Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

95. Indiscutiblemente Tuyo (09) por dayanstyle

[Reviews - 10]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

—Pon el aviso de que Sun Youl baila esta noche. Sun Youl giró la cabeza ante las palabras de Woo Shin. Habían estado sentados en la terraza de atrás, disfrutando el clima otoñal, cuando Jong Bin y J.Jun llegaron con los bebés. Habían pasado dos meses desde el incidente con Oota. Se sentía como que por fin había logrado retomar el camino de su vida, pero bailar no era el rumbo que quería seguir, ni mostrar cualquier parte de su cuerpo a extraños. Con sólo pensar en eso las sienes empezaron a pulsarle, pero Woo Shin se veía imperturbable. Como si el que bailara no fuera gran cosa. Pero lo era para él y no entendía  por  qué Woo Shin  decidiría  algo  así  sin  primero  consultarle. 

—Estás bromeando, ¿verdad?—Jong Bin bajó el asiento para niños. —¿Necesitamos un minucioso debate, cómo el que tuvimos en el pasillo?—Cálmate ángel —J.Jun dijo, cuando apoyo el otro asiento en la terraza.—Estoy seguro de que Woo Shin sabe lo que hace.

¿Cuándo habían tenido esa profunda conversación Jong Bin y Woo Shin? Desde que había sido rescatado había conversado muchas veces con el hada y nunca había mencionado hablar en privado con Woo Shin. —Realmente no se presentará —Woo Shin dijo. —Pero no he podido localizar a ese demonio y necesito hacerlo salir. —Ves, te lo dije —J.Jun le dijo a Jong Bin y luego se giró hacia Woo Shin. —Me aseguraré de que Jong Bin haga el anuncio. ¿Cómo es que se había olvidado de Cresil? 

—Entonces, ¿qué diabólico plan tramas, Snidely Whiplash?—Jong Bin pregunto cuando se sentó. —Y si crees que vas a convertir mi club en una zona de guerra, olvídalo—El hada se giró hacia él y le palmeó la pierna. —No es que no quiera ayudar, pero prestarle Silk Room a Woo Shin y a quien sea que reclute para su plan, no va a suceder. Obligándose a alejar los recuerdos, se quedó allí sentado con rigidez, temía que todos supieran lo que pensaba y sólo se quedó mirándose las manos. —Me encontrare adentro con ustedes —Woo Shin dijo.  

 —Aún así, no utilizarás mi club—Jong Bin se quejó, mientras él y J.Jun guardaban las sillas de auto para los niños. —Hey. Se rehusaba a mirar a su pareja. Woo Shin se acercó y le levantó la barbilla. —Mírame, peque. Se miraron entre sí. —Estás temblando—Woo Shin lo atrajo a sus fuertes y protectores brazos. Respiró un poco más rápido. —Relájate cariño—Sutilmente lo meció y lo mantuvo cerca. —Nadie te lastimará de nuevo, ¿entiendes? Inhalando, utilizó el aroma de Woo Shin, para calmarse. —No te llevaré ahí. Lo prometo. Pero debo hacerle pagar a ese demonio—Le presionó sus labios en la cabeza. —¿Qué te parece una sidra caliente de manzana? Habían estado tratando y haciendo progresos en su relación. Woo Shin volvió a ser atento y cuidadoso, pero aún no habían tenido sexo. Sun Youl no insistió en el tema, temía destruir el precioso vínculo que estaban mejorando.

