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119. El Precio de Wheesung (09) por dayanstyle

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Wheesung deambuló por los pasadizos del Inframundo, mientras debatía lo que debería hacer. Dejar a Ung Jae no era una opción, ¿pero podía continuar pasando tiempo con su compañero, sólo para herirlo al final? El amor era tan extraño para él, como sonreír. Incluso si creía que podría amar, ¿qué pasa con la seguridad de Ung Jae?

Nunca había odiado tanto quién era, como lo hacía ahora. Sólo, no podía tratar de usar a Himchan como un medio para alcanzar un fin. Tenía que pensar en Ung Jae, y él no sería tan egoísta como para dejar solo a su compañero en este mundo. Por otra parte, si usaba a su hermano para matarse, no quedaría ningún mundo.

El equilibrio debía mantenerse en todo momento. Vida y muerte.

Se pasó una mano por la cara, haciendo todo lo posible para callar los gritos de los condenados. Sólo podía comparar las voces con Cerebro de los X Men. Multiplica eso por un millón y podría estar cerca.

Se rió. Realmente estaba enloqueciendo, si estaba comparando su vida a una película.

—Estás en problemas, una vez más.

—¡Sal de mi maldita cabeza, Himchan! —Se sentó en la cama, frotando sus sienes. Necesitaba que Ung Jae lo abrazara de nuevo. Por mucho que le aterraba que sus enemigos se enteraran del conejito, encontraba difícil mantenerse alejado.

Mantuvo su presencia oculta, mientras se dirigía a Ung Jae, que todavía estaba en la clínica. Su compañero se estaba vistiendo. Su cuerpo se tensó y tuvo que evitar que se le escapara un gruñido, cuando Ung Jae se inclinó para ponerse su ropa interior. Carne suave y cremosa, que suplicaba ser tocada estaba justo frente a él.

Él era muchas cosas, pero antes que nada, era un hombre –un hombre que tenía sus necesidades. Quería tocar a Ung Jae, acariciar esa impecable piel, y mostrar a su compañero lo agradable que podía ser el sexo, pero se contuvo.

Seguía diciéndose que temía que sus enemigos fueran tras Ung Jae, pero la verdad era que temía no ser lo suficientemente bueno para su compañero, y que de algún modo, corrompería la bondad dentro de este.

 

 

—Wheesung—Ung Jae se volvió y lo miró a los ojos. —No creí que fueras a regresar.

La voz de Ung Jae era entrecortada, se giró y se puso su ropa interior. Le extendió la mano, pero curvó los dedos y la dejó caer. —Parece que no puedo mantenerme alejado de ti.

—Sí, bueno. Parece que no puedo mantenerme alejado del chocolate, pero eso no significa que sea bueno para mí. —Ung Jae alcanzó su camisa, pero él atrapó su muñeca. No quería que Ung Jae cubriera su hermoso cuerpo.

Con sólo pensarlo, pasaron de estar en la habitación de la clínica, a encontrarse en el dormitorio de Ung Jae.

Este se agarró la cabeza con su mano libre. —Eso fue un poco desconcertante.

—¿Te duele la cabeza?—Le liberó la muñeca y tomó la cabeza de su compañero con sus manos, masajeándole las sienes. —¿Te duele mucho?

Los párpados de Ung Jae, se cerraron. —Oh, eso se siente muyyy bien. —Se lamió los labios. —No te detengas. Tus dedos son como magia.

No quería dejar de tocar a su compañero. Deslizó las yemas de  sus pulgares más abajo, y acarició suavemente cada centímetro del delicado cuello de cisne de Ung Jae.

Su piel era suave y lisa, como tocar seda. Llevó a Ung Jae a sus brazos y recorrió con sus labios la dulce garganta de su compañero. Esperaba ser rechazado, pero en cambio, Ung Jae se derritió contra él.

No lo sometas a tu vida. Déjalo y aléjate de él. Pero no tenía las fuerzas necesarias para dejarlo, a pesar de que sería lo mejor para los dos. Continuó explorando a Ung Jae, mientras su polla se endurecía cada vez más.

—Me gusta cómo se siente tu barba contra mi piel—Ung Jae suspiró. —Se siente rasposa y excitante.

—Tendrás abrasiones.

