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97. Pareja del Millón de Dólares (11) por dayanstyle

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—Te das cuenta, de que el pequeño se fue.

Girándose, Hong Seok vio la puerta de atrás abierta, no estaba EDawn en ninguna parte a la vista. Había estado tan atrapado en la discusión, que no había visto ni había oído que EDawn saliera. Fue superado. La gente no se deslizaba más allá de él, tan fácilmente. Había perfeccionado sus habilidades a lo largo de los años, para vigilar a Sun. EDawn debería haber sido alguien fácil. Aparentemente no lo era.

—Terminaremos esta mierda, más tarde—le dijo a Woo Shin antes de dirigirse a la puerta principal. Efectivamente, EDawn estaba casi al final de la calzada.

—¿Qué piensas hacer, caminar todo el camino a casa? —Preguntó, cuando se encontró con el humano. —Esa es una malditamente larga caminata.

—He caminado más lejos—dijo EDawn, mientras seguía por el camino. —Además, te dije que necesitaba llegar a casa, y ustedes son la gente más extraña y confusa que he conocido.

Iba a torturar a Woo Shin, lenta y doloroHo Seokente. Había planeado contarle a EDawn sobre el mundo sobrenatural, pero soltárselo de golpe no era la opción que hubiese elegido.

—EDawn, para—Le agarró el brazo a EDawn.

—¡Déjame ir! —EDawn giró, casi cayendo sobre su trasero. Atrapó al chico y lo enderezó.      

El olor del miedo, inundó el aire entre ellos.

Permanecieron allí en silencio, durante un largo rato, antes de que le preguntara tranquilamente: —¿Creíste que iba a hacerte daño, EDawn?

No había otra explicación para la manera en que el chico había reaccionado a su toque. El intenso temor en sus ojos azules eléctricos, era como una bofetada física. Su pareja pensó seriamente que lo lastimaría. Esa mirada le perturbó en el nivel más profundo. EDawn ni siquiera lo había mirado de esa manera, cuando lo capturó. El ser humano estaba genuinamente aterrorizado por él.

Presionando sus manos contra sus sienes, EDawn empezó a sacudir la cabeza de un lado a otro. —Necesito pensar. No puedo pensar. Todo es demasiado confuso.

—Respira profundamente—apartó las manos de EDawn de su cabeza. —Relájate, EDawn.

Puedo prometerte que estás a salvo. Cálmate.

—Yo–yo debo irme. —EDawn se giró y comenzó a correr por el camino.

Su corazón casi falló, cuando una camioneta subió por la curva, dirigiéndose en un camino recto hacia EDawn.

Usando su inhumana velocidad, corrió hacia su pareja, agarró a EDawn por la cintura y lo empujó hasta el borde del camino. La bocina de la camioneta sonó, cuando pasó junto a ellos.

—Dime lo que realmente está pasando, —dijo, negándose a dejar ir EDawn. El hombre luchó, pero mantuvo un fuerte pero suave agarre. —No voy a dejarte ir, hasta que me digas la verdadera razón por la que necesitas llegar a casa.

 

 

 

 

No había manera en el infierno que alguien actuara de esta manera, por un gato. Sabía que algo más estaba pasando. Se acordó de la advertencia de Kyung Il, sobre el hombre en la tienda de mascotas, sobre EDawn bordeando la pregunta acerca de estar feliz y seguro. Había más aquí de lo que se veía, e iba a tener algunas respuestas.

—No te puedo decir—EDawn utilizó las palmas de sus manos, para limpiar las lágrimas de sus ojos. —Sólo tengo que llegar a casa.

Metiendo a EDawn en sus brazos, sostuvo a su pareja. No le gustaba sentirse tan deHo Seokparado y quería matar a quien hubiera asustado a EDawn. Apretó los labios contra el cabello oscuro de este, mientras pasaba la mano por la espalda del humano.

—Estás a salvo, amor. Te lo prometo, estás a salvo.

Eso sólo hizo que EDawn llorara más. No sabía qué hacer. Alguien había aterrorizado como la mierda a su pareja, y parecía que las garantías de Hong Seok no fueron suficientes para calmar al hombre.

