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93. Reclamado por un Depredador (07) por dayanstyle

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Hansol no podía soportarlo más. Había esperado tener noticias de su pareja, pero Byung Joo aún no había llamado. Estaba escalando las paredes de la preocupación, por lo que escapó de la casa, asegurándose de que nadie lo hubiera visto, y luego se metió en su auto y se apresuró a la casa de Byung Joo.

El lugar estaba completamente a oscuras, y el auto de su pareja no estaba allí. Le daba igual que Byung Joo, probablemente, lo matara por salir de la casa o que Taehyung haría lo mismo después de haberle prometido al adjunto, que mantendría a Hansol a salvo.

Nadie parecía entender las preocupaciones de Hansol.

 

Se bajó del auto y se acercó a la puerta principal. Estaba abierta. Hansol se deslizó dentro y cerró la puerta tras de sí. Estaba bastante seguro, de que el adjunto no lo detendría por allanamiento de morada, aunque podría patear su trasero por estar ahí cuando se suponía que debía estar en su casa.    

Eran las seis de la mañana, y el sol estaría saliendo pronto. Hansol se paseó por la sala de estar. Esto no había sido una brillante idea. Podría haber desgastado la alfombra en su casa.

Dio un salto, cuando sonó su teléfono celular. Lo sacó de su bolsillo y se quejó, cuando vio que era Taehyung quien lo llamaba. Hansol lo dejó ir al buzón de voz. Entonces oyó un ping. Comprobó su teléfono para ver que tenía un mensaje de texto.

Tienes cinco segundos para conseguir tu culo de regreso aquí.

 

Empujándolo dentro de su bolsillo, Hansol entró en la cocina para hacer una taza de café. Se detuvo a mitad de camino hacia el mostrador y sintió que se ruborizaba al recordar cómo Byung Joo lo había reclamado, en la cocina. Había sido la noche más caliente de su vida.

Un dolor comenzó en su pecho. También había sido demasiado corto. Quería a su pareja. Odiaba el hecho, de que Byung Joo había salido precipitadamente después de tomarlo. No había habido tiempo para abrazarse o disfrutar de la placentera sensación de haber estado juntos.

Su teléfono vibró, de nuevo. Hansol gruñía mientras lo sacaba. Era Seung Ho Moon, el shifter oso que estaba acoplado a su tío.

¿Dónde demonios estás? Taehyung está preocupado.

 

Joder. Justo lo que no necesitaba, Taehyung le dijo a su familia que él había huido. Esa era una de las razones por las que había dejado su casa. Sus tíos lo habían hecho subir por las paredes. Los dos eran como gallinas sobre protectoras, quienes lo asfixiaban. Él sabía que se preocupaban, pero ahora era un hombre adulto. Podía cuidarse solo.

Lanzando el teléfono sobre el mostrador, buscó en los armarios por el café. Se quedó quieto cuando escuchó algo en el porche trasero. Había empezado a ir en esa dirección, preguntándose si Byung Joo estaba de vuelta, cuando un baño de faros cayó sobre las ventanas de la sala.

Hansol corrió a la puerta principal, jadeando cuando vio a Byung Joo salir de su camioneta. Su pareja estaba ensangrentada, y estaba llevando a un hombre inconsciente. No sólo eso, un par de motocicletas se detuvieron detrás de él.

Hansol abrió la puerta, cuando Byung Joo se dirigió hacia él.

- Tienes que dar algunas explicaciones - dijo su pareja, mientras entraba. - Pensé que te dije que te quedaras en casa.    

- No creo que eso sea relevante en este momento- dijo Hansol. Observó a los extraños que caminaban detrás de Byung Joo, y tenía ganas de correr y esconderse. Ninguno de los hombres parecía agradable. Todos se veían, como si sus caras debieran estar en carteles de búsqueda.

- Nakta, tráeme un trapo frío - dijo Byung Joo, mientras dejaba a su hermano en el sofá. Hansol no quería pensar en ello, pero Marius parecía un sin hogar. Su ropa estaba raída, y su barba cubría la mayor parte de su cara. Su piel estaba sucia y olía raro.

- Voy a hacer correr un poco de agua del baño - uno de los otros hombres dijo.

 

- Gracias, Kidoh - dijo Byung Joo.

 

Nakta y Kidoh . Esos eran unos nombres muy extraños.

 

- ¿Hay algo que pueda hacer? - Preguntó Hansol.

 

Byung Joo lo miró, y Hansol vio cuán enojado estaba el hombre con él.

 

- Ya que estás aquí, puedes hacer un poco de café. Va a ser un largo día.