Pero quisiera tener a Woo Shin desnudo antes que la sidra de manzana. Ya habían transcurrido dos meses y estaba más que preparado. Al principio no. No cuando había sido rescatado. El sexo había sido lo último en su mente. Ir a terapia había ayudado, también estar cerca de Woo Shin, en su forma humana y en su forma lobo. Pero estaba cansado de dormir cada noche junto al hombre y desear un roce de labios, una caricia o cualquier cosa íntima. A estas alturas, se conformaría con toqueteos y besos. —Claro—Lo abrazó y luego se alejó del cálido cuerpo de Woo Shin. Rápidamente entró, ocultando el bulto en sus jeans. Se fue directamente al baño y cerró la puerta. Respiró profundamente y deseó recuperar el control de su cuerpo. Cuando su erección desapareció, fue a reunirse con su pareja. Los hombres estaban en la cocina, pero Jong Bin se paseaba en la sala de estar. Yi Jeong y Xiao estaban allí con todos los bebés. Algo cambió dentro de su pecho mientras contemplaba a los felices hombres mimar y jugar con sus hijos. Ho Seok, Jung Shin y Jay también estaban allí. Retrocedió y fue hacia la cocina, envidiaba la amistad que ellos tenían.

Él era cercano a Jong Bin, pero la verdad es que no tenían mucho en común. No sólo Woo Shin y J.Jun estaban en la cocina, sino también otros hombres. Kyung Il estaba junto a la puerta del patio hablando con Jong Hyun y Taeyang. Hwan Hee entró a la cocina y se unió a la conversación de Woo Shin con J.Jun y los gemelos.    

Se sentía tan fuera de lugar, que deseaba no haber salido del dormitorio. Taeyang se rió y en broma, Kyung Il golpeó al hombre en el brazo. La camaradería se sentía muy fuerte en el ambiente, igual que en la sala de estar. Retrocediendo, se giró y subió apresuradamente las escaleras. Cerró la puerta del dormitorio y se sentó junto a la ventana. Woo Shin era un chico totalmente maravilloso, dulce, atento, cariñoso y no sólo era así con él. Había notado cómo de bien se llevaba con las parejas de la casa. Su pareja tenía amigos geniales y una amorosa familia. Él estuvo cerca de destruir al hombre. Y ahora, así como era Woo Shin, le había dado una segunda oportunidad. Dios, no se merecía a este hombre.

Intentaba decirse que no había hecho nada malo, ¿pero entonces, porque se sentía como el villano en todo esto? La puerta se abrió y Woo Shin entró. —¿Por qué estás aquí sentado? «Debido a que no pertenezco allá abajo» —Sólo estoy cansado. Solía ser un chico al que le gustaba divertirse, alguien extrovertido que le encantaba bailar y reír. ¿Y ahora? Ya no estaba seguro de quién era.  

Woo Shin se puso de cuclillas ante él y dijo, —Habla conmigo, peque.—Déjalo—No podía aceptar la bondad del hombre. Además no podía seguir con esto. Algo en su interior se rompió y la ira que había mantenido enterrada salió a la superficie. —¿Dejar que? —Deja de ser tan agradable y comprensivo—Sun Youl se cruzó de brazos. —No hice nada malo. Woo Shin se veía desconcertado. —¿De qué estás hablando? De repente, se levantó y se movió para hacer espacio entre ambos. Ahora que había provocado su ira, la estaba exteriorizando. —Bailo para ganarme la vida, ¿qué demonios con eso? No me avergüenzo. Pero siento que todos me juzgan porque enloqueciste por eso. Woo Shin se puso de pie. —Nadie te está juzgando. —¡Ja! —Había hecho todo lo posible para no provocarlo, pero estaba tan cansado y tan enfermo de estar de estar cansado. Quería volver a ser el mismo. Quería dejar de andar de puntillas con su pareja. Quería que se fueran al carajo todos los que lo miraban con extrañeza. —¿Sun Youl? —Nada de Sun Youl—Empujó a Woo Shin. Se sentía bien finalmente exteriorizar lo que pensaba y nada de lo que dijera o hiciera Woo Shin lo detendría.   

 —Dime en que me equivoqué, Woo Shin. Nunca lo hice para dormir contigo. Nunca fui tras tu dinero. Me forzaron a...Contuvo la respiración. Se acordó de la finca y el horror que pasó, enderezo los hombros y levantó la barbilla. —Me forzaron a ir con Oota. Al fin lo dijo. —Si puedes decirme con exactitud en que me equivoque, me callaré y me conformaré—Con su mano hizo una línea en el aire.