—Bebé, dime qué está mal. Dime cómo mejorar las cosas—Tomó la parte de atrás de la cabeza de EDawn, manteniendo a su pareja cerca, balanceándolo ligeramente, mientras hacía un sonido calmante.

—¿Por qué eres tan bueno conmigo?—preguntó EDawn, entre sollozos. —Nadie es amable conmigo, excepto Helmet y Abe.

Le había entregado a Hong Seok la más triste confesión. Era desgarrador que alguien tan dulce como EDawn, no tuviera un ejército de protectores en su rincón. Lo tenía ahora, y se aseguraría de que nadie volviera a lastimar a su pareja. 

—Te traeré a tu gato.

—No puedes —dijo EDawn.

Ahora Hong Seok era el que estaba completamente confundido. —¿No dijiste que tenía que darle de comer?

—Dios, haces muchas preguntas. —EDawn se frotó las manos por los brazos como si tuviera frío. —¿Por qué no puedes simplemente dejarme? ¿Por qué tienes que hacer tantas preguntas?

—¿Por qué tienes que evitar responderlas? —Le lanzó a EDawn. El hombre no parecía como si fuera a correr. Si lo hacía, podría atraparlo. —Eres como un libro cerrado.

—Ni siquiera te conozco—EDawn caminó hacia el patio delantero, lejos de la carretera. Eso hizo que Hong Seok se sintiera mejor. No necesitaba que viniera otra camioneta. Estaba oscuro, y los dos no eran exactamente fáciles de detectar. Un encuentro cercano, fue suficiente.

—Eso no significa, que no pueda ayudarte—Era obvio que EDawn no quería su ayuda.

También era obvio que el ser humano la necesitaba. Si hubiera sido alguien distinto de su pareja, se habría dado por vencido. Él no forzaba a nadie, sin importar la razón. Pero este no era un chico que quería alejarlo. EDawn era su pareja, y si al chico le gustaba o no, llegaría a la raíz del problema.

La puerta se abrió y Taehyung se asomó. Le dio a Hong Seok una mirada que le preguntaba si todo estaba bien. Asintiéndole con la cabeza al alfa, se giró hacia EDawn.

 

—Ven. Te daré un aventón.

Con una mirada derrotada en su rostro, EDawn se puso en marcha hacia el camino de entrada.

 

Sentía como si se hubiera tragado un montón de rocas. El peso en su estómago se hizo más pesado cuanto más se acercaba Hong Seok hacia su casa. No quería que conociera a Ken Leung. Demonios, no quería enfrentarse a su tío. El tipo lo iba a avergonzar, y luego Hong Seok ya no querría ser su amigo.

—Puedes dejarme aquí.

Hong Seok miró alrededor del barrio, mientras conducía. —Sin ofender, pero no vives en la parte más segura de la ciudad. Me sentiría mucho mejor, llevándote hasta tu puerta.

Obvio. Había valido la pena intentarlo. —Bien, vale. La verdad, es que no quiero que veas dónde vivo.

No era una total mentira. Había crecido en una casa muy agradable, con amorosos padres. Ahora vivía, en lo que sólo se podía describir, como un lugar listo para una bola de demolición. Se habría ajustado al drástico cambio, si Ken Leung no hubiera sido un tío tan malo.

Si hubiera sido agradable, la transición podría haber sido más suave. Tal como era, EDawn   odiaba dónde vivía, con quien vivía, y que Hong Seok pronto vería su vergüenza –si aparecía Ken Leung y actuaba como él mismo-.

Cómo su padre y Ken Leung era que estaban relacionados, estaba más allá de él. Eran como la noche y el día.

Hong Seok lo miró, con las cejas fruncidas. —¿Por qué no? Aún no quería decirle a Hong Seok, acerca de su tío.

—La casa ha sido puesta en cuarentena. —mintió. Era lo único que le venía a la cabeza.

—Pero vas allí—señaló Hong Seok. —Mira, no tienes que avergonzarte de dónde vives. Está bien.

Esa no era la única razón. Le preocupaba que Ken Leung comenzara a golpearlo y Hong Seok pensaría que él tenía más problemas de los que valía y se marcharía.

