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93. Reclamado por un Depredador (07) por dayanstyle

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Byung Joo había sentido la inquietud de Hansol y lo desconcertó. Él pensaba que habían tenido una gran noche, hasta el momento y no podía entender por qué Hansol había salido disparado, de la sala de estar, como si sus pantalones hubieran estado ardiendo.

Cuando pasaron cinco minutos y Hansol no había regresado, Byung Joo se levantó y comprobó a su pareja. La puerta del baño todavía estaba cerrada. Llamó con los nudillos en la puerta. - ¿Estás bien ahí dentro?

- Es-estoy bien.

 

El hombre no sonaba bien. - Abre la puerta Hansol.

 

- Saldré en un minuto - dijo el hombre con una voz aguda, monótona.

 

- Dime qué está mal, Hansol.

Incluso a través de la puerta, Byung Joo olió la agitación de su pareja, y  quería saber lo que había causado que su estado de ánimo, cambiara tan rápidamente. La puerta se abrió. Byung Joo se hizo a un lado cuando su pareja se escabulló. Las mejillas del hombre estaban ardiendo mientras su mirada se precipitaba alrededor.

- ¿Hansol?

 

- Dije que estaba bien - su pareja comenzó a cojear, alejándose y Byung Joo no iba a ser despedido con tanta facilidad. Fue detrás de Hansol, negándose a ser excluido. Él ya tenía bastantes complicaciones en su vida personal. No quería añadir a Hansol, a su lista de problemas.

- Deja de caminar lejos de mí - dijo, usando la voz más tranquila que pudo reunir. Byung Joo podría enfrentarse cara a cara con los depredadores que vivían en Dalton Falls; pero siempre actuaba diferente, a su forma de ser, para poner a las criaturas más dóciles a gusto. Hansol no era una excepción. Diablos, tenía su propia categoría.

- No estoy caminando lejos de ti - discutió Hansol. - Usé el baño, y ahora estoy listo para ver la película.

Su pareja se sentó en la silla, a propósito, alejándose de Byung Joo. Este estaba empezando a formar la imagen. El hombre no había comenzado a actuar asustadizo hasta que Byung Joo se le había acercado en el sofá.

- Entonces siéntate en el sofá - dijo Byung Joo, mientras tomaba el control remoto. - Te dije que no iría demasiado rápido y lo he probado. ¿Por qué me alejas?

 

Hansol se mordió el labio inferior antes de suspirar. - Tengo problemas, ¿de acuerdo?

Eso no explicaba absolutamente nada. - Todos tenemos problemas.

Una de las cejas, de color marrón oscuro de Hansol, se levantó. - ¿Cuál es el tuyo? Byung Joo fue a la cocina, cogió dos cervezas de la nevera y luego le entregó una a Hansol, antes de que se dejara caer en el sofá.

 

- Ronco lo suficientemente fuerte como para derribar las paredes. Soy mandón. No me gusta cuando la gente no utiliza las señales de giro. Quiero decir, vamos, ¿cuán difícil es alcanzar y golpear la palanca? Mi ojo comienza a crisparse cuando entro en una habitación desordenada.

 Byung Joo tomó su cerveza abierta. - ¿Quieres que continúe?

Hansol sonrió. - Si no te gusta el desorden, entonces será mejor que no entres en mi habitación. Tu ojo derecho se movería fuera de su órbita.

- ¿Así de mal?

 

- Digamos que vivo de mi cesto de la ropa sucia, y tengo una mala costumbre de tirar las cosas. Siempre me olvido de llevar mis platos sucios a la planta baja, y encontrar dos zapatos que coincidan es casi imposible.

Byung Joo dio unas palmaditas en el espacio al lado de él. - Prometo no morder.

 

Hansol vaciló y luego se deslizó de la silla y se unió a Byung Joo en el sofá. Estaba en el extremo opuesto, pero era un comienzo. Su pareja cogió la etiqueta de la botella, pero no la había abierto.

- ¿Qué problemas tienes? - Preguntó. Hansol se encogió de hombros. - No muchos.

