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108. In Seong (08) por dayanstyle

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—Tengo que ir a ver a mi mamá—DaWon giraba en círculos, mientras tomaba su ropa del piso. In Seong vio lo alterado que estaba su pareja y sabía por qué. Había oído a la persona del otro lado del teléfono.

 

Sin preguntar, se hizo cargo. En primer lugar, evitó que DaWon girara como un trompo lento. Tomó la ropa de sus brazos y ayudó a su pareja a vestirse. Luego, lo sentó en el sofá, antes de vestirse.

 

—Si hubiera tenido un ataque al corazón, estaría en el hospital, ¿verdad?

 

DaWon parpadeó sus ojos llorosos hacia In Seong. —Yo... no creo... no lo sé.

 

Dado DaWon parecía fuera de sí, tendría que ser el que decidiera en este momento. Le puso a DaWon la chaqueta y luego tomó su mano. —Donde quiera que esté, te llevaré allí.

 

DaWon simplemente asintió, mientras miraba alrededor de la sala de estar. In Seong llevó a su pareja a su dormitorio y usó el control remoto para cerrar los paneles sobre las ventanas, bañando la habitación en la oscuridad. Se movió  hacia delante, dejando el Reino de los Demonios detrás. Entraron en el reino humano, justo cuando un violento viento, los lanzó por el callejón. Mierda. In Seong no había pensado en coger un abrigo, y no iba a volver para conseguir uno.

 

Un borracho se quedó mirándolos, a través de sus brumosos ojos. —¿De dónde vinieron? ¡Simplemente aparecieron de la nada!

 

Sus ropas estaban hechas jirones y estaban sucias, además de tener periódicos que salían del cuello de su delgada chaqueta. In Seong sacó su billetera y le dio al chico unos cuantos billetes. —Consigue algo caliente, para poner en tu estómago.

 

Tenía la sensación, de que el chico se bebería el dinero. Ya que se aferraba a una botella casi vacía.

 

—¡Que Dios los bendiga! —El borracho se reía, mientras se alejaba a toda prisa.

 

—Llama a tu hermano. —le dijo a DaWon, que todavía se veía fuera sí. Sólo miraba hacia delante, parecía ajeno al viento y sus alrededores. Tuvo que excavarle en el bolsillo para obtener el teléfono del joven.

 

DaWon parpadeó varias veces y luego se aferró al aparato, cuando In Seong se lo entregó. Sus manos temblaban, mientras marcaba, y In Seong tiró de DaWon junto a él. Tenían que salir del frío, pero eran las cuatro de la mañana y todos los negocios estaban cerrados.

 

—¿Está mamá en el hospital? —preguntó, mientras In Seong usaba sus poderes para calmar los vientos. Normalmente no interfería con la Madre Naturaleza –excepto cuando tenía sexo, y eso no contaba, porque no tenía control de sus habilidades en ese momento– pero DaWon estaba tratando con suficiente. No necesitaba enfermarse, encima de todo lo demás.

 

Ese pensamiento llevó a casa lo frágiles que eran los humanos. Si se salía con la suya, DaWon pasaría el resto del invierno en el Reino de los Demonios, donde no nevaba ni se ponía tan helado.

 

Con un toque de su dedo, DaWon terminó su llamada. —La ambulancia la llevó a la clínica.

 

Conocía el camino. Por desgracia, estaban en el otro extremo de la ciudad. Llevó a DaWon por el callejón, encontró un rincón oscuro y salió al lado de la clínica. DaWon permaneció allí un momento, sosteniendo su cabeza. —Creo que voy a vomitar.

 

Esperó, mientras DaWon encontraba su rumbo. Echó un vistazo a las calles desiertas y luego al aparcamiento, que contenía sólo un puñado de coches. Las luces de los faroles brillaban contra la nieve caída, cuando el viento volvió a levantarse.

 

—Vamos a entrar. —Estaba helando, y DaWon también tenía que estarlo.

 

Las puertas de cristal se abrieron y el calor de un respiradero por encima de ellos los golpeó con aire caliente. Quería permanecer allí hasta que se descongelara, pero siguió avanzando, todavía agarrando la mano de DaWon.

 

—Hey, In Seong, —el enfermero detrás del mostrador dijo, con una sonrisa— ¿Qué te trae por aquí?

 

In Seong se giró hacia DaWon. —¿Cuál es el nombre de tu mamá?

 

—L-Lee, —DaWon tartamudeó. —Sandra Lee.

