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107. Wei (11) por dayanstyle

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Bit-to estaba de pie fuera del cuarto del motel. El aire frío ayudaba a  aclarar su cabeza. Durante tres días había estado esperando saber si su  padre estaba vivo o muerto, y la espera le mataba.

—Tienes que parar de darle vueltas en tu mente —Wei dijo mientras  salía del cuarto del motel. Llevaba unos vaqueros, una camiseta blanca  térmica y una chaqueta marrón Carhartt. Joder si no parecía comestible.

Wei se veía tan masculino, debería haber estado encima de un caballo en  lugar de estar de pie fuera de un motel de carretera.

—¿Y cómo propones que haga eso? —Bit-to cambió de un pie a otro. —Quiero decir, no es como esperar para saber si has pasado el examen  de conducir o algo trivial. Podría haber matado a un hombre, y aunque mi padre fuera el peor tipo de bastardo, eso todavía es una vida Wei. He  vivido con esa culpa durante mucho tiempo y esto ha estado comiéndome por dentro desde que escapé de casa.

—Necesitamos emborracharnos —Gyu Jin dijo mientras cerraba la puerta 65 del motel detrás de él. —Estoy hablando de caernos, vomitar todo el alcohol. Tener el mejor tipo de sexo amnésico.

Bit-to arrugó su nariz mientras despacio sacudía la cabeza. —No estás bien de la cabeza, ¿verdad?

—Eso no es lo que yo tenía en mente —Wei dijo. —Y además, tampoco voy a limpiar si vomitas.

—No bebo. Soy bastante torpe sin añadir alcohol a la mezcla. —Bit-to se apartó del edifico contra el que había estado apoyándose y comenzó a bajar la calle.

—¿Dónde vas? —Gyu Jin corrió un poco para alcanzarle, Wei justo detrás de él. —Hace demasiado maldito frío para andar.

—El aire fresco a veces ayuda a aclarar las ideas. —Bit-to lo sabía bien. Se había pasado la mitad de su vida dando paseos para alejarse de la casa. Especialmente cuando su padre bebía. Esas veces eran las peores. Bit-to podía recordarse andando millas, demasiado asustado para volver a casa.

—Esto es de lo que yo hablaba —Wei dio un toque a la sien de Bit-to mientras ellos pasaban el mercado. —Tus pensamientos no son buenos para ti ahora mismo. Tienes que poner tu mente en algo más.

 

Bit-to estaba agradecido a Wei por traerle algo de ropa de invierno. Sus manos se congelaban según caminaban, entonces las llevó a los bolsillos de su gruesa chaqueta. Tan pronto como lo hizo, Bit-to tropezó. Se cayó hacia adelante y habría plantado su cara sobre la acera si Wei no le hubiera agarrado y hubiera tirado de él hacia atrás.

Gyu Jin echó un vistazo alrededor. —¿Con que demonios tropezaste, hay una grieta en la acera?

Bit-to se giró y luego se dirigió de vuelta al mercado. —Me caigo todo el tiempo. Acostúmbrate.

Ninguno de los dos se molestó en preguntar a dónde se dirigía Bit-to. No estaba seguro de por qué, pero tenía un repentino antojo de dulce. Podría haber sido por el sexo agotador que los tres acababan de tener. Bit-to en realidad no tenía hambre, pero quería unas galletas y un granizado.

—Un hombre de los que me gustan —Gyu Jin bromeó mientras entraban en la tienda y Bit-to iba directamente hacia la máquina de granizados.

—¿Qué pasa con ustedes dos y las cosas frías cuando hace frío? —Wei preguntó dando un paso hacia la cafetera y preparándose un especial de café con leche especiado con calabaza. Mientras los tres estaban en la estación de bebidas, la campanilla de la puerta sonó, señalando que alguien había entrado.

Bit-to agarró su bebida y se giró, echando un vistazo alrededor buscando el pasillo de las patatas fritas, vió a alguien en el mostrador. Él dejó caer su granizado cuando notó el arma en la mano del tipo.

El extraño estaba robando la tienda.

—Oh, Dios mío —Gyu Jin dijo detrás de él. —Simplemente amo las cerezas.

—Cuando tu cerebro se hiele, no vengas gritando… —Wei se paró a mitad de frase. Descubriendo la escena del mostrador.

En un momento Bit-to estaba ahí de pie con su boca abierta, al siguiente fue derribado hacia el pasillo más cercano.