No quería que Hong Seok se fuera. Comenzó a morderse las uñas, mientras giraban hacia su calle. Sentía como si fuera a vomitar en cualquier momento. Su cuerpo estaba enrollado con tanta fuerza, que le dolía.

—Justo ahí. —EDawn señaló la casa, de la señora Lim Kim.

—Pensé que habías dicho, que tu casa era color azul. —dijo Hong Seok.

Maldición. La memoria del chico, era demasiado buena. La casa de la señora Lim Kim era marrón, con toques blancos. Siempre había imaginado, que vivía allí, en vez de al lado. Si no hubiera temido que Ken Leung empezara a ocasionar problemas con la anciana, hace años que le habría rogado que lo dejara mudarse.

 

 

Hong Seok se detuvo y apagó el motor. Agarró la manija de la puerta, pero él jaló a Hong Seok hacia atrás, impidiéndole salir del auto. —Voy a ir a alimentar a mi gato, y luego volveré.

¿Por qué Hong Seok insistía en entrar? ¿Por qué no podía dejarlo y marcharse? Ugh, esta cosa era demasiado engañosa. Sus nervios estaban tan tensos, que deseaba gritar. Si tan sólo pudiera decirle Hong Seok la verdad. Eso haría las cosas más fáciles, entre ellos.

Pero de nuevo, tenía miedo de perder a Hong Seok como amigo. No mucha gente quería involucrarse en la caótica vida de alguien más. Era más fácil lavarse las manos y alejarse. Oró para que Hong Seok nunca hiciera eso. No podía explicar por qué, pero se había vuelto muy importante para él, en tan sólo dos días.

Tal vez era tan ingenuo, como Abe lo acusaba de ser. Eso todavía no cambiaba el hecho, de que temía perder a Hong Seok.

—¿No me vas a invitar a entrar? —Hong Seok apartó la mano del picaporte. Le tomó del rostro y el tacto se sintió maravilloHo Seokente, pero, se apartó bruscamente. Si Ken Leung veía a Hong Seok tocándolo, las cosas se pondrían peor. Hong Seok pudo haber derribado a esos tres hombres, pero Ken Leung luchaba sucio. Lo había visto de primera mano.

—No me siento cómodo, dejándote fuera de mi vista. —dijo Hong Seok.

—Es mi casa, —dijo EDawn. —¿Q-qué podría salir mal?

Todo.

Hong Seok apretó la mandíbula, pero finalmente asintió. EDawn se deslizó fuera del auto y corrió a casa de la señora Lim Kim. Tenía que comprobarla primero. No se dio cuenta, hasta que entró en su casa, que no había una ambulancia fuera. ¿No habría habido una, si hubiera tenido un ataque al corazón?

Su intestino se tensó y su mente le gritó que saliera de allí, pero para cuando se dio cuenta de que algo estaba definitivamente mal, era demasiado tarde.

La puerta se cerró de golpe, detrás de él.

Se giró, sólo para tener una mano alrededor de su garganta, cuando fue arrojado contra una pared. Los ojos de Ken Leung parecían salvajes, mientras apretaba su agarre.

—¡Te lo advertí, muchacho!

Le arañó los dedos a Ken Leung, trató de sacar la mano de su tío de su garganta, pero el agarre de Ken Leung era muy fuerte.

—Tú sólo tenías que ir y ser un sucio pecador, ¿verdad? —Ken Leung lo apartó de la pared y lo arrojó, sobre la mesa del comedor. EDawn se deslizó a través de la pulida madera. El jarrón que estaba colocado en el centro, se estrelló contra el suelo, junto con él.

Se puso de pie, pero Ken Leung fue rápido. EDawn vio los puños, segundos antes de que el dolor explotara en el lado derecho de su cara. Tropezó hacia atrás, golpeando el armario de la porcelana, de la señora Lim Kim. El vidrio se rompió, y los platos se desplomaron hacia delante, antes de caer del gabinete y al suelo, rompiéndose en mil pedazos.

—¡No, no! —Se giró para escapar, pero Ken Leung no lo dejo ir tan fácilmente. Se dejó caer al suelo, encogiéndose en una pelota, mientras su tío le daba una despiadada golpiza. Con la bota golpeó su espalda, una y otra vez.