 

Ung Jae hizo clic en su teclado. In Seong había conocido al enfermero, que era un shifter conejito, hace unos años cuando un malvado shifter lobo lo había atacado.

 

Había matado al lobo y él y Ung Jae se habían hecho amigos. Incluso habían salido una o dos veces, cada vez que tenía que patrullar Villa Kim. Lo que no era a menudo.

 

—Sí.—Ung Jae dio un golpecito con el dedo sobre la pantalla del ordenador. —Fue admitida hace una hora.

—DaWon.

 

In Seong se giró y vio a un hombre que se acercaba. El parecido familiar era extraño. Era como mirar una versión más vieja de DaWon.

 

Este le soltó la mano y dio un paso hacia atrás, cuando el hombre se acercó.

—Papá montó con mamá y yo lo seguí, pero la nieve que había allí, hacía casi imposible conducir. —lo miró— ¿Y usted es?

 

No le gusto la forma en que este ser humano lo evaluó y rápidamente lo echó.

—Es un amigo—dijo DaWon, un poco demasiado rápido. —Eddie, éste es In Seong.

 

Los dos se asintieron el uno al otro, pero no se dieron la mano.

 

Sabía que DaWon no podía decirle a su hermano que eran pareja, pero ser empujado a la zona de amigo, todavía picaba. DaWon podría haberle presentado, por lo menos, como un amante. ¿Su familia sabía que era gay?

 

Eddie arrugó la nariz. —Este es un asunto familiar, DaWon, no una fiesta. ¿Por qué demonios traerías alguien más contigo?

 

Si el tipo no hubiera sido el hermano de DaWon, le habría dado un puñetazo en su maldita boca, por hablar con su pareja con un tono tan condescendiente.

 

—¿Siempre eres tan grosero con tu hermano? —le preguntó.

 

El pelirrojo mayor, parecía sorprendido por la pregunta. Se pasó la mano por el pelo, mientras lo miraba con mordacidad. —No creo que mi relación con mi hermano, sea asunto tuyo.

 

Tenía que continuar diciéndose, que este era el hermano de su pareja, porque estaba a cinco segundos de abofetear al bastardo.

 

—Le mostraré a los caballeros, su habitación. —Ung Jae salió de detrás del mostrador y señaló el pasillo.

 

—¿Necesitas que vaya contigo? —preguntó. Independientemente de lo que Eddie pensara, si DaWon lo necesitaba, lo acompañaría.

 

—Primero, voy a ver cómo está. —dijo DaWon con una temblorosa sonrisa.

 

Eddie le dio una última mirada, antes de que los dos caminaran por el pasillo. Se dejó caer en un asiento y suspiró.

 

No iba a anotarse ningún punto con Eddie. Había tenido la esperanza, de llevarse bien con la familia de DaWon, pero no parecía como eso fuera a pasar. Y era más que obvio, que los Lee no sabían nada sobre que DaWon fuese gay.

 

Simplemente genial.

 

Las puertas se abrieron de golpe, dejando entrar una ráfaga de aire frío, mientras Phoenyx entraba, mirando alrededor. Cuando sus ojos aterrizaron en él, el guerrero se dirigió directamente en su dirección.

—¿Está todo bien?

 

—Ahora, ¿cómo diablos te enteraste de su madre? —preguntó. —Lo acabo de descubrir hace veinte minutos y no dije ni una palabra al respecto.

 

Phoenyx levantó las manos y movió los dedos. —Tengo locas habilidades, amigo. Lo sé todo.

—Estás lleno de mierda.

 

—Ese soy yo. Him Chan me dijo que viniera a verte. Sin embargo, no dijo por qué. ¿De quién es la madre? ¿De ese humano? ¿Por qué no lo has cortado todavía? —Phoenyx sonrió, se sentó a su lado y le dio un codazo. —¿Intentando entrar en esos pantalones frikis?

 

—Él es mi pareja—Se echó hacia atrás y abrió las piernas ligeramente, una rebotaba, mientras esperaba para ver si DaWon lo necesitaba.

 

—No, mierda. —Phoenyx se rió entre dientes—. Bastardo afortunado. — frunció el ceño. —Eso es algo bueno, ¿verdad?

—Lo es. Ahora, ¿qué pasó después de que me fui? —observó a Ung Jae reanudar su posición detrás del escritorio y empezar a escribir.

