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93. Reclamado por un Depredador (07) por dayanstyle

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- No entiendo lo que está pasando - dijo Hansol mientras se vestía. - ¿Qué es tan importante que tienes que correr fuera de aquí a las dos de la mañana?

Ni una sola vez, desde que Marius había ido por el camino equivocado admitió que tenía un problema. Ni una sola vez. Ahora él había llamado, y le pidió a Byung Joo que lo sacara de esa vida. No había manera de que dejara a su hermano por ahí. Necesitaba dejar a Hansol y luego ir a buscar a Marius, antes de que Taro o uno de sus hombres lo encontrara.

- Mi hermano me necesita.

 

- Entonces, voy contigo - dijo Hansol. Se ató sus zapatos y miró a Byung Joo, como si estuviera listo para salir.

- No puedes - dijo Byung Joo. - Es muy peligroso.

- Como si eso fuera a convencerme de quedarme atrás.                 

Había terquedad en los ojos verde esmeralda del hombre.

 

- Acabas de reclamarme y ¿se supone que debo correr a casa mientras te diriges directamente al peligro? - Resopló. - No lo creo. Yo voy.

Byung Joo buscó a sus llaves. ¿Dónde diablos las había puesto? Su noche con Hansol parecía como de otra vida. El pánico y la determinación se habían fijado en él, y estaba listo para salir de allí. ¿Dónde estaban esas malditas llaves?

- ¿Me escuchaste? - Dijo Hansol.

 

- Vas a casa.

 

- No puedes impedirme que te siga - argumentó Hansol. - Lo siento, pero no me sentaré sobre mi pulgar mientras te diriges hacia el peligro.

Se rascó el pelo castaño oscuro. - Exactamente, ¿cómo vas a estar arriesgando tu vida?

 

Byung Joo no tenía tiempo para esto. No iba a estar allí y discutir con el chico. Vio sus llaves por la televisión. Byung Joo las tomó y se dirigió a la puerta, Hansol pisándole los talones.

 

- Mi hermano se involucró con algunos hombres muy desagradables - explicó Byung Joo. - Tengo que encontrarlo, antes de que ellos lo hagan. Si soy acorralado, en un tiroteo con ellos, me niego a tenerte atrapado en esa mierda.

 

 

Byung Joo tomó su teléfono celular y marcó. - Taehyung, necesito que vengas a buscar a Hansol.

 

 

- ¡No te atrevas! - dijo Hansol. Parecía herido, porque Byung Joo lo apartara, pero él prefería tener a su pareja enojado con él, que muerto.

 

- ¿Qué demonios está pasando? - Preguntó Taehyung.

 

- Tengo que cuidar de algunos asuntos peligrosos, y mi pareja se niega a volver a casa.

 

- ¿Pareja? - Taehyung sonaba aturdido. - ¿Hansol?

- Sí.

 

Hansol fue a la puerta, pero Byung Joo saltó en el camino, golpeando su mano contra la madera. Estaría condenado si permitía que su pareja saliera tan tarde en la noche. Sacudió su pierna hacia un lado, cuando Hansol trató de darle una patada. Y aquí, él había pensado que el humano era tímido. Hansol parecía como si quisiera darle un puñetazo.

 

 

- ¿Cuándo diablos descubriste que Hansol es tu pareja? - Preguntó Taehyung.

 

- Hace dos noches - dijo Byung Joo. - ¿Puedes venir por él?

 

- ¿En qué clase de mierda lo has metido? - Taehyung sonaba francamente cabreado.

- Ninguna. Es por eso que necesito que vengas buscarlo.

 

- Sí, está bien - dijo Taehyung. - Pero te lo advierto. Tiene todo un clan de osos que matarían por él, también amigos. Nosotros no jodemos alrededor cuando se trata de Hansol.

- Ni yo - dijo Byung Joo.

 

- Estoy en camino - El alfa colgó.

 

Byung Joo vivía en el lado opuesto de Dalton Falls desde donde vivía Taehyung. Era dueño de veinte acres de terreno, y su casa estaba situada detrás de la carretera, casi a tope contra el bosque. Debería tomarle Taehyung aproximadamente diez minutos en llegar, a su lugar. Cinco si conducía a gran velocidad.

Esos eran cinco minutos para tratar con una pareja cabreada. - Hansol.

 

- Ningún Hansol - espetó su pareja.

 

- Pedí ir contigo; podría no ser una petición razonable, pero, ¿cómo crees que me siento sabiendo que podrías salir herido, o peor, abandonarme?

Byung Joo tiró a Hansol en sus brazos. El hombre luchó, pero no soltó a su pareja. Esperó hasta que Hansol se acomodara, antes de ahuecar su rostro.