—No me importa. —Ung Jae inclinó la cabeza hacia un lado, sometiéndose a él. —No te detengas, por favor.

Deslizó sus manos por la estrecha espalda de Ung Jae, ahuecó su culo, y tiró de él más cerca. Sus pollas se alinearon, y pudo notar cómo Ung Jae estaba tan excitado como él.

 

 

—Se siente raro, que estés vestido y yo no. —Ung Jae inhaló bruscamente, cuando su ropa desapareció y estaban acostados en la cama.

—Ahora eres tú, el que tiene demasiada ropa. —Rodó a su espalda, tirando de Ung Jae a su regazo. Este era impresionantemente hermoso, encima de él. Sus ojos color avellana ampliamente abiertos, mientras lo miraba con inocencia.

—No estoy seguro, de qué debería hacer aquí. —Ung Jae se mordió el labio inferior y un profundo rubor apareció sobre sus mejillas, cuello y pecho.

—Cualquier cosa que desees. —No podía dejar de tocarlo. Exploró la espalda, culo, piernas, estómago y pecho del conejito, luego deslizó sus manos sobre los delgados brazos de Ung Jae, persuadiéndolo para que se inclinara hacia delante.

Miró al techo, mientras luchaba con decisiones que sellarían el destino de Ung Jae y lo dejaría vulnerable por primera vez en su existencia. Su necesidad por Ung Jae era egoísta, pero nunca quiso nada tanto, como quería enlazarse con Ung Jae.

Nunca había pedido ni una sola cosa. ¿Por qué no podía tener esto? ¿Por qué la Vida merecía ser feliz, pero no la Muerte?               

Todos los pensamientos huyeron, cuando Ung Jae comenzó a besarlo a lo largo de la mandíbula. Los movimientos fueron inseguros, tímidos. Puso sus manos sobre las caderas de Ung Jae y las dejó allí, forzándose a no moverse, mientras el pequeño conejito exploraba.

Cuando Ung Jae lo miró y sonrió, supo que estaba perdido. Daría a su compañero cualquier cosa que le pidiera. Comenzaría guerras y arrasaría naciones hasta los cimientos, si eso hacía feliz a Ung Jae.

—Sabes que sólo estoy improvisando, ¿verdad? —Ung Jae apoyó el codo en su pecho, apoyando la barbilla en su mano. Jugueteó con el vello en su pecho con la otra. —Conozco la mecánica, pero—Ung Jae se encogió de hombros, — no te burles de mí, si no lo hago bien.

—Nunca me burlaría de ti.

—Eres demasiado serio—Ung Jae le mordió juguetonamente. —Puede que no haya hecho esto antes, pero no tiene por qué ser todo gruñidos y gemidos. Estoy bastante seguro, de que puedes sonreír, y tal vez, sólo tal vez, incluso reír.

Con un profundo gruñido, le agarró la parte posterior del cabello de Ung Jae y los dio la vuelta, situando a su conejito debajo de él. Se colocó entre las piernas de Ung Jae y tomó sus labios en un beso profundo y abrasador.

 

Hizo desaparecer la ropa interior de Ung Jae, mientras exploraba el interior de su boca.

—Me siento tan... necesitado —dijo Ung Jae, cuando rompió el beso. Recorrió con sus dedos el largo cabello de Wheesung, dando a los mechones un ligero tirón.

—¿Hay algo que puedas hacer, para que mi cuerpo deje de sentir como si estuviera en fuego?

Ung Jae estaba provocándolo. Una pequeña voz en la parte posterior de su cabeza, le decía que se detuviera, que no arruinara la vida de Ung Jae. Podría velar por él, por la eternidad sin interferir, pero de nuevo esa parte egoísta de él se negaba a escuchar, se negaba a pensar en las consecuencias de tomar a Ung Jae.

—Podría conseguir una manguera contra incendios. Ung Jae se rió. —Oh Dios mío. Has hecho una broma.

—Y tú acabas de arruinarla, señalando ese hecho. —Envolvió su mano alrededor de la dura polla de Ung Jae. Nunca se había divertido con un amante antes. Jodió, eso fue todo. No hubo burlas, ni sonrisas, y nunca antes se había sentido tan desesperado por joder a alguien.          