 

Las palabras de Byung Joo picaron, mientras Hansol corría a la cocina. No sabía a través de lo que había ido su pareja, para llegar a su hermano, pero tomarlo contra él no iba a ayudar a las cosas.

 

Hansol, de repente, deseó haberse quedado en casa. Se sentía, como si se estuviera entrometiendo en algo privado. Buscó en las alacenas y encontró el café. Su cuerpo se sacudió, con rabia, mientras hacía una olla, después tomó asiento a la mesa. Probablemente, lo mejor era que se quedara fuera del camino. Byung Joo estaba enojado, y Hansol no estaba muy feliz.

- No lo tomes personal - el tercer extraño dijo, mientras se dirigía a la cocina. Agarró una de las sillas y la hizo girar alrededor, sentándose a horcajadas sobre ella.

- Byung Joo acaba de pasar a través de algo de mierda.

 

El tipo era alto y corpulento, tenía una cabeza llena de cabello castaño, que actualmente estaba atado en un moño desordenado, y tenía bonitos ojos azules.

El hombre extendió su mano. - Me llamo Dong Wan.

- Hansol - él la estrechó. Miró a Dong Wan,  antes  de  mirar  hacia  la  sala  de  estar.  No conocía a Dong Wan de nada, pero quería saber lo que había sucedido.   

- ¿Qué tan mal se pusieron las cosas?

 

El hombre le echó un breve vistazo. - Depende de tu relación con Byung Joo. Hansol frunció el ceño. - ¿Qué significa eso?

- Si no eres más que una jodida, quien no sabe cuándo salir, entonces lo que pasó esta noche no es de tu incumbencia.

La cara de Hansol se sentía como si  estuviera  en  llamas,  mientras  miraba  a  Dong Wan. - Tienes una boca muy sucia.

- Cariño, estaba siendo bastante suave contigo.

 

Se inclinó más cerca, y Hansol podía oler una profunda y almizclada colonia. - Pero si quieres, te puedo mostrar cuán sucio puedo ponerme.

- Prefiero tomar un baño, en mierda de cerdo - Hansol se puso de pie, en dirección a la sala, cuando Dong Wan agarró su muñeca. Tironeó para liberarse, pero Dong Wan no quiso soltarlo.

- Eso no era lo sucio del que estaba hablando - dijo Dong Wan. Le guiñó el ojo a Hansol y dio unas palmaditas en su muslo.

- ¿Por qué no te sientas en mi regazo y te lo demuestro?

 

- Las cosas se pondrán jodidas y verdaderamente sucias, si no quitas la mano de encima de mi pareja - dijo Byung Joo, desde la puerta.

 

Dong Wan retiro su mano, mientras entrecerraba sus ojos hacia Hansol.

 

- Deberías haber dicho algo.

 

- Deberías ser más agradable - dijo Hansol, antes de cojear fuera de la cocina. Estaba tan furioso, que se dirigió a la puerta. Parecía que preocuparse por Byung Joo había sido inútil. El chico no lo quería alrededor.

- Hansol, espera - Byung Joo lo alcanzó y jaló a Hansol para que parara.

 

- Lo siento, te hablé bruscamente, pero no tienes idea de lo que acabo de pasar, y al verte aquí, simplemente, me recordó el peligro en el que te pusiste.

- ¿De qué manera?- Preguntó Hansol, todavía furioso.

 

- ¿Viniendo aquí? No he estado aquí mucho tiempo, y el sol está empezando a elevarse. Demándame por estar preocupado por ti.

- Hansol, por favor - dijo Byung Joo. Suspiró y le soltó el brazo. - Hablaremos más tarde. 

Lo prometo. Sé que tienes que ir a trabajar, y tengo que atender a Marius.

 

Hansol se sintió rechazado. Antes de que pudiera decir algo, Byung Joo se giró y se dirigió hacia el sofá donde yacía Marius. El hombre ni siquiera lo había besado.

Sintiéndose muy estúpido, por haberse preocupado, Hansol salió. Cerró la puerta del auto, pero se sentó allí, por un segundo, haciendo todo lo posible por controlar sus emociones. Quería volver allí y golpear a Byung Joo en la mandíbula. Él entendía lo que el hombre estaba pasando, pero si era así como actuaba cuando estaba estresado, Hansol no estaba seguro de poder tratar con ello.

Ya que Byung Joo no parecía demasiado preocupado por él, tal vez tomaría un largo fin de semana e iría a visitar el rancho. Con ese pensamiento en mente, Hansol arrancó con dirección a la estación.

 

Chi Hoon estaba de pie, en el patio trasero, escondido en el bosque. Había estado tan cerca de capturar a Hansol, pero Byung Joo había vuelto justo a tiempo para detenerlo.