Byung Joo le dio a Hansol una mirada que decía que necesitaba dar más detalles. Su pareja estiró las piernas y luego hizo una mueca. Colocando su botella a un lado, Byung Joo cernió sus manos sobre las piernas de su pareja.

- ¿Te importa si las masajeo?

 

Debido a que las quemaduras eran un tipo muy específico de herida, Byung Joo quería estar seguro de que las terminaciones nerviosas no estaban demasiado sensibles o dañadas. Chupando su labio inferior, Hansol asintió.

Byung Joo agarró las piernas de Hansol y las colocó sobre sus muslos. Comenzó a masajear ambas pantorrillas. - ¿Con qué frecuencia duelen?

Continuó trabajando con sus dedos, sobre los músculos y sintió cuan tensos estaban.

 

- Depende de lo extenuante hayan sido mis actividades - admitió Hansol.

 

- ¿Te importa si te pregunto qué les pasó? - Byung Joo sintió crestas bajo el vaquero, las que no deberían haber estado allí. Frotó sólo las pantorrillas, pero se preguntó hasta qué punto corrían las cicatrices.

 

- Fuego en la casa - dijo Hansol. - Tenía cinco años cuando ocurrió. Fue durante la época de Navidad, y mi padre estaba bebiendo. Él encendió algunas velas y golpeó una- Hansol parpadeó, rápidamente, diciéndole a Byung Joo que el hombre estaba luchando por contener las lágrimas.

- Perdí a mis padres esa noche.

 

El corazón de Byung Joo sintió compasión por Hansol. Al ser tan joven y haber experimentado algo que trágico. - ¿Cómo de mal estas quemado?

- Mis piernas - dijo Hansol. - Atravesé una intensa terapia física, y los médicos se sorprendieron de que haya recuperado el uso de mis piernas, pero no el uso completo y hay momentos en los que duele tanto, que apenas puedo salir de la cama.

- ¿Tomas medicamentos para el dolor?- Byung Joo trabajó con las yemas de los pulgares, justo detrás de las rodillas de Hansol. Podía oler que su pareja se había relajado. El masaje debió haber aliviado el malestar.

- Sólo cuando no puedo soportar el dolor - Hansol se estiró y colocó la botella a un lado, todavía sin tocar.

Byung Joo estaba muy orgulloso de su pareja. Había quienes se habrían vuelto adictos a los medicamentos para el dolor o usando drogas fuertes para aliviarlo. Hansol no lo hizo.

- Y la idea de nosotros teniendo intimidad, de que vea tus piernas, ¿te asusta?

 

- He salido antes, pero...

 

Su pareja desvió la mirada, y la imagen completa vino a la cabeza de Byung Joo.

 

- Pero nunca has…

 

- Está bien, no tienes que decirlo - Hansol se sonrojó tan profundamente, que sus orejas y mejillas parecían como si hubieran sido quemadas por el sol.

- Conseguiste el punto.

 

Cuando Byung Joo empezó a quitarle los zapatos, su pareja trató de  liberar  sus  piernas. - ¿Qué estás haciendo?

- Tratando de jugar con tus pies - dijo. - Estoy bastante seguro de que es tomar las cosas con calma.

Hansol lo miró de forma extraña. Byung Joo le guiñó un ojo a su pareja. Quería que Hansol viera que sus cicatrices no eran un problema. A Byung Joo no le importaba que su pareja no fuera perfecto. De hecho, le gustaba que tuviera defectos.

- Eres raro.

 

 - ¿Raro bueno o raro malo?

- Eso aún está por determinarse.

 

Byung Joo sonrió. - Así que, ¿puedo jugar con tus pies?

 

- ¿A quién le gusta jugar con los pies?

 

Byung Joo le retiró los calcetines, antes de comenzar a masajear el arco del pie de su pareja. - Está bien, técnicamente, no es jugar. Simplemente disfrutar dándote un masaje.

Los párpados de Hansol revolotearon. - Me estoy convirtiendo en baba.

 

- Entonces lo estoy haciendo bien.