Aparto esos pensamientos, negándose a analizar el extraño modo en que Ung Jae lo hacía sentir. Quería que todo esto fuera sobre joder, pero uno, Ung Jae no parecía que fuera a permitir que eso sucediera. Dos, no podía usar el cuerpo de su compañero de un modo tan frío. Y tres, esta era la primera vez de Ung Jae y él, quería mostrarle el mundo del placer, de la manera correcta.

Ung Jae empujó su pene dentro y fuera de su mano, gimiendo mientras sacudía la cabeza. Extendió su mano y una botella de lubricante apareció en su palma. Lubricó su mano y la puso de nuevo sobre la polla de Ung Jae.

—Me encantan tus singulares poderes —dijo Ung Jae. —Te ahorra el tener que levantarte.

—Sólo la explosión del universo, me sacaría de entre tus piernas.

—Dices las cosas más dulces—Ung Jae arqueó la espalda, elevando su culo más alto, cuando lo acarició más rápido. Había humor en la voz de Ung Jae, e incluso necesidad, pero también escuchó dudas.

Se deslizó por la cama y tomó la punta de la polla de Ung Jae en su boca. Al instante, este gritó su nombre, mientras chorros de semen llenaban su garganta.

 

 

Mientras Ung Jae montaba su clímax, mojó sus dedos y tanteó el agujero de este, antes de deslizar dos dentro del culo de su compañero. Los músculos se apretaron a su alrededor, mientras trabajaba para relajar los apretados músculos de Ung Jae.

—Que-quema—Ung Jae presionó sus mejillas, alrededor de sus dedos, mientras se aferraba con fuerza a la ropa de cama.

—El dolor se calmará —, le prometió. Necesitaba apartar la mente de Ung Jae de lo que estaba haciendo. Sus colmillos se alargaron y los hundió en la arteria femoral de Ung Jae.

—¡Wheesung!

Presionó un brazo sobre el estómago de Ung Jae, para sujetarlo. Su compañero se resistió, sacudiéndose, mientras su polla entraba en erupción por segunda vez. Estaba embelesado, mientras Ung Jae montaba su placer, agregando un tercer dedo mientras miraba.

Los músculos comenzaron a aflojarse, sus dedos no estaban tan apretados como  cuando  entraron  por primera vez en  el agujero  de Ung Jae.   Liberó sus colmillos y selló la herida, lamiendo unas cuantas veces.

Ung Jae yacía allí balbuceando y gimiendo, su cuerpo sacudiéndose por las pequeñas réplicas de placer. Nunca había probado sangre tan dulce antes y sabía que ahora era adicto. Por otra parte, todo sobre Ung Jae era una adicción que no podía rechazar.

Besó y lamió su camino de regreso por el cuerpo de Ung Jae, manteniendo sus dedos enterrados profundamente en el culo de este. Besó a su compañero, compartiendo el sabor de Ung Jae con él, mientras sacaba los dedos.

—Ahora el plato principal —susurró, contra los labios de Ung Jae.

Se inclinó hacia atrás, lubricando su polla y el culo de Ung Jae generosamente, después colocó las piernas de este sobre sus hombros. Ung Jae lo miró con temor, cuando colocó la cabeza de su polla en el agujero aún pulsante de Ung Jae y presionó, gimiendo cuando su polla fue envuelta en el apretado y húmedo calor.

—Demasiado —Ung Jae gimoteó. —Me vas a romper.

Deslizó sus manos por las piernas de Ung Jae. —No te romperé, mi pequeño conejito. Voy a mostrarte placeres que nunca soñaste.

 

 

Ung Jae jadeó. —¿Cuándo comienza eso? Porque todo lo que siento ahora mismo, es dolor.

—Tranquilo —le susurró, y Ung Jae se relajó.

—De acuerdo, esta vez no me voy a enojar porque juegues con mi mente— Los ojos de Ung Jae se voltearon, mientras dejaba escapar un gemido ronco y profundo. —De todos modos, soy alérgico al dolor.

—Eres bastante peculiar —le dijo.

Ung Jae lo miró. —No intentes analizarme ahora mismo. Cállate y jodeme ya.