—Nunca volverás a oír que me  queje de algo.—Tú... —Woo Shin tenía la quijada tensa y apretaba los puños a sus costados. Movió la cabeza y se acercó a la ventana antes de soltar un profundo suspiro. Dejó caer los hombros. —No hiciste nada malo. Fui yo quien se molestó. Me desahogué contigo y eso estuvo mal de mi parte. Abrió la boca y luego la cerró. Había esperado una discusión o al menos un intenso debate. Lo confundía que Woo Shin le confesara eso. —¿Entonces por qué no hemos hecho el amor? Woo Shin se volteo y frunció el ceño. —¿Hablas enserio? —No—Puso sus manos, en las caderas. —Decidí unirme al celibato y sólo tuve una terrible curiosidad.

Woo Shin entrecerró los ojos. —¿Después de toda la situación traumática por la que pasaste? Estaba esperando a que estuvieras listo. Por ningún motivo te presionaré a hacer nada. —E-Estoy listo. —No parece que lo estés —Woo Shin dijo. —Francamente, pareces asustado. —¿Por lo menos, vas a besarme? —Preguntó y detestaba parecer que estaba rogándole. —¿Estás seguro? —Woo Shin se acercó, pero dejó un poco de espacio entre ellos. —Esperaré por ti el tiempo que sea necesario. No quiero que te sientas presionado, porque no es así. —Bésame —Sun Youl exigió. Se quedó sin aliento cuando Woo Shin gruñó y lo atrajo a sus brazos. Lo sujetó por detrás de la cabeza y lo besó. Con un gemido se hundió en su pareja. Woo Shin lo besó como un hombre hambriento. Le inclinó la cabeza, forzando a que sus labios se separaran, lamiéndolos, chupándolos y haciendo que su cuerpo vibrara. Jaloneó y abrió la camisa de Woo Shin, presionó sus manos en su musculoso pecho. Le raspaba en la quijada la barba de su pareja, maldición, cómo es que se había olvidado de esto.    

Woo Shin se quitó la camisa y lo levantó. Con las piernas rodeó la cintura de su pareja, se aferró a Woo Shin cuando lo llevaba a la cama y en ningún momento rompieron el beso. Cuando lo dejó caer sobre su espalda, Woo Shin se alejó un poco. —¿En serio? Sun Youl asintió. —Más que listo. Calor líquido inundó los ojos verdes de Woo Shin. Se inclinó y le jaló la ropa. Sun Youl se removió para quitársela y luego se sentó, desesperadamente trató de arrancarle los pantalones a Woo Shin. En menos de un minuto, ambos estaban desnudos. Woo Shin se puso encima de él cuando se subió a la cama y se acomodó entre sus piernas. —Dios, extrañaba esto. Sun Youl también. Chupó entre los dientes el endurecido pezón de Woo Shin. Su pareja siseó. Mordió y chupó la piel del hombre, mientras separaba más las piernas. A los pocos segundos, Woo Shin tenía dos dedos húmedos enterrados en el interior de Sun Youl. Este no estaba seguro de aguantar más de cinco minutos.

Había pasado demasiado tiempo y estaba dolorosamente apretado. Con sus piernas rodeó la cintura de Woo Shin y levantó su culo, no sólo necesitaba la fricción, sino que quería  que los dedos llegarán más profundamente. El beso se volvió torpe y descuidado, pero el hombre sabía tan bien, que no le importó cuántas veces chocaron sus narices. —Jódeme—Gruñó la palabra en la boca de Woo Shin.

