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99. Hoojoon (02) por dayanstyle

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—¿Qué parte de traerme al compañero de Sang Do no entiendes?

—Ghun dio un puñetazo en el escritorio de madera mientras miraba a Lee Hyun—. No te dije que enviaras a esos demonios a matar a la pareja de Sang Do, ¿verdad?

—El shifter oso no murió. —argumentó Lee Hyun.

—¡Sólo por pura suerte! —Ghun se dejó caer en su silla y se apretó el puente de la nariz. Ya había enviado a alguien para limpiar el desorden de Lee Hyun. Los tres demonios que habían ido detrás de Sang Do y su compañero pronto estarían muertos. Desobedecer órdenes no se toleraba, y Ghun se estaba poniendo muy muy enfermo por la incompetencia.

—¿Qué quieres que haga? —preguntó Lee Hyun—. ¿Debo ir a buscar al oso?

Ghun se puso de pie, y sus fosas nasales se abrieron. —Te dije que mantuvieras un ojo en Sang Do, y lo atacas. Te dije que capturaras al compañero de Sang Do, y los tres hombres que envías casi matan al oso. ¿Qué te hace pensar que voy a darte otra oportunidad de joder las cosas?

 

—Sang Do me vio, y por eso luchamos —argumentó Lee Hyun—. Y les dije a los demonios que capturaran al oso, no matarlo. ¡Nada de eso fue mi culpa!

Ghun no estaba seguro de lo que era peor, los errores de Lee Hyun o el maldito lloriqueo. El dolor de cabeza estaba de vuelta, y él estaba rápidamente cansado de toda la situación. Todo lo que quería era encontrar a Tae Fung. ¿Por qué diablos era eso tan difícil de lograr?

—Tienes una última oportunidad —dijo Ghun—. Jode esto y lamentarás el día que naciste.

—¿Y la tarea? —La mirada en el rostro de Lee Hyun dijo a Ghun que el chico estaba enojado, pero era lo suficientemente inteligente como para mantener sus comentarios para sí mismo. Tal vez el tipo no era tan idiota después de todo.

—Tráeme a Sang Do y a su compañero—dijo Ghun—. Quiero que el lobo me vea torturar al oso. Tal vez entonces él estará más disponible.

—¿Más qué?

Ghun gruñó. —¡Fuera de aquí y tráemelos, maldito idiota! Refunfuñando en voz baja, Lee Hyun salió de la oficina.

*   *   *   *

 

Sang Do desaceleró cuando se dio cuenta de que los demonios ya no lo estaban persiguiendo. Se volvió y examinó las calles, pero ya no estaban.

—¿Crees que los perdimos? —preguntó Hojoon mientras daba un paso al lado de Sang Do.

Los dos estaban sin aliento, pero si era necesario, Sang Do podía correr más. Correr era algo que hacía normalmente, pero nunca había tenido con él a nadie que le importara perder. Sang Do se preocupaba por Seongoon, pero su hermano se había asentado en su propia vida hace mucho tiempo, que virtualmente había dejado a Sang Do por su cuenta. Su manada era tan pequeña que realmente no había nadie para cuidar. Tae Fung era un tipo fuerte, arrogante que podía manejarse, lo mismo con los otros tres Shifter que pertenecían a la manada Crescent.

A decir verdad, Sang Do ni siquiera estaba seguro de por qué se agarraba a los hombres. Hicieron sus propias cosas, y Sang Do casi nunca los veía. Había estado por su cuenta durante tanto tiempo que estar cerca de Hojoon se sentía... extraño. Nunca había tenido que depender de nadie, sin embargo, Hojoon había luchado a su lado cuando los demonios atacaron.

—Es realmente extraño si lo hicimos —dijo Sang Do—. Los demonios normalmente no se dan por vencidos.

—¿Tienes mucha experiencia con los demonios? —preguntó Hojoon cuando los dos comenzaron a caminar.

 

Sang Do siguió escaneando las calles, y no tenía ni idea de a dónde se dirigían, pero estar cerca de Hojoon traía un nivel de comodidad que no comprendía totalmente.