Wei los empujó contra el suelo. —Permanece aquí —le susurró mientras sacaba su teléfono y se lo daba a Bit-to. —Llama a la policía.

—¿Qué vas a hacer? —Gyu Jin dijo en voz baja cuando Wei comenzó a alejarse de ellos. —No vayas a hacerte el héroe por el dinero de la caja. No vale la pena.

 

Gyu Jin agarró a Wei, pero Wei ya estaba al final del pasillo. Su compañero se alzó en toda su altura dirigiéndose hacia el mostrador. Las manos de Bit-to temblaban mientras marcaba y luego presionaba el teléfono en su oído. Él y Gyu Jin se arrastraron más cerca del final del pasillo así verían lo que pasaba. Bit-to habló bajo y rápidamente al teléfono cuando finalmente contestó alguien. —Están robando en el 7-Eleven. El tipo tiene un arma. ¡Dense prisa!

—Voy a matarle —Gyu Jin dijo acaloradamente mientras Bit-to colgaba.

—Eso si no consigue que le maten primero.

—¿Quién demonios eres? —El tipo con el arma preguntó.

Bit-to echó un vistazo por encima de las estanterías y su corazón casi se paró cuando el ladrón apunto con el arma a Wei. Bit-to estaba petrificado, su aliento acelerado mientras curvaba sus dedos, las uñas cortando medias lunas en la carne de sus palmas.

Los ojos del extraño eran salvajes mientras miraba de Wei al empleado detrás del mostrador. El asaltante se lamió los labios y usó su mano libre para empujar hacia atrás los sucios mechones de cabello castaño que se habían caído sobre sus ojos.

—Solo quiero el dinero. No me hagas pegarle un tiro a alguno de ustedes,—el extraño agitó la brillante arma plateada hacia el cajero, quien se veía como si fuera a mearse encima en cualquier momento. —Pon el dinero en una bolsa y entrégamelo.

—No estoy aquí de pie para evitar que cojas el dinero —Wei tenía sus manos extendidas, las palmas hacia fuera. —Solo me aseguro de que no hieras a Glen.

El extraño movió su arma hacia Glen, dio un paso atrás y luego a un lado. Sus movimientos eran rápidos, erráticos, mientras se mordía la uña del pulgar. —No haré daño a nadie siempre que haga lo que le he pedido. Eres un gigante de mierda. Como des un paso más cerca, descargaré esta arma en tu cara.

Las piernas de Bit-to comenzaron a acalambrarse por estar de cuclillas detrás de la estantería. Todo tipo de situaciones horribles atravesaron su cabeza mientras veía al coche del sheriff parar delante de las puertas de cristal.

 

El ladrón estaba de espaldas a la puerta, pero Bit-to se preguntaba lo que el loco tipo haría si lo descubriera. ¿Pegaría un tiro a Wei o Glen? La cabeza de Bit-to comenzó a palpitar por la tensión. Gyu Jin envolvió sus dedos alrededor del brazo de Bit-to, sus ojos ampliándose mientras su mirada vagaba hacia la puerta.

—Ese gilipollas le va a pegar un tiro a Wei si ve el coche —Gyu Jin susurró.

—Tenemos que hacer algo.

—¿Como qué? —Bit-to susurró de vuelta. —No es como si tuviéramos nuestra propia arma o supiéramos algún movimiento de kung fu para acabar con ese tipo. Soy un humano y tú eres un gato. Realmente no tenemos mucho con lo que trabajar, Gyu Jin.

—Sí, lo tenemos —Gyu Jin dijo mientras se quitaba su chaqueta, desataba sus botas y terminaba de desnudarse, todo mientras seguían manteniéndose ocultos. —Tenemos el elemento sorpresa.

Los ojos de Bit-to se ensancharon cuando Gyu Jin cambió a un lince. Antes de que pudiera agarrar a su compañero, Gyu Jin salió del pasillo.

 

Gyu Jin estuvo cerca de mearse cuando el asaltante giró su brillante arma hacia él. Tuvo que controlar sus instintos para no retroceder. Un gato normal no lo hacía cuando le amenazaban con pegarle un tiro.

—Solo es el gato de la tienda —Wei dijo aunque estaba fulminado con la mirada a Gyu Jin.