Estaba demasiado cerca y no soportaría haber esperado tanto tiempo para venirse nada más con los dedos en su interior. Lubricando su pene, Woo Shin le dobló las piernas y se empujó hasta la empuñadura. Sun Youl arqueó la espalda y gritó. Hundió sus talones en la espalda baja de su pareja, obligando al hombre a acercarse más e hizo todo lo posible para que el pene de Woo Shin fuera más profundamente en su interior. No hubo suaves caricias, dulces besos o juegos previos de ninguna clase. No quería nada de eso. Las manos de Woo Shin estaban por todas partes y lo embestía a la velocidad del rayo, la boca de su pareja chupaba cada pulgada de piel que encontraba. Lo estaban haciendo tan deprisa, desesperadamente y de forma tan cruda, que Sun Youl no estaba seguro de poder caminar por una semana. Woo Shin gruñó y salía de él, lo colocó sobre sus manos y rodillas y volvió a empujarse a su interior. Con fuerza hundió sus manos en las caderas de Sun Youl, mientras lo embestía con sus caderas. Antes cuando hicieron el amor, había sido fantástico, ¿pero esto? Le encantaba la forma en que Woo Shin se desataba con él. El sexo crudo, sucio y salvaje hacía que su cerebro se derritiera.   

 —Joder—Woo Shin gruñó. —Siento como si no pudiera ir lo suficientemente profundo dentro de ti. Me estás enloqueciendo. Se estremeció, intentó mover a su pareja, Woo Shin hizo una mueca cuando lo agarró más fuerte. Él no era el único que enloquecía. La presión crecía dentro suyo. Su piel estaba tan sensible. Su liberación estaba cerca y estaba desesperado por  alcanzarla. Unos colmillos se hundieron profundamente en su hombro y esa fue la ventaja adicional que necesitaba. Su clímax lo sacudió con tanta fuerza, que se sintió mareado. Los brazos y las piernas le temblaban, amenazando con hacerlo caer. Woo Shin soltó su hombro, se echó hacia atrás y aulló. El hombre de verdad aullaba. Wow. Para él, esto era único. Sudorosos y con dificultades para respirar cayeron en la cama abrazados y se quedaron viendo al techo. —Eso fue ... —Increíble —Sun Youl terminó por su pareja, sonriendo, mientras intentaba  recobrar el aliento. Distraídamente, Woo Shin  le  palmeó  el  muslo.

  —Dame  un  minuto  para recuperarme y podemos ir por la segunda ronda.  Sun Youl asintió y dijo, —¿Qué tal en el baño? —Y en el piso —Woo Shin añadió. —En la camioneta. —En el bosque. —Trato —Sun Youl dijo, golpeando con la palma el sudoroso y resbaladizo pecho de Woo Shin. A los pocos segundos los dos roncaban.          

—Pensaba que todos tus amigos en Dalton Falls vivían con los Lee —Sun Youl dijo, mientras se acomodaba en el asiento del pasajero en la camioneta de Woo Shin. —Hey, hice algunos nuevos amigos—Woo Shin dijo como si él lo hubiera ofendido. No lo había hecho. Sun Youl había aprendido a interpretar a su pareja y lo único que estaba haciendo era bromear con él. —Sé cómo portarme bien con otros.   

 —No seas muy amigable —le advirtió. —No me hagas traer una niñera para ti. Woo Shin sonrió y esos preciosos hoyuelos aparecieron. —Tú eres el único hombre que puede vigilarme de cerca. —Adulador —murmuró.—Exacto—Woo Shin asintió. Su sonrisa se volvió arrogante. —Mis papás no criaron ningún idiota. No, no lo hicieron. Habían criado a un hombre juguetón, atento y dulce. Luego de su arrebato y mucho sexo para compensar el tiempo perdido, los dos se habían  instalado en una confortable, emocionante y maravillosa rutina. Podrían haber  regresado a donde estaban antes, pero no. Esto era mucho mejor y se sentía más  feliz de lo que había estado en mucho tiempo. Woo Shin se detuvo en la calzada de una casa de estilo campestre y la envidió. Quien viviera aquí era alguien muy afortunado. La casa de dos pisos era de color blanco con cenefas verdes, tenía una galería, un jardín al frente y por lo que notó, había un granero detrás. Había mucha tierra y el bosque recorría todo lo largo de la  parte de atrás de la propiedad. Incluso había un pequeño estanque con un muelle que se alcanzaba a ver desde la calzada.

