentó allí, mientras miraba a la tienda. Dio un puñetazo en el volante, antes de que pasarse una mano por la cara. No había manera de que permitiera que sus amigos fueran a una misión suicida. Byung Joo no sería capaz de vivir consigo mismo. Pero, de nuevo, la culpa se lo comería vivo si dejaba a Marius a su destino. Estaba extremadamente jodido, y ninguna solución venía a su mente.

No importa el camino que decidiera tomar, alguien moriría.

 

Dong Wan vio a Byung Joo irse. Lo sentía por su amigo, pero en su opinión Marius no valía que dos centavos se frotaran entre sí.

- ¿Realmente va a ir en contra de los hombres de Kenji? - Preguntó Nakta. Su hermano no tenía miedo, pero ir contra al cartel de la droga, era exactamente lo que Dong Wan lo había llamado.

Una misión suicida.

 

Además, ni él ni su familia o amigos podrían derribar a Kenji. El tipo tenía demasiados hombres que trabajaban para él. Habría una guerra total en las calles de Sugar Creek, si alguno de ellos descubría que fue Dong Wan quien había derribado a Kenji.

 

 

Demasiadas personas inocentes serían asesinadas en el fuego cruzado. Se necesaria una estrategia, y Dong Wan sabía exactamente a quién llamar. Había oído acerca de un grupo de caza recompensas que tomaba casos como éste, por un alto precio. Si Dong Wan iba a soltar esa cantidad de dinero, querría pruebas de que Kenji estaba muerto.

Y también tendría que asegurarse de que fuera visto en otro lugar, por los hombres del capo de la droga, cuando el hombre fuera asesinado.

Dong Wan prácticamente había criado a Byung Joo y consideraba familia al adjunto. Ayudaría al shifter lobo, pero Dong Wan no estaba seguro de que el costo valdría la pena.

Marius definitivamente no lo valía.

 

continuara...


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