—¡El dinero!—El ladrón empujó todo lo que había en el mostrador, golpeándolo contra el suelo. La cecina, un estante de tarjetas de felicitación y los boletos de lotería cayeron— ¡Te mueves demasiado malditamente lento!

Gyu Jin se movió cautelosamente mientras se colocaba detrás del tipo. Quería cambiar y reducir al hombre, pero el arma señalaba hacia la cara de Glen.

Gyu Jinn no podía arriesgarse a que se disparara.  Wei sacudió su cabeza ligeramente de un lado al otro mientras miraba fijamente a Gyu Jin. Articulando —No.

Gyu Jin dio un paso atrás, fulminando a Wei. Él tenía la oportunidad  perfecta y su compañero le decía que diera marcha atrás. Él no era un héroe  de ninguna de las formas imaginables, pero tenía que hacer algo. Si el  asaltante veía el coche fuera, no había modo de saber lo que haría.

El policía salió del coche y se dirigió hacia la puerta cuando se paró,  inclinando su cabeza como si estuviera escuchando algo. De pronto se volvió y se colocó en el asiento del conductor, apartando el coche de la vista.

Algo de la tensión del cuerpo de Gyu Jin se desvaneció. No forzarían al  asaltante a tomar una acción drástica porque la policía había llegado allí inconsciente de lo violenta que la situación era. Glen empujó la bolsa hacia el ladrón. —Esto es todo lo que tengo. —La caja fuerte —el asaltante dijo. —No puedo abrirla —Glen palideció. —Te juro que no puedo abrirla. Gyu Jin fue hacia Wei cuando el arma se disparó. Glen gritó mientras caía.

El asaltante se giró hacia Wei con el arma levantada, pero Wei cambió tan rápidamente que Gyu Jin tuvo solo un segundo para retroceder antes de que el enorme lobo que Gyu Jin recordaba de la noche en que llegó a la ciudad, se pusiera enfrente de él.

Los ojos del extraño se ensancharon antes de disparar. El sonido retumbo fuerte en los oídos de Gyu Jin mientras Wei era tirado hacia atrás. Gyu Jin entró en pánico. A Wei le habían disparado. Él usó al lobo para impulsarse mientras saltaba de Wei al tipo de la pistola, atacando su cara mientras el lobo se equilibraba y saltaba, golpeando con sus patas al ladrón mientras el arma se disparaba otra vez.

—¡No! —Bit-to gritó mientras salía del pasillo y corría hacía el mostrador. Marcó en el teléfono de Wei y lo empujó contra su oído mientras caía detrás del mostrador. Gyu Jin asumió que Bit-to estaba comprobando a Glen, y Gyu Jin esperaba que el trabajador estuviera bien.

Gyu Jin vagamente oyó el timbre de la puerta y arañó la cara del asaltante. Wei había hundido sus dientes en el brazo del hombre, gruñendo mientras sacudía la cabeza violentamente de un lado a otro.

 

—¡Lo tengo! —El policía desarmó al tipo mientras Gyu Jin saltaba lejos. Wei liberó su agarre antes de cambiar y apresurarse al otro lado del  mostrador.

—El tipo disparó a Glen —Wei dijo. Gyu Jin oyó la sirena de la ambulancia  acercándose. Dio un paso atrás y cambió. Su mano temblaba mientras la pasaba sobre su cabeza. Se tambaleó hacia el pasillo donde había dejado su ropa. Nada de esto parecía real mientras se vestía, todavía probando el sabor cobrizo de la sangre del hombre en su boca. Iba a vomitar. —Wei, ¿estás herido?

—No, él falló —Wei dijo desde detrás del mostrador. —Sólo me aparté  para evitar la bala. Mientras el policía sacaba al asaltante, los médicos entraron. Todo parecía borroso mientras Gyu Jin estaba de pie junto a los restos de granizado de Bit-to. Solo había medio registrado que Wei estaba ahí de pie desnudo, apartando a Bit-to para que los enfermeros pudieran hacer su trabajo. Cuando Wei y Bit-to se acercaron a Gyu Jin, el policía volvió a entrar y se dirigió hacia ellos.

—¿Era esto lo que tú tenías pensado?— Gyu Jin preguntó a Wei. —Porque si lo es, creo que Bit-to debería seguir dándole vueltas a sus pensamientos.

Gyu Jin se dirigió a la puerta. Necesitaba algo de aire desesperadamente. Dejó a Wei y Bit-to para hablar con la policía mientras atravesaba la puerta y pasaba sus manos sobre la cara.