 

El lobo de Byung Joo gruñó, exigiendo que tomara a Hansol. El hombre parecía demasiado malditamente bueno, tendido en su sofá. Pero Hansol no quería ir rápido, y Byung Joo había prometido ir lento.

Incluso si lento, estaba malditamente cerca matarlo.

 

Trabajó con sus dedos hasta las pantorrillas de Hansol, luego tomó la oportunidad y los movió más arriba, masajeando los muslos de su pareja. Hansol se giró hasta quedar sobre su espalda. Byung Joo pasó los dedos por el interior de los muslos del hombre, y se dio cuenta de que la parte delantera de los pantalones vaqueros del chico se había levantado.

Hansol lo contempló, antes de desviar la mirada.

 

Su pareja no lo había detenido, pero Byung Joo se negó a tomar ventaja del chico. En cambio, deslizó su mano por el estómago de Hansol hasta que llegó a su pecho. Dio unos golpecitos en la barbilla Hansol. - ¿Mejor?

Hansol se mordió el labio inferior y lo miró de soslayo. - Mucho.

 

Ah infierno. Hansol se le quedó mirando, con ojos seductores, y Byung Joo no era un santo. Recogió a Hansol del sofá y tiró al hombre en sus brazos. El beso fue lento, suave, mientras Byung Joo pasó una mano por el costado del Hansol. Cuando rompió el beso, le preguntó: - ¿Y ahora?

Hansol se sacudió en sus brazos. La mano de su pareja descansaba sobre el pecho de Byung Joo. Deslizó esa mano en la suya y besó la palma. Los ojos de Hansol se abrieron ligeramente, mientras asentía. - Aún mejor.

- ¿Cualquier otro dolor que necesite de mi atención? - Preguntó Byung Joo, mientras jugaba con un mechón de pelo de Hansol. Las hebras se sentían sedosas, mientras se deslizaban entre sus dedos.                                   

- Mi espalda baja.

 

Esa no era la respuesta que Byung Joo esperaba, pero vio la verdad en los ojos esmeralda de Hansol. El hombre iba en serio. - Entonces, tienes que levantarte.

Hansol lo hizo, y lo mismo Byung Joo. - Ahora acuéstate sobre tu estómago. Su pareja vaciló.

- Un masaje.

 

Hansol dejó escapar un suspiro y luego hizo lo que Byung Joo le pidió. Este se sentó, a horcajadas sobre Hansol, asegurándose de mantener su peso fuera del chico. Uno, las piernas del hombre estaban doloridas. Dos, Hansol era pequeño y Byung Joo no quería aplastarlo.

Byung Joo contempló el trasero redondeado de Hansol, y sus caninos comenzaron a extenderse. Su respiración se volvió dificultosa y su corazón comenzó a golpear. Quería enterrar su pene, profundamente, dentro del hombre. Mantener su control, en jaque, iba a resultar más difícil de lo que pensaba.

- ¿Pasa algo? - Preguntó Hansol, mientras miraba por encima de su hombro. Byung Joo debía de haber hecho todo un espectáculo, porque los ojos de Hansol se redondearon.

- Sólo dame un segundo - Byung Joo cerró los ojos y respiró profundamente, tratando desesperadamente de enjaular a su lobo.

 

Parte de ello era la atracción, pero no podía negar su intensa atracción por el humano. Hansol no sólo era sexy; sino que, cuanto más Byung Joo llegaba a conocer al chico, más fascinado se sentía.

Hansol era un soplo de aire fresco, y Byung Joo quería respirar al hombre por el resto de su vida.

Acarició con sus manos la espalda de Hansol, empujando la camisa del hombre hacia arriba, hasta que el material se asentó por los hombros. Había unas cuantas cicatrices en su espalda, pero eran apenas perceptibles. Byung Joo trabajó con los pulgares a lo largo de la espalda baja de Hansol. Cada pocos segundos, sumergía sus dedos debajo de la pretina. Hansol se puso un poco tenso y luego se relajó. Byung Joo siguió haciéndolo, hasta que Hansol ya no volvió a ponerse rígido.