—¿Cómo se llama tu amigo? —Se desabrochó el cinturón de seguridad y bajó de la camioneta. Se puso la chamarra y se la cerró cuando el viento empezó a soplar. Era finales del otoño y los árboles estaban adornados con hojas color dorado, rojo, amarillo y marrón. Cuando en la calzada rodeó un sedán que se veía nuevo, un remolino de hojas pasó junto a sus pies. Frunció el ceño cuando miró el número de matrícula. PEQUE Era una gran coincidencia que el amigo de Woo Shin tuviera el mismo apodo con que lo llamaba su pareja. Alejó esa idea de su mente y enfocó los ojos hacia donde estaba. Woo Shin se veía tan bien con sus jeans, camisa Henley y ese abrigo de piel. Era el epítome de la masculinidad y amaba que ese hombre indiscutiblemente era suyo. De hecho, el hombre se veía tan atractivo que quería olvidarse de la visita e ir a la camioneta a tener una ronda de insaciable sexo caliente. —Te lo presentaré cuando entremos—Woo Shin avanzó hacia el porche y él lo siguió rápidamente. Le pareció extraño que Woo Shin abriera la puerta sin llamar. Su pareja se quedó allí, sosteniendo la puerta mosquitera y esperando a que entrara. —Debe ser un muy buen amigo, si te permite sólo llegar y entrar—Protestó cuando entró. —Oh, somos muy cercanos —Woo Shin dijo. Cerró la puerta y Sun Youl se quedó allí, contemplando una casa vacía.    

—¿Esto es algún tipo de broma? —Preguntó. Los pisos de madera estaban bien pulidos, la pintura se veía fresca, pero no había un sólo mueble en la casa. Woo Shin se puso detrás de él y lo abrazó. —¿Te gusta? Casi se le sale el corazón cuando se separó de Woo Shin y se volteó. Aunque apenas podía respirar, no quería adelantarse o suponer nada. —¿Por qué preguntas  si me gusta una casa vacía? Woo Shin levantó un juego de llaves. —Porque es nuestra. Se tambaleó un poco. Su pareja levantó las manos cuando las lágrimas empezaron a caer por el rostro de Sun Youl. —El papeleo no ha finalizado.

Si esta no es la que quieres, podemos buscar otra.—Y-Yo... —Se dio vuelta y luego corrió hacia la habitación contigua. Se quedó sin aliento cuando vio la cocina. Era amplia, toda de madera con encimeras de mármol y en medio, había una isla de dos niveles. También junto a las ventanas de atrás había un espacio que daba hacia el extenso patio trasero, era lo suficientemente amplio,  como para poner un antecomedor o una mecedora para poder ver la nieve caer.—¿Cómo podremos pagar esto? —Preguntó. No había regresado al trabajo y no pensaba en volver. Había conseguido un trabajo en The Running Bunny y aunque  la paga no era tan buena, como lo que había recibido bailando, estaba contento con su vida. —Saqué un préstamo —Woo Shin dijo. Alzó la mano cuando Sun Youl iba a protestar. —Ambos nombres figuran en la hipoteca y podemos usar el dinero que has ahorrado para amueblar la casa como te guste. Se le comprimió el pecho, mientras ponía la mano sobre su corazón. Al fin tenía una casa en Dalton Falls con mucha tierra y una galería. 

—Espera—Volteó a ver a Woo Shin. —Si esta es nuestra casa, ¿entonces de quién es el coche que está en la calzada? —Es tuyo —Woo Shin dijo. —Ahora, los perros del depósito de chatarra deben estar disfrutando el asiento trasero de tu trampa mortal. Sin habla, permitió que Woo Shin lo llevara afuera. Caminaron hacia el granero y cuando entró casi se desmaya. —¿Caballos?—Susurró, temía estar soñando y que hablar fuerte lo despertara. —Los Moon me los dieron como regalo de bienvenida. No los he nombrado aún. Estaba esperándote.  