 

Sosteniendo su andador en sus manos, la señora Lim Kim entró en la habitación.

 

—¿Charley, eres tú? —Sus ojos se redondearon, cuando vio a Ken Leung, y luego a EDawn.

—¿Qué demonios estás haciendo, Charley?

No tenía ni idea, si hablaba con él o con Ken Leung. —Sólo estamos peleando—le dijo. No quería que la señora Lim Kim se molestara, y definitivamente, tampoco pretendía que Ken Leung la lastimara. Si no hacía bien las cosas, podría empezar a gritar, y eso sólo incitaría a Ken Leung a hacer algo drástico.

EDawn rodó unos metros y luego se impulsó desde el suelo. Todo su cuerpo se sentía, como si estuviera en llamas, pero tenía que alejar a Ken Leung de la anciana. Debido a su rabia, él podría hacerle daño. No podría vivir consigo mismo, si algo le pasaba a ella.

Corrió hacia la sala de estar y puso el sofá entre él y Ken Leung. Su tío cogió una figura de aspecto pesado, de la repisa de la chimenea y se la tiró. Se agachó, pero cuando se dio la vuelta, vio un agujero en la pared. Podría haber sido su cabeza.

Apretando los puños, a los costados de su cabeza, suspiro, retrocediendo en pasos rápidos y temblorosos hasta que la pared lo detuvo. Ken Leung rodeó el sofá y lo agarró a EDawn, empujándolo al suelo. —Te voy a enseñar a fornicar, con otro hombre.

Cerró los ojos con fuerza, preparándose. Sus ojos se abrieron, cuando oyó que algo se estrellaba. Era la puerta principal. Hong Seok estaba allí, con las manos en puños, y... Los ojos de EDawn se abrieron. El tipo tenía dos dientes largos y afilados que sobresalían de su boca.

¿Eran esos colmillos? Sus ojos oscuros no eran del mismo color que recordaba. Casi parecían brillar, de un aterrador rojo.

—¿Quién diablos eres? —Ken Leung se giró, dándole la espalda a EDawn. —¡Lárgate de aquí!  ¿Ken Leung no vio esos colmillos o esos ojos brillantes? ¿Estaba tan borracho que no podía verlos? Él los vio, tan claros como el día, y ambas cosas lo asustaron.

Hong Seok no dijo una palabra, mientras se acercaba. EDawn estaba allí congelado, incapaz de moverse o respirar. ¿Qué era Hong Seok? Parecía un demonio, que había escapado del infierno.

—¿Te atreves a poner la mano, sobre mi pareja? —La voz de Hong Seok ni siquiera sonaba igual. Era oscura, profunda y lo asustaba.

Ken Leung se giró, tiró de una estantería hacia delante y luego corrió. La que cayó sobre EDawn. Gritó, cubriéndose la cabeza lo mejor que pudo. La estantería era pesada, y el dolor atravesó su costado.

El mueble, se había ido en cuestión de segundos. Hong Seok la había levantado. Empujó los libros a un lado y levantó a EDawn del suelo. El hombre miró por encima del hombro, como si quisiera ir tras Ken Leung, pero volvió la cabeza hacia él. —¿Qué tan mal estás herido?

—M-Mi costado y la espalda, —dijo. —Todo mi cuerpo.

Hong Seok lo sacó de la casa y lo sentó en el auto, del lado del pasajero.

—Tienes que ir a ver a la señora Lim Kim. —le suplicó, mientras tiraba del brazo de Hong Seok.

—No quiero dejarte aquí solo.—dijo Hong Seok.

—Pero ella está sola, —le dijo. —Ken Leung podría lastimarla, para hacerme daño. Hong Seok asintió. —Toca la bocina, si ves algún problema.

 

 

Asintió, mientras Hong Seok desaparecía de nuevo en la casa. Se sentó allí sosteniendo su costado, su mirada barriendo las calles, comprobando su casa, y cualquier sombra, buscando a su tío.

Hong Seok regresó, un minuto después. —Se encuentra bien, EDawn.

—No quiero dejarla sola, —le dijo. —Y tengo que buscar a mi gato.

Hong Seok sacó su teléfono. Habló rápidamente, demasiado rápido para saber lo que decía. EDawn seguía mirando a la calle, con el corazón latiendo violentamente, sus nervios estaban tensos y la cabeza tan dolorida, que parecía que se dividía en dos.

—Tengo a alguien viniendo, —le dijo Hong Seok a él. —J.Jun me ayudará, con la señora Lim Kim y tu gato.

No tenía idea de quién era J.Jun, pero si el chico iba a venir a ayudar, estaba contento.

—No podemos, dejar a la señora Lim Kim, sola.

Hong Seok asintió. —Encontraremos un lugar seguro, para esconderla hasta… —Hong Seok se agachó, tomándole las manos con las suyas. —¿Quién era el tipo que te atacó, EDawn?

Estaba agradecido, de que Hong Seok estuviera allí para rescatarlo, pero estaba francamente mortificado porque el hombre había descubierto lo abusivo que era su tío. ¿Hong Seok lo ayudaría esta noche y luego se desinteresarse de él? No estaba seguro, y la idea le daba miedo.

—Mi tío—admitió, avergonzadamente.

—Tu... —Hong Seok maldijo. —¿En serio? ¿Tu tío te atacó? ¿Por qué?          

Ken Leung nunca necesitó una razón. Si no regresaba a tiempo, Ken Leung se ponía violento. Si no le entregaba todo su cheque de pago, Ken Leung se ponía violento. Si el hombre se golpeaba el dedo, se ponía violento. Nunca hubo una sana razón. Beber hacia las cosas peores, y de la que había olido en el aliento de Ken Leung, había estado como una cuba.

—Porque es Ken Leung. —respondió, con honestidad.

—Nunca volverás a esa casa, —dijo Hong Seok. —Él nunca pondrá otra mano sobre ti. ¿entiendes?

Asintió, demasiado aturdido, como para preocuparse por el momento. Lo único que quería hacer, era acostarse en algún sitio y dormir durante los próximos diez años. Le dolía el cuerpo, la cabeza y no había dormido en dos días.

Sin embrago, se alegró. Por una vez, dormiría en algún lugar donde no tendría que preocuparse de que Ken Leung entrara a su habitación y le hiciera daño.

 

Jaejoong cerró la puerta de su despacho, listo para terminar la noche cuando su pareja, Yunho, bajó por el pasillo. Los dos habían estado apareados durante más de tres décadas, pero cada vez que ponía los ojos en el lobo gris, su corazón se aceleraba.

 

—Hola, guapo.

Incluso hoy en día, Yunho no sabía cómo tomar un cumplido. Una ligera capa de color rojo le coloreó las mejillas, mientras Jaejoong lo jalaba en sus brazos. —¿Listo para ver esa película?

Sin importar cuan ocupado, cualquiera de ellos estuviera, tenían una noche de cita, una vez por semana. Era un tiempo para los dos, para descomprimir y disfrutar, simplemente era pasar tiempo con el otro.

—Tan pronto como me duche, me uniré a ti, —dijo. Deslizó sus brazos alrededor de los hombros de Yunho, presionando un beso, en los suaves labios de su pareja. —Tal como me siento, tal vez podamos saltarnos la película y llegar a las partes para adultos.

Yunho sonrió, lo cual era raro. —Me gusta cómo suena eso.

Jaejoong agarró la mano de su pareja, dirigiéndose hacia su dormitorio, cuando su teléfono sonó. Gimió cuando se detuvo y lo sacó del clip de su cinturón. Era Hong Seok.

—Supongo que nuestra noche para adultos, tendrá que esperar—Yunho parecía decepcionado. Su pareja era muy comprensivo con el trabajo de Jaejoong y nunca se había quejado o exigido que no tomara una llamada, y solo por eso, amaba al hombre, más de lo que las palabras podrían expresar.

Tal vez era hora de contratar a un asistente. Era francamente agotador ser el único médico sobrenatural en el área triestatal. Casi nunca tenía tiempo para sí mismo, y mucho menos para pasar con Yunho.

—Sólo dame un segundo—dijo. —Adelántate. Te alcanzaré.               

Yunho le dirigió una mirada, que decía que dudaba de que su pareja se uniera a él y se alejó por el pasillo. Contestó a su teléfono. —Dr. Jaejoong.

—Lamento llamarte tan tarde, pero mi pareja te necesita.

—¿No se suponía, que debía venir a verme esta noche? —preguntó. —¿Es su cabeza?

—Se queja de su costado y de la espalda. Su tío acaba de golpear la mierda fuera de él.

Tiene moretones en el lado derecho de su cara y en su costado. Este no se ve bien.

—Enviaré a Tao, para que los traiga a ambos —le dijo. —Sólo dime dónde estás.

—No puedo irme, hasta que J.Jun aparezca, —dijo Hong Seok. —EDawn tiene una vecina anciana que, por el momento, no puede quedarse sola.

—Entonces Tao la traerá aquí. —Tenía todo lo que necesitaba para examinar a EDawn, en su oficina. Sería inútil ir a él. —Llama a J.Jun y dile que no vaya.

—Mierda—dijo Hong Seok. —Está bien, agarraré a la mujer y al gato.

¿Gato? Ni siquiera quería saberlo. Hong Seok le dio la dirección. —Enviaré a Tao—dijo antes de colgar.

Nunca un momento de tranquilidad.

En el piso de abajo, encontró a Tao en la cocina con su pareja, Kris. Tao estaba sentado en el regazo de Kris, mientras éste alimentaba al hombre con un bocado de helado. Si Jaejoong no se equivocaba, era el helado de Jongin. Algunas cosas nunca cambiaban.

 

—No es bueno comer esas cosas tan tarde en la noche, —les dijo. —Sobre todo, cuando ese Fudgsicle  pertenece a Jongin.

Kris gruñó. —Lo superará. Su nombre no estaba en la caja.

—Nunca has ganado con ese argumento antes, y dudo que lo haga esta vez—le dijo.

—Y dudo que hayas venido aquí, en la patrulla de helados—dijo Kris. —Necesitas a Tao, ¿verdad?

Se encogió de hombros. —El deber llama.

—Creo que voy a ir a vestirme—Tao se deslizó del regazo de Kris. —Pero si Jongin dice algo, no tuve ninguna participación en la desaparición de sus Fudgsicles. Él no despellejara mi culo. Le diré que me obligaste a bajar y me hiciste comerlos—le dijo a Kris.

Su pareja, se encogió de hombros. —Dile lo que quieras. No me importa—Kris miró su reloj y luego frunció el ceño. —Es tarde como el infierno. Voy con ustedes dos.

Jaejoong cogió un post-it de la nevera y anotó la dirección. —En realidad, sólo necesito que Tao traiga a Hong Seok aquí, junto con su pareja, una anciana y su gato.

Una de las cejas de Kris, se alzó. —Eso no suena como una emergencia médica.

—No tengo ni idea de la mujer y su gato, —dijo— pero la pareja de Hong Seok fue golpeado muy mal, por lo que el vampiro me dice.

—¿Es necesario explotar algo? —preguntó Kris. El tipo parecía un poco demasiado entusiasmado con la idea. Todo lo que Jaejoong necesitaba era que el tipo fuera a buscar a sus hermanos y una necesidad médica se convertiría en una zona de guerra.          

—No hay nada que explotar, —dijo Jaejoong— sólo algunas personas para agarrar y traer de vuelta aquí.

—Todavía voy. —dijo Kris, cuando Tao regresó a la cocina.

—Haz lo que quieras, —dijo Jaejoong— pero no explotes nada, mientras estés allí.

—Sin promesas, —dijo Kris, con una sonrisa de comemierda. —Ha pasado un tiempo desde que logré explotar algo.

—Tú y tus hermanos descarriados, hicieron estallar ese cartel estatal hace poco—le recordó al cambiaformas lobo.

—Semántica—dijo Kris.

Jaejoong rodó los ojos antes de vagar hasta su oficina, para esperar a EDawn.

 

 

continuara....

Notas finales:

AAAAiish ese KRIS hhahahaha

dejen rw


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