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102. Kidoh (05) por dayanstyle

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Kidoh había llevado a Yano a su apartamento para recoger lo que quisiera conservar. Kidoh había decidido que el resto se guardaría en un almacén. Su habitación no era lo suficientemente grande para más cosas, y el sótano ya estaba lleno de las de Andy, Sang Do, y la mierda de Se Hyuk.

Alguien tenía que conseguir una casa más grande o necesitaban tener un infierno de venta de garaje. Ya vivían en una casa de cuatro mil pies cuadrados. Kidoh no estaba seguro de que pudieran encontrar algo más grande. Además, eran dueños de su casa, y era malditamente conveniente ya que su negocio estaba justo detrás.

Hoojoon y Nakta estaban fuera, vigilando por si había problemas. Yano vivía en el segundo piso, y Kidoh estaba un tanto sorprendido por los escasos muebles. - ¿Esto es todo lo que tienes?

Yano se encogió de hombros mientras miraba alrededor de su salón. - No necesito mucho. No soy de los que llenan su casa de cosas innecesarias.

Esa era una subestimación. El salón tenía un buen sofá, un soporte de televisión, y una pantalla plana. No había ninguna fotografía en las paredes. Había una planta moribunda en una esquina, una cesta de mimbre con una pila de revistas, y una mesa auxiliar al lado del sofá. Eso era todo. Nada en el apartamento de Yano era acogedor.

 

El dormitorio tenía una cama individual, un aparador, y una mesita de noche con una lámpara. Maldita sea. La habitación de Kidoh era hogareña, desordenada, y se sentía vivida. Tenía fotos de la familia en las paredes, en los muebles, y contratar a alguien para limpiarlo todo no estaría de más.

- Déjame empaquetar mi ropa y mis cosas del baño y estaré listo.

Kidoh miró a su alrededor. No estaba seguro de que  Yano necesitara un almacén. Con lo poco que tenía sus cosas podrían caber en el ático. Había asumido que Yano tendría un apartamento lleno de muebles y enseres. Kidoh se había equivocado.

- Y antes de que preguntes, no, no quiero conservar todo esto que dejo atrás - dijo Yano desde el vestidor.

Alguien llamó a la puerta. Kidoh salió de la habitación y se dirigió al salón. Dudaba que la persona al otro lado fuera una hiena. Sus hermanos estaban abajo. Así que, o la persona que llamaba era humana o Hoojoon y Nakta habían mordido el polvo.

Kidoh echó un vistazo a través de la mirilla para ver una cabeza llena de cabello rubio. Puso una mano sobre el arma que había escondido en la parte posterior de la cintura del pantalón y abrió la puerta.

 

- Oh, hola - dijo el hombre mientras miraba a Kidoh de arriba abajo- ¿Yano está en casa?

El tipo tenía grandes ojos azules, una bonita sonrisa y un cuerpo de jódeme. Aun así, Kidoh sintió una aversión instantánea al hombre. - ¿Y tú eres?

Ya tenía una idea bastante clara de quién era el hombre. Más o menos. Yano iba mucho a discotecas y ya había admitido que no tenía amigos. Kidoh realmente esperaba que este tipo no se hubiera presentado para una llamada de botín.

- Myer - dijo el hombre- ¿Me vas a invitar a entrar?

- No.

- ¿Por qué no? - resopló el chico. Había puesto las palmas de las manos en las caderas y estaba dando a Kidoh el mal de ojo- ¿Dónde está Yano?

- ¿Cómo lo conoces? - preguntó Kidoh.

- No es asunto tuyo - dijo el chico.

¿Amante? ¿Narcotraficante? ¿Vecino? Kidoh lo averiguaría antes de que el hombre pusiera un pie en la casa, o metería la pistola en la garganta del bastardo. - Tienes cinco segundos para decírmelo antes de que te tire de culo.

Los ojos de Myer se abrieron mientras una vez más miró a Kidoh de arriba abajo. - Puede que me guste eso.

Maldita sea. Ahí fue una amenaza perfectamente buena.

- Tu podrías follarme o alimentarme y sería un hombre muy feliz.

- ¡Yano! - Kidoh todavía no estaba dejando entrar a Myer, pero parecía que amenazar al tipo se había vuelto contra él. El hombre era demasiado malditamente flaco para golpearle, y Kidoh de ninguna manera estaba acercándose a ninguna parte del bastardo Kinky.