- Y ¿cómo crees que me sentiría si algo te pasara? Soy un lobo, Hansol. Puedo cuidarme solo, pero…

- Pero sólo soy un humano - respondió Hansol.

 

- Y yo amo el hecho de que eres humano - dijo Byung Joo. - Pero incluso si no fuera así, aun así, no arriesgaría tu vida. No tengo mucho en mi vida, excepto mi trabajo y mis padres. Hasta que te conocí, era un solitario hijo de puta gruñón. ¿Crees que arriesgaría lo que he encontrado contigo, por llevarte allí conmigo?

- Todavía no me gusta- se quejó Hansol. - Voy a estar subiéndome por las paredes, hasta que escuche de ti. Prométeme que vas a llamar, tan pronto como regreses.                

- Lo prometo - dijo Byung Joo, agradecido de que su pareja no seguiría luchando contra él, con esto. Se estremeció ante la idea, de que un sólo cabello en la cabeza de Hansol fuera dañado. Él había estado diciendo la verdad, cuando dijo que no tenía mucho en la vida. Rápidamente, Hansol se había convertido en el centro de su mundo y Byung Joo haría cualquier cosa para protegerlo.

Llamaron a la puerta. Hansol lo abrazó con más fuerza, como si estuviera asustado de dejarlo ir.

- Está abierto - Byung Joo llamó. Dio un beso suave en los labios de Hansol.

 

- Estaré bien. Pero necesito enfocarme, y si vienes conmigo, mi atención estará dividida.

Taehyung abrió la puerta y se quedó allí, en silencio.

 

- Será mejor que vuelvas a mi - dijo Hansol, antes de liberarlo. - Si no lo haces, voy a estar muy enojado.

A pesar de la gravedad de la situación, Byung Joo sonrió. - Nada va a impedirme regresar a ti, cariño.

Byung Joo miró a Taehyung. - Mantenlo a salvo, hasta que yo vuelva. Taehyung asintió.

 

 

Byung Joo observó a los dos irse. Antes de saliera por la puerta, Hansol miró hacia atrás, y el pecho de Byung Joo se tensó.

No quería que su pareja se fuera, pero no había nada que pudiera hacer al respecto.

Hansol estaría a salvo, y eso era lo que más importaba.

 

Esperó hasta que los oyó alejarse, antes de meterse en su camioneta y dirigirse a Sugar Creek.

 

 

Chi Hoon se sentó en las sombras mientras observaba al perro, llevarse al hombre de la casa. Había seguido a Hansol, a casa de Byung Joo, con la esperanza de que el humano se fuera solo. No tenía mucho tiempo, antes de que FeelDog viniera por él. Tenía que llegar a una de las parejas, y Hansol parecía ser el más vulnerable. Esperaría a que el humano estuviera solo otra vez, y luego atacaría.

 

 

Byung Joo condujo a través de las calles de Sugar Creek, tratando de localizar a Marius. Había llamado a su hermano, más de una docena de veces, pero no había respondido. Temía lo peor; mientras continuaba recorriendo cada bloque, dentro de un radio de cinco millas del lugar donde Marius le había dicho que estaba.

No ayudó que se sintiera culpable por enviar a Hansol a casa. Byung Joo sabía que era lo mejor. La culpa lo comería vivo si algo le pasaba a Marius, pero nunca se perdonaría si Hansol fuera herido.

A las tres de la mañana los bares estaban cerrando, y la gente se tambaleaba hacia sus autos, mientras que otros caminaban por las calles. Había un garito y restaurantes que permanecían abiertos las veinticuatro horas, para aquellos que no querían volver a casa. Sugar Creek no era tan grande como Seoul o Busan, pero nunca dormía.

 

 

Byung Joo había crecido en estas calles. Las había transitado hasta altas horas de la noche, a veces tambaleándose casa, justo cuando el sol salía. La mayoría de las veces, había pasado el rato con Dong Wan y su familia, y aunque se había sentido seguro estando alrededor de los motociclistas, ellos no habían estado exactamente en cosas legales.

Había sido Dong Wan, quien le había hablado a Byung Joo para que enderezara su vida. Lo había ayudado a alistarse en los marines y  luego, cuando volvió a casa, lo había conducido hacia la fuerzas del orden. Byung Joo le debía mucho a Kim Remus Dong Wan. Sólo deseaba que alguien hubiera estado allí para Marius. Él había estado demasiado ocupado con su carrera y había fracasado como hermano.

Byung Joo aparcó su camioneta y se bajó. Tal vez rastrear a Marius a pie le ganaría mejores resultados. Él había agarrado una camisa de la casa de sus padres el día anterior y ahora la utilizó para olerla. Empujó el material contra la nariz e inhaló profundamente antes de que él tirara la camisa dentro de su camioneta y se dirigió por la calle.