 

—Un poco —Sang Do admitió—. Lo suficiente para saber que no se habrían dado por vencidos.

—Entonces, ¿dónde están? —Hojoon miró a su alrededor—. No es que quiera volver a verlos.

Tampoco Sang Do, pero su repentina desaparición le hacía sentirse incómodo. Algo estaba mal, pero no podía entender qué era ese algo. Sang Do frunció el ceño cuando Hojoon dejó de caminar. El oso lo miró con extrañeza. —¿Qué?

—Nada —dijo Hojoon, pero él no se movió.

—Entonces, si no es nada, tenemos que seguir adelante.

Sin embargo, su compañero no tomó un paso. Se quedó allí mirando a Sang Do. La intensa mirada lo puso incómodo. Se sentía como si Hojoon lo inspeccionara bajo un microscopio. —¿Por qué demonios me sigues observando de esa manera?

Hojoon se encogió de hombros. —Eres guapo. ¿Por qué no iba yo a querer comerte con los ojos?

El cumplido hizo que Sang Do mirara hacia el suelo. Él nunca  había sido bueno en aceptarlos, y por alguna razón, un elogio de Hojoon hacía sus mejillas arder.

 

—Oh, demonios —rio Hojoon—. Te estás sonrojando.

Sang Do gruñó. —No lo estoy. Hace calor aquí, y hemos estado corriendo. Estoy enrojecido.

La sonrisa de Hojoon creció antes de que él hiciera un guiño a Sang Do. —Está bien ruborizarte. Me gusta. El color es hermoso en tu tosca cara.

Sang Do se sentía como un duende de gran tamaño. Él era monstruosamente alto, tenía una cicatriz corriendo por el lado de la cara que daba miedo a la mayoría de la gente, y su actitud, siempre gritándole a la gente vete a la mierda. ¿Cómo diablos Hojoon pensaba que era guapo? —Tú, estás alucinando.

—Y necesitas aprender como tomar un cumplido —dijo Hojoon. Sang Do se echó hacia atrás cuando Hojoon se acercó y rozó la punta de los dedos sobre la mandíbula de Sang Do—. Realmente no tienes idea de lo impresionante que eres.

—¿Paraste   sólo para avergonzarme?  —preguntó Sang Do—. Tenemos que seguir adelante.

Mirando a su alrededor, Hojoon extendió los brazos. —No hay nadie aquí. No hay demonios por lo menos. ¿Por qué no puedo tomar un segundo para apreciar lo que tengo?

Porque no soy digno de eso. Sang Do comenzó a caminar por delante de Hojoon. Nunca en su vida había sentido un deseo tan abrumador  por huir. Ni siquiera, cuando Ghun había estado torturándolo, tenía tal impulso.

 

 

—No corras, botón de oro —gritó Hojoon, y Sang Do oyó el humor en la voz del hombre.

Deteniéndose a medio paso, Sang Do se dio la vuelta. —¿Te estás burlando de mí?

La sonrisa en el rostro de Hojoon cayó mientras sus ojos se abrieron un poco. Él se limitó a ver a Sang Do con simpatía en sus ojos verdes, y lo último que quería Sang Do era piedad. —Quise decir lo que dije, Sang Do. No me estoy burlando de ti. Estoy tratando de divertirme contigo.

Sang Do se sintió fuera de su terreno. Todo esto era nuevo para él, y no estaba seguro de cómo proceder. No estaba seguro de si podía confiar en que Hojoon no trataría de hacerle daño, pero no podía simplemente irse. Señor sabía que lo había intentado, pero Hojoon le había encontrado, y después de lo que habían compartido, no había manera en el infierno que Sang Do pudiera dejar al hombre. Hojoon agitaba cosas dentro de él, le hacía sentir cosas que nunca había sentido antes, y a Sang Do le gustaba eso.

Él no sabía cómo expresárselo a Hojoon.