Yano llegó corriendo por el pasillo como si el diablo estuviera en sus talones. Paró bruscamente cuando vio a Myer. Los ojos verdes de Yano se abrieron ligeramente mientras miraba del hombre en su puerta a Kidoh. - Oh querido.

- ¿Oh, querido? - Kidoh agarró la manija de la puerta con más fuerza.

- Puedo explicarlo - gruño Yano mientras su mirada barría de Kidoh a Myer- ¿Qué demonios estás haciendo aquí?

- ¿Quién es? - preguntó Kidoh. Su paciencia se estaba agotando. Estaba a segundos de dar un portazo en la cara de Myer, debería haberlo hecho en primer lugar, pero su mamá le había enseñado mejor que eso.

- Es, uh... él es... - la cara y las orejas de Yano se volvieron de un rojo brillante mientras miraba al suelo, cambiando su peso de un pie al otro. Myer se quedó allí, como si se preguntara cómo explicaría Yano quién era.

- ¿Alguien que trajiste a casa desde un club? - preguntó Kidoh. Sus molares de nuevo apretados juntos, pero aún se las había arreglado para mantener la voz.

Yano se encogió de hombros. - Tal vez.

Kidoh se volvió hacia el alto y rubio. - ¿Y pensaste invitarte a ti mismo para una segunda ronda?

- Técnicamente, sería la tercera - lo corrigió Myer- Y Yano no tiene problema conmigo apareciendo sin avisar antes. Él sabe que puedo…

- Termina la frase y te vas a alejar cojeando - advirtió Kidoh.

- Es mi, uh, marido - dijo Yano, negándose a mirar a nadie.

- ¿Marido? - Las cejas rubias de Myer se dispararon hasta la línea del cabello- ¿Cuándo pasó eso?

- No importa - espetó Kidoh- Él está fuera del mercado.

Myer olía puramente humano, y Kidoh sabía que Yano había explicado su apareamiento de una manera indirecta.

- Bueno, discúlpame - espetó Myer- ¿Cómo se supone que iba a saberlo? No tienes que ser una perra al respecto. Voy a ir a algún otro lugar de fiesta.

La mandíbula de Kidoh cayó cuando Myer giró y se alejó. Gruñó cuando comenzó a caminar hacia el pasillo, pero Yano le agarró del brazo.

- No, Kidoh. Myer no vale la pena.

- Ese idiota me llamó perra - Kidoh estaba malditamente cerca de gritar. ¿Se supone que debo dejarlo?

- Se supone que me ayudes a empaquetar mis cosas para que podamos salir de aquí - dijo Yano.

El recordatorio no hizo nada para enfriar a Kidoh. Todavía quería ir detrás de Myer y romper su culo flaco por la mitad.

- ¿Deberíamos esperar a alguien más apareciendo, gatito? - Kidoh dio a Yano una sonrisa tensa.

- No puedes estar enojado conmigo por mis amantes del pasado, Kidoh. ¡No es justo!.

- ¿Y cómo te sentirías si uno de mis amantes del pasado se presenta por razones obvias? - Kidoh sabía que Yano estaba en lo cierto, pero sus celos tenían un desagradable control sobre él.

Los ojos de Yano se estrecharon mientras desenvainaba sus diminutas garras. - Le arrancaría sus malditos ojos.

- Maldita sea, eres sexy como la mierda cuando te pones posesivo.

Las cejas de Yano se levantaron, y luego sonrió. - Déjame encontrarme con uno de tus ex-amantes y verás qué tan posesivo soy en realidad.

Su compañero chirrió mientras Kidoh cerraba la puerta de una patada y avanzaba hacia él. - Ven aquí, gatito.

- No tenemos tiempo para esto. - Yano retrocedió hasta que no tuvo lugar adonde ir.

- Mis hermanos están abajo. Nos harán saber si surge algún problema.- Kidoh se desabrochó los pantalones y los abrió. Metió la mano y sacó su polla. Estaba dura, con fugas de líquido pre-seminal, y Kidoh estaba más caliente que el infierno- Ponte de rodillas, gatito. - Bombeó su mano.

- No.

Kidoh se rio entre dientes mientras empujaba los pantalones por sus muslos. - Sabes que quieres chuparme la polla.

Yano cruzó los brazos sobre el pecho. - No hasta que te disculpes por gritarme por algo que no era mi culpa.

Kidoh deslizó un dedo sobre la cabeza, sacando una larga cadena de pre-semen, y luego se metió el dedo en la boca.

La respiración de Yano se aceleró. - No, todavía no lo voy a hacer.

Usando el dedo mojado, Kidoh llegó detrás de sí mismo y lo insertó profundamente en su culo.