Joder. Solo… joder.

Su mente luchaba contra lo que simplemente había pasado, Gyu Jin comenzó a ir al motel. Wei necesitaría ropa, y él sabía que el hombre llevaba una bolsa en la camioneta.

Envió un rápido mensaje a Wei, diciendo a su compañero donde iba así Wei no pensaría que Gyu Jin se había ido. Después de recuperar la bolsa y dirigirse de nuevo a la tienda, Gyu Jin notó un sedán azul oscuro aparcado enfrente. Conocía el coche, pero no podía ser el de Nick. Había dejado a su exnovio  y no le había dicho al tipo donde estaba.

Los pasos de Gyu Jin vacilaron cuando la puerta lateral del conductor se abrió y un alto y esbelto dios apretó el paso. Vestido con gusto, cabello rubio elegante, la estructura de sus huesos perfecta y unos labios atractivos.

Era Nick.

¿Por qué estaba Nick en Pride Pack Valley, y cómo había encontrado a  Gyu Jin? No era como si la ciudad estuviera en la autopista. No había modo de que su ex hubiera tropezado con él por casualidad.

—Gyu Jin. —Los lados de la boca de Nick se curvaron en una  sonrisa impresionante. Gyu Jin quería borrar esa sonrisa de un puñetazo. Quería cortar los  neumáticos de Nick, romper las ventanillas, arañar la pintura con una llave y lanzar a Nick al maletero antes de conducir el coche hasta el muelle.

—¿Qué demonios haces aquí? —Gyu Jin exigió. Odiaba a Nick por lo que el  tipo le había hecho, pero una pequeña parte de él todavía se preocupaba por Nick. Gyu Jin se forzó a quedarse parado mientras Nick fue alrededor del coche y dio un paso en la acera.

—Tratando de encontrarte —dijo Nick. —No contestaste mis mensajes.

Todavía no sé por qué te fuiste. Solo quiero resolver las cosas contigo,  Gyu Jin. Independientemente de lo que sea, lo superaremos. Solo ven a casa. El corazón de Gyu Jin se apretó. —¿Para qué? ¿Para que puedas seguir engañándome?

Nick no parecía sorprendido de que Gyu Jin lo supiera. De hecho, no parecía ni un poco arrepentido. —Los hombres no están hechos para la monogamia, Gyu Jin. Está demostrado. ¿Pero no era yo bueno contigo? ¿No te traté bien?

Gyu Jin estrechó sus ojos mientras las ventanas de su nariz llameaban. Si Nick hubiera empezado a cantar y bailar, le habría sorprendido menos que lo que el bastardo acababa de decir.

—¿Demostrado? —gritó la palabra mientras sus dedos agarraban la bolsa más fuerte. —¿Es una puta broma?

—No hay necesidad de maldecir —Nick le reprendió. —Podemos hablar de esto como adultos civilizados.

—Métete tu cortesía por tu culo tramposo —Gyu Jin escupió mientras comenzaba a andar. Estaba temblando de rabia y si no se alejaba del gilipollas, simplemente podría cambiar y atacar a Nick igual que había hecho con el ladrón.

—Ese es uno de tus problemas —Nick gritó.

 

Gyu Jin se paró. Se dio la vuelta despacio, inclinando su cabeza a un lado. —¿Qué problema? Por lo que yo sé, el único problema que nosotros teníamos era tu incapacidad de mantener tu polla dentro de los pantalones.

¿Cómo demonios había amado alguna vez a este tipo? Mientras Gyu Jin  estaba ahí de pie, vio a Nick como realmente era. Egoísta. Todo en lo que el tipo pensaba era en sus propias necesidades. Sí, el había sido cariñoso con Gyu Jin, pero de algún modo Gyu Jin sabía que esa era la retorcida percepción de Nick de como las relaciones, se suponía, que eran. Nick caminó hasta que estuvo justo delante de Gyu Jin.

—Sé razonable, Gyu Jin. Deja de actuar como un niño y vuelve a casa.  Incluso he encontrado un trabajo para ti así podrás contribuir a nuestros gastos.

—Prefiero estar en la ruina y sin hogar que compartir algo contigo, Nick  —Gyu Jin levantó la bolsa de Wei sobre su hombro. —No actúo como un niño. Soy un adulto alejándose de tu desastre de vida. No veo cual es el problema. No voy a estar ahí más. Puedes conseguir todas las pollas gordas que quieras ahora.

