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108. In Seong (08) por dayanstyle

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Him Chan se movió a través del denso bosque, sus pies crujiendo sobre la nieve caída. Inhaló profundas corrientes de aire frio, mientras exploraba la zona. No vio a nadie, pero sintió la presencia de alguien.

 

—¿Por qué me has llamado aquí? —Gritó, mientras el viento se abría paso a través de los árboles, llevando su voz con él.

 

Pájaros se dispersaron de un árbol cercano, mientras pequeños animales se escabullían. El bosque se sentía cada vez más frío y oscuro, cuando una sombra se movió detrás de un pino.

 

Wheesung estaba de pie, en el pequeño claro, sus oscuros ojos marrones eran inescrutables. —Solo para hablar.

Him Chan no confiaba en su hermano, en lo más mínimo. Tenían una sórdida historia, y se preguntaba por qué Wheesung estaba aquí, por qué la muerte lo había convocado.

 

—Me encuentro, en un territorio desconocido.

 

Him Chan se sorprendió de que Wheesung confesase cualquier tipo de debilidad percibida. Su hermano era terco, sádico, y no pensaba en nadie más que en sí mismo. Pero también sabía, que Wheesung estaba confundido, sólo, y nunca había querido ser la muerte en primer lugar. Pero todos tenían que desempeñar su papel, y sólo porque odiaba lo que hacía, eso no significaba que pudiera alejarse de sus responsabilidades.

 

Sin importar cuánto apestaban.

 

—¿Con qué territorio no estás familiarizado? —Mantuvo su distancia. No confiaba en que Wheesung no atacaría. El hombre quería morir, y si lo forzaba a matarlo, él también moriría. Estaban entrelazados, equilibrados, Vida y Muerte. Uno no podría existir sin el otro.

 

—He llegado a estar... obsesionado con una persona en particular. — Wheesung se metió las manos en los bolsillos de sus vaqueros. Su chaqueta de cuero, estaba abierta y no llevaba camisa. Su largo cabello caía en cascada sobre sus hombros, y sus oscuros ojos estaban abatidos.

 

Si la Muerte estaba obsesionado con alguien, necesitaba saber de quién. Wheesung nunca había sido amado, ni había amado alguna vez. Si su atención había sido despertada, eso podría llegar a ser un desastre.

 

 

—Dime quién es esta persona, hermano.

 

Wheesung se burló. —¿Desde cuándo reclamas ese título conmigo?

 

Him Chan fue cuidadoso con cada palabra que decía. —Dime, Wheesung. ¿Quién ha ganado el interés de la Muerte?

 

Este siseó. —Como si yo quisiera ser eso. Sin embargo, me lo han impuesto, soy temido por todos y buscado por muchos. Tengo hombres y mujeres clamando por mi, para poner fin a sus vidas miserables, pero no es su tiempo. Tengo almas llorando por venganza contra los que las han matado. Mi cabeza nunca está tranquila, hermano. Nunca he conocido la paz como tú.

 

Eso no era del todo cierto. Him Chan oyó las mismas voces, aunque nunca se lo había confesado a Wheesung. Simplemente aprendió, durante los largos milenios, ajustar las voces. ¿Cómo Wheesung nunca había aprendido a hacer eso?

 

No podía imaginar oír esos gritos, a todo volumen. Se volvería completamente loco. —Dime su nombre, Wheesung.

 

La cabeza este, se levantó lentamente. Him Chan vio el tormento en sus oscuros ojos castaños. —¿Crees que le haría daño? Cuidado con la respuesta. —No intencionalmente.

 

—Tengo demasiados enemigos. —La voz de Wheesung había bajado, a un mero susurro—. Enemigos que venderían su propia alma para ganar influencia sobre mí. Usarían a esta persona, en mi contra.

 

Un peso de plomo se estableció en el estómago de Him Chan. —¿Es esta persona de la que hablas, tu pareja? —No creía que eso fuera posible, pero si él, la Vida, había sido dotado con hombres para calmar su alma cansada, ¿por qué no Wheesung?