  Sun Youl se movía como si estuviera soñando, cuando se acercó al primer caballo. Era grande, color marrón y simplemente hermoso. El caballo frotó su hocico en la mano que le extendió. —¿Qué tal si nombro este y tú nombras al otro? —Preguntó cuándo volteó a ver por encima del hombro. Woo Shin tenía el hombro recargado en el establo, tenía las manos en los bolsillos y en su rostro había una sutil sonrisa. —Me parece bien. Se lanzó a los brazos de Woo Shin. —De verdad eres demasiado bueno para mí. Abrazándolo, Woo Shin lo besó en la cabeza. —Lo mismo digo. Riendo, salió corriendo del granero y estaba muy emocionado por ir a ver el resto de su casa. Woo Shin lo persiguió y él se sentía el hombre más afortunado del planeta.    

 

 Desde una mesa, Ki Ho asintió hacia el escenario, cuando Woo Shin entró a Silk Room. Se acercó a la mesa cuando Kyung Il y J.Jun se fueron a la salida de atrás. Taehyung y Jimin se pusieron en la puerta delantera y Taeyang se fue hacia el baño, para evitar que alguien escapara por alguna de las ventanas. Había tomado tiempo para que el demonio atrapara el cebo, pero allí estaba y él estaba dispuesto a terminar con esto. Le dio un golpecito en el hombro a Cresil. El demonio estaba con tres de sus amigos y todos voltearon a verlo con recelo. —¿Qué demonios quieres? —Cresil se le quedó viendo. —Hablar afuera—Le había prometido a Jong Bin que no destrozaría el lugar y tenía la intención de cumplir su palabra. Había traído a sus amigos y a su hermano, por si las cosas se salían de control. —Vete a la mierda—Cresil se giró y lo ahuyentó. Volvió a darle un golpecito al demonio. Esta vez Cresil se puso de pie. Eran de la misma altura y complexión. —¿Qué demonios? ¿cuál es tu problema? —Cresil gruñó. —Amenazaste a mi pareja. Te desafío. —Se metió las manos en los bolsillos delanteros. —¿Aceptas? Cresil frunció el ceño. —¿Quién demonios es tu pareja? —Sun Youl.  

  El hombre echó la cabeza hacia atrás y se rió. —Pobre diablo. Quedaste atrapado con una puta. Los otros hombres con Cresil se rieron. Entrecerró los ojos y tensó la quijada. —Afuera.—Un reto—Cresil parecía estar pensándolo. —Ya sé que es lo que quieres si ganas. Quieres que olvide el pasado de la puta El hombre asintió. —Bastante justo. Si ganas, me olvidaré de que existe—Sefrotó la barbilla. —¿Qué obtengo si gano? —Lo que quieras —le dijo, porque de ningún modo el demonio sería mejor que él. Menos cuando estaba luchando por su pareja. Había derrotado a más fuertes. No  le preocupaba perder. Había mucho en juego. El demonio juntó las manos y se las frotó. —Si gano, Sun Youl es mío. Woo Shin dio media vuelta y se alejó. Cresil no estaba muy lejos detrás de él. El demonio salió del club bromeando con sus amigos. El tipo parecía tan confiado de sí mismo. Antes de que el hombre terminara de hablar, Woo Shin dio rienda suelta a su ira y no se detuvo hasta que el demonio yacía inconsciente. Escupió al bastardo y sonrió, mientras caminaba hacia su camioneta, listo para ir a casa y disfrutar de su pareja, su nuevo hogar y la larga vida que planeaba pasar, echando a perder a su peque. 

 

 

      Fin   

Notas finales:

a continuacion... 

96.   Su Pequeño Vampiro - Manada Kim Nueva Generación

 

dejen rw


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).