—No es nada personal —Nick dijo. —Una vez que cumplas los veintiuno, los dos viviremos bien. No tendrás que preocuparte del dinero y prometo que dejaré de ver a otros hombres.

La mandíbula de Gyu Jin cayó. Nick siempre había insistido en el dinero, pero Gyu Jin nunca había pensado que el único interés de Nick por él era su fondo fiduciario. ¿El dinero era todo lo que le importaba a Nick?

—Estoy tan contento de haber visto lo sinvergüenza que eres Nick. Nunca verás ni una moneda de diez céntimos de eso. Jódete, eres un bastardo egoísta.

Gyu Jin se sorprendió cuando Nick agarró su chaqueta y empujó a Gyu Jin contra la pared de la tienda. —Escúchame, pequeña mierda. Vendrás a casa conmigo y cuando tú cumplas los veintiuno, tendrás acceso a tu fondo fiduciario y finalmente yo tendré la vida que merezco.

Gyu Jin empujó a Nick y golpeó las bolas del hombre. Nick se dobló agarrando su ingle mientras se volvía rojo brillante.

—¿Hay algún problema?

 

Gyu Jinn alzó la vista para ver a Bit-to y Wei acercarse. Él lanzó la bolsa a Wei antes de volver a mirar a Nick. —Mi ex quiere que yo me vaya a casa con él, así puede poner sus sucias manos sobre mi fondo fiduciario.

—¿Tienes un fondo fiduciario? —Bit-to preguntó. El hombre saltó sobre las puntas de sus pies. —Oh, ¿Me vas a comprar otro granizado?

Gyu Jin se echó a reír mientras Nick luchaba por incorporarse. Se rio tan fuerte que tuvo que poner las manos en sus rodillas. Genial, como había necesitado esto. —Eres demasiado adorable, Bit-to.

Después de atar sus botas y colocarse la chaqueta, Wei empujó a Nick contra la pared de la que Gyu Jin acababa de apartarse.

—¿Cómo le encontraste?

Los ojos de Nick se ensancharon mientras miraba hacia arriba a Wei.

—Rastreé el GPS de su teléfono.

Wei mostró sus colmillos y Gyu Jin tuvo que admitirlo, el lobo shifter era totalmente aterrador cuando estaba cabreado. —Si tú vuelves a aparecer en cualquier lugar cerca de Gyu Jin otra vez, te juro que te destripare aquí mismo. Él es mío y está fuera de tus límites. Gyu Jin dio un vistazo a Bit-to.

Sabía que su compañero humano estaba aterrorizado de los hombres grandes, y Wei no sólo era un gigante, sino que estaba enfadado. Pero Bit-to no parecía asustado. Se veía furioso.

El humano dio un duro pisotón a Nick y clavo un dedo en el pecho del tipo. —Él también es mío. Y para tu información, no es demasiado masculino para mí, ¿capichi? ¡Lo amo simplemente como es, tu… tu… manipulador!

—Pequeño gatito —Gyu Jin dijo empujando a Bit-to hacia atrás. —No te hagas daño.

Nick se deslizó entre la pared y Wei. —Ellos solamente te usaran —dijo. —¿Y dos hombres? Eres asqueroso.

Los ojos de Gyu Jin se ampliaron cuando Bit-to se adelantó y golpeó a Nick en la boca. El pequeño descarado sabía golpear, porque la boca de Nick comenzó a sangrar. Esta vez fue Wei quien separó a su compañero.

—Calma, tigre.

—¡Te demandaré por atacarme! —Nick subió a su coche y luego se fue.

—¿Era tu exnovio?—Bit-to . Las pequeñas ventanas de su nariz llameando, sus ojos estrechándose.

—No fue mi más sabia elección —Gyu Jin admitió. Dándole un beso a Bit-to en la mejilla. —Mi héroe.

—Eres un completo idiota —Bit-to dijo ruborizándose. Comenzó a alejarse, tropezando, Wei le cogió antes de que se cayera.

Gyu Jin se rio suavemente. —Hazme un favor y monta mi polla cuando regresemos a nuestro cuarto.

—Ningún filtro —Wei mascullaba mientras ellos tres se dirigían de nuevo al motel.

 

continuará,....

 

Notas finales:

quien iba a pensar que Nick Carter era tan idiota.. affff

 

dejen rw


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