El pensamiento lo heló hasta los huesos.

 

—No.

 

Him Chan reconocía esa palabra, por la mentira que era.

 

Wheesung se golpeó el estómago con el puño. —Estoy totalmente retorcido, hasta aquí. Siento una ira sin explotar, cuando pienso en cualquier daño acercándosele. Pero mis manos sudan y mi corazón corre cuando estoy cerca de él. —se pasó una mano por el pelo largo. —¿Eso es normal?

 

Aw diablos. Wheesung estaba enamorado. Mierda. Ya era bastante malo, que el amor hiciera a un hombre hacer cosas locas, pero éste era Wheesung. Loco era su norma. Esta situación no era más que una bomba de tiempo.

 

Him Chan realmente sintió lástima por Wheesung. Tenía razón, cuando dijo que estaba en territorio inexplorado. No se podía decir cómo reaccionaría el hombre, ante las emociones que se apoderarían de él. —Es normal, Wheesung. La emoción que te tiene tan perdido, se llama amor.

 

—¿Amor? —Wheesung frunció el ceño. —La Muerte no ama a nadie.

 

Him Chan estaba seguro, de que Wheesung no había captado el desliz, cómo se había referido a sí mismo como Muerte. No se molestó en señalarlo. —Estoy dispuesto a dejar de lado nuestras diferencias, si necesitas ayuda para entender las cosas.

 

—No necesito tu ayuda.

 

—Sin embargo, me llamaste aquí.

 

Wheesung apretó la mandíbula, mientras empujaba el puño contra el árbol a su derecha. Este se marchitó instantáneamente, las ramas se agrietaron. Ninguna hoja volvería a crecer en el, de nuevo.

 

—Si tu furia, no guiada, te hizo matar a un árbol, ¿cómo serían las cosas si este joven te hace enojar? —Realmente necesitaba averiguar quién era la pareja de Wheesung. Temía el infierno mental que el hombre podría soportar, a manos de su hermano.

 

—Yo sólo... sólo quería saber lo que era este sentimiento.

 

Him Chan cerró los puños, cuando Wheesung desapareció. Así fuera la última cosa que hiciera, descubriría quién era el hombre y lo salvaría de la Muerte.

 

 

 

 

 

Algo golpeó a DaWon en el pecho. Ni siquiera estaba seguro de lo que era, pero voló hacia atrás, por la explosión. Los choques de electricidad rodaron a través de él, haciendo que sus entrañas se sintieran como si estuvieran en llamas. Se retorció en la acera, donde había aterrizado, gritando por el dolor.

 

¿Dónde estaba In Seong? A través de sus lágrimas, vio al demonio luchando contra alguien. Alguien que tenía un rayo saliendo de sus manos. Otros hombres estaban luchando detrás de In Seong. Era una pelea callejera, por lo que DaWon podía ver, pero sólo vislumbró el caos que le rodeaba, porque su cerebro parecía que se estaba derritiendo en los lados de su cráneo.

 

Y entonces Phoenyx apareció a su lado. El pelirrojo del apartamento de In Seong. La mandíbula de DaWon se apretó con fuerza, mientras rodaba hacia su espalda, arqueándose, mientras sus entrañas ardían.

—No te muevas, DaWon—Phoenyx sostuvo la mano, en su mandíbula, inmovilizando su cabeza, mientras una única lágrima caía de los ojos del hombre.

 

Se deslizó por su mejilla y se quedó en su barbilla, antes de caer en su boca abierta.

¡Asqueroso! ¿Qué diablos estaba haciendo el tipo? No entendía nada de lo que estaba pasando. Pero cuando la lágrima le golpeó la lengua, el abrasador dolor desapareció. Seguía sintiendo la tensión dentro de él, pero la ardiente sensación se había detenido.

 

 

—Sólo descansa aquí y mantente alejado de los combates. —Phoenyx se puso de pie y corrió hacia la pelea, dejándolo, tratando de recordar cómo volver a respirar.