*   *   *   *

 

 

 

La mirada perdida en los ojos color marrón claro de Sang Do eviscero a Hojoon. Él sólo había estado bromeando, pero parecía que Sang Do no tenía sentido del humor. No era fácil para Hojoon. Normalmente, en situaciones de estrés, se cerraba emocionalmente. Estaba luchando en contra de hacer precisamente eso, luchando para dar a Sang Do una parte de él que nunca había dado a nadie más. Su verdadero ser.

Hojoon cerró la distancia y agarró la mano de Sang Do, entrelazando sus dedos antes de tirar a su compañero a lo largo. Sang Do lo siguió, como si no tuviera ni idea de qué hacer. Hojoon podía ver que, si iba a romper caparazón de Sang Do, él tendría que ser la persona que se hiciera cargo. Eso estaba muy bien para él.

—Tenemos que volver a la tienda. Creo que la única manera de protegernos de esos demonios es en los números. —Hojoon simplemente deseó haber pedido un aventón a Gohn. Él y Sang Do iban a pie, y se sentía como un objetivo en movimiento. Sang Do tenía razón. Aunque los demonios parecían haber desaparecido, algo no se sentía bien al respecto.

—Necesito encontrar Tae Fung. —Sang Do tiró de su mano, pero Hojoon se negó a liberarlo—. Él es la clave de todo esto.

—Y mis hermanos pueden ayudar a localizarlo —dijo Hojoon—. Gohn es un buen rastreador, y Kidoh tiene locos conocimientos informáticos. —Con suerte, entre los dos, podían localizar al maldito lobo. Hojoon tenía confianza en sus hermanos, pero las cosas no siempre salían en la forma en que él quería que lo hicieran.

 

 

—Y volviendo a la tienda sólo llevarás a esos demonios hacia tu familia. —Sang Do tiró su mano, se soltó y dejó de caminar—. Tengo que encontrar a Tae Fung por mi cuenta.

—Y hasta ahora que has hecho un trabajo genial —dijo Hojoon. Sang Do estaba empezando a molestarlo. Hojoon había tratado de ser paciente y comprensivo, pero Sang Do era tan terco que Hojoon quería golpear la cabeza del hombre contra una pared.

—¿Que se supone que significa eso?

—Oh, no. —Hojoon levantó las manos—. No estás convirtiendo esto en una discusión para no sentirte culpable por alejarte.

Las cejas de Sang Do se elevaron ligeramente a medida que sus mejillas se sonrojaban.

Hojoon sonrió. —Sí, estoy empezando a entenderte, amigo, y yo no voy a dejar que lo hagas. Ahora consigue tu culo en movimiento, ¿o necesitas que te lance sobre mi hombro y te lleve?

Las cejas de Sang Do se dispararon hasta la línea de su cabello. Hojoon se preparó para la pelea que seguro iba a venir, pero en su lugar, Sang Do echó la cabeza hacia atrás y rio. Bueno. Hojoon no había esperado esa reacción, y el sonido era contagioso. Hojoon se rio entre dientes y luego abiertamente.

 

—Realmente eres un loco-culo oso —dijo Sang Do.

—Gracias por el cumplido. —Hojoon agarró la mano de Sang Do una vez más, apretando con fuerza—. Ahora vamos a volver a la tienda.

Sang Do bajó la mirada hacia sus manos unidas, como si nunca hubiera visto algo así antes. —¿Qué pasa?

—Antes, nadie había tomado mi mano.

El hombre estaba rompiendo su maldito corazón otra vez.

—Tienes que acostumbrarte —dijo Hojoon—. Los osos son criaturas táctiles.

Sang Do dio un rápido movimiento de cabeza, pero todavía se fijaba en sus manos unidas. Hojoon tiró de su compañero a lo largo. Tenían una buena caminata de media hora antes de que estuvieran de nuevo en la tienda, y cuanto menos se demoraran, mejor.