Atraparía a Hansol. Su tiempo se está acabando. Sentía como si los sabuesos estuvieran respirando en su cuello. Chi Hoon juraba que podía oler el azufre, aferrándose fuertemente al aire, mientras se abría camino a través de los bosques.

 

 

Las últimas horas habían sido brutales. Byung Joo estaba agotado, y lo único que pensaba era en ir a la cama, pero no podía dormir. La culpa lo carcomía. Francamente había sido un idiota con Hansol, y el hombre no se lo merecía. Hansol era la única luz que brillaba en su vida, y había tratado al hombre como una mierda.

- Tengo que salir corriendo - dijo a Dong Wan, quien estaba encorvado en su asiento en la sala de estar.

- ¿Te importaría mantener un ojo sobre Marius?

 

- Estaba preguntándome, cuando irías tras tu pareja - dijo Dong Wan.

Byung Joo  gruñó mientras se  dirigía  a  la puerta. No  estaba a  punto  de  entrar en una conversación con Dong Wan, sobre Hansol. Todavía estaba enojado con su amigo, por hacer un pase en su pareja.

 

- Regresaré pronto.

 

- Tómate tú tiempo- dijo Dong Wan, antes de que Byung Joo saliera y se metiera en su camioneta.

Byung Joo condujo a la estación y aparcó al lado del auto de Hansol. Cuando salió, se dio cuenta de que Hansol tenía un pinchazo.

Byung Joo negó con la cabeza. El tipo realmente tenía mala suerte, cuando se trataba de autos. Tendría que recordar llamar al garaje, para que pudieran arreglarlo, antes de que el turno de Hansol hubiera terminado. En vez de ir dentro, Byung Joo se dirigió a la floristería. Nunca antes había comprado flores, pero ahora era tan buen momento como cualquier otro. Compró una docena de rosas de tallo largo y regresó a la estación.

Bah, estar acoplado era complicado, y se encontró haciendo cosas que normalmente no habría hecho. ¿Flores? Nunca en un millón de años, habría pensado comprar rosas. Pero allí estaba, sosteniendo una docena de ellas en la mano, listo para entrar en la estación y pedirle a Hansol que lo perdonara.

Tomó una larga respiración para juntar valor y luego entró. Hansol estaba sentado detrás de su escritorio. Miró hacia arriba, y abrió los ojos.

- ¿Qué estás haciendo aquí?

 

Siendo un mariquita por sostener estas flores. - Esperando que me perdones por ser un idiota.

- Se necesitará más de una docena de rosas - dijo el adjunto Hamilton, desde el pasillo. Sonrió antes de girarse y alejarse rápidamente.

Hansol lo miró, arqueando las cejas. - ¿Son para mí?

 

- Seguro como el infierno, que no son para el jefe - Byung Joo colocó el jarrón de flores sobre la mesa de Hansol. - Sólo quería que supieras que lo siento, por la forma en que actué.

 

- No estoy tan seguro de que estoy listo para perdonarte - dijo Hansol. Frotó un pétalo con los dedos, y Byung Joo podía decir que realmente había herido al hombre.

Dado que rara vez entregaba disculpas, Byung Joo apestaba en ellas. Inseguro de qué hacer después, sólo se quedó allí. ¿Se iba o esperaba a que Hansol dijera que lo perdonaba?

- No estoy seguro, de qué más decir - admitió Byung Joo.                                  

Hansol se levantó y se movió alrededor de la mesa. El chico hizo una mueca. La pierna le dolía. Byung Joo sintió la necesidad de poner al hombre sobre el escritorio y masajearlo para aliviarle el dolor.

- ¿Es así como siempre actúas, cuando estás estresado?

 

Byung Joo se encogió de hombros. - Nunca antes, he prestado atención.

 

Hansol golpeó su mano sobre el pecho de Byung Joo. - No es lo suficientemente bueno. No voy a llevarme la peor parte, de tu enojo, en cualquier momento en que algo o alguien te hagan enojar. M-me merezco algo mejor que eso.

- Maldita sea, enano - Byung Joo agarró a Hansol por la cintura y tiró de él acercándolo.

 

- Te dije que lo sentía.

 

- Estás haciendo una escena - susurró Hansol.

 

Byung Joo miró a su alrededor, para ver a un buen número de hombres mirando fijamente en su dirección. Volvió a mirar a Hansol.

- ¿Y? No me importa si me ven arrastrándome. Sólo quiero que me perdones.

 

- Todo el mundo de vuelta al trabajo. - El Jefe Gun Woo rugió, cuando salió de su oficina.