La mandíbula de Yano cayó.

Kidoh planeaba disculparse, pero se estaba divirtiendo demasiado burlándose de Yano. Balanceó la cabeza a un lado y gimió mientras bombeaba su polla y jugaba con su culo. No estaba en contra de jugar con su culo, Kidoh simplemente no era la parte inferior para nadie. Una lengua o un dedo era su límite.

- Lo siento, gatito. Pero cuando pensé en otro hombre jodiéndote, estuve a punto de perder mi mierda. Mejor que Myer se sienta afortunado por alejarse con todas las partes del cuerpo intactas.

Yano se arrodilló y se tragó a Kidoh hasta la raíz antes de retroceder, un hilo de líquido pre-seminal se extendía desde la polla de Kidoh a los labios de Yano.

- Aw, mierda. Haz eso de nuevo.

En su lugar, Yano humedeció dos de sus dedos y luego apartó la mano de Kidoh de en medio. Cuando lo tragó de nuevo, deslizó los dedos en el culo de Kidoh.

- ¡Jesús! - Las piernas de Kidoh temblaron mientras bombeaba su polla. Yano encontró su punto dulce inmediatamente y Kidoh estaba malditamente cerca de babear mientras su compañero jugaba con él. En cuestión de minutos, la electricidad recorrió su columna vertebral. Kidoh se sacudió, golpeó las caderas hacia delante y bajó por la garganta de Yano corriéndose con tal ferocidad que se mareó.

 

 

Se quedó allí por un momento, parpadeando, tratando de recordar cómo respirar de nuevo. Cuando Yano se puso de pie, Kidoh notó que sus pantalones estaban abiertos y el semen salpicaba la palma de su mano.

Yano sonrió como si supiera que había sacudido el mundo de Kidoh. - Sólo quédate ahí y babea mientras voy a buscar un paño húmedo para limpiar nuestro desastre.

Todo lo que Kidoh pudo hacer fue asentir.

Yano regresó con una toalla caliente y húmeda y limpió a Kidoh. Mientras lo hacía, Kidoh besó la mejilla de Yano, su mandíbula y el cuello.

Yano rio mientras empujaba a Kidoh. - Para, estoy tratando de limpiarte.

- Siempre podemos volver a desordenarnos. - Mordisqueó su camino hasta la oreja de Yano.

Alguien llamó a la puerta. Kidoh gruñó. Yano se paralizó.

- ¿Quién coño es? - gritó Kidoh volviendo la cabeza.

- Nakta. Estoy llamando porque puedo escucharlos desde el final de la planta baja.

- Mentiroso - dijo Kidoh. Él no había hecho tanto ruido, y tampoco Yano. Guardó su polla flácida de nuevo en los pantalones antes de abrir la puerta- ¿Qué?

- Sólo trato de que se den prisa - dijo Nakta. Olfateó el aire y luego arrugó la nariz- ventilen este maldito lugar antes de abrir la puerta.

- No llames, y problema resuelto - dijo Kidoh. Se volvió a Yano- ¿Hemos terminado de embalar?

- Ni siquiera hemos empezado - contestó Yano.

- Tengo hambre y estoy caliente - se quejó Nakta- Date prisa de una puta vez.

Kidoh cerró la puerta de golpe. - ¿Cómo diablos puede estar caliente con dos compañeros?.

- No lo hagas. - Yano agitó una mano- No quiero imaginar a mi hermano teniendo relaciones sexuales.

- ¿Y crees que yo sí? - preguntó Kidoh- Dame un beso para que pueda sacarme esa imagen de la cabeza.

Con una sonrisa, Yano abrazó a Kidoh. - Sólo un beso.

Realmente necesitamos salir de aquí.

El beso nunca llegó. Nakta y Hoojoon se estrellaron a través de la puerta y la cerraron de golpe, sus armas fuera.

- Vimos a Kang Hyun. Tenemos que irnos - dijo Hoojoon.

Kidoh oyó pasos cada vez más cerca. - ¿Cuántos con él?

- Demasiados - dijo Nakta- Vamos a tener que utilizar la ventana de la habitación.

- ¡Pero estamos en el segundo piso! - gritó Yano.

- Dicen que los gatos siempre caen de pie - dijo Nakta- y estamos a punto de averiguarlo.

- Te compraré ropa nueva - añadió Kidoh mientras agarraba el brazo de Yano y lo arrastraba hasta el dormitorio. Mientras Nakta abría la ventana, Yano tiró del cajón de la mesita de noche y sacó un pequeño sobre de papel de manila.