 

Phoenyx se movió en su silla. —Him Chan finalmente se unió a nosotros y usó su extraño mojo, para matar a los chupadores de almas. Pero hay más.

Mucho más de lo que he oído. Esta lucha está lejos de terminar. Sólo tenemos que averiguar, quién está moviendo los hilos de las marionetas.

 

—Debería haber dejado a uno de ellos con vida, para que pudieras torturarlo hasta obtener información. —Sus ojos, se quedaron pegados en el pasillo, y aunque tenía una audición superior, no podía oír nada más allá del escritorio. O bien nadie estaba diciendo nada, o habían cerrado la puerta de la habitación de su madre.

 

—Creo que Him Chan estaba de mal humor. Solamente lanzó los brazos hacia fuera, pronunció unas palabras en ese lenguaje primitivo que él y Wheesung hablan a veces, y de repente Zas, los chupadores de almas cayeron como moscas. Después desapareció, dejándonos cuidando de los cuerpos.

 

Eso llamó su atención. —¿Qué le molestaba?

 

Phoenyx se encogió de hombros. —No lo sé. Parecía que había algo que ocupaba todos sus pensamientos.

Quizá más adelante, si todo estaba bien con la mamá de DaWon, iría a ver a su líder. Le debía a Him Chan no sólo su vida, sino su cordura. Al igual que con el resto de los Guerreros Demonios, había tenido un pasado horrible que intentó duramente nunca recordar. Si Him Chan no lo hubiese llevado a la formación, él no tenía ninguna duda de que a estas alturas, ya estaría muerto.

 

O sería un sanguinario asesino, dado que su madre lo había vendido a una edad temprana, porque a su último novio no le habían gustado los niños. Apartó de golpe esos pensamientos, mientras su pierna continuaba rebotando.

 

Phoenyx nuevamente, le dio un codazo. —¿Quieres que vaya allí y ayude a la madre de tu pareja?

 

El pensamiento era tentador. Las lágrimas de Phoenyx tenían poderes curativos milagrosos, pero sabía que interferir con el destino de un humano, tenía consecuencias. Him Chan le había advertido a Phoenyx no utilizar su don de una manera tan arrogante.

 

Por otra parte, su líder había interferido con el destino demasiadas veces como para contarlas. ¿Qué daño podría hacer, el permitirle a DaWon más años con su madre? Pero primero, necesitaba averiguar sobre su condición. —Te lo haré saber.

 

—Escuché eso. —dijo Ung Jae detrás de su puesto de trabajo. El shifter conejo observó hacia el pasillo y luego los miró. Sus ojos verdes brillaban con conspiración, mientras su pálida piel se ruborizaba. Tenía una debilidad por los shifters dóciles. Estaban prácticamente indefensos contra las criaturas sobrenaturales más peligrosas, así como contra los seres humanos malvados.

 

—Déjame saber, si necesitas mi ayuda. —dijo Ung Jae, mientras el rojo en sus pálidas mejillas se profundizaba.

 

Phoenyx le dio una palmadita en la pierna, antes de levantarse. —Oigo a un caliente enfermero conejito, diciendo mi nombre.

 

Ung Jae fingió estar interesado en la pantalla delante de él. Phoenyx se inclinó sobre el mostrador y habló en voz baja, lo suficientemente, como para que no pudiera escucharlo.

 

Gracias joder.

 

—¡In Seong!

 

Estaba fuera de su asiento y corriendo por el pasillo, ante el sonido de la angustia de su pareja, Phoenyx estaba sobre sus talones, cuando irrumpieron  en la habitación.

 

Eddie estaba inconsciente en el suelo –o muerto. Dios, esperaba que el tipo no estuviera muerto-. También había otro hombre noqueado. Se parecía a DaWon, y supuso que era el padre de este. Giró la cabeza y vio al demonio de Useung’s Java que tenía a DaWon, clavado contra la pared.

 

Corrió hacia adelante, arrancó al demonio de DaWon y metió el puño en la cara del hombre, mientras Phoenyx comprobaba a Eddie. Asintió con la cabeza, para decir que el hermano de DaWon no estaba muerto y luego se trasladó a su padre y asintió de nuevo. Sus frustraciones y miedos reprimidos se enrollaron alrededor de su puño, mientras golpeaba al demonio, mientras veía a Phoenyx atendiendo a DaWon desde el rabillo del ojo.

 

Sus golpes se desaceleraron, cuando sintió otra presencia en la habitación, que no era del demonio.