- ¿Byung Joo?

 

 - ¿Sí? - La voz de Byung Joo era profunda y resonante.

- Estoy sediento.

 

Le tomó al cerebro de Byung Joo un segundo, antes de que entendiera lo que Hansol le había dicho. Se reía, mientras se levantaba. Byung Joo nunca antes había tratado con un virgen. Tuvo que recordarse cuan voluble era Hansol.

Agarrando un vaso, de la alacena, Byung Joo lo llenó con un poco de jugo. Cuando se dio la vuelta, para volver a la sala de estar, se encontró con Hansol de pie junto a él. Byung Joo le dio el vaso a su pareja.

- Gracias - Hansol se bebió todo el contenido. El tipo no había estado bromeando.

 

Cuando Hansol colocó el vaso en el fregadero, Byung Joo atrapó al hombre entre el mostrador y su cuerpo. - ¿Cualquier otra cosa que necesite de mi atención?

No esperó por una respuesta. Byung Joo había dado su mejor esfuerzo, jugando limpiamente, pero era un hombre de sangre caliente que se encontraba adolorido y estaba tan tenso que estaba listo para hacer erupción, en cualquier momento.

- O te vas ahora, o de lo contrario no podré hacer ninguna promesa Hansol.

 

- Pero tú dijiste…

 

- Eso fue antes de que te respirara - dijo Byung Joo- . Estás en mis pulmones, mi cabeza, mi jodido cuerpo entero bebé.

 

Byung Joo nunca antes había hablado así con nadie, y no estaba seguro de dónde venía, pero quería decir cada palabra que decía. Era como si su lobo se hubiera obsesionado con Hansol. No podía dejar de tocar o besar al hombre, y Hansol se estaba convirtiendo en masilla en sus manos.

- Byung Joo - Hansol dijo su nombre, con un largo gemido. La cabeza inclinada hacia un lado, mientras Byung Joo pasaba las manos por el pecho de Hansol y luego agarraba su duro pene bajo la mezclilla.

- Lo quieres, bebé. ¿Verdad? Quieres sentirme dentro de ti, reclamándote.

 

- Sí - Hansol siseó.

 

Byung Joo pasó su brazo, arrojando lejos lo que se encontraba en el mostrador. Cosas cayeron al suelo mientras levantaba a Hansol colocando al hombre de rodillas.

- ¿Esta posición está bien? - Preguntó Byung Joo. - ¿Para tus piernas?

- Bien - contestó Hansol, mientras jadeaba. - Mis piernas están bien.     

Byung Joo hizo un trabajo rápido, al tirar de los pantalones del hombre hasta sus muslos antes de que condujera su lengua, profundamente, en el orificio de pulsante de su pareja.

Byung Joo no le dio al hombre tiempo de cambiar de opinión; mientras Hansol gritaba, gimiendo y retorciéndose en el mostrador. Humedeció a Hansol, lo suficiente, para que pudiera deslizar dos dedos dentro de su pareja sin darle mucha incomodidad.

- Byung Joo... yo... oooh.

 

Byung Joo lamió y mordisqueó, decidido a conducir a Hansol por el borde, pero él también se sentía como si estuviera cayendo. Estaba tan tenso, que todo el cuerpo le dolía.

Cuando Hansol gritó de placer, Byung Joo lo rodeó y envolvió su mano sobre la erección de Hansol, empujando la mano, mientras conducía su lengua profundamente. Hansol se puso rígido y luego se volvió loco, mientras su semilla se derramaba sobre la mano de Byung Joo. Bajó a su pareja, pero no subió los pantalones de Hansol.

- Bebé, necesito algún tipo de alivio - dijo Byung Joo. Desabrochó los pantalones y los bajó por sus muslos, agarrando su hinchado pene en su mano. - Algo, cualquier cosa.

Hansol se giró. Sus ojos lucían vidriosos mientras lo miraba. - Reclámame.

 

Byung Joo no esperó a que se lo pidiera de nuevo. Se dio la vuelta para encontrar un poco de lubricante y casi se cayó. Así de rápido, se le había olvidado que sus pantalones estaban alrededor de sus muslos.