 

Las bolas de llamas atravesaban el aire, de forma desordenada, golpeando árboles e incendiándolos. Un hombre se movía tan rápido, que no era más que un borrón. Vio a un hombre que estaba en llamas agarrar a otro, quien gritaba, mientras estallaba en llamas. Era como si uno de sus videojuegos hubiera cobrado vida. Se obligó a ponerse en sus manos y rodillas y se arrastró hacia el parque, todavía debilitado por lo que le había sucedido. Su corazón estaba en su garganta, y su mente estaba revuelta, mientras se escondía detrás de un árbol que no estaba en llamas. No había demasiados, porque todo el parque parecía en llamas.

 

A través de la masa de cuerpos y el humo de los árboles ardientes, intentó localizar a In Seong.

 

—No es seguro aquí. Ven conmigo.

 

Miró por encima del hombro y vio a un hombre que estaba detrás de él. El chico estaba en cuclillas, con la mirada fija en los combates.

 

—¿Quién eres?

 

 

—No hay tiempo, tenemos que salir de aquí, antes de que te vuelvan a golpear. —El tipo le agarró la muñeca y trató de alejarlo.

 

—No voy a ir a ningún lado. —No iba a huir con un extraño y dejar In Seong. A pesar de que estaba fascinado por este reino, no era un idiota, y definitivamente, no sería secuestrado. Tiró de su muñeca, liberándola.

 

—Quédate con el caramelo y el perro perdido. —dijo, mientras que movía sus pies hasta levantarse.

 

El mundo se movió ligeramente, y se sintió débil, pero lucharía con uñas y dientes, para impedir que este hombre lo llevara lejos.

 

—¿Eres estúpido?—preguntó el chico, mientras su labio superior se curvaba. —¿Quieres salir lastimado otra vez, o incluso morir?

 

—No especialmente, —dijo DaWon. —Pero no voy a ninguna parte, con alguien que ni siquiera conozco.

 

—Haz lo que quieras. Cuando mueras, no vengas a llorar. —El hombre corrió en dirección opuesta a la pelea. Observó la espalda del desconocido, por un segundo, antes de girarse a la lucha de nuevo. Ahora que podía concentrarse, vio al menos a una docena de hombres. Solo deseaba saber quiénes eran los malos, para poder evitarlos.

 

Las ramas arriba crepitaban y explotaban, quemadas y las hojas que caían alrededor de él, como una lluvia ardiente. No podía quedarse allí. Tenía que alejarse de los árboles, antes de que empezara a crepitar y estallar. Pero explosiones de rayos y fuego lo rodeaban, y no estaba seguro de hacía dónde correr. No quería que lo golpearan de nuevo. Localizo el Java y se fue hacia el edificio. Zigzagueo y corrió esquivando puños voladores, espadas oscilantes y la pared de cuerpos, estaba agradecido al llegar a la puerta indemne.

 

La puerta estaba desbloqueada, y una pequeña multitud de gente en una esquina estaban reunidos en el interior, todos mirando la lucha a través de las grandes ventanas de cristal.

 

—Ven aquí, chico. —lo llamó Useung. In Seong le había presentado al dueño, y se alegró de que Useung lo recordara.

 

—¿Que está pasando?

 

Useung se quedó mirándole la camisa. Miró hacia abajo, para ver un agujero en el centro de donde había sido golpeado. La piel detrás del agujero estaba impecable. Definitivamente, tendría que preguntar más tarde lo que Phoenyx le había hecho.

 

 

—Chupadores de almas. —dijo Useung, con un gruñido. —Por lo que he oído, algún demonio hambriento de poder, está tratando de reunir un ejército de ellos. Comenzaron a atacar el edificio de apartamentos de los Demonios Guerreros, hasta que estos salieron a pelear.

 

—¿Por  qué  harían  eso?—preguntó.  —¿Por  qué  simplemente,  no irrumpieron en el lugar?

Useung sacudió la cabeza. —No puedes simplemente entrar allí. No hay una puerta de entrada. Tienes que ser invitado.

 

Recordaba cuando había huido de In Seong. Había salido corriendo del edificio y se giró para ver que la puerta se había desvanecido. —¿Eso es, como una especie de medida de seguridad?