 

—¿Sientes eso? —preguntó Phoenyx, mientras examinaba el cuello de DaWon.

 

—¿Qué es? —agarró la garganta del demonio, mientras miraba a su alrededor. Las luces de la habitación parpadearon antes de apagarse, bañándolos en la oscuridad.

 

Sintió la presencia de Him Chan y las luces se encendieron de nuevo. El líder demonio observó la escena, antes de que le arrebatara al chupador de almas de su agarre.

 

—Te lo advertí —, Him Chan le gruñó el demonio.

 

In Seong había abierto la boca para discutir, que el castigo del demonio era suyo para dar, cuando Wheesung apareció en el otro lado de la cama. Había sido esa presencia en la habitación, escondida más allá de la vista. Enseguida supo,lo que significaba la aparición del hombre.

 

—¡No!

—Wheesung, para. —La voz de Him Chan, era dominante, sin embargo no se había levantado.

—Esta mujer, no tiene ninguna relación contigo. —argumentó Wheesung. —¿Por qué estás interfiriendo?

—¿Quién es usted? —preguntó DaWon, mientras se alejaba de Phoenyx y se dirigía a la cama.

 

—Es el Maestro Segador. —dijo In Seong. —Está aquí, para llevarse a tu madre.

 

—¡No dejaré que lo hagas! —DaWon corrió por el lado de la cama y empujó a Wheesung. In Seong se tragó su corazón. Him Chan maldijo y Phoenyx se quedó allí, con la boca abierta. El chupador de almas, tenía una sonrisa en su cara.

 

Las facciones de Wheesung se oscurecieron, cuando mostró sus colmillos a DaWon. In Seong apartó a su pareja segundos antes de que Wheesung golpeara con su hoz al pequeño humano.

 

—Detente. —gruñó Him Chan, cuando la guadaña desapareció. —De esto es exactamente lo que estaba hablando, Wheesung. No tienes control sobre tu furia.

 

—No ventiles nuestra conversación anterior, Him Chan—le advirtió Wheesung— o cortaré al pequeño humano.

 

Him Chan apretó la mandíbula, pero no pronuncio otra palabra. In Seong estaba asombrado de que su líder había sido silenciado. Phoenyx llevaba la misma expresión incrédula.

 

—Esta es la razón por la que fui creado, sin embargo, me frustras a cada paso. —dijo Wheesung. —¿Interfiero cuando das vida? ¿Te impido cumplir con tu deber?

 

 

—Por favor, —rogó DaWon, mientras trataba de escapar de los brazos de In Seong, gruesas lágrimas deslizándose por sus pálidas mejillas. —Por favor, no te la lleves. Por favor, dame unos cuantos años más con mi madre.

 

Para el shock total de In Seong, los ojos oscuros de Wheesung se llenaron de pena. —Cada uno tiene su tiempo bajo el sol, joven humano. Naces, vives y luego mueres. Es un proceso que no se puede eludir. Lo siento por la pérdida, que estás a punto de soportar.

 

In Seong miró a Him Chan.

 

El jefe tenía pesar en sus ojos. —Realmente lo siento, pero tiene razón.

 

DaWon comenzó a llorar en los brazos de In Seong, y todo lo que este podía hacer era sostener a su pareja. Miró a Wheesung, pero también sabía que este tenía razón. El tiempo de Sandra Lee en esta tierra, había llegado a su fin.

 

Justo cuando Wheesung la alcanzaba, su cabeza se elevó. Sus ojos se estrecharon, mientras miraba hacia la puerta. In Seong oyó pasos que se acercaban.

La mirada de Wheesung, cortó a Him Chan. —Te voy a dar esto, pero sólo cinco años más.

 

La puerta de la habitación se abrió y Ung Jae metió la cabeza. Wheesung desapareció tan rápido, que la cabeza de In Seong giró.

 

—Sólo quería... —El shifter conejito frunció el ceño. —Hay demasiada gente, en esta habitación, ¿y quién salió de aquí en las llamas azules?

 

Him Chan lo miró, como si hubiera visto un fantasma.

 

In Seong estaba completamente confundido.

 

—¿Qué acaba de pasar? —preguntó el demonio, en el agarre de Him Chan.

 

Esa fue una buena pregunta.

 

 

 

continuará...

 

 

Notas finales:

WTF??

 

porque se habrá ido Wheesung de esa manera??

está el Maestro Segador enamorado??

queeeeeeeeeeeeee

 

dejen

rw


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