Presionó más fuerte dentro del estrecho agarre, apretando los dientes ante lo rápido que su control se le estaba escapando de las manos. Sus alas correosas se mostraron, cuando su piel cambió a su natural tono azul violáceo. Las garras emergieron, y aflojó su agarre, temeroso de herir a su pequeño conejito.

Ung Jae se puso tenso.

—No me tengas miedo, Ung Jae. Esta es mi verdadera forma. Nunca te lastimaría.

—No estoy tan asustado, como fascinado—Ung Jae apartó los ojos. —Excepto por esas venas rojas en tus ojos. Me siguen asustando.

Bajó las piernas de Ung Jae y tiró de su compañero hacia arriba, para montar a horcajadas su cintura. —Te dije antes, que eres el hombre más seguro en el universo.

—Hablas demasiado—Ung Jae le agarró de los hombros y cabalgó su polla, sacudiendo sus caderas hacia arriba y hacia abajo, mientras tomaba su placer. Agarró las caderas de Ung Jae y empujó hacia arriba, reuniéndose con cada golpe.

Sus alas se envolvieron alrededor de ellos, haciendo que todo pareciera mucho más íntimo, encerrándolos en su propio pequeño mundo.

Agarró el culo de Ung Jae y se dejó caer de espaldas, mirando hacia arriba, mientras su compañero lo montaba.

Ung Jae sonrió, sus ojos color avellana estaban llenos de lujuria.

—Me gusta esta posición. Te siento muy profundo, dentro de mí.

—Nunca lo suficientemente profundo—Acarició la mandíbula de Ung Jae. Su compañero había cambiado algo dentro de él, algo que había sentido roto durante demasiado tiempo.

 

La soledad ya no estaba allí, pero había sido reemplazada por temor, y esa no era una emoción que hubiera sentido antes. La rabia, la tristeza y la desesperación eran compañeros constantes, pero ahora temía por la seguridad de Ung Jae, aterrorizado de que algo le sucediera a su compañero.

Ung Jae enredó sus dedos en su pecho, sus uñas atravesando su piel. Su compañero balanceó las caderas, gimiendo, mientras miraba hacia abajo él.

—Te siento tan malditamente bien.

—Este es solo el comienzo. Planeo mostrarte mucho más. Los ojos de Ung Jae se ensancharon ligeramente. —¿Hay más? Lo atrajo hacia él. —Tienes mucho que aprender.

Su beso fue lento, suave, sus lenguas provocando, con un leve roce de labios.

Llevó su mano a la hinchada polla de Ung Jae y la acarició suavemente.

Ung Jae estaba tan apretado y caliente alrededor de su polla, que los músculos

Lo apretaban como un puño resbaladizo y aterciopelado. Su control se alejó aún más, su clímax alcanzando un punto álgido.

 

—Más —gritó Ung Jae. —Necesito más.

Con un gruñido salvaje, una vez más los volteó. Se cernió sobre Ung Jae, moviendo su dura longitud dentro y fuera de la apretada entrada de este, mientras se aferraba a su boca, donde sus lenguas hicieron su propio baile de apareamiento.

Cuando Ung Jae apretó la polla de Wheesung, le mordió su cuello, sellando su vínculo, mientras su compañero se rendía a una nueva liberación, su canal oprimiéndole la vara.

Lamió la herida y enterró su cabeza en el cabello húmedo de Ung Jae. Envolvió sus brazos alrededor de su compañero, sosteniendo a su pequeño conejito, mientras dedos tan calientes como el fuego recorrían su espina dorsal.

Echó la cabeza hacia atrás, y con un instinto primario rugió el nombre de Ung Jae, su semilla inundando el cuerpo todavía tembloroso de su compañero. Sintió como si su orgasmo hubiera sido arrancado de su propia alma, cuando se calmó, sus brazos todavía envueltos alrededor de Ung Jae.

Ung Jae jadeó y se estremeció, cuando salió de su cuerpo. Había comenzado a estirarse junto a Ung Jae, cuando sintió una presencia en la habitación.

 

Continuara......

 

 

Notas finales:

PEQUESSS.. necesito su ayuda.. necesito un personaje para el Guardián y su respectiva parejaaaaa... 

 

vienen nuevos fics y necesito protagonistas 

AIUDAAAA

 

DEJEN RW


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