 

Hansol soltó una risita. Byung Joo  miró  por  encima  del  hombro  y  le  dio  a  un  gruñido. - Divertido ¿eh?

Su pareja bajó la cabeza. - Sí.

 

Tirando sus pantalones hacia arriba, Byung Joo corrió a la habitación y cogió el lubricante. Tardó un mero segundo para volver a la cocina. Hansol tenía sus pantalones tirados hasta su cintura, pero no estaban cerrados.

Byung Joo arrojó el lubricante sobre el mostrador. - ¿Pensé que querías ser reclamado?

 

Cuando Hansol se sonrojó y desvió la mirada, Byung Joo supo por qué el hombre se había cubierto. Tiró a Hansol en sus brazos, pasando una mano por la espalda de su pareja.

- No hay nada de qué avergonzarse, cariño. Lo juro.

 

- Es fácil para ti decirlo - contestó Hansol. - Tú no eres quien...

Byung Joo deslizó un dedo bajo la barbilla de su pareja. - Mírame cariño.  

Hansol levantó la mirada hacia él, y se sintió caer profundamente en los ojos del hombre. No podía entender lo que había hecho para merecer a alguien como Hansol, pero estaba condenadamente agradecido.

- No hay vergüenza entre nosotros, ¿de acuerdo? - Byung Joo deslizó sus manos entre el cuerpo de Hansol y la pretina del hombre. - Soy yo, el que no es digno de ti.

Tenues arrugas se formaron entre los ojos de Hansol. - ¿Por qué dices eso?

 

Byung Joo se aclaró la garganta. - Bebé, soy un idiota. Realmente lo soy. Puedo garantizarte que voy a hacer algo estúpido y estarás enojado como el infierno conmigo. No te merezco, pero el infierno si no estoy feliz de eres mío.

Los ojos de los Hansol se suavizaron cuando Byung Joo bajó lentamente los pantalones del hombre. Bajó  la  cabeza  y  mordisqueó  el  cuello  de  Hansol.  Este  se  derritió  contra  él. - Tómame ahora.

Byung Joo los bajó a ambos al suelo. Miró hacia abajo a Hansol mientras desnudaba al hombre, revelando cada pulgada de su hermosa piel. Byung Joo se movió hasta que estaba colocado entre las piernas de Hansol y luego tomó al hombre en su boca.

- Ooooh... Dios... - Hansol retorció la cabeza de lado a lado. Separó más las piernas, mientras Byung Joo tomó el pene de su pareja hasta el fondo de su garganta.

 

 

Mientras chupaba a Hansol; Byung Joo insertó dos dedos lubricados, empujándolos profundamente, extendiendo a su pareja. Hansol se retorcía en el suelo con la espalda arqueada, mientras su respiración se volvió entrecortada.

Cuando Hansol agarró el cabello de Byung Joo, este insertó un tercer dedo, lamiendo y chupando hasta que su pareja comenzó a balbucear. Así era exactamente cómo Byung Joo quería al hombre. Quería a Hansol loco de placer.

Torciendo la muñeca, Byung Joo encontró la glándula del tamaño de una nuez y frotó la punta de los dedos sobre ella. Hansol se perdió. Gritó el nombre de Byung Joo, mientras se venía en la garganta de este.

Byung Joo se echó hacia atrás lubricado su pene, y luego empujó las piernas de Hansol hacia su pecho. Tuvo cuidado, a sabiendas de que las piernas de Hansol no eran tan flexibles. Byung Joo se acercó más, presionado la cabeza roma de su pene contra el agujero de Hansol, y luego miró a los ojos de su pareja.

- ¿Listo?                                                                                                                       

Cuando Hansol asintió, Byung Joo se hundió profundamente.

 

Hansol gritó, pero Byung Joo no se detuvo. Cuanto antes su pareja se acostumbrara a la invasión, más pronto el dolor se convertiría en placer.

- Byung Joo - Hansol gritó- . Oh... Dios... Byung Joo.