—Si nadie puede entrar, entonces los guerreros no pueden ser atrapados con sus pantalones abajo.

 

DaWon se giró hacia la pared de cristal, sus ojos buscaron hasta que aterrizaron en In Seong. Los brazos del demonio se movieron de un lado a otro, mientras un hombre más pequeño, levitó en el aire. In Seong lanzó ambos brazos a su izquierda, y el hombre más pequeño se estrelló contra el costado del edificio.

 

Por más asustado que estuviera, la magia, el poder que había sentido ondulando por el aire y la forma en que los músculos de In Seong se flexionaban mientras se movía, no estaba lo suficientemente asustado como para querer huir de este lugar. Eso fue, hasta que alguien entró en la tienda, una sonrisa maligna en su rostro. Era el tipo que había intentado llevárselo del parque. Sus ojos brillaban rojos, mientras cerraba con llave la puerta detrás de él. —Bueno, hola hermoso.

 

 

 

El corazón de In Seong casi había fallado, cuando DaWon había sido golpeado con un rayo de electricidad. Había querido correr hacia el humano, pero lo habían atacado antes de que pudiera hacer el intento.

 

Después de eso, había perdido de vista al joven.

 

—¡Hijo de puta!

 

 

Utilizó el poder del viento, para levantar al chupador de alma fuera de sus pies y golpearlo contra el edificio de apartamentos, con su mente en una sola cosa. Llegar a DaWon.

 

Después de que había logrado quietarse de encima al demonio, más atacaron. Junto con los otros guerreros, tenía una gran pelea en sus manos. Nunca antes había encontrado chupadores de almas tan determinados. La mayoría eran cobardes que corrían ante primer signo de problemas. No estos demonios. Ellos eran implacables. Había oído rumores de que algún poderoso demonio, estaba amasando un ejército de chupadores de almas, y había puesto un poco de interés en el rumor, ya que su número había ido en aumento, pero esto era simplemente una locura.

 

Otro chupador de almas cargó contra él, pero antes de que pudiera llegar, Joshua golpeó al hombre con bolas de fuego.

 

—Ve a buscar a tu ser humano, —gritó Joshua, cuando fue atacado desde un lado. —Tenemos esto.

 

Giró y miró a su alrededor. No vio a DaWon en ninguna parte. El joven no estaba tumbado en el suelo, donde había aterrizado después de ser golpeado.

 

No parecía estar en ninguna parte. Su corazón se contrajo ante la idea de que DaWon hubiera muerto, pero entonces, ¿dónde estaba su cuerpo?

 

Vio algo por el rabillo del ojo. Cuando volvió su atención completa a Useung’s Java, vio al dueño peleando contra otro hombre. Corrió por King Kennedy, en dirección a la tienda de Java. Fue entonces, cuando vio a DaWon entre la pequeña multitud de personas en el interior. Aunque había problemas en la tienda, estaba aliviado de que el joven parecía ileso. La puerta estaba cerrada cuando llegó. Dio un puñetazo en el cristal y vio como se hizo pedazos. Atravesó el marco de metal vacío y entró en la tienda.

 

—Atrapa a este bastardo chupador de almas. —gritó Useung, mientras golpeaba al chico en su mandíbula. El demonio se tambaleó hacia atrás, antes de cargar hacia Useung.

 

In Seong agarró al tipo por la parte de atrás de su camisa y tiró de él hacia atrás. El demonio se retorció en el agarre, se liberó, y luego corrió a través de la puerta rota. Le habría dado caza, pero en cambio, fue directamente hacia DaWon.

 

—¿Estás bien? ¿Qué tan mal estas herido? —In Seong se encogió ante el agujero de la camisa del humano. Arrancó la camisa por encima de la cabeza de DaWon, para examinarlo.

 

 

—Estás desnudándome, delante de toda esta gente. —DaWon le dio unas palmadas en las manos, mientras su piel se calentaba de vergüenza. Su pecho era rojo brillante, y In Seong amaba con qué facilidad el hombre se sonrojaba.