 

El lado oeste de Sugar Creek, no era un lugar en el que querías quedar atrapado a las tres de la mañana. No si estabas caminando solo. Pero, de nuevo, Byung Joo sabía cómo manejarse. No tenía miedo de las personas que deambulaban por las calles. Sin embargo, eso no quería decir que fuera imprudente. Había chacales por ahí. La gente de Chewy estaba por todas partes, y olfatear a un lobo podría provocarlos.

Pasó junto a un bar, con una gran cantidad de motocicletas aparcadas fuera. Byung Joo levantó la vista, para ver que estaba pasando por Coral. Era un bar para gente ruda y masculina, que te masticaba y escupía si no eras uno de ellos.

Nakta, estaba en el frente. Tenía una mujer clavada en la pared, su mano debajo de su falda. El chico lo miró de reojo, mientras Byung Joo intentó pasar. Su mirada feroz debería haber sido suficiente, para quemar la piel de Byung Joo desde la médula. Eso fue hasta que se dio cuenta, de a quien estaba mirando.

- Byung Joo - dijo Nakta, con la mano, aún metida, debajo de la falda de la mujer.

 

- ¿Qué haces aquí?

 

La mujer parecía cabreada porque habían sido interrumpidos. Ella trató de agarrar su rostro y voltearlo de nuevo. Nakta gruñó, y ella lo soltó con los ojos muy abiertos.

- Sólo estoy de paso - dijo Byung Joo.

 

- ¿Tiene algo que ver con tu hermano?

 

Byung Joo no estaba llegando a ninguna  parte, y un  poco de ayuda  no estaría  de  más. - Sí, me llamó, me pidió que fuera a buscarlo. Sin embargo, no puedo encontrarlo.

 

- ¿Necesitas ayuda?

 

Byung Joo inclinó la cabeza. - Podría usarla.

 

La mujer, de ojos verdes, miró a Byung Joo. Llevaba demasiado maquillaje, en su opinión, y vaya si la falda no era demasiado corta, casi mostrando su entrepierna. Sus senos estaban apretados, hasta que parecían a punto de explotar de su blusa.

- Vamos, Nakta - dijo con un puchero. - Me prometiste pasar un buen rato. Él la ignoró cuando ella trató de agarrar su brazo.

- Ve a buscar otra pieza de carne, Areum. Esto es negocio.

 

Ella pisoteó su pie con tacón, antes de ir, pavoneándose, de vuelta al bar.

 

Byung Joo no se disculpó por la interrupción. Nakta fue acertadamente nombrado así. El encontraría otra chica, con un chasquido de dedos. Byung Joo nunca había sido tan displicente, cuando se trataba de compañeros de cama. Tenía estándares. ¿Pero Nakta? Bueno,  era harina de otro costal.

 

- Dong Wan y Kidoh están dentro. Déjame buscarlos.

 

Byung Joo esperó afuera. Unas pocas mujeres pasaron cerca, mientras se pavoneaban hacia el bar. Una se detuvo, el tiempo suficiente, para guiñarle un ojo. Byung Joo sonrió, pero negó con la cabeza.

- Tu pérdida - dijo, antes de apresurarse para unirse a las otras mujeres.

 

Byung Joo oyó una carcajada, un sonido como algo que se rompía, y luego Nakta, junto con dos de sus hermanos salieron del bar.

- Byung Joo - dijo Dong Wan, mientras le daba un rápido abrazo de hombre, a Byung Joo, dándole golpecitos con fuerza en la espalda.

- Yoon Cheol no dijo que eras tú, quien estaba afuera.

 

Nakta le gruñó a su hermano. No le gustaba que lo llamaran por su nombre de pila. Por lo que sabía Byung Joo, sólo su madre utilizaba ese nombre y ya que ellos le temían a la mujer, no se quejaban cuando ella lo usaba. Al menos no en su cara.

- ¿Marius? - Preguntó Kidoh.

 

- Tengo que encontrarlo.

 

Les habló de la llamada telefónica y donde dijo Marius que esperaría. Su hermano no había estado allí, y eso preocupaba a Byung Joo. ¿Taro o uno de sus hombres, habían encontrado Marius y lo arrastraron de regreso? o ¿la necesidad de utilizar había obligado a Marius a regresar a Outlast?

Las posibilidades hicieron doler el pecho de Byung Joo. Independientemente de lo que había sucedido, Byung Joo sacaría a su hermano de Sugar Creek. Si Taro trataba de detenerlo, Byung Joo le mostraría al narcotraficante por qué había sido uno de los mejores francotiradores de su unidad.

 

continuara...


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