- No puedo dejar estas fotos atrás.

Hoojoon tomó el sobre y lo metió en el interior de su cazadora de cuero. - Tienes que cambiar, Yano.

- ¡Qué!, ¡no! - Yano retrocedió mientras la puerta se abrió de golpe.

- Ahora - dijo Kidoh. Agarró a su compañero y pasó una pierna sobre el alféizar- Ahora, gatito.

- Será mejor que no me dejes caer- dijo Yano antes de cambiar. Kidoh saltó y luego rodó cuando aterrizó, manteniendo al gato apretado contra su pecho.

- ¡Hijo de puta! - Era un tipo grande, y el aterrizaje no había sido suave. Cuando vio saltar a Nakta, Kidoh se puso de pie y se alejó antes de que el gigante cayera sobre él. Su maldita espalda y las piernas palpitaban de la caída, y si no se equivocaba, acababa de dislocarse el hombro. El dolor era insoportable.

 

Hoojoon saltó justo cuando uno de los hombres de Kang Hyun lo alcanzaba. Cayó sobre Nakta. Nakta maldijo, pero se levantó, y los tres se fueron, Yano escondido en el brazo sano de Kidoh.

Kidoh escuchó un disparo segundos antes de tropezar y dejar caer a Yano. Cayó al suelo, aullando mientras el fuego lamía la parte posterior de su pierna. ¿Qué mierda, hombre? Estaban destrozándole mientras trataban de escapar.

Nakta sacó su arma y devolvió el fuego mientras Hoojoon ayudó a Kidoh a levantarse. Yano corrió por delante, y el corazón de Kidoh se aceleró. - ¡Yano, no!

- Está entrando en pánico - dijo Nakta- Voy a buscarlo.

Kidoh apretó los dientes, empujó el dolor al fondo, y fue detrás de su compañero, Hoojoon justo detrás de él. Con cada paso que daba, la agonía irradiaba por su pierna y alrededor de su torso. Su brazo se sentía como si un millar de personas estuvieran golpeándole al mismo tiempo.

- Dame tu cinturón. - Kidoh se volvió hacia Hoojoon. Su hermano se lo quitó y se lo arrojó a Kidoh. Gastando unos segundos preciosos, Kidoh utilizó el cinturón como un torniquete en la pierna y luego corrió alrededor del edificio. Todo su cuerpo se tensó cuando vio a Nakta mirando a su alrededor, ningún gato en los brazos.

 

- ¿Dónde está Yano?

- No sé. Lo perdí de vista - dijo Nakta.

Hombres irrumpieron desde la entrada principal del edificio. Kidoh no estaba seguro de si debía correr o resolverlo a tiros. No podía dejar a su compañero atrás. Rápidamente escaneó las calles. Hoojoon había dicho que había visto a Kang Hyun, pero Kidoh no vio al hombre por ninguna parte.

Mientras los tres se apresuraban hacia el camión, Kidoh vio un gato negro corriendo hacia él. Abrió la puerta del camión, y el gato saltó.

Los hombres de Kang Hyun dispararon contra el camión cuando Nakta arrancó desde la acera, los neumáticos chirriando. Cuando Kidoh miró hacia atrás, vio a Kang Hyun siguiéndoles.

- Tenemos compañía - dijo Kidoh volviendo la cabeza.

- No por mucho tiempo - contestó Nakta y luego comenzó a conducir como si estuviera en un circuito de carreras. El gato siseo mientras se escurría debajo del asiento. Kidoh lo dejó. Probablemente estaba más seguro allí que en el brazo bueno de Kidoh.

Tres manzanas, y una cuasi-colisión después, Kidoh vio que Kang Hyun ya no los seguía.

- Así sea la última cosa que haga, voy a matar a ese hijo de puta - dijo mientras se daba la vuelta en su asiento.

- Tienes razón - dijo a Hoojoon- Creo que es hora de llevar la lucha hasta él y terminar con esta mierda.

- Yo digo que utilicemos un lanzacohetes y volemos su maldita casa - dijo Nakta- Mientras él esté allí.

- Su coche - dijo Hoojoon- Eso será más fácil.

- O simplemente empujarle el lanzador en el culo - dijo Kidoh.

Nakta se rió entre dientes.   - Me encanta  cuando estás sediento de sangre y mierda.

Nakta se reía, pero Kidoh estaba hablando muy en serio.

Planeaba visitar a Kang Hyun y poner fin a esto de una vez por todas.

 

continuara...


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