 

Los hombres se apresuraron, pero Gun Woo se dirigió hacia ellos.

 

- Puesto que acabas de acoplarte, voy a mantener mis comentarios para mí mismo. ¿Por qué no lo llevas a casa? - Gun Woo le dijo a Byung Joo.

 

- No estoy seguro de que quiera ir - le dijo Hansol a Byung Joo, mientras deslizaba su labio inferior hacia afuera. - Tampoco estoy seguro de estar listo para perdonarte.

Gun Woo arqueó una ceja. - ¿La jodiste? Byung Joo asintió.

- Entonces arréglalo - Gun Woo refunfuñaba, mientras se alejaba.

 

- Estoy tratando - gritó, pero Gun Woo ya había entrado en la sala de descanso.

 

Byung Joo gruñó antes de aplastar sus labios en los de Hansol. Hundió su lengua profundamente, pero Hansol se mantuvo rígido. Byung Joo se apartó.

- No estoy seguro de qué hacer - dijo, sintiéndose derrotado.    

- Trata de ser sincero- dijo Hansol. Se apartó un poco y miró a Byung Joo.

 

- Trata de cortejarme; eso significa, no venir hacia mí, como algún toro bufando y listo para la bandera roja.

Byung Joo se pasó una mano por el pelo, mientras se giraba.

 

- Normalmente no soy tan agresivo con las criaturas dóciles - dijo.

 

- Me siento alterado y loco, en este momento. Todo es un caos, y supongo Dejó escapar un suspiro. - Supongo, que te veo como mi centro.

- ¿Hablándome mal y haciéndome sentir como un invitado no deseado? Byung Joo inhaló por la nariz y luego lo dejó escapar lentamente.

- Acababa de pasar a través del infierno para llegar a mi hermano. Se paralizó en la camioneta, y mi maldito corazón se detuvo cuando lo hizo. Estaba frenético - dijo Byung Joo.

- No estaba pensando

 

- ¿Cómo está? - Preguntó Hansol, desconcertando a Byung Joo por un segundo.

 

Su corazón se derritió ante la preocupación del hombre. Byung Joo se sentó en el borde del escritorio, de Hansol, mientras sus hombros se hundían.

 

- No muy bien. Nunca he tenido que ayudar a nadie a pasar por la desintoxicación.

No estoy seguro, de que incluso estoy haciendo lo correcto.

 

Eso era lo que más preocupaba a Byung Joo. Había encontrado a Marius desplomado en un callejón, acostado en su propio vómito. El hombre había estado apenas consciente, cuando lo había encontrado.

Una vez que había sido colocado en el baño, el hombre había luchado con uñas y dientes. Había necesitado no sólo de Byung Joo, sino también de Dong Wan y Nakta, para sujetarlo. Después de que Marius había sido limpiado, los cuatro hombres, se habían turnado para observarlo. Hacía sólo cuatro horas desde que había llevado al hombre a su casa, pero se sentía como toda una vida. Byung Joo ya estaba agotado, y éste sólo era el primer día.

Amaba a Marius y haría cualquier cosa por él, pero no estaba seguro de qué hacer, más allá de mantener un ojo sobre él. Impotente, no era algo a lo que estaba acostumbrado a sentirse.

- Conozco a alguien que puede ayudar - dijo Hansol. El hombre había cruzado los   brazos, sobre su estómago, como si tratara de protegerse a sí mismo. Byung Joo odiaba que

Hansol se sintiera de esa manera hacia él. Pero él había hecho eso, y así fuera lo último que hiciera, ganaría de nuevo la confianza de Hansol.

- ¿A quién tienes en mente?

 

Hansol se mordió el labio inferior antes de decir: - Tengo un amigo. Su nombre es Xiumin. Ha estado donde Marius está y ahora ayuda a otros adictos.

- ¿Sí? ¿Lo llamarías por mí?

 

Hansol sacudió la cabeza. - Lo haría por Marius. Todo el mundo merece una segunda oportunidad. Le daré una llamada a Xiumin.

Byung Joo dejó caer la cabeza, mientras se levantaba. - Gracias por ayudarlo.

 

Para su sorpresa, Hansol presionó su mano contra el pecho de Byung Joo. La sensación de su pareja tocándolo derritió hasta la última gota de ira que le quedaba.

- Bebé, estoy realmente arrepentido.

 

Hansol asintió. - Lo sé. Sólo quiero que sepas que no voy a tolerarlo. La próxima vez que te enojes es mejor que sea al único que abraces, no  que muerdas.

Byung Joo apretó los labios contra la cabeza de su pareja. ¿Cómo demonios había llegado a ser tan afortunado?

 

continuara..


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