 

—Estoy bien.

 

—Pero  fuiste  golpeado—El  pecho  del  ser  humano,  debería  haber mostrado algunos signos del ataque –una marca de quemadura, descamación de la piel, o peor, sus entrañas colgando hacia fuera- pero no había nada más que una piel suave y pálida.

 

Piel que se moría de ganas de explorar a fondo con sus manos, labios o su polla. No era un hombre exigente.

 

DaWon hizo un gesto con la mano hacia la lucha. —Phoenyx lloró en mi boca— El humano arrugó su nariz. —No puedo decir que alguna vez haya bebido las lágrimas de alguien antes, pero me quitó el dolor.

 

Le debía a Phoenyx en grande. Persuadió a los espectadores que fueran hacia la puerta y les dijo que corrieran en la dirección opuesta de la pelea.

 

 Debería haber sido una obviedad, pero no quería correr ningún riesgo.

—No me voy—dijo Useung. Sus ojos comenzaron a brillar de color rojo, mientras se triplicó en tamaño. Demonios y sus habilidades. Tienes que amarlo.

 

Useung se alejó de In Seong y atravesó la puerta rota, el cristal crujiendo bajo sus pies.

In Seong se encogió de hombros. Si el demonio quería pelear, ¿quién era él para detenerlo?

—Eso fue como ver a Bruce Banner, transformarse en Hulk.—dijo DaWon.

 

—Sólo que Useung es rojo y tiene cuernos negros que brotaban de su cabeza. Supongo que esa es su capacidad, ¿el crecer más alto y hacer estallar una tonelada de músculos? Eso fue muy bonito de ver.

 

Sacando a Useung de su mente, In Seong se volvió hacia DaWon. —Vamos. Te llevaré a mi apartamento, donde estarás a salvo.

 

DaWon lo obligó a detenerse. —¿Pero, no tienes que volver y ayudar? Posees locas habilidades que puedes utilizar, incluso si ellas destrozan el Reino de los Demonios. —DaWon extendió los brazos y movió los dedos—. ¡Haz que llueva!

Se rió entre dientes, mientras enmarcaba la cara de DaWon con la mano.

 

 

—Todo lo que tengo que hacer, es a mantenerte a salvo. En este momento, es mi única preocupación.

 

—¿Quieres decir, que no puedes golpearlos con algún relámpago o granizo? Tus hombres te necesitan, In Seong. No voy a ser la razón, por la que no pelees.

 

Sus hermanos lo necesitaban, pero no podría concentrarse, sabiendo que DaWon estaba en peligro. —Estarán bien.

 

—En serio, vuelve allí. Si otra chupador de almas viene aquí, voy a hacer que se arrepienta de estar jugando conmigo.

 

Empezó a revisar el pelo rojo de DaWon.

 

—¿Qué estás haciendo? —DaWon lo apartó.

 

—Verificando si hay bultos o protuberancias. Tienes que haberte golpeado la cabeza, si crees que voy a dejarte aquí, para luchar contra un demonio chupador de almas.

—Ahí vas de nuevo, haciéndome parecer un gran gallina.

 

—Estoy estableciendo un hecho. Ahora vamos, tigre. —In Seong lo empujaba, mientras caminaban sobre el vidrio roto y salían de la tienda. Tomaron el camino largo, alrededor del edificio y entraron a su apartamento, a través de las sombras oscuras.

 

DaWon agarró su cabeza, mientras se balanceaba. —No creo que alguna vez, vaya a acostumbrarme a viajar de esta manera.

 

—Mejor que el transporte humano.

 

—Eso es cierto. —Corrió a las ventanas del piso al techo, para mirar hacia abajo.

 

In Seong se movió detrás de él y deslizó sus manos por sus lados descubiertos. —Ahora, déjame terminar de comprobarte desde la cabeza a los pies.

 

DaWon miró por encima del hombro. —Te dije que estoy bien.

 

In Seong sacudió la cabeza. —Yo juzgare eso. Ahora quítate esos pantalones.

 

 

continuará....


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