 

- ¿Sabes cuánto amo el oírte gritar mi nombre? - Preguntó Byung Joo.

 

Recogió a Hansol del suelo y puso al hombre en sus muslos. Con cada movimiento ascendente que hizo, los ojos de Hansol se cerraron, y luego nuevamente se abrieron de golpe. Era como si no pudiera decidir si debería mirar a Byung Joo o permitirse a sí mismo perderse en la sensación.

- Simplemente déjate, cariño - dijo Byung Joo. - Te tengo.

 

Byung Joo pasó la lengua por el cuello de su pareja, inhalando el dulce aroma del hombre, antes de que hundiera profundamente sus colmillos.

Hansol gritó. Byung Joo empujó más duro, más profundo y más rápido. Sentía el semen de Hansol estallando contra su estómago y pecho. Los dos estaban sudando, ambos jadeando. Byung Joo liberó los colmillos, lamió la herida y luego echó la cabeza hacia atrás, aullando mientras se venía.

Empezó a mecerse lentamente dentro Hansol, besando la mandíbula de su pareja, la sien, luego el cabello. - Eres mío, amor.

 

Hansol hizo ruidos nada coherentes, y eso sólo hizo que Byung Joo sonriera. Salió de su pareja y luego lo ayudó a ponerse de pie. - ¿Qué tal una ducha? y luego podemos ir por la segunda ronda.

Hansol arqueó una ceja sudorosa. - Me vine tres veces. No creo que tenga nada más que dar.

Byung Joo se reía, mientras tiraba Hansol a sus brazos. - Está bien, voy a dejarte descansar; pero te advierto, antes del amanecer, voy a tenerte de nuevo.

Hansol se reía mientras se alejaba. - Sin embargo, la ducha suena bien.

 

Antes de que Byung Joo pudiera llevar a su pareja a la ducha, sonó su teléfono celular.

Empezó a ignorarlo, pero fue Hansol quien lo sacó del pantalón de Byung Joo y se lo entregó.

 

- ¿Seguro que quieres que responda esto?

 

Hansol se encogió de hombros. - Podría también. Necesito una ducha y descansar un poco. Hablar por teléfono mantendrá tus manos fuera de mí.

- No apuestes por eso - dijo Byung Joo antes de responder. - ¿Hola?

 

- Ne-necesito tu ayuda.

 

El corazón de Byung Joo golpeó en sus costillas. - ¿Marius?

 

- No puedo seguir con esto - había una tensión en la voz de Marius que desgarró el corazón de Byung Joo- . Necesito que me ayudes a recuperar mi vida de nuevo. Por favor, Byung Joo. Por favor, ven a buscarme.

El hombre sonaba como si estuviera llorando.

 

- Dime dónde estás - Byung Joo metió el teléfono entre la oreja y el hombro mientras se vestía.

 

- Me alejé de los chacales, pero tengo miedo de que me encuentren. Estoy en Delmont Road.

 

- Estoy en camino - dijo Byung Joo. - No vayas a ninguna parte.

 

- No lo haré - dijo Marius. - Pero date prisa.

 

Su hermano hizo una pausa antes de añadir: - Lamento todos los problemas que te he causado y la jodida forma en que te he tratado B-Joo. Estoy tan malditamente arrepentido.

 

 

- Hablaremos cuando llegue a ti - dijo Byung Joo. Le temblaba la mano mientras la pasaba a través de su cabello. - No te muevas, ¿de acuerdo?

- No lo haré - prometió Marius, antes de colgar.

 

Byung Joo empujó a su teléfono, en su bolsillo, antes de dirigirse hacia la puerta. Se detuvo mitad de camino, cuando se acordó de Hansol.

Joder, ¿cómo había olvidado de su pareja tan rápido? Eso sólo le dijo dónde estaba su maldita mente. Byung Joo se dio la vuelta para ver a Hansol de pie allí, con su ropa apretada contra su pecho.

La culpa lo carcomía mientras suspiraba. Esta iba a ser una larga noche.

 

continuara...


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