En el momento en que llegaron a Creative Customs, Hojoon estaba cubierto de sudor. La mañana era sofocante, y se estaba muriendo por una bebida fría. Su boca estaba tan seca como el desierto. Sang Do no tenía una gota de sudor sobre él, y Hojoon se preguntaba por qué el lobo no se veía afectado por el día de verano caliente.

—¿No sudas?

—Claro —dijo Sang Do— Pero a mí me gusta el calor.

 

Hojoon no tenía idea de lo que tenía que ver una cosa con la otra, por lo que lo dejó. En su lugar, dio gracias cuando entró en la tienda con aire acondicionado. Hojoon presionó su mejilla contra el mostrador fresco y suspiró.

—¿Por qué no llamaste para irte a buscar? —preguntó Dong Wan cuando entraba en la parte delantera de la tienda.

Porque   quería   pasar   tiempo con mi areja.    —No  sé. Simplemente no pensé en ello, supongo.

Dong Wan miró como si supiera que Hojoon estaba lleno de eso.

Sacudió la cabeza.

—Fuimos atacados por tres demonios —dijo Hojoon. Agarró una botella de agua fría de la nevera detrás del mostrador y se tragó hasta la última gota. El agua fría se sentía bien en su garganta reseca. A continuación, cogió una para Sang Do y arrojó el agua a su compañero que la cogió en el aire.

—¿Hiciste, qué? —Dong Wan gruñó las palabras— ¿Por qué diablos no llamaste a alguien?

—Nosotros lo manejamos —Hojoon argumentó, sin embargo, no era la verdad. Él y Sang Do habían tenido sus culos entregados, pero Hojoon no se lo iba a decir a Dong Wan— Pero se escaparon. No estoy seguro si van a venir detrás de nosotros.

Una vez más, no del todo la verdad.

—¿Dónde está Seongoon? —preguntó Sang Do.

—En la casa —dijo Dong Wan— Él está siendo vigilado. Está a salvo.

Dong Wan le dio una mirada a Hojoon, pero Hojoon no entendió lo que significaba. Él le preguntaría después. En este momento él estaba tratando de refrescarse, deseando como el demonio poder cambiar y pasar el resto del día de relax en el aire acondicionado de su habitación. Tener a Sang Do desnudo sería aún mejor. Hojoon miró a su compañero, ya pesar de que acababan de escapar de los demonios, todo lo que podía pensar era llevar a su compañero a su dormitorio y tener sexo salvaje y apasionado. No podía evitarlo. Había conseguido un sabor de Sang Do y quería más.

—Yo podría tener una pista sobre el tipo que estás buscando

—Dong Wan dijo a Sang Do.

—¿Dónde? —preguntó Sang Do—. Tengo que llegar a él antes de que Ghun lo haga.

A Hojoon no le gustó la mirada salvaje en los ojos de Sang Do. No quería a su compañero corriendo medio duro, buscando a un shifter lobo que podría estar muy alto. Demasiada mierda estaba pasando, y las cosas parecían un poco raras para él. Hojoon no podía poner el dedo en exactamente por qué se sentía incómodo, pero su instinto le decía que tuviera cuidado.

—Kidoh no pudo localizar su señal del celular, lo que significa una sola cosa.

 

—Dos cosas —Kidoh dijo mientras caminaba hacia la parte delantera de la tienda—. O está apagado, o no está en este reino.

—Pero eso no tiene ningún sentido —dijo Sang Do—. Si él está en el reino de los demonios, ¿por qué iba a volver allí cuando Ghun está detrás de él?

—Maldita sea, buena pregunta —dijo Dong Wan—. Y tengo a alguien que puede comprobar las cosas. No voy a dejar a nadie entrar en ese reino hasta que tengamos mejores respuestas.

—Entonces me dirijo a la casa —dijo Hojoon.

—Tengo que comprobar a Seongoon —dijo Sang Do.

—Y voy a tener a Gohn, Sung Hak, y Nakta echando un vistazo, donde los demonios desaparecieron —dijo Dong Wan— Ve a descansar un poco.

Hojoon planeaba ir a la casa, pero dormir no era lo que estaba en su mente.

